ARTÍCULOS DE OPINIÓN SANTO DOMINGO DE LA CALZADA 4.3. LOS PONTÍFICES O CONSTRUCTORES DE PUENTES Y CALZADAS SANTO DOMINGO DE LA CALZADA Y SAN JUAN DE ORTEGA. Continuamos la serie de artículos emprendidos sobre la historia de Santo Domingo de la Calzada, cuya festividad la han celebrado todos los ingenieros técnicos de obras públicas el pasado día 12 de mayo. Por: Francisco Escohotado, escritor 4.3.1. La calzada de Santo Domingo y su primer puente sobre el Oja. L a fe y la devoción, que no son operaciones intelectuales sino hábitos culturales, no deben obnubilar nuestro caletre, ni mucho menos nuestro cacumen, a la hora de relatar las obras públicas que Santo Domingo de la Calzada realizó en favor de los peregrinos y del comercio en general. Desde que Sancho III el Mayor (1004-1035) redefine y hace que pase por Nájera el Camino de Santiago, éste se convierte, tal como ha propuesto recientemente el ingeniero e investigador Isaac Moreno Gallo, en un mecanismo “generador de infraestructuras para el flujo de gente y de culturas”. 1 58 La reforma del trazado del Camino por Sancho el Mayor, en palabras de García de Cortázar, “y las referencias a nuevos caminos hacen relación a la preocupación, nacida en este siglo XI, por mejorar las comunicaciones, que alcanzará en el área riojana, en su último cuar- to, sus realizaciones más significativas con las obras del santo que, por ello, se apellidará de la Calzada”1. Pero no es suficiente que un rey, Sancho el Mayor -o sus sucesores, García el de Nájera y Sancho el de Peñalén- promuevan y financien una política determina- J. A. García de Cortázar, El dominio del monasterio de San Millán de la Cogolla (siglos X al XIII), Salamanca, 1969, p. 152. SANTO DOMINGO DE LA CALZADA ARTÍCULOS DE da; hace falta que la iniciativa privada se haga cargo de los proyectos y los lleve a cabo. Quienes, en realidad, más apoyaron al Santo fueron Sancho el de Pañalén y, luego, Alfonso VI. A Santo Domingo de la Calzada le iba a corresponder la tarea histórica de coordinar y promover las infraestructuras necesarias del Camino de Santiago, al menos en el tramo que conectaba Logroño con Burgos. Los santos que en la zona del reino de Nájera estaban disponibles y poseían el suficiente prestigio social para coordinar y llevar a cabo semejantes obras públicas eran tres: Santo Domingo de Silos (1000-1073), Santo Domingo de la Calzada (1020-1109) y Santa Oria (1043-1070), que queda excluida por vivir emparedada en el monasterio de Suso. Santo Domingo de Silos fue removido de su cargo de prior del monasterio de San Millán de la Cogolla por García el de Nájera (1035-1054) hacia 1040 ó 10422, momento en el que el santo se desplazó hacia Silos y prosiguió allí una carrera eclesiástica. Queda en el terreno el joven Domingo de la Calzada, que, como ya sabemos, había sido rechazado en San Millán y en Valvanera. Su formación, por tanto, estaba bajo sospecha, pero no así su capacidad para la canalización de las energías y las iniciativas que facilitaran el comercio y el tráfico de peregrinos hacia Santiago de Compostela. Los hagiógrafos de Santo Domingo de la Calzada proponen que entre los dos santos tuvo que haber un encuentro, sin duda para hacer olvidar a los devotos el rechazo que el de la Calzada había padecido cuando intentó ingresar como monje en San 2 OPINIÓN Millán. González de Tejada defiende que el de Silos, cuando fue desterrado de San Millán, y de camino hacia Burgos, visitó a Santo Domingo de la Calzada mientras estaba roturando el terreno de la Ayuela y dice que: “Halló el de Silos a nuestro Santo empleado en aquella gran obra, trabajando en ella su caridad ardiente, más que otro alguno de sus oficiales. Apenas los dos siervos de Dios se vieron, cuando se conocieron, sin haberse