REF.:50001-31-03-002-2001-04548-01.

Anuncio
República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACION CIVIL
Magistrado Ponente:
CÉSAR JULIO VALENCIA COPETE
Bogotá, D. C., cinco (5) de abril de dos mil diez (2010).
REF.:50001-31-03-002-2001-04548-01.
Se decide el recurso de casación interpuesto por la
demandada contra la sentencia proferida el 20 de noviembre de
2007 por la Sala Civil-Familia-Laboral del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Villavicencio, dentro del proceso ordinario
instaurado por el Fideicomiso Almadelco-Liquidación, patrimonio
autónomo representado por Fiduciaria Cafetera S. A. –Fiducafé
S. A.–, frente a la Compañía Suramericana de Seguros S. A.
ANTECEDENTES
1. En el escrito con el que se inició este proceso el actor
solicitó declarar que se consumó el siniestro amparado con las
pólizas 0340373-0 y 0313051-1 de 30 de abril de 1999, a través
de las cuales la demandada afianzó, a nombre y por cuenta de
Arrocera Rivera e Hijos Limitada –Procearroz–, el cumplimiento
del contrato de tenencia material para operar en bodegas
particulares la obligación de no abandonar, ocultar, transformar,
enajenar o disponer de 1’020.676 kilos de arroz “Paddy” seco,
gravados con los bonos de prenda 0985/01372 y 1066/0243-3 3,
emitidos por ésta a favor del Banco Cafetero S. A., producto que
República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
debía permanecer almacenado en la bodega particular del
depositante, por razón de que aquélla, sin el consentimiento del
acreedor prendario ni del depositario, dispuso de 979.876 kilos
por $474’800.000; declarar que la aseguradora está obligada a
pagarle el valor del siniestro y que está en mora de hacerlo desde
el 10 de julio de 1999 o del vencimiento del mes siguiente a la
fecha en que acá se demuestre haber sido presentada la
reclamación correspondiente; y condenar a ésta a cancelarle,
dentro de los cinco días siguientes a la ejecutoria del fallo, aquella
suma de dinero equivalente a los kilos del nombrado producto que
dicho patrimonio autónomo le pagó a Bancafé para honrar las
obligaciones que Almadelco S. A. asumió por la vigilancia de tales
bienes, así como los intereses moratorios de que trata el artículo
1080 del Código de Comercio, desde alguna de las fechas
acabadas de referir hasta cuando se realice el pago.
2. Fundamentó las pretensiones en los hechos que
enseguida se compendian.
a) Entre Procearroz y Almacenes Generales del
Depósito Almadelco S. A. se celebró el contrato de depósito sobre
1’020.676 kilos de arroz “Paddy”, depositados en una bodega
particular de la depositante, ubicada en el kilómetro 5 de la vía
que de Villavicencio conduce a Puerto López, quien para el efecto
suscribió el contrato de tenencia material para operar dicho
inmueble,
conforme
a
las
exigencias
contenidas
en
las
resoluciones 0666 de 24 de febrero de 1992 y 007 de enero 19 de
1996, expedidas por la entonces Superintendencia Bancaria;
aquella sociedad emitió los aludidos bonos de prenda que
amparaban 470.676 y 550.000 kilos del mencionado cereal por
Exp.# 2001-04548-01.
2
República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
valor de $235’338.000 y $275’000.000, respectivamente, a favor
de Bancafé.
b) El 28 de mayo de 1999, cuando en cumplimiento de
sus funciones realizaba una visita a las mentadas bodegas,
Almadelco S. A., por conducto del visitador José Orlando Ibáñez
Jiménez, detectó que allí faltaba aquella cantidad de arroz, la cual
ascendía a la suma arriba señalada; a raíz de lo anterior levantó
el acta 118 de 28 de mayo de 1999, en la que Procearroz, al
suscribirla, aceptó el incumplimiento del señalado contrato de
tenencia, así como de las obligaciones que tenía de no
abandonar, ocultar, transformar, enajenar o disponer de aquel
producto y los kilos faltantes del mismo.
c) Lo precedente fue informado por la actora a la
Superintendencia Bancaria en orden a que le cancelara a
Procearroz la autorización para usar sus instalaciones como
bodega particular; por esos mismos hechos Almadelco S. A.
formuló la respectiva denuncia penal, con base en la cual el
Juzgado Quinto Penal del Circuito de Villavicencio, mediante
sentencia de 30 de noviembre de 2000, condenó a Heraclio Elaine
Rivera Romero a las penas de prisión, de interdicción de derechos
así como de funciones públicas y a pagar perjuicios materiales en
la suma equivalente en pesos colombianos a 2.000 gramos oro,
por el delito de disposición de bien propio gravado con prenda.
d) El Banco Cafetero S. A. –Bancafé– le exigió a
Almadelco S. A. el reembolso del importe del crédito incorporado
en aquellos bonos de prenda, como responsable de la existencia
de las citadas mercancías, cuyo depósito y custodia se hallaban a
Exp.# 2001-04548-01.
3
República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
su cargo, a términos de los artículos 765, 1181 del Código de
Comercio y 34 del decreto 663 de 1993; entre éste y Fiducafé se
celebró el contrato de fiducia en administración 3-1 0321 de 19 de
abril de 2000, por cuyo conducto el primero transfirió sus activos y
pasivos con los cuales conformó el patrimonio autónomo actor, a
fin de que la segunda adelantara la debida administración,
sustituyendo a partir de entonces al fideicomitente en las
relaciones negociales objeto de esa transferencia, entre las que
se cuenta el pasivo a favor de la citada institución bancaria,
consistente
en
la
obligación
de
restituirle
el
producto
representativo de la prenda.
e) Conforme a la cláusula séptima del respectivo
contrato la fiduciaria se comprometió a pagar, con los bienes
fideicomitidos, los pasivos transferidos al patrimonio autónomo y,
en tal acto, ella quedó facultada para ajustar convenios, entre los
que se cuenta “a Bancafé (bono de prenda de Arrocera Rivera Hnos
$474.800.000.oo”; en reunión de 19 de diciembre de 2000 la
asamblea general de accionistas aprobó la cuenta final de
liquidación de Almadelco S. A., la que fue inscrita en la Cámara
de Comercio de Bogotá el 28 de los mismos mes y año,
encontrándose ahora debidamente liquidada; el actor le pagó a
Bancafé $474’800.000 por el importe de aquellos bonos de
prenda, “mediante la designación de dicho banco como beneficiario del
57.4464% en los derechos fiduciarios sobre el…patrimonio autónomo,
suma” que es “menor al valor asegurado” por la demandada, el que
asciende a $575’000.000.
f) Procearroz contrató con la última de las nombradas
las pólizas ya referidas, en las que amparó el cumplimiento del
Exp.# 2001-04548-01.
