El Real Colegio de Artillería

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Atenea · Número 43
M U S E O S
por Víctor Esteban Verástegui
El Museo del
Real Colegio de Artilleria
“LA CIENCIA VENCE” ES SU LEMA
E
FOTO: IES CONDE DIEGO PORCELOS
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“Deberá realizar un plan orgánico de obras de
conservación, restauración y reinstalación que
permitan:... al público disfrutar de un <<Museo
del Alcázar de Segovia>> que sea un Archivo de
recuerdos en el que se reúnan cuantos puedan
servir para conservar la memoria de aquella
casa en su triple dimensión de Alcázar Regio,
Recinto Militar y Real Colegio de Artillería, de
que, simultánea o sucesivamente, hizo oficios”
Decreto de creación del Patronato del Alcázar
l Museo, inaugurado el 14
de junio de 1996, rememora
los casi cien años en los que
el Alcázar de Segovia fue la
sede del Real Colegio de Artillería, desde su
fundación en 1764, hasta el 6 de marzo de
1862, fecha en la que tuvo lugar el incendio que obligó a su traslado al Convento de
San Francisco de esta ciudad, donde continúa realizando sus labores con la denominación de Academia de Artillería, lo que la
convierte en el centro de formación militar
en activo más antiguo del mundo.
El Museo presenta esos casi cien años
de historia de forma didáctica. A través
de gráficos y piezas, se invita al visitante
a sumergirse en la evolución de la enseñanza de los oficiales de Artillería, pionera del modelo ilustrado que el Rey Carlos
III quería imponer en España. Desde sus
aulas se exportarían modelos pedagógicos que serían empleados en todas las
escuelas de Ingeniería, y que se reflejan
de manera clara en los aspectos formales
que pretende el llamado Plan Bolonia.
El Museo está constituido con fondos
del propio Patronato del Alcázar y por
depósitos procedentes del Museo del
Ejército, de la Academia de Artillería y
de unidades logísticas, depositarias, a su
vez, de fondos procedentes de las antiguas unidades del Servicio de Artillería.
Por lo dicho, se entiende que cada pieza
mostrada se ha seleccionado, no en función
de su valor intrínseco, sino en tanto contri-
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buyera a ilustrar la historia del Real Colegio de Artillería a través de sus personajes
más ilustres y representativos, así como a
presentar una muestra del alto grado científico que alcanzó la enseñanza que en él se
impartió, la evolución de la industria militar y del empleo de la Artillería durante el
periodo de tiempo de referencia.
El lema general del Museo es “La
Ciencia vence”, que resume de manera
elocuente la esencia de los objetivos y
aspiraciones para los que fue fundado
el Real Colegio de Artillería, resultando
una institución considerada como el exponente más perfecto, y duradero en el
tiempo, del éxito de la política militar reformista borbónica, llegando a ser considerado como el centro de enseñanza más
destacado, no sólo militar, sino también
científico de la Ilustración española.
ESTRUCTURA
El eje central del museo lo constituyen los
cubos situados en las distintas salas, mostrándose, en su parte interior, una pequeña
muestra de la valiosa Biblioteca de la actual
Academia de Artillería, heredera de dicho
Colegio. Entre las obras expuestas, destaca
el “Tratado de Artillería” de Tomás de Mor-
la, componente de la 1ª Promoción de oficiales salidos del Alcázar segoviano, y una
obra de Galileo Galilei. En el exterior de los
cubos, se muestra la organización, sistema
docente, actividades científico–militares,
profesores, alumnos, etc. del Real Colegio.
El museo se estructura en cuatro etapas históricas tituladas, la primera, “Fundacional” (1764–1790); la segunda, “El
esplendor de la ciencia” (1790–1808); la
tercera, “Artillería, Química e Historia
natural” (1814–1823) y, la cuarta, “La
Ciencia vence, el regreso definitivo del
Colegio al Alcázar” (1839–1862).
Entre la tercera y la cuarta etapas,
con la entrada en España de los “Cien
mil Hijos de San Luis”, se produce la disolución del Real Colegio de Artillería
(1823), creándose en el Alcázar el primer
Colegio General Militar (1824). En 1830
se vuelve a formar el Colegio, quedando
instalado en Alcalá de Henares. En 1839,
se produce su regreso definitivo a ‘su’ Alcázar de Segovia, tras su abandono por el
Colegio General Militar ante la llegada
de las tropas carlistas al mando del general Zaratiegui y su posterior disolución.
Todo ello se presenta en tres salas. La
primera está dedicada a la etapa funda-
FOTOS: DEL AUTOR
FOTO: IES RIBERA DE CASTILLA
En la página anterior, el
Alcázar tras el incendio,
en una fotografía de J.
Laurent. A la izquierda,
vista actual. Abajo, vista
parcial de la primera sala.
EL CONDE
DE GAZOLA
El conde de Gazola visitó el
Alcázar en enero de 1763,
a fin de instalar en él, el
Real Colegio de Artillería.
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La boca de fuego del cañón
‘Galopo’ y el revolucionario
rayado de su ánima. A la
derecha, medallón de Proust.
