Aspectos teosóficos del teatro de Agustina González

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Aspectos
teosóficos
del teatro
de Agustina
González López
y Ramón Mª del
Valle-Inclán
F a literatura
Introducción
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En el contexto literario, el modernismo se considera como una época, y en él se deberían incluir no
sólo los elementos más característicos, sino también aquellos que
de alguna manera participaron de
sus supuestos éticos y estéticos1.
Algunos escritores modernistas, entre los que se cuenta Ramón Mª del
Valle-Inclán, en obras tales como
Luces de Bohemia o La lámpara
maravillosa, incluyeron elementos
teosóficos propios de esta corriente, convirtiéndolos en piezas clave
para comprender dicha tendencia.
Comenzaremos por decir que, etimológicamente, teosofía significa el
conocimiento profundo (sophia) de
la divinidad (theos). Siendo un término utilizado desde antiguo, fue
en el siglo XIX cuando a la palabra
teosofía se le dotó de un significado novedoso, tras la fundación,
en 1875, de la Theosophical Society
en la ciudad de Nueva York, bajo
el impulso, entre otros, de Helena
Petrovna Blavatsky y el coronel H.
S. Olcott.
Tras la lectura de la inmensa y erudita obra de madame Blavatsky,
se obtiene una visión sincrética de
mitos, teorías, creencias religiosas,
realidades científicas, magia, ocultismo, etc., algunas basadas en el
misticismo oriental 2. La doctrina
secreta3, quizá la obra más emblemática, alcanzó un gran éxito de
lectores entre capas cultas y artísticas de la época, ya desde el momento mismo de su publicación en
1888. Fue traducida a casi todos
los idiomas occidentales. Según
recoge Annie Besant, continuadora de sus enseñanzas, existen dos
tipos de conocimiento: el inferior,
que abarca todo lo que un hombre
puede enseñar a otro, y el superior
o Teosofía, que es el conocimiento
del Ser4.
En España, a finales del siglo XIX,
comienzan a dibujarse dos figuras
interesantes en el terreno teosófico: Rafael Urbano y Mario Rosso
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Enriqueta Barranco Castillo y Fernando Girón Irueste
de Luna. Este último, ya en el siglo XX, editó la revista Hesperia y
la Biblioteca de las Maravillas. La
literatura teosófica original no es
muy abundante, quedando casi reducida a traducciones de obras extranjeras. Sin embargo, en Granada
se produjo un hecho destacable,
la presencia casi en solitario de
una mujer que se adentró en dicho
campo, dejándonos varios escritos:
Agustina González López (Granada,
1891-Granada, 1936).
En 1911 se funda en Sevilla la
rama Fraternidad y en 1918 la rama
Zanoni; al año siguiente se instauró en la calle Sierpes un Centro
de estudios teosóficos con carácter
propagandístico5. En noviembre de
1916 había tenido lugar en esta capital andaluza una exposición de
José Villegas, teósofo convencido,
cuya colección de doce cuadros,
titulada El Decálogo, iba acompañada de un folleto en el que se divulgaba su contenido. Un epílogo,
tomado de La Doctrina Secreta de H.
P. Blatvasky resumía la actitud del
Iniciado ante la muerte:
Para Mario Méndez Bejarano, la
Teosofía, de complexión panteística, va despojando a los seres de
su corteza individual, arrastrándolos por grados al eterno foco, de
suerte que, cuando llegaran a reingresar en su luz, dejarían de ser;
y al no ser nada, lo serían todo6,
palabras que de algún modo tratan
de reflejar lo significado por la ya
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mencionada Annie Besant: Dios es
el centro del círculo y desde cualquier
punto de la circunferencia se puede
llegar a él7.
A lo largo de este trabajo trataremos de desvelar el contenido
teosófico inserto en la obra de
Agustina González, figura casi desconocida en las antologías literarias
españolas. También analizaremos, a
través del drama titulado Los prisioneros del espacio8, los vínculos que
le unen con uno de los cultivadores
F a
La muerte no existe. Las más
lozanas flores crecen al lado de
las tumbas. Cada cuerpo que se
disgrega es una fuente de energía
y de vida nueva; y allí donde los
ojos humanos ya nada ven, allí
donde la ciencia impotente abre
su signo de interrogación; allí
donde la duda exclama «¡quién
sabe!», la Fe contempla a la celeste mariposa del alma, que inicia
su vuelo inmortal.
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de la Teosofía en España, Ramón
Mª del Valle-Inclán.
El personaje y su
entorno
F a literatura
Agustina González fue una mujer
dotada de un carácter inconformista, calificada por sus coetáneos
granadinos como “loca y desequilibrada”. En su día la apodaron La
Zapatera, puesto que vivía de la
venta de zapatos en un comercio
de su propiedad. Por no ajustarse
a los modelos genéricos arraigados
en la sociedad no compartió con
Lorca sus éxitos artísticos, aunque
sí el mismo destino, el de morir en
Víznar (Granada) ante un pelotón
de fusilamiento. Su cuerpo no fue
reclamado pues sus padres ya habían fallecido y el único de sus tres
hermanos de cuyos descendientes
hemos podido obtener alguna información parece ser que no se encontraba en Granada. Su muerte aún
permanece sin registrar en los archivos y, como hemos podido comprobar, ni siquiera se reseña en las listas de víctimas confeccionadas por
la Asociación para la Recuperación
de la Memoria Histórica9.
