“Ramas, rocas, arbustos, unas matas de aulaga, palmitos salvajes

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“Ramas, rocas, arbustos, unas matas de aulaga, palmitos salvajes
que crecen en colonias; un grupo de chumberas repletas de higos
que nadie coge, algarrobos que han sobrevivido a los sucesivos
incendios intencionados: resistentes del mal.”
(Rafael Chirbes. Los viejos amigos)
Resistentes del mal
Me acuerdo del verano de 1998, cuando la Plataforma Salvem El Cabanyal organizó durante
tres fines de semana unas veladas al aire libre para concienciar a los vecinos de que la
prolongación de la avenida iba en serio y que debíamos prepararnos. Allí estaban Félix y
Gabi poniendo la cara.
Me acuerdo de las primeras reuniones y de cómo el entusiasmo fue sustituyendo a la
incredulidad.
Me acuerdo de Maribel y Emilio, que un día de septiembre de 1998 propusieron convertir El
Cabanyal en un museo de casas abiertas donde vendrían los artistas con sus obras y las
expondríamos.
Me acuerdo de la sorpresa, la incredulidad y el desafío que se nos presentó aquel miércoles.
En tres meses se organizó la primera edición de Portes Obertes y fue un éxito de
participación y público. Lo hicimos sin dinero.
Me acuerdo de cómo nos fuimos conociendo.
Me acuerdo de cómo surgieron los primeros lazos de confianza, de amistad que luego el
tiempo se ha encargado de reforzar. Una red que a muchos de nosotros nos ha hecho pasar
algunos de los mejores momentos de nuestra vida, por eso seguimos vivos.
Me acuerdo que la maquinaria propagandística del PP ya nos daba por muertos y
desahuciados. En ese momento nuestro principal objetivo fue hacer saber que estábamos
vivos.
Me acuerdo de cuando empezamos a celebrar las asambleas en la calle para que los vecinos
nos vieran, para demostrar que nuestras asambleas eran abiertas y que cualquiera que pasara
por allí tenía derecho a participar, a hablar y a decidir, como uno más.
Me acuerdo de que siempre hemos sumado. En doce años solo recuerdo un caso de una
persona que se ha dado de baja en la Plataforma. Hemos sumado: más ramas, más rocas, más
arbustos, más palmitos, más chumberas, más algarrobos: todos resistentes del mal.
Me acuerdo de que teníamos una fuerza vital tan grande que ni nosotros mismos sabíamos
hasta dónde íbamos a llegar.
Me acuerdo de cuando las personas mayores, tomemos como referencia setenta o más años,
eran las que más alto y mejor defendían las propuestas más audaces de protesta y rebelión.
Me acuerdo de cuando el entonces concejal de urbanismo, Domínguez, intentó desfilar por el
Cabanyal disfrazado de cristiano arropado por toda la troupe del PP del Marítimo.
Me acuerdo de que no pudieron terminar su acto de chulería. Conseguimos parar el desfile
hasta que se retiraron. Gran alegría y sorpresa de los vecinos.
Me acuerdo de cuando, ese mismo día, al llegar Rita Barberá a la tribuna frente al Ateneo
Marítimo en refuerzo de su mesnada, desde el balcón de la agrupación local de Unión
Valenciana la abuchearon e increparon.
Me acuerdo de cuando Rita Barberá vino a inaugurar el nuevo jardín de la Remonta y una
señora de 72 años rechazó un abrazo ¡con beso! de la alcaldesa y ante la insistencia de esta:
“no pasa nada bonita, lo de tu casa lo vamos a arreglar” la vecina intentó darle un bofetón.
Este bofetón se convirtió en toda una agresión a la máxima autoridad institucional de la
ciudad. Aquí vieron un filón: son violentos los del Salvem.
Me acuerdo de cuando dijeron: “Sin prolongación no hay rehabilitación”.
Me acuerdo de cuando dijeron: “Ahora se van a enterar de lo que es degradación”. Y nos
enteramos y mucho que nos enteramos pero sus actuaciones no son violentas, no, según
dicen son por el interés general.
Me acuerdo de cuando en mayo del 2005 paramos los derribos de la zona BIC y unos meses
más tarde tuvieron que reparar, por orden judicial, todos los daños patrimoniales que habían
causado. Los repararon en agosto para que se enterara el menor número posible de personas.
Me acuerdo de todas las asambleas que hemos celebrado todos los miércoles de todos los años
desde el 1998.
Me acuerdo de tanta y tanta constancia en las asambleas de todos los miércoles que alguna
vez me ha hecho preguntarme: ¿no seremos una secta?
Me acuerdo de la fiesta espontánea, pequeña o grande según se mire, que celebramos en casa
de Andrés y Tina cuando nos enteramos de la suspensión cautelar. Y de la fiesta grande en el
Tinglado nº2 del puerto.
Me acuerdo de todas las otras fiestas que hemos hecho, siempre de resistencia y voluntad de
vivir.
Me acuerdo de Quini, Benito Kamelas, que un día, en uno de nuestros peores momentos, año
2007, nos escribió un correo electrónico y nos dijo que la lucha continuaba, que estaba
dispuesto a trabajar por la causa y nos organiza un concierto de rock y que se ofrecía a
organizarnos un concierto de rock “por el morro” y le dijimos que sí.
Me acuerdo del “rock contra l’enderroc” en el 2009. De todos los músicos que participaron
y de la que se montó delante y detrás del escenario y de cuántos jóvenes vinieron.
Me acuerdo de la huelga de hambre en el año 2000. De la cantidad de gente que pasaba todos
los días para demostrar su solidaridad y apoyo. De lo bien que se lo pasaron los
acompañantes que se quedaban a dormir y de los mayores que venían a pasar el día y de
cómo salieron reforzados todos los lazos de amistad y de confianza.
Me acuerdo de que en abril de 1999 tuvimos bloqueados durante veinte días varios registros
de la administración pública, con decenas de miles de alegaciones y sus copias.
Me acuerdo de los que han abandonado este mundo pero siguen luchando y dando fuerza al
corazón de la Plataforma.
Me acuerdo de un sueño que se repite muchas veces, en el que siempre veo un Cabanyal –
Canyamelar rehabilitado, un plan urbanístico con participación ciudadana que recupera
nuestra identidad y termina para siempre con esta época de lucha, pasión y resistencia pero
también de dolor y destrucción.
Me acuerdo de soñar muchas veces que el PP pierde las elecciones. Todas.
Y me acuerdo de que por eso seguimos luchando y te pedimos que luches con nosotros.
Faustino Villora Nicolau
Plataforma Salvem El Cabanyal
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