Modelos de la prensa
hidráulica de Bourdon y
de la máquina a vapor del
capitán José Querol. Abajo,
modelo de una máquina
de barrenar cañones.
cional (1764–1790) y en ella destacan los
cuadros del Rey Carlos III, gran impulsor del reformismo militar borbónico, y
de Félix de Gazola, conde de Gazola
(Piacenza, 1699–Madrid, 1780),
inspector general de Artillería
y responsable de la ubicación
del Real Colegio en el Alcázar de Segovia (ver su biografía en ATENEA número
29). Les acompaña un grabado
del padre Antonio Eximeno, su
primer Jefe de Estudios (Valencia,
1729–Roma, 1808), sacerdote jesuita,
gran músico y matemático, quien pronunció su
famoso discurso de inauguración el 16 de mayo
de 1764, en el que decía
a los primeros cadetes: “...
el Monarca os mira como a
hijos queridos, y como a tales
os ha colocado en el más respetable y magnífico Alcázar
de su Reino, deseando veros
tales algún día, que pueda
dejar descansar en vuestros
brazos el peso de su Corona... un General debe
ser un gran Matemático, un gran Histórico,
un gran Político, un gran Filósofo, un Héroe”,
palabras que resumen perfectamente el
espíritu fundacional del Colegio.
La segunda sala alberga las etapas segunda y tercera. El centro de la segunda
etapa, “El esplendor de la ciencia (1790–
1808)”, es el Laboratorio de Química,
que se instala en el Alcázar por la
necesidad sentida por los artilleros de ampliar sus estudios
sobre metalurgia, recayendo
su dirección en el francés Luis
Proust, cuyas investigaciones
fueron reunidas en los míticos
“Anales del Real Laboratorio”,
donde se formula definitivamente la
famosa ley de las Proporciones Definidas,
también conocida como “Ley de Proust”.
En esta etapa, también, Proust y los cadetes
de Real Colegio protagonizaron la primera
elevación aerostática de un globo cautivo
con fines de observación militar, experiencia que se llevó a cabo, ante la familia real,
en Aranjuez, en 1792.
En el centro de la segunda sala, se rinde homenaje a los capitanes de Artillería
Daoíz y Velarde, alumnos en este Alcázar,
que dieron su vida por la Patria el 2 de
mayo de 1808 en el Parque de Monteleón
de Madrid. Sus figuras quedan representadas en sendos cuadros y, a sus pies, el
cañón ‘Galopo’, de 1796.
Entre la segunda y la tercera etapas se
produjo la quiebra correspondiente a la
Guerra de la Independencia, que obligó
al Real Colegio de Artillería a realizar un
duro peregrinaje por media España hasta instalarse en Palma de Mallorca, en el
Colegio de Montesión (1811–1814), retornando al Alcázar de Segovia al finalizar dicha contienda.
La tercera etapa se denomina “Artillería, Química e Historia natural” (1814
– 1823). Pese a su brevedad, cabe destacar la figura del director general de Artillería, Martín García Loygorri (Corella,
1759 – Madrid, 1824), primer laureado
del Cuerpo de Artillería por su intervención en la batalla de Alcañiz (23 de mayo
de 1809) contra las tropas francesas. Su
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A la izquierda, recreación de
un laboratorio de química y
vista parcial de la segunda
sala, presidida por los retratos
de los heroicos Daoíz y Velarde.
Bajo estas líneas, el escudo
real de la puerta, adornado
con trofeos artilleros.
empeño fue que el Real Colegio de Artillería volviese a la normalidad, es decir, a
la casa solariega del Alcázar de Segovia,
recuperando su elevado nivel de enseñanza; para ello, se instaló, de nuevo, un
gran laboratorio de química ampliándolo con un gabinete de ciencias naturales,
procediéndose a la compra del Gabinete
de Mineralogía del gran naturalista Casimiro Gómez Ortega, del que se presenta
una muestra. Así, en mayo de 1821, quedó inaugurado el Laboratorio de Química y Gabinete de Ciencias Naturales, volviendo a verse “las probetas y los cañones
aliados al servicio de Su Majestad”.
La tercera sala corresponde a la cuarta
etapa: “La Ciencia vence, el regreso definitivo del Colegio al Alcázar” (1839–1862).
En ella se acentúa, si cabe, la necesidad
de un alto nivel científico en la formación de los oficiales de Artillería, ya que
van a ser protagonistas, como directores
y artífices de la industria bélica española,
de una evolución sin precedentes en los
materiales de guerra de todo tipo, piezas
y municiones.
Como figura de esta época, destaca
Francisco Javier Azpíroz y Jalón, conde de Alpuente (Madrid, 1797–Madrid,
1868), director general de Artillería, al
que se debe el impulso para ampliar las
responsabilidades de los oficiales de Artillería en las actividades de las fábricas
de armamento. Entre los avances más
significativos de la época, cabe destacar el ánima rayada, la introducción
del bronce comprimido y el acero, y las
piezas de retrocarga, desarrollos que se
llevaron a cabo en los centros fabriles
de la Maestranza de Sevilla y de Trubia
(Asturias).
Esta etapa finaliza con el incendio
del Alcázar, acaecido el 6 de
marzo de 1862, que lo destruyó
casi por completo. Los cadetes
intentaron salvar lo que más
apreciaban, su biblioteca, ya
en llamas, ubicada en la Sala de
Reyes, lanzado los volúmenes
por las ventanas.
En la Biblioteca de la actual
Academia de Artillería, de la que,
como ya se ha dicho, se expone
una pequeña muestra en este
museo, se pueden contemplar
los volúmenes que se pudieron
salvar con los lomos ennegrecidos por las llamas. Esta acción simboliza
lo profundo que caló, en el espíritu de los
alumnos del Real Colegio de Artillería, el
lema de: “La Ciencia vence”. +
www.alcazardesegovia.com
DIRECCIÓN: Plaza Reina Victoria Eugenia, s/n,
Segovia. Teléfono: 921 46 07 59
HORARIO:
De abril a septiembre: de 10.00 a 19.00 horas
De octubre a marzo: de 10.00 a 18.00 horas
La entrada, situada en el
Patio de Armas, tiene a
la izquierda un mortero
y a la derecha el cañón
‘Letrado’, fundido en bronce
en Barcelona en 1798.
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