Lección 7 Febrero 10- 17 Correr tras el viento «Mucho trabaja el hombre para comer pero nunca se sacia». Eclesiastés 6: 7 Sábado 10 de febrero ¿Pueden salvarme todos estos bienes? INTRODUCCIÓN Mateo 6: 19, 20 «¡Socio, me da igual lo que digas! Mientras me quede vida, voy a tratar de conseguir todo el dinero que pueda. Tengo que comprarme por lo menos tres autos de los más caros, construir una gran casa y usar ropa que sea la envidia de quienes me vean con ella puesta. Mi blinblineo* va a ser lo máximo». Juveldon, que así se llamaba el protagonista de nuestra historia, estaba acostado en su cama recordando la conversación que había mantenido cinco años antes con un amigo cristiano. Es cierto que había alcanzado aquellos objetivos. Había tenido bastante éxito como traficante de drogas, y se había salido del negocio antes que lo detuviera la policía. Pero un mal negocio se le atravesó en el camino. Como resultado, tres años después apareció un auto Mercedes Benz negro que lo hizo salirse de la carretera. Dicen que el conductor era la misma persona que había sido perjudicada en aquel negocio. Ahora Juveldon estaba postrado en una cama, paralizado, a expensas que alguien se lo hiciera todo. ¿Qué podían hacer todas sus posesiones por él? Nada, absolutamente nada. Entonces Juveldon recordó la conversación con su buen amigo Jody. —No te digo que no trates de conseguir todo eso que has mencionado. Pero nada de ello te va a conceder la felicidad que anhelas. La verdadera felicidad nos llega cuando le entregamos el corazón a Dios. —Dios es para la gente pobre —respondió Juveldon. —Recuerda a Salomón y su experiencia. Aunque era uno de los hombres más ricos y sabios de su tiempo, se dio cuenta que le faltaba la única cosa que nos hace felices: Dios. Con la poca fuerza que le quedaba en la única mano que podía mover, Juveldon lentamente hojeó la Biblia que había estado en su cama por varias semanas. Como por un milagro, se detuvo en un texto de Mateo: «No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar. Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar» (Mat. 6: 19, 20). Cuando utilizamos la vida de Salomón como un modelo, aprendemos una gran lección: las ganancias terrenales tan solo proporcionan una satisfacción pasajera a nuestros deseos egoístas de adquirir riquezas. Pero las cosas celestiales satisfacen el alma. Cuando el alma se sacia, nuestro ser entero se siente satisfecho. Mientras vivamos en este mundo, acumularemos posesiones. Pero hay algo que debemos recordar: No malgastemos nuestro tiempo persiguiendo las cosas que no nos darán una felicidad eterna. En vez de ello, dirijamos nuestra atención a la fuente de la felicidad eterna. Esta es el origen de nuestra salvación: Cristo Jesús. _______________ * Concepto creadp u puesto en moda por los “raperos”, para expresar “ostentación” y la vez “gusto por lo extravagante y lo lujoso”.– N. del T. Mindy Massicotte, Thibaud, Dominica 67 Domingo 11 de febrero LOGOS Eclesiastés 6 El problema humano. Alejados de Dios quizá podemos satisfacer nuestras necesidades físicas, pero nunca las espirituales. De las anteriores, las más importantes son las espirituales. Por lo tanto, la gente que se mantiene en una relación dinámica y funcional con Dios vive plenamente; mientras que quienes andan por el mundo sin Dios, tan solo existen. Los que se relacionan con el Señor no solamente le encuentran significado al aquí, sino también al más allá; por lo tanto sus planes, proyectos y aspiraciones no tan solo representan un impacto inmediato, sino al mismo tiempo algo futurista. Ambicionan una existencia tranquila y de confianza, no en ellos mismos, sino en Dios. Algo que