De leonas y libelulas

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Enheduanna
Revista Cultural Feminista
De leonas y libelulas
Año 1. Número 1. Noviembre de 2015. Precio $20.00
“No me da miedo hablar”:
Virginia, artesana y sobreviviente de feminicidio
Museo de la Ciudad de Tuxtla Gutiérrez,
el lugar que construye ciudadanía
“Ella se llamaba P…”
Cuento Corto ganador
Indice
La mano que
mece la hamaca
Bienvenidxs
Fotoreportaje
Editorial
Nuestras secciones
El poder de los
hombres que escriben
Una nueva Munda
es posible
Maternidad,
¿opción o destino?
De la batería
nace el amor
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4
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7
8
9
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DIRECTORIA
Coordinadora Editorial
Cinthya Lorena Vasconcelos Moctezuma
Editora y Jefa de Información
Valeria Valencia Salinas
[email protected]
Reporteras y escribidoras
Sandra De Los Santos Chandomí
Karla Guadalupe Gómez Pérez
Alejandra Gabriela Montoya Sánchez
Valeria Valencia Salinas
Coordinadora de Fotografía
Karina Yared Álvarez Utrilla.
El vuelo de una
golondrina valiente
El lugar que construye
ciudadanía:Museo
de la Ciudad
Ella se
llamaba P...
Ancestras
y Leonas
Canto Estelar
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26
Ilustradora
Astrid Breiter
Comercialización y distribución
Mariana Karina Ozuna Culebro
[email protected]
Redes sociales
Linda Montserrat Vasconcelos Moctezuma
Diseño
Darío Alejandro Rincón Ramos
Colaboran en esta edición:
Constanza Leyva, Dianne Padilla, Patricia De
Souza y María de la Luz Carrillo Romero.
Edit
orial
nheduanna, además de ser la primera escritora reconocida por la historia universal, fue
una princesa y sacerdotisa de Mesopotamia
del siglo XXIV a. C., además de poetisa,
cronista, compositora, astrónoma y matemática.
Su inagotable sabiduría y la claridad con la que asumió
la imperiosidad de firmar sus obras y descubrimientos, nos
inspiró a tomarla como estandarte para unir feminismos,
periodismo y cultura con el principal objetivo de visibilizar
a todas las mujeres que desde su quehacer social, laboral o
artístico han construido este mundo pero que no han sido
reconocidas.
Con la consciencia plena de que vivimos en una sociedad que no sólo ha excluido sino también obstaculizado el
paso de las mujeres a través de los siglos, decidimos crear
un medio de comunicación impreso feminista que sirva
como plataforma para todas aquellas hacedoras de sueños
y creadoras de realidades que permanecían en el anonimato
o no han sido nombradas lo suficiente como para jamás ser
olvidadas.
La Revista Enheduanna transgrede desde el momento
en que inserta el término feminismo en su propuesta editorial, pero también va más allá y feminiza el lenguaje, pluraliza las palabras, que a primera leída parecerán errores y
arrancarán gestos de desaprobación. Es intencional, queremos romper los esquemas lingüísticos, visibilizar a todxs,
demostrar que estamos dispuestas a deconstruir la manera
en que se ha venido escribiendo la historia.
A partir de este primer número, quienes realizamos la
Revista Enheduanna dejamos asentada nuestra promesa de
hacernos visibles siempre; la historia no será si no estamos
todas.
Cinthya Vasconcelos
Coordinadora general
2
Mujer universal,
mujer chiapaneca
3
Cinthya Vasconcelos
Personalmente, ser parte de la Revista Enheduanna es la mejor y más hermosa vía para ejercer mi compromiso feminista más extremista:
contribuir a que las mujeres seamos consideradas personas, y eso sólo podemos lograrlo haciéndonos visibles, revelando que sí existimos.
No dejaré este mundo sin haber registrado en
estas páginas los nombres y las historias de todas las mujeres que nos han habitado.
Sandra de Los Santos
Valeria Valencia
Parafraseando a la maestra Svetlana Alexievich,
he escogido un género (el periodismo) y una
filosofía (el feminismo) para que las mujeres
hablen por sí mismas. Al paso del tiempo, he
elegido hacer del periodismo la práctica de una
filosofía en la que hablan las mujeres dueñas de
nuestra cuerpa, hacedoras de nuestra historia,
escrita con palabra y lenguaje femeninas, porque medios masculinos ya hay muchos y de lenguajes misóginos ya estoy harta.
Revista Enheduanna es la plataforma de esa
práctica periodística-filosófica, donde a diario
deconstruimos palabra, imagen e imaginarios
colectivos en honor a esas mujeres -anónimas
en su mayoría- que dieron sudor, lágrimas y
sangre para que hoy empuñemos un teclado, un
lápiz, una cámara.
Karina Álvarez
Enheduanna es el lugar donde nos encontramos. El espacio donde podemos vernos unas
a las otras, en el que proclamamos todas nuestras libertades, en las que reivindicamos nuestro derecho a la palabra.
Enheduanna es la creadora artística; la científica que busca la verdad; la mujer que descubre
una nueva forma de ejercer la maternidad o de
no hacerlo; es la deportista que se entrena todos los días; la ama de casa que construye una
nueva sociedad; Enheduanna somos todas.
4
Enheduanna es la sonrisa de mi hija
mientras se mancha toda su carita con helado de chocolate y el brillo en los ojos de
mi hijo cuando asombrado me cuenta sus
descubrimientos diarios.
Bienvenidxs.
Karla Gómez
Linda Vasconcelos
La Revista Enheduanna se ha convertido en la
herramienta que me permite conocer el sentir,
las voces y las formas de las mujeres que realizan
actividades culturales y artísticas. Me adentra a
la piel de las mujeres que a través de un escrito,
canto, baile, pintura, fotografía y actuación; así
como elaborando ramilletes o boleando zapatos, me muestran este mundo diverso que habitamos. Nos acompañamos, no estamos solas.
Al igual que mi hermana Cinthya, nací
en un hogar en el que la mujer siempre
fue el pilar y la fuerza de la familia, sigue siendo así. Revista Enheduanna es
mi oportunidad de mostrar a las demás
mujeres que somos muchas, que somos
fuerza y somos pilares, que si somos mujeres somos todo.
Mariana Culebro
Gabriela Montoya
Mi participación en la revista ha hecho que conozca una Mariana poco convencional, con ese
gusto particular por la soledad, pero esa soledad
que desempolva el alma, que ayuda a conocer lo
mejor de ti. Las mujeres que habitan este espacio llamado Enheduanna han fortalecido mi camino y el aprendizaje en esta nueva experiencia.
Enheduanna es ser mujer, mujer libre, mujer
para siempre, ser yo.
Enheduanna es energía, es vida, es fuerza, eres tú
y soy yo, es donde nuestras ancestras, las de hoy
y las que vienen se unen para reescribir y hacer
historia, para crear, para luchar y para resistir.
