• • LAS MILICIAS DE LA NUEVA GRANADA Co"'PERENC!A• orcrADA PROFESOR El' '"" UNTVl!RSIDAO M ruTA.• :--JuevA GRANADA PO~ et ALIAN J. KUJ:::1HE, DE I.A UNTVF.RSIOAD DE T EXAS El objetivo fvndomentol de la política de la milicia disciplinado era desarrollar, mediante la combinación de liderazgo efectivo, entrenomiento regular y sentido de orgullo corporativo¡ un cuerpo de ciudadanos militarmente capaces para que en tiempo de crisis pudiera compartir el peso de la defensa. La estructura de mando consistía en un equilibrio delicado entre el persono/ regular y el voluntario. Pese o su incapacidad poro surgir como una satisfactorio fverza de reserva, lo nuevo mífícía díscíplínada mostró pronto indicios de estarse convirtiendo en uno elite política y social dentro de la Nueva Granada. PreparJción para pt.Jbli-catión por Gustavo Gu~ITero, Ph.O · Asesor de lnves-tig.:¡clones de 1 ~ t:niverslcbd Militar Nueva Granada. 129 n 1723, como parte del programa destinado a fortalecer su impeno americano luego de la Guerra de los Siete Ailos, la monarquía espai\ola cmprendió una reorganización del ejército en el v1rremato de la :--:ueva Granada. Destacando para empezar los puntos m~s cstratC::gicos, la reforma abarcó primero Cartagena y Panamá, de Popayán en el interior. pero no fue hasta la década de los ochenta que de una manera apreciable llevó la reforma hacia el interior del ,·irreinato. Por culpa en buena parte del débil liderazgo local, los importantes comienzos de Cartagena y Panamá produjeron más fracasos que éxitos, patrón destinado a caracterizar la temprana h istoria de la reforma m ilitar. l'o obstante, fue en la costa donde el establecimiento militar reformado, pese a sus aparentes debilidades, se afianzó primero como la poderosa y rev1talizada institución que dominaria las postréras décadas del siglo XVIII neogranadmo. E Para el momento en que el gobierno espaflol decide actuar en la Nueva Granad:!, su experiencia en el terreno de la reforma militar incluía amplios y novedosos experimentos. Las desastrosas derrotas infligidas al imperio por Jos británicos ea La Habana y Manila durante la Guerra de los Siete Años, habían puesto al descubierto la pcl igrosa situación de debilidad de las defensas españolas. Motivado por un ferviente deseo de desqu ite, así como por el temor ele que los británicos. con las probabilidades de ~u lado, pudieran buscar más ventajas, y empujado, además, por su aliado francés bajo el pacto de familia, el gob1erno de Carlos m inició una profunda reviSión de su estrategia mihtar. llabiendo llegado a la conclusión de que se imponfa una trascendente nwrgani¡:¡¡ción 130 - de sus defensas coloniales, la monarquía en,·ió como capitán general a Cuba en 1763 al talentoso COnde de Riela, con el fin de tOmar de nuevo posesión de La Habana bajo los tC:mlinos del Tratado de París y reformar de mrncdiato las fuerzas milita•'CS de la isla. Como as istente principal de Riela e inspectOr ge11eral del ejérCito de Cuba, la corona sclc~cionó al mariscal de campo Alejandro O'ReiJiy, un brillante oficial (jue irupiraba rc"S¡)Cfo y coa!ian?.a tanto al gobierno francés como al suyo propio. Los experimentos militares de Riela y O'Reilly en Cuba fueron importantes no sólo en la isla sino Que sirvieron de proyecto piloto para todo el imperio. La milicia de Cuba seria remodelada de acuerdo con pautas ya desarrolladas ~.;o Espai\a, algo que el mismo Riela habla recomendado desde un comienzo a la corona. Los cambios en el e1erc1to regular fueron bastante scnciJios y 11\ucho menos impor· tantes que en la millcia . El ejércitO regular del imperio poseia dos tipos básicos de unidades. Una pcnn~nemc, que operaba de fijo. Durante el reinado de Felipe V (1700-1746). se crearon estas unidades. generalmente del tamaño de un batallón o un regimiento, en los pnncipalcs pue11os y fortalezas del Imperio. Acan tonados de manera pcrmaneme en localidades c:;pc· cíficas, reclutaban su personal ame tocio en América. aunque il v·cccs recibían r<."emplazos europeos. Al reformar la milicia de Cuba, O'Redly formuló políticas de gran alcance que máS tarde se aplicaron en el virreinato de la Nueva Granada. El depender de las tropas regulares a lo largo d.e l imperio tenía un serio iaconvcniencc, su costo pro hibllivo - -- -- - -- - - - tfM.tnOAoéN y Du.t.atou.o SouN. • u~,ts~~ MttrM N~..t'fA ~ • i • -- ! ,1 1 ¡_ ~ originado e n la vast~ extensión de la C05ta americana y la má~ bien escasa, aunque crecieme, necesidad de recursos Lna alternativa m:ís viable era formar una reserva amplia y bien entrenada. 