complementos de mesopotamia y egipto

Anuncio
Se denominan genéricamente
como Civilizaciones Fluviales,
a aquellas que durante el
Neolítico se fueron asentando
junto a grandes ríos y
desarrollando una cultura
propia y en las que aparecería,
entre otros muchos logros, la
escritura.
Las principales Civilizaciones Fluviales de la antigüedad fueron la
Egipcia, las mesopotámicas, la Hindú y la China. En esta página sólo
se tratarán las culturas mesopotámica y egipcia por su influencia
directa sobre nuestra cultura.
Las civilizaciones
mesopotámicas se
desarrollaron en la
región de Mesopotamia,
situada en el Asia
Menor, al sur de la
Península de Anatolia,
entre los ríos Tigris y
Éufrates. La egipcia se
desarrolló en el valle del río Nilo en el noreste de África.
La cercanía geográfica de ambas civilizaciones ha dado
lugar a la denominación de la zona que ambas ocupan
como "Creciente Fértil", dada la forma de luna creciente que
ofrece la zona de asentamiento de ambas civilizaciones, tal
y como se puede observar en la ilustración y la fertilidad de
sus tierras.
Dada su riqueza natural, Mesopotamia atrajo desde la prehistoria a
poblaciones humanas procedentes de
regiones más pobres.
Sobre el año 6000 a.C. los asentamientos
aumentaron y en el cuarto milenio a. C. se
construyeron las primeras ciudades, de entre las cuales destaca Uruk.
El primer pueblo mesopotámico del que tenemos noticia histórica es el
sumerio. Los sumerios, cuya civilización se extendió hasta el norte del
Éufrates, utilizaron la metalurgia, desarrollaron la administración
pública e inventaron un tipo de escritura denominada cuneiforme.
Hacia el 2330 a.C. los acadios, pueblo procedente de la zona central
de Mesopotamia, conquistó la región, bajo el reinado del rey Sargón I
El Grande, unificando ambos pueblos en una sola cultura y situando
su capital en la ciudad de Acad.
En el 2118 a.C. la capital pasó a la ciudad de Ur y en el siglo XVIII
a.C. toda Mesopotamia fue unificada por Hammurabi, rey de Babilonia.
En esta época se desarrolló en Mesopotamia una gran civilización, se
fortaleció el sistema administrativo, se desarrolló el sistema de
regadíos y la navegación y se construyeron grandes templos y
monumentos. La principal obra de
Hammurabi fue su Código que constituye la
primera recopilación de leyes de la historia.
Hacía el 1595 a.C. los hititas, pueblo
procedente de la meseta de Anatolia, y
posteriormente los casitas, invaden
Mesopotamia y dominan Caldea. Durante
casi 400 años el reino de Babilonia fue muy
próspero y sus reyes tuvieron un poder
similar al de los faraones egipcios, al tiempo que se desarrollaron
fuertes relaciones comerciales con los pueblos vecinos.
Tras esta etapa, serán los asirios, procedentes del norte de
mesopotamia, conquistarán Babilonia, expandiendo su imperio hasta
el Mediterráneo, llegando incluso a dominar Egipto.
Las continuas revueltas de las tribus caldeas y el empuje de los
medas, terminaron con el imperio asirio, quedando Mesopotamia de
nuevo en manos de los caldeos de Babilonia, bajo el gobierno de
Nabuconodosor II. Así quedaría la región hasta que en el año 539 a.C.
es conquistada por los persas de Ciro el Grande.
El Antiguo Egipto estaba situado en el valle del río Nilo, en el norte de
África. Este valle supone un enorme oasis en medio del desierto del
Sahara. Las inundaciones anuales debidas a las crecidas del río
dejaban un suelo fértil y fácil de cultivar, lo que le garantizaba el
alimento y el agua a los grupos humanos que vivían en sus orillas.
Los primeros habitantes del Valle del Nilo comenzaron a cultivarlo
hacia el 5000 a.C. dividiéndose el valle en dos reinos denominados
Alto y el Bajo Egipto. En esa época los egipcios ya enterraban a sus
muertos en tumbas de arena junto con objetos para la vida de
ultratumba, lo cual denota la creencia, desde la antigüedad, en la vida
después de la muerte.
Egipto fue unificado hacia el año 3100
a.C., según la leyenda por el rey Menes,
formándose el Imperio Antiguo en el cual
bajo el mandato de los primeros faraones
estables y poderosos, considerados
dioses vivientes con un poder absoluto,
se desarrollan la economía y cultura del
país. La capital estaba en la ciudad de
Menfis. En esta época la escultura y la arquitectura alcanzan su
máximo apogeo con la contrucción de las pirámides de Gizeh por los
faraones Keops, Kefrén y Mikerinos.
