Cristianismo verdadéro BASES Y EFECTOS COMPROBADOS " (TESIS DE SOCIOLOGIl) Al s8nor General GTJILLERMO QUINTERO CALDERON POR Eduardo Rodríguez Forero Bogpta, Noviembre de.100a MPRENTA DE CARTEL~S Oarrera 7,", N ,0 '0. y "IV ~ I .' CRISTIANISMO 'VERDADERO (BA~~ Y EFECTOS COMPARADOS) . Siendo más que un derecho, uü deber de cada cual el , procurar, 'en lo U:cito, el triunfo de sus ideales' éon el esmero y acatamiento que el importantísimo y' delicado asunto religioso se merece, nos permitimos exponer aquí el sumum de nuestras convicciones á este respecto, deseando qne en la consii:leraéi6n del puntó brillen la sinceridad, la alteza de miras y un désapasionamiento.rayano, si se qui~re, en indulgenoia. " , De interés tan culminante conceptuamos el capítulo, que como en otra ocasión lo expresamos, 'de pOJO són las mudanzas y oambios políttóos en tanto 'que la masa ' social no se insplre en una 'religión' de.sencíüea, altruismo y 'rectL tud efectivos,' y de ,estd te nemos ejemplos bien elocuentes déntro y fuéra de Oolombía, Se ve ya. por esto que no estamos en manera alguna d. acúerdó con el pensámiéilto de algunos,' de que el elemento · religión es superfluo para la vida de una sociedad. Abrigamos, .por el oOlitrario,'el hondo convencimiento de que 'todo 'pueblo pide religión como Una necesidad espirítual,'y que , la ha menester al menos, como sanción moral.' En cnaríto á la primera parte de este prinoipio, es decir, la de que 'todo pueblo pide religi6n, como una ' necesidad espiritual,' 'está demostrada convincentemente en' el hecho hist6rico de qne todas las Naciones, desde las más civilizadas hasta las más, salvajes, 8i~mpre ,han tenid.o algún credo. religioso, en lo oual se destella un sentimiento innato al corazén humano, Yen ouanto á la segunda, á saber: .que todo pueblo ha Iñenester alguna religi6n, como sanoi6n moral,observamos , simp16mente esto: de las oinco sa ñeiones 6 fuerzas mora- El esoritór· belga, Emilio Lltveleye, dedioa algunos folletos, como EZ porilellirde los países católicos y El pOY'lJt!nir y.eligioso de los países civilizados, al estudio de; esta cuestión. Por un lado, basándose en las estadísticas yen datos hlstórícos que allí presenta, establece nnariomparaci6n entre las naciones romanistas y las evangelistas, ora desde el punto de vista de la tnstmcctón pública, ora desde el de la riqueza, ya en lo tocante á criminalidad, ya en lo referente á gobiernos, y de esos parangones, un tanto detallados, resulta que en las romanistas la iuatruccióu está menos difundida, la riqueza pública es menor, la criminalidad mayor y las garantías y derechos civiles menos efectivos. 0tra parte de los trabajos del autor se consagra á . inquirir las causas-de esaa diferencias, favorables al Protestantismo, y muestra que tales resultados no dependen -lo que es una fortuna-de la raza, como suele decirse-que si de eso depend iera, los pueblos que no fueran de la raza víetqriosa estarían rematadamente deshauciados, por cuan to que lo que es el nacimiento 61a procedencia no le es dado á nadie el cambiárselo. Menos dependen dichas díferenolas, por lo que allí leemos, de la situaci6n geográfica, ni del clima, ni del 'idioma, etc., sino del espíritu mismo de la religión, porque ésta:, cualquiera que ella sea, siempre es la madre, es la guía, es el alma de las sociedades, y así, "nada hay que influya tanto en la suerte de las naoiones, como las condiciones ,de su religi6p." Será aquí el lugar de presentar, siquiera á grandes rasgos, las principales