EL RELATO 9 El elixir de la vida É rase una vez un avispado alquimista que se instaló en una tienda de lona, en los alrededores de un poblado perdido entre las montañas. A uno de los cabreros que paseaba su rebaño le explicó que él era el alquimista que había hallado la fórmula mágica de la vida eterna, el elixir de la vida, el remedio para no morir nunca. El pastor se lo relató a su mujer y, deseosos de convertirse en inmortales, acudieron al día siguiente a la tienda del alquimista para adquirir un frasco del mágico elixir. Tuvieron que pagarle con todos sus ahorros y vender casi la mitad del rebaño, pero cualquier precio hubiera sido bueno a la vista de lo que iban a adquirir. El alquimista les hizo entrega de dos botellas de cristal, una para cada uno, que contenía un negruzco y dulzón jarabe, del que había que tomar una cucharada cada primer día del año. Era preciso no olvidar una sola toma, de lo contrario, la fórmula no producía su efecto. Les dijo también que, en el momento en que acabasen el frasco, alcanzarían la inmortalidad. La voz corrió rápido entre los aldeanos y, uno tras otro, todos los hombres y mujeres del pueblo compraron un frasco para ellos mismos y también para sus hijos. Al cabo de unos días, el alquimista abandonó el pueblo con cien sacas repletas de monedas de oro y sus existencias totalmente agotadas. Como les había indicado, cada primero de año, los aldeanos se tomaban religiosamente la ración del maravilloso jarabe que concedía la vida eterna. Pasaron los años y los frascos se iban vaciando con cada cucharada anual. Pero, de pronto, sucedió algo inesperado. Uno de los habitantes falleció repentinamente de un ataque al corazón. El comité de sabios de la aldea se reunió en convocatoria extraordinaria para debatir sobre el alcance de lo sucedido, pues la inquietud y el pavor se habían extendido entre los habitantes del lugar. Interrogaron a la viuda, quien aseguró que su marido no había olvidado una sola toma, incluso les llevó su cuchara para que certificasen que la ración anual había sido la adecuada. Tras varias horas de debate, cayeron en la cuenta de que el alquimista les había advertido que la inmortalidad llegaría cuando se hubiesen consumido todas las raciones y al frasco del fallecido aún le faltaban unos tres o cuatro dedos para apurarlo. El comité de sabios informó al pueblo entero de tal extremo y todos recuperaron la tranquilidad y la fe en el elixir de la vida y volvieron a dormir de tirón todas las noches. Jamás a nadie se le ocurrió contar cuántas cucharadas cabían en cada frasco pues, de haberlo hecho, habrían certificado que en cada uno, el avispado alquimista había depositado nada más y nada menos que… ¡ciento cincuenta raciones! Siguieron transcurriendo los años y cuando alguno de los vecinos del lugar fallecía, el resto se consolaba entre sí diciendo: ¡Es que no acabó el bote! E Fernando Trías de Bes (Lic&MBA90) Licenciado en Ciencias Empresariales y MBA por ESADE y la University of Michigan. Es socio fundador de Salvetti&Llombart, consultoría especializada en investigación en innovación. Es docente en ESADE, conferenciante y escritor. Es autor con Philip Kotler de ‘Marketing Lateral’, y es coautor, asimismo, con Álex Rovira Celma, de ‘La buena suerte’, traducido a treinta y cinco idiomas, del que, en su primer año de publicación, se han vendido más de un millón y medio de ejemplares en todo el mundo.