timonio de la estimación y respeto que había sabido gran

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dio Luce, obteniéndose por este procedimiento un ejemplar de «Ursus horribilis», otro de «Cervus virginianus» y
otro de «Cervus canadensis». Estas especies eran ya p o c o
frecuentes, según el mencionado Almirante.
En Junio de este año experimentó el Museo una sensible
pérdida por la muerte del Profesor D. Juan Vilanova y Piera,
que c o m o Catedrático de Paleontología de la Universidad,
estaba encargado de las colecciones correspondientes del
Museo y desempeñaba además el cargo de Secretario del
mismo. Era su característica más sobresaliente, c o m o se ha
podido deducir por las páginas que se han dedicado a sus
viajes, una incansable actividad, contribuyendo a la divulgación de las Ciencias Naturales y especialmente a la
prehistoria española con sus conferencias y artículos periodísticos. Espíritu abierto a todo progreso científico, dice
Quiroga, se le ve participar y aun ser el paladín de nuevas
teorías, acoger con go£o las investigaciones microlitológicas de Mac Pherson, defender la existencia de una edad
del cobre anterior a la del bronce, así c o m o la autenticidad
de las pinturas rupestres ( 1 ) .
A Vilanova sucedió en la Secretarle del Museo D. Francisco Quiroga.
A principios del año mencionado ( 1 8 9 3 ) , recibió el
Museo una colección de aves de Costa Rica, donativo de
D. Antonio Alfaro, Profesor allí del Colegio Nacional.
P o c o s meses después llegó al establecimiento una colección de 2 3 3 rocas del Uruguay, regalada por D. Basilio Carvajal, Doctor en Ciencias Naturales por la Universidad de
Madrid y Catedrático de Historia Natural en dicha República.
La Junta del Museo nombró al mencionado Catedrático, c o rresponsal del Gabinete.
En 1 8 9 3 , fué nombrado, previa oposición, Ayudante de
las clases del Botánico, D. Eduardo R e y e s Prósper, continuando con su cargo de Ayudante de Dibujo de la Universidad.
(1)
Actas de la Sociedad Española de Historia Natural, sesión de
Octubre, 1893, tomo X X I I . págs. 132-137.
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