divergencias entre estas dos formas religiosas, de lb que haremos punto separado. Para quienes quieran estudiar con algunos pormenores este asunto interegante, nada mejor podemos liacer que referirlos á la obra I:I novaciones del Romanismo, de la.Librería Nacional y Extranj'era, de Madrid. Para el pedido de ella cr~emos que los l\'I'inistros Protestantes podrían presentar algunas facilidades, mas por causa de no poder 6 no querer todos encargarla, vamos á exponer aquí algo de lo más suatancíal, ..... , f! - - CS. . Etgran principIo del Protestantismo, en todas sus di. Jverilas·I gles.ias, freouentemente 1lama:aas sectas, puede presentarse así: No acepto como dogma de fe sino única y estrictamente las Sagradas Escrituras autentificadas, el oual, para la claridad¡ desoomponemos así: 1.0 No aeeptaeíóu sino de documentes escrUos, mas nada de vago,qúe haya sido simplemente oral iS de 'nua~ tradición; ' ~ 2.° No aceptación siuo única y estrictamente de lo que provenga directamente de los .Rrofetas, de los A[!Óstoles, de los.Evangelistas, así es que se les desconoce el oarácter de obligato rias á las anotaciones interpretativas en determinado sentido, con que posteriormente se ha pretendldo aditar la B iblia. El Protestantismo, pues, ha establecido el libre examen; y . 3;º Esos documentos han de ser auténticos, de modo que se rechaza lo que sea apócrifo. . A la inversa de esto, el R omanismo, por su Ooncilio de Trento, al cabo de quince s ígloa y medio de la Era Orletdana.establecié : ll! Que tiene que aceptarse, bajo anatema, la Tradición, como dogma, al mismo grado que las Escrituras Sagradas ...• La Tradición, que se presta á todas las elastíci, dades deseables, según el caso; 2.° Que tienen que aceptarse, bajo anatema, y al mismo grado que las primitivas Escrituras, las netas -que interpretan á éstas conforme al parecer de las autoridades romanistas. En la práctica se ve que son más bien estos aditamentos, que no los textos originales, los que preponderan; y 31! Que hay que aceptar, bajo anatema, y al mismo tenor que los libros auténticos, los llamados ap6criJos, á sao ber: los dos Macabeos, el Tobías, el ':1:ullith, el Sabiduría, el Eclesiástico, el Banuch; y parte del ;Ester y del Daniel. De otro lado, las Biblias populares protestantes son fidedignas traducciones de los textos lIlás antiguos J antorizados,al paso que en loque el Romanismo enseña como bíblico (porque lo que es la Biblia misma, la veda), ha habido adulteraciones del texto original. En prueba de esto podemos presentar como texto nada menos que Los Di éz Manda , mientos, y como autoridad para demostrar que éstos no son ., como el Romanismo los enseña, presentamos la Biblia del Padre Scío (Exodo, capítulo 20), ó sea la tr,adncci6n. al caso, tellano, que este autor católico hi~o deJa Vulgata Latina, qUQ el Vaticano manifiesta tener como su texto ofioial. El primer mandamiento, que es, No-tendrás otros dioses sino s610 á Mí, ha sido substituído por el de .:Amar rf Dios sobre todas las cosas, el cual da cabida á otras adoraciones, siquiera sean en un grado menor, que es Jo que se Te con el culto á los santos y santas, cosa que todaslas igle sias evangélicas (ó sectas protestantes) están de acuerdo en rechazar, inoluyéndose, por supuesto, en este rechazo el del culto á María. . El segundo mandato del Decálogo genuino es una p~o­ 'hibici6n terminante de tener imágenes (le carácter sagrado para rendirles culto, bajo cualquier subterfugio que sea, por ser esto idolátrico, y de aquí que