Ser Enheduanna es volar con alas de libélulas para ser ligeras en nuestro viaje y no cargar
con banalidades, pero con fuerza de leonas para
defendernos cuando sea necesario. Es compartir nuestras vidas para caminar juntas hacia una
nueva dirección.
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Nuest
ras
Secciones
Tinta y Alas
*Opinión
Este es un espacio para hablar sin miedo y ser parte de la opinión pública, mayoritariamente machista. De temática variada, las mujeres opinamos acerca de cómo vivimos el
ser mujer en los diferentes espacios públicos en los que estamos presentes.
Tema principal:
Bajo una perspectiva feminista y cultural, se hablará sobre situaciones que viven las mujeres ya sea de forma comunitaria o personal que muestre cómo las mujeres han sabido
proponer, organizarse y trabajar para seguir caminando.
Reportaje Especial:
Es donde encontraremos espacios y prácticas que las mujeres han construido y que generalmente no son visibles públicamente.
Enheduannas
*Hacedoras de historia.
A través de una entrevista o recopilación documental, hablaremos sobre una mujer en
particular que ha aportado algo a la historia y a su comunidad, con la intención de visibilizarla y reconocer su labor.
Ancestras
*Tejedoras de caminos.
Esta sección recopilará frases de las mujeres de todo el mundo que han aportado al
feminismo desde su surgimiento hasta la actualidad.
Canto estelar
*Poetisas de la Tierra.
Podremos conocer a poetisas o escritoras, en su mayoría contemporáneas y latinoamericanas, con fragmentos de su obra.
Cuento Corto
*Texto elegido por la escritora…
Cada mes se publicará el cuento ganador de la convocatoria literaria de Revista Enheduanna, que será elegido por una escritora con trayectoria. Es la cereza del pastel de la
revista por su perfil inédito y literario.
Fotoreportaje.
Mediante el lenguaje fotográfico daremos a conocer una historia icónica de mujeres
de diferentes perfiles: transgénero, con discapacidades; así como propuestas gráficas
protagonizadas por mujeres.
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El poder de los
hombres que escriben
Patricia De Souza
Escritora, feminista y periodista peruana
sta mañana hablaba del desfile de estrellas fugaces en
el Facebook, la cantidad de
fotos que desfilan ante nosotras, de la
cultura del “autobombo” para promocionarse, de las fotos construidas, de
la producción que las redes sociales
permiten, y de la locura de creer que la
literatura es un “ascensor social y que da
“visibilidad”, dos elementos fundamentales en esta época.
Es terrible, nadie entiende que es
una víctima de su propia ambición, de
su ego aumentado con un grueso lente
puesto sobre su cabeza, las redes sociales, así como de su deseo manipulado
por grandes consorcios internacionales.
Aparecen entonces los héroes masculinos, unos hombrecitos bien peinados,
con aire melancólico, Robin Hood, o
príncipes azules ilustrados que se llaman “poetas” y gozan de todo el prestigio en sociedades semi-feudales, toda
doncella se verá honrada de salir con él,
y mientras más mujeres posea más aumentará su cuota social. Saben usar el
ascensor como nadie.
Una cosa que me ha dejado perpleja
es leer en la prensa peruana que Mario
Vargas Llosa vende más libros desde
que sale con Isabel Preysler, es el machismo en su máxima expresión, o la ri-
dícula versión Disney que llevan todos y
todas en la cabeza. Alrededor de nuestro
novelista pululan los envidiosos, los que
se ven como él con una hermosa gacela
que lo acompañara en sus años cenizos.
Pasemos. La necesidad de afecto no tiene edad, pero sí el espectáculo.
Entonces, retomo, aparecen los escritores-poetas, dominadores, misóginos y llenos de perifollos, si es una
mujer, mejor, los floreros no hablan!
Sucede que es otra manera de dominación que las mujeres aceptan sin chistar, sobre todo las más conservadoras
y burguesas para quienes es un orgullo
que un poeta (aunque escriba bobadas) le dedique un poema, ser la musa,
la figura petrificada y muda de su inspiración.
Este prototipo masculino dominante, está lejos de desaparecer en las sociedades patriarcales, al contrario, es un
medio de reproducción para neutralizar
mejor a las mujeres que escriben y alzan
la voz. Si dejamos de hablar, nadie lo
hará en muestro lugar, menos esos poetas engominados que no piensan dejar
el poder, lo repito ecosocialismo y feminismo urgentes.
Es la regla del capitalismo aplicada a
la literatura. Amos y esclavas… no hay
versión masculina. No busquen.
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Una nueva Munda es posible
Dianne Padilla /
Escritora feminista y fundadora de IFMéxico
Es momento de pensar las leyes desde otro lugar, romper con las dicotomías razón-sentimiento,
público-privado y poner la ternura y la empatía en el centro del cambio social, un cambio social
que de verdad promueva el desarrollo integral de las personas y de la sociedad
rundhati Roy
es una escritora
y activista india
que lo tiene muy claro: el
nuevo mundo no es un él,
es ella, y esa nueva munda
sólo puede ser concebida,
fuera de la lógica capitalista que nos vende todo lo
que podamos comprar, incluso ideologías, pero que
sobre todo nos vende su
idea de inevitabilidad. Este
mundo lleno de injusticias
es inevitable, como inevitables son las fronteras y
las crisis económicas y los
niños y las niñas muertas. Así que el cambio
comienza por imaginar las cosas de otra manera. Nosotras hemos imaginado esa nueva
munda y comienza con una política diferente. Una política pensada por las mujeres y
desde la perspectiva feminista.
Ahora sabemos que no hay una sola
formación política nacional interesada en
acabar con la violencia de la que somos
víctimas, tampoco están interesados en
desmantelar todas las violencias estructurales que limitan nuestra vida. Por eso,
es tiempo de intentar lo que nunca se ha
intentado, a partir de nuestra convicción
de que crear condiciones de vida libres
y equitativas para todxs es posible, y que
sólo se necesita ser conscientes de que no
es suficiente enunciar lo que nos hace falta
o lo que nos violenta, se requiere tomar y
generar espacios de participación política,
desde las oficinas donde se nos va la vida a
diario, hasta la tribuna donde se apuntala
la legislación que nos permitirá generar y
proteger condiciones de existencia dignas.
Esto no lo va a permitir nadie sino lo reclamamos, si no nos organizamos y generamos las condiciones para ejercer nuestro
derecho a opinar e incidir en las políticas
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públicas que aparte de
dañinas resultan ineficaces.
Es momento de pensar las leyes desde otro lugar, romper con las dicotomías razón-sentimiento,
público - privado y poner
la ternura y la empatía en
el centro del cambio social, un cambio social que
de verdad promueva el
desarrollo integral de las
personas y de la sociedad.
Pero para eso debemos
dejar de pensar en la política como una abstracción
y pensarla como lo que es, una herramienta
de cambio social, la política importa y las
feministas debemos participar en ella. Somos la clave. Necesitamos generar procesos
activos para cambiar la situación en la que
vivimos y renovar los espacios de toma de
decisiones, la política partidaria tradicional
no lo hará, ella está anclada en las desigualdades que dice combatir, son sustento.
