Federacio Coordinadora d´Entitats Culturals del Regne

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Federacio Coordinadora d´Entitats Culturals del Regne de Valencia
Seccio de Filologia
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Al Director de la Real Academia Española de la Lengua (RAE)
Ecmo. Sr. D. José Manuel Blecua
C/. Felipe IV, 9
MADRID
RAZONES QUE JUSTIFICAN EL CAMBIO DE DEFINCIÓN DE VALENCIANO
EN EL DRAE POR OTRA QUE RECONOZCA SU RANGO DE LENGUA1
1. Desde un punto de vista jurídico la única categoría oficial del valenciano es la de
“lengua” o “idioma”, de acuerdo con el Estatut d‟Autonomia de la Comunitat
Valenciana de 1982, su reforma de 2006 y la Llei d‟Us i Ensenyança del Valencià de
1983.
Dice el artículo 6 del Estatut d‟Autonomia:
“I. La lengua propia de la Comunitat Valenciana es el valenciano.
II. El idioma valenciano es el oficial en la Comunitat Valenciana, al igual que lo es
el castellano, que es el idioma oficial del Estado. Todos tienen derecho a conocerlos
y a usarlos y a recibir la enseñanza del, y en, idioma valenciano.
III. La Generalitat garantizará el uso normal y oficial de las dos lenguas y adoptará
las medidas necesarias para asegurar su conocimiento”.
En este sentido cabría recordar que el propio Estatut d‟Autonomia de la Comunitat
Valenciana fue redactado siguiendo las normas de la Real Academia de Cultura
Valenciana, el organismo de titularidad pública que ha asumido la normativización
autónoma e independiente de la lengua valenciana.
2. La consideración legal del valenciano como lengua responde a la conciencia
lingüística y no dialectal manifestada por los autores valencianos a lo largo de toda la
historia, según queda de manifiesto en El crit de la llengua,2 un compendio histórico
de cerca de quinientas páginas de la denominación “lengua valenciana”, en ocasiones
opuesta explícitamente a la catalana, entre los escritores valencianos. En sentido
contrario, quienes defienden que el valenciano es un dialecto del catalán tan solo han
podido argüir un puñado de casos dudosos de aplicación del gentilicio catalán al
habla de los valencianos. Estos testimonios desviantes, cuantitativamente
insignificantes, en los que se denomina catalán a la lengua de los valencianos, bien
1
2
En consideración a la RAE, el texto y todas las citas incluidas en él están traducidas al castellano.
3
Alminyana Vallés, Josep, El crit de la llengua, Valencia, Diputació de Valencia, 2006 .
1
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son casos anfibológicos, bien esconden una evidente motivación política o bien son
manifestaciones correspondientes a ciudadanos no valencianos.
3. La atribución del rango de lengua al valenciano por parte del Estatut d‟Autonomia
representa la cristalización legal de la conciencia lingüística autónoma no dialectal de
los valencianohablantes. Baste señalar que en las encuestas del ALPI todos los
encuestados del dominio lingüístico valenciano manifestaron que hablaban el
valenciano, expresión unánime de una conciencia lingüística independiente. La
doctora Antje Voss explica en su obra Das Valencianische zwischen Autonomie und
Assimilation3 cómo decidió consagrar su tesis doctoral al análisis de la categoría
lingüística del valenciano a raíz de una estancia en la Comunitat Valenciana en la
que comprobó sorprendida que los valencianos afirmaban hablar valenciano y no
catalán. Esta conciencia lingüística ha llegado a ser reconocida por la propia élite
cultural que defiende la subordinación del valenciano al catalán. Dice Ll. Revest: “La
denominación lengua valenciana o valenciano vive exclusivamente por toda la
extensión de las tierras donde se habla esa lengua dentro de nuestro Reino, cuyos
hijos, quitando muy pocas excepciones, bien que se admiran si les dijeran que hablan
catalán”.4
4.-El valenciano es desde el siglo XV y hasta las últimas décadas del siglo XVII, un
idioma sujeto a una activa evolución, la cual desemboca, no en la modificación
aislada de ciertos aspectos de la lengua, sino en una estructura coherente que la dota
de un carácter orgánico, resultado de un conjunto de transformaciones armónicas
relacionadas entre sí. Dicha evolución afecta tanto al valenciano literario, como al
coloquial y administrativo5. Es esta razón de historia interna de la lengua y no solo el
esplendor social y cultural del Reino de Valencia en el siglo XV la que explica la
conciencia lingüística autónoma de los valencianohablantes en general, y en
particular de los escritores clásicos, al calificar la lengua de sus obras literarias como
valenciana. Esta transformación diacrónica otorga al valenciano un espacio propio y
definido en el conjunto de las lenguas románicas. Se ha discutido mucho sobre la
filiación lingüística del catalán y su consideración como lengua puente entre las
lenguas galorrománicas y las iberorrománicas. Últimamente Blasco Ferrer ha
insistido en la caracterización del catalán como lengua de transición entre ambos
grupos lingüísticos, aunque matizando que comparte más características con el
galorrománico. En realidad, la condición de lengua puente conviene más
propiamente a la valenciana, cuya caracterización lingüística es pieza clave para
entender la transición entre el grupo galorrománico y el iberorrománico. La adopción
por parte del valenciano de soluciones como el empleo de la preposición en con valor
locativo, la distribución paralela a la del castellano de los verbos ser/estar, la
conservación del artículo neutro lo, el sistema deíctico de tres grados (ací-ahí-allí;
3
Voss, Antje, Das Valencianische zwische Autonomie und Assimilation, Peter Lang, p. 13.