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Consideramos que perteneció a
la generación de Federico García
Lorca y otros personajes del momento, estéticamente englobados
bajo el término de Generación del
27. Con Federico compartió algunos momentos de vital importancia, pues muy posiblemente fue su
amante en la primera juventud. Es
casi seguro que éste se inspiró en
su persona al dotar de un fuerte carácter a la protagonista de La zapatera prodigiosa, o a la Amelia de
La Casa de Bernarda Alba. Y es que
Agustina se hizo llamar Amelia, a
pesar de que su nombre completo
era el de Agustina Mercedes10.
Por si fuera poco, y como una
muestra más de su decidido empeño
por destacar en la vida granadina,
durante la II República creó el partido Entero Humanista, en cuyos ideales había una mezcla de contenido
esotérico (Entero) y de confianza en
el ser humano (Humanismo). Con él
se presentó a las elecciones a Cortes
de 1933, avalada por dos prestigiosos miembros del Partido Socialista:
Alejandro Otero Fernández y Rafael
García Duarte Salcedo. Hace unos
años, en el transcurso del trabajo
que realizamos sobre el primero de
ellos, apareció la interesante figura
de esta mujer11.
La formación de la
dramaturga
Siguiendo a Patricia O’Connor12,
en España, como en otros países,
ni la aculturación de la mujer, ni
su educación formal, les prepararon para escribir algo tan exigente
como el teatro. Según indica, este
género literario, aun más que otros,
exige una gran energía física y una
sofisticación verbal, social, retórica
y estilística que nunca se había fomentado en la mujer. El tipo de educación de las clases media y alta,
prácticamente donde surgen las escritoras, tradicionalmente acentuaba la importancia de la religión y la
moral, mucho más que la literatura,
la filosofía y los métodos críticos.
Efectivamente, muy pocas españolas han logrado éxitos comerciales
y una relativa aceptación en la comunidad teatral utilizando sus propios nombres. Como Virginia Wolf
señalara en Una habitación propia,
otro de los obstáculos fundamentales para la creación femenina era,
y lo seguiría siendo durante mucho
tiempo, la falta de independencia
económica y un espacio privado
donde reflexionar13.
Estas circunstancias se cumplieron en Agustina, quien durante sus
primeros años de formación estuvo en un internado religioso y después, al decir de sus convecinos,
escribía en los lugares públicos
que frecuentaba14. De espíritu libre
e independiente, como ella misma
nos relata en Justificación, opúsculo
cuya portada presentamos por incluir la fotografía de la autora, se
inició en la lectura durante la niñez
y tuvo dificultades para ello:
[…] Aquella noche me quedé
leyendo como muchas otras. Ya
había yo obtenido el permiso de
mi mamá y de mis dos hermanos
mayores, para leer y estudiar hasta la hora que quisiera […] Hubo
un tiempo en que más que prohibirme que leyera, me perseguían tanto mi mamá como mis
hermanos, para que no leyera; en
ocasiones me formaban una discusión hasta por coger un papel
en mis manos para envolver algún objeto, ellos creían que era
para leerlo y me lo arrebataban,
celosos sin duda de que fueran
lecturas deshonestas e inconvenientes. Lo único que me dejaban leer eran los cuentos, creo
que no me quedaba cuento que
a los trece años no hubiera leído.
¡Que ironía! Con la prohibición
de la lectura, sólo consiguieron
interesarme por ella. Como en
las luchas siempre vence el más
fuerte y sobre todo el que sabe
esperar, llegó el día que me concedieron de grado el permiso para
leer lo que quisiera (después de
varios consejos familiares), mi
mamá formaba concilio con mis
dos hermanos y ellos solían consultar con los hermanos de mi difunto padre.
Aquella noche, vísperas de
Nochebuena, diez y ocho de
Diciembre de mil novecientos cinco. Aquella imborrable noche, me
quedé a leer Anatomía Descriptiva
[…] Me agradaba solo la lectura
de las ciencias, ya fueran estas
ciencias oscuras o ciencias exactas, y el teatro antiguo y moderno […] Quería leer, más ningún
tema anatómico me interesaba
de momento […] Cambié de libro.
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Enriqueta Barranco Castillo y Fernando Girón Irueste
Mercedes Ballesteros (1913-1995)
escribió una tragedia que tituló
Tienda de nieve (1932)18, en la que
muestra un dominio del lenguaje y
de la escena aparentemente notables, pero inferiores en todo caso a
los de la granadina.
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Un marco de referencia
modernista: Luces de
Bohemia (1920)
El Prometheo Encadenado, tampoco me distraía. Cambié otra vez
de libro. Esta vez elegí el Poema
Colón [...]15
En este párrafo nos refleja una mujer que a los trece años frecuenta
la cualquier tipo de lectura, con el
ánimo de satisfacer sus deseos de
conocimiento. Las dificultades no
serían óbice para adquirir una cierta formación, para escribir, al menos, dos obras dramáticas: la primera fue una comedia en tres actos
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titulada Cuando la vida calla, que fue
estrenada y, según parece, mal acogida por la crítica16. Esto resultaba
ser algo habitual para aquellos que,
según Patricia O’Connor17 trataban
de medir las obras escritas por mujeres siguiendo los estrictos patrones masculinos. La segunda es el
drama en tres actos Los prisioneros
del espacio, que no sabemos si llegó
a representarse.
Finalmente, refiriéndonos al teatro
escrito por mujeres, la madrileña
En concreto, en sus Luces de
Bohemia, refleja literalmente dicho
mensaje, ya presente en su La lámpara maravillosa20, ambas inspiradas
en dos obras de madame Blatvasky:
La Doctrina Secreta e Isis sin velo.