en los templos evangélicos no se halle imagen alguna, ni aun síquíera una cruz desnuda. Oomo se ve, este mandamiento próbíbítlvo de imágen es, está suprimido entre los romanistas, tanto en la teoría como en la práotioa. El tercero, veda jurar en vano. El cuarto, rotundamente dice: Seis dÜ1S trabajarás. Es en virtud de este mandato que el Romanismo ha substituido por el de Santificar las fiestas (el cual no expresa cuántos días son de trabajo seguido), que las iglesias eyangélicas no reconocen ningún día feriado entre semana, con lo cual, tenemos por lo pronto que gana la riqueza pública. Nada diremos del quinto, que es Honrar á padre y madre j ni del sexto, que es No matarj ni del séptimo, que es No cometer a(Ztllterioj ni del octavo, que es No rcbcr; ni, finalmente, del noveno, que es No levantar falso testimonio ni mentir. Pero en ouanto al décimo, 'observamos que él . manda de una vez que no se deseen ?li la mt{]er ni los bit- nes delpr6jimo. Echase de Ter así, que este. último ha sido dividido por el Romanismo en dos, que forman eJ noveno y décimo de su Dec:í,logo, con lo cual se disimula la omisión del segundo, quedando siempre-el consabido número de diez. Estos cuatro órdenes de anomalías nos explican porqu é el Romanismo, lejos de proourar la divulgación de la Escritura Sagrada, entraba su leotura más ó menos abiertamente, ya con el costo de sus lujosas y abultadas ediciones con notas, etc" y'a favoreciendo la producción y circulaoión de otras ooras ístioas, como novenas, devocionarios y breviarios, oon lo oual no se eche de menos la leotura de la Biblia, y ya pro. Iiibiendo ola amente la posesién de esta obra, de lo que aquí o mú entre nosotros tenemos un ejenwlo en la Oiroular ArzobisplJ,l de 6 de Mayo de 1895, que se ba reimprimido en diversos años, en épocas de matrículas, como suc.edi6, verbigracia, en el presente año. En otras partes y otros tiempos, la prohibición de esa lectura ha llegado á ser hasta bajo pena de muerte, como en- alguna época lo .hízo el católico Gobierno de Oerdeña. ¿ ":t: no vemos c6mo las féfmulaa mismas de los Sacrawentos y Oficios Sagrados las dicen en una lengua muerta, la latina, y no en la oe la respectiva Naci6n, como lo bace el Protestantismo! En fin, parece.que ni aun en sus Seminarios tiene el Romanismo cureo 'especial de pura y net¡l. Biblia, ' El Protestantismo, de su parte en obedecimiento al mandato ·de Jes6s, Elicudriñad las Escrituras, que nos trae Jpan en el capítulo v de su Evangelio, se esfuerza cuanto lo p¡;imllro >porqu~ todo el mundo lea cuidadosa y repetidamente la Biblia, a cuyo fin la esparce á precios ínfimos, no siendo Su objeto bacer negocio sino evangelizar la humanidad. En prueba de-este esfuerzo, bástenos recordar aquí que la-Sociedad de Propaganda Evangélica de - Escocia ha hecho imprimir dicha obra en cuatrocientos doce idiomas. ~ de este esfuerzo de los unos orqne lile lean . las Sagradas lj}i\crituras, y de.loB otros porque no se lean, se deriva en la práctica ullª diferenoia notable entre las dos comu· nidades . En vísta delo que dejalDos expuesto, digan los eriterios imparciales y desprevenidos, cuál do las do!! escuelas es la que sigue con fidelidad y consecuencia la dOlÍtrina que ambos dicen profesar y sostener, es decir, cuál de ellas representa el Oristianismo verdadero. " .<¡ " . de que, aparte de argumentos de orden extra-dogmático, el AP9stol Pablo, en una de sus epístolas (1:'- á Timoteo) dice. hablando de 1011 Obispos y de los Diáconos, que sean" mari· dos de una sola mujer" y que gobiernen bien á sus hijos. 