Retiro Diciembre 2009 (descargar pdf)

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RETIRO DICIEMBRE
PREPARACIÓN
Es tu último retiro del año, toma todas las medidas necesarias para un profundo encuentro contigo misma y con Dios.
o Busca un lugar agradable, silencioso, donde te sientas cómodo/a.
o No olvides llevar un cuaderno y lápiz para anotar
o Toma un tiempo para acomodarte, relajarte. Busca la posición que más te ayuda a orar.
o Concéntrate en el acontecimiento a contemplar, disponte a escuchar a Dios que te hablará al corazón, a través
del “Sí” de María.
o Sigue los 4 pasos que se señalan que te conducirán por el camino de la entrega sin condiciones.
o Siempre contigo la Sagrada Escritura.
o Como María le dices a Dios: “Yo soy la servidora/ el servidor del Señor; que se cumpla en mí tu Palabra”(Lc.1,38)
Invocación al Espíritu Santo
OBJETIVO
• Reencontrarse con María, como camino cierto de mujer consagrada a Dios, libre, fiel discípula de Jesús.
• Reconocer que, como María, Dios nos pide hoy lo mejor de nosotros para que lo anunciemos y lo sirvamos allí
donde reconocemos su presencia.
CONTENIDO
“La máxima realización de la existencia cristiana como un vivir trinitario de “hijos/as en el Hijo” nos es dada en la
Virgen quien, por su fe (Lc.1,45) y obediencia a la voluntad de Dios (Lc.1,38), así como por su constante
meditación de la Palabra y de las acciones de Jesús (Lc.2, 19-51), es la discípula más perfecta del Señor. . .Del
Evangelio, emerge su figura de mujer libre y fuerte, conscientemente orientada al verdadero seguimiento de
Cristo”. (DA. 266)1
I.
UN TIEMPO PARA ABRIRME Y ACOGER A MARÍA MODELO DE MUJER CONSAGRADA.
1. Me detengo en la imagen de la portada: Anoto sentimientos, emociones que suscita en mí.
2. ¿Qué significado ha tenido María en mi vida como consagrada?
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3. ¿Cómo es mi relación con María?
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1 Documento
de Aparecida
Tomo el tiempo de hacer silencio. . .
acojo a María en mi ser
y le expreso mi deseo de acoger y formar a Jesús en mi,
así como ella lo acogió en su corazón y lo engendró en su seno
II.
UN TIEMPO PARA CONTEMPLAR Y DAR GRACIAS POR MARÍA, PARADIGMA DE LA MUJER CONSAGRADA
“La máxima realización de la existencia cristiana como un vivir trinitario de “hijas en el Hijo” nos es dada en la
Virgen quien, por su fe (Lc.1,45) y obediencia a la voluntad de Dios (Lc.1,38), así como por su constante
meditación de la Palabra y de las acciones de Jesús (Lc.2, 19-51), es la discípula más perfecta del Señor. . .Del
Evangelio, emerge su figura de mujer libre y fuerte, conscientemente orientada al verdadero seguimiento de
Cristo y luego a los discípulos, sin que le fuera ahorrada la incomprensión y la búsqueda constante del Proyecto
del Padre”. (DA. 266)
1. Descubro a María mujer consagrada, descrita en el Evangelio, tomando el tiempo de leer y meditar lo que ella
me enseña a través de los siguientes textos: Lc. 1, 26-38; Lc. 1, 39-56; Lc. 2, 19,51; Jn.2, 1-12.
Escribo las actitudes, rasgos que son más relevantes
Medito en mi corazón la reflexión y alabanza que la Iglesia hace de María.
"...En la Anunciación, María se ha abandonado en Dios completamente... Ha respondido, por tanto, con todo su
yo humano, femenino, y en esta respuesta de fe estaban contenidas una cooperación perfecta con la gracia de
Dios que previene y socorre y una disponibilidad perfecta a la acción del Espíritu Santo, que perfecciona
constantemente la fe por medio de sus dones (DV 5,1 cf LG56)... Dice: “He aquí la sierva del Señor; hágase en
mí según tu palabra” (Lc 1,38)... Se da una plena consonancia con las palabras del Hijo, que, según la carta a los
Hebreos, al venir al mundo dice al Padre: “Sacrificio y oblación no quisiste; pero me has formado un cuerpo... He
aquí que vengo... a hacer, oh Dios, tu voluntad” (Heb 10,5-7)" (RM 13).2
"Es significativo que María, reconociendo en la palabra del mensajero divino la voluntad del Altísimo y
sometiéndose a su poder, diga: “He aquí la sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38)... María
da su consentimiento a la elección de Dios para ser la madre de su Hijo por obra del Espíritu Santo. Puede
decirse que este consentimiento suyo para la maternidad es sobre todo fruto de la donación total a Dios en la
virginidad. María aceptó la elección para madre del Hijo de Dios guiada por el amor esponsal, que consagra
totalmente una persona humana a Dios. En virtud de este amor, María deseaba estar siempre y en todo
entregada a Dios, viviendo la virginidad. Las palabras: “he aquí la sierva del Señor”, expresan el hecho de que
desde el principio ella acogió y entendió la propia maternidad como donación total de sí, de su persona, al
servicio de los designios salvíficos del Altísimo. Y toda su participación materna en la vida de Jesucristo, su Hijo,
la vivió hasta el final de acuerdo con su vocación a la virginidad" (Encíclica "Redemptoris Mater" N°39).