En la primera de las obras de ValleInclán mencionadas, encontramos
referencias explícitas a la Teosofía,
con alusiones a la propia Blatvasky,
y el uso de términos tales como camarrupa (Kâma Rûpa) y Karma, por
citar solo algunos21. El autor los
pone en boca de dos de sus personajes, Don Filiberto (trasunto
de Mario Rosso de Luna) y Rubén
Darío, autor que basó parte de su
obra en supuestos teosóficos.
Consideramos aún más importante, visto bajo esta perspectiva, la esencia misma de la obra.
F a literatura
Con independencia de otros posibles contactos, conocemos que
Ramón del Valle-Inclán, en sus visitas al Ateneo de Madrid, hacia los
años veinte del pasado siglo, tuvo
la oportunidad de conocer a uno
de los introductores de la Teosofía
en España, Mario Rosso de Luna.
Como es sabido, Valle-Inclán incluso vivió en dicha institución hacia
los años treinta, de forma que llegó
a ser Socio de Mérito de la misma19.
Con respecto a su obra escrita, la
tendencia actual de la crítica literaria tiende a interpretarla bajo el
común denominador del modernismo. Usando ese prisma, veremos
que también la influencia teosófica
es una constante en ella.
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El protagonista, Max Estrella, parece ser la reencarnación del poeta Alejandro Sawa (Sevilla 1862,
Madrid, 1909) quien, según Ricardo
Gullón22, no se lavaba la frente porque Víctor Hugo le había besado en
ella. Desde nuestro punto de vista —que va más allá de lo que se
ha dicho hasta el momento en relación con Luces de Bohemia— en
esta obra se “escenifica” la reencarnación, punto crucial de las doctrinas teosóficas23 del autor de Los
miserables. No en vano la mujer y
la hija del protagonista se llaman
Madama Collet y Claudinita, ambas
francesas, y esto es una muestra de
ello:
MAX.- Latino, me parece que
recobro la vista. ¿Pero cómo hemos venido a este entierro? ¡Esa
apoteosis es de París! ¡Estamos
en el entierro de Víctor Hugo!
¿Oye, Latino, pero cómo vamos
nosotros presidiendo?
[...]
DON LATINO.- Max, si todo
cuanto dices no fuese una broma,
tendría una significación teosófica. […] En un entierro presidido por mí, yo debo ser el muerto.
[…] Pero con esas coronas, me
inclino a pensar que el muerto
eres tú.
[…]
DON LATINO.- ¡Ha muerto el Genio! ¡No llores, hija mía!
¡Ha muerto y no ha muerto…! ¡El
Genio es inmortal…! ¡Consuélate,
Claudinita, porque eres la hija del
primer poeta español! ¡Que te sirva de consuelo saber que eres la
hija de Víctor Hugo! ¡Una huérfana ilustre! ¡Déjame que te abrace! 24
La Teosofía como
fundamento de la obra
dramática de Agustina
González
Como otras escritoras y escritores
modernistas, Agustina se dejó persuadir por las ideas teosóficas, que
le servirán de hilo conductor para
escribir sus obras y tratar de hacerlas asequibles al gran público.
F a literatura
Según refiere, planeó escribir una
gran colección de opúsculos —el
término opúsculo aparece reiteradamente en la literatura teosófica
consultada— compuesta por 60 volúmenes, de los cuales apenas consiguió realizar una mínima parte. Lo
mismo sucede con su obra dramática, que se vio reducida a dos dramas, Cuando la vida calla, actualmente perdida, y Los prisioneros del
espacio, en el que basaremos una
parte de nuestro estudio.
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Debemos adelantar que entre la intelectualidad granadina del momento, probablemente sólo había algunos iniciados en la Teosofía, como
fue el caso de José Murciano, amigo
de Federico García Lorca25, y el propio autor de Fuentevaqueros.
Prensa Moderna (Madrid). Año 1; 15/3/1928 Núm.1
Agustina solo cosechó incomprensión y desprecio. Como ella misma confiesa, su iniciación en la
Teosofía y el espiritismo resultó de
crucial importancia en su vida; en
su obra y, muy posiblemente, en su
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Enriqueta Barranco Castillo y Fernando Girón Irueste
La portada, es el espíritu que
se transforma, y que por verlo
en todas las seciones26 llegué yo
a pensar que sería el espíritu guía
de ella [la persona con la que hacía una sesión hipnótica], o tal vez
el guía espiritual mío. […] Un día,
vino a casa un teósofo, y enseguida conoció lo que significaban los
dibujos… y me fue dando los nombres técnicos en lengua sánscrita,
de cada una de las visiones que representaban los dibujos; esto me
interesó y empecé desde aquel día
a estudiar teosofía[...]27.
Esta sesión, calificada por ella misma como de “ignotismo”, aunque
debería decir hipnotismo, realmente es una reunión espiritista en la
que la mujer-amiga-médium, le da
a Agustina la oportunidad de dibujar sus “sueños”. Y es que Agustina,
además de escribir, dibujaba, pintaba y hacía fotograbados con los
que ilustraba sus libros28. Discurría
el año 1921 cuando comenzó sus
inmersiones en la Teosofía, aunque
desconocemos, por el momento, si
fue una autodidacta, que se nutrió
únicamente de la literatura al respecto, o tuvo contacto con las sociedades teosóficas ya existentes en
Madrid, Sevilla, Almería o Málaga.
No tendría nada de extraño que así
fuera ya que sabemos que tras obtener permiso para leer, también lo
logró para poder viajar sola.