El Imperio Antiguo desapareció hacia el 2160 a.C. a consecuencia del
debilitamiento del poder del faraón y el dominio de los gobernadores
territoriales sobre sus provincias. El país fue reunificado por
Mentuhotep II que fundó el Imperio Medio en el 2040 a.C. situando la
capital en Tebas. Los faraones volvieron a controlar Egipto y
reforzaron el comercio exterior. Es este periodo los egipcios invaden
Libia y Nubia. La invasión del norte de Egipto por los hicsos que
establecieron su capital en Menfis, debilitó el poder del faraón y el
Imperio Medio entró en crisis.
El periodo más importante de la historia egipcia es el
Imperio Nuevo (1500-1086 a.C.) en el que faraones
guerreros como Amosis I y Tutmosis III expulsan a los
hicsos, extienden los dominios del imperio hasta el
Oriente Medio. En esta época se construye el Valle de
los Reyes que serviría como tumba decorada de los
faraones.
En el 525 a.C., Cambises II rey de Persia, invade Egipto poniendo fin
a la época imperial
Los egipcios inventaron la escritura jeroglífica y sus creencias
politeístas desarrollaron una mitología rica que tenía como principales
deidades a Osiris, Isis, Horus y Anubis, así como una compleja red
administrativa formada por escribas y funcionarios que controlaban las
cosechas, las obras públicas y los impuestos.
El arte mesopotámico refleja al mismo tiempo la adaptación y el miedo
de las gentes a las fuerzas naturales, así como sus conquistas
militares.
En las ciudades de Mesopotamia, el templo fue el
centro del comercio y la religión hasta que fue
desbancado en importancia por el palacio real.
El suelo de Mesopotamia proporcionaba el barro
para los adobes que fueron el material constructivo
más importante de esta civilización. Los
mesopotámicos también cocieron esta arcilla para
obtener terracota, con la que realizaron cerámica,
esculturas y tablillas para la escritura.
Se conservan pocos objetos en madera. En la escultura emplearon
basalto, arenisca, diorita y alabastro. También trabajaron algunos
metales como el bronce, el cobre, el oro y la plata, así como nácar y
piedras preciosas en las piezas más delicadas.
El arte de Mesopotamia abarca una tradición de 4.000 años con estilo
aparentemente igual. Hasta la conquista por los persas en el siglo VI
a.C. cada uno de los grupos que la habitó, hizo su propia contribución
al arte mesopotámico.
ESCULTURA
Las primeras esculturas descubiertas en la
Mesopotamia datan del 5000 a.C. y son en su
mayoría figuras de barro muy similares a las de
las Venus prehistóricas encontradas en el resto
de Europa. En el milenio siguiente se refleja una
estilización de las formas tendientes al
naturalismo y se encuentran piezas en mármol tales como bustos,
estelas conmemorativas y relieves. La más importante es la estela
encontrada en Lagash, considerada la más antigua del mundo en
cuanto que en ella aparece por primera vez la narración figurativa de
una batalla.
Las estatuas más típicas son figuras de hombre o mujer de pie,
llamados orantes, ataviados con largas túnicas con las manos
tomadas a la altura del pecho, siendo la cara la parte más llamativa
del conjunto por el relieve de los ojos normalmente realizados con
piedra. En cuanto a los relieves, estos han sido de una importancia
fundamental para comprender la historia, la iconografía religiosa y el
ceremonial de los pueblos
mesopotámicos.
Existían varios tipos, entre
ellos los esculpidos en la
piedra y los realizados
sobre ladrillos esmaltados
como es el caso de los pocos restos encontrados de la famosa "Puerta
de los dioses" (de hecho, eso significa Babilonia) y los de arcilla.
Dependiendo del pueblo y de la ciudad los temas y los estilos
variaban: durante las dinastías acadia y persa la temática era la
narración de la victoria de los reyes, mientras que en tiempos de los
babilonios se preferían las representaciones de las divinidades o de
las tareas cotidianas del pueblo.
•
ORFEBRERÍA
La orfebrería mesopotámica constituye
uno de los hallazgos más interesantes
de las excavaciones de tumbas reales y
templos. El trabajo de los metales era
una de las actividades artísticas más
importantes en los pueblos mesopotámicos. Si bien la mayoría de las
tumbas fueron saqueadas por los ciudadanos de sucesivos
asentamientos poblacionales, que descubrían los tesoros cavando
para construir sus casas. Algunos, han llegado intactos hasta hoy,
como el tesoro de los reyes de Ur, encontrado por el arqueólogo
Charles Wooley.