Apud López Verdejo, V., La filosofia llingüistica de Carles Salvador, Lluïs Revest i Josep Giner,
Valencia, Real Académia de Cultura Valenciana, 2001, p. 45.
5
Peñarroja Torrejón, L., “Sintaxis i lexic en el Tirant lo Blanch”, Literatura Valenciana del segle XV.
Joanot Martorell i Sor Isabel de Villena, Valencia, Consell Valencià de Cultura, 1991, p. 65.
4
2
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este- eixe, aquell) o la generalización de la preposición a ante OD de persona, rasgos
consolidados tras una larga lucha de más de dos siglos con las correspondientes
soluciones galorrománicas (preposición a con valor locativo, confusión ser/estar,
inexistencia del artículo neutro, sistema deíctico de dos grados, ausencia de la marca
de concordancia objetiva a ante el objeto directo animado, etc.), conforman un
conjunto de evoluciones conexas y coherentes que le otorgan una fisonomía propia y
definida de lengua de transición, al convivir con otros rasgos más propiamente
galorrománicos como el pronombre neutro ho o la perífrasis verbal vaig + infinitivo
con valor del pasado. Esta condición de lengua puente queda claramente de
manifiesto a través de ciertas particularidades como el funcionamiento de los
pronombres adverbiales en, hi. En valenciano el pronombre ne/en sustituye a los
complementos de origen de los verbos de movimientos (me’n vaig=d’ací) y a los
complementos de objeto directo indeterminados (¿quantes ne vols?=de pomes), pero
tiene un uso más restringido que en francés y catalán, pues actualmente no reemplaza
una determinación de lugar con carácter general, de modo que no decimos entraven a
les nou i n’eixien a les deu, sino entraven a les nou i eixien a les deu. En cuanto al
pronombre hi, su uso en valenciano moderno está muy restringido y se circunscribe
al verbo haver (hi ha, hi havia, hi haurà...) y a ciertos usos lexicalizados (no m´hi
veig; no s´hi troba, ¡esta-t’hi quet!). Este empleo, mucho más restrictivo que el del
catalán o el francés es, aún así, más amplio que en castellano. Lo mismo puede
decirse de la preposición a ante OD de persona. Frente a las lenguas galorrománicas,
el valenciano marca sistemáticamente la concordancia objetiva con el verbo
mediante la preposición a. Sin embargo, prescinde de ella cuando el OD, aún siendo
animado, presenta un semantismo poco activo, con lo que se aparta al mismo tiempo
del catalán y del castellano: He vist ton pare. Esta falta de concordancia se ve
favorecida por la presencia de un posesivo átono en el objeto directo.
La evolución diacrónica propia del valenciano durante los siglos XV-XVII es un
proceso que lo aleja del catalán y del occitano, al tiempo que lo dota de un sistema
estable y coherente separado del castellano. No es extraño que cuando el catalán Joan
Bonllabi publique en 1521 su traducción del Blanquerna de Ramon Llull a la
“llengua valenciana” lleve a cabo un proceso de actualización y modernización
lingüística, evitando los provenzalismos arcaicos, característicos del lenguaje escrito
de los siglos anteriores.