Los prisioneros del
espacio
Este drama lo escribió en el año
1929, a los 38 años de edad. A imagen de Valle-Inclán, cuando compuso La lámpara maravillosa, siguió
las recomendaciones de madame
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Blatvasky. Primero trató de plasmar su “comprensión interna” en
el opúsculo Las leyes secretas, y dos
años después, en Los prisioneros
del espacio escenificó los supuestos
teosóficos, sin duda para intentar
conseguir una mayor difusión, haciendo actuar a sus personajes en
la dirección adecuada. Estas eran
las palabras de su “maestra”:
[…] Quien desee adquirir el
Sagrado Conocimiento ha de
“preparar de antemano la lámpara de la comprensión interna”; y
después, alumbrado por tan clara
luz, servirse de sus buenas acciones como un paño para limpiar
de toda impureza su místico espejo […]29.
Veamos, en primer lugar, la profundidad de sus “saberes adquiridos”,
volviendo sobre el papel de las
reencarnaciones, tema sumamente
relevante en el campo teosófico:
[…] Los pasos del espíritu son
pasos lentos que nunca vuelven
a atrás; el espíritu encerrado en
la materia, en fuerza de sufrir;
cuando ya la materia está destrozada, (muerta), abandona su
cuerpo, para ir al espacio, o a los
planos etéreos. […] Hasta que
agotados sus merecimientos tienen que volver a sufrir y a ganar
por este medio otro tiempo de reposo etéreo. Y vuelven a la vida
material, al planeta tierra […]30.
Otro punto igualmente importante
es la mística de los números. El número tres adquiere significación central, tanto en la obra de Valle-Inclán
como en la de Agustina. Preside el
Tiempo: Pasado, Presente y Futuro;
preside también el mundo divino:
Padre, Hijo y Paracleto; preside los
ejes del ser humano: Carne, Mundo,
Demonio; y dirige nuestro itinerario
espiritual a través de las tres rosas:
la “rosa erótica”, fruto del instinto
genesíaco; la “rosa clásica”, vínculo
de la unión entre los contrarios; y la
“rosa mística”, intuición quietista,
que busca el hombre en el secreto de su conciencia, en ella adquieren todas las esencias el estado de
“quietud” y en ella se quiebra la ilusión del tiempo y del espacio31.
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Consecuentemente, Los prisioneros
del espacio consta de tres actos32 y
siete cuadros33, escenificación plena de contenido simbólico. El primero hace referencia al pasado, el
segundo es el presente y el tercero
el futuro.
En el acto primero, aparentemente
muy convencional, la autora plantea las dificultades sociales con que
se encuentra Elisa a la hora de contraer matrimonio con Fernando, el
hombre al que ama, porque en esta
existencia el alma no logra el amor,
principio teosófico, ya que Clara,
una madre autoritaria, se lo impide.
En el cuadro primero, escenas quinta y sexta, se alcanza la máxima
tensión en una escena de “escritura
dirigida” por los espíritus: dos caballeros vestidos de gris le ponen a
Clara sus manos cerca de la cabeza, en actitud hipnotizadora y, más
tarde, el que está a su derecha, al
parecer el espíritu de su fenecido
marido, le obliga a que firme su
conformidad con el enlace.
En el cuadro primero del acto segundo, Agustina cita a Rubén Darío,
gran vate modernista, bajo el nombre de Rubio Doria, haciendo que
un par de autores en ciernes afirmen que escribe “con palabras poco
frecuentes”. Ambos discuten sobre
para quién se debe escribir y sobre
el éxito de determinados temas,
considerando inútil hacerlo sobre
filosofía. En una de sus peroratas
se incluyen expresiones que aluden
a la luz, cuyo contenido simbólico
ya sabemos que es notable34:
F a literatura
trágico final. En una de sus obras,
Las Leyes Secretas, relata cómo haciendo de hipnotizadora consiguió
dibujar el color de los espíritus y
sus formas. Al explicar su portada
nos dice:
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Escr.1º […] ¡El sol de Sevilla
es la lámpara maravillosa que ilumina al mundo! ¡Su luz, deslumbradora! […] Los que hemos visto
Sevilla, sabemos que el sol es el
que alumbra al mundo […]35.
Al igual que en Valle-Inclán, la idea
de la lámpara maravillosa está tomada de La Doctrina Secreta, de E.
P. Blatvasky, que aquí se introduce
a duras penas, ya que en otro contexto no tendría excesivo sentido
hablar del sol de Sevilla.
F a literatura
En el cuadro segundo, el protagonista invoca la protección de San
Fernando, su patrón y guía espiritual, aguardando angustiado que
se resuelva el parto de su mujer.
Mientras esto ocurre, reprocha a
su suegra el no haberle permitido
casarse con su hija durante algún
tiempo. A continuación reproducimos textualmente lo que la autora expone, porque es fundamental
para entender el trasfondo de la representación, el amor que la madre
de Elisa sintió por su actual yerno y
la forma en que el espíritu se sirvió
de ella como médium para obligarla
a firmar:
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[…] FERNANDO.- Luego hay
algo; algo que tengo derecho a conocer, que soy el interesado. Yo le
prometo guardar el secreto.
CLARA.- ¡Yo te amaba! Yo te
quería para mí. […] ¡Era viuda y
podía casarme contigo! ¡Cuando
dí el sí, no lo dí yo! ¡Cuando firmé, no firmé yo! […] ¡Me llevaron
la mano! ¡Un poder irresistible!
¡Hasta la mano me dolía de resistir! ¡Mas no pude! ¡Que horror!
