Fuga nº 15

Anuncio
Fuga nº 15
Sol mayor
El clave bien temperado, vol. 1
Johann Sebastian Bach
© 2002 Timothy A. Smith (el autor)1
Para leer este ensayo en formato hipermedia, véase la presentación Flash en
http://bach.nau.edu/clavier/nature/fugues/Fugue15.html.
Sujeto: Fuga nº 15, El clave bien temperado, vol. 1
En este análisis consideraremos la fuga como un edificio, y más
concretamente como una villa clásica del arquitecto veneciano Andrea Palladio.
Carl Gable ha teorizado sobre las tres razones por las que los diseños de
Palladio han perdurado. Podemos apreciar esos mismos rasgos en el plano de
una fuga.
• motivos externos dramáticos
• economía de materiales
• armonía y equilibrio internos
Por último, concluiré con una reflexión sobre el ideal pitagórico de belleza
como algo relacionado con el bien y el orden divino.
Motivos externos dramáticos
La noción de fuga como arquitectura no es algo radical ni nuevo. Goethe
la describió como «una idea realmente hermosa [que] no podría expresarse
mejor que denominando música silenciosa a la arquitectura». Hegel escribe que
«la música es arquitectura traducida o transportada del espacio al tiempo, pues
1
Se puede imprimir, copiar, crear un enlace a este documento o citarlo con fines
docentes sin ánimo de lucro, siempre que se cite al autor y al traductor. No se puede reproducir
por procedimientos electrónicos, ni alojarlo en una página web ni incluirlo en un producto
susceptible de venta sin permiso escrito del autor.
en la música, además del sentimiento más profundo, impera también una
rigurosa inteligencia matemática».
Parece plausible conjeturar que Palladio y Bach habrían estado de
acuerdo con la analogía. Su obra representa el culmen de sus respectivas
épocas y formas de expresión artística: Renacimiento y Barroco. Ambos
períodos se caracterizan por su espléndida ornamentación. Los magníficos
espacios internos de Palladio estaban decorados con pertrechos dignos de sus
orgullosos y acaudalados mecenas. Su estilo externo destaca por sus motivos
simétricos: columnas clásicas coronadas por arquitrabes, frisos y frontones.
La popularidad de Palladio entre la aristocracia veneciana se acrecentó
cuando éste se atrevió a construir para los mortales residencias que en la Grecia
clásica habrían sido ocupadas por los dioses. La popularidad de este estilo
pervive hoy día en EE. UU. en el capitolio de Washington, las mansiones de las
plantaciones sureñas y las modestas fachadas de los ranchos que tachonan
todas las regiones de nuestro país.
La música de Bach también sintetiza lo humano y lo divino. Su idea fue
introducir en la iglesia el estilo palaciego y operístico, sumamente ornamentado.
Tres cuartas partes de la música que compuso están destinadas a la liturgia
luterana, algo que el público secularizado de hoy en día suele pasar por alto.
Bach nació cien años después de la muerte de Palladio. En vida de Bach, el
simétrico estilo palladiano se puso de moda entre los aristócratas franceses,
quienes pronto integraron en su música las proporciones de dicho estilo.
El sujeto de esta fuga hace gala del seguro equilibrio horizontal propio de
las villas palladianas. Su comienzo y su final son rítmicamente idénticos. Como
si de un diálogo se tratara, uno formula una pregunta que el otro responde. Son
como esas barchessas que flanquean la loggia (zona principal de la vivienda) en
los famosos alzados de Palladio.
Observa que en el ritmo de Bach aparece una corchea seguida de cuatro
semicorcheas. En cambio, la sección central del sujeto retrograda y duplica el
ritmo de sus flancos, convirtiéndolos en cuatro corcheas seguidas de una negra.
La primera 1ª duración del sujeto guarda proporción con la 2ª, al igual que el 4º
lo hace con la 3ª (a:b = d:c).
Esta proporción se conoce como media (o proporción) geométrica.
Palladio también la utilizó en sus modelos. Por ejemplo, éstas son sus
instrucciones para construir una estancia con ayuda de la media geométrica:
Una vez sepamos la longitud y la anchura de la estancia, hallaremos
un número que guarde con la anchura idéntica proporción que la de la
longitud con el número en cuestión. Si el lugar que pretendemos
abovedar tiene nueve pies de largo y cuatro de ancho, la altura será
de seis pies.