Tampoco desde el punto de vista literario puede justificarse una subordinación
del valenciano al catalán. Por una parte, es cierto que el valenciano forma junto con
el catalán un espacio cultural y literario con grandes rasgos en común. Conviene
hacer sin embargo, algunas matizaciones. En primer lugar, no debe desgajarse de
dicho marco la literatura occitana, cuya influencia en los poetas medievales es más
que evidente, incluyendo al propio Ausias March. En segundo lugar, el modelo
lingüístico culto y de referencia en dicho ámbito lo constituye el valenciano, hecho
patente, por ejemplo, en el uso de los plurales valencianos femeninos en -es.
Finalmente, el valenciano posee una tradición literaria esplendorosa con autores
como Ausias March, Joanot Martorell, Jordi de Sant Jordi, Sor Isabel de Villena,
Roiç de Corella, Jaume Roig, Narcís Vinyoles, Bernat Fenollar y un larguísimo
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etcétera, con cimas que no ha llegado a alcanzar la catalana en toda su historia,
motivo por el cual el catalán ha intentado absorber con mayor ahínco la lengua
valenciana. Dice a este propósito R. Miquel i Planas: “Visto el caso desde
Catalunya, no hay ninguna duda de que, cuanto más los valencianos extremen las
pretensiones a la autonomía de su variedad idiomática frente al catalán, mayor
necesidad hay por parte nuestra de reivindicar la unidad lingüística (…). Sobre todo
respecto de Valencia, nuestro interés crece al considerar la preponderancia que
alcanzó la escuela poética valenciana en el siglo XV. Privar a Catalunya y a su
literatura del aporte que representa la producción de las letras valencianas de aquella
época y hasta bien entrado el siglo XVI sería dejar nuestra historia literaria justo en
el centro de su crecimiento y ufanía; más aún, sería arrancar de la Literatura Catalana
la Poesía casi por entero”.6
5.-La consideración del valenciano como lengua autónoma y la adopción del
estándar independiente promovido por la RACV, que la dota de todos los
instrumentos para su uso culto (gramáticas, diccionarios, corrector informático,
flexión verbal, tratados de rima, libros de refranes y paremias, suplementos de
topónimos, abreviaturas y vocabularios técnicos especializados, etc.) constituye un
requisito indispensable para la recuperación de la lengua y la extensión ineludible de
su uso social. Ponsoda y Segura7 reconocen que la asimilación del estándar catalán
impuesto en la Comunitat Valenciana es más profunda entre los castellanohablantes
que entre los propios valencianohablantes, prueba inequívoca de la falta de
identificación de los valencianos con la mixtura valenciano-catalana impuesta en la
Comunitat Valenciana. El mismo estudio pone de manifiesto un significativo rechazo
por parte de la población valenciana, principalmente de la femenina, respecto a un
estándar catalán con el que no se siente identificada. Redon8 remarca la necesidad de
un estándar propiamente valenciano que favorezca la identificación afectiva con el
mismo, su aceptación y, como consecuencia, la extensión de su uso social. Son
comunes los casos de matrimonios mixtos en los que el cónyuge castellanohablante
supera los exámenes de la Junta Qualificadora de Valencià, que sigue el estándar
ajeno catalán, y el valencianohablante los suspende. Es un hecho incontestable que
los niños valencianohablantes en cuanto salen de clase continúan hablando en un
modelo de lengua valenciana muy lejana de los modelos artificiales catalanes que les
han impuesto durante la jornada escolar. De este modo, tan solo se favorece un
divorcio entre el valenciano coloquial y el culto, dificultando la superación de la
diglosia.
La situación se ve agravada por el hecho de que el estándar catalán diseñado para la
Comunitat Valenciana responde a un modelo unitarista orientado a suplantar el léxico
6
López Verdejo, V., op. cit., p. 47.
Ponsoda, Joan J., y Segura, Carles, “Una alternativa tripartida: la varietat tradicional, la varietat
estàndard catalana o la varietata estàndard espanyola”, Caplletra, 21 (1996), Valencia, Universitat de
Valencia, pp. 47-93.
8
Redon, A., “Una experiencia de billingüisme educatiu: Valencia 1982-2002”, Revista de Filologia
Valenciana, 10 (2003), pp. 143-166.
