8 En contrapartida, y situado más al sur en la zona

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En contrapartida, y situado más al sur en la
zona más baja a orillas del río Bidasoa, y
junto a la localidad de Oronoz-Mugaire, había
un bello palacio y muy diáfanos jardines,
adornados de muy suaves cascadas y lagos
artificiales,
que
eran
enaltecidos
por
deliciosos
sonidos
del
agua,
y
estaban
esparcidos por entre una abundante colección
botánica formada por muchas especies, ya que
fueron muy cuidadosamente traídas de todas
partes del muy ensanchado y mundializado globo
terráqueo.
Y el elocuente el silencio que ya envolvía muy
mansamente, toda la placentera y sublime
fotogenía, de este muy apacible lugar, ya mucho
le inspiraba, ya mucho le hacía pensar,
intentando descifrar de forma clarividente,
ciertos
ámbitos
intrínsecos
de
índole
identitaria de esta comunidad foral. Era como
si una instantánea Polairod, le invadiera los
recovecos
más
indescifrables
de
su
subconsciente, regalándole el supremo don de la
ubicuidad,
de
estas
verdeantes
tierras
navarras. Y intentaba él, poder captar toda la
diversidad de los caracteres (geo)morfológicos
y también de la idiosincrasia humana, que
conformaba la realidad de todos estos pueblos,
que literariamente empezaron a transcurrir por
semánticas sendas del conocimiento, con la obra
VITA KAROLI MAGNI, que fue muy bien escrita por
Eginardo... y narraba las intrusiones del Rey
Franco Carlomagno, hasta el propio Río Ebro.
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Y daba él cuerda a su clarividente comprensión
acerca
de
este
mini-continente,
que
se
encontraba concretado en tres subregiones,
conformadas
por
la
montaña,
totalmente
integrada en la Navarra Húmeda del Noroeste, y
aún por los Valles Pirenaicos y también por las
Cuencas Pre-pirenaicas. Era como si él tuviera
dotado con la poderosa perspectiva de un águila
real, que volaba muy sutilmente y no paraba de
volar nunca, de forma muy mayestática por el
infinito
cielo
azulenco,
analizando
las
variaciones graduales de los paisajes y de los
muy genuinos microclimas... que casi siempre
tenían su influencia más o menos patente, en
los caracteres de las propias gentes que
pertenecían a la Comunidad Foral de Navarra. Y
acababa de sacar él la siguiente ilación:
mientras el individuo navarro montañés se
refugiaba casi siempre en un paisaje húmedo y
al mismo tiempo muy cerrado y, era en si mismo
un hombre muy poco comunicativo, pues le que
costaba mucho intimar, pero cuando lo hacía,
era
de
una
fidelidad
imperturbable.
En
contrapartida,
el
individuo
navarro
perteneciente a la Ribera, era un hombre
abierto y muy cálido, como su propio paisaje,
entregándose con demasiado fervor, tanto al
trabajo
duro
de
sus
fructíferas
tierras
arables, y hacedor de amistades, siempre a la
primera vista, y dotado de una locuacidad
entrañable y entretenida. Y situado entre estos
dos biotipos, se encontraba el navarro de la
zona media, que actuaba al fin al cabo, como
una perfecta simbiosis, de los dos caracteres
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anteriormente señalados, y era por lo tanto de
naturaleza muy adaptable, concedido con la
sabiduría propia de las gentes que supieron
sintetizar muy bien los dos tipos de culturas,
las dos facetas existenciales de ver la vida,
anteriormente destacadas.
Y continuaba a discurrir el paulatino declinar
de ese día veraniego, tamizando con exuberantes
contrastes, todo el bucólico y paradisíaco
Valle de Roncal, cargado de una personalidad
“sui géneris” , pues estaba muy condicionada
por los elementos telúricos que lo franqueaban
por todos los costados.
Y algún tiempo después ya atravesaba él, el
Puerto de las Coronas, coronado como un etéreo
mirador,
que
le
proporcionaba
esplendidas
vistas de todo el valle y de la muy intrincada
y muy abrupta geografía de los agrestes
Pirineos... pues era aquí mismo, donde ya
empezaban a mostrar en todo su verdadero
esplendor de todos sus abruptos anfiteatros. Y
que en épocas pretéritas, fue indudablemente
una tierra de hidalgos, una geografía de
frontera, con sus muy variadisímas gamas de
tonalidades
verdes,
que
tan
solo
era
interrumpido por los roquedos gris azulados...
y sus multifacetadas rutas siempre estaban
pacientemente disponibles, para todos los que
querían
adueñarse
de
unos
parajes
verdaderamente hermosos, de unos rincones de
sobresaliente belleza. Sobriamente configurados
como si fuera un mundo cerrado, donde los
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