¡Miré a mi alrededor y no vi a nadie! ¡Una voz extraña pidió el tintero y la pluma! ¡Miedo me da recordarlo! ¡Algún ser invisible […]
el padre de Elisa que era difunto
[…] yo no te sé decir! […] ¡Pero
te juro que me llevaron la mano!
¡Y quedé sobrecogida de terror!
¿Quién firmó? ¡No lo sé! Si es
verdad que los muertos vuelven
a nosotros, sin duda ninguna fue
el padre de Elisa36.
Tras el alumbramiento de “un varoncito” en la escena cuarta el administrador de la Casa confiesa a
su vez estar enamorado de Clara,
vaivenes que la autora utiliza para
dar una idea de la temporalidad de
lo que allí sucede.
En el acto tercero, Fernando, padece una grave enfermedad que le
afecta al cerebro, quedando ciego
y sordo37, y muere finalmente, en la
escena cuarta. Entonces su suegra
proclama como única esta reencarnación de su espíritu:
DOCTOR.- ¡He perdido un
buen amigo!
CLARA.- (Llorando) ¡Y yo, el
mejor de mis hijos! ¡Tan bueno
como este yerno, no nacerá otro
en el mundo! 38
Finalmente, en el cuadro tercero es
donde se expresa más abiertamente
la filosofía de toda la obra, al igual
que sucedía en Luces de Bohemia
con las escenas finales en el cementerio y en la casa de Max Estrella.
Aquí, Agustina puso por escrito su
concepto de la vida y de la muerte, haciendo que Fernando sea una
reencarnación de San Fernando39.
Tras la muerte y entierro, Fernando
que vuelve a hablar, ver y oír, se encuentra con él y le pide que le lleve
junto a Elisa, su mujer:
SAN FERN.- ¿Si estabas mudo
y ciego, no hablarías ni verías a tu
Paloma40 ni a tus hijos?
FERNANDO.- No les veía ni
les podía hablar, pero les escuchaba. Si conoces a mi Paloma y
a mis hijos […] ¡Yo te ruego que
me lleves con ellos!
SAN FERN.- Yo te llevaré.
FERNANDO.- ¿Tú los conoces? ¿Me conoces a mí?
SAN FERN.- Sí te conozco. ¿Y
tú no me reconoces por el metal
de la voz?
FERNANDO.- Quiero recordar. Mas no puedo conciliar las
ideas […].
Seguidamente se trasladan al cementerio, en donde el asombrado
Fernando contempla su propia tumba, y es invitado por el santo a que
lea la lápida, lo que le sirve para
exponer un compendio de los puntos más importantes de las teorías
teosóficas de su autora:
FERNANDO. (Leyendo). Aquí
descansan los restos de Fernando
Salas Zorrilla, que bajó al sepulcro
a los 38 años de edad. Su desconsolada esposa y sus hijos, levantaron este mausoleo en memoria suya. Año de… ¿Soy yo éste?
¿Descansan mis restos aquí?
SAN FERN.- ¡Tú eres ese!
¡Aquí descansan los despojos de
tu materia!
FERNANDO.- Luego ellos no
están locos. Yo los sentía llorar y
creía que estaban locos. […] Más
ahora os pregunto. ¿Cómo puede
ser esto? ¿Cómo estoy yo aquí y
estoy muerto?
SAN FERN.- ¿No has oído decir que el alma no muere? ¿No
creías en la inmortalidad del
alma?
FERNANDO.- Sí; pero de una
manera vaga.
SAN FERN:- Desde hoy eres
libre de la prisión de los cuerpos
groseros. Y perteneces al mundo
de los vivos, porque has muerto
y te reconoces. ¡Los muertos son
los que viven en la carne! ¡Ellos
son los prisioneros del espacio! Tú estás ya libre de la cárcel de la materia! ¡Acompáñame!
¡Crucemos el espacio infinito!
¡Ya verás como vuelas sin alas!
¡Atravesemos ese manto de estrellas! ¡Vamos, pues, al reino de
los justos!
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Enriqueta Barranco Castillo y Fernando Girón Irueste
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FERNANDO.- Yo me voy con
mi Paloma. La amo con más vehemencia. Yo me voy con mis hijos. Ahora los quiero más. ¡Sólo
me estorba el espacio que me separa de ellos!
SAN FERN.- Deja a esos desgraciados, que moran en su cuerpo y que llevan su cruz; encadenados a las necesidades y pasiones
de la carne; porque tienen el espíritu hundido en ella, como los
árboles tienen sus raíces metidas
en la tierra. Ellos son árboles que
hablan, cantan, gimen, ríen y lloran. Pero tú ya no tienes carne ni
huesos, estás libre de materia, y
perteneces al mundo de los espíritus. Perteneces a la vida que es
eterna, la del espíritu, la vida de
la materia es efímera41.
SAN FERN.- […] No hay espíritu que por sí solo se liberte,
necesita de un espíritu amigo que
le ayude. ¡Yo estoy obligado a ser
tu libertador! Mas antes tienes
que ser mi prisionero, pues tengo que educarte. ¡Yo te enseñaré a manejar la libertad, porque
nada hay más difícil de manejar,
ni en el cielo ni en la tierra, que el
libre albedrío! ¡Quiere el hombre
ser libre y cae en las redes que le
aprisionan; quiere el hombre elevarse, y se hunde! ¡Ahora, obedéceme! ¡Cuando yo te deje bien
instruido, serás libre! ¡Yo soy tu
protector y tu amigo!42
Para terminar, al manifestar el espíritu de Fernando su deseo de que
le acompañe eternamente el de su
mujer, el santo hace la declaración
final:
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Stella Wittenberg
SAN FERN.- La eternidad fue
hecha para un amor más puro.