2.° Rechazo d~ la confesión auricular, impuesta en el SIglo ;XIU (año de 1215), medio por el cual se subyuga á la socied~dI1or la penetracion íntima de las conciencias. Las - I glel ias Evangélicas estan unánimes en negar que haya autorización bíblica para tal imposici6il y tienen establecido que la confesión sea diredtamente de la conciencia con Dios mismo y sin ningún acto material ó externo especial, con lo cual no se da cabida á que la mente del penitente pueda suponer ni remotamente que son tales actos rmaterialea y no el arrepentimiénto) enmienda efectiv:os (y aunque en teoría se recite la cosa tal como es), loque hace benéfica la confesíén, ' 3~ Rechazo de la semidivinizaci óñ, ó mejor, de la divinización de los Ministros del culto, declarada en el siglo XVI por el Concilio de Trento e n las siguient es y ot ras frases análogas: " .... ) por tanto son rectam ente llamados (los Ministros del culto) uo sólo ángeles sino dioses,:porque , poseen entre nosotros la fuerza y poder de Dios inmortal." El s610 título de sacerdote (voz afín de sagrado), <Iue el Romanismo da al Ministro y que el P rot est ant ismo reserva únicamente á Jesucristo, como Hombre-Dios, eso s610, decirnos, muestra ese atentado multidivinizante, que todo el Protestantiemo tiene rectamente por sacrílego, y del que no queda duda alguna-si antes quedar pndiera •• con el novísímo dogma de la infalibilidad del Obispo de Roma (año de 1870). El Oristianismo verdadero, el Protestantismo, rechaza en los Ministros toda prerrogativa, hasta el punto de improbar el vestido espeoial, la tonsura y cualesquiera otras exterioridades. 4~ Como consecuencia de la simplicidad de la ductl-ina hay simplicidad de ritos y parquedad en gastosr ne molla que no aparece que el dinero pueda procurar la felicidad del mas' allá. La administraci6n de los Sacramentos es gratuita. No reconooiéndoseles valor ni efecto á . ulg,encias, ni .á los 1'esp0l1soS, ni á las misas de dii á las fiestas religiosas, eto., no hay que gastar s eosas, porque no hay nada de eso, ni hay pago -de las y diezmos. ElsenciJIo Culto Evangélico-sin costo - D - en engalanadas imágenes , ni en las dichas fiestas 1'eligiosas á g ran m úsica y pólvora y alumbrado, ni en ju bileos; ni en palacios episcopales, ni en ot ros lüj ,;s y ostentaciones-se sostiene con muy poco, 'de manera que no puede decirse que los feligreses pagan por él acaso más y mucho más de Jo que paga n par Impuestos civiles para el sosteni miento del Estado, y esto (en donde las Qongregaciones están ya formal mente estab leoídas), lo dan por equit ati vas ~co'it tri b u ci o n es anuales voluntarias; los miembros de la respectiva Congrega. cióu y lo administ ra públicamente una J unta elegida por los mismos y que se renueva de tiempo en tiempo. En esto, "como en lo demás de los estatutos del P rotestantismo, podríamos decir abreviadamente y por vía de'compáracién quc esta Religión es de forma republicana, federal y democráti ca, á 'Ia inversa de la Papal, que es aligo-autocrá tica y cent ralista. Por lo demás, desde cierto punto de vista, esta enrost rada división del P rotestantismo en diversas I glesias, lejos de perjudicial, es benéfica para la sociedad, por cuanto que apartándose de lo que pudiéramos llamar nlOll olJ01:o religioso, estab lece-sin perjuicio de las bases fundaments LB de la doctrina-una cierta competenc-ia que aviva y perfeccío _na la sanción religiosa. Estudiando concienzudament e y una á una las