antes visto, por el don de profecía, que los ilustraba. Abrazáronse cariñosos y empezaron una santa contienda, pidiendo cada uno al otro la bendición”3. El de la Calzada invitó al futuro abad de Silos a una cena a base de “hierbas y pan”, y se retiraron a dormir. Al día siguiente, el de Silos bendijo a Santo Domingo y le deseó suerte. No se ponen de acuerdo los autores si, en este momento estaba Santo Domingo construyendo el puente de piedra sobre el río Oja o realizando el desmonte del bosque de la Ayuela para construir la calzada. Sostiene Begoña Arrúe que Santo Domingo “debió construir un primer puente sobre el río Oja en vida de su mentor San Gregorio Ostiense. Pese a la tradición conservada, su fábrica no sería de piedra en su totalidad, siendo más probable que fuese un paso de madera sobre cepas de cal y canto, como refieren algunas fuentes. A la muerte de San Gregorio en 1044 y por razones propias al devenir del cauce del río, este paso quedó inhabilitado y Santo Domingo debió optar por edificar un segundo puente de piedra”4. Por tanto, el encuentro entre los dos Domingos tuvo que darse mientras construía la calzada, pues el puente primitivo ya estaba hecho antes de que, en 1044, muriera San Gregorio Ostiense. Hasta aquí la hagiografía devota. Ceán y Llaguno, en su Noticia de los arquitectos y arquitectura de España ..., citan a Santo Domingo de la Calzada como el primer “ingeniero de puentes”, pero persiste la duda de cómo y dónde pudo el santo adquirir los conocimientos necesarios para levantar puentes y construir calzadas. Sabemos que las escuelas catedralicias, que basaban sus estudios en las monásticas, enseñaban el Trivium (gramática, retórica y lógica) y el Quadrivium (aritmética, astronomía, geometría y música). Tenemos que descartar en Santo Domingo estos conocimientos, porque no fue admitido en ninguno de los dos grandes monasterios de la zona. Sabemos también que la palabra “universidad”, en la Edad Media, significaba “cualquier estamento o gremio como era la corporación de albañiles (universitas muratorum)”5. Sin embargo, no conocemos que Santo Domingo frecuentara esta “universidad”. Todas las hagiografías coinciden en atribuir los conocimientos del Santo a la ciencia infusa y a las enseñanzas de San Gregorio Ostiense, aunque, como quedó demostrado en la entrega anterior, este santo, con toda probabilidad es un santo inventado. Queda en el aire, la propuesta fantástica del Sr. Caperos y Juan G. Atienza, quienes relacionan los conocimientos y la existencia del Ostiense con la “fraternidad de constructores de los que más tarde se llamarían Maestros Canteros o Hijos del Maestro Jaques”6. Ibíd., p. 157. 3 J. González de Tejada (1702), Historia de Santo Domingo de la Calzada, Logroño, 1985, p. 125. 4 Begoña Arrúe Ugarte, “Historia de la construcción de puentes en La Rioja” en Catálogo de puentes anteriores a 1800. La Rioja, t. I, Logroño, 1998, p. 91. 5 A. García y García, “De las escuelas visigóticas a las bajomedievales. Punto de vista histórico-jurídico” en La enseñanza en la Edad Media (X Semana de Estudios medievales, Nájera 1999), Logroño: IER, 2000, p. 40 6 Ver Cimbra, 353 (julio-agosto 2003) pp. 54 y 55. ARTÍCULOS 1ª. La ciencia infusa, la iluminación divina, que pudo recibir a través de San Gregorio Ostiense, un “santo inventado”, según la distante teoría de quien esto suscribe. 