Estaréis unidos hasta que hastiados del amor humano, ansiéis el
amor divino43.
El principio y fin de la existencia,
uno de las preguntas claves del
modernismo, es completado por
Agustina en otra de sus obras:
[…] venimos de un espacio
interplanetario; de un cielo; o de
un infierno; o simplemente de la
atmósfera de la tierra, de donde
no nos hemos separado a causa
del amor a unos seres, a los que
no podemos dejar, por el mucho
amor que nos ata a ellos. […] El
árbol genealógico, de nuestras
múltiples existencias, es denominado la higuera sagrada; que
tiene las ramas hacia arriba, y las
raíces hacia abajo; las ramas son
los deseos del espíritu de liberarse, y las raíces son los amores
de los seres queridos, que dejamos en la tierra, y por el deseo
de volver a poseerlos, y de vivir
con ellos, volvemos a reencarnar
y arrastramos con ellos vidas paralelas44.
Conclusiones
Agustina González utilizó la trama
dramática de Los prisioneros del espacio para tratar de exponer al gran
público sus convicciones teosóficas,
de igual forma que lo hiciera ValleInclán en Luces de Bohemia. Para
ello emplea un contexto similar,
en el que los personajes, actuando en el presente, en el pasado y
en el futuro, delimitan las fronteras entre el mundo de la materia y
el del espíritu. Al igual que Ramón
Mª. debió construirse un contenido
teórico previo, basado en lecturas
teosóficas, que le serviría para dotar de contenido a sus personajes,
que solo se mueven en dicha clave,
como hemos pretendido dejar expuesto.
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Luego se sucede un diálogo en el
que San Fernando le devuelve la
vista a Fernando y le presenta a
Elisa que está “dormida” y en la
escena cuarta el santo hace la siguiente proclama:
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También utiliza la trama para convenir en que la madre se convierta
en médium que cumple los deseos
del padre, quizá un trasunto de su
propia vida, en la que la ausencia
del padre, fallecido cuando ella
contaba trece años, pudo dejarle un
gran vacío. Así, “el padre muerto”
puede rectificar la actitud de una
“madre posesiva”.
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Al igual que las grandes teóricas del
movimiento teosófico, Blavatsky45 y
Besant, Agustina fue una escritora
feminista, no dudando, por ejemplo,
en atribuir una naturaleza femenina
a la tercera persona de la trinidad,
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el espíritu, como dejó patente en
Los prisioneros del espacio.
La dramaturgia femenina en España,
en la primera mitad del siglo XX,
fue una actividad excepcional, y
simplemente por ello pensamos que
Agustina González López debe pasar a formar parte de la Antología
dramática, hecho no logrado hasta
el momento. Como otras mujeres
de su tiempo, su condición femenina, el haber estrenado en la periferia y el recibir una crítica desfavorable por sus obras, motivó que
permaneciera ignorada durante casi
un siglo.
Para terminar, debemos recordar
que Agustina fue una escritora granadina tachada alegremente de loca
por sus coetáneos, cuando en realidad solo fue una mujer independiente. Iniciada en la teosofía, no
dudó en plasmar en su obra los contenidos de dicha doctrina, de igual
modo que Valle-Inclán en Luces de
Bohemia. Sin embargo, posiblemente por ignorancia en el tema, nadie en la Granada de entonces supo
ver la proyección teosófica de tanta importancia en el modernismo.
Creemos que ha llegado el momento de hacerlo.
Escena coreográfica de Silent Screen del Nederlads Dans Theater, donde “las mujeres adquieren gran relevancia y son el centro”.
9/11/10 16:57:36
Enriqueta Barranco Castillo y Fernando Girón Irueste
1 Ricardo Gullón. Direcciones del Modernismo. Madrid,
rioja.es/servlet/articulo?codigo=81741 (accedido el
08/05/2009).
31La teosofía en La lámpara maravillosa. Carlos Gómez
Amigó …
La visión del profesor Emilio Orozco fue esta: Hasta
32El número tres hace alusión a la trinidad, elemento
las candilejas llevó la Zapatera sus talentos estrenando
simbólico prioritario en todas las tradiciones religiosas,
2 Algunas de las aportaciones de la Blavatsky tienen
una obra teatral que con el pateo correspondiente de los
puesto que en TRES se reconstruye la unidad originaria
su origen en la obra del poeta y místico del siglo XIII,
definidores del bien y del mal, le propició aquella letrilla
del UNO, después de haber incorporado la complejidad
Muhammad Rumi. Ver: Erkan Türkmen. The essence
mordaz, del ácido profesor don Martín Scheroff, quien
terrestre del DOS. Unidad y dualidad se sintetizan en
of Rumi’s Masnevi. Including his life and works. 4ª ed.,
entre sus clases de Preceptiva Literaria y sus tertulias de
Konya (Turquía), 2002.
café, escribió aquellas estrofas crueles sobre la aventura
Alianza Editorial, 1990, pp. 13-14.
teatral de doña Agustina, que comenzaban así:
3 El interés por los temas teosóficos ha llegado hasta
la TRINIDAD. J. L. Abellán, op. cit., p. 121.
33Con respecto a la importancia del número SIETE es el
más representativo del mundo —siete días de la crea-
la actualidad, como puede verse en las recientes edi-
Zapatera a tus zapatos,
ción, siete los de la semana, siete brazos del cande-
ciones de obras de Blatvasky y Besant. Ver: Helena P.
Que dejaste en mala hora.
labro judío— Ibíd., p. 122. H. P. Blatvasky. op. cit. p.