4uc pudiera rcfortar un número )'3 menor de unidades regulares estratégicamente ubicadas Un poco antes. en 1731, el gobierno de l'elipe V había creado este tipo de 1m.trumento en Es paila cuando convirtió la m1hcia pro' on Ci<li cn lo que se denominó un p ie de fuerza -disciplinado· Bajo c:.tc sislema, las autoridades reales normah7.aron batallones y regimientos de milicia: les asignaron cuadros de ofk1alcs regulares y tropa aliStada; desarrollaron un programa siste· m ático de e ntrenamk:nto; lo~ dotaron de armas, u niformes y demás annament<) esencial; y, para aumentar la mollvación. confiriero n a los milicianos am plios privilegi05 corpo ralivos La milicia americana nunca había sido tra.nsformada en un poe de fuerza disciplinado. Aunque muchas provinc1as mantenían una m ihcia, é~ws eran por lo general más aparentes qu e reales. Las mayores unidades tácticas rara vez pasaban de ser compai)Ia~ ~pa1ada:;; c:<hibían una carencia lastimosa de líderes, equipo )' cnl1'enamiento; y, como se demosU'ó en La Habana, servían poco en el campo de batalla. Un segundo tipo de fuerza voluntaria, poco común, era la milicia ·u rbana•. PaU'ocinadas casi siempre por las municipalidades o Jos gremi05, sólo eran llamadas a ser vicio cuando su emplazamiento inmediato se veía amena7.adO. Una vez se introdujo e n Aménca el sistema de la milicia disciplinada, los reformadores mílitares reunieron la vieja milicia provincial no disciplinada con la milicia urbana a fin d e distinguirlas de su contraparte reformada, costumbre que vino a ser ratificada por la ley en 1791. El manscal O'Re1lly m 1765, cod1focó sus logros en un Reglamento para las milicias de Infantería. y caballería de la Isla de Cuba, redactado en 176-1, pero promulgado ofid;1lmcme sólo en 1769. Esta legislaCión se complementó con un reglamento expedido para Puerto Rico en 1765 Al rit:mp o que prcscrv:~ban eJ 1'1~lt•ma desarrollado origmalmeme en España, ~tos códigos oncluían importantes ajUslt.'l> a la slluación amt~rlcana pudiendo scrvor de modelo para Otrn~ 1ntcnto.~ de reforma en las cofon1a~. En los años que siguieron a 13 Guerra de los Siete Ai\os, se observó en la :\ueva Granad~ una elevada preocupación por los problemas de defensa , pero ésta no se tradujo en mayore~ cambios institucionales. De una pane, se desarrolló una activ1dad ontensa en la reparación y construcción de fonoficaciones costeras fiJas. El sistema defensivo de la Nueva Granada se basaba en una sene de fuertes y dudades fortificadas en las costas, siendo las más impo rtantes Santa Mana, Cartagcna, Portobelo, Panamá y Guayaquol C.on excepción de unas pocas compañías acantonadas en el Interior, el ejército regular del VIrreinato había eo.tado s1empre asignado a estas bases costeras. Sin embargo, era un ejército vergo nzosamente pequei\o; en 1771, cuando O'Reilly dirig16 su atenc16n a las defensas de la '\ueva Granada, apenas llegaba a un batallón de Infantería y doce y media compañías separadas de infantería, caballería y anillcña, sin 1ncluir las un idades localizadas en aquellas provincias que más wdc se anexaron a Caracas. La milicia, además, desperd1gada al azar entre las diversas provincias y municipios, carecía d e valor real debido a. sus graves deficiencias de organización, hderazgo. 131 entrenamiento y eqUipo. Cartagena, con un batallón de mfantería y dos compallí;¡s de artillería, poseía la mayor guarntción veterana del virreinato. Pero, Panamá, a pesar de su importanci3. estratégica, tenía una guarnición fija de sólo una compallía de artillería. las el<~~ fortalezas dependían en gran medida de las fuerzas espnr'lolas. La responsabílidad administrar'•va por las fortificaciones y Guarniciones F1¡as de la :-<ueva Granada se dividía entre las tres ¡urisdicciones militares regionales de Importancia, las comandancias generales de Cartagena, Panamá y Qu ito, cada una de las cuales desempeñó un papel imponanLe en la evolución de la refonn a m•litar. Las comandancias genera les de Cartagena y Panamá databan del segundo establecimiento del virreinato en 1739, la de Quito fue creada después de la Guerra de los Siete Mios. La función de comandante general estaba en manos del gobernador de la provine•~ que daba el nombre a la jurisdicción; en Q uito este fu ncionario era, además, presidente de la real aud•enc•a Aparte de sus funciones inmediatas en las gobernaciones, los coman dantes generales cumplían responsabil idades militares en provincias vecinas. La comandancia general de Cartagena se extendía por el oriente hasta Santa Marta y Riohacha. Panamá incluía a Veragua, Portobclo y Darién; y Qu ito abarcaba siete gobernaciones y siete corregimientos que dependían de su audiencia La importancia de estas iurisdkcioncs reg ional es