2ª. Que Santo Domingo fuera un promotor de obras y contratara los maestros canteros y albañiles que necesitara para las distintas obras, e implicara a los fieles en la edificación de calzadas y puentes con la promesa de ganarse el cielo. El diccionario de la Real Academia Española, en la palabra ingeniero, además de los significados rectos, aporta una acepción antigua que viene en nuestra ayuda: “ingeniero: el que discurre con ingenio las trazas y modos de conseguir o ejecutar una cosa”. La primera obra que emprende Santo Domingo no es, sin embargo, un puente, sino la roturación de una espesura, la Ayuela, lugar poblado de encinas que, en pleno Camino de Santiago, se había convertido en “habitación muy nociva de forajidos”7. La finalidad de esa tala no era otra que proteger a los peregrinos que pasaban de camino a Santiago. Quería el Santo poner en fuga a los ladrones, desde luego, y construir una calzada por la que transitasen los peregrinos 7 González Tejada, ed. cit., p. 107. 8 Ibíd., p. 108 9 Ibíd., p. 128 con más seguridad. Como dice González de Tejada, “Desmontada ya la espesura y convertidos sus árboles en leña y carbón, que Domingo recogía para hacer lumbre a los peregrinos, trató de hacer una calzada en este sitio, que era muy cenagoso. Juntó la piedra necesaria, y con sus manos propias hizo con trabajo grande una calzada, tan célebre que dio nombre a este sitio”8. No hizo en aquel primer momento y en aquellas pantanosas aguas del río Oja ningún puente, pues hasta ese momento, como San Cristóbal y otros, Santo Domingo vadeaba el río, que él conocía muy bien, por los lugares menos profundos llevando a los peregrinos cargados a sus espaldas. Resulta muy extraño que Santo Domingo obtuviera permiso para roturar el bosque de la Ayuela, que pertenecía al “rey de Navarra”9 si tenemos en cuenta la política de conservación forestal que llevaba a cabo el rey García el de Nájera y el monasterio de San Millán, que el rey protegía10. En cualquier caso, la hercúlea obra de allanar el bosque la llevó a cabo el propio Santo Domingo, como quiere la devoción, con el solo concurso de una hoz. “Algunos –objeta el Sr. Caperos- dicen que le pegó fuego [al bosque], aunque lo que se tiene por más cierto es que con una hoz de segar cortaba los árboles y la madera”11.Como la hoz no tiene una explicación racional, el Sr. Caperos se va en busca de los druidas celtas. OPINIÓN “Estos sacerdotes disponían de una hoz de características especiales que utilizaban en la recolección de las hierbas necesarias para la elaboración de ungüentos y pócimas. El dios celta Esus [...] está representado en el altar de los Nautas en el museo de Cluny (París), como un guarda forestal podando un árbol con ayuda de un hocino”12. Aquella hoz, es decir, la prueba de este primer milagro del Santo, se conserva todavía en un muro de la catedral de Santo Domingo, lo que piadosamente convence a todos sus comentaristas y hagiógrafos de la veracidad del milagro. Tanto si, siguiendo el método tradicional del fuego como el más milagroso de la hoz, lo cierto es que la madera talada, según la cita anterior de González Tejada, sirvió para “hacer lumbre para los peregrinos” y no para ninguna calzada o puente. Moya Valgañón afirma que “para la Edad Media apenas si contamos con testimonios que nos hablen de rutas u obras de fábrica [...] La lectura de algunas crónicas o vidas de santos [...] pueden servirnos de indicio para plantear posibles recorridos. La tradición hagiográfica quiere que fuese Santo Domingo de la Calzada quien, en el último tercio del siglo XI, acondicionase el camino jacobeo en las proximidades de la ciudad de su nombre”13. 10 J. A. García de Cortázar, ob. cit., p. 164 11 A. Caperos, ob. cit., p. 48 12 Ibíd., p. 48 13 J. G. Moya Valgañón, “Caminos en La Rioja” en Catálogo de puentes anteriores a 1800. La Rioja, t. I, Logroño, 1988, pp.25 y 35. SANTO DOMINGO DE LA CALZADA Por tanto, si Santo Domingo de la Calzada no consiguió adquirir conocimientos sobre la profesión de maestro constructor de puentes y caminos, y si, además, fue el primero de los “ingenieros”, tenemos que inclinarnos por alguna de estas dos hipótesis: DE 61