Los Cuatro Libros de Arquitectura (1570)
La sección central del sujeto retrograda el ritmo de sus flancos, pero
también se caracteriza por una transformación melódica semejante. Observa
cómo el comienzo y el final del sujeto se componen principalmente de grados
2.
conjuntos (intervalos de segunda). En cambio, la sección central contiene dos
gigantescos saltos de séptima (que es la inversión de la segunda). Estos
dramáticos saltos aparecen en el c. 2 y el c. 3. Si los pensamos como motivos
externos, destacan como si fueran las columnas de un pórtico palladiano.
Economía de materiales
Palladio fue aprendiz de cantero en sus inicios. Su pericia como arquitecto
proviene, pues, de un profundo conocimiento de los materiales utilizados en la
construcción, que complementó con el estudio de los escritos “recién
redescubiertos” del romano Vitruvio, cuya obra se basaba en las proporciones
de los templos griegos.
Parte de la genialidad de Palladio consiste en utilizar materiales comunes
para reducir el coste de las estructuras. Sus exteriores parecen estar construidos
en piedra, pero en realidad están hechos a base de ladrillo, estuco y terracota.
En lugar de revestir las paredes interiores con caros tapices, Palladio contrató
artistas que decoraran sus estancias con frescos. Utilizó materiales sencillos
para crear lo complejo.
Bach también tenía un conocimiento profundo de los materiales utilizados
en la construcción. Empezó su formación en la «cantera» musical extrayendo los
bloques con que construir la composición a base de copiar a mano la música de
los maestros del Renacimiento.
Uno de los elementos primarios que constituyen la base de la técnica de
cualquier instrumento musical, sea del estilo que sea, es la escala. Esta fuga va
de escalas, en forma descendente y ascendente. Observa que Bach las ha
ornamentado volviendo a la misma nota después de cada una, lo que
proporciona a los pasajes de escalas un perfil anguloso, como el que genera la
inclinación del frontón de la villa y el arquitrabe horizontal con el que éste enlaza.
He identificado esos pasajes angulosos con flechas cada vez que
aparecen. Por increíble que parezca, puedes escucharlos en todos los
compases en que el sujeto no está siendo enunciado, a excepción de dos.
Puedes considerarlos como elementos conectores, a la manera del mortero con
el que se amalgama el principal objeto arquitectónico de la fuga: su sujeto.
Armonía y equilibrio internos
Lo que distingue a Palladio hasta de sus más fervientes imitadores es su
puntillosa aplicación de aquellas proporciones que él juzgaba armoniosas y
equilibradas. Ya he hablado de la media geométrica como base de sus modelos.
La proporción geométrica más famosa es la denominada sección áurea. Se trata
de una proporción ubicua (de 0,618 a 0,382) que los griegos descubrieron en la
Naturaleza. Palladio recurre a esa proporción muchas veces en el alzado que
ves arriba. Se da, por ejemplo, en la proporción horizontal entre la loggia y las
barchessas que la flanquean. La villa también mantiene esa proporción en sus
ratios verticales.
3.
La fuga de Bach también está proporcionada con arreglo a la sección
áurea. La obra tiene dos exposiciones: La primera presenta el sujeto del
derecho. La sigue una contraexposición en la que el sujeto aparece cabeza
abajo. Los compases dedicados a esas exposiciones son 0,383 de la fuga. El
siguiente desarrollo comprende 0,617. De igual modo, los compases dedicados
a la exposición están proporcionados según la sección áurea.
Palladio no se limitó a utilizar la media geométrica: La media armónica fue
otra de las proporciones palladianas, sin duda la más esotérica. Se basaba en
la división de una cuerda vibrante (monocordio) en seis partes alícuotas. Las
frecuencias producidas por cada división son de diferente proporción. Por medio
del estudio del monocordio, Zarlino, contemporáneo de Palladio, descubrió que
podía generar todos los intervalos consonantes. Su obra sentó las bases de la
teoría musical hasta Rameau y Bach.