refleja, en gran medida, la difk•l geografía neogranadina, un Lerritono inmenso, de mont:lñas elevad:IS, valles profundos, costas tropicales y lierras ba¡:IS. La comunicación entre las vari:IS reg•ones era penosamente lenta. A causa de la infranqueable selva c11ocoana, a Panam6 sólo se 132 podía llegar por mar desde el resto de la Nue,·a Granada Depend1endo del chma y la época del año, el v1aje desde Cartagcna. puerto pnnCipal sobre la costa AtlántiCa. remontando el río Magdalena hasta l lon da. puerto fluv1al dclmterior, tardaba casi un mes, aunque teóricamente el COI1'C:O podía hace•·lo en la mitad del riempo Oc H onda a Santaf~ el desplazamiento po1 tierra tomaba ocho días más. Desde San taf~. llegar a Quito en el sur, o incluso a Popa-y"án. •mplicaba un esfuerzo enonne Aunque el cálculo '-:~naba según la suerte y la resistencia del indl\·iduo, ningún \'ia jero por bueno que fuera podía lkgar a Quito en menos de <.los a dos meses y medio. Como resultado de estas d ificulta· des, los comandante~ generales dt· l:1 región disfruwban con frecuencia de um1 considerable autonomía local, a la vez que desconf~aban a menudo de la diSlante autoridad central . i e En la Kucva Granada la reforma militar siguió un curso cla ramente region~l. por pedazos. en el que las autoridades locales hicieron valer su iniciativa. infl uencia y poder. La refonn a neogranad ina fue unn suma de las divers;¡s experienci:IS regionales y sus respectivas subdivisiones. O'Re.Uy emprend1óla reforma md1t:1r por las estratégicas provincias costeras de Cartagena y Panamá. A mediados de 1771 pidió a la corona ordenar un censo de hombres aptos, en lo r¡ue constituyó el primer paso en la planificación de u n~ milicia disc'lplinacla; al poco tiempo recibió autorización para una milida dJscipl •· nada; luego autorización para formular planes concretos para la creación de tal milicia, incluyendo la selección de los cuadros de oficiales. También le aprobaron un aumento sustancial del ejército regular. Para octubre de 1772, se habían i 1 1 l ¡ , 1 ~ r~ 1 1 l 1, completado !os prE:¡:>ar:Jlivo~. !.a reforma CO>l1Cnz6 c:on una HeaJ Orden (!Q! 24 U<' noviembre de 1772, qt>e aumen!aba ~ dos batallones c1 Cornpkmen\o Fijo de infarltería de Cart~gena: un segundo decretu del ll de enero de l773 creó ~m ba¡allón í\¡(> p;¡r;, P~nam{l 1-:) 12 de febrero de 177:'> llcgcí la ord('n p:1ra eSt>lb!ec:er urlil m rlicia (\)scip!,nad:J en P~namá. y d lt\<1<:: rnarw la de.: Cartagcn:1. unidades r<Jt:mt.e~ envY,}das a toda prisa l.ksdc Espllila que un testimonio ~e la pre.p aración !oc:~!. En 1745, un cscanda/o.$o amotinamiento de onge11 sabnal, en que !as tropas tomaron catHivo al virrey tl'rn¡)oralrnent.e, esfun16tvda ilusión sobre !~ ¡)c>sibilidad de depender de es!a guarnici(in. Our¡mte la Guerra de los Siete Anos, Españ~ ruvo que recurrir de nHevo a !as tropas rot:ln\es p~ra reforzar~ Cltr1agena Par<> la l::poc:>'le 1~ reforma <le O'Reit!y, 1?. ¡)oblación ele la pmvinda de Canagena, induycndo la ciudad. totaHzab·a um>s 108.756 hombres !ibrc:s. 0'1\dl!y, ~spirab;; a reduc1r de m;tn"ra sigpifiotliva !a depender>cla que tenia C~rtagcna de ~yudn exlema. Para equipar la nueva 1\li!icia, o·iletlly p repató el envío de arrnas. uniforn1es ~- otr<.lS IHatena!es. la dot;1ci6n er~ sufk:ienrc para cua¡ro batallones r:n C:~rt"l?-«11ü y lf('S batallcne~ r doce wmpañ i~s sudt~.> <en Pan;\má Milit.:trnv::me, C:an:1gena se com:<ba enrrc las más import<tnrc::s p!;¡¡o_a$ fu~l'\e$ cspaño{~"tS en ;\n1~rlc;i Su Si$tcll)a lllitsivo de: navales r Sl>l\}l;.ah:t.1ciót> eslralégica Ja convcrt.i:tnen llave de /a costo scpu:mrion ri! de Suramérica. )umo con la plr1<:a f•Jcrte n1enor de S~mta Marta al ori~nte, C<ll'!agcna prolegia ti valle del tío Magd({/CI1a, principal ru!ll de tmn:>pone- o invasión haCi¡l t:l i!lterior tlel Virreinato . hn in.'iport:mte errJ este cornp!e¡o defensivo que entre 1771 y 1777 el gobiewo g:1s1ó rn~s de un millón de pesos sñlo para constrHir Hn clique que cerr;u,\ una apcnura indeseada de la b¡l{,¡~ en BO(a Gr<tndc. 1.::! <:.argo dd gobernador y comandante general de Carcagena <:ra considerado 1100 de los más prestigiosos de! vlrreínato, y lo ocupab.'1 por lo genen)J alguien que o:>tcntara el g•·ado de bríg!ldier general. fonificacione.~, tit>$ in stai:K.iones En 1736, el gobierno de Felipe V est~hle­ ció allí un batallón fijo de diez corupai\ías. Esra unidad ,cono.;ida ge>1era!rnentecomo el ·•fijo•, contribuyó 3 la exitosa defensa contra !a itwa.'>ión inglesa Jcl almir3nte Vcrnon en 1741, pese a q ue tal victoria resultó $Cf n 1{1s un logro de la marin~ y las A t'inales de 1773. llegaron a la ~ueva Granada los surnioL<;tros y el persona! de ofich1Jc.