Historia - Real Aeroclub de Navarra

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Real Aeroclub de Navarra
Historia
ArtÃ-culo de MarivÃ- Salvo aparecido en "Diario de Noticias" el domingo 22 de diciembre de 1996
DE CUANDO EN PAMPLONA SE EMPEZABA A VOLAR
El 26 de junio de 1965, más de un centenar de navarros, entre ellos el hoy alcalde Javier Chorraut, constituyeron en
torno a Noáin el Real Aero Club
El 3 de junio de 1965, con la celebración del primer rally aéreo jacobeo, se cumplÃ-a el primer paso para la constitución
del Aero club de Pamplona, una agrupación que lleva más de 30 años funcionando en el aeropuerto de Noáin. La
primera etapa de aquella ruta salÃ-a de Pamplona con rumbo a León para cubrir los 325 kilómetros en el aire. El
Pensamiento Navarro de aquel dÃ-a lo describÃ-a de esta manera: “Ayer, a pesar del frÃ-o, Noain, mejor dicho, el aprendiz
de campo de aviación que tenemos en Noáin, orgullo pobre de aeropuerto navarro, tuvo su gran dÃ-a. Mucho público
se arremolinó en las inmediaciones de los conatos de pista para contemplar el espectáculo maravilloso que nos
ofrecieron los participantes de la Vuelta Aérea a España 1965 en su ruta jacobea―.
José JoaquÃ-n MartÃ-nez Úbeda ya habÃ-a manifestado un año antes al Jefe Nacional de Aeromodelismo, Javier Arraiza
Goñi, su intención de formar un aeroclub en Navarra: “He reunido un grupo bastante numeroso –más de 150 aspirante
pamploneses de la buena sociedad-, entre los que se encuentran Estanis Aranzadi y AgustÃ-n Guibert, que están
pendientes de mis gestiones para comprarse sendos helicópteros―. MartÃ-nez Úbeda solicitaba entonces todo lo
concerniente a las normas y documentación necesarias para su fundación.
Los trámites iban viento en popa y asÃ- el 8 de junio de 1965 un periódico local ya publicaba la siguiente noticia: “Está a
punto de nacer el aeroclub de Pamplona. Por 8.000 pesetas se podrá conseguir el tÃ-tulo de piloto―. A cada socio le
costarÃ-a 150 pesetas una hora de vuelo y además la ubicación de la pista de Noáin facilitaban el vuelo sin motor.
Asimismo, las avionetas de Pamplona volarÃ-an a unos 200 kilómetros por hora y a una altura máxima de 5.000 metros.
Entre los socios ya inscritos se encontraban los prestigiosos aviadores José Irigoyen Rahola, AgustÃ-n Goizueta,
Ambrosio Velasco, Ramón Irujo, Manuel Huici Dutor, AgustÃ-n Guibert, Estanislao de Aranzadi, asÃ- como Benito
Fernández Lerga, Jesús Sarobe, JoaquÃ-n Martinicorena, Manuel Escudero Beroiz, y el hoy alcalde de Pamplona,
Javier Chorraut, que figura en el acta inaugural de constitución con el número 33.
El 26 de junio de 1965 se cumplÃ-a finalmente el sueño de muchos: la creación del aeroclub de Navarra, con el nombre
de Real Aero Club de Navarra, y bajo la presidencia del señor JoaquÃ-n MartÃ-nez Úbeda. 143 socios formaban aquel
grupo, y otros siete eran socios de honor, entre ellos el periodista de Televisión Española Jesús Õlvarez. La cuota de
inscripción era entonces de 1.500 pesetas, y 50 pesetas cada mensualidad (750 pesetas y 30, en el caso de las
señoras socias).
Pero sin duda el acontecimiento más importante tuvo lugar el 6 de julio de 1965. Doscientos pamploneses (los primeros
socios del club) recibÃ-an el bautismo del aire y de paso tenÃ-an la oportunida de ver el chupinazo en directo a 150
metros de altura. Un junker, dos avionetas propieda de Francisco José Irigoyen y otra más pequeña realizaron varios
viajes por el cielo de Pamplona.