colmará sus necesidades espirituales. La adoración dimensional. La genuina adoración, instituida por Dios es vertical y horizontal. Por lo tanto, en su expresión más legítima no solamente nos permite crecer en nuestra relación con Dios, sino que mejora las relaciones con nuestros prójimos. Este crecimiento paralelo se pone de manifiesto en el servicio que le prestamos a la humanidad. Mientras más se acercan los verdaderos adoradores a Dios, más se identificarán con las necesidades de salvación de quienes los rodean, así como con sus necesidades sociales. Este concepto está apropiadamente manifestado en la ley moral de Dios, que ha sido identificada como un «reflejo de su carácter».1 68 La adoración como estilo de vida Las primeras cuatro normas divinas hablan de nuestra obligación hacia Dios, mientras que las últimas seis se refieren al trato con nuestros semejantes. Jesús le dijo al joven rico que esos seis representan la voluntad de Dios (Mat. 19: 16-30). Por lo tanto, la voluntad de Dios no le permite a los seres humanos vivir únicamente para sí mismos. En vez de ello, se establece un contexto en el cual el servicio se convierte en la legítima representación del infinito amor de Dios por la humanidad. De ahí que hacer la voluntad de Dios no tan solo satisfaga a sus siervos en lo físico, sino también en lo espiritual. Un ejemplo vivo de verdadera adoración. La vida y el ministerio del apóstol Pablo es un ejemplo de la actitud que asume un alma satisfecha. En las escenas finales de su vida, encontramos al fiel apóstol, que revolucionó la región de Asia Menor con el evangelio de Jesús, en una situación deplorable. Ya se había celebrado el juicio de apelación, y eso le suponía la muerte. Está encarcelado en una húmeda y oscura celda; sin embargo, se siente satisfecho. Al escribirle a Timoteo, lo anima y le recuerda a su joven colaborador por qué debe llevar a cabo su tarea en el presente (2 Tim. 2: 1-3, 7-13). Pero no se detiene ahí. Pablo ilustra vívidamente cómo las obligaciones de ayer afectan las actitudes del presente, algo que a su vez permea la realidad del mañana. Por ende, Pablo confía categóricamente en la promesa divina de seguridad (2 Tim. 4: 6-8). Es apropiado que Salomón, el rey más rico de aquella época, comente acerca de la riqueza y de su incapacidad para proporcionar paz interior y tranquilidad. Salomón afirma: «Quien ama el dinero, de dinero no se sacia. Quien ama las riquezas nunca tiene suficiente. ¡También esto es absurdo!» (Ecl. 5: 10). En el año 1923 varios de los hombres de negocios más destacados de Estados Unidos se reunieron en Chicago. Ellos manejaban más recursos que la Tesorería federal de todo el país. En años posteriores a aquella reunión algunos de los periódicos y revistas publicaban los éxitos de aquellos magnates y estimulaban a la juventud para que los imitaran. Sin embargo, 27 años después algunos de los mismos personajes se habían convertido en ejemplos de desastres y tragedias. Jesse Livermore, Leon Fraser e Iván Kruegar, tres presidentes de destacadas firmas comerciales, se quitaron la vida. Charles Schwab, presidente de una compañía metalúrgica vivió de préstamos durante los últimos cinco años de su vida y murió en la quiebra. Arthur Cutten, murió en la pobreza en el extranjero. Richard Whitney, presidente de la Bolsa de Nueva York, fue liberado de la prisión de Sing Sing para que pudiera ir a morir en su casa.2 Todos ellos habían disfrutado de los placeres del pecado durante un tiempo. Pero en vez de hacer de sus vidas algo pleno y satisfactorio, las dejaron vacías. Debemos entender claramente y reconocer el peligro que encierra vivir una vida centrada en el yo. Quienes