Sus instituciones están desgastadas y no
sólo nos han defraudado sino que siguen
abusando de nosotras. Sus medidas son insuficientes, tramposas, deshonestas y violentas. Hemos llegado a un punto crítico, sin
retorno, y por lo tanto es el comienzo de lo
que nosotras podamos generar.
Por eso, la agenda política tiene que
transformar sus formas y nuestra participación tiene que ser activa. Desde la diversidad, desde la inclusión de nuestras
demandas concretas. Tenemos que detener la violencia contra las mujeres, lo cual
lograremos al politizar nuestra vida íntima,
como ya lo hacemos, pero sumando una
política feminista que pase por las calles y
logre llegar a las instancias donde se legisla
y gestiona Si no nos gobernamos a nosotras
mismas, que no nos gobierne nadie.
Maternidad, ¿opción o destino?
Constanza Leyva
Para Irma, Mónica y Marissa, por la firmeza
con que hacen valer su decisión
Bicho de luz 1
no de los mandatos sociales
que más pesan sobre las mujeres, en general, sigue siendo la
maternidad.
Aunque es un ritual que se repite cada año,
siempre resulta interesante observar el comportamiento de quienes el 10 de mayo se vuelcan en esa celebración un día al año, y olvidan
que el ejercicio y la exigencia de la sociedad es
cotidiana y muchas veces de 24 horas, lo cual
en los hechos significa para las mujeres cumplir hasta tres jornadas de trabajo.
En cumplimiento a los roles y mandatos
vigentes en nuestra sociedad, a las mujeres se
les sigue formando para ser madres, es decir,
la maternidad como destino.
Aún cuando las estadísticas señalan que
cada vez es más alto el número de mujeres en
la educación superior, en los hechos sigue sucediendo que si al formar una familia una de
las personas de la pareja tiene que sacrificar
su carrera, esas son invariablemente las mujeres, porque fueron formadas en la idea de
que primero está el cumplimiento de su papel
histórico: la reproducción.
El mayor problema entraña particularmente para las mujeres que apropiadas de su
cuerpo deciden sobre su posible maternidad
y se atreven a decir NO.
Porque es cierto y real, que cada vez hay
más mujeres, que por diversas razones muy
suyas, deciden no ser madres y ahí empieza la
cadena de presiones, descalificaciones y discriminaciones.
Mujeres transgresoras que deciden hacer
de su cuerpo territorio libre y autónomo, que
lo viven, que lo disfrutan, que posesionadas
totalmente de él lo exploran y si es su gusto,
lo comparten con quien o quienes ellas deciden, pero que al concebir (linda palabra) la
maternidad como una opción, resulta que no
es elegible para ellas.
Pues bien, son estas mujeres contra quienes se enfilan las baterías de instituciones
como la familia y la iglesia, para recordarles
que en una sociedad patriarcal como la nuestra, el papel principal de las mujeres sigue
siendo la reproducción, porque podrás ser
muy exitosa en todo, pero si no eres madre,
no eres nada.
Vivimos en una sociedad que no acepta
que las mujeres decidan sobre lo único que
realmente les pertenece, que es su cuerpo.
Entendidas que la maternidad es opción
y no destino, tendrán que soportar cualquier
clase de argumentos descalificadores: que si
no pueden, es decir que si son “estériles”; que
si no tienen un hombre que les haga el favor;
que si no tienen miedo de llegar solas a viejas,
sin nadie que les acerque un vasito de agua y
luego la petición: que tengan, por favorcito,
aunque sea un hijo, aunque no se casen.
Ya no digamos cómo se da la situación
contra las mujeres que con convicción, aunque no sin dolor, optan por interrumpir su
embarazo, poniendo la mayoría de las veces
en riesgo su vida y su salud emocional, pero
ese será tema de otra luciérnaga.
Difícil transitar estos procesos para quienes han tomado una decisión y la hacen valer.
En este tema, no podemos dejar a un lado
la forma como la Iglesia impone algunos de
sus dogmas, lo que también provoca sufrimiento en las mujeres.
En pleno siglo XXI, ¿por qué las mujeres
tendríamos que seguir aceptando que la única y más importante misión que tenemos es
dar vida?
¿Por qué tenemos que aceptar que otros
decidan por nosotras?
¿Por qué tenemos que vivir con culpa y
sentimiento una decisión tomada desde el
fondo de nuestra conciencia y del corazón?
No todas nacimos para ser madres y eso
no nos hace menos mujeres.
Y esto es solo el principio...
9
De la batería nace el amor
Gabriela Montoya
San Cristóbal de Las Casas,
Chiapas.- Portando el vestido y las zapatillas de quinceañera, Alejandra se sentó
decidida, tomó las baquetas
y tocó la batería con verdadera pasión en su fiesta de XV
años como muestra hacia su
padre y madre de que ella
en verdad quería estudiar la
batería. “Recuerdo que mi
mamá se levantó y dijo bien
emocionada “ésa es mi hija”.
Sin embargo, ese sólo fue su
primer obstáculo vencido,
aún le faltaba mucho por
vencer.
Desde que Alejandra decidió estudiar Música, porque la batería la flechó, una
de las dificultades que ha
marcado su carrera musical
es el machismo: “he pasado
muchas cosas difíciles porque soy mujer, porque te
creen menos y no puedes tocar como un hombre o porque simplemente muchas
veces te dicen que la música
no es para mujeres además
de que hay un morbo por ser
música mujer y tienes declaraciones de cualquier tipo”
Alejandra Aviña Ruíz de
21 años es baterista chiapaneca y de las pocas mujeres
que se han abierto paso en la
carrera de Música en la Universidad de Ciencias y Artes
de Chiapas (UNICACH) en
la capital de nuestro estado.
Es originaria de Tapachula,
pero desde los 10 años vive
en Tuxtla Gutiérrez.
“Fue amor a primera
vista; tocar un instrumento
es reflejar tus sentimientos,
si tocas y estás feliz, alegre,
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triste, enojado, desilusionado lo que estés pasando
lo puedes expresar con tu
instrumento y desde que yo
toqué la batería mi vida ha
cambiado totalmente” platica Alejandra.
Nadie me va a detener
¡yo voy a tocar la batería!
“Tenía 12 años cuando vi
por primera vez la batería
y dije es: mía, tiene que ser
mía” platica Alejandra como
si reviviera aquel día. Fue así
como empezó lo que sería su
más grande amor, comenzó
viendo tutoriales en internet
y estudiando por su cuenta.
Más tarde, se enteró que en
el Colegio de Bachilleres
(COBACH) impartían clases de música e incluía clases
de batería, sin pensarlo dos
veces se propuso estudiar en
esa escuela.
“Todo el mundo me decía: no vas a poder entrar, está
difícil, pero le di como tres
vueltas a la guía para estudiarla porque yo decía: yo
voy a entrar al COBACH, yo
tengo que estar ahí para tener clases de batería y nadie
me va a detener” y en efecto,
Alejandra logró su meta.