¿Con qué me quedo? ¿Qué puedo guardar en mi corazón a partir del “Sí” de María?
I. Redemptoris Mater.
2.
Leo con atención la voz de la Iglesia a través del Papa Juan Pablo II a las religiosas
"Bienaventurada la que ha creído en el cumplimiento de la palabra del Señor” (Lc 1,45). Isabel elogia y alaba la
fe de María. Ella ha penetrado de la manera más profunda en la grandeza única de aquel momento en que la
Virgen de Nazareth escuchó las palabras de la Anunciación... He aquí que María no sólo ha escuchado estas
palabras, no sólo las ha acogido, sino que, además, les ha dado la más adecuada de las respuestas: “He aquí la
sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38). Una tal respuesta presupone en María una fe
incondicional, una fe en la línea de Abrahán y Moisés, y hasta una fe todavía más grande. Esta fe es
precisamente la que alaba Isabel. Mis queridas hermanas: ante el misterio de la vocación personal de cada una
de vosotras podemos —con las debidas proporciones, ciertamente— repetir en cierto modo: Bienaventurada,
porque has creído. La fe de María ha brillado también en vosotras cuando habéis dado vuestro fiat, vuestro sí, a
la llamada al seguimiento especial de Cristo... Junto con María... repitamos: “Proclama mi alma la grandeza del
Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador..., porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí...” (Lc
1,46-49)... ¡Verdaderamente, mis queridas hermanas, el Omnipotente ha hecho obras grandes por cada una de
vosotras!..." (ALEMANIA-Altötting, 18-11-1980).
"La madre de Dios... es, de una manera especial, la madre y modelo de los que viven la vida consagrada.
Vosotras manifestáis la devoción a María... imitando su vida. Ojalá cada día sea más fuerte esta devoción.
Vuestra vida consagrada debe reflejar la vida de María: el sí que pronunció en la Anunciación no fue sino
confirmación de su actitud anterior y el punto de partida para un caminar en compañía del Señor, que duró toda
la vida" (A las religiosas, FILIPINAS-Manila, 17-2-1981).
Doy gracias a Dios por María, paradigma de mi vida consagrada; doy gracias por el don de mi vocación. Alabo,
bendigo a mi Dios porque, “ha mirado la pequeñez de su sierva”. Escribo desde lo íntimo de mi corazón una
oración de alabanza, de acción de gracias.
Alabo a mi Dios y le doy gracias por anunciar a María
el gran misterio de la Encarnación, por su disponibilidad al acoger a Jesús en su seno
y ser partícipe de la más grande historia de amor.
III. UN TIEMPO PARA VIVIR EL PERDÓN
Un enviado de Dios llega a su casa y la saluda. Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. María no
comprende bien aquel saludo. Quedó desconcertada, turbada, preguntándose qué significarían esas palabras.
"¿Llena de gracia? ¿Qué será todo esto? ¿Y por qué a mí?".
El anuncio prosigue: No tema, María, concebirás y darás a luz un hijo, se llamara Jesús. María reacciona sorprendida;
casi ingenuamente pregunta: "¿Cómo es posible, si no tengo relaciones con ningún hombre?" El ángel responde
revelando el proyecto de Dios: El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por
eso el niño será sano y se lo llamará Hijo de Dios. María conoce de esta forma su destino maternal, ser la madre del
Hijo de Dios. Para ello el Padre la había estado preparando durante tanto tiempo. Por esto su virginidad ofrecida
para entregarse a la acción de Dios. La luz de la palabra del ángel teñían de vida y desafío el sentido de su
existencia. La palabra de Dios le acercaba su propuesta. María no duda. Yo soy servidora del Señor, que se cumpla
en mí lo que has dicho. Radicalmente se pone en las manos de Dios. La razón de su existencia emerge en su
disponibilidad generosa y se concreta en asentimiento. Ante la iniciativa (pro-puesta) de Dios ella se define. Su
respuesta revela el sentido último y profundo de su corazón: "Yo soy la servidora del Señor". La que está
dispuesta a seguirlo, la que asume el riesgo que eso significa. La que espera que "se cumpla en mí lo que has
dicho".