diferencías más ó menos importa ntes de doctrina, que hemos ano tado, los espíritus reflexivos hallarán cómo ellas sf tienen que producir en la práctloaIos resultados sociológicos diversos de que habla La veleye, y esto; tauto por la inconveniencia que tales innovaciones romanistas encierran en sí mismas, cuanto porque para p.oder sost enerse en una religión semejantes infracciones y mudanzas, le es precise á quienes la dirigen entrabar de un modo (¡ otro la instru cción popular y la emisión, aun lícita, del pensamient o, entrando al efecto, cuando el caso )0 permite, en ligas con el P oder Olvil, y de ahí emanan ignorancia, opresión, indigencia, enterruedades, degradación, en fin, una toral catástrofe moral y y material. Aun SiD entrar en los detalles - esta dísticos e1;1 que L aveleye entra, dichos resultado se ven en grueso me dia nte unas ligéricas observaciones históricas. Veámoslas. H a sta p ri ncipio de l siglo X VI , cua ndo a ún uo había (Jodido est able ce rse e! P rot es tant ismo, 6 sea la vu elta a l Orist lutauisrno primitivo ygenuiuo, por haber fracas ado, en t re etrop, los esfuerzos de Wyc liffe, de Juan de H uss, de J ürúuimo de Praga, de Ziskn y los de Savonarola , y siendo entonces, por tanto, r orna uís tas todos los p aí s es de la E u ropa Occ idental, to dos se hall aban en u n mismo grado de adelanto y d e pod er, .Y si al g un o suped itaba a los demá s, ffia España. con Ofl,¡J OB V, "en cuyos do mi ' nios no se po nía el EO!." Mas brotó erit onoes , con Lut H O, CJlU Zwi ug li, con Oal vino y con Knox, la restauraoión del Ori tíau ismo ve .dad ero, y los pa íses del Note, qu e lo a brs zaro u, t an pre sto suprepuj aron á los del S ur, 11 0 re form a dos, q ue ya en el reinado de F elipe Ir, hijo y sucesor de Carlos, 1<1, E sp añ a vi6 an iquilada por ia protest an te ' In gtatérra 8U "Arma 'la I nvencible," yla pequeña Hol a nda pudo sac ud ir el du ro yugo españo! y p ronto riv alizó, como póten cia ll1aríti'm-a', comercia l y colonizadoru, á la que acababa de ser s u m etrópoli. S i pasamos á nue stra América, ha llamo s que aun cu ando la pr otestan t e U nión , N ort ea me rica na es pa ra la vida moderna casi cien año s menor que Colombia y lJS de más paí se latine-americano s, sinembargo, cuá n atrás qué nos ha dejado en induetrín,' orr-comercio, en ilustr ación, eu rique ' y e 1 poder! Ah rra, si fuéra mos á compara r en edad, p vr una p. ¡ te , Y en a de lan to por otra, á la misma joven He Ú rlie au glc-amerioau a con la viej a Es pa ña , qué de co tra 'te ! Por ot ro lado, m ás de una de la s r omanistas nacÍO s latin o- americanas cambiarían de bu en gr ado s u estallo d civiliza ción y de nor mali dad por elde j óvenes países BV n élico , como las R epú blicas coloníale de E l Oab o, en _ Afr' ca, y J a va y Austr alia, En Ocea nía. En fin, pro nto ven ro s el pu eblo filipi no, con el cambio de religión que en él se está actual men t e veríñcaudo, p erder á 6 ga nará. Bntre las difere ncias que en la vida do un os y otros 1 aí es e regí t ran, hay u na de bu lt o, qu e salta á la vista y le o sí ola envuelve mucho significa do, y es la sigu iente : que e n 103 países CI ís tia üoa las guerras civiles ha n sido mn ho menes frecuent es que en los ro man istas, lo cual iní dica que los gobernantes-infiltrados del verdadero Oristianísmo-c-no cometen escandalosas faltas, ni por exceso, ni por omisión, provooatívas de guerra, y que los gobernados, por su parte-e igualmente por estar imbuidos en una religión