Después de haber acabado antes de lo esperado
los contenidos que ofrece
el COBACH, fue su mismo
maestro quien le propuso
que tomara clases externas
ya que por su cuenta era
todo lo que le podía enseñar
y fue así como inició con sus
clases de batería en la antigua Academia de música
en Tuxtla Gutiérrez llamada
“Bataca”.
¿Pero que decían sus padres del amor que le tenía
Alejandra a la batería? “Ellos
no me dejaban estudiar la
batería, creían que la música
es un hobbie no una carrera
y tuve muchos problemas
por eso, pero la insistencia
fue tanta que me hice de una
batería y desde que yo toqué
una, nunca la dejé”.
Fue así como a base de
ahorros y con el regalo económico de XV años que su
padre y madre le dieron, Alejandra se compró su primera
batería, una Nytro Evolution
que para ese entonces, como
platica Alejandra, era “la mejor batería del mundo”
A pesar de todos sus esfuerzos, Alejandra no convencía a sus padres, en especial a
su madre, de su gusto y decisión por estudiar
ese instrumento, así que sin importarle nada
ni nadie, ella decidió presentar el examen
para la carrera de Música en la UNICACH
y después de 5 semestres de preuniversitario
y de haber presentado un examen, actualmente cursa el sexto semestre de la carrera
de Música en la UNICACH.
El jazz: un nuevo amor
que viene con la batería
Después de que su papá y mamá aceptaron y
se convencieron de la vocación de su hija, ella
comenzó a tocar en algunas bandas, unas formadas por ella y otras a las que la invitaban.
“Empecé tocando covers de rock, luego estuve
con algunas bandas y después empecé a tocar
en bares, cafés y eventos”.
Alejandra también platica de las experiencias buenas que ha tenido, como participar en
la orquesta oficial de la UNICACH, la “Big
Bang” además de que actualmente forma parte de un ensamble coordinado por ella ya que
para realizar el recital para su cambio de nivel,
invitó a músicos y a partir de ahí han seguido
tocando juntos para diferentes eventos; también se ha presentado en lugares como el D.F,
Tapachula, San Cristóbal y Monterrey.
Anteriormente, Alejandra tocaba Rock y
Rock alternativo pero al entrar a la universidad conoció al Jazz que se ha convertido
en otro de sus más grandes amores aunque
tampoco dejó por completo el Rock. “Me
encanta el Jazz, desde que lo escuché porque con él puedes improvisar y puedes ser
tú y decir y expresar lo que tú quieras; obviamente hay patrones que seguir pero tocar el
Jazz es lo que más disfruto, aunque también
puedo tocar otros estilos”.
Actualmente Alejandra además de estudiar música, trabaja en el ensamble, también da clases en una escuela de música
particular en Tuxtla Gutiérrez. “Doy clases
generalmente a niñxs porque me interesa
mucho el desarrollo de la música desde que
son pequeñxs y cuando veo que una mujer
quiere aprender me emociona todavía más”.
Gracias a su trabajo ha podido cambiar su
batería por una PdPZ5 aunque la primera ha
sido la que más sentimientos le guarda.
Entre los proyectos que tiene está el de
tomar clases en noviembre en el D.F con
Antonio Sánchez creador de la música de la
película “Birdman”; crear un ensamble donde participen únicamente mujeres de diferentes estados, y piensa estudiar otra carrera
para la creación de un software para que lxs
niñxs aprendan a tocar la batería.; al culminar su carrera planea poder ir a estudiar la
maestría en el D.F en composición musical
para cine, cortometrajes y comerciales.
Ella es Alejandra Aviña Ruíz una de las
pocas bateristas chiapanecas, la que define
a la batería como vida, la que no se vence,
la que defiende su trabajo ante hombres y
mujeres, la creadora de proyectos y sueños,
Alejandra, mujer que conoció que el amor a
primera vista si existe y no precisamente con
un príncipe azul, sino con una batería.
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La mano que mece la hamaca
Karla Gómez
Berriozábal, Chiapas.- Berriozábal es conocida como “la tierra de las hamacas”, pero
poco se sabe que quienes las hacen son en su
mayoría mujeres. Lo vienen haciendo desde
hace mucho; de manera histórica se sabe
que las hamacas llegaron a Yucatán desde el
Caribe, dos siglos antes de la llegada de los
españoles.
Llegamos a este municipio, ubicado en el
centro del estado, cuando el sol comenzaba
a regocijarse entre las montañas. Un pequeño viento le daba la bienvenida a la noche,
al canto de los grillos; mientras alguien se
columpiaba en una hamaca que colgaba de
árboles frondosos, el café hervía en una olla
bajo el fuego recio de lumbre de leña.
Curiosamente, aunque las hamacas son
hechas por manos femeninas, ellas no descansan sus cuerpos en estas coloridas camas
colgantes, sino que son ellos, los hombres o
lxs niñxs de la casa. La gran demanda que hay
para su venta no se los permite, según explican,
pero ha de ser también por sus mil oficios que
desempeñan a la vez, y que le impiden hacer
la siesta dentro de estas relajantes creaciones.
En las calles 4ª Sur y 6ª Poniente del barrio El Mirador de ese municipio, se encuen-
tra la casa de la artesana Santana Sarmiento
Marroquín, quien se ha dedicado por 61
años a elaborar hamacas y que ha pasado
este aprendizaje a sus hixs y nietxs.
Dice, con una alegre gesticulación en su
cara morena, que a los siete años su papá
le enseñó a hacerlas, “la primera vez que lo
hice, no quedó parejita, pero luego aprendí”.
Comenta Santana que el proceso de elaboración dura alrededor de un día o seis horas,
ya que dependerá del tamaño de la hamaca.
“Me gusta el color azul y amarillo. Mira
esta es una hamaca que apenas estoy haciendo”, señala hacia el bastidor donde sólo
50 centímetros han sido cubiertos de hilos
de color negro y morado. Al lado izquierdo
del bastidor se encuentra el llamado enrolla
- hilo, un prisma cuadricular fabricado con
madera donde colocan el hilo y al girarlo lo
enrollan en la aguja que servirá para bordar
la hamaca.
Doña Santana explica que hay hamacas
que miden alrededor de 180 centímetros de
largo, por lo que utiliza hasta cuatro rollos
de hilo. Aunque añade que la más sencilla
“tejido de amarre”, son más baratas y la venden a 100 pesos.
Relajante pero cansado
Detrás de esta actividad tan tradicional, que
ha dado identidad a todo un pueblo, está la
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mano de obra de las mujeres
que dedican gran parte de su
día a la realización de estos
bellos y emblemáticos objetos
de descanso. Son las mujeres
las que mayormente lo realizan
porque ellas, además de su trabajo doméstico, de limpieza, cuidado
y crianza de niños y niñas, se echan a
cuestas la elaboración de las hamacas, algo
así como “trabajo extra en casa”.