4
República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
mentado pacto de tenencia para operar bodegas y de las
obligaciones suyas como tomador de no abandonar, ocultar,
transferir, enajenar o disponer del cereal, en las que se determinó
como asegurado o beneficiario a Almadelco S. A.; en los términos
de los artículos 1075 y 1080 del Código de Comercio el 10 de
junio de 1999 ésta informó a la opositora la ocurrencia del
siniestro, le hizo la reclamación formal, le exigió el pago de los
riesgos así amparados y le precisó que el faltante del cereal era
de 980.000 kilos, equivalentes a la suma de $490’000.000, inferior
a
la
asegurada;
la
aseguradora
no
ha
cancelado
esta
indemnización.
3. La demandada contestó el libelo oponiéndose a las
pretensiones; y en cuanto a los hechos, admitió los relativos a la
celebración de los contratos de depósito y de tenencia material
para operar bodega particular, al lugar donde se realizó el
depósito, a la emisión de los bonos de prenda, a la expedición de
las pólizas de seguros, a la información que hizo Almadelco de la
ocurrencia del siniestro y a la reclamación que ésta le elevó para
el pago de la respectiva indemnización; precisó que lo atinente a
que el patrimonio autónomo sustituyó a aquella sociedad era una
consideración jurídica y que lo inherente a los compromisos
atribuidos a la fiduciaria era trascripción parcial de un documento;
negó haber deshonrado su palabra por no pagar el siniestro, sino
que éste no se demostró y tampoco su cuantía; dijo no constarle
los restantes.
Propuso como defensas las que denominó “inexistencia
del contrato de seguros por falta de riesgo”, “nulidad relativa del
contrato de seguros”, “falta de demostración de la ocurrencia del
Exp.# 2001-04548-01.
5
República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
siniestro y de su cuantía”, así como la de “prescripción”, fundadas, la
primera, en que tenía serios motivos que la llevaban a pensar que
para el 24 de mayo de 1999, cuando por última vez se renovó la
póliza, ya se había dispuesto del arroz, que el “descubrimiento” de
28 siguiente fue hecho por Almadelco antes de aquella fecha y
ocultado a la aseguradora; la segunda, en que por los anteriores
hechos al contrato lo aquejaba una nulidad relativa por dolo; la
tercera, en que el Almacén ni Fiducafé le demostraron el perjuicio
sufrido por el incumplimiento del contrato por parte de Procearroz,
ya que el Banco Cafetero inició ciertos procesos ejecutivos donde
embargó bienes que superaban el monto del daño ahora alegado
y porque aquéllas no le habían pagado a éste los bonos de
prenda sino que le adjudicaron derechos en un patrimonio
autónomo, por lo que sólo cuando se lo liquidara podría saberse si
hubo pérdida y su cuantía; y, la última, en que entre el
descubrimiento del siniestro y la notificación de la demanda,
pasaron más de los dos años que el artículo 1081 del Código de
Comercio prevé para la prescripción de obligaciones derivadas del
contrato de seguro.
4. Por sentencia de 20 de noviembre de 2006 el
Juzgado Segundo Civil del Circuito de Villavicencio culminó la
primera instancia, en la que negó las súplicas.
5. Al desatar el recurso de apelación interpuesto por la
demandante, el tribunal, mediante fallo de 20 de noviembre de
2007, revocó el del a-quo y, en su lugar, accedió a las pretensiones.
Exp.# 2001-04548-01.
6
República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL
1. En lo medular, después de puntualizar que las
súplicas giraban en torno del contrato de seguro, el cual
enseguida pasó a definir, de aludir a la naturaleza del seguro de
cumplimiento, para significar que en una reclamación basada en
él debía acreditarse el perjuicio en cabeza del beneficiario dado
que el mismo no era fuente de enriquecimiento sin justa causa, de
transcribir dos precedentes de esta Sala referidos a dicho
convenio en general y al de aquella especie en especial, de aducir
que a voces del artículo 1077 del Código de Comercio le tocaba al
asegurado demostrar la ocurrencia del siniestro, así como la
cuantía de la pérdida, si fuere el caso, el tribunal hizo ver cómo
entre Industria Arrocera Rivera e Hijos Limitada y Almadelco S. A.
se celebró el acuerdo de depósito de mercancías en bodega
particular sobre 1.200 kilos de arroz Paddy, a cuyo alrededor
aquélla emitió los bonos de prenda 0985/01372 y 1066/0243 a
favor del Banco Cafetero S. A. y ajustó con la demandada el acto
bilateral contenido en las pólizas 0340373 y 0313051-1 de 17 de
marzo y 30 de abril de 1999, con vencimiento el 18 de septiembre
y 24 de mayo de esa anualidad, respectivamente, que “tenía por
objeto asegurar el cumplimiento de las obligaciones derivadas del
contrato de tenencia material para operar en bodegas particulares,
consistente en no abandonar, ocultar, transportar, enajenar o por
cualquier otro medio disponer del bien”.
2. Luego de mencionar, con base en el artículo 1045
ibídem, los que consideró eran elementos esenciales del contrato
de seguro, de advertir que de las pruebas fluía que el pacto aquí
comprometido reunía los requisitos genéricos de todo negocio y
Exp.# 2001-04548-01.
7
República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
los esenciales previstos en el citado precepto legal, pues allí
estaban presentes el interés asegurable, consistente en la
protección patrimonial de la beneficiaria ante la eventual
desatención del pacto por el tomador, la prima o valor del seguro,
la obligación condicional del asegurador y el “riesgo asegurable,
punto álgido de la discusión”, acerca de este último aspecto el adquem resaltó que como “la existencia de los bienes objeto de prenda”
hacían “parte del contrato de tenencia material, el riesgo asegurable
consistía precisamente en el cumplimiento de las obligaciones derivadas”
del mismo, en concreto las referentes “a no abandonar, ocultar,
transportar, enajenar o…disponer de los bienes dados en prenda”;
aseveró, asimismo, que cuando se suscribieron las pólizas se
verificó la existencia de tales productos y que su permanencia
“durante toda la vigencia de los contratos” también se constató, cual
se desprendía de los documentos obrantes a folios 173 a 182 del
cuaderno 1, correspondientes a las actas de las visitas realizadas
por Almadelco S. A., que daban cuenta de que entre enero de
1999 y el 10 de mayo de 1999 se hallaban “depositados en las
bodegas de… Industria Arrocera Rivera e Hijos Ltda. … 1’020.676 kilos
de arroz…objeto de la prenda y del contrato asegurado”.
