Rios Profundos-ensayo

Anuncio
Manford 1
Brian Manford
April 9, 2010
El bildungsroman peruano: Los ríos profundos
La novella Los ríos profundos publicado por José María Arguedas en 1956 es un ejemplo
del género del bildungsroman en el contexto del “boom” de la novela en América Latina. Los
bildungsromanes son novelas de aprendizaje y suelen tener un protagonista joven y huérfano que
tiene un proceso largo y duro de integración en la sociedad. Siendo un bildungsroman el
desarrollo individual del protagonista en la novela avanza la trama a través de varios sucesos
duros y nuevos para el protagonista. El genero surge de la necesidad de educar el lector para la
modernización de Europa, pero la educación de Los ríos profundos politiza el lector a través de
la politización del protagonista. El proceso de aprendizaje es distintamente latinoamericano en
Los ríos profundos porque la sociedad que la novela proyecta y refleja es otra en comparación a
las sociedades reflejadas en el canon occidental. La trama sigue los conflictos que surgen
durante la narrativa de integración, o falta de integración, del protagonista y narrador Ernesto en
la sociedad que le rodea. Él apoya al motín de las mujeres indígenas y oprimidas de la sociedad
peruana representada en el mundo alegórico de Abancay y del colegio. Ernesto es aceptado por
la sociedad privilegiada del colegio, pero al mismo tiempo siendo huerfano de madre y con un
padre que no tiene propiedad para perder tampoco arriesga mucho apoyando a la doña Felipa y
rechazando la sociedad opresora, católica y terrateniente. La trama sigue el desarrollo individual
y colectívo de Ernesto que no es un símbolo del mundo indígena, sino un agente que puede
manejar los distintos mundos del Perú representada en la novela.
El climax de la trama y el momento clave de la narrativa de la educación de Ernesto
ocurre cuando las mujeres rebelan en contra de los salineros y reparten el alimiento básico, el sal,
Manford 2
entre toda la genta del pueblo. Al principio de este motín el narrador ocupa una posición pasiva
y individual porque es solo un observador aunque siente simpatía por el movimiento y dice, “La
violencia de las mujeres me exaltaba. Sentía deseos de pelear, de avanzar contra
alguien” (Arguedas, 98). Le emociona la violencia de las mujeres y empieza a desear acción
violenta y colectiva contra un poder aún no comprendido por Ernesto. Durante la escena,
Ernesto está en la plaza con su amigo Antero que quiere salir de la escena pero Ernesto le
contesta, “No [...] Veamos el final. ¡El final, ‘Markask’a’!” (Arguedas, 100). En esta cita
Ernesto comprueba su solidaridad con el motín porque quiere ver todo lo que le sucede. El uso
de la primera persona plural por el narrador en la siguiente cita, en vez de singular como antes en
la escena, demuestra la nueva colectiva revolucionaria con la cual Ernesto se junta, “una inmensa
alegría y el deseo de luchar, aunque fuera contra el mundo entero, nos hizo correr por las
calles” (Arguedas, 103). Aunque en su concientización política le falta conocer quien es el
enemigo del pueblo y contra quien van a luchar, ese momente es la parte más formativo del
desarrollo del Ernesto como sujeto. Su politización y solidaridad con los indígenas informan
todas sus acciones después, desde un observador simpatizante Ernesto se convierte en una parte
del colectivo. A través de la narrativa de transformación de Ernesto el lector puede simpatizar y
tener transformado su modo de entender la sociedad, pero se queda observador e individual.
El motín se levanta en contra de un sistema de opresión que surge del legado colonial.
En la sociedad peruana, “the colonial character of the internal structure of domination did not
undergo any essential transformations” (Manrique 226). El Padre Director y Antero representan
esta continuidad de dominación explotativa de la Iglesia Católica y las haciendas. Después de la
politización de Ernesto, el Padre Director y él se chocan varias veces. El choque más grande
Manford 3
ocurre cuando se muere la Opa y el Padre Director le llama “desgraciado” y “infeliz” y le acusa
de haberse acostado con la Opa mientras que estaba ella enferma de la peste. Cuando la acción
de la escena termina y Ernesto está encerrado en un cuarto, comprende los límites del personaje
del Padre Director. El padre ha querido proteger y educar a Ernesto, pero desde un punto de
vista del mundo que va en contra de la política de Ernesto que piensa, “tiene suciedad, como los
otros, en su alma, pero me ha defendido” (Arguedas, 223). Se resuelvan sus diferencias pero
Ernesto le ve en una luz crítica en la cual puede ver el verdadero Padre Director, Santo de
Abancay, y su función opresora en la sociedad aunque al mismo tiempo puede ver su humanidad.
El Padre Director es conocido como el “Santo de Abancay” pero Ernesto reconoce su
humanidad, o sea que no es santo para él, y entonces la habilidad del padre de errar, cambiar y
morir. Si Abancay es un microcosmos de la sociedad peruana el nuevo entendimiento del Padre
Director por Ernesto demuestra su politización y cómo aquella tranforma sus interacciones con
los otros personajes.
Antero es otro personaje cuya relación con Ernesto se cambia después del motín. Antero
viene de una familia de hacendados y ha visto desde pequeño los abusos contra los colonos, pero
en oposición a Ernesto, lo ve como necesario y positivo. Este malentender entre los dos viene de
la situación económicamente dominante de Antero que perdería su poder económica si no
pudiera explotar a los colonos y entonces normaliza la violencia en contra de ellos. Le dice al
Ernesto, “pero a los indios hay que sutarlos bien. Tú no puedes entender, porque no eres
dueño” (Arguedas, 157). Antero defiende sus intereses de terrateniente, y en cierta manera tiene
razón porque Ernesto no puede enterder la situación que Antero enfrenta porque no viene de una
familia terrateniente. Al mismo tiempo, Antero no puede entender a los colonos como seres
Manford 4
humanos, como Ernesto les entiende, si solo piensa en su poder y privilegio individualizado y no
siente la solidaridad que tiene Ernesto con ellos. Erneaintsto ocupa una posición única en la
novela porque tiene aceso a las varias partes de la sociedad cerradas a la mayoría de la población
y no utiliza este aceso para mantener el status quo o sea su interés de clase. En la misma escena
Ernesto no le llama más por su apodo en quechua, Markask’a, porque ha perdido el
entendimiento común entre los dos. Desde entonces los dos se chocan varias veces y Antero se
hace amigo del Gerardo el hijo del Coronel y un chico más adulto que también pertenece a la
casta explotadora, a los militares.
El rechazo mutuo, difícil y de larga duración entre Ernesto y el Padre Director y también
entre Ernesto y Antero representa un rechazo de la parte europeizada y poderosa de la sociedad
peruana por Ernesto y su busqueda de una sociedad que incluye a los indígenas oprimidos de una
manera más igualitaria que la que vive en Abancay. En contraste a un bildungsroman típico, la
novela termina con el viaje de Ernesto que aún no se ubica claramente en la sociedad peruana
pero, a través de su concientización política, entiende mejor la sociedad sin poder integrarse en
ella. Se interese en juntarse con los colonos de la hacienda de su tío continuando su
identificación a través de su política con el colectivo de oprimidos y viaja en busca de un cambio
social.
Manford 5
Bibliografía citada
Arguedas, José María. Los ríos profundos [1956]. Buenos Aires: Editorial Losada, 1998.
Manrique, Nelson. “Modernity and Alternative Development in the Andes” in Through the
Kaleidoscope: the Experience of Modernity in Latin America. New York: Verso, 2000.
Descargar