pura-no se levantan en injustas revueltas. La Inglaterra, desde que se hizo protestante, no ha tenido sin ' una sola guerra civil-la de Oromwel contra Oarlos J -Y, ya hace unos doscientos sesenta años . Los Estados Unidos-que aun cuando no comenzaron á ser formalmente colonizados sino mncho después que Latino América/se independizaron treinta años antes-e-no han tenido sino una sola guerra, eivil, y esto hace ya medio siglo. La paz interior en el Imperio Alemán, en Suiza, en Dinamarca, en Suecia y en Holanda, es proverbial y hace contraste con lbs grandes disturbios que se suceden en los países romanistas é indiferentes (lo que para el caso es igual), así de, la Europa como de la América. Aunque en un grado menor qne el de las crisis revolu eionarias, siendo continuos los males- que en las Naciones romanistas se sienten en conexión más 6 menos clara con el orden religioso, óyese siempre decir á guisa de excusa que esos males no dependen de la Religión misma-que ella en sí es perfecta-sino dersu clero. Nosotros rechazamos rotundamente este trastrocamiento como un solemne absurdo, porque no es que ~ Religión sea fruto de los Ministros, sino los Ministros fruto de la Religión, y lo mismo puede decirse de los demás que en ella se inspiran, y cuando los frutos salen dañado s es porque en la savia que los nutre hay virus. Es así quejos efectos del Romanismo son desfavorables, como lo hemos most rado con los ejemplos y los razonamientos exhibidos, luego las causas de sus efectos-es decir, las bases que esa forma religiosa se ha dado y los nuevos estatutos y dogmas que en el tr anscurso del tiempo ha. venido estableciendo, y que las Iglesias Evangélicas, en nombre del Orlatíamsmo, desconocen-e-luego esas causas, decimos, son pzrjudiciales. Yaquf, aprovechando la oportunidad de esta conclusión para tocar la verdad religiosa misma, es de DOtarse que-como causas perjudiciales no pueden ser la palabra de Dios-ya se colige cuál de las dos formas religiosas estará en la verdad ó más cerca de la verdad y de la consecuente fé, / ••~ .e.-' "",, Se ha dicho, por una parte, que los pueblos que habiendo sido caté lícos no se hicieron ptotestantes en ·la época en que es 1;0 se ventil6 COII ardor, como fué en el, sigio xvr y primera mitad del XVII, al abandonar, como abandonarán, aquella religión, es para paliar dlrectame ñte al ateísmo, y por otra, y con referencia al Romanismo, háse dicho: "Se abusa de nuestra fe y se nos lleva á la incredulidad." No creemos que en caso alguno la absoluta impiedad prevalezca, y plugue á l)io.~ que así no sea; mas siem pre se hace un deber para los que por 1,111 camino ó por el opuesto empujan al mundo hacia el escepticismo, medi tar en los horrores que procuran y en la responsabilidad moral que su obra les apareja para ante su propia conciencia, para ante el -hombre y para ante la Justicia Divina. Nuestra más halagü éña esperanza es que tarde que temprano llegará á imperar el Gristianismo verdadero, que da á las Nae lones, como á los individuos, vida y salud. Bastante necesita de él nuestro pobre país, que tan combatido . ha sido por la desgracia, de tal manera que á pesar. de m inmejorable posición geográfica, de su variedad de climas, de la fertilidad de su suelo, de su riqueza en minerales, de su abundancia en ríos navegables, y finalmente, de las buenas dotes intelectuales y d~ la bella índelede sus habitantes, al cabo de cuatrocientos año! de Romanismo estamos como estamos. i Oh, si este país, en vez de haber sido colonizado