7
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y las formas patrimoniales valencianas por las catalanas. Así, por ejemplo, en
sustitución del castellanismo fresa no se propone la forma patrimonial valenciana
fraula, sino la catalana maduixa. Igualmente, se promueve el uso de las formas
arcaicas reforzadas de los demostrativos aquest, aqueix en lugar de las formas
patrimoniales est i eix, más cercanas al latín, y reflejo del influjo humanista en la
lengua valenciana del siglo XV. Tratar de imponer los demostrativos reforzados,
olvidados por el castellano hace siglos es tan abusrdo como si se pretendiera imponer
en el castellano la forma aqueste. Otro ejemplo bien claro lo constituye la imposición
del topónimo València escrito con e abierta, de acuerdo con la pronunciación
barcelonina, en lugar de con e cerrada como se pronuncia en todo el Reino de
Valencia.
Más preocupante aún es el hecho de que dicha línea de estandarización
asimilacionista es la única posible para quienes pretenden la anexión del valenciano
al catalán. Estos autores no pueden aceptar otro estándar más respetuoso con el
valenciano, pues, a causa de la conciencia lingüística autónoma valenciana, ello
cristalizaría inevitablemente en el modelo propio e independiente valenciano
promovido por la RACV que pretenden evitar a toda costa. La implantación del
estándar catalán en la Comunitat Valenciana habría requerido una codificación
pluricéntrica, semejante a la del portugués peninsular y el atlántico, pero permitir la
adopción de dicho modelo habría dejado abierta la posibilidad de un estándar
independiente,9 motivo por el que se ha impuesto una codificación monocéntrica
desde Barcelona dirigida a anular las diferencias del valenciano con el catalán para
su absorción. Dice Polanco:10 “Al margen de una bella f´romula que satisfacía los
reparos regionales, la misma propuesta normativa de Sanchis Guarner -y la de los
otros lingüistas que se han pronunciado o de los gramáticos que han colaborado en la
codificación- hubo de limitarse a asumir plenamente las soluciones del catalán
literario en aquello en lo que ambas variantes, valenciana y catalana, no son
verdaderamente compatibles y, por tanto, a fijar tan solo la morfología y recomendar
una pronunciación y un uso preferente de los lexemas regionales. Los años ganados
por Cataluña impedían las veleidades de una codificación total desde el País
Valenciano, prescindiendo de lo que ya era moneda corriente más álla del Ebro, si no
se quería correr el riesgo de una normativización independiente, de una secesión
idiomática”.
Las concesiones iniciales a las formas patrimoniales valencianas, necesarias para
suavizar el rechazo a la imposición del catalán en Valencia, han ido desapareciendo
en favor de un estándar cada vez más orientado a la asimilación y suplantación del
valenciano por parte del catalán.
Pero la recuperación social del valenciano requiere un estándar autónomo e
independiente, acorde con la conciencia lingüística valenciana. De hecho, a pesar de
la imposición de la normativa catalana en las escuelas, el estándar independiente de
9
Polanco Roig, LL. B., “La normativa al País Valencià. Problemàtica i perspectives, Problemàtica de la
normativa del català (Actes de les primeres jornades d’estudi de la llengua normativa), Barcelona,
PAM, p. 123.
10
Op. cit.
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la RACV es todavía utilizado por instituciones públicas y privadas, e incluso por
profesores universitarios al impartir sus clases en valenciano. En dicha normativa
está publicada, por ejemplo, la traducción al valenciano del Nuevo Testamento,
aprobada por la Conferencia Episcopal Española. Y según el recuento realizado por
Pau Giner en 200611 partiendo de los datos oficiales del Ministerio de Cultura, del
total de los 5679 títulos inscritos entre 1979 y 2005 con ISBN valenciano, el 15%
(858) fueron publicados en normas de la RACV. Si descontamos del total los libros
de texto, unos 2.300, cuya normativa viene impuesta por la administración, la
normativa de la RACV habría sido elegida en el 34% de las obras. Sin duda, la
normativa independiente valenciana tendría una gran aceptación si se difundiera y
promocionara, en cuyo caso la identificación de los valencianohablantes con ella
contriburía sin duda a recuperar el uso social de la lengua. Prueba de ello es la gran
manifestación celebrada en Valencia en junio de 1997 reclamando la oficialización
de la normativa de la RACV en la que participaron entre 70.000 ciudadanos, según
fuentes de la policía, y 500.000, según las entidades convocantes.