Al año justo de su fundación ya comenzaba a funcionar en Navarra la primera escuela de pilotos. Se contrató al
profesorado de Zaragoza y las prácticas se realizaron con avionetas modelo Bucker, Aisa y Jodel.
El Club se habilitaba entonces en dos casetas, consiguientemente adecentadas, en Noáin: una para el teléfono y
vivienda del conserje, y la segunda para botiquÃ-n y almacén de gasolina. Asimismo, se proyectó para un futuro un
conjunto polideportivo, que incluirÃ-a campos de tenis, piscinas, etcétera, que nunca acabó por realizarse.
Los actos del aeroclub se repetÃ-an cada año, el 6 de julio, con el bautismo de nuevos socios. En el año 1967, se le
concedió también el honor a varios niños de la Casa de la Misericordia. Dos dÃ-as más tarde, el capitán Tomás
Castaños, ganador en 1964 del campeonato Mundial de Acrobacia Aérea, ofreción una exhibición aérea. Autobuses
de la Beriainesa se encargaron de trasladar a los pamploneses, que ya comenzaban a interesarse masivamente por
este tipo de espectáculos. El equipo utilizó entonces un avión checoslovaco Zlin Trener.
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Real Aeroclub de Navarra
LAS DOS PRIMERAS AVIONETAS
La historia del aeroclub iba por buenos derroteros (ya se habÃ-a construido un pequeño chalet social y un hangar con
capacidad para cuatro avionetas). Por 130.000 pesetas se podÃ-an adquirir los modelos más baratos y el 1968 el
aeroclub adquirÃ-a sus dos primeras avionetas: una compostela, derivada del diseño original Jodel francés, “uno de los
aviones deportivos más probados y seguros a lo largo de muchos años―, y la Aisa 1-111, cedida por el RACE, con motor
Rolls Royce de 90 caballos y velocidad de hasta 200 kilómetros por hora. Todo ello, decÃ-an los responsables del
aeroclub de entonces, hará que se puedan atender de mejor manera las peticiones para clases de pilotajes, se podrán
alargar la lista de socios, habrá algo concreto que luzca sobre lo que trabajar―.
El 9 de diciembre de 1968, coincidiendo con la festividad de Nuestra Señora de Loreto, patrona del Arma de Aviación,
recibÃ-an de manos del gobernador militar de Navarra, JoaquÃ-n Bosch de la Barrera, el tÃ-tulo de pilotos los cinco
primeros alumnos de la escuela de Noáin: Jesús Durruti, Jesús ApesteguÃ-a, Fernando Archanco, Carlos Mendiluce y
Octavio de Toledo. A estos le seguirÃ-an, dos años más tarde, cuatro más, entre ellos la primera mujer piloto de
Navarra. Ana Goizueta, junto a FermÃ-n Lizarraga, Manuel Escudero y Emilio Herias. Lo harÃ-an más tarde Miguel Õngel
Goñi, Fernando Andueza y Fernando Ybarra.
CURSO DE AEROMODELISMO
Las inquietudes de JoaquÃ-n MartÃ-nez Úbeda en el tema de la aviación eran inagotables. De ahÃ- que en el año 76
convocara el primer concurso de iniciación al aeromodelismo. Ya en El Pensamiento Navarra de aquella época
MartÃ-nez Úbeda explicaba que “En Pamplona, sin contar con los chicos que empiezan su formación en la Escuela de
Juventudes de la Chantrea, y de los Clubs Alaiz, más otros independientes que practican el vuelo circular, somos, unos
30 que disfrutamos con los aparatos de radio-control. Practicamos en El Perdón, pues no tenemos otro lugar más
próximo―. El concurso se realizó el 1 de mayo en el aparcamiento de El Sadar, con motivo del 50º aniversario del
histórico viaje o raid del Plus Ultra.
El viaje del Plus Ultra fue una de las grandes hazañas de la aviación. Dos navarros, el estellés Julio Ruiz de Alda y el
vecino de Caparroso Pablo Rada emprendieron en el año 1926 la aventura de atravesar en avión el océano Atlántico
por primera vez en la historia, sobre un recorrido de 10.120 kilómetros.