María inicia su camino entregándose a la voluntad del Padre. Como en todo llamado de Dios, hay una
invitación libre y una misión que se ofrece, una propuesta liberadora, dejarlo todo por servir a Dios; un llamado
a la vida. Ser lleno por el Espíritu Santo y conocer la cercanía de Dios. Todo anuncio del Señor es gozoso: Alégrate,
María; porque transmite un don de Él mismo: El Señor está contigo. En María se hará carne el mayor don de Dios a
los hombres, Jesús, su Hijo amado. Pero esto no implica estar libre de problemas e inseguridades; al contrario,
seguir a Jesús casi siempre trae contrariedades, significa un riesgo. Más adelante Jesús lo advertiría a los
apóstoles (cfr. Mt. 10,16-24). Tener fe supone lanzarse a lo desconocido, sin otra garantía (y nada menos) que
Dios mismo. Pero él nos afirma: No temas. Quien decide jugar su vida por la causa de Dios contará siempre con su
presencia, aún en las dificultades.
María inicia su camino de fe compenetrándose en el misterio de la Encarnación, por el cual Jesús se hace uno de
nosotros para que nosotros podamos ser uno con Dios.
1. En tu itinerario de mujer consagrada Dios te ha pedido lanzarte a lo desconocido, sin otra garantía que Dios
mismo. ¿Cuál fue tu respuesta? ¿Te las jugaste por Dios y su proyecto?
2. ¿Qué te sostiene en las dificultades, contrariedades, oposiciones que conlleva un fiel seguimiento de Jesús?
Señor de la vocación
de la llamada inesperada y misteriosa
que un día rompiste a María y a nosotras consagrada nuestros planes
y nos trazaste una desconcertante senda. . .
Señor de la vocación
que no aceptas trozos de nosotras mismas
y nos quieres por entera porque eres un Dios celoso.
Aquí estoy rogándote me sostengas,
porque he dejado jirones de tu llamada en el camino,
y experimentado la tristeza de la infidelidad.
Aquí estoy como antaño para entregarte los despojos de mi batalla:
signo de mi debilidad culpable
y signo de mi humilde disponibilidad y confianza puesta en Ti.
“Soy tu servidora mi Dios que se cumpla en mí tu palabra”.
IV. UN TIEMPO PARA DARSE A JESUS AL ESTILO DE MARÍA
Como ayer en María, Dios actúa hoy entre nosotras. Nos invita a Reconocerlo, encarnado en nuestra realidad, y
nos llama a anunciarlo, construyendo su Reino.
Reconocerlo. Porque así como el ángel habló a María, hoy Dios nos habla por medio de su presencia entre
los pobres. También a nosotras nos turba y desconcierta este anuncio. Pero Dios repite sus palabras. “Estoy con
ustedes, no teman”. El Espíritu Santo las guiará. Nos corresponde afirmar con María que somos servidoras del
Señor. Servidora es aquella que reconoce el señorío de otro, y se pone a su servicio. Para nosotras el único Señor
es Jesucristo liberador, vivo en los rostros de la niña, joven, mujer sufrientes. Reconocer que Jesús es el Señor y
proclamarse seguidora suya y servidora, implica poner todo el proyecto personal bajo la óptica de su voluntad y
a su servicio. Colocar el corazón allí donde es más profunda la revelación del Señor, su amor a la humanidad,
especialmente a las pobres. Y desde ellas, conocer, denunciar y condenar la pobreza antievangélica, sumando
nuestros esfuerzos para desarraigarla y crear, entonces, un mundo más justo y fraterno, donde se respete la
dignidad de toda persona humana. (cfr. DA 382- 390).
1. ¿Qué cambios de actitudes te inspira la figura de María?
Anunciarlo. María llevó en su vientre a Jesús. Se dejó invadir por la presencia del Espíritu Santo en su interior
hasta rebosar de él. Dios pide hoy lo mejor de nosotras para que lo anunciemos y lo sirvamos allí donde
reconocemos su presencia. En cada una está la respuesta. El sí que cambie nuestra vida para disponerla al
servicio de Dios y las hermanas. María nos inspira. Ella, que nos precede en el camino, nos alienta y fortalece
para decidirnos
2. ¿Cuál es tu compromiso desde donde te encuentras hoy día?
"Finalmente, queridas hermanas, en todos vuestros esfuerzos por permanecer fieles al propio carisma, fieles a la
propia vocación a la santidad, fieles a vuestro ministerio de salvación, inspiraos en María, la madre de Jesús. Ella
os estimula con su propio ejemplo de fidelidad. Ella os sostiene con su fiel oración. Vuestro amor, como el suyo,
debe expresarse a través de la fidelidad, una fidelidad a todo lo que Dios os pide por medio de su Iglesia: Fiat
voluntas tua!... La encarnación del Verbo estuvo sujeta a la fidelidad de María, y la vida de Jesús hoy en el mundo
está sujeta a vuestra fidelidad..." (Juan Pablo II a la USG Roma, 29-11-1981).
ADVIENTO, DICIEMBRE DE 2009
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