Eduardo Gazel López Marzo 2008 ANTECEDENTES

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Eduardo Gazel López
Marzo 2008
ANTECEDENTES IDEOLÓGICOS
INTRODUCCIÓN AL NERVIO IDEOLÓGICO
Y AL NERVIO TEOLÓGICO
El día de hoy vamos a tratar de poner las bases de lo que será parte del trabajo de
esta escuela durante este primer semestre.
De cara a que, pues tal vez a una posible revisión de los rollos del tercer día, es
por ello que se hace necesario volver a refrescar nuestros conocimientos en
cuanto al tema del nervio ideológico y al nervio teológico.
Hoy estaremos dando unas pinceladas rápidas a este tema que serán tratados
con mayor profundidad en las sesiones siguientes.
Cuando hablamos de Antecedentes Ideológicos tenemos que referirnos sin lugar a
dudas a la Mentalidad del MCC, ya que ella responde al por qué somos lo que
somos y al por qué hacemos lo que hacemos, la Mentalidad es entonces la causa
de nuestros orígenes, cuando hablamos de algo fundamental en el MCC, estamos
hablando de la Mentalidad.
Nos dice IF que la mentalidad es creativa y liberadora; y por eso, engendra
criterios y no normas, porque el criterio libera, mientras que la norma, si bien
encauza, puede a veces restringir o anquilosar, gracias a esa creatividad, la
historia del porqué del MCC no es una historia hecha y terminada, sino una
historia que se va haciendo todos los días con la vida y que también va teniendo
su porqué.
Se define en IF 8 la mentalidad de la siguiente forma “Es el conjunto de criterios,
convicciones, actitudes vitales y opciones pastorales que, ante las circunstancias
que provocan unas necesidades históricas, impulsan el nacimiento de una obra y
configuran su identidad”.
Se nos dice también en nuestro ideario que así como el árbol está contenido en
cierto modo en la semilla, así también los Cursillos estuvieron contenidos en su
Mentalidad.
Es por eso que se hace necesario conocer cuales fueron aquellas realidades y
cuales fueron aquellos criterios, convicciones, actitudes vitales y opciones
pastorales que presidieron el período de gestación de MCC, y que vinieron a ser
como la clave y explicación de todo lo hecho. El conocerlos nos ayudará a
comprender por que el MCC es lo que es, y a comprender todo lo que debe de ser
y lo que no pueda llegar a ser, para no perder su identidad.
De hecho, nos atreveríamos a firmar que todo el MCC tuvo su punto de partida en
el conocimiento profundo de la realidad, como lo mencionaba Hiram la semana
pasada cuando nos hablaba de Eduardo Bonín, un mundo de espaldas a Dios, a
Cristo y a su Iglesia, tenían la persuasión íntima de que la vida había dejado de
ser cristiana, porque la influencia del cristianismo en la vida era prácticamente
nula, incluso en sectores llamados católicos.
Los iniciadores del Movimiento, ante ese mundo descristianizado, pensaron que
se imponían unas líneas fundamentales de acción, que pueden resumirse así:
a) Una pastoral de evangelización, en
predominantemente de conservación.
contraposición
a
una
pastor
al
b) Un despenar el hambre de Dios.
c) Una predicación de conversión y, en consecuencia, un método kerygmático, en
contraposición a un método meramente apologético y catequético. Lo que, a su
vez, conllevaba la proclamación dinámica y jubilosa de lo fundamental cristiano en
forma testimonial y vivencial.
d) Una visión de la Iglesia como sacramento universal de salvación y no como
institución de privilegio para salvarse.
e) En consecuencia, una visión del cristiano como apóstol: en la que el
compromiso apostólico no fuera una supererogación, sino una exigencia y una
consecuencia natural de la vida cristiana.
f) Una visión del mundo no como enemigo del alma, sino como conjunto de
personas que Dios quiere redimir.
Todo esto se podría resumir en que estos hombres pensaron que el MCC no
pretendía un Hacer Cristiano, sino más bien se puso todo el énfasis en el Ser
Cristiano, porque cuando se Es se Hace mejor todo lo que se puede hacer.
Ante la pregunta ¿Por qué había dejado de ser cristiano el hombre? Los
iniciadores pensaron que entre otras, eran dos causas principales: Porque le
pesaba la ley y porque desconocía la doctrina auténtica, es por ello que optaron
por buscar la recristianización del hombre, y nada mejor que hacerlo mediante una
proclamación Kerigmática de lo fundamental cristiano.
Para lograr esta recristianización los iniciadores plantearon cuatro opciones:
a-hacer más estructuras cristianas.
b-transformar a los hombres individualmente
c-transformar directamente las estructuras existentes
d-transformar en cristiano a aquellos hombres, que hacen o manejan las
estructuras ya existentes, vertebrar cristianos capaces de vertebrar en cristiano un
mundo que ya está estructurado.