Blatvasky. Isis sin velo. Clave de los misterios de la cien-
Mira que meterse a autora
168. […] según las tradiciones rabínica y gnóstica, Adam
cia y la teología antiguas y modernas. Vol. IV. Barcelona,
Ocasiona malos ratos...
fue el jefe de los Siete que cayeron del cielo, a quienes
Y malos ratos le proporcionó aquellos versitos de Don
relaciona con los Patriarcas, de conformidad con las en-
El simbolismo de las religiones del mundo y el proble-
Martín, de tan acerada pluma y lengua, cuando en el
señanzas esotéricas. Porque por mística permutación y
ma de la felicidad: comentarios a “La doctrina secreta”
Café Colón derramaba su hiel literaria ex cátedra entre
según el misterio de los renacimientos primaverales, los
de H. P. Blavatsky; edición y presentación de Esteban
sus amigos. Agradecemos a Manuel Orozco el haber-
Siete Rishis son idénticos a los Siete Prejapatis, padres y
Cortijo Parralejo, Barcelona, Seix Barral, 1997; Annie
nos proporcionado estas inéditas líneas escritas por su
creadores del género humano, y también a los Kumaras,
Besant. La evolución de la vida y de la forma. La anti-
padre.
los primeros hijos de Brama, que rehusaron procrear y
Edicomunicación. S.A., 1987; Rosso de Luna, Mario,
gua tradición de la Verdad Oculta. Barcelona: Editorial
17Patricia O’Connor, op. cit.
reproducir. Esta aparente contradicción se explica por la
Humanitas, S.L., 2001.
18Mercedes Ballesteros [Gaibrois]. Tienda de nieve. s.l.,
séptuple naturaleza de los hombres celestes o Dhyanes
4 Annie Besant. ¿Qué es la Teosofía? Rosario (República
Argentina), Centro Teosófico, 1953, p. 7.
5 Adriano del Valle, Antología, Madrid, Consejería de
s.i., s.a. [1932]. Ésta colaboraría en la revista satírica
La Codorniz, donde firmaba con el pseudónimo de La
Baronesa Alberta.
Choanes.
34H P. Blavatsky. Op cit. p. 195. La Doctrina Secreta nos
enseña que el Universo se reconstruye de manera si-
Educación y Cultura, [1995]. A este centro concurrió
19José Luís Abellán, El Ateneo de Madrid. Historia, Política,
guiente: al llegar el período regenerador, el movimien-
a dar una conferencia el poeta ultraísta Adriano del
Cultura, Teosofía. Ediciones La Librería, Madrid, 2006.
to perpetuo se convierte en Aliento, del que procede
Valle, y allí tuvo la oportunidad de conocer a Jorge Luis
20La teosofía en La lámpara maravillosa. Carlos Gómez
la Luz primordial en cuyas radiaciones se manifiesta
Amigó (I.E.S. Joan Maragall, Barcelona). Ver: http://
el Pensamiento eterno, oculto en tinieblas, que llega
www.elpasajero.com/TEOSOFIA.htm (accedido el
a expresarse en la Palabra o Mantra. De esta palabra
18/05/2009.
surge el Universo a la existencia. En sentido esotéri-
Borges y a su hermana Norah.
6 Mario Méndez Bejarano, Historia de la filosofía en
España hasta el siglo XX [1927]. Biblioteca Filosofía
en español, Oviedo 2000. Proyecto Filosofía en español. www.filosofia.org. © 2000 España Mario Méndez
21Alonso Zamora Vicente olvida reseñar estos términos
en el glosario de Luces de Bohemia.
co, Mantra es el Verbo hecho carne para manifestarse
objetivamente por medio de la magia divina.
Bejarano. Historia de la filosofía en España. Madrid
22Ricardo Gullón, op. cit., p. 22.
35Agustina González López, Los prisioneros… p. 22
[1927], pp. 534-542.
23Agustina fue procesada en 1936 por supuesta perte-
36Ídem, pp.26-27.
7 Annie Besant, Qué es la Teosofía…, pp. 12-13.
nencia a la masonería. Para los teóricos masones ac-
37La autora introduce en esta escena un elevado conte-
8 Agustina González López. Los prisioneros del espacio.
tuales, la reencarnación se relaciona con la evolución
nido simbólico, en el que de nuevo vemos su contenido
Drama en tres actos divididos en siete cuadros y en prosa.
del libre albedrío. El principio del Karma es aprendiza-
teosófico. Ver: Las Leyes Secretas, p. 42. El sigilo de los
Granada, Imprenta Editorial Urania, 1929.
je, y no es suficiente una sola vida física para saldar
iniciados. No es extraño que se atribuyan a Jesús muchas
9 Estamos casi convencidos de que en su muerte influye-
las deudas contraídas y acercarse o tratar de aproxi-
parábolas y sentencias, pues desde Orfeo… pasando por
ron factores sociales y personales más que razones po-
marse al Ser perfecto. Ver: http://masones.blogia.
Pitágoras, Confucio, Buda, Jesús, Apolonio de Tiana y
líticas. Enriqueta Barranco, Fernando Girón. Agustina
com/2006/062401-reencarnacion.php Annie Besant,
Amonio Saccas, ningún Maestro dejó nada escrito. Se
González López, escritora y política en la Granada de
en La evolución de la vida…, explica ampliamente esta
dice que incluso Jesús recomendó silencio a sus ini-
entreguerras. Andalucía en la Historia, nº 29, 2010 (en
idea cuando habla de las funciones de los dioses y la
ciados. Y reproduce un fragmento del Evangelio según
prensa).
evolución de la vida.