6.-A la hora de delimitar las nociones de lengua y dialecto los criterios de lingüística
interna tales como el método dialectométrico o la mutua inteligibilidad se han
revelado no solo ineficaces, sino metodológicamente incorrectos. A propósito del
criterio de la intercomprensión, Hudson12 ha señalado que la naturaleza intransitiva
del criterio de inteligibilidad resulta incompatible con la relación transitiva que se
establece entre diferentes variedades lingüísticas relacionadas. J. P. Rona13 ha
ejemplificado esta situación a propósito del continuo dialectal entre Montevideo y
Porto Alegre, cuyo análisis le lleva a afirmar que la única manera de establecer el
límite entre el español y el portugués dentro de dicho esapcio es sociolingüística:
encontraremos la frontera entre ambas lenguas, dice, en el punto donde los hablantes
de una localidad imiten el modelo del español en registros formales, y los de la
contigua empleen el portugués.
Cuando intentamos determinar si el valenciano es una lengua o un dialecto estamos
estudiando la categoría y el uso social de dicha variedad lingüística o, en palabras de
López Morales, su funcionamiento como entidad social. En este caso, la relación
entre lengua y comunidad describe la lengua en su aspecto social: lo que interesa no
es su sistema interno, sino sus usos y funciones como hecho comunitario. Así pues, la
delimitación entre lengua y dialecto debe establecerse desde criterios externos a la
estructura de la lengua, como los fijados por Stewart al definir los tipos de variedades
lingüísticas conforme a cuatro autributos (estandarización, autonomía, historicidad y
vitalidad). De entre estos rasgos, es la autonomía el que permite caracterizar una
variedad como lengua. Según hemos visto, la percepción autónoma de la variedad
valecniana por parte de sus hablantes es un hecho fundamentado legal, histórica,
estructural y socialmente y, por tanto, su única consideración posible es la de lengua.
Esta percepción autónoma encuentra su expresión en el estándar normativo de la
11
La normativa pròpia valenciana. Estudi retrospectiu.
Hudson, R. A., Sociolinguistics, Cambridge University Press, 1980, pp. 35-36.
13
Rona, J. P. , “The social dimension of Dialectology”, Linguistics 117 (1976), Berlín-NY, Mouton de
Gruyter, pp. 7-21.
12
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RACV, entidad que la ha dotado, entre otros instrumentos, de gramática, diccionario,
estándar oral y corrector informático propios. El caso de las lenguas valenciana y
catalana es perfectamente comparable al del gallego y el portugués. La pertenencia
de diferentes lenguas a continuos dialectales interrelacionados, que pueden presentar
una serie de elementos genéticos comunes, mutua inteligibilidad o rasgos lingüísticos
afines, no impide que cada lengua siga su propio curso en la codificación y
normalización lingüística como muestra de una legítima personalidad privativa de
cada comunidad idiomática, íntimamente ligada a la conciencia de la propia
identidad diferenciada. Es lo que sucede, dentro de la propia Europa, no solo con el
gallego respecto del portugués, sino también entre el checo y el eslovaco, el serbio y
el croata o, en otro nivel, en el continuo dialectal entre el bajo alemán y el
neerlandés.14
Todo ello sin prejuicio de señalar que la pretendida inteligibilidad del catalán por
parte de los valencianohablantes es matizable. Respecto de las variedades orientales
catalanas la inteligibilidad por parte de los hablantes monolingües valencianos de
generaciones anteriores resultaba, como mínimo, problemática.
7.-Respecto del origen de la lengua valenciana, los estudios de Leopoldo Peñarroja
Torrejón han demostrado la convergencia del romance valenciano anterior a la
conquista de Jaume I con el valenciano del siglo XIII, por lo que no puede hablarse
en rigor de una suplantación de lenguas. La importancia del libro El mozárabe de
Valencia15 trasciende el ámbito valenciano y propone una serie de soluciones
metodológicas como el doble tratamiento árabe-fosilizador vs. romance-innovador de
los diptongos latinos AI o AU o el análisis de la onomástica peninsular a través de
las fuentes árabes que abren nuevos caminos en el campo de la dialectología
histórica, hasta el punto de que haberse convertido en punto de referencia capital en
las publicaciones sobre dialectología mozárabe (cf. por ejemplo, Thomas Glick16, M.