no estén motivados a dar o compartir sus talentos, conocimientos o recursos con la comunidad que los rodea, están condenados a descubrir lo poco satisfactorio que es resulta ese estilo de vida. Benjamín Franklin, uno de los fundadores de la nación norteamericana, resal- ta la naturaleza engañosa de esta forma de vida al afirmar: «El dinero nunca ha hecho a nadie feliz, ni podrá hacerlo. No hay nada en él que produzca felicidad. Cuanto más tiene alguien, más quiere tener. En vez de llenar un vacío, va creando otro. Cuando se satisface una necesidad, esta se duplica o triplica en diferentes versiones. Confía en el antiguo adagio: “Mejor es lo poco en el temor del Señor, que un gran tesoro con todos los problemas que el mismo acarrea”».3 Así que en medio de su triste destino, encontramos a un Pablo tranquilo, que no alardea de sus logros personales, sino que se siente satisfecho de que Cristo hubiera logrado todo aquello a través de él. Pablo constituye el mejor ejemplo de un verdadero adorador de Dios. Por lo tanto, mediante esa misma adoración, sirvió a la humanidad para que la voluntad de Cristo Jesús pudiera cumplirse en su ministerio. De ahí que no solamente se satisficiera física, sino también espiritualmente. Dios nos llamó a cada uno de nosotros para que nos rindiéramos ante él, para así convertirnos en agentes de salvación mediante nuestras vidas de dedicación y sacrificio al plan de redención. PARA COMENTAR 1. ¿Qué te impide entregar tu voluntad a Dios? ¿Qué puedes hacer al respecto? 2. ¿Qué es más importante para ti: satisfacer las necesidades del cuerpo, o las espirituales? _______________ 1. Patriarcas y profetas, p. 34. 2. Paul Lee Tan, Th. D., Encyclopedia of 7.700 Illustrations, p. 832. 3. Ibíd., p. 3. Earnest Pendenque, Mahaut, Dominica 69 Lunes 12 de febrero La necedad de la vida TESTIMONIO Eclesiastés 6: 12 En el idioma hebreo, Eclesiastés se denomina Qohelet, que significa “predicador”, un concepto que el autor se aplica a sí mismo al principio del libro. Al traducirlo al griego y al latín se utilizó el vocablo Eclesiastés. El libro contiene una serie de reflexiones pesimistas acerca del propósito y la naturaleza de la vida. «Todo es absurdo» (Ecl. 1: 12), estas palabras se repiten una y otra vez a lo largo del libro. Aunque Salomón fue uno de los grandes reyes de Israel en prosperidad y sabiduría, nos confiesa que todos sus talentos y posesiones no pudieron proporcionarle una genuina y duradera felicidad. El capítulo 6 nos habla de la necedad de la vida: de la vanidad de las riquezas ociosas, de los hijos, de la vejez sin recursos, y de la vanidad de los deseos y de todo lo que se ambiciona. «Por su propia amarga experiencia, Salomón aprendió cuán vacía es una vida dedicada a buscar las cosas terrenales como el bien más elevado. Erigió altares a los dioses paganos, pero fue tan sólo para comprobar cuán vana es su promesa de dar descanso al espíritu».* Llegó a la conclusión que lo inteligente es disfrutar agradecido de los dones celestiales y hacer el bien, ya que Dios traerá a juicio todos nuestros actos. El libro de Eclesiastés es apropiado para nuestra sociedad moderna, porque ofrece respuestas a preguntas como las que se formulan en el texto de hoy (Ecl. 6: 12). También proporciona una sólida filosofía: 70 Cuantas más riquezas tiene alguien, menos satisfecho se siente. Salomón aclara en forma pertinente que todas las riquezas del mundo no podrán satisfacer a nadie. Un pobre puede sentirse tan satisfecho como un rico, lo cual significa que ninguno de los Un pobre puede sentirse tan satisfecho como un rico, lo cual significa que ninguno de los dos posee ninguna ventaja sobre el otro. dos