25 AÑOS DE TRAFICO AEREO
El próximo año se cumplirán 25 años desde que se inaugurara el tráfico aéreo entre Pamplona y Madrid. 60 minutos
de vuelo restaban entonces de las dos capitales. El 6 de julio de 1972, a la misma hora que desde el Ayuntamiento se
lanzaba el chupinazo, emprendÃ-a el vuelo hacia Noáin un Fokker 27 de la compañÃ-a Aviaco, que iba a realizar el
inaugural Madrid-Pamplona. Desde entonces, semanalmente salÃ-a un vuelo todos los jueves, hasta que un año más
tarde, también coincidiendo con la vÃ-spera de San FermÃ-n, se inaugurarÃ-an las nuevas instalaciones del aeropuerto de
Noáin. La pista de 700 metros alcanzarÃ-a la longitud de 2.200.
Los vuelos se realizaban con el avión llamado Caravelle, que tenÃ-a una capacidad de 94 pasajeros, hasta que en 1974
se incorporó el DC-9, un birreactor que alcanzaba los 900 kilómetros por hora, y con una capacidad de 110 pasajeros.
Una de las últimas incorporaciones serÃ-a el MD-83 (en 1989), con 160 asientos.
FUNDADOR
JOAQUIN MARTINEZ UBEDA, EL IMPULSOR
El nacimiento del Real Aero Club de Navarra fue posible gracias al tesón de un pamplonés de la calle Mayor, José
JoaquÃ-n MartÃ-nez Úbeda, quien fue el que realizó todos los trámites necesarios para que pudiera llevarse a cabo la
constitución de esta agrupación de amantes del aire. Este hombre, que tuvo que dejar la afición de su vida por un
infarto que le sobrevino justo antes de que le dieran el carné de piloto, recuerda ahora con nostalgia aquellas épocas en
las que el aeropuerto de Noáin no era lo que hoy es. “De pequeño –recuerda- ya hacÃ-a volar los pequeños aeroplano
que construÃ-a de madera de Guinea y entelaba con papel de fumar―, rememora. Más adelante, “siendo mocico, unos
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vecinos aficionados a volar en planeador sobre las laderas del aeródromo de Noáin me dejaban sujetarlo con otros, de
la cola, hasta que a una señal del aviador lo soltábamos y salÃ-a el planeador impulsado por unas gomas llamadas
sandos―.
Su sueño de volar lo verÃ-a cumplido el 9 de julio de 1934, a sus 16 años, cuando “volé con mi padre en el aeroplano d
Ansaldo, durante la corrida, y vimos los toros como los ángeles por cinco duros dos vueltas a Pamplona―. Después de
cumplir el Servicio Militar, que lo hizo en la región Aérea Pirenaica, JoaquÃ-n MartÃ-nez Úbeda consiguió en el año
1943 el tÃ-tulo de Instructor de Aeromodelismo y dio clases en la Escuela-Taller 4-70 Julio Ruiz de Alda.
JoaquÃ-n MartÃ-nez Úbeda fue el impulsor de Aero Club Navarro en 1965 y, de hecho, goza del honor de ser su socio
número 1 y el primer presidente de la agrupación. Él mismo se encargó de conseguir la cifra necesaria de cien socios
para su constitución y de hacer de paso de relación con los medios de comunicación de entonces, fotógrafo de
prensa y todo lo que hiciera falta para dar a conocer entre los pamploneses este club, en el que estaban inscritos la flor
y nata de Pamplona.
Recuerda con nitidez todas las veces que ha volado pero con especial cariño aquel de 1965 en el que fue, con su
amigo José Irigoyen de piloto, a Madrid: “Ni que decir tiene que disfruté de la mayor gozada de mi vida, volando sobre lo
6.500 pies de aquel flamante bimotor―. El viaje no tenÃ-a otro fin que entrevistarse con el presidente del Real Aero Club
de España, el General Juste, para que le diera las autorizaciones pertinentes para fundar un club en Pamplona. Un
infarto de corazón le privarÃ-a de su gran sueño: ser piloto, pero él fue, casi desde el suelo, el que dio alas a miles de
pamploneses, muchos de ellos pilotos, para poder practicar en Pamplona lo que hasta entonces habrÃ-a sido
impensable.
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