Añade que pese a la modernidad que ha
dado paso a la cama como principal objeto
de descanso, la gente aún sigue comprando
esta otra modalidad de cama. Refiere que
antes las tejían con ixtle, pero ahora las hacen con hilos y hacen diferentes tipos de
bordados.
La artesana confiesa que no se ve haciendo otro oficio, aunque comparte su tiempo
entre su vida laboral con el quehacer de su
casa. “Trabajo de lunes a domingo. Mis actividades inician a las 7:00 de la mañana.
Después de almorzar descanso un rato, posteriormente sigo trabajando. Cuando son
domingos de fiesta no laboro”.
Ella lo ha llegado a ver como parte cotidiana de su vida y hasta le ha encontrado un
lado terapéutico: “Esta es una actividad que
permite relajarse, pero cansa. Casi no le ganamos mucho al venderlas, el precio que le
damos es de 200 o 300 pesos. Aquí nos compran una, aquí vamos corriendo a la tienda a
comprar azúcar”.
Uno de los nietos de Santana, quien tiene 14 años de edad, desde que cumplió 7 se
dedica a la hechura de hamacas. Sueña con
ser médico, nos confiesa. Tiene como colores favoritos el azul y el amarillo, este último
porque le va al América, equipo mexicano
de futbol.
Santana no tiene hamacas, no sabe qué
es descansar en ella, ya que cuando termina
de hacer una, de inmediato llega alguien a
comprarla. Sin embargo, sí sabe qué tipo de
cuidados debe tener, pues sabe bien que la
vida de una hamaca dependerá del uso y cuidado que le den, por eso aconseja: “Cuando
la terminen de usar, deben colgarla”.
La musicalidad de este municipio es percibido por quienes no habitan en este lugar,
“está fresco” se dice, y las estrellas se ven más
de cerca, aún se pueden contar.
El cabello suelto de Santana le da esa
característica de ser una mujer libre, y entre
sus manos se construyen el descanso de las
personas, mientras ella tararea “Nereidas”, y
se acompaña de las plantas que están colocadas a su alrededor.
13
¡E
s niño! gritó el doctor en la sala
de parto al verlo. La madre feliz
lloraba por el nacimiento de su
primogénito que “¡gracias a Dios!” era un
varoncito. El padre, orgulloso de la propagación de su dominante especie, comunicó
a familiares y amigos la gran noticia, todo
era alegría en el hogar de la familia Ramírez
Tamayo hasta que la adolescencia alcanzó
a su hijo primero. Su esencia parecía no
coincidir con su varonil aspecto y pasado
el tiempo, los rumores se acrecentaron cual
río en época de lluvia: Mario Alberto era
otra y por cierto muy guapa, lo demás es
historia...
Fotos y texto Karina Álvarez
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El vuelo de una golondrina valiente
Valeria Valencia
quella mañana, Virginia dejó a
sus cuatro hijxs en casa, tomó
su preciada mercancía hecha
con sus talentosas manos y subió al carro
acompañada del hombre que se había ofrecido a llevarla a la cabecera de Chenalhó
donde vendería sus textiles. De pronto, el
carro se desvió del camino y Virginia empezó a sentir temor. Llegaron a un paraje
solitario y ahí, Francisco, quien no sólo es
vecino de su comunidad sino su primo, la
empezó a cuestionar de por qué trabajaba
con las golondrinas, por qué había conformado ese grupo y para qué salía realmente
de su comunidad.
Desconcertada, Virginia contestaba lo
que podía pero enfurecido por sus palabras, él intentó violar su cuerpo a lo que ella
respondió defendiéndose. Al ver frustrada
su intención, Francisco sacó un machete y
con toda la furia empezó a machetearla en
el cuerpo y la cabeza. Fueron nueve heridas
mortales en total. Al verla inmóvil y creyéndola muerta, el agresor huyó, pero no contaba con la fortaleza de Virginia quien ensangretada se levantó a buscar ayuda.
Hoy, esta historia la cuenta ella misma,
Virginia Arias Ruiz, fundadora de Las Golondrinas, un grupo de mujeres bordadoras
y artesanas conformado por mujeres, en su
mayoría madres solteras, que vieron como
alternativa trabajar en grupo y salir a otros
lugares a vender su mercancía. No sabían
que este acto de mera sobrevivencia, despertaría no sólo la crítica y la condena de los
hombres de la comunidad sino la barbarie y
furia que estuvo a punto de detener el vuelo
de la golondrina mayor.
16
Virginia cuenta esta historia con tal vehemencia que no dudas de ella. Sin embargo,
asegura que sus palabras no han sido suficientemente creíbles y no han hecho eco ante las
instancias en las que ha denunciado su experiencia. Asegura que ella sólo quiere una cosa:
justicia. Justicia porque es lo único que le puede traer tranquilidad, porque segura está que
no podrá recuperar la movilidad de su mano
izquierda que casi le parte en dos el agresor.
Ahora ella teje y hace tortillas sólo con
su mano derecha, porque la otra está sostenida con un fierro que lleva dentro y le quema cuando hace calor y lo siente como hielo
cuando hace frío. Su cuerpo todo cambió a
raíz de esa mañana y con él, cambiaron sus
hábitos y costumbres, ahora no puede salir
sola a ningún lado. Sin embargo, aquellas heridas mortales no han tocado siquiera el espíritu de esta ave que sigue surcando el cielo
de la vida sin miedo.
“No me da miedo hablar”
Virginia se mueve como el viento, camina
con soltura, se sienta con tranquilidad y habla con mucha seguridad a pesar de que su
castellano es limitado. Su orfandad de padre
y madre le impidieron ir a la escuela. Pero
su desconocimiento de las letras no le ha
impedido que su imaginación y creatividad
vuele y trascienda las situaciones difíciles.
Resilencia le llaman algunas personas.
Con ayuda de la joven Sol, es posible
sostener la plática. Ella nos traduce lo que
Virginia cuenta, y lo cuenta con fuerza y naturalidad; el miedo no se asoma en ningún
momento de la narración, acaso tristeza y un
dejo de coraje, pero miedo no.
La infancia transcurrió en la comunidad
Chixilton perteneciente a Chenalhó, municipio de habla tseltal ubicado en la región
Altos de Chiapas. La vivió junto con la abuela, mujer artesana y bordadora con quien se
sentaba y observaba cómo se colocaba el telar y movía los hilos. Sus manos infantiles rápido tomaron el telar de cintura, también la
aguja y con la práctica aprendió el oficio que
hoy le da de comer a ella y sus cuatro hijos.
Al paso del tiempo conoció al hombre con
el que viviría parte de su vida y procreó a sus
hijos e hijas. Estaba embarazada del cuarto
cuando él se fue para no volver.
En su comunidad, asegura, “hay muchas
mujeres que las dejan sus maridos, no era yo
la primera”, pero la mayoría opta por trabajar en lo que se puede, principalmente en la
agricultura, para no salir de su comunidad.
Esa es la costumbre.