~ para la nueva mi!i~ia, así como Ct)piM del regl~menro c ubano. En C\Janto a 1~ dirigencia de l;\ milicia discip!ina<h . los comandantes genendes asumieron la respOMílbilidad ~ in~pe~'to­ res, el c-Mgo con mayor poder en la nH!ícia clesplléS del nivel vím~ina!. Esta tün ción pe11nitia a los Com;!ndantes Generales ,·onrrol<!r el nO!'<\l)ramiento de oficiales, it:¡lli"z¡lr 1nsp ecciones, mrcnnediar !a correspondencia entre !os comandanle$ de b s varias unidades y d virrey. y mantener una supervisión general sobre Jos Jlsuntos de la m ilicia, üt form<~ción de un<~ milicia disciplinada flle tarea. m~ dificil y tedjosa . El reclutamiento se. hatí\\ gcnera!menle al azar a p!lrtir de listas cens~les de !;t pnbk1dón e otce lS y 45 ll:ños, compilad~s por las autoridades locales. España, lo:; red utas po1encia\es se dividían en citKo cate- en ganas, $egún las dificultades que su posible a usencia pudiera ca.osar a sus familias y orro..~ dependienres. cjcrdmban una vez. por $emana. L:1s <lUtoridade$ tendían a pP.:>¡sramar e:;tos e¡erci· dos después <.le l;l misa don'\ini<::.ll t:n fas comunidades loca les, inclu~o en aq\!ellos casos en que !as compañías es¡alxm adscriWs :t batallones.l.a supet'V isi(in ele esros e-jercicios semanales cr.1 responsábilidad de I<Js ''eteraoos alist~dos, aunque todos los oficiales de compat1Tas estaban obligados a (L~is!ir una vez al mes. J>eriódl('am~n · te, !os bawllone~ y los regirnientos ocbi<ln tcalizar maniobras de unidad complet:1, incluyendo una pn\ctica bimen~uaf de Hm. obligaloria pMo lo~ veterano.~ de J;¡ plana mayor. 1?.! coronel, que era Y~>luma· rru. no eswb;l formalmente obligado a asisllt a ningún tipo d~ ejercido. :wnque se le ins<aba a hacerlo con lantfl frecuenci<~ c<:>mo le f\tera posible. El objeti•·o funda memal de la política de !a millci.a disciplinada e ra dco'<lrrullaf, m<'diante la C\H11binadóo de lidcra:zsu efecliv<>, entren~miemo regular y sentido de mguJio <:orpora.tivo; un cuerpo de ciudad·anos cnilirarmeme ~:ap;1cc~ para que en tiempo de qisis. pudiera curnputirel peso de !a defens~ . La estructura de mando consisrí;; en un equilibrio de!ícado entre el petsonal re¡;utar y e! volumario ..mcoman· dante estaba a cargo de l<lS voluntario.~. pero se aseguraba la disciptina y d entre· namiento de rig01' ubicando a los vele ta nos en aquellos puestos donde pudi·~ran elevaf la cattdad ctel s<:r~·i<:io. Cada bata· l!óa renía a l:~ cabez.,'l una p1<1na mayor compuesla por un corond, que era voh.m- Al formular sus p!ancs de reorganiz<Jción lat i<.> de la milicia; un s:lrgenro may()r, que para Cartat:,>ena, llsp;u'\:¡ di.>po.nía de muy era un oficial vet(CJ·ano de planes y entre· poca ioformac.ión concreta y, en consenamiento; un ayudante, también veterano cuencia sus inslruccioncs a las auwrldade~ y encargado !le apoyar >ll sargento may(lf !\latk~s eran :;in duda vagas. en cumplimiento d~ sus ddJ<:res; y un gmpo de ()/'iciales sin comisión y Ol.l'o Confiando casi por entero en el Juicio de personal. tas posici<lne~ de sargento Ul~­ lo:; oficiales en <::atnpar1a, O'Reilly no fiió yor y ayudante eran cargos. no grados, y ltn t<nNiiio cspcdfico pa,.a la mil ida; sólo por lo gener11l las desemp~ñaban indivi- ordenó .a Quirosa y a Pérez Dávila p roce· duos que en el ejército regul8r eran ca pi· tler con un bat-allón a !a vez, limitándose tanes, tenientes, o s.~rgentos primeros. Al a un tam:~ño qne pudiera ser bien mamenivel de la.s <::ompaiiías, el capitán era un nido . En España hi~.o cálculos para cu;¡tro voluntario . pero al ig~tal que con la plana batallones; a l<l larga los acom~cirníemos maror, el segundo ~n mando; e( teniente, demostraron que eran acert<1dos. era un vet~rano. ~:sta función 1;; ocupaba norm,tlme nte un hombre con el grado de Antes d e la llegada del comandante Pérez cabo o cadete. La miltcia tenía, además u n • Dávíla, e! gob~rnadot Quiroga, prore· cuadro de v~t<:ranos <~listados que servían diendo con lentitud, habia comenzado a como sargentos y cabos en las compal1í-as orgMnzar una mí!ícia discip!ina<.la en el área ah'ed.cdor de la ciudad dt' Canagena. e impattían ínst.ruccio.5n básic<t. Cuando a fimles de 17731leg6 el c<;manAuoq\te inici:r!mcrtte eran sometidas a una dante, Qu!rogase hizo a un lado, dejándop repara<:ión más intensiva, la~ unidades le rn-ano libre, con lo que el rilmo ele la de la milicia disciplinada generalmente reforma ~:ambió de intllediato. Pérez · -· •' <.,. 