posee ninguna ventaja sobre el otro. La prosperidad no siempre es algo positivo, y la adversidad no siempre es mala. Sin embargo, Dios siempre es bueno; si vivimos en la forma que él desea, entonces sabremos qué es la felicidad. Esa alegría satisface más que toda la riqueza del mundo, algo que por lo general conduce a la vanidad. PARA COMENTAR 1. «Todo es un absurdo». De acuerdo con esta declaración, ¿debemos preocuparnos por nuestro bienestar espiritual y no prestar atención a los aspectos físicos de la vida? ¿Cómo podemos equilibrar ambas cosas? 2. ¿Qué consejo le darías a un amigo tuyo que te dijera que está dispuesto a hacer “lo que sea” para conseguir el máximo de riquezas? _______________ *Profetas y reyes, p. 56. Cindy Rachael Marshall, Oslo, Noruega Martes 13 de febrero Queriendo alcanzar al viento EVIDENCIA Eclesiastés 6: 7, 8 En algún momento de sus vidas, la mayor parte de los niños tratará de llevar a cabo la sencilla tarea de atrapar una hoja mientras la misma es llevada por el viento. A este punto bien sabemos que esa no es una tarea tan fácil como parece. Desde bien chiquitos hemos entendido que no se puede ver el viento, y mucho menos saber hacia dónde se dirige. La gente que vive en el Caribe y en otras zonas propensas a las tormentas saben lo poderosos que pueden ser los vientos. Tanto la Biblia como la historia reconocen que Salomón fue uno de los hombres más sabios que jamás haya vivido en el planeta. Sin embargo, con todo y su grandeza hay una pregunta que le preocupa: «¿Cuál es el propósito de la vida?» Nacemos y... morimos. Y en ese breve lapso, ¿cómo encontrarle sentido a la vida? Salomón a esto lo llama: «Un mal que he visto en esta vida» (Ecl. 6: 1). De acuerdo con su testimonio al principio del libro, Salomón trató de satisfacer esta duda de diferentes maneras. Sin embargo, durante la mayor parte de su vida no pudo conseguir la felicidad, así como tampoco podemos alcanzar al viento. El licor no le satisfizo, ni el oro ni la plata. La alegría es como el viento. Sabes que está ahí, pero no lo puedes atrapar. Salomón llega a la conclusión que aun cuando una Nacemos y... morimos. Y en ese breve lapso, ¿cómo encontrarle sentido a la vida? persona viva miles de años, todavía no va a encontrar el propósito de la vida. (Ecl. 6: 6). El relato bíblico de la vida de Salomón parece mostrar que su búsqueda del sentido de la vida le hizo abandonar por algún tiempo los caminos del Señor. Sin embargo, la Biblia nos ofrece una alternativa. Esta vida es para que la disfrutemos al máximo; pero un día, tendremos que dar cuenta de la forma en que hemos vivido, y de la influencia que hemos ejercido sobre los demás. La pregunta es: ¿Confiamos lo suficiente en la Palabra de Dios como para explorar la alternativa que él nos presenta? PARA COMENTAR 1. ¿Por qué Dios incluyó al libro de Eclesiastés en la Biblia? ¿Qué tan lejos deberíamos llegar en nuestra búsqueda de un propósito para la vida? 2. Uno de los postulados de la teoría de la evolución afirma que simplemente estamos aquí para vivir y reproducirnos. ¿Cómo se compara esta idea con el propósito divino revelado en las Escrituras? Abishai Massicotte, Thibaud, Dominica 71 Miércoles 14 de febrero ¡Tienes que hacerlo bien! CÓMO ACTUAR Eclesiastés 6: 7, 11, 12 Nuestro mundo aparenta ser algo vacío, desnudo, desolado. Es más, nuestro paso por el planeta es efímero. Sin embargo, para algunos lo opuesto aparenta ser lo verdadero. Ahora bien, si elimináramos todo lo que En tu edad madura ¿tendrás que decir: “Tenía que haber hecho esto o aquello, en mi juventud”? Dios ha colocado en el mundo para nuestro disfrute, ¿qué quedaría? Tan solo un vacío. Y es que