Sin embargo Virginia, visionaria, movió
el cielo y la tierra para salir y ofrecer sus textiles: chalinas, blusas, bufandas, manteles
hechos magistralmente por sus manos. Así
fue como salió de Chixilton, buscó maneras
de vender en la cabecera municipal de Chenalhó y en San Cristóbal y las salidas se volvieron constantes y prolongadas.
Pero ella, generosa, con ese espíritu comunitario y con la idea ancestral de que entre mujeres podemos más si unimos fuerzas,
creó una organización, la primera en su comunidad, de mujeres artesanas a la que llamaron Las Golondrinas.
Toda esta movilización que implica dirigir a un grupo de mujeres artesanas, la capacidad de liderazgo de Virginia, despertó suspicacia, envidia, extrañeza y quién sabe qué
más, entre la población masculina de esa
comunidad. Movidos por la rareza de ver a
un grupo de mujeres decididas a no dejarse
vencer por el abandono de un esposo, decidieron cortarle las alas a la golondrina guía.
Y fue esa mañana, ese primo, Francisco
Arias Pérez dedicado a choferear un taxi,
quien usando su carro particular, se ofreció
a llevarla a la cabecera a donde iría a vender a
su mercancía. Virginia no sabía que ese viaje
le cambiaría la vida, ni que esa mañana, ensangretada de pies a cabeza caminaría por la
carretera hasta que encontró a alguien que la
auxilió para llevarla al hospital de San Juan
Chamula.
Desde ese 27 de octubre del 2013, su caminar ha sido más bien un peregrinar, de ministerio público en ministerio público, pasando por las instancias defensoras de derechos
humanos, instancias de justicia para mujeres
y más. Sin embargo, pareciera que a Virginia
no le cansa tanto el hecho de caminar de un
lado a otro, sino la respuesta de quienes la escuchan y no le creen y sobre todo, el encubrimiento abierto hacia su agresor.
Dos años después, Virginia sigue tejiendo, bordando, vendiendo y sosteniendo la
organización que ahora está conformada
por 6 mujeres solamente puesto que el resto eran familiares de su agresor. Ha hecho
contactos con más personas, organizaciones
civiles e instituciones como la Fundación
León XIII y Casa Chiapas, que a su vez la
conectan con ferias y eventos para vender
sus productos.
Ahora Virginia no puede caminar sola,
tiene que acompañarse de algún hijo o hija
para ir de un lugar a otro, porque la movilidad de su cuerpo ya no es la misma. Con
las dificultades que eso le trae, continúa liderando a las golondrinas de su comunidad a
la par de buscar ayuda personal porque continúa yendo a consultas médicas a los hospitales de San Cristóbal y Tuxtla, para recibir
terapias que le permita seguir volando.
“De tanto que he salido, puedo hablar
con cualquier persona relatando mi historia, me pueden invitar a conferencias o a
cualquier medio porque estoy diciendo la
verdad, si estuviera diciendo mentira sí me
daría miedo, pero como estoy diciendo la
verdad, no me da miedo hablar y seguiré hablando”, afirma Virginia con la mirada fija al
cielo.
*Va un agradecimiento especial a Sol Hernández por ser la intérprete y puente con Virginia y
hacer posible la plática.
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El lugar que construye ciudadanía:
Museo de la Ciudad
Sandra de los Santos
l edificio fue construido entre
1941 y 1942, pero hoy, 74 años
después vuelve a oler a nuevo.
La remodelación del Museo de la Ciudad de
Tuxtla se llevó el mismo tiempo de una gestación: nueve meses. Al ver el lugar remodelado lo único que se puede decir es que valió
la pena la espera.
El Museo de la Ciudad de Tuxtla Gutiérrez se ha convertido en un símbolo de resistencia. El lugar donde se alberga, logró sobrevivir a la idea de modernismo que tienen
muchos gobernantes.
El sitio fue construido entre los años
1941 y 1942. Fue el Palacio Municipal de
Tuxtla Gutiérrez. El Museo, que está ubicado en la avenida central y segunda poniente
en el centro de la ciudad, fue diseñado por el
arquitecto Francisco D`Amico. Su estilo es
ecléctico y está considerado por el Instituto
Nacional de Bellas Artes (INBA) como monumento de valor artístico.
Lo más maravilloso del edificio no es
su construcción misma, si no todo el movimiento ciudadano y cultural que ha logrado
conjuntar.
El rescate de la memoria histórica
de Tuxtla
“No podemos pretender conocer a un ser
humano sólo por lo que vemos de él en un
momento determinado; lo importante es
saber cómo ha llegado a saber lo que es. Y
lo que sucede con los individuos, ocurre
también con las naciones, civilizaciones y
religiones; y para comprenderlas en su último significado, debemos compenetrarnos
de su pasado histórico al igual que su presente”.
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Arnold Toynbee
Hace 25 años un grupo de ciudadanos y
ciudadanas se unieron y conformaron la
Fundación Fernando Castañón Gamboa. Su
intención era rescatar la memoria histórica
de Tuxtla. En el camino, muchas y muchos
de los integrantes de la fundación se fueron
retirando del trabajo por diversos motivos y
también hubo quienes se fueron sumando.
En el año 2000 se le entregó a esta Fundación el comodato del edificio que ahora alberga el Museo de la Ciudad de Tuxtla y que
estuvo en manos por varios años de la Confederación de Trabajadores Mexicanos (CTM).
Del Museo se ha ido adueñando la ciudadanía. Es visto no sólo como espacio cultural, sino como un espacio en donde todos
y todas, sin importar religión, filiación política, ideología, puede llegar y organizar un
evento, sumar.
En este lugar convergen diferentes generaciones. Al trabajo que empezaron hace 25
años este grupo de ciudadanas y ciudadanos,
hoy casi todos adultos mayores, se han sumado jóvenes voluntarios de diferentes edades. Chavos y chavas que apenas y alcanzan
la mayoría de edad, adultos jóvenes, adultos
mayores. La sola convivencia de diferentes
generaciones abre un abanico inmenso de
posibilidades.
Las mujeres que se quedaron
a sostener el cerro
El rescate del edificio no hubiera sido posible sin el trabajo de mujeres que dedicaron
sus esfuerzos a ello: Hilda Castañón Mo-
reno, Martha Cruz Archila, Violeta Pinto,
Yolanda Molina, Reyna Chávez, Mariana y
Carmen Villa, por mencionar algunas.
“Ahora que me doy cuenta, pues sí creo
que hemos sido más mujeres que hombres
quienes hemos participado. Hubo un momento que la mayoría se fue y las que nos
quedamos a sostener el cerro fuimos la mayoría mujeres” comenta Martha Cruz Archila, presidenta de la Fundación Fernando
Castañón Gamboa, quien nunca se había
percatado de la participación de las mujeres
en el rescate de la memoria histórica de Tuxtla Gutiérrez.
Hilda Castañón fue la que hizo las gestiones con el entonces gobernador, Roberto
Albores Guillén para que le entregaran a la
Fundación en comodato el edificio que ahora ocupa el Museo.