1 JJ4 '• . Dá vila era un oficial din5nlico, decidido a apro vechar para su beneficio p ersonal el espacio que O'Reilly le había abicno. Sacándole parrido al uabajo de Quiroga, orga nizó un¡¡ milicia masiva de dos bata · llones y cincuema y ocbo compa ñías sueltas de in f~ntería , dos de caballería, y dos co mp ai'iías y una brigada de artillería. De estos, los dos batallones y una com pañ ía su elta de in fan tería, así como las dos co mpañías de artillería. er~n de la ciudad de Cartagen a y sus alrededores inmed iatos; ve intiocho com pañías de infantería y la brigada de artillería provenían del partido o distrito de Lorica; diecis~is compal'iías de infantería y las dos de caba llería provenían de Barranquilla; y trece compañías de infantería eran de Mompós. Esta fuerza era mas del doble de la r.le Panamá y, en realidad. mayor que toda la m ilicia del v irrc inaw durante las etapas posteriores de la reforma. _, Cuando en 1779 el virrey Miguel Flores bajó a la costa p ara asumir el comando personal de Cartagena durante la gue•·ra con Inglaterra, em:ontró gran parte de la milicia baja de personal, sin un1formes y con entrenamiento dellcieme . •\1uchos de l os so ldados ha bían sido al istad os indiscrim inadamente, sin consideración alguna por sus dependientes u ocupación. Para complicar más el cuadro , la milicia de la ciudad de Ca rtagena, aunque de cierta utilidad, padecía fuerre escasez de personal, p ero por una razón diferente . En 1775, a solicitud del virrey Guirior, la corona esrablec1ó en Canagena un a m atricula d e mar, o registro naval. Destinada a org4tnizar tripu laciones para una ampJiaciórl de l;1 •guardia costera•, esta era la primera vez que tal in.~titución aparecía en América. La matrícu la era una concesión exclusiva para aquellos vasallos que se ganaban la vida en el mar. en parttcular manneros y pescadores. La guard1a costera disfrutaba de privilegios corporativos sim1lares a los de la milic1a. que incluían un monopol io sobre las ocupaciones marinas. Pese a su incapacidad para surgir como una satisfacroria fuerza de reserva, la nueva miliCia discipl inada mostró promo indicios de estarse convirtiendo en una elite política y social dentro de la Nueva Granada. Esta pOSICIÓn era resultado de los generosos priv•legios institucionales, destinados a conferir honor y presl!g•o, que la corona concedió a la nueva milicia para destacar la imponancia que le adjudícab¡l a 1¡¡ reforma y asegurar su é" ilO en el cumplimiento de los objetivos militares. El ejército regula r había gozado por tradición de amplios privilegios corporativos. pero la metrópoli no había considerado todavía a la milicia americana tan impon<lme como para honrarla de esta forma Sin t:mhargo, durante la reorga nización del siStema de· fensivo americano. las autoridades m ilita· res en su mayoría consideraroo esencial otorgar algún tipo de pri vilegio a la m il icia para estimu lar la moral y promover el amor al se1vicio, sin lo cual, insistían ,. ninguna cantidad de- asesores ,:eteranos, equipo o capacitació n sería efectiva. O'Reill y había sido generoso en privilegios con la milicia cubana que él había forjado , y la corona los había codificado en el regl~11nento cubano que ahora se aplicab a en la Nueva Gl'an ada . En pal't.e los privilegios corporativos militares consistían en p reeminencias, o pren·ogmivas es¡:>ecialcs, que incluían exención de ciertos impuestos m unicipales, repartimientos y responsabil icl1des. así como de la obl igación de alojar tropas y de p agar carcclaje. Pero m ás importa nte era SANTAJi :< Bcx:;or." C01 • Vo.IJ'Yi..'J 5, 1\ú l • &eRo · .M.o 1994 --·- - - - - - - - - - - - el muy apreciado fuero de guerra militar, una rrcrrogaliva ;udidal que o torgaha el derecho de lleva r las causas ante los uibunales militares en lugar de los ¡·eales y o rdinarios. F.l fuero de guemt militar o .. fuero militar", como SI': le conoce. surgió como código legal, separado en el ~ig!o XVI y se convirtió posteriormente en una compleja jurisprudencia. Para el siglo XVIU tenía dos subdivisiones, el fuero militar privilegiado para cuerpos especiales, y el fuero de guerra ordinario pa ra cr cjére>to regular. Tal como fue c.odificado en 1768 por las Ordena~UaS de S.M. para el :régimen, disciplina, subordinación, y servicio de sus ejér<:itos ..., el pronun· ciam ientr, definitivo ~obre la políti<:a del ejército regular. los p rivilegios judiciales otorgados a las tropas veteranas abarca· ban tamo las causas civiles <:omo criminales de oficiales, u opa, sus famiJi:¡s y ouos dependientes . El fuero m il itar privilegia· do, como se definió para la milicia provin· cial de España, concedía lo mismo a los oficiales , pero sólo el fuero criminal a la tropa a menos e¡ u e fuera movilizada, en cuyo caso disfrutaba también de los privilegios completos. La instauración de p r ivilegios tan amp lios, aplicables a tantas personas, tcnsionó fuertennente las instituciones polílicas y ~ociales existentes. Políticamente, al sustraer de la justicia ordinaria a g¡andcs sectores de los ciudadanos m ás activos, el fuero m ilitar tendía a minar la autoridad de los cabilclos o gobiernos municipales, Socialmente , como muchos de aquellos miembros privilegiados de la nueva otga· nización militar provenían de las clases bajas, el fuero contr ibuía a subvertir el orden social tradicional porque sustraía a los milicianos d e la autoridad de lo$ cabil· dos, m tegrados normalmente po r miem bros de !a arislocraci<l criolla. 