y educado por una nación romanista, como España, lo hubiese sido por una protestante, como Inglaterra, ·Prusia ó Dinamarca, muy otros fueran la educación y el criterio del pueblo, y por tanto la ventura que le hubiese -cabido! IDesde allá :v.ienen todos nuestros males, grandes y pequeños! ~ Se uirá acaso que de haber sido otra la metrópoli de este suelo, probablemente no existiríamos f Grave argumento fuera! ¡:Yl qné tanta falta babríainos hecho T E\~~;t~t1bi;~P ero, en fin, aún no es demasiado tarde para corregir el mal. EúorCém.onos sin demova para que S6. tome el buen ,. ' !. .. --- camino, que t anto se aparta del Romanismo como del Es ceptismo; del' esceptísmo de aquéll os que locam ente qui sieran ano nadar t odo sentimiento re ligioso, sie ndo así que no se trata pre cisame nte de demoler si no de su bsti t ui r. (iY aCbrca de est os últimoa-s-iadíferent es pOI' CEcépticOs-per niítaseuos unparén tesís, para uua ca rla dig resión doctrin ar ia, Q uere mos referi rnos á lo má s a centuado de su s principios- el de la exclu siva rnaria lizaeión -i-p ar a decir qu e aquella esc uela, á pesar de hechos ta les como las Iocalizao io nes cerebrales, ' pi rde 'm ás bien que -,ga.na terreup, E sa:,; localiz aciones, ·tomadas como ejemplo, si bien es cierto qne · no demu estran que el ce rebro sea ap enas el i ustrume uto del alma, según la 'doctr ina espiri tu a liót?, ta mp,oco demqe~trau qu e él sea el alma misma. Y luego, otros fen6qleutJs p sfq ü i ~ 'cas, tomadas.del hipnot ism <¡,de Jate! epatía, lttc , se ag regitn, qUl,'lpo,rreb de 'r6]i ~ve una antópo mt1 existeqciiL, iu t}:jate i·jal é inmort al). ' . · . , , '. No se nos oeuÍta que la t ar ea de t;11 Substltu ci6n es ¡'¡1rga y aifíbU, PUBS b ay en contra, por una par-re, gTan d~s intereses m aterial es que está n vinculadoa con el actual orden de creencias y prá,ct(cas pop ulares ¡ por otra, la fa lta de luces y. Ele dlscemim icn to ~ ll las,maSaSd\ Jos pl'ej uj0Ío;~ .y ru t1n<ts he · redados de los m.ayores,· y por otra,..el errado JJtH1Sa mien t.o que ]10 pocos abrIga n de que no hay necesid á:d de que.la so' ciedad te nga re liglóu a lgu na. iM;lls no UDS d esalen tClrios, y que lape rsuaei ón eQ que est a rnos de qué es lo .que.á nues tro pueblo conviene pa ra 'su radical redellci®, nos dé vig nr para la lu cha, empleando ea ella n u'~stlo má1:l decidido e~­ tuerao, dentro del ' terre no de ·lapaz y de la be uevoleecía. A tal fin, y com o iudícnolonea oonc. etas, pr ocurem os, poni éndo: nos al efec to de acu erdocon los Ministros Prctestantes, que · se establezcan en n uest ro PalO1 otras Mia~Dnes , á rrrrisde las tres que qu e hasta ahora tenemos '(1), Y gue se funde u n Sem inario E vangé lico. Misioneros meji canos , chilenos Ó, ar genttnos, por la comun idad de idi.omas, podría n prcsta rn os grande ayuda (2) . n~g.uemos, bogue !bOS y tengamo ií Con(1) B ogotá, B arr auq uilll u y csn. (2) L a lista de las nl isi onea, qo!égioa ¡perr6¡jiclJá evan,géiicos qu e hay en los países Hispan oam eric anos y en Es paña y F ilipinos (es dec;ir, en 19S p ~íses,e[\ dond ei llJ;J h¡¡'bla .c l· español),'J!1l ,b a lJ ~ en el A lplanaque Oristituu: (.Ó p)'ote8tp,nt~) ele a Libr.e/·fa ':Ndcional y Ecctraníera. (Mad rid, oalle de Sa n Bernardo , nú mero 20) . y fianza eu que la E xcelsa F uent e de la Luz y de la V ida nos dis pensa rú EU fa vor, para qu e aqu í germine y flqrezca lo único qu e pu ede rege nerarnos efectivament e : el Cri stianismo verdadero . Bogotá, Noviembre de 190D.