Martha Cruz Archila, Violeta Pinto, Yolanda Molina y Reyna Chávez son algunas
19
lo que fue su proyecto inicial, se han mostrado dispuestas a escuchar.
Siguen contando las historias de cuando
eran niñas y jóvenes, añoran el Tuxtla del
ayer, ellas no ven sólo construcciones de
concreto en los edificios, si no espacios que
cuentan y que sienten y por eso se han empecinado en rescatarlos; pero también están
tan dispuestas a construir un nuevo Tuxtla y
lo están haciendo.
de las socias de la Fundación que han permanecido durante estos 25 años de trabajo
empujando el proyecto de la conformación
del Museo de la Ciudad.
Todas ellas están convencidas de lo necesario que es el reconocimiento de la identidad de una ciudad. El rescate de los edificios públicos como espacios dedicados a la
cultura, la construcción y la transmisión del
conocimiento es un asunto personal para
ellas.
Entre lo que hay que reconocerle a estas
mujeres, además de quedarse a sostener el
cerro en varios momentos de la construcción del proyecto, es haber cedido al cambio
generacional. Han aprendido a trabajar con
personas de otras generaciones, a construir
en colectivo, ellas mismas han ido cambiando
sin siquiera, tal vez, darse cuenta.
Pareciera un contrasentido que mujeres
que buscan el rescate de las tradiciones estén tan abiertas al cambio, a no quedarse con
20
El Museo que queremos
Debido a la gestión que lograron las y los integrantes de la Fundación Fernando Castañón Gamboa se logró que en enero iniciaran
los trabajos de restauración y remodelación
del Museo de la Ciudad, que está próximo a
reinaugurarse.
La remodelación del edificio que alberga
el Museo de la Ciudad de Tuxtla Gutiérrez
es un logro ciudadano. Las y los integrantes de la Fundación Fernando Castañón
Gamboa tocaron puertas, hicieron antesala, realizaron acciones, hablaron en varios
espacios para pedir que la historia de Tuxtla estuviera en un lugar digno, y al final de
cuentas alguien las y los escuchó.
Se rescató la fachada del edificio, se
cambió la techumbre de todo el inmueble;
construyeron un nuevo edificio en donde
estarán las oficinas y una cafetería; se acondicionó debidamente la sala temporal de
exposiciones. Es un lugar construido hace
74 años, que hoy, huele a nuevo.
Lejos de que esto sea el final de un proyecto esto es la mitad del camino. Hay un dicho que reza: “la recompensa al trabajo bien
hecho es más trabajo bien hecho” y las ciudadanas y los ciudadanos, que han impulsado el Museo de la Ciudad de Tuxtla tienen
más trabajo por hacer, pero ya no quieren
hacerlo solos.
El modelo que eligieron para crear la
museografía del lugar es de tipo participativo con la ciudadanía.
“Tal vez hubiera sido muy fácil pagarle a
un museógrafo que viniera y nos dijera aquí
tiene que ir esto y en esta sala lo otro, que se
encargara de hacer el registro de la historia
de la ciudad, pero estamos convencidos que
la historia la debemos de construir entre todxs, que sea la propia ciudadanía de Tuxtla
que diga qué quiere ver en su Museo” explicó Carmén Villa, integrante de la Fundación
y una de las realizadoras del proyecto de museografía del Museo de la Ciudad.
Para que el modelo funcione se necesitan alrededor de 800 mil pesos para organizar foros con la ciudadanía y se vaya concretando lo que se desea para el Museo, recibir
y analizar propuestas, contratar al menos un
museógrafo. El recurso aún no se tiene.
“Aún no tenemos el recurso, pero estamos convencidos de que este debe de ser
el modelo porque es un Museo en el que la
ciudadanía se reconozca al entrar. La historia a veces se cuenta desde solo una visión,
pero si logramos construir la museografía
con este modelo será la historia de todos, en
donde estén las mujeres, en donde estén no
sólo las personas que ocuparon puestos de
gobierno o eran parte de una clase social”
explica Mariana Villa, directora de proyectos del Museo de la Ciudad.
El edificio se abrirá de nueva cuenta con
salas de exposiciones temporales en tanto se
concreta el proyecto de museografía de todos los espacios.
El Museo de la Ciudad se sostiene con
recursos propios, con lo que logran gestionar las y los integrantes de la Fundación. Es
un Museo de la ciudadanía, no hay que dejarlo solo. Se necesita trabajo voluntario así
como donaciones económicas.
Este Museo es más allá que el único
edificio antiguo que le queda a la ciudad.
Es el lugar donde se está construyendo
ciudadanía, en donde se espera construir
la historia de un lugar en donde quepan
todos y todas.
21
Texto elegido por la escritora
Patricia de Souza
Ella se
llamaba P…
María de la Luz Carrillo Romero
veces la ciudad se llena de rumores, de
seres que se han ido. Pocos son los que
los escuchan o prestan atención al crujir del viento. En especial el mes de octubre con su
lunota roja. Paty nota una presencia. Sus pezones
en esos momentos se endurecen y siente picazón
en los oídos. Se detiene en la calle de Moneda a
un costado del palacio de gobierno, recuerda que
junto a su madre caminaron rumbo al Zócalo.
Admirando las viejas fachadas, al verlas se sonreían mutuamente. Gustaban de imaginar a los
moradores de antaño, seres con leontinas y sombreros de hongo. También mujeres altas y elegantes tocadas con velos de seda o mantillas rojas.
Incluso, creían oler frijoles con epazote puestos a
hervir en braceros llenos de carbón ardiendo. Su
exaltada imaginación las hacía cómplices.
Su madre le decía que cuando era niña un
señor la invitó a subir al tranvía y dar un paseo
desde la Villa hasta Barranca del Muerto, Si, no
es porque su tía la jaló a tiempo, y se echan a correr, su madre ya no estaría contándolo. Decían
que ese señor gordo era un famoso robachicos.
Paty, al recordar la voz de su madre, sintió escalofríos. Acostumbraba pasear envuelta en un
manto de sueños, llena de fantasías. Una precoz
demencia la hundió en un vacío negro. Hablaba del pasado con vehemencia juvenil, siempre
sentada frente a su espejo decía: Somos menos
que una arenilla que se deshace con el viento, ayer
reíamos, hoy consternadas recordamos nuestra fragilidad, la débil flama de nuestra existencia Mientras, ella hacia su tarea dominaba con dificultad
su pesar soñando para sí en una mejor vida. Deseaba aprender, estudiar para llegar a ser una antropóloga y así desentrañar el pasado. Ese lejano
tiempo que pervive en sus venas.
Vivían pobremente. Su propia casa era un
vestigio. Moraban en una vecindad, en la calle de
Allende. Su padre adicto, poco ayudó a su familia.