136 - - - - - - - - - - - - - D urante los prime::ros a1i os d e la reorganiZ.1ci6n milim. el [)unto más sensible de la crisi~ que su rgió en torno a los privilegios militares fue la posición de los milicianos negros. Durante la creación de la 1n ilicia dJsCipl innda . Ptrc20ávila y .'-1anínt:/. Malo allsr!lron huen númeru de negros y mulatos l ib res en lo c¡uc eufemísticamc:mc lla marc)n contingentes pardo y moreno. Casi la mitad <k 1~ mil icia disciplin~da de Panamá y Canagena, cuyo rotal comprendía tres batallones eran morenos. J;no de Canagena )' dos de Panam~. así como veintiún compat11as sueltas)' una b rigada, era ck categorí<l pardo La ·111ancha" de sangre negra o b sospecha de pa rentesco ilegíumo, coloc:tban al 111dividuo en el más bajo escalón de la sociedad, en las castas. donde paw tocln efecto p r;kuco vivía baj() un códigokgal d1Slinto de castigos rnás fuenes y COI1trole.s rn<ís estrictos. La ley colo nial llegó incluso a l im itar su fo rma ele vestir y su derecho a poseer cab<lllos; <~demás pag:1ba ltiboro )' no podía entrar a las profes1oncs más ho norables. En la estratégica área del Canbc, sin emhargo, los reformadores m i!i1ares .1pre>::iaron a cabalidad el papel dcnniuvo q u c.: el negro tenclrla que desempeñar en cuaiQlli<;:r si~tema exitoso de· defen~a. De ahí q ue O'Reilly. al organizar la n1ilicia diso· pl inada de Cuba, no sólo reclutó _,., alto nú mero de pardos, sino que para e le"ar su moraJ, su lealtad y su d ignidad , les cunee• clió el fuero mil itar en los mismos términos que a los blancos. l'n las unidades pardas el título de coman· dantc para el jefe de color rCSLIItaha más un simu1<1cro q ue: una realidad. l.n autoridad ~uprem~ estat>a realmente c::n manos INVtSTIGAaON y OtsAA:Rouo So<:IAJ,. • UN'I;~I) ML'~M N;t.,·,.. OA~'\'. • del subins.pe~:tor enr.argado tk supen',s:~r el entr~.:n;~mi~nt,>. b tr,s<:iplin:' y b con ducta g~.:n<::ra! del bat)\lém En el desempeño <le 5l1S deberes 1o<los dehi:m obedecerk: . ind uyentlo el tom~nd~me pardo Sin et"nb<~rgo, e l rcg\:m,ento ad,·ert i:l al sl)biílslX:ctor q11e !a autoridad del C:On1(1!1· d3n\e. p <lrtlo dehía ser consider~da 'gtJ;JJ a h de o\ro~ jdf'S ele batallón :<n;1l'~'s m~s detel1JciO revela q11e In rnal'or pa r'lf' dC:' b 1u eh~ fu e sosten id;¡ por marinos v tropa$ de /os hata/Jones ele .-\ragón y Esparb. miemr;JS el fijo desemper)ó tJn papel a¡)<:nas secu nd~rio. Las tcnsinn<::~ ..:íllre d uiollu y el esp:;ñol <.:n d irnperin ~:spai)nl . ~sí corno);, prde l'n octubr'c de 1778, se promulgó e! tr:ascendcfltaJ edicto de libre comercio q~1 e abrió lo.~ pu~:nos de América y ESp<l ña a u n mercado sm restdcciones deotro del imperio , con cf ánimo de vigorizar el corneeero )' e~timular una mayor recupenv:(ón rr..::nr.:\~ cconOmica puf ~~ ~eg\H)d() p;tr~l ios cargos altos. wn te1w~,; !';m)lkHes ~'n b hiswri:l c.oklm;;!. Sto ~~!Hbargo. en buena pM!<-' 11\e.di~mc la compra de c:<rgcA'> púl1licos. las '-!1\\<:S l:J'il)l\a~ dt iVtbico. Perú y Chile !)ll<lieron clon)inar \a.~ audiencias y la bu ro<:.r:Kia Üllf :Jl)\e los ¡'>r'1meros Uorb611es . P~ro CSI>~ ~ilu;lción cambió abruptamente bai<1 d despol>smo ilustrado <le C~rlos lfl y S\> re(iC> minis1ro de l nd·,as, ) osé de Gáh·e~. i TG-1787). Con rniras ;1 re>vitilltzar el impe-rio rne<ll;~nte reform~s dt' gr;~n ¡lk:~nce. mochas ck l;ts ¡·u;Jle,. ;~iecraban \os inwrC$eS creados ck b ~rr;¡1g~da aris- 10\:lacia eno \la. los •·eronnadotc·s adoptaf()l) llJ)a orienwdón anríaiolfa en 1~ que ccmfiabHn a los españoles de nacun iento hl ·~p\ic~c>ón de l;Ls poliricas ofici>llcs. Histúricarnemc, el c:nn\lo no fue un parUdpe inl¡>ort~me de\ si&<-'!ll3 defensi vo. Los b<ll<\Uones rot~ntcs, que <:argaban la mayor ¡:>afie del p eso de lil defensa antes <k \;¡ expan¡;lón del ejb cito velera no de l~ Cn!onia, fueron español<:>.s. ElmimlO baw !Ión fijo irlic>l'l! ele Cartagcna , :tu nque compueslo principalmente de nativos en su filas, u~nía una oficialidad predom,ntll1t<'!menle. española. l<t batalla