3. A continuación expresó el juez de segundo grado
que para el 28 de mayo de 1999, cuando se descubrió el faltante,
las pólizas objeto de la reclamación se encontraban vigentes, en
especial porque la número 0313051-1 fue renovada el 24 de los
mismos mes y año por 30 días más, tras lo cual recalcó que le
“correspondía entonces a la compañía aseguradora, verificar en la fecha
de suscripción de la prórroga la existencia de los bienes objeto del
contrato, hecho que no cumplió”, porque sólo hasta aquel 28 de
mayo, en la inspección realizada por Almadelco S. A., se advirtió
Exp.# 2001-04548-01.
8
República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
la ausencia de los bienes, lo cual significaba que “las mercancías
existieron”, por lo menos durante la vigencia de los seguros, pues
su pérdida fue constatada apenas en esa ocasión.
4. Dijo, además, que en la especie aseguraticia aquí
involucrada, para que procediera la indemnización, el beneficiario
debía
acreditar
el
desobedecimiento
de
las
obligaciones
emanadas del pacto asegurado y la satisfacción de las que le
competían a quien reclamara el respectivo pago; y en esta
dirección sostuvo que Procearroz Limitada incumplió el acuerdo
de tenencia material suscrito con Almadelco S. A., por cuanto
dispuso de las cosas dadas en garantía, cual lo admitió Heraclio
Elaine Rivera Romero, su representante legal, según constataba
en la documental visible a folios 37 a 64 del cuaderno 1; dicha
desatención negocial la constituyó un hecho imputable a aquélla,
dado que en forma consciente y voluntaria dispuso del cereal
objeto de la prenda, “causándole así perjuicio a la demandante”, y sin
que se hubiera demostrado que esa conducta obedeciera a “un
correlativo incumplimiento” de ésta “o de un hecho extraño”.
5. Enseguida dijo que el perjuicio resultaba acreditado
a través de los escritos allegados con el libelo, demostrativos de
la asignación de un pasivo a Fiducafé en $474’800.000, por
concepto del bono de prenda emitido por Procearroz Limitada,
suma esta que fue cancelada a Bancafé mediante la adjudicación
de acciones, cual se observaba a folios 105. Encontró así
reunidos los presupuestos necesarios para la prosperidad de la
acción indemnizatoria, lo que llevaba a desechar las excepciones
de “inexistencia del contrato de seguros por falta de riesgo” y “falta de
demostración de la ocurrencia del siniestro y de su cuantía”, al igual
Exp.# 2001-04548-01.
9
República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
que los medios exceptivos de nulidad relativa y de prescripción,
por los motivos que a su alrededor expuso.
LA DEMANDA DE CASACIÓN
Al amparo de la causal primera del artículo 368 del
Código de Procedimiento Civil, un cargo propone la recurrente, en
el que acusa la sentencia de violar, de manera indirecta, los
artículos 1077, 1080 del Código de Comercio, 1608, 1615 del
Código Civil, por aplicación indebida, 1055, 1072, 1088, 1089 de
la primera de estas codificaciones, y 1609 de la segunda de las
mismas, por falta de aplicación, como consecuencia de los errores
fácticos en que cayó el tribunal en la apreciación de las pruebas.
1. Después de enlistar las probanzas frente a las que
circunscribe el error que dice atribuirle al ad-quem y de precisar
que con el recurso ataca “exclusivamente la parte de la sentencia que
tiene que ver con el monto de la condena”, pues erró al sostener que
la cifra por la que optó aparecía acreditada y que la opositora
estaba “en mora desde el 10 de junio de 1999”, sostiene la recurrente
que aquél condenó a ésta a pagar una suma que no tiene que ver
con el perjuicio sufrido por el asegurado, quien, por haberse
abstenido de cancelarle a Bancafé esperando que las pólizas se
hicieran efectivas, debe asumir los réditos moratorios generados
por la tardanza; que aplicó tales intereses “a una suma” que ya los
“involucraba”, porque “apreció mal las pruebas relacionadas con estos
aspectos”; y que la cuantía del perjuicio a 28 de mayo de 1999 no
aparece acreditada, pese a lo cual condenó a la aseguradora y le
ordenó atender los mentados rendimientos desde aquella fecha.
Exp.# 2001-04548-01.
10
República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
2. Dice que el acta 093 de febrero 29 de 2000 de la
asamblea general de accionistas de Almadelco señala un pasivo
de ésta con Bancafé de $474’800.000, el cual es diferente de la
que aquélla le debía a éste a 28 de mayo de 1999, cuando se
constató el incumplimiento de la obligación garantizada; si el juez
de segundo grado hubiera visto que el valor del siniestro era igual
al del daño sufrido por el Almacén a la sazón y que tal perjuicio
para la época era igual al saldo de ese día del crédito de
Procearroz para con aquel banco, no habría sostenido que el
menoscabo era el saldo que presentaban las aludidas acreencias
siete meses después, es decir, que no podía tomar como perjuicio
“en mayo, lo que…debía en diciembre”.
Anota que conforme al acta 096 de la asamblea ya
nombrada, los activos de Almadelco incluían “reclamaciones a
compañías de seguros por 474.8 millones”, y que ninguno de sus
guarismos permite afirmar que tal suma fuera el monto del
perjuicio cuando se descubrió el faltante de arroz –28 de mayo de
1999–; que la adjudicación de remanentes de que trata el folio
105 aparece desglosada en el siguiente, donde se lee que la
realizada a favor de Bancafé “corresponden al 65 de las partidas”,
por lo que de los $1.023’400.000 de cuentas por cobrar, a éste le
dieron $377’400.000, no $474’800.000, que como la cuenta de la
aseguradora era sólo el 46.39% de la primera de estas últimas
cifras, el banco habría recibido $175’000.000 por los bonos de
prenda, equivalente al referido porcentaje, y que aquel folio así
como el acta no acreditan adjudicaciones a éste por la suma
objeto de la condena, sino una de activos por valor inferior.
Exp.# 2001-04548-01.