Marcos, IV, 11 y 12: A vosotros es dado saber el misterio
10Enriqueta Barranco, Fernando Girón. Agustina
24Ramón del Valle-Inclán. Luces de Bohemia. Esperpento.
del reino de Dios; más a los que están fuera todo se les
González, “La Zapatera” en la vida y obra de Federico
Edición Alonso Zamora Vicente. 32ª ed. Madrid, Espasa
trata con parábolas. Para que viendo, vean y no perciban;
García Lorca. Revista Entre Ríos. Revista de Arte y
Calpe, 1995, pp. 166 y 172. Las negritas son nues-
y oyendo, oigan y no entiendan; a menos que alguna vez
Letras, nº 10, 2009, pp. 24-32.
tras.
11Enriqueta Barranco, Fernando Girón. Alejandro Otero.
Granada, CajaGranada 2006.
12Patricia W. O’Connor, Dramaturgas españolas de hoy,
Madrid, Fundamentos, D.L., 1988.
13Virginia E. Wolf. Una habitación propia, Barcelona, Seix
Barral, 1997.
25Ian Gibson. Caballo azul de mi locura. Lorca y el mundo
gay. Editorial Planeta S.A., Barcelona, 2009.
se conviertan y les sean perdonados los pecados.
38Agustina González López, Los prisioneros… p. 32.
39En las Leyes Secretas Agustina escribió que los espíritus
26En realidad debe decir sesiones, pero esa era la deno-
que hacen bien en esta vida disponen de mucho tiem-
minación de la época. Así, a principios del siglo XX,
po para reencarnarse, por lo que no es de extrañar que
encontramos que los cines daban seciones de proyec-
se refiriera a San Fernando, un santo del siglo XIII para
ción de películas.
que se reencarne en un personaje “excepcionalmente
14Junto a la zapatería de Agustina González se encontra-
27Agustina González López. Las leyes secretas. Granada:
ba el Restaurante Fornos, en el que, siempre solitaria,
Editorial Artes Gráficas Granadinas, 1927.s.p. En las
40La mujer de Fernando es Elisa, pero la autora hace que
cenaba frente a las mesas en las que Federico, Gabriel
imágenes presentamos la portada y contraportada de
el protagonista la llame Paloma. Muy posiblemente y
Morcillo, Ruiz Carnero, Navarro Pardo, Paquito Soriano
este opúsculo.
en clave teosófica, se refiere a la tercera persona, el
bueno” del siglo XX.
Lapresa o Miguel Pizarro, componían la estampa literaria
H. P. Blatvasky La Doctrina Secreta, 3 vols., Vol. III, p. 489,
y bohemia de un “Café de Pombo” granadino. Allí, la
decía que los estudiantes estaban obligados a conocer
Zapatera, en una mesa del rincón, bajo los espejos ver-
el verdadero significado de los términos sánscritos em-
de amarillentos, alejada, escribía y desarrollaba su gran
pleados en Ocultismo, y que les era preciso aprender la
42Ídem, p. 38.
proyecto político universal. Comunicación personal de
simbología oculta… En la p. 495 dice: Los Elementales
43Ídem. p. 39.
Manuel Orozco.
son reflejos en la Luz astral. Todas las cosas de la tierra
44Agustina González López. Las Leyes Secretas, p. 51.
15Agustina González López. Justificación. Granada,
se reflejan en esta luz, gracias a la cual pueden obtenerse
Canto VII. ¿De dónde venimos y a dónde hemos de
editorial Artes Gráficas Granadinas, 1928, p. 19-20.
algunas veces fotografías mediumnícas producidas in-
Las tres imágenes que se acompañan han sido ce-
conscientemente, al paso que los Adeptos pueden produ-
didas por el Ministerio de Cultura. Biblioteca nacio-
cirlas conscientemente por el poder de Kriyâshakti.
nal. Departamento de Preservación y Conservación
28Archivo de La Real Chancillería de Granada. Proceso
de Fondos. Expediente: 969. Con respecto a lo que
de Responsabilidades Políticas de Agustina González
Agustina nos cuenta aclararemos que El Prometeo
López, comenzado a instruir tras su muerte. En la
Encadenado es un referente constante en la literatura
relación de las propiedades materiales incautadas a
teosófica. El poema Colón remite al escrito por Rubén
Agustina consta una fotograbadora, un caballete, útiles
Darío, el máximo representante del modernismo lite-
para pintar y gran número de cuadros, muy posible-
rario.
16El crítico fue Martín Scheroff Avi, profesor de Literatura
mente pintados por ella.
29H. P. Blatvasky, op. cit. p. 373.
y Preceptiva Literaria en el Colegio Corazón de Jesús
30Agustina González López, Las leyes secretas…, p. 18-
de Granada. Colaboró en La Granada Gráfica y en El
19. El tema de la reencarnación es una constante en
Noticiero Granadino. En estos medios, además de críti-
la obra de M. Blatvasky y Annie Besant: El espíritu no
ca teatral, escribió composiciones becquerianas y mo-
puede matar ni morir porque nunca tuvo principio ni
dernistas. Murió en 1925 (Ver: Jacinto Martín Martín.
fin, ni habiendo sido dejará jamás de ser y no muere
Las colaboraciones periodísticas de Martín Scheroff.
cuando muere el cuerpo, según el Bahagavad Gitá,
Boletín del Instituto de Estudios Almerienses, nº 6,
citado por Annie Besant, en ¿Qué es la Teosofía?… p.
1986, pp. 57-66. Consultado en: http://dialnet.uni-
10.
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paráclito, pero en clave femenina