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Ciclo 30 días para 20 años del Plan Mundial de Acción por la Juventud y para 30 años del
Año Internacional de la Juventud
CONFERENCIA DE PRENSA
México, D. F., 5 de agosto de 2015
Intervención de José Antonio Pérez Islas
Coordinador del Seminario de Investigación sobre Juventud de la UNAM
La proclamación del Año internacional de la Juventud en 1985 por parte de Naciones
Unidas, si bien llegó tarde cuando tomamos como referencia que 1975 fue el Año
Internacional de la Mujer y 1978 el Año Internacional del Niño, al menos para América
Latina representó un hito que modificó tres esferas: el trabajo interregional de las
instituciones gubernamentales, la investigación en juventud y la visibilidad de los jóvenes
en los medios.
Sobre el primer aspecto el intercambio de experiencias en materia de políticas y
programas se intensificó al seno del Centro Latinoamericano y del Caribe de la Juventud
(CLACJ) primer organismo regional en la materia que llevaba operando apenas dos años.
México, Venezuela y Costa Rica fueron los países protagonistas de esta instancia, que más
tarde (en 1992) sería sustituida por la Organización Iberoamericana de Juventud (OIJ).
En cuanto a la generación de conocimiento sobre los sectores juveniles, 1985 fue
central para detonar procesos de investigación a través de la Comisión Económica para
América Latina (CEPAL) que algunos países continuarán en lo interno como Uruguay,
Argentina, Chile y México. Aquí, el Consejo Nacional para la Atención de la Juventud
(CREA), institución de juventud en ese momento, formó el Centro de Investigación y
Estudios sobre la Juventud que sería el semillero de la producción de estudios sobre las y
los jóvenes en México.
Finalmente, la tercera vertiente hizo que la prensa cambiara de alguna manera el
discurso sobre las manifestaciones de los sectores juveniles urbano-populares, que en
México se conocieron como chavos-banda, destacando otras características que hasta ese
momento se vinculaban sólo a lo delincuencial.
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A treinta años de 1985, cuyo lema fue “Participación, desarrollo y paz”, quizá el
único objetivo que se logró fue el de la participación juvenil que a lo largo de este periodo
fue una constante que tomó diversas formas; ya dijimos que la explosión urbana hizo
visibles a los jóvenes urbano populares con su vestimentas y música punk, con su arte
rupestre en las paredes de sus colonias y con sus organizaciones que resistieron el embate
de las policías. Ellos abrieron la posibilidad del rock mexicano, de las tocadas en los barrios
que abrieron espacios, del Tianguis del Chopo.
La década siguiente entre siglos lo que vimos de la agencia juvenil, fue una
transformación de los viejos medios que grupos de jóvenes cambiaron: en radio desde
estaciones como Rock 101 o Estereo Joven hasta los primeros podcast que eran
programas de radio grabados y mezclados artesanalmente que se compartían en cassetes;
o el uso de la prensa escrita, y ya que pocos espacios les dejaba la tradicional, entonces
generaron su propia prensa con los Fanzines que circulaban de mano en mano
comunicando su propia palabra y mirada. O la apropiación del territorio del barrio
mediante su propio muralismo que era el graffitti o de su propio cuerpo mediante el
tatuaje. La diversidad de usos se hizo presente.
En la última década además de la caída de sus condiciones de vida y de sus
oportunidades para insertarse adecuadamente a la sociedad, tomaron por asalto las
nuevas formas de comunicación e información: las redes sociales, el teléfono celular, son
el lugar de su voz, de su mirada, de su participación social y política y el viaje mágico y
misterioso dirían los Beatles, apenas empieza pues la primera generación de este siglo
está cumpliendo sus primeros quince años; éstos son los verdaderamente nativos de las
tecnologías virtuales.
Estos tres momentos no son unívocos, en el camino la diversidad del actuar juvenil
ha estado siempre presente mediante su solidaridad, su participación política, su denuncia
pero lo anterior ayuda creemos a darle mayor visibilidad que solo enumerar hechos donde
las y los jóvenes han estado presentes.
Estas son las razones por las que tres instituciones sentadas casi por azar el Fondo
de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), el Instituto Mexicano de la Juventud
(IMJUVE) mediante su Dirección de Investigación y la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM) a través de su Seminario de Investigación sobre Juventud (SIJ)
empezamos a pensar organizar una serie de eventos compartidos y no competir por los
espacios y temas, de ahí surgieron algunas propuestas de incorporar a otras instancias
vinculadas con el tema, la sorpresa fue creciendo cuando nos dimos cuenta del interés de
otras instancias por unirse al proyecto. Por lo tanto, determinamos que nos
encargaríamos de coordinar un ámbito cada quién: el UNFPA el internacional, el IMJUVE el
gubernamental y el SIJ-UNAM el académico y el de la sociedad civil organizada.
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Hoy tenemos a cerca de 140 instancias en más de 200 eventos que se desarrollarán
en 18 entidades de la república en un Ciclo de 30 días que empieza el 12 de agosto. Somos
instancias muy diversas, quizá hasta tenemos algunos puntos encontrados, pero hoy
decidimos encontrar lo común y respetando las posiciones de cada quién, apoyar una
acción conjunta de reconocimiento del trabajo juvenil por su sociedad, por nuestra
sociedad, que muy pocas veces se hace. Desde la UNAM creemos firmemente que ese es
nuestro papel mantener la pluralidad y el compromiso de acompañar la diversidad juvenil
en sus expresiones y acciones por un México más justo e incluyente.
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