Fue esta última opción la que prevaleció en el movimiento, donde para ello se
estudio los ambientes, se seleccionan a los candidatos, para lo cual se debe de
tener un conocimiento profundo de ellos.
Por todo lo anterior las líneas fundamentales del nervio ideológico del MCC se
formularon entonces así IF 34: (Antecedentes Ideológicos)
"a) Un concepto triunfal del cristianismo, que es el único exacto y verdadero, como
solución integral a todos los problemas humanos, en contraposición con una
concepción aburguesada, estática, conformista e inoperante, que de cristiana no
tiene sino el nombre que usurpa.
b) Una visión dinámica del catolicismo militante, entendiendo el apostolado
no como una superabundancia, sino como una exigencia dé vida que, lejos de
realizarse en una organización burocrática, constituya la vanguardia decidida del
Reino de Dios, el fermento vivo y operante de la Iglesia.
c) Un principio de insatisfacción sincero, recto é ilusionado, único punto de
partida posible para toda acción eficaz, y fuente inagotable de múltiples y siempre
mejores realizaciones.
d) Un conocimiento profundo y exacto de los hombres de hoy, de sus problemas y
de sus angustias; pero un conocimiento experimental, vivo, sacado no de fórmulas
estáticas o tomado de "manuales sencillos y prácticos", sino aprendido en la
misma vida, nacido de la convivencia íntima con la masa, que el fermento
evangélico debe vivificar.
e) Un convencimiento profundo de la ineficiencia o inadaptación de ciertos
métodos para conseguir el objetivo esencial de toda acción p
aostólica,
convencimiento que, lejos de esterilizarse en lamentaciones o resignarse a la
fatalidad de los acontecimientos, impulse con creciente interés a la vitalización de
todo lo aprovechable y a la búsqueda de nuevos y fecundos horizontes.
f) La firme convicción de que sería realmente posible que cuantos vivían al
margen de lo religioso sintieran la fuerte sacudida de la Gracia y que, por más
alejados que ardieran de Cristo, eran capaces de entregarse totalmente a El,
siempre que les presentaran las cosas de Cristo y de su Iglesia tales como son en
sí. Prescindiendo, si era necesario, de cualesquiera preferencias o criterios
personales por más arraigados que estuvieran y que, en último término, no eran
sino aspectos accidentales.
g) La firme esperanza de que al llevarse a cabo esta experiencia sucedería lo
mismo que en tiempo de Cristo: LAS samaritanas y los zaqueos se convertirían en
los más dinámicos apóstoles del Señor.
h) Un esfuerzo tenso por encontrar una técnica de realización concreta que,
calcada en los procedimientos apostólicos, tuviera en cuenta los problemas
personales y las exigencias concretas de cada individuo para solucionarlos de
raíz, con una solución que partiera de Cristo y de su Gracia, aceptados como
fuerza y peso, que influenciaran toda su vida.
í) La convicción de que la solución era simple, y, por simple, universal; por ello
debía vivirse en el Cursillo la catolicidad efectiva de la fe, al toparse en una misma
solución y en un mismo ambiente, aunque lanzadas a distintos horizontes, las
diferentes clases y las diversas culturas”
De lo anterior las convicciones fundamentales que constituyen el nervio ideológico
del MCC o sea de su columna vertebral, deben de ser fieles a 4 criterios.
1-La primera es que dentro del Movimiento se posibilita la vivencia y convivencia
de lo fundamental cristiano, que es lo permanente y universalmente válido.
2-Es esencial a nuestra Mentalidad la integridad de la fe, la adhesión fiel a la
totalidad de los fundamental cristiano, que no puede ser fraccionado ni mutilado,
es decir al Reino de Dios, con toda su dimensión salvífica, que abarca las
transformación de toda la vida y de toda la realidad humana, de todo el hombre y
de todos los hombres.
3-Se trata de un concepto vivencial, y no puramente teórico, de unas convicciones,
y no de unos conceptos. Sin dicotomías entre la fe formulada y la vida. La meta
es: formular en verdades la VIDA, y hacer realidad en la vida esas Verdades.
4-Eso exige un conocimiento comprometido y comprometedor, es decir una
presencia, una solidaridad y una participación liberadora en esas realidades.
Es por eso que El Movimiento de Cursillos, dentro de su IDEOLOGÍA, apunta
siempre al individuo:
1.- No mira al individuo como meta, sino como punto de partida para llegar
a la COMUNIDAD. El mejor candidato es aquel con capacidad de asimilar y vivir el
mensaje del Cursillo, en función de la comunidad.
2.- El Movimiento rechaza la idea de sustraer del mundo al hombre e
integrarlo a otro mundo, sino devolverlo a su mundo.
3.- El Movimiento ha señalado siempre que al laico cristiano le corresponde,
como seglar que es, cumplir su compromiso temporal pero con criterio cristiano.
4.- En Cursillo siempre ha defendido y se ha dicho muchas veces, que el
Movimiento, no es un medio de solucionar problemas al individuo, sino de buscar
individuos que puedan solucionar problemas, que tengan la capacidad de actuar
como apóstol del Señor, con criterios cristianos.