11
República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
Aduce que el juzgador distorsionó el pacto de fiducia
3-1-0321 celebrado el 19 de abril de 2000, porque el mismo no
expresa que el pasivo por $474’800.000, allí cedido a raíz de los
bonos de prenda 01372 y 02433, fuera el monto de la obligación
que el 28 de mayo de 1999 Almadelco tenía con el banco, pues
sólo señala que en dicha fecha el constituyente le transfirió a esa
fiduciaria una deuda de la aludida cuantía, o sea, que el fallo le
hace decir que el perjuicio sufrido por aquél el día del siniestro es
ese, aunque dicho convenio no menciona que lo adeudado por
Procearroz a Bancafé en esta última ocasión fuera lo que el
Almacén le debía once meses después.
Afirma que la información consignada por el visitador
del depositario en el acta 118 de 28 de mayo de 1999, cuando
descubrió el faltante, consistente en que los preanotados bonos
ostentaban un descuento de $188’270.338 y de $220’000.000,
para un saldo de $408’270.338, fue ignorada por el juzgador; que
el saldo de los créditos debía de ser verificado en el banco y que
como por el funcionamiento de estas acreencias lo adeudado
podía ser inferior a la que aparecía registrado en la demandante,
aquél sólo tenía la opción de entender que en la aludida fecha la
prenda era de la cuantía últimamente referida o menor, pero no
superior, lo que el mismo ignoró; este error también lo cometió
frente a las actas 122 y 136 de 8 y 30 de junio del mentado año,
que muestran esos guarismos de descuento.
Sostiene que el sentenciador no se basó en la
información del crédito que figura en cada título valor, pues, de
haberlo hecho, habría hallado las cifras antes expresadas y que
los $474’800.000 no correspondían al importe del perjuicio, yerro
Exp.# 2001-04548-01.
12
República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
que repitió alrededor de la certificación que la fiduciaria expidió el
28 de agosto de 2000, la cual señala un pasivo en aquella cuantía
por las mentadas cartas de prenda con corte al 30 de junio del
año recién citado, sin referir que la misma fuera el valor de la
prestación cuando se advirtió el faltante, de donde le hizo decir lo
que no expresa; añade que si el incumplimiento fue detectado el
28 de mayo de 1999 y si las tarjetas del banco muestran saldos
de $220’000.000 en el crédito 00016-0 y de $174’473.693 en el
número 00150-8, para un total de $394’473.693, aquél no podía
decir que el daño era de la suma arriba señalada, porque pese a
que el corte de la primera de estas cifras fue el 18 de marzo de
1999 –dos meses antes del siniestro–, el de la segunda de ellas
se hizo el 9 de agosto siguiente
–tres meses después–,
de
donde “es lógico suponer” que para cuando encontró acreditada la
pérdida de las cosas lo adeudado fuera menor de lo acabado de
decir y que lo debido a la sazón no ascendía a la cifra impuesta.
Reseña que el tribunal erró al apreciar los documentos
visibles a folios 45 y 47 porque vio que los registros contables allí
contenidos acreditaban partidas que debían aparecer en los de
mayo de 1999, siendo que ellos, aunque relacionan una por
$474’800.000 durante diciembre de ese año y abril de 2000, no
sugieren que Almadelco tuviera con Bancafé una obligación por
esa suma el 28 de mayo de la primera de las citadas anualidades
y un crédito a cargo de la opositora; también se equivocó al creer
que en la carta que el 3 de junio del año inicialmente citado le
envió a Procearroz, donde manifestó que la responsabilidad suya
ante el banco ascendía a $489’938.000 y estaba haciendo
efectivas las pólizas, el Almacén General de Depósito reclamaba
Exp.# 2001-04548-01.
13
República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
esta cantidad, pues no precisó la suma del reclamo ni que tuviera
derecho a una igual a la del arroz perdido.
Manifiesta la acusadora que por cuanto el acta de 4 de
junio de aquel año, donde la depositante, Suramericana, la
depositaria y la institución bancaria declararon que el crédito
otorgado por ésta tenía un saldo de $408’000.000 y que estaba
vencido por $188’000.000 más $4’000.000 de intereses desde el
20 de mayo anterior, es suficiente para entender que a 28 de
mayo lo adeudado era una suma menor a los $474’800.000
fijados en el fallo, el ad-quem se equivocó al disponerlos y al
afirmar que la aseguradora estaba en mora desde el 10 de junio
de 1999, a pesar de que Almadelco no probó la cuantía del
siniestro, porque si éste debía menos de la primera de las cifras
indicadas, aquélla no podía estar en mora, tan sólo ocho días
después, por la cantidad dispuesta; asimismo cometió dislate
fáctico al apreciar la carta 4363 de 10 de junio de 1999 en la que
el depositario, cuando le puso de presente que en la inspección
de 28 de mayo se constató que faltaban 980.000 kilos de arroz
por $490’000.000 –en lo que la impugnadora aclara que “es cierto”
que “el acta 118 indica que el inspector detectó un faltante de 979.876
kilos, que a $500/kilo, arroja…un valor de $489’938.000”–,
no le
exigió a la opositora el pago de aquella suma, sino la de “las
pólizas de garantía y cumplimiento” pero sin mentar cantidad alguna,
de donde la allí vertida “no es la… reclamada, porque… no dice tal
cosa, lo cual está bien dado que ese valor corresponde al precio del
arroz, no al…perjuicio sufrido”, pues al no ser el “de cumplimiento…
un seguro real”, lo “que se asegura no es el arroz, sino la obligación de
no disponer de él” (fl. 34), y al estimar que tal misiva constituía un
Exp.# 2001-04548-01.
14
República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
reclamo formal, motivo por el cual la condenó a pagar intereses
moratorios desde dicha fecha (subraya la Sala).
Señala la censora que la carta dirigida a la contraparte
el 27 julio de 1999, de la que transcribe un aparte, muestra
“errores de Almadelco y del tribunal”, pues el primero, de manera
contradictoria, algunas veces solicitó como indemnización el valor
del arroz, como si las pólizas aseguraran el producto, en otras la
suma que le cobraba Bancafé por el préstamo otorgado a
Procearroz, pero no pidió el monto del crédito otorgado a ésta, lo
que habría permitido pagar la obligación de aquélla como deudora
de los bonos de prenda; el segundo, porque aunque tenía que
haber visto que si el 27 de julio del mentado año el Almacén
solicitó como reparación el precio del arroz, carecía de sentido
afirmar que el mismo demostró la cuantía del daño al 10 de junio
de la aludida anualidad y que la aseguradora estaba en mora
desde ese día; en fin, que la cifra del siniestro era la que existía a
29 mayo del citado año.
