La democracia en la sociedad actual Para abordar el tema de la

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La democracia en la sociedad actual
Para abordar el tema de la democracia en la sociedad actual, partiremos desde la
concepción etimológica de la palabra, hasta llegar, paulatinamente, a un análisis
meticuloso y más profundo sobre el tema en cuestión. Desde luego, no es la intención de
este ensayo agotar el tema de la democracia y su actualidad, no obstante, se intentará
resolver algunos de los cuestionamientos que han surgido como parte de la principal
hipótesis de este escrito, que es, aquella que versa sobre la posibilidad de pensar a una
sociedad actual, como realmente democrática.
Podemos observar que el análisis sobre la democracia no es nuevo, esto, ha
permitido llegar a concreciones distintas, que atribuyen al tema una diversidad de
definiciones, que por la variedad de sus argumentos, tan connotativos en sus
interpretaciones, le tornan ambiguo y poco claro. Para iniciar, etimológicamente el término
proviene de las raíces griegas demos y krátos que implicarían una acepción que denota el
poder del pueblo. Al respecto, la Real Academia Española menciona que la democracia
es una doctrina política a favor de la intervención del pueblo en su gobierno o el
predominio del pueblo en el gobierno político del estado. Dada esta primera acepción y
para dar pie al ulterior análisis, cabe preguntarse de entrada si esto es posible, es decir, si
en una sociedad realmente existe la posibilidad de pensar un sistema de gobierno en el
cual el pueblo sea quien decida el devenir de sus modos de administración pública.
De este modo, comúnmente el término democracia hace alusión a una cierta
soberanía popular, que otorga a sus ciudadanos la capacidad para decidir normas de
convivencia social, mediante la libre elección de sus gobernantes. Así, la acción de la
democracia implica participación. Pero esta debe ser una participación informada, y justo
este es el quid del asunto, pues, si como decía Platón, el pueblo es como un animal
esclavo de sus pasiones e intereses pasajeros, fácilmente impresionable a lisonjas y
halagos, poco constante en sus amores y odios; "confiarle el poder es aceptar la tiranía
de un ser incapaz de la menor reflexión y rigor".
Al analizar campañas políticas desbordadas en descalificaciones, a menudo, entre
quienes compiten por un poder público, observamos de quienes aspiran a la dirección de
esa democracia, discursos masificadores, homogéneos, dirigidos a sociedades pasivas,
que demandan ilusiones, fantasías, que son extraordinariamente influenciables y crédulas
como diría Le Bon. El pueblo, caracterizado por esa masificación, tiende a los excesos y
para convencerlo o persuadirlo, es improductivo elaborar argumentos lógicos. Por el
contrario, es necesario "repetir una y otra vez las mismas cosas". De esta manera,
cuando el pueblo elige a sus gobernantes, lo hace creyendo que los ha elegido de
acuerdo a ciertas capacidades y competencias que les ha observado y que, según esto,
cree que les corresponde sólo a los políticos. Es por ello que, en este tenor, cobra cada
vez mayor vigencia aquella frase atribuida a Maquiavelo y que versa acerca de que el
pueblo tiene el gobierno que se merece, por ser un pueblo inculto, poco crítico, que a
menudo funda sus argumentos políticos en discursos que ha visto en la televisión, o mejor
aún, como dijera Heidegger, arengas apoyadas en habladurías fundadas en el "se dice".
Un pueblo integrado por personas que repiten las ideas que escuchan de otros, para
terminar diciendo "lo que se dice”. Al respecto Joseph Goebbels arguye que una mentira
repetida mil veces se convierte en la verdad, una verdad incuestionable, por la
supremacía otorgada a falacias de autoridad que nos muestran discursos sin contenido.
La democracia podemos verla entonces como, un ejercicio de poder que "consiste en
‘conducir conductas’ y ordenar el posible desenlace"1 según una óptica foucoultiana, que
no refiere directamente a la democracia sino a las prácticas de poder, mismas que
considero, aplican al tema en cuestión.
Los ricos y poderosos, deben su riqueza a la cobardía de los pobres, dice Platón, y
considero también, a la ignorancia del pueblo. En la antigüedad los filósofos griegos,
establecieron la distinción entre doxa y episteme. La doxa es el pensamiento
fundamentado básicamente en opiniones. En general, para los griegos este pensamiento
coincidía con el saber vulgar. La episteme, en cambio, era una forma de conocimiento
vinculada al saber científico y filosófico. Aún hoy, el ámbito de lo epistémico puede