Entre los valores más preciados de este tesoro se cuenta el tocado de
una de las sesenta y cuatro cortesanas enterradas en el sepulcro real,
de una suntuosidad y un diseño exquisito, en el que finísimas láminas
de oro imitan hojas y pétalos de flores. Restos de vajilla labrada en oro
y numerosísimas estatuillas de cobre, uno de los metales más
trabajados, así como collares y brazaletes de cornalina, lapislázuli y
plata e instrumentos musicales con piedras preciosas completaban el
tesoro más antiguo del mundo oriental.
En las formas y el modelado del metal se descubre un naturalismo de
cierta ingenuidad, con obsesión por el detalle ornamental. Se hace
difícil un estudio del estilo general de la orfebrería mesopotámica
debido a la gran variedad de pueblos y culturas que poblaron
sucesivamente el territorio. Sin embargo, en todos lo objetos se
descubre el valor de las fuerzas de la
naturaleza y la esperanza del hombre en una
vida después de la muerte, algo que explica
que los objetos más valiosos se encontraran
en los sepulcros.
También durante el imperio Persa (VI a.C.) la
orfebrería experimentó un florecimiento. Los
tesoros encontrados en las excavaciones dan
cuenta de la habilidad de los artesanos en la realización de bellísimos
utensilios y objetos decorativos en oro y plata. Destacan sobre todo
las piezas del último período del Imperio. El naturalismo de las
estatuillas destinadas a los hipogeos y el logrado dinamismo de su
decoración refleja la influencia de los artistas griegos.
•
ARQUITECTURA
La arquitectura de la Mesopotamia se sirvió en sus comienzos de los
ladrillos de barro cocido, poco resistentes, lo que explica el alto grado
de deterioro de las construcciones encontradas. Las obras más
representativas de la construcción mesopotámica son los zigurats o
templos en torre que datan de los primeros pueblos sumerios y que
asirios y babilonios mantuvieron en lo formal. Éstos eran en realidad
edificaciones superpuestas que conformaban especies de pirámides
de lados escalonados divididos en varias
cámaras.
El zigurat de la ciudad de Ur es uno de los
que mejor se ha conservado gracias a que
después de su destrucción, por los
acadios, el rey Nabucodonosor II lo mandó
reconstruir. El templo constaba de siete plantas y en la terraza se
encontraba el santuario. Se cree que en la reconstrucción, se intentó
copiar la famosa torre de Babel, hoy destruida. A la última planta se
accedía por interminables y estrechas escalinatas que rodeaban los
muros.
La arquitectura monumental aqueménida retomó las formas
babilónicas y asirías con la monumentalidad egipcia y el dinamismo
griego. Los primeros palacios de Pasargada de Ciro el Grande (559-
530) poseían salas de doble hilera de columnas con capiteles en
forma de cabeza de toro de influencia jónica. Para centralizar el poder,
Darío (522-486) transformó en capitales
administrativas y religiosas a Susa y
Persépolis respectivamente. Sus palacios
fueron los últimos testimonios de la
arquitectura oriental antigua.
En cuanto a las tumbas, los monarcas
aqueménidas, que no siguieron la tradición
zoroástrica de exponer sus cadáveres a las
aves de rapiña, excavaron fastuosos monumentos funerarios en las
rocas de montañas sagradas. Una de las más conocidas es la tumba
de Darío I, en la ladera del monte Hussein-Kuh. Su fachada imita el
portal de un palacio, y se halla coronada con el disco del dios Ahura
Mazda. Este fue el modelo seguido posteriormente en las necrópolis.
•
PINTURA
La pintura egipcia experimentó su máximo apogeo durante el Imperio
Nuevo. Sin embargo, dado el carácter
religioso de la misma, las técnicas
pictóricas evolucionaron muy poco de un
período al otro. Más bien se mantuvieron
siempre dentro del mismo naturalismo
original. Los temas eran normalmente
narraciones de la vida cotidiana y batallas,
además de leyendas religiosas.
Las típicas figuras de perfil con los brazos y el cuerpo de frente de los
murales egipcios, son producto de la utilización de la perspectiva
aspectiva. Los egipcios no representaron las partes del cuerpo
humano según su ubicación real sino teniendo en cuenta la posición
desde la que mejor se observara cada una de las partes: la nariz y el
tocado de perfil, que es como más resaltan; y ojos, brazos y tronco, de
frente. Esta práctica se mantuvo hasta
mediados del Imperio Nuevo, luego se
prefirió la representación frontal.