5.- Ha insistido el Movimiento en llamar la atención sobre el error de centrar
la eficacia del mismo en la técnica y realización de los tres días del Cursillo,
olvidándose que es un Movimiento de Tres Tiempos y que el Cursillo en sus tres
días, es para lograr el "POST-CURSILLO"
Vamos a referirnos ahora al “nervio teológico”, o como podríamos decir, “esta
línea de pensamiento”, fue el comprender que La Gracia, podía darles una fuerte
sacudida a quienes practicaran el Cursillo y definieron que lo que había que
predicar era la “Doctrina de La Gracia”.
Los iniciadores, analizaron qué se debía exponer y llegaron a la conclusión,
que la doctrina que debía exponerse en el cursillo era la Doctrina de la Gracia,
porque solo así el hombre se introduce en el cristianismo en la forma más exacta y
más breve.
De la Gracia debía explicarse paralelamente, la “VERDAD DE LA GRACIA”
y “LA VIDA DE LA GRACIA”.
Como es lógico la verdad de la Gracia debían explicarla en el cursillo los
sacerdotes, por su carácter sacramental y su mayor formación teológica.
La vida de la Gracia en el mundo, en cambio, era más lógico y eficaz que
fuera expuesta por seglares.
Así nacieron éstas dos líneas de exposición en el cursillo que hoy se
conocen como “rollos místicos” – sobre la verdad de la Gracia – y “rollos seglares”
– sobre la vida de la Gracia -.
La exposición de la verdad de la Gracia debía hacerse de acuerdo a los
manuales teológicos, explicando en su orden:
la Vida Divina (Rollo de “La Gracia”),
su promotor y su actualización (“Fe” o “Gracia Actual”, el rollo de las
Palancas),
sus fuentes (Rollo de “Sacramentos”),
sus peligros (Rollo de “Obstáculos a la Vida de la Gracia”)
y sus alimentos (Rollo de “Vida Cristiana”).
Para que el Cursillista asimilara lo que es la vida de la Gracia era necesario
además de explicarla, permitirle a los cursillistas la posibilidad de vivirla.
Se trataba de conducirlos desde donde estaban hasta donde podían estar
por la Gracia. Esto motivó el orden de los “rollos seglares” y se vio que la mejor
forma de lograrlo era mostrándoles primero a los cursillistas que existía una
“posibilidad” de cambio.
Para explicarles que esta “posibilidad existía” se habilitó un “rollo” para que ellos
se dieran cuenta que podían ser algo diferente y mejor de lo que estaban siendo.
Y así nació el rollo titulado “Ideal”.
Pero era preciso también decirles ¿Cuál era ésta posibilidad?. Para ello se
pensó en el rollo de “Los Laicos en la Iglesia”.
Pero no era suficiente mostrarles una posibilidad de cambio, sino que era
necesario ponerla al alcance de la mano y procurar que lo hicieran. Urgía
entonces cristianizarles su realidad.
Y la realidad del hombre es doble: interior y exterior.
Para cristianizar la realidad interior del hombre era preciso cristianizar sus
potencias y el conjunto de todas ellas, o sea, su personalidad. Para cristianizar las
potencias del hombre existe un orden lógico en psicología.
Primero había que cristianizarles el corazón, cosas que se intenta en el rollo
de “Piedad”.
En segundo lugar, la inteligencia, y para ello nació el rollo de “Estudio o
Formación”.
En tercer lugar la voluntad, cosa que se pretende en el rollo de “Acción”.
Y ya por último, su personalidad como una unidad, lo que se pretende en el
rollo de “Dirigentes”.
Así se había hecho la pista para la cristianización de la realidad interior de
los Cursillistas.
Para cristianizar su realidad exterior, era preciso decirles donde debían
actuar y como debían hacerlo, finalidad que se logra con el rollo “Estudio y
Animación Cristiana del Ambiente”.
Pero no basta una explicación teórica, se imponía explicar como se había
realizado en la práctica ésta teoría del ambiente, para lo que se creó el rollo de
“Comunidad Cristiana”.
Pero el Cursillo debía tener presente que el cristianismo para que sea
auténtico, además de vivirse, debe convivirse. Además de un santificarse, un
santificarse en común.
Este espíritu comunitario de lo cristiano, era el último y definitivo paso que
debía proporcionar el Cursillo. Tras mucho estudio nació para llenar esta finalidad
el rollo de “Grupo y Ultreya”.
Hemos visto, pues, qué debía explicarse en el cursillo y en qué orden, si se
quería que el cursillo lograra su finalidad concreta.
Desde luego, los rollos deberían presentar la verdad de forma encarnada
en las personas que lo estaban proclamando a fin de facilitar una respuesta de
cambio, de ahí que toda proclamación debe hacerse “no por profesionales, sino
por aquellos que, de una u otra forma, han respondido a la l amada del Señor
Jesús”.
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