circunscribirse a los dominios del saber científico. Lo doxístico, tiene como lugar de
circulación privilegiado la opinión común. La opinión es ligera, apresurada, poco
comprometida, es un parecer o punto de vista provocado por los sentidos. La opinión se
basa en paradigmas convencionales establecidos en un tiempo y espacio determinados y
a través de ella las cosas y los pensamientos permanecen sin movimiento; no se voltea la
mirada hacia la posibilidad de ver las cosas de manera diferente. Es por esto que "no
debería escucharse a los que acostumbran a decir que la voz del pueblo es la voz de
1
Citado en: L. Dreyfus, Hubert, “Sobre el ordenamiento de las cosas. El Ser y el Poder en Heidegger y en Foucault”, en
Michel Foucault, filósofo, tr. Alberto Luis Bixio, Gedisa editorial, Barcelona, 1999, p. 89.
Dios, pues el desenfreno del vulgo está siempre cercano a la locura"2. Así es, la voz del
pueblo, de un pueblo desinformado y manipulado, es una voz caótica, lejana de la verdad.
El "mal de la democracia" no está en el triunfo de la cantidad sino más bien en el
triunfo de la mala calidad... La escasa educación de la masa abre un abismo entre las
mayorías efectivas y las representativas y hace que la democracia amenace con llegar
a ser una tiranía para todos en favor de unos cuantos. Sartori cita a Taine..."Diez
millones de ignorancias no hacen un saber." Bobbio, por su parte, cita a...John Stuart
Mill, donde distingue a los ciudadanos en activos y pasivos y especifica que...los
gobernantes prefieren a los segundos porque es más fácil tener controlados súbditos
dóciles e indiferentes...3.
Ahora bien, si la democracia, es, merced al previo análisis, una forma de gobierno
que parece haber fracasado en nuestras sociedades actuales, entonces ¿es que
debemos regresar a antiguas prácticas como la timocracia, la oligarquía o
la tiranía? Categóricamente no, pues, a pesar de todas las fallas de este régimen, como
bien reconocía Platón, es la mejor entre las formas de gobierno.
Pero no todo está perdido, es decir, la solución ante esta panorámica
aparentemente desoladora, está en la educación, lo menciona la pensadora María
Antonieta Rivas Mercado respecto a las mujeres, cuando dice que ninguna puede ver sus
derechos vulnerados mientras no se dé cuenta que sólo podrá ejercerlos cuando se
eduque, de lo contrario todo el tiempo será manipulada. Aunque considero que esto
puede trasladarse a todos en la sociedad, hombres y mujeres, que, hasta que
comprendamos que la herramienta fundamental para que una democracia funcione, es el
cultivo de la mente, tanto de quienes decidimos por nuestros gobernantes, como de
aquellos quienes gobiernan, cumpliendo en esto último, la aspiración manifiesta en La
República de Platón, quien aspiraba a una polis gobernada por filósofos, un gobierno de
los sabios. Para que la democracia se convierta realmente en el arte de gobernar a los
hombres con su consentimiento, un consentimiento pensado, razonado, analizado y
crítico. Dejemos de vernos como una sociedad reprimida y marginada por un aparato
ideológico aplastante. Todos somos parte de la sociedad y como tal “somos responsables
por acción u omisión” de lo que ahí suceda diría Foucault. La democracia sólo funcionará
cuando dejemos de ser víctimas y seamos partícipes responsables de nuestras
elecciones.
2
"Vox Dei" en http://es.wikipedia.org/wiki/Vok-Dei, 25 de septiembre de 2012.
Michel, Adrián, "Los criterios de selección" en http://bibliotec.itam.mx/estudio/letras31/notas3/sec_5.html, 25 de
septiembre de 2012.
3
Fuentes de información
Bibliográficas

Heidegger, Martin, El ser y el tiempo, tr. José Gaos, Fondo de Cultura
Económica, México, 2007, p.p. 11- 358.

L. Dreyfus, Hubert, “Sobre el ordenamiento de las cosas. El Ser y el Poder
en Heidegger y en Foucault”, en Michel Foucault, filósofo, tr. Alberto Luis
Bixio, Gedisa editorial, Barcelona, 1999, p. 89.

Bobbio, Norberto, Teoría general de la política, Turín, Einaudi, 1999, p. 375.
Electrónicas

"Democracia" en http://lema.rae.es/drae/, 25 de septiembre de 2012.

http://www.elexterior.es/en-grecia-no-fall-la-economa-fall-la-democracia/, 25
de septiembre de 2012.

Freud, Sigmund, Obras Completas, Psicología de las masas y análisis del
yo,, en «Freud total» 1.0 (versión electrónica)

"Vox Dei" en http://es.wikipedia.org/wiki/Vok-Dei, 25 de septiembre de 2012.

Michel,
Adrián,
"Los
criterios
de
selección"
en
http://bibliotec.itam.mx/estudio/letras31/notas3/sec_5.html, 25 de septiembre
de 2012.
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