22
Dominado por un afán egoísta les dio la espalda a
los sueños de sus dos hijos: ella y Fermín. Pero no
clavó su veneno en el corazón de Paty, ella ocultaba su fuerza en un librito, sí aquel primer libro que
le dieron como premio en la escuela. No permitiría ser víctima, ni abnegada mujercita. Motivada
por las letras negras de su libro, coexistía entre su
casa y la escuela. Sobrevivió a un intento de abuso
paterno y no obstante, aunque temerosa, denunció al culpable y logró que le pidiera perdón antes
de morir. Paty se desligó del pasado familiar al salirse de su casa a los dieciséis años. Con todo y la
maldición paterna tras su espalda, logró obtener
una beca y vivir en un internado.
Han pasado varios años. Ella graba en su diario vivir palabras armoniosas, pone en la balanza
las prioridades, sabe que por una de cal recibe
una de arena. Cada día que transcurre, descubre
motivos para celebrar los instantes por nimios
que sean.
Es octubre y el viento le indica que tiene que
salir. Sin miedo se dirige a ese lugar, siente la presencia de aquellos que andan sobre el tiempo,
cruzan exultantes como suspiros los cuerpos de
los vivos. Paty reconoce a cada ente, sin posibilidad de tocarlos percibe que en corto tiempo la
línea divisoria es frágil como los pétalos de una
rosa y el aroma de su madre se hará presente.
*Cuento ganador de la Primera convocatoria literaria de Revista Enheduanna, enviado de Tecámac
de Felipe Villanueva, Estado de México. Agradecemos el apoyo invaluable de Patricia de Souza,
escritora feminista peruana, periodista, narradora,
quien dictaminó sobre los cuentos enviados. Al respecto de “Ella se llamaba P…”, de Souza opina:
“Una escena fundadora en la vida de una mujer,
la mirada de la madre, la naturaleza como testigo,
son algunos de los temas de esta corta historia de un
realismo poético”.
23
Ancest
ras y Leonas
i hoy, al momento de leer estas líneas podemos enumerar avances de
todo tipo para las mujeres, es gracias a nuestras ancestras que, desde hace miles
de años han dejado su huella de sabiduría en
este mundo. Es momento ya, de visibilizarlas y
compartir algo de su legado.
Simone de Beauvoir
Feminista, pensadora y novelista francesa (1908-1986), representanta del
movimiento existencialista ateo y figura importantísima en la reivindicación
de los derechos de la mujer.
“No creo en el eterno femenino, una
esencia de mujer, algo místico. La mujer
no nace, se hace. No hay un eterno femenino desde el origen, son roles. Y eso se
aprecia muy bien cuando se estudia la
sociología. El papel de los hombres y de
las mujeres no está determinado de forma
absoluta en todas las civilizaciones, hay
grandes cambios”.
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Mary Wollstonecraft
Escritora inglesa (1759-1797), fue una de
las iniciadoras del pensamiento feminista;
autora de “Vindicación de los derechos del
hombre”, (1791) y de “Vindicación de los
derechos de la mujer”, (1792),
“Yo sinceramente deseo señalar en qué
consiste la verdadera dignidad y la felicidad
humana. Deseo persuadir a las mujeres para
que se esfuercen en adquirir fortaleza, tanto
en su mente como en su cuerpo, y convencerlas
de que las frases suaves, la susceptibilidad del
corazón, la delicadeza de sentimiento y el refinamiento del gusto son casi sinónimos con epítetos de debilidad, y que esos comportamientos
son sólo objeto de lástima”.
Olympe de Gouges (Marie Gouze)
Feminista, escritora, filósofa y abolicionista francesa (1748-1773), autora de la
Declaración de los Derechos de la Mujer
y de la Ciudadana.
“Las mujeres solamente podemos ayudar a defender la cultura y la libertad intelectual por el medio de defender nuestra
propia cultura y nuestra propia libertad
intelectual.”
Juana Manso
Feminista, periodista, escritora y activista argentina (1819-1875), precursora de la novela hispanoamericana y defensora del derecho a la educación.
“¡Todo le quitáis a la mujer! Todo lo que puede
caber en la misión grandiosa de la inteligencia, donde
toman parte la sensibilidad y la voluntad libre, pero
halagáis su vanidad, la incitáis el amor al lujo, a los
tocados; ciegos idólatras de su belleza, sois el incentivo
funesto de la corrupción, porque ¿si no sabe lo que es
su alma, qué le importa venderla por un puñado de
alfileres de oro?”.
María Izquierdo
Pintora mexicana, intelectual y nacionalista
(1902-1955), la primera mujer artista en exponer su obra en el extranjero.
“Es un delito ser mujer y tener talento”.
25
Canto Estelar
¿Y si nos llenamos de poesía?
Las invitamos a cantarle a las estrellas, a plena luz del día, entre las personas que sólo respiran y caminan
con prisas, o a perder el miedo en la
calle patriarcal, oscura y amenazante.
No estamos solas, nos tenemos a todas y tenemos poesía.
Alaíde Foppa
La enorme Alaíde Foppa
es una de nuestras tantísimas feministas predilectas.
Si bien nació en Barcelona en el año 1914, vivió la
mayor parte de su vida en
Argentina, Italia, México y
Guatemala, de éste último
país obtuvo la nacionalidad.
Fue catedrática, traductora,
comunicadora –fundó la
publicación FEM- poetisa
y activista política, sin embargo, fueron sus poemas
los que dejaron la huella feminista que nos hace recordarla y nombrarla en cada
rincón del planeta.
Alaíde Foppa fue secuestrada en 1980 en Guatemala y presuntamente
asesinada por el gobierno
en turno de dicho país.
26
Ella se siente a veces...
Ella se siente a veces
como cosa olvidada
en el rincón oscuro de la casa
como fruto devorado adentro
por los pájaros rapaces,
como sombra sin rostro y sin peso.
Su presencia es apenas
vibración leve
en el aire inmóvil.
Siente que la traspasan las miradas
y que se vuelve niebla
entre los torpes brazos
que intentan circundarla.
Quisiera ser siquiera
una naranja jugosa
en la mano de un niño
-no corteza vacíauna imagen que brilla en el espejo
-no sombra que se esfumay una voz clara
-no pesado silencioalguna vez escuchada.
Llamada viva
Ponerse al margen
asistir a un pan
cantar un himno
Ida Vitale
Uruguay vio nacer en 1923
a una de las integrantas de
la llamada “Generación del
45”. Ida es y ha sido una
incomparable poetisa, traductora, crítica literaria, catedrática y columnista, cuya
obra y publicaciones han
influenciado a las feministas
latinoamericanas de las últimas décadas. Actualmente
vive en Estados Unidos.
menoscabarse en vano
abrogar voluntades
refrendar cataclismos
acompañar la soledad
no negarse a las quimeras
remansarse en el tomado
ir de lo ceñido a lo vasto
desde lo opaco a la centella
de comisión al sueño libre
ofrecerse a lo parco del día
si morir una hora tras otra
volver a comenzar cada noche
volar de lo distinto a lo idéntico
admirar miradores y sótanos
infligirse penarse concernirse
estar en busca de alma diferida
preparar un milagro entre la sombra
y llamar vida a lo que sabe a muerte.
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