Un capítulo aparte en el arte egipcio lo
constituye la escritura. Un sistema de
más de 600 símbolos gráficos
denominados jeroglíficos, se desarrolló
a partir del año 3.300 a.C. y su estudio y fijación fue tarea de los
escribas. El soporte de los escritos era un papel fabricado en base a la
planta del papiro. La escritura y la pintura se hallaban estrechamente
vinculadas por su función religiosa. A las
pinturas murales de los hipogeos y las
pirámides se las acompañaba de textos y
fórmulas mágicas dirigidas a las divinidades y
a los difuntos.
Es curioso observar que la evolución de la
escritura en jeroglíficos más simples, la
llamada "escritura hierática" determinó en la
pintura una evolución similar, traducida en un
proceso de abstracción. Estas obras menos naturalistas, por su
correspondencia estilística con la escritura, se denominaron a su vez
"pinturas hieráticas". Del Imperio Antiguo se conservan las famosas
pinturas "Ocas de Meidun" y del Imperio nuevo merecen mencionarse
los murales de la tumba de la reina Nefertari, en el Valle de las
Reinas, en Tebas.
•
ESCULTURA
La escultura egipcia fue ante todo, animista.
Encontró su razón de ser en la eternización del
hombre después de la muerte. Fue una escultura
eminentemente religiosa. La representación de
un faraón o un noble, era la reemplazante física
del muerto, su doble, en caso de descomposición
del cuerpo momificado. Esto justificaría el
exagerado naturalismo logrado por los escultores egipcios, sobre todo
en el Imperio Antiguo. Con el paso del tiempo, al igual que la pintura,
la escultura se estilizó.
Las estatuillas de barro eran piezas concebidas
como complementarias del ajuar en el ritual
funerario. En cuanto a las estatuas colosales de
templos y palacios, surgieron a partir de la
Dinastía XVIII como parte de la nueva
arquitectura imperial. Poco a poco, las formas se
fueron complicando y pasaron del realismo ideal
al amaneramiento completo. Con los reyes tolemaicos la gran
influencia de Grecia se hizo sentir en la pureza de las formas y el
perfeccionamiento de las técnicas.
En un principio, el retrato tridimensional fue
privilegio de faraones y sacerdotes. Con el tiempo
fue posible a ciertos miembros de la sociedad
como escribas y sacerdotes. De los retratos
reales más populares merecen mencionarse los
dos bustos de la reina Nefertiti, considerada una
de las mujeres más bellas de la historia universal.
Ambos son obra de uno de los pocos artistas
egipcios conocidos, el escultor Thutmosis, y se encuentran hoy en los
museos del Cairo y de Berlín, respectivamente.
No fueron menos importantes las obras de orfebrería, cuya maestría y
belleza son suficientes para testimoniar la elegancia y el lujo de las
cortes egipcias. Los materiales más utilizados eran el oro, la plata y
las piedras. Las joyas siempre tenían alguna función específica
(talismanes), lo mismo que los objetos elaborados para templos y
tumbas. Los orfebres también colaboraron en la decoración de
templos y palacios revistiendo muros con láminas de oro y plata
labrados con inscripciones, de los que apenas quedaron testimonio.
•
ARQUITECTURA
La esencia de la arquitectura egipcia lo
constituyen sin duda las pirámides, cuyas
técnicas de construcción siguen siendo
objeto de estudio de ingenieros y
historiadores. El creador de las mismas
fue el arquitecto Imhotep, durante la
tercera dinastía, y su obra le valió la
divinización. En un principio las tumbas
egipcias tenían la forma de pequeñas cajas
y eran de barro, recibiendo el nombre de
mástabas (banco). Fue este arquitecto el
que superpuso las mástabas dando forma a
la pirámide.
También se debe a Imhotep la
utilización de la piedra en lugar del
barro, que sin duda servía mejor en vistas a la conservación del
cuerpo del difunto. Las primeras pirámides fueron las del rey Zoser y
eran escalonadas. Las más célebres
del mundo pertenecen sin embargo
a la IV dinastía y se encuentran en
Gizeh: Keops, Kefrén y Mikerinos de
caras completamente lisas. La
regularidad de ciertas pirámides se
debe, aparentemente, a la
utilización de un número áureo que
muy pocos arquitectos conocían.
Otro tipo de construcción fueron los
hipogeos, templos excavados en las
rocas dedicadas a varias divinidades o a una en particular.
Normalmente se hallaban divididos en tres cámaras de las cuales la
primera era para los profanos, la segunda para el faraón y los nobles,
y la tercera, para el sumo sacerdote. La entrada a estos templos era
guardada por galerías de colosos o esfinges. En cuanto a la
arquitectura civil y palaciega, las ruinas que se conservan permiten
recabar muy poca información al respecto.
Descargar