El Lazarillo de Tormes Resume de los tratados: Cuarto Quinto y séptimo Lázaro y un fraile de la Merced Lázaro habla de su nuevo amo, el cuarto, un fraile de la Merced poco amigo de las obligaciones propias de un religioso y que se pasa el día de un lado para otro atendiendo "ciertos negocios" cuya naturaleza nunca se aclara. Además, el tratado finaliza diciendo: "por estas y otras cosillas que no cuento, dejé a mi amo". Este final deja todas las posibilidades abiertas: ¿qué serán esas "cosillas" por las que Lázaro decidió dejar al fraile? Lazaro y el buldero. El buldero era un sacerdote que se dedicaba a recorrer las parroquias vendiendo bulas, indulgencias papales que permitían que quienes las compraran no tuvieran que cumplir con ciertos preceptos religiosos (como el ayuno, abstenerse de carne durante la Cuaresma, etc.). Lázaro describe las sucias artimañas utilizadas por el sacerdote para vender sus bulas, sin ningún tipo de sentimiento religioso verdadero y con el único objetivo de conseguir buenos beneficios. Lazaro y el buldero. • Lázaro se le sirve a con un maestro de pintar panderos, para molerle los colores, pero también sufrió mil males. • Luego de cierto tiempo, siendo ya mas mayorcito, Lázaro sirve a un capellán. Una vez más, el amo de Lázaro será un religioso. En este caso, el capellán permite que Lázaro trabaje como aguador por la ciudad. Una vez que el muchacho ha conseguido beneficios y ha podido cambiar sus ropajes, Lázaro decide dejar el trabajo y buscarse un nuevo amo. Cómo lázaro se asentó con un alguacil, y de lo que le acaeció con él. Cuando Lázaro se despidió del capellán sirvió a un alguacil pero por poco tiempo ya que le pareció un trabajo muy peligroso. Una noche unos delincuentes lo persiguieron, a él y al amo,; al amo lo maltrataron pero a él no lo alcanzaron. Cómo lázaro se asentó con un alguacil, y de lo que le acaeció con él. Preguntándose Lázaro que de que viviría, Dios le ayudó y tuvo la suerte de conseguir un oficio al servicio del rey, un cargo de pregonero de Toledo. Se encargaba Lázaro pregonar los vinos que se vendían en la ciudad y de leer en voz alta los pregones municipales y de hacer publico lo que se quiere hacer saber a todos. Cómo lázaro se asentó con un alguacil, y de lo que le acaeció con él. En ese tiempo el señor Arcipreste de San Salvador, lo casó con una criada que él tenia. Lázaro dice que no se arrepente ya que además haberse casado con una mujer buena, diligente e inteligente obtenía favores y ayuda del Arcipreste, quien les regalaba trigo y carne, y casi todos los domingos y fiestas comían en su casa. Cómo lázaro se asentó con un alguacil, y de lo que le acaeció con él. Pero las malas lenguas que nunca faltan decían que veían a su mujer ir a hacerle la cama y darle de comer El Arcipreste un día le hablo a Lázaro delante de ella y le dijo: Lázaro de Tormes, quien escucha dichos de malas lenguas nunca progresara. Tu mujer entra y sale de mi casa sin marchar tu honra ni la suya y esto le lo prometo. Por tanto, no mires a lo que pueden decir, sino a tu provecho Cómo lázaro se asentó con un alguacil, y de lo que le acaeció con él. Lázaro le respondió: señor, yo decidí arrimarme a los buenos. Aunque es verdad que algunos de mis amigos me han dicho que, antes de casarse conmigo, había parido tres veces. Entonces la mujer se puso a llorar y a echar maldiciones, Lázaro por un lado y el Arcipreste por otro tanto le dijeron que ceso su llanto. Cómo lázaro se asentó con un alguacil, y de lo que le acaeció con él. Lázaro le hizo el juramento de que nunca mas en la vida le mencionaría nada de aquello y que el veía bien que ella entrase y saliese, de noche y de día, pues estaba seguro de su bondad Así quedaron los tres bien conformes y nunca nadie oyó hablar del caso. Y cuando alguien quiere decir algo de ella, Lázaro lo para y le dice Cómo lázaro se asentó con un alguacil, y de lo que le acaeció con él. « Mirad, si sois mi amigo, no me digáis cosa con que me pese, que no tengo por mi amigo al que me hace pesar, mayormente si me quieren meter mal con mi mujer, que es la cosa del mundo que yo más quiero, y la amo más que a mí, y me hace Dios con ella mil mercedes y más bien que yo merezco. Que yo juraré sobre la hostia consagrada que es tan buena mujer como vive dentro de las puertas de Toledo. Quien otra cosa me dijere, yo me mataré con él. » Cómo lázaro se asentó con un alguacil, y de lo que le acaeció con él. De esa manera nadie le dice nada y tiene paz en su casa. Termina Lazara diciendo que en ese tiempo estaba en su prosperidad y en la cumbre de su buena fortuna y que lo que de alli en adelante le ocurriera se lo contaria a Vuestra Merced