ele 1741 , en que el ejército de Canagena recha%ó la in"asión britán·,ca cld almirante Vernon. h;¡ sido descrita con frecuen c¡a como una \<iCioria crio\lo -espanola. Sin embargo, u n de 1779, 1~ cown~i allWrizó a Gutiérre% de Piiieros para conseguir fondos adicionales aumentando ranro !os precios de los monopolios reales cou1o los lmpuesws. Al año siguiente, el v i:>iwior genera/ expidi6 uM serie de edicta.s controversialcs. Ampl •ó J¡¡ l ista <k la alcabala hasta incluir cas1 rodos /os a.n.kulos. excepto el pan; revivió por separad o, la Mmada de Barlnvento, un imt)uesto sohre comercio exterior QUe por largo tic mpo Ita bía est~do wmbinado pant p:igo con la alcab~l:~, pero o lvidado ya para esta A fln~les fecha. P~r:a emp eorar l~s cosas, el visitador regeme contló 1~ ejecución de sus ed ictos a una serie de agentes reales, espai'\oles de nacim iento en su mayori3. profundamente :Jbor'recidos, y a los que se tildaba de arrogantes. abusivos y desconsiderado s. !il secror del Socorro, en la p rovincia de Tunja, donde comenzó el /evanw mien to conocido como de' los comuneros. eO.lHta de las Afeas :lfectadas de manera más adversa por las medid3S de Gutiérre1. El algodón, base de u na am plia indu-s tria textil de los obres, h!tbia sido incluido en 1~ /i.<ta de impuestOs, y el c'1llivo del tabaco, ppr tradición el principal cultiv<} 137 de pam:ogcr ¡!<: 1:1 rc,',!i<Ín. h:1bía ~1d<l confinado a un;, zona cercana a Girón. po<.:o dc.<pues de la llegada de Gu\iérre7., priv and<> con d!o <.k ,,u.svslcnto a muchos pobr~s. Es JtJás. fa poderos:~ ariswcraoa terrarenientc de la r~gi<5n (<1ntbién 5e fwncio~me esta <lgresiva afirmación de autoridad lk;~). Al cabo de los tilas, el movimiento comenzó a inlltucJOnalizarsc. y el 16 de abril de 1781 más de -\.()00 insurg<ent'l's :;e reunieron e n el Socorro para nombrar una ¡unta que dirigiera la lucha. mando recayó ~n Cl1atro c riollo$ . de los cuales Francisco Bcrbeo, del Socorro, surg\6 promo como com;mdante Aunque cada uno de los d iversos municipios panicipnmes ~;n la rebelión selecclonú sus propios dirig•~nlcs para el m:inejo ctel gobierno loca\, los hom· bre.~ e.scogi(los e n el Socorro. ap<lfenle· mcme porq11e ;tllí habí;~ comenznctol~ rebelión , acfl>llban como directorio S\lpt·emo m En S;u1tlf(·, la$ distintas unid:tdts wt;llk;<h;m 678 ho!llbres·. su con;a ndant<.:. Pe.;lro Cal~ni . conduyo <'{)11 reah~mo que ~ra i1nposibk iment~1· una defens<~ efecuva de la ciudad. Como una última esperanza qued2b~ la nego<:iac,ón y tal ,·ez. la capitl•lación. La. acc1ón decidida y el gran pre~1.1gio d el a¡·zubispo ,\nloni<> Caballero v Gongora facilitaron las 11t:gochl<.'JOncs con los ii)Sl!rgenLcs que se ll~n,JrcHl cc1pi Iv)aciones >' que fueron enviadas de urgencia " Silntafé. 12sa misma mrde. junio 7. la tun\a general de tribunales ralificó las capitulJCJoncs Al día siguiente, en Zip¡lquidt, se pron1ulg6 d acuerdo; despué$ de unil nlJ.s:l c~lchra­ da por el <tl'ZObiSpO. b COllli!;JÓIJ juró cumplir con los tf:tminos dt' bs capilllhtcioncs. y se c,,nt<7 un Te J.>eum. l.llt"80 de dispersarse . los comtmer<:.s regrc.samn a sus c~s<\s. Mientn~:; canto, en Sam:1fe. la ¡unta gene;:rat, ;~legando haber acwado ba¡o presión , anuló so::crecament<:> !as capitulaciones. .~ L El 7 de mayo los rebeldes Lon1aron posi- ciones en las C(llinas que rodean el pueblo de puente Real con L1na fuerza que los defensores cakularo n por lo meno~ en 4.000 hombres. Aunq ue los comunems sólo tenían 9f!)lJJS mdiJnentarias, la rcsisrcnc ia probó ser absurda . En la c.ont'ront:•ción inicial :~l día siguit'nte, los nuev~ reciuras rompiemn fiJas~ la primera ametlaza 1;eria de comb..1re y ct<,sertai'Qn al bando ·de los insurgentes. mienl ras los guardias d~ rent1s se refugi<~ban en UJ1a tg!esia cercana . Las autoridades de fa capital provincia! de Tunja capitularon ante f':l prC$iÓn comunera. Las filas úef c jé rdro rebelde, ahora decididas con fínne.za a llegar ,t Santafé, pasaron pronto de 15,000 hombres. !38 En Cartagena. el virrey Flores se cmeró pronto del probte111<1, p~ro al igual que las auloridades de Sant<llc subestimó en prin· cipio su magnitud y <!xpresó confianza e n que 1<1 co1.npañfa de alabarderos pudiera solucionaJ·lo, Además . d bataí!<:>n fi jo , compt<esco en su mayorla por recluta$ provenientes de !as áreas en problema, podría no ser confiable frenlc a los comuneros, y por un momemo el virrey pensü en enviar· una fuerza totalmente miliciana. Al tina! , deci· díó emplear una fuer¿a combinad:~ de ZSO rnilici:~nos, la mitad del batallón de blancos y la mitad del batallón de pardos, y 2'50 regulares . lodos baj(l las órdenes del coronel ) osé Bemet del fijo. 1?.1 empleo dt tantos milicta nos en esta <lelicada empresa -- • 1 'C deb•ó en pane ah ncg:nw.c no: Flores de ' r debilitar a úrtageaasacando<!t:mN<tdns rll[llllqror. \' ,, tu !