Banniard,17 J. Lipski,18 Ríos Camacho19...). Una deficiente crítica de fuentes por
parte de estudiosos anteriores como Sanchis Guarner había determinado una
caracterización errónea del valenciano prejaimino presentándola como una lengua
arcaica que mantenía los diptongos AI, AU latinos (Bocairent, Moraira), diptongaba
la O breve latina (Pedruelo, Fuexca) y no palatalizaba la L- (Liriet, Losa). El análisis
de Peñarroja ha desmentido estos rasgos, aportando un corpus documental muy
superior al empleado en estudios anteriores y explicando todos estos ejemplos de
14
Secció de Llengua i Lliteratura de la RACV, Manifest 4 de juliol de 2013.
Peñarroja Torrejón, L., El mozárabe de Valencia, Madrid, Gredos, 1990.
16
Glick, Th. , Transformaciones de las estructuras agrarias de la sociedad valecniana en ,la época
medieval, pp. 203-224.
15
17
Banniard, M. (ed), Sociolinguistique diachronique romane, Annuaire – EPHE, SHP —
141e année (2008-2009), p. 162.
18
Lipski, J., “La lingüística románica en los Estados Unidos: logors principales del último siglo”,p. 18.
Ríos Camacho, Xosé C., Mozarabismo en la Gallaecia Altomedieval. Estudios generales y análisis
desde sus fuentes medievales monásticas (siglos VIII, IX, X y XI), Tesis Doctoral, 2009, Unversidad de
Murcia, pp. XXIII, 1, 188, 195, 220, 225, 233, 566.
19
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Guarner o Galmés de Fuentes hasta llegar, entre otras, a las siguientes conclusiones
sobre el mozárabe valenciano:
-era una lengua moderna que reducía los diptongos latinos, según muestra
innumerables ejemplos (Petrer, Pedreguer, Canterer, Ferrer; Morella, la Llosa, etc.)
Los ejemplos sin reducción no representan la fonética propia romance, sino el
tratamiento árabe de estas voces.
-no conocía la diptongación de E, O breves latinas (Serra, Morella, Alpont,
Abinhorta...). Los dos ejemplos argüidos en contra no tienen validez. El topónimo
Fuexca no existe, es una lectura errónea del vocablo de origen árabe Sueca. El
apellido Pedruelo recogido en el Llibre del Repartiment no representa la
pronunciación valenciana, sino que es una acomodación fonética del escriba
aragonés encargado del registro 7, el cual hizo diptongar motu proprio muchos
apellidos de caballeros catalanes.
La interpretación del valenciano como dialecto constitutivo, no consecutivo, del
latín es la única que ha sido capaz de dar cuenta de la fisonomía peculiar del
valenciano respecto del aragonés y del catalán oriental y occidental. Las demás
hipótesis relativas a la formación del valenciano (Sanchis Guarner, Badia Margarit)
que intentan explicarlo como resultado de la colonización posterior a la reconquista
topan con el nudo indisoluble de la acción del sustrato, pues no se puede explicar las
características del valenciano del siglo XIII por una acción sustratística del mozárabe
si, como sostiene Guarner, ese mozárabe era arcaico y divergente del mozárabe
medieval y si faltaba, como asegura, una base poblacional que hubiera transmitido
ese romance, pues según sus teorías, la población mozárabe se habría extinguido y la
musulmana sería monolingüe árabe.20 La sugestiva hipótesis de E. Alarcos Llorach
sobre la nivelación de sustratos deja igualmente sin explicar muchos rasgos del
consonantismo valenciano como el mantenimiento de la -R final o el resultado
valenciano del sufijo -ITIA>ea (MALITIA>malea). El propio Germà Colón
afirmaba en 1953 que la posible interconexión de sustrato prerromano entre Lérida,
Tortosa y Valencia explicaría “las características y tendencias que debió tener el
romance valentino precatalán, sensiblemente idéntico al catalán occidental, y que se
mantendrá y fusionará con éste al llegar la Reconquista para constituirse en habla
actual catalán del Reino de Valencia, tan llena de características peculiares y
específicas”.21 Colón hacía hincapié también en la inviabilidad de una imposición
unilateral de la lengua de la Baja Cataluña tras la conquista de Jaume I y en la
vitalidad del habla valenciana prejaimina (“es sabido que la lengua de aquellos
moros que quedaron en Valencia no era ya el árabe, sino un habla neolatina, y es
evidente que ese romance no pudo inmediatamente ser suplantado, y menos aún por
una colonización tan poco intensa. Resulta, pues, casi inverosímil aceptar esa rápida
20
Peñarroja Torrejón, L., “La qüestio valenciana. Mig segle de Filologia (1960-2012), prólogo a
2
¿Valenciano o catalán?, RACV, Valencia, 2013 .
