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VENEZUELA
En la propia Asamblea Nacional ha habido confrontaciones por el irrespeto de la oposición.
“Espoleta” Ramos Allup
quiere explosión
Sus aspiraciones presidenciales buscan provocar
un conflicto interno que desemboque en un enfrentamiento
Por LÁZARO BARREDO MEDINA
“E
SPOLETA” Henry Ramos
Allup quiere ser presidente de
Venezuela. Por eso ha seguido armando cuanto enredo sea posible para persistir en el intento de la
destrucción del actual escenario político y provocar un conflicto interno
que desemboque en un enfrentamiento que sirva como pie forzado a los intentos intervencionistas de Estados
Unidos y sus aliados.
El prestigioso periodista José Vicente Rangel aseguró hace unos días
que la obsesión del liderazgo opositor
de derrocar al presidente Nicolás Maduro e impedir como sea que termine
el mandato que el pueblo le dio ajustado a lo que rige la Constitución, hace
muy difícil dirimir civilizadamente las
diferencias.
Ramos Allup, como presidente de
la Asamblea Nacional, aprovecha todas las tribunas para encender la
candela con absoluto irrespeto hacia el resto de los poderes públicos,
y para difamar e injuriar a personas e instituciones, mientras sin
cortapisas en la lengua llama a la
confrontación brutal “en vista de
la explosión social que amenaza la
estabilidad y la paz de nuestro país;
y en vista de que, para comenzar a
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solucionar los problemas, es un requisito indispensable un cambio de
gobierno”. Y repite una y otra vez que
“mientras Nicolás Maduro esté en el
poder todo va a empeorar”.
Se trata de un escalamiento en el
conflicto político institucional que,
como ha denunciado el presidente
Maduro, es parte del intento de golpe
parlamentario, pues la posición de la
Asamblea Nacional de Venezuela y sus
diatribas políticas, lejos de hallar soluciones a los problemas del país, los
agravan aún más.
En la fase electorera se valieron de
la grave situación económica que tiene el país y enarbolaron como bandera política un supuesto cambio que
mejoraría las condiciones si ganaban
el espacio legislativo. Pero no han hecho otra cosa que llevar adelante como
objetivo prioritario la salida de la dirección revolucionaria encabezada
por Maduro, y esbozan diferentes modalidades para alcanzar ese fin, como
la renuncia, la enmienda, la reforma
constitucional y el referendo revocatorio, el cual se ha convertido en centro principal. Aunque andan rebuscando otras argucias como la de una
supuesta doble nacionalidad del
mandatario.
No pocas voces de la sociedad reclaman que el Parlamento se consagre a
la imperativa búsqueda de acuerdos
que permitan el funcionamiento de las
instituciones y la actividad productiva,
y no continúen con la desestabilización
y la apelación a la violencia al adoptar
providencias que son contrarias a la
Constitución y las decisiones del resto
de los poderes públicos.
Los actuales fenómenos que vive
Venezuela son conocidos. Como indicó el excanciller Roy Chaderton la
situación de desabastecimiento se
debe a la injerencia del gobierno de
Estados Unidos, las acciones promovidas por la derecha venezolana y diferentes representantes del sector
privado empresarial, algunos de cuyos
principales responsables forman parte de la Asamblea Nacional. También
son atribuibles a la mediocridad en algunos niveles del Gobierno, a la
burocratización y a la corrupción.
“Estoy haciendo una consulta oficial al Tribunal Supremo de Justicia.
Estando la Asamblea Nacional fuera
de la ley, yo como jefe de la Hacienda
Pública Nacional no puedo depositar
recursos a una asamblea inexistente,
a una institución que llama al desacato de la ley. Nosotros tenemos que dar
el ejemplo”, dijo el mandatario bolivariano en respuesta a la farisea actuación del legislativo.
En tanto, en el escenario internacional continúan las agresiones y las
inquietantes manifestaciones injerencistas. Como denunció la canciller
Delcy Rodríguez, en la región se planifica un boicot contra su país para impedirle que asuma la presidencia pro
témpore del Mercosur y se busca desarbolar con ese pretexto los esfuerzos integracionistas. A a la vez ocurren
“destempladas e irrespetuosas” declaraciones como las del secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, que
acusó al Gobierno de Maduro de “falta
de voluntad” para desarrollar un “diálogo productivo” con la oposición, desconociendo los procedimientos constitucionales y legales de Venezuela.
Ese respaldo de la derecha internacional aviva los desafueros de quienes
pretenden la demolición de la autoridad
constitucional de la hermana nación
venezolana a cualquier costo. Los conflictos pudieran seguir agudizándose.
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