<!mor d" que lo< nat"~ d,· l." rronncia.s rebelde'> fueran in<onJr.lhfé>~, pero la decrs•ón ¡,,nlbl<-::n n:ne1a. en panc .d menos. un~ c ien.1 cunfi.lfl~a en la habiilc.Jnd eJe la mdicia . .S1n embargo, la cxpc:clici6n sólo s~ll6 de Carwg~na del lo de ¡uho . lk¡pndo :1 Salllafé el6 de agosto. cu~ndo b Cfl5i$ pnncip:1l r;l h.lhi;t "do :;uperada. Aunqul.' b" capiml.1<:1ones no fueron anuladas of:ctJhm:n!e h;l:-ta el 18 ck marzo de 1 el gob•emo <k \al\\a(é comentó .1 \'lolar d acuadu t.tn pronto tuvo suficientes fu::rzas d•~pon1blt:s para sostcn~r su auto n dad. -az. _: l.Os r<"sultados de la rc,·oh lc'l(>n comunera llevaron a un clím~-' la cn:cicnu: mJJi¡;¡ritación de la vida política neogranadma El gob1eroo real había enfrentado a los msurgemes con una comb•nat:Ión d.: astucia, male:~bilidad y engaño, no con 13 prepara ción o la c¡¡pacid¡ld par;¡ mov iltzar la lea lt:1d de sus vasallos. 1~\ l'i de jumo de 1"18;1, C:1balh:ro r Góngora ~omctió a la considt!r3<'1ón real una propuesta que contemplaba \In fuerte v\rajc en los recursos militares de Cart;Jgcna a Samafé Su idea era fortalecer d e¡érc!lo regular de la capital \'irremal crc•:mdo un regimu.:nto aux1har con un núcleo de no· vecicmos hombres divididos en nueve compaí'lías, más seis comp:1Mas ~diCiona­ \cs de r\ncuenla hombrc5 catla \10;1, ad¡llntas al r<"gimiento pero dcspleg¡1das e n )as inl ponantes capitales regionalc::: y antiguos centros rebeldes de Pamplona, Girón. Tunja . San G~. los Llanos y :'le"·~ Proponla también la reducción ele la guard•a ,.,rreinaJ a sólo media compaMa de caba· llena ya q ue su actuación . más nlh'i de las d~.:mnnda.~ ceremoniales, hahfa p rofmdo sc1'imx:.ua.la milicia d isciplinada ind\1iría un fl'¡llnli('Olo Ul' caballe•ia, co¡J dtKe n>tll· ;1añl.t" d'-' \'1!\C\ll!!ll.'\ ho1\\br..,,._ y un re~1 miento dc-mt'.1nt<:rb dl' ntll'\'l' comp.. nt.ls \ ·c,to .1hor.1. !<.'suelta "''idente t(Ul' " d cnollo const•tufa d centrv cultur.II \'it:II de la :'\t•.:"a G r;ln~cb. ~u p~ rl k 1p ,1 e Júll v idcn· liflc;JliÓI1 {'()O el estableClllliCJ1lO 11\IIII <H <'fllt'rAt'lllC era incUspl'ns~bk p;1ra qlJt' ,\la larg:¡ :.e crl•,1ra en la Coluni~ una fuerte lr3d-.cl(m de ehl.ll'-mo m1h1ar mhcremc .1 la consll!llC'JÓn dt• t'Sle e,;tamcnto t•n las reform:t- de C.1riU~o 111 ~ t'<lln1UIJdl \l<lr d ampiJ<> p.1pt'i poJ.ttCo qul' se ·•••¡¡nó ;11 ejército colonJ.ll. Despu~~ de (a lll:volu<'ión de lo!< Cumunt• l'Ol\, ,;;Jcuuid~ la wnfianz~ en l.! k:~lt.1d <k . d gohlt·rnv dt• su' \',1:-allos amencano~ Carlos lll ll'~ló en lo pos1ble, mcd!~\'1\\.' políticas dc~arroll;ldas por lo.' \'trrl.'res !'lores y C.1b:1llero y Góngora. de exdu1r a los cnollc:¡, d'" I;Js pos1ciones m•htarc.' de :tita resP<>nsabdida(i y nombr.1ren su lugar :• vasallos <'~JXInoles. Como n:sult.ldo. no :;óln d c¡trt itu r<.•gular :>ino t;ll\\blé11 l:1 zn¡\·,c-in dlscipbnad:L apareCieron a los n¡os d<> In~ rrioll...,s romo l'jl'rci!O$ <··xtr~njt:m.-, de ocup;K<ón. prm·oc3ndo una l\o,¡i\ rt>· SJStenci~ que ~t·tra~Juce con do<.'uenc~;l en la tem¡>t .tna hiSton~ dl' la refunn.1 llltlttar en la gob.:rnanón de Popay:ín Aunqut· 3lgunos criollos encontra.ron l'n la Institu Ción miliwr una fom1a mlp<lrt.lnt<: de •denlldad, e l l'J~rcuu nunca llt:gó a contar ~.:un e\ apnyr• (\ccldlllo q11e h uhkm ¡wrnl'111do ~1 mi iltarismo convertirse c·n un t.1sgo l?erdurJhk de la "ida t\cogran.v.!m,l Caballero y <•óngura puhó 1.1 p<>ltlJC,J de favorccl'r .1lo~c~pañolt'S sobrt' hl' C'IJollus mcd!:mte un cakul;tdo ~IStema el•· <uuta' Aunque aphcilba la supenondad esp.uwla ¡nmo <'11 n(1meru como l'n rango, p<:rnull:l suflClí~nl\~ p~r\idp~Ki6n cr'lolla rumo para 139 ac.a\h\1 \a& S\lS?t<:has de su exclusión de Emre Jos oficiales jóvenes había por lo los verdaderos niveles de influencia y respons8bilidad . Cuando Zejudo org8niz6 la ofici-alidad de los dos regim ientos de Sanlafé, se las ingenió para ubicar criollos en Lodos los niv<!les y preservar al mismo tiempo la dominación española. menos De los criollos nombrados. una gran mayoría se declaraba noble, lo que al menos Indica éxito en reclutarlos d~ las mejores familias criollas. OUCt c.:dvUo:;, 'C.{uc • u.:Í.:1 ta-.J.e 4u~' • gieron corno figuras activas erda lucha por la independencia. Además,. tamo Jorge Tadeo Lozano, hijo del marqués y más tarde primer presidente de Cundinamarca, como Joaquín Ricaune, famoso general del ejército revolucionario, fueron incorpor¡¡dos más tarde a la milicia como subtenientes. ·- ~ •