21
Colón, G., “El valenciano”, Actas VII CILR, vol. I, pp. 139-140.
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asimilación de la lengua catalana condicionada sólo por el hecho de la Reconquista si
a su lado no existen determinantes más categóricos)”. Actualmente Colón sostiene
una postura radicalmente opuesta (“Eso del mozárabe es un puro invento”) sin haber
explicado hasta el momento su cambio de postura ni haber rebatido sus
argumentaciones anteriores.
Por otro lado, las alusiones a la pervivencia de las comunidades mozárabes
valencianas durante la época de la dominación árabe y hasta el propio momento de la
Reconquista cristiana son recurrentes en las fuentes árabes y cristianas.22 Citaremos
por su especial relevancia y la autenticidad irreprochable que se deriva de su análisis
histórico, la carta del abad Hermann de San Martín de Torunai a Dom Anselmo, abad
del monasterio de Laón en el año 1143, carta que figura en un códice hagiográfico
del siglo XII conservado en la Bilbioteca Real de Bruselas23. En ella Hermann refiere
la conversación que mantuvo con dos monjes del monasterio valenciano de Sant
Vicent, los cuales le informaron de cómo llegar al sepulcro de San Vicente Mártir
para venerarlo. Queda claro en la carta que vivían en el monasterio valenciano unos
cuarenta monjes que se regían por la regla benedictina. Además, el pleito
jurisdiccional entre el arzobispado de Toledo y el de Tarragona por la diócesis
valentina editado por Vicente Castell Maiques deja testimonio inequívoco de la
existencia de un territorio eclesiástico valenciano previo a la conquista, probado por
las alusiones en dicho proceso a un obispo y a una diócesis valenciana dependiente
de Toledo, desde al menos 40 o 50 años antes de la conquista; asimismo muestra la
existencia de un grupo social de cristianos, individualizados y definidos como
propiamente valencianos frente a los conquistadores en el proceso, en el que se
inquiere el testimonio cristiano de aquellos “qui erant de Regno Aragoniae et illi de
Valentiae”.
Finalmente, es hecho patente que la supuesta muralla de la lengua entre
conquistadores cristianos y musulmanes postulada por autores como R. I. Burns no
se sostiene.24 La propia Crónica de Jaume I da testimonio de diversos casos de
musulmanes que hablaban romance (“E quan se fo banyat, envià messatge a Don
Pelegrí, un sarraí que sabia nostre llatí que la febre l‟avia prés e que no podia anar”).
Los moros latinados que aparecen reiteradamente en la Crónica no pueden
considerarse ejemplares únicos, sino sintomáticos de una situación bilingüe del
territorio valenciano.25 Esta situación perdura traspasada la frontera de la conquista,
con innumerables testimonios de intercomprensión entre musulmanes y cristianos.
Un ejemplo de los muchos que figuran en el Llibre de Cort de Justicia de
Cocentaina: “Aben Xayhan , moro, comparech denant la justicia e dix e denuncia a
el que Berthomeu, fil de na Saragosa, avia furtada sa filla. E dix-li: „No demanatz per
ma filla! ¡Si el rey ven en la terra, yo me´n clamaré a ell”. De un proceso per
22
Peñarroja Torrejón, L., Cristianismo Valenciano. De los orígenes al siglo XIII, Valencia, Ajuntament
de Valencia, 2007.
23
BRB, códice 9119, folios 58r-58v-.
24
Cf. Peñarroja Torrejón, L., “La qüestio valenciana. Mig segle de Filologia (1960-2012), prólogo a
2
¿Valenciano o catalán?, RACV, Valencia, 2013 .
25
Ib.
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homicidio entre musulmanes de la huerta alicantina (1315) se trasluce la plena
competencia románica de los mudéjares del sur valenciano. Fátima, madre de M.
Abotiz, declara que su hijo volvió a casa “quan les estrelles eren al cel”. Abotix,
hermano de Mohamed, reconoce haber vuelto a casa a la hora “de lums encesos i
hora de achama, qui es hora de la campana”. Mohamed declara haberle dicho a
Sancho de Ayora: “vet ali un home mort, ab una gonella vermella”. 26 Los ejemplos
son recurrentes y no se aprecia ninguna muralla lingüística entre moros y cristianos,
ni la intervención de ningún traductor o torcimany, cuya presencia, cuando se da, se
consigna cuidadosamente en los procesos judiciales. Esta situación de inteligibilidad
continúa entre los mudéjares a lo largo del tiempo. La documentación no apoya la
tesis sostenida por Joan Fuster o C. Barceló de que los moriscos valencianos eran
monolingües árabes. Un ejemplo: los datos de E. Císcar Pallarés muestran que de un
total de 791 varones musulmanes adultos implicados en procesos administrativos y
judiciales, solo un 2,5% necesita testificar por mediación de un intérprete, frente a un
97,5% que no lo requiere. La correlación se mantiene en épocas sucesivas hasta el
punto de que afirma Císcar: “el conocimiento de la algemia entre los moriscos es tan
importante que no se puede aceptar ni asumir, para la Valldigna, esa excepcionalidad
con que J. Fuster describió la situación general del Reino de Valencia hace años y
que han citado, seguido y aceptado prácticamente todos los autores posteriores”.27
8.-A modo de conclusión recogemos, traducida al castellano, la parte final del
manifiesto emitido por la Seccio de Llengua i Lliteratura de la Real Academia de
Cultura Valenciana con motivo de la polémica originada en Valencia a propósito de
la definición de valenciano que figura en la edición actual del diccionario de la RAE:
« La RACV no puede sino considerar que la lengua valenciana es un idioma propio,
independiente y diferenciado de cualquier otra lengua románica, y obrar en
consecuencia. Desde la publicación en 1915 de la Gramàtica Elemental del padre
Fullana hasta la aparición del Diccionari General de la Llengua Valenciana en 2010,
pasando por el acuerdo ortográfico de 1979 (declarado oficial por el Consell
preautonómico y usado en las primeras clases de valenciano en nuestras escuelas), la
RACV, a través de su Secció de Llengua es históricamente la institución encargada
del estudio y promoción de la lengua y la literatura valencianas, así como de su
normativización, aplicando criterios científicos a la realidad lingüística valenciana.
Dentro de estos trabajos, esta Secció aprobó en 2009 un informe titulado
Valencianismes: propostes a la Real Academia Española. En él, entre otras
cuestiones, se proponen enmiendas en el tratamiento o definición de valencianismos,
así como nuevas acepciones para términos ya aceptados por la RAE (...). Entre estas
propuestas destacaba la recuperación de la definición de valenciano que la RAE
aprobó en 1959, según consta en el Boletín de la RAE, tomo 39, cuaderno 158,
septiembre-diciembre de 1959, pág. 494, donde dice así:
26
27
Ib.
Ib.
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Federacio Coordinadora d´Entitats Culturals del Regne de Valencia
Seccio de Filologia
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“Y no está exenta de alcance político la rectificación que se ha hecho en las
definiciones del catalán, valenciano, mallorquín y balear con el fin de ajustarlas a la
lingüística moderna, dando de paso espontánea satisfacción a los naturales de las
respectivas regiones. Del valenciano, por ejemplo, se decía: „dialecto de los
valencianos‟. Ahora se le reconoce la categoría de lengua y se añade que es la
hablada „en la mayor parte del antiguo reino de Valencia‟; y la nueva definición de
catalán pondrá término a las consultas que recibo un día sí y otro no para que se diga
si es lengua o dialecto”.
Curiosamente, la edición del diccionario de la RAE de 1970 -once años más tarde del
acuerdo académico- definió el valenciano como “variedad del catalán, que se usa en
gran parte del reino de Valencia”, pero nadie ha explicado hasta la fecha cuándo,
quién y cómo acordó la RAE este cambio. Proponemos, por tanto, recuperar la
definición aprobada por la RAE en 1959 o solucionar la cuestión de una manera
sencilla como se hace con el término “gallego”: “gallego, m. Lengua de los
gallegos”. La propuesta, en caso de que no se quisiera recuperar la definición
académica de 1959 sería: valenciano, m. Lengua de los valencianos».
Valencia, 22 de Julio de 2013
Coordinadora d‟Entitats Culturals del Regne de Valencia
Seccio de Filologia
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