BEVISTA BIBLIOaBÁFICA 147 adeptos con un número relativamente considerable de earopaoa, de ingleRes sobre todo. Muchos son los estudios que, desde que apareció el magistral de Barthelemy Saint-Hilaire, se han publicado sobre el budismo. Claro está que algunos de ellos han aportado documentos nuevos, y claro está también que en ellos se encuentran nuevas noticias sobre los posteriores desarrollos y evolucione] de la religión de Buda. Innegable es igualmente que, sobre esto, se registran en dichos estudios diferentes apreciaciones y diversos puntos de vista, eon arreglo al criterio de sus autores, y más Ó menos valiosas, según los conocimientos de los mismos acerca del asunto. Pero puede afirmarse — y no me sería difícil autorizar irrecusablemento esta afirmación — que tanto el que quiera consagrarse á un estudio concienzudo del budismo como el que únicamente desee tener de él un conocimiento general, deben empezar por leer la obra de Barthelemy SaintHilaire; el que apetece lo último, lo conseguirá muy deleitosamente por añadidura, puesto que realzan el trabajo del erudito las galanuras de un literato eximio; el que se proponga lo primero, no solamente encontrará en este libro precisas indicaciones para la consulta de documentos necesarios y le servirá de eí'tímulo para continuar BU labor, sino que en él hallará también mucho que ee ái finitivo para FU eütndio. For todo esto nao urge felicitar al ilustre director y propietario de cLa España Moderna», D. José Lázaro, por la publicación en castellano de tan inapreciable obra. Empieza el autor con un razonadísimo y documentadísimo alegato sobre la autenticidad del budismo y la existencia de Buda, de quien dice que <salvo Cristo solamente, no hay, entre los fundadores de religión, figura más pura ni más edifleanie», y que trí la teoría que preconiza es» falsa, los ejemplos personales que da son irreprochables.» En cuanto á la autenticidad, escribe «Se eaben los menores detalles de la vida de Buda; se poseen todas las Pí^crituras canónicas que guardan el depósito de la doctrina recogida y fijada por los tres concilios sucesivos.» Y, como digo antea, la prueba es irrebatible. Consagra despuép el capítulo primero á la vida de Buda, á la vida real del príncipe d>^ Kapilavastu, llamado más adelante, cuando abrazó la vida religiosa, Sakyamnri (el monje de loa Sakyss), 6 bien Sramana Crautnma (el asceta de los Gotamidas), nombres ambo-> que servían para recordar su ilustre origen, puesto que pertenecía á la familia de los Bakyas y procedía de la grtin raza solar de los Gotamidas. Digo que, en e^^te capíiulo se narra la vida real del que más adelanto había de convertirse en Buda, puesto que la narración tiene todos los caracteres déla autenticidad. Al final de ella epcribe el autor: *Tal es, en sus rasgos principales, la vida de Sakyamuni. Todos los hechos que encierra son tan naturales, por grandes que sean, que no vacilo en creerlos verdaderos, con tantos tet-timonios tan concordantes como nos los atestiguan.» De otra parte, añade el amor; «La he cantado tal como se disprende de los documentos de todo género que son ya conocidos, y que únicamente los documentos nuevos podrán completar.» Tal vez la completen, en efecto, en detalles accidentales, pero no creo que pueda ser aventajada la narración de fiarthelemy Saint-Hilaire en cautivante y gustoso interés. El segundo capítulo está dedicado á la vida l-gendaria de Buda; so deja la realidad y se entra en el mito, según lo rffleren dos sutras búdi""í'i^l ^^'«'«•^4'*'^'» y SI Loto de la buena Uy. El autor hace un luminoso análisis de estos dos libros Rsgrados de los budistas; en ellos se trata de ta milagrosa encarnación de Buda, y la leyenda, muy poética unas veces.