En 1949 Rudolph Wittkower propuso que también Palladio habría utilizado
la media armónica (Architectural Principles in the Age of Humanism)2. El objeto
era crear espacios para vivir que fueran consonantes musicalmente consigo
mismos y entre sí. Sobre esta base, Nikolaus Harnoncourt define a Palladio
como alguien que creó una especie de «música petrificada».
El argumento de que lo que agrada al oído también agradará a la vista no
fue exclusivo de Palladio. Él lo aprendió de Platón a través de santo Tomás de
Aquino, san Agustín y Plotino. Una de las exposiciones más elocuentes
formuladas a este respecto fue la de Leone Battista Alberti (1404-1472), cuya
principal contribución fue el desarrollo de la perspectiva en la pintura. Alberti
estaba convencido de la verdad pitagórica de que «es seguro que la Naturaleza
actúa de manera coherente». Y concluye que «esos mismos números por medio
de los cuales la concordancia de los sonidos afecta a nuestro oído con placer
son los mismos que agradan nuestra vista y nuestra mente».
Y aquí es donde Palladio coincide más claramente con la música de J. S.
Bach: El sistema wohltemperirt de afinación, en cuya defensa se escribió el
Clave bien temperado, lo que hacía en esencia era resolver los problemas de
entonación generados por varias medias armónicas al aplicarlo a la afinación de
los instrumentos de tecla.
El ideal pitagórico de belleza
Gable demostró que la arquitectura de Palladio ha perdurado gracias a
sus motivos dramáticos externos, su economía de materiales y su armonía
interna. Que tales cualidades pueden aplicarse también a una fuga de Bach
pone de manifiesto algo más importante: Que ambos artistas consagraron sus
esfuerzos a demostrar que la belleza de algo guarda relación con su bondad. Es
más, creían que existen criterios objetivos para el bien, siendo uno de los más
importantes el de reflejar un orden divino.
2
En Learning from Palladio (Norton, 2004), Branko Mitrovich objeta que Wittkower basó
su teoría en unos ejemplos muy concretos. En un artículo anterior, Deborah Howard también
discute que la media armónica no es algo que caracterice en general las proporciones de
Palladio.
4.
El origen de este modo de pensar se remonta a Pitágoras, quien
postulaba que había «una geometría en el zumbido de las cuerdas, música en el
espacio de las esferas». Creía que cada planeta producía un sonido diferente en
la frecuencia de su órbita y que tales frecuencias guardaban proporción con la
media armónica. Denominó a esas consonancias Musica Mundana (que
habitualmente se traduce por «música de las esferas»).
Los pitagóricos creían que la música de las esferas era tan perfecta que a
los humanos sólo les era dado escucharla en circunstancias excepcionales. Filo
de Alejandría afirma que Moisés la escuchó en el Sinaí. San Agustín creía que
los hombres la escuchan poco antes de morir. La música de las esferas estaba
presente en todas partes y en todo momento, rigiendo todos los ciclos
temporales y biológicos.
Esta concepción del universo persistió desde la Antigüedad hasta el Siglo
de las Luces. Dos mil años después de Pitágoras todavía podemos leer en
Johannes Kepler: «la magnífica fábrica del sistema armónico de la escala
musical, tal y como Dios, el Creador, lo expresó armonizando las revoluciones
celestes» (Harmonice Munde, 1619). Durante el Renacimiento y el Barroco, la
música y las matemáticas se concebían como ventanas a través de las cuales
se podían atisbar las leyes de la Musica Mundana.
Que Palladio y Bach estaban comprometidos intelectualmente con la
noción de que existía una «música de las esferas» está fuera de toda duda. Esa
creencia es lo que une sus respectivas obras: las partes de una cosa guardan
relación con el todo y la belleza «sucede» sólo allí donde se da esa
interdependencia. Esta concepción de la belleza les permitió percibir relaciones
entre el sujeto de una fuga y el sistema de afinación en el que se tocaba. Sólo
media un paso de ahí a las proporciones de la estancia en que aquélla se
interpretaba, a la frecuencia resonante del planeta Tierra, a la armonía del alma
que la tocaba y en última instancia, al Creador. Esas relaciones conectan el
mundo físico de Bach y Palladio con la realidad metafísica del espíritu, que sólo
podía estar en armonía con el Creador si estaba en consonancia con el orden
creado.
5.
Descargar