Con referencia a la carta que el 7 de septiembre de
1999
Almadelco
le
dirigió
a
Suramericana,
asegura
la
impugnadora que el pasaje literal allí citado expresa que la
confusión del primero de los acabados de nombrar no fue aislada,
ya que si en aquella fecha el mismo afirmó que la póliza no
reconocía el perjuicio por el incumplimiento del afianzado, el juez
de segundo grado no podía concluir que el 10 de junio anterior
aquél había acreditado el daño y que la demandada estaba en
mora, como no fuera distorsionando esta misiva; que la carta
remitida el 7 de octubre siguiente por Bancafé a Ricardo Sabogal
indica que como los créditos estaban vencidos desde el 28 de los
Exp.# 2001-04548-01.
15
República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
meses de mayo y septiembre del precitado año, uno de ellos entró
en vencimiento el mismo día en que se descubrió el faltante, y
que si el depositario no pagó los bonos, el aumento respectivo de
esas acreencias le es imputable; que pese a que Bancafé reclamó
el pronto recaudo de la obligación, la nota no dice que éste
esperara a que Almadelco cobrara las pólizas o que el crédito
sería exigible cuando ésta demandara la solución de los seguros,
o que el saldo a 28 de mayo de la mentado anualidad se
congelara a la espera de la indemnización por parte de la
aseguradora.
La casacionista afirma que el juzgador, frente a la
carta de 7 de octubre de la mentada anualidad, en la que el Banco
Cafetero le puso de presente a la Fiscalía General de la Nación
que los créditos 00016-0, por $220’000.000, y 00150-8, por
$240’000.000, no fueron cancelados y que éste tenía un saldo de
$174’473.693, cometió dislate fáctico, dado que a pesar de que
allí ese acreedor señaló que tales deudas sumaban $394’473.693,
estimó que el perjuicio era de $474’800.000, cuando debió
precisar el monto que tenía la obligación el 28 de mayo de 1999,
porque era al que ascendían los daños con cargo a los seguros;
también distorsionó la misiva de 15 de octubre de 1999, donde el
establecimiento bancario le solicitó al depositario el pago de los
títulos valores, cuya liquidación a 20 de octubre de esa anualidad
era de $474’800.000, pues con apoyo en éste y en otros
documentos concluyó que tal cifra era el menoscabo, sin observar
que uno era el daño el día del incumplimiento del tomador y otro
el que correspondía a aquella fecha, diferencia que se originó en
la decisión de aquél de no pagar y debido a que el faltante se
detectó en mayo y no en octubre.
Exp.# 2001-04548-01.
16
República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
Además, alrededor de las cartas de 2 de noviembre de
1999, 13 de enero y 10 de octubre de 2000, en las que el
Almacén General le advirtió a la contraparte que el banco solicitó
el pago del crédito incorporado en los bonos, el sentenciador
omitió apreciar que como el daño de aquél tenía origen en el de
éste, debía concretarlo al día de la desatención de Procearroz y
que si el mismo solicitó la satisfacción del crédito entre el 13 de
enero y el 10 de octubre de 2000, fue porque el Almacén no pagó
en espera de la decisión de la aseguradora, generando así parte
del daño al no cancelar en la fecha del descubrimiento;
igualmente ignoró que los $474’800.000, en los que al 20 de
octubre de 1999 el Almacén General de Depósito cuantificó la
obligación según los escritos de 16 de noviembre y 10 de
diciembre siguientes que le remitió a la opositora, no podía ser la
correspondiente a la fecha en la que acaeció el siniestro, siendo
que en el primero de tales documentos aquél dijo que le
cancelaría al acreedor con los dineros que recibiera de la
opositora, lo que generó un incremento que a ésta no se le puede
trasladar, pues se originaron en la decisión de la asegurada.
Frente a la carta OJRB-881 de 15 de diciembre de
1999, donde el Banco Cafetero le pidió a la depositaria la
restitución de la prenda o el pago de la obligación y le dijo que el
crédito generaba réditos de mora desde el 21 de junio y el 29 de
septiembre de aquella anualidad cuando protestó los bonos,
apunta que el tribunal ignoró que si el siniestro acaeció en el mes
de mayo anterior, los rendimientos allí anunciados no se incluían
en el capital, que la opositora no debía responder por los
intereses que, por haberse abstenido Almadelco de pagarle al
Exp.# 2001-04548-01.
17
República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
banco, se generaron después del siniestro, y que no se debía
“afirmar que el juez del proceso [los] incluyó …en el capital reclamado”,
ya que el almacén “sólo podía pagarle” a aquél cuando la
aseguradora le cubriera el importe; de igual forma erró al
inadvertir que el Almacén, cuando en la misiva de 1º de junio de
2000 le afirmó a la entonces Superintendencia Bancaria que no le
había pagado a Bancafé porque “la compañía de seguros no nos ha
cancelado las pólizas”, optó por no atenderlo sabiendo que ello le
generaba unos detrimentos que debe asumir; en vista de que el
escrito GRB-282 enviado por el banco al depositario el 1º de junio
de 2000 incluía, además del capital por $394’000.000, intereses
corrientes y de mora al 2 de mayo de esa anualidad, el ad-quem
debió precisar el saldo al 28 de mayo del año anterior, para definir
“el capital exigible…, con independencia de los perjuicios que le
generara a Almadelco su decisión de no pagarle al Banco” (fl. 40), pero
como así no procedió, ignoró que el acreedor solicitó el
cubrimiento inmediato porque las circunstancias relacionadas con
el seguro le eran ajenas.
Con base en la misiva de 10 de agosto de 2000, en la
que el Banco Cafetero, dado que 15 meses después de
descubierto el faltante los créditos prendarios no le habían sido
satisfechos, le insistió al Almacén que cumpliera, dice la censora
que el juez de segundo grado habría entendido, de haber visto
que aquél quería que éste pagara con independencia del reclamo
ante la aseguradora, que el perjuicio era igual al monto de la
obligación el 28 de mayo de 1999, porque un mayor valor sería
imputable al asegurado; que como en la carta de 3 de noviembre
del citado año el depositario le refirió a la opositora la ocurrencia
del siniestro por $513’825.486, según la liquidación de la
Exp.# 2001-04548-01.
18
República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
institución bancaria a 1º de junio del primero de los citados años,
el juzgador debió entender que si el suceso tuvo lugar aquel mes
de mayo, era menester estimar el detrimento a esa fecha, y no a
junio de la siguiente anualidad. Tales yerros lo llevaron a estimar
que el asegurado acreditó la cuantía del siniestro y que estaban
dadas las bases para constituir en mora a la demandada.
CONSIDERACIONES DE LA CORTE
1. Por sentado se tiene que el libelo con el que se
sustente el recurso de casación debe adecuarse con estrictez a
las exigencias prevenidas en el artículo 374 del Código de
Procedimiento Civil, entre las que se destaca el deber que tiene el
impugnador de formular por separado los cargos contra la
sentencia recurrida, “con la exposición de los fundamentos de cada
acusación, en forma clara y precisa”.
Ahora, debido a que es el recurrente quien ostenta la
carga de demostrar, en el caso concreto del motivo primero de
casación, por yerros de facto o de jure, el desatino cometido por el
juzgador en la estimación probativa, a él le toca adelantar la labor
de cotejar lo que emana de la probanza correspondiente con la
conclusión que de ella aquél haya extractado, por cuanto así, y
sólo así, podrá la Corte, dentro del ámbito de la crítica, establecer
si se dio el dislate que con las características de protuberante
necesariamente se exige, pues, cual lo tiene dicho la Sala, en
tratándose de un ataque por errores de tal estirpe, “el acusador,
en su gestión de demostrar los yerros del juzgador, no puede
quedarse apenas en su enunciación sino que debe señalarlos en
forma concreta y específica, en orden a lo cual tendrá que
Exp.# 2001-04548-01.
19
República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
precisar los apartes relativos a cada una de las falencias de
valoración probatoria, confrontando la realidad que resulta de la
prueba con la errada ponderación efectuada por el sentenciador,
tarea esta que no queda cabalmente satisfecha si el censor se
contrae apenas a plantear, por más razonado que ello resulte, lo
que desde su perspectiva debió ser el juicio del tribunal, por
supuesto que un relato de ese talante no alcanza a constituir una
crítica al fallo sino apenas un alegato de instancia” (sentencia 056
de 8 de abril de 2005, exp.#7730).
De igual modo, de conformidad con la jurisprudencia
de la Sala, por establecido está que en materia casacional la
demanda “debe contener una crítica concreta y razonada de las
partes de la sentencia que dicho litigante estima equivocadas,
señalando
asimismo
las
causas
por
las
cuales
ese
pronunciamiento materia de impugnación resulta ser contrario a la
ley. Y para que este requisito quede satisfecho del modo que es
debido, es indispensable que esa crítica guarde adecuada
consonancia con lo esencial de la motivación que se pretende
descalificar, vale decir que se refiera directamente a las bases en
verdad importantes y decisivas en la construcción jurídica sobre la
cual se asienta la sentencia, habida cuenta de que si blanco del
ataque se hacen los supuestos que delinea a su mejor
conveniencia el recurrente y no a los que constituyen el
fundamento nuclear de la providencia, se configura un notorio
defecto técnico por desenfoque que conduce al fracaso del cargo
correspondiente” (sentencia 06 de 26 de marzo de 1999); criterio
que la Corte ha reiterado en muchos pronunciamientos, entre
otros, en los fallos 207 de 7 de noviembre de 2002, exp.#7587, y
049 de 28 de mayo de 2004, exp.#7101, para citar solo algunos.
Exp.# 2001-04548-01.
20
República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
2. Pues bien, auscultada la acusación encuentra la
Corte que aquella tarea de contrastar lo que ciertamente surge de
la prueba respectiva con la conclusión que de ella sacó o debía
extraer el ad-quem, la acusadora no la realiza a cabalidad, como
que se queda en la presentación de unas simples afirmaciones,
de un mero alegato, con lo cual desatiende la particularizada
carga, conforme pasa a explicarse.
En efecto, como quedó visto del resumen del cargo,
luego de relacionar los elementos de persuasión sobre los que
anuncia el yerro que dice achacarle al juzgador y de puntualizar
que con la impugnación extraordinaria combate “exclusivamente la
parte de la sentencia que tiene que ver con el monto de la condena”,
porque a su alrededor éste erró cuando predicó que la cifra por la
que optó figuraba demostrada y que la contraparte se hallaba “en
mora desde el 10 de junio de 1999”, la casacionista se aplica a
exponer, lisa y llanamente, la manera como cree debe ser
entendida cada una de tales piezas de convicción, o sea, apenas
a señalar el alcance y la dirección con los que desde su
percepción subjetiva ellas han de ser entendidas, dejando de lado
realizar la importante labor de contrastar el contenido objetivo que
brota de cada una de ellas con los argumentos construidos por el
sentenciador apoyados en las mismas, o con lo que él debía
considerar y decidir de haber apreciado aquellas respecto de las
cuales le enrostra la pretermisión en la ponderación.
Las aseveraciones sentadas en la acusación, al no
estar basadas en la objetividad que emerge de la literalidad de las
pruebas, sino, al contrario, en el parecer subjetivo propio de la
censora, muy lejos están de traducir la exposición por cuyo
Exp.# 2001-04548-01.
21
República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
conducto se confronten los señalados fundamentos con el
contenido de la probanza en rigor, de tal modo que tras ello se
pudiera comprender dónde residía la equivocación atribuida; se
trata, sin duda ninguna, de simples afirmaciones, desprovistas,
desde luego, de la menor sustentación. Es evidente que de éstas
no emana el parangón entre lo que sostuvo el tribunal con base
en el haz probativo que adoptó como soporte de la decisión, y lo
que aflora de su contenido o del que concierne a las pruebas cuya
valoración él hubiera llegado a omitir.
Es palmaria la deficiencia técnica que reside en la
crítica, como que la mentada confrontación brilla por su ausencia,
al extremo de que la acusadora desatiende por completo el deber
de develar el contenido material de por lo menos uno de los
escritos que componen la larga lista de los que aduce como mal
ponderados, pues ni siquiera cita el texto de uno de sus diferentes
pasajes; así, en vez de dejar que hablara la prueba, sobre la que
edifica el dislate fáctico alegado, cede el espacio a la proyección
de su personal imaginación en torno de ella. No ha de pasarse por
alto que cuando se le endilga al ad-quem “la vulneración indirecta
de la ley sustancial como consecuencia de un error de hecho –
manifiesto y trascendente– en materia de apreciación probatoria,
no le será suficiente al censor con ofrecer un juicio crítico respecto
de la fuerza de convicción que pudieran merecer las pruebas por
él señaladas, por respetable y ponderada que resulte, sino que le
es forzoso demostrar que son contraevidentes las conclusiones
del fallador, lo cual demanda, entre otras exigencias extrínsecas,
el agotamiento de una ‘labor de contraste entre lo que extrajo el
sentenciador de las pruebas que se tildan de erróneamente
apreciadas y lo que tales pruebas dicen o dejan de decir, para ver
Exp.# 2001-04548-01.
22
República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
de establecer el real efecto que dimana de la preterición o
desfiguración de la prueba, siempre en el bien entendido de que
no basta relacionarla ni con ofrecer la visión del recurrente, a la
manera de un alegato de instancia, si no se confronta en sus
términos con la sentencia acusada’…”(sentencia 112 de 21 de
octubre de 2003, exp.#7486).
Es manifiesto que la acusadora omite la demostración
de los errores de hecho que denuncia, pues se sustrae de
concretarlos con la claridad y precisión que era necesario, por
cuanto la exposición en que se apoya es apenas típica de un
alegato de instancia y no la adecuada para argumentar un embate
por esta senda extraordinaria; y esta anomalía, por supuesto,
conduce inexorablemente a la improsperidad de la acusación.
Para refrendar lo expuesto véase como afirma, sin
acudir al contenido del elemento de persuasión, que el juez de
segundo grado condenó a la demandada a pagar una suma que
no tiene que ver con el perjuicio sufrido por el asegurado, quien
debía asumir los réditos moratorios generados por la tardanza al
dejar de cancelarle a Bancafé esperando que las pólizas se
hicieran efectivas; es más, anota que aquél aplicó los intereses “a
una suma” que ya los “involucraba” porque “apreció mal las
pruebas
relacionadas
con
estos
aspectos”,
sin
que
acá
individualizara, una a una, las pruebas indebidamente valoradas.
Es más, cuando alude al acta 093 de 29 de febrero de
2000 de la asamblea general de accionistas de Almadelco, se
limita a aseverar que la misma refería una deuda en cuantía
diferente de la que se debía a 28 de mayo de 1999, mas se
sustrae de efectuar el paralelo entre los fundamentos adoptados
Exp.# 2001-04548-01.
23
República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
por el juzgador para definir la contienda con el extenso documento
visible a folios 88 a 110 del cuaderno 1, cuya temática, amén de
densa, es a todas luces variada, pues involucra diversos aspectos
atinentes
a
las
relaciones
comerciales,
empresariales
y
societarias del ente corporativo al que se refiere; igual prédica
cabe de cara a la invocación que ella hace del acta 096, por
cuanto respecto de la misma, pese a albergar una densidad
similar a la antes mentada (fls.73 a 87), a la manera de un mero
alegato de instancia se centró a sostener que los activos del
Almacén incluían “reclamaciones a compañías de seguros por 474.8
millones” y que de ninguno de sus guarismos emergía que tal
suma fuese el perjuicio en aquella fecha; obsérvese, asimismo,
que con relación al texto del folio 83 –citado por la impugnadora
como 105–, sin plegarse a lo que ese escrito en verdad pudiera
decir, ésta de una manera subjetiva anota que la adjudicación de
remanentes es desglosada en el siguiente, donde se lee que la
realizada a favor del Banco Cafetero “corresponde al 65 de las
partidas”, por lo que de los $1.023’400.000 de cuentas por cobrar,
a éste le dieron $377’400.000, no $474’800.000, y que como la
deuda de la aseguradora era sólo el 46.39% de la primera de
estas últimas cifras, la institución bancaria habría recibido
$175’000.000, desde luego que se trata de unas operaciones
matemáticas aducidas no porque apareciesen incorporadas en
esa probanza, sino que ella construyó a su mejor conveniencia.
Lo mismo acontece en lo tocante con la distorsión que
respecto del contrato de fiducia 3-10321 le atribuye al
sentenciador, habida cuenta que deja de realizar el menor
paralelo entre lo que éste sostuvo con el contenido de dicha pieza
de convicción, ya que apenas expone que el fallo le hizo decir que
Exp.# 2001-04548-01.
24
República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
el perjuicio sufrido por el Almacén el día del siniestro era de
$474’800.000, aunque ese pacto no mencionaba que lo debido
por Procearroz a Bancafé en la época atrás indicada fuera lo que
se adeudaba once meses después; cual se advierte, la anterior es
una conclusión producto de la percepción personal de la
recurrente y no de lo que expresa la probanza en cuestión, al
extremo de no indicar el aparte del extenso documento –folios 20
a 35– de donde se pudiera extractar la mentada aseveración.
Otro tanto ocurre en lo que tiene que ver con las actas
118, 122 y 136 de 28 de mayo, 8 y 30 de junio de 1999,
respectivamente, dado que al respecto se contrajo a sostener que
el tribunal ignoró que el visitador halló que los bonos tenían un
descuento de $188’270.338 y de $220’000.000, para un saldo de
$408’270.338, modo de proceder ese con el que evita contrastar
lo que cada una de tales piezas probativas dicen con el
argumento toral del fallo, consistente, ni más ni menos, en que el
perjuicio resultaba demostrado con los escritos arrimados con la
demanda,
indicativos
de
una
asignación
al
banco
de
$474’800.000, cancelados mediante la adjudicación de acciones,
como lo constataba del documento visible a folio 105; esta
perspectiva del tribunal, cardinal en la definición de la cuantía,
para nada es confrontada con el contenido de las actas en rigor,
tanto que en torno de las dos últimas escasamente anota que
“muestran los mismos guarismo de valor de descuento” y nada más (fl.
31, cd. Corte), deficiencia técnica del cargo que asimismo es
dable predicar alrededor de los títulos valores y de la certificación
expedida por la fiduciaria el 28 de agosto de 2000, acerca de las
cuales la acusadora omite realizar la anunciada labor de
confrontación.
Exp.# 2001-04548-01.
25
República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
Véase que al pretender describir el yerro acerca de las
anteriores probanzas la casacionista sólo expone su personal
punto de vista, pero sin acudir a lo que en realidad emana de ellas
y sin cotejar ese contenido con aquella puntual y específica
argumentación del ad-quem; esto mismo es lo que sucede, en
compendio, con los errores que tuvo en mente endilgarle al juez
de segundo grado en torno de los escritos obrantes a folios 45 y
47, de la carta de 3 de junio del año citado al inicio y de las
restantes probanzas involucradas en la acusación, sobre las que
únicamente figura el parecer personal de la censora, producto de
su percepción subjetiva, y no el parangón entre la objetividad de
cada una de ellas con los fundamentos a cuyo amparo el juzgador
definió el tópico atinente al monto de la indemnización.
En este específico punto ha de recordar la Sala, una
vez más, que “si impugnar es refutar, contradecir, controvertir, lo
cual exige como mínimo, explicar qué es aquello que se enfrenta,
fundar una acusación, es entonces asunto mucho más elaborado,
como quiera que no se logra con un simple alegar que el juzgador
de instancia carece de razón, sino que impone, para el caso de
violación de la ley por la vía indirecta, concretar los errores que se
habrían cometido al valorar unas especificas pruebas y mostrar de
qué manera esas equivocaciones incidieron en la decisión que se
repudia” (sentencia 027 de 27 de febrero de 2001, exp.#5839,
reiterada en los fallos de 11 de marzo de 2003, exp.#7322, y 18 de
diciembre de 2008, exp.# 00882-01, entre otros).
3. A más de la deficiencia que viene demostrada
alrededor del cargo, ha de observarse cómo éste se resiente de
Exp.# 2001-04548-01.
26
República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
otra no menos importante, consistente en que allí la impugnadora
optó por plantear la problemática que consideró más conveniente,
antes que combatir el razonamiento con el cual el tribunal
concluyó en la suma por la cual dispuso la condena, incurriendo
de esa manera en un palmario desenfoque en la crítica que quiso
edificar.
Evidentemente, como ya quedó expuesto, y ahora se
reitera para mayor puntualización, luego de hallar establecidos los
elementos que consideró indispensables para que procediera la
indemnización, en punto del monto de la condena el ad-quem
aseveró que éste “se encuentra acreditado con las documentales
aportadas con la demanda, donde se da cuenta de la asignación de un
pasivo a cargo de Fiducafé por la suma de cuatrocientos setenta y cuatro
millones ochocientos mil pesos, por concepto del bono de prenda emitido
por Arrocera Rivera E Hijos Procearroz Ltda., suma que fue cancelada a
Bancafé mediante la asignación de acciones (ver folio 105)”.
Por tanto, si el anterior fue, en realidad, el fundamento
que al juez de segundo grado le sirvió para arribar a la suma de
dinero determinada en la parte resolutiva de la decisión
impugnada, un ataque coherente con esa aserción implicaba
arremeter contra cualquiera de sus premisas, esto es, perfilar una
crítica dirigida a evidenciar que los elementos de persuasión
allegados con el acto introductorio, como tampoco los otros
incorporados al plenario, no demostraban la asignación de un
pasivo a cargo de la fiduciaria por aquella cantidad y por el
particularizado concepto, o que dicha suma no le fue cancelada al
Banco Cafetero S. A. a través de la adjudicación que se le hizo de
algunas acciones emitidas por Almacenes Generales de Depósito
Exp.# 2001-04548-01.
27
República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
Almadelco S. A., o que el contenido del afamado folio 105 no
aludía a la transferencia de dicho derecho accionario a favor de
Bancafé, o, en últimas, que con arreglo a los contratos de seguros
ninguno de dichos factores o aspectos eran los determinantes
para precisar la extensión de la indemnización porque lo eran unos
diversos que tampoco llegaron a ser ameritados en el proceso.
Empero, la crítica no fue destinada a destruir ninguna
de tales cuestiones, sino que se dirigió a poner de presente que el
juzgador inadvirtió, en primer término, que tal cifra no era la que al
28 de mayo de 1999, cuando se realizó el siniestro amparado en
las pólizas, Almadelco le adeudaba al banco por el saldo de los
bonos de prenda; en segundo, que dentro de esa cantidad
estaban unos intereses de mora, los cuales aquélla debía asumir
al haber sido ella la que en su momento no pagó tales créditos por
esperar a que la opositora cubriera dichos seguros; y, en tercer
lugar, que impuso la condena desde el 10 de junio de 1999,
incluidos los citados réditos, pese a que la cuantía del daño a la
fecha arriba mentada no estaba demostrada.
Resulta diáfano entonces que la recurrente, en lugar
de enderezar su andanada de cara a cualquiera de aquellos
razonamientos de la sentencia, la edificó alrededor de los que
consideró más convenientes, con lo cual cayó en una inocultable
desorientación de la censura y dejó, por ende, intactos los
verdaderos cimientos de la decisión que se propuso combatir. A
este respecto ha de verse cómo “la debida consonancia que debe
existir entre el embate planteado con las motivaciones que se
pretendan descalificar, no se cumple a cabalidad cuando, como lo
ha dicho la Corporación, ‘el recurrente se limita a exponer una
Exp.# 2001-04548-01.
28
República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
fundamentación por completo desligada de dicho fallo’, como
tampoco en aquellas hipótesis en que ‘se basa en un supuesto
que nunca ha sido considerado por el sentenciador, puesto que
en tales eventos se mantienen intactos los pilares de la sentencia
recurrida, los que, en esa medida, no sólo siguen en pie sino
excluidos de cualquier examen’ (sentencia número 047 de 29 de
marzo de 2001, exp.#6541)” (sentencia 133 de 5 de octubre de
2006, exp.#30782-01).
4. Por tanto, el cargo no prospera.
DECISIÓN
En armonía con lo expuesto, la Corte Suprema de
Justicia, en Sala de Casación Civil, administrando justicia en
nombre de la República y por autoridad de la ley, NO CASA la
sentencia de 20 de noviembre de 2007, pronunciada por la Sala
Civil-Familia-Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Villavicencio, dentro del proceso ordinario identificado en esta
providencia.
Condénase a la parte recurrente al pago de las costas
causadas en el recurso extraordinario. Tásense.
CÓPIESE, NOTIFÍQUESE Y OPORTUNAMENTE DEVUÉLVASE
AL TRIBUNAL DE ORIGEN.
Exp.# 2001-04548-01.
29
República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
WILLIAM NAMÉN VARGAS
JAIME ALBERTO ARRUBLA PAUCAR
RUTH MARINA DÍAZ RUEDA
PEDRO OCTAVIO MUNAR CADENA
CÉSAR JULIO VALENCIA COPETE
EDGARDO VILLAMIL PORTILLA
Exp.# 2001-04548-01.
30
Descargar