tierra necesita ser remodelada; los placeres que encontramos aquí son pasajeros, aunque las cosas buenas sean agradables mientras duran. En comparación con lo que se nos promete, ¿qué representa este mundo? Dios nos ama, y nos promete el cielo. Esta es una dulce y permanente promesa. Tenemos la obligación de remontarnos al cielo que Dios nos prepara . ¿Cómo podemos hacer esto? 1. No nos convirtamos en una estadística más. Aferrémonos al Dios que servimos. Esto es lo que más importa. Mucha gente ha probado otras alternativas como las drogas, el alcohol, y otros vicios, solo para encontrarse vacíos, angustiados, y alejados de todas las cosas nobles. No dejes que estas cosas te conviertan en un número más. 2. Trabaja a favor del cielo. En ocasiones puede haber razones para creer que el 72 cielo no existe, o que Dios no está tan cerca como él dice. Pero no dudes ni por un momento, porque así es como Satanás trata de atraparte. Trabaja denodadamente porque hay un cielo adonde llegar y un infierno que rehuir. 3. Pon a Dios a prueba. No hay necesidad de claudicar entre dos opiniones. Si Dios es Dios, sírvelo, porque ¿quién otro es digno de nuestro amor, alabanza y total adoración (1 Rey. 18: 16-21)? Dios es maravilloso. ¡Pruébalo hoy mismo! 4. Piensa en el futuro. En tu edad madura ¿tendrás que decir: “Tenía que haber hecho esto o aquello, en mi juventud”? Obedece a Dios ahora. No permitas que en tu juventud tu vida permanezca vacía espiritualmente. Aprovecha para sembrar lo que cosecharás no tan solo en esta tierra sino en la Tierra Nueva. Tan solo hay un tiempo limitado para aprender acerca del más allá, y esto es mientras permanecemos aquí. Y tan solo hay un poco de tiempo para practicar para la agradable vida celestial. Por lo tanto, no tiene sentido que trabajemos por el cuerpo mientras el alma permanece en ayunas. ¡Satisface las ansias de tu alma en Dios! PARA COMENTAR 1.¿Cómo podremos lograr los pasos del 1 al 4? 2. Haz una lista de los pro y los contra de la vida en la tierra en comparación con la vida en el cielo. ¿Cuál prefieres? ¿Por qué? Kim Lynch, Saint Thomas, Barbuda Llenando alforjas rotas OPINIÓN Eclesiastés 6 Una malvada señora siempre hacía que su hijastra trabajara sin descanso. Tan pronto terminaba una tarea, la madrastra le asignaba otra. Una tarde, la señora puso a la joven a hacer mantequilla. La joven tenía que mover la manivela sin parar, batiendo la leche que la señora iba añadiendo al recipiente. Aquel día la jovencita parecía accionar la batidora más rápido que de costumbre. Al notar que la mantequilla se estaba formando bastante rápido, la madrastra le añadió más leche al aparato. Para sorpresa de la hija, la mantequilla se volvió a licuar. Durante toda la tarde cada vez que la mantequilla estaba por formarse la señora añadía más leche hasta que llegaba al mismo borde del recipiente. Sin proferir ninguna queja, la joven seguía batiendo la leche. Sin embargo, brotaron lágrimas de sus ojos, cuando por quinta vez la señora llenó el recipiente de leche. La chica se preguntaba: «¿Cómo puede esta mujer ser tan mala y perversa?» En la búsqueda de las cosas terrenales podemos obtener mucho. Pero seguiremos insatisfechos, siempre tratando de batir la leche para obtener más mantequilla. Mientras no comprendamos que no se puede encontrar una genuina y verdadera felicidad en todo lo que hagamos en la tierra continuaremos la búsqueda de riquezas, fama y posición social. Ambicionamos más mantequilla así como colmar nuestras alforjas, sin darnos cuenta que no estamos permitiendo que la mantequilla se forme, porque no nos contentamos con una pequeña cantidad sino que deseamos obtener más. Jueves 15 de febrero El Señor nos estimula a que estemos ocupados en lo que él regresa (Luc. 19: 13). Mientras hacemos esto debemos poner nuestra mira en el “gran acontecimiento”: en la venida del Señor en gloria. Debemos trabajar con este objetivo en mente. La clave para saciar nuestros apetitos por las cosas del mundo consiste en estar satisfechos con lo que el Señor nos ha dado, y al mismo tiempo reconocer nuestro objetivo aquí en la tierra. No obstante, satisfacer ese apetito no significa que los cristianos deben contentarse con vivir vidas mediocres. La pregunta es: ¿Qué significa “estar satisfechos”? Llegamos a esta condición cuando dependemos totalmente de Dios. No trataremos de alcanzar al viento: «En realidad, ¿quién sabe qué le conviene al hombre en esta breve y absurda vida suya, por donde pasa como una sombra? ¿Y quién puede decirle lo que sucederá en esta vida después de su muerte?» (Ecl. 6: 12). Toda nuestra fortuna debe ser dedicada a la honra y gloria de Dios. Si le dedicamos nuestras vidas, los agujeros en nuestras alforjas serán remendados y la mantequilla se cuajará apropiadamente. PARA COMENTAR 1. ¿Cómo podremos vivir vidas más plenas, en un mundo donde el respeto y la admiración se obtienen más fácilmente a través de medios humanos y materiales? 2. Pablo nos dice: «No digo esto porque esté necesitado, pues he aprendido a estar satisfecho en cualquier situación en que me encuentre» (Fil. 4: 11). ¿Cómo podemos diferenciar entre esa satisfacción y la que el mundo ofrece? ¿O entre la que proviene de la inacción? Renelle Francis, Maracas, Trinidad 73 Viernes 16 de febrero Buscándole sentido a la vida EXPLORACIÓN Eclesiastés 6 PARA CONCLUIR Todo el mundo se pregunta: «¿Por qué estoy aquí? ¿Cuál es el propósito de la vida?» Muchos tratan de encontrar la respuesta en el sitio equivocado: negocios para hacerse rico de la noche a la mañana, puestos de ejecutivos, mansiones, placeres sexuales, drogas, alcohol. Sin embargo, después que lo prueban todo siguen tan vacíos como antes: «No es suficiente». «No estoy satisfecho». «Necesito más». Es como querer atrapar el viento, no podemos tampoco atrapar la paz o la alegría. No podemos encontrar satisfacción en las cosas. La genuina alegría se encuentra únicamente cuando nos relacionamos con Jesús, cuando nuestras vidas estén enfocadas hacia nuestro ser interno, y nuestra agenda esté en armonía con la de él. PARA CONECTAR CONSIDERA • Hacer una lista de tus gastos durante la semana que recién ha concluido. ¿Cuánto gastaste en complacerte a ti mismo, y cuánto en otras cosas? 74 • Meditar en el tiempo que has dedicado a ayudar a alguien. ¿Cómo te sentiste al concluir esa labor? • Escuchar alguna música que te haga sentir alegre. Redacta un párrafo al respecto. • Atrapar una hoja u otro objeto que flote en el aire. ¿Fue difícil? ¿Cómo te sentiste al hacerlo? ¿Tendrá esto alguna relación con la vida? Explícate. • Conversar con algún amigo sobre las cosas que te agrada realizar a solas, en unión a alguien, o para beneficio de alguien. ¿Cuáles son las que más te satisfacen? • Meditar en las causas de la depresión que afectaba a Salomón. Haz una lista de las cosas que pueden prevenir la depresión y el negativismo. Trata de poner algunas de ellas en práctica durante la semana venidera. ✓Fil. 4: 11-13 ✓Profetas y reyes, cap. 5. ✓Rick Warren, Una vida con propósito, cap. 30. Barbara Manspeaker, Luray, Virginia 4,5 X 9,5 cm ¡ADQUIÉRELOS AHORA MISMO! Trípticos que presentan los más variados temas de actualidad. Un apoyo ideal en la obra misionera. Un material que le da sentido a su misión. Solicítalo al secretario misionero de tu iglesia o a la Agencia de Publicaciones de tu país