Comer con los ojos

Anuncio
Antoni Arola Menjar pels ulls
Agricultura urbana
Comer con los ojos
Alimentación
Alimentos
Bioimpresión
Ciudad
Creatividad
Diseño
Cocina
Proyecto
Comida
Sentidos
Cultura
Decodificación
Desperdicio
Diseño de alimentos
Diseño urbano
Entorno
Envases
Estrategia
Etiquetas inteligentes
Impresión de alimentos
Medio ambiente
Método
Proceso
Producto alimenticio
Productos
Proteínas
Residuos
Salud
Seguridad alimentaria
Sociedad
Sociocultural
Tecnología
Urbanismo
Antoni Arola
“Adentrarse en el universo
alimentario más allá de las
formas conocidas y disfrutar
de sus secciones transversales
o longitudinales es descubrir
capas impensables para hallar
nuevos conceptos”
Antoni Arola estudia en la Escuela Superior de Diseño
Eina de Barcelona, en 1984 inicia su carrera profesional
en el Estudio Liévore y Pensi, y posteriormente AD
Associate Designers. En 1994 funda Estudio Arola.
Sus proyectos tocan iluminación, piezas de mobiliario,
envases de perfumes, proyectos de interiorismo y
exposiciones. Compagina su carrera profesional con la
docencia, workshops y la experimentación artística. Su
trabajo ha sido mostrado en exposiciones individuales y
colectivas en Barcelona, Madrid,
​​
Milán, Londres, México,
Nueva York o Tokio. Premio Delta de Plata en 1999 y
2001, Premio Nacional de Diseño en 2003.
La contemplación no es precisamente inactividad, sino ejercicio.
josé ferrater mora, Diccionario de Filosofía
Tengo que confesar que soy un cocinero aficionado. Me gusta cocinar, me gusta
y me relaja y, sobre todo, me gusta disfrutar comiendo y compartirlo. También
he de confesar que, en algunos aspectos, los cocineros me dan envidia, porque
la materia prima con la que trabajan es extraordinaria e infinita: ¡trabajan con
materia viva! Los diseñadores trabajamos con una materia prima mucho más
limitada —madera, piedra, metales, plásticos, vidrio, etc.— pero, en todos los
casos, y esa es la gran diferencia, son materias muertas. Por lo tanto, mirar esta
materia prima con ojos de diseñador lo cambia todo y es lo que yo suelo hacer:
abro el abanico y no deja de sorprenderme la riqueza «formal» de la naturaleza. Adentrarse en el universo alimentario más allá de las formas conocidas
y disfrutar de sus secciones transversales o longitudinales es descubrir capas
impensables para hallar nuevos conceptos y, cuando activamos el cambio de
escala —ahora aumentado por las gafas—, implica detectar los matices que nos
pasan por alto a primera vista. La costumbre de ver todas estas formas a diario
nos obliga a frotarnos los ojos y a hacer una segunda lectura, buscar otro sentido
y aprender a mirar como si nunca hubiéramos visto un tomate. A observar desde
otro punto de vista, de una forma nueva.
Se ha dicho que la cocina japonesa no se come sino que se mira; en
un caso así me atrevería a añadir: se mira, ¡pero además se piensa!
junichirô tanizaki, Elogio de la sombra
Cuando observamos los elementos naturales no solo disfrutamos de la belleza
y de la complejidad infinita con las que se manifiestan sino que, en su aparente
caos, también nos enseñan que hay leyes «armónicas». Y si desde la observación
somos capaces de (re)conocerlas, e incorporarlas, nos aportarán las bases y la
estructura para saber interpretar y, en el mejor de los casos, plasmar estas leyes
(con modestia) en cualquiera de nuestros proyectos «humanos».
El ser humano es el único ser que tiene la capacidad de mirar, admirar, jugar,
combinar, hacer metáforas con los elementos naturales. Y, de hecho, muchas veces,
en la combinación de estos elementos naturales reside gran parte de la estructura
del discurso creativo de arquitectos, fotógrafos, artistas o cocineros.
La comida entendida como una tradición se convierte, en todas las culturas,
en otra forma de arte. La cocina actual, como otros ámbitos, ha evolucionado de
forma extraordinaria hacia una expresión compleja, depurada y más plástica proponiendo nuevas formas de mirar o de comer y conceptualizando el acto culinario
como una especie de «alta costura».
Fotografías: Adriana Comparetto - Antoni Arola
55
31 ELISAVA Temes de Disseny
Antoni Arola Comer con los ojos
Lo bello es una manifestación de ciertas leyes secretas de la naturaleza que, sin esta revelación, permanecerían eternamente ocultas
a nuestros ojos. Johann Wolfgang von Goethe
Proyectar es un ejercicio de selección y de arriesgada síntesis de lo que hemos incorporado con la observación. Los grandes maestros son los que han sabido restituir esta síntesis a la naturaleza tanto en el campo formal como en el simbólico.
En mi proceso personal hacia el ejercicio de creación y también en la cotidianidad me he rodeado de forma espontánea, y desde siempre, de elementos
naturales y también de objetos «raros», con los que he formado una especie de
alianza extraña que me ayuda a comprender el mundo y a interpretar la esencia
de lo bello y lo útil.
Me cuesta explicarme a mí mismo cuál es el proceso, cuáles son los hilos que
se mueven en mi interior para transformar la realidad y hacer posible la creación. Con los años he entendido que hay una dosis de intuición y de confianza,
pero la observación es quizás la herramienta más afilada en mi caso.
El libro más bello, el cuadro más afortunado, la obra más profunda,
no son los que afirman sino, más bien, los que sugieren. En efecto,
es imposible comunicar un sentimiento artístico si no es por la sugestión, que permite un trabajo de reconstrucción personal y duradero. […] Así, el principal misterio del arte reside en la inducción
del mensaje universal de la vida. No se experimenta nunca este sentimiento por medio de la demostración aparente, solo tocando la
raíz profunda común a todos los humanos es como se puede llegar
fácilmente a cada ser en particular. LOUIS CATTIAUX
56
57
31 ELISAVA Temes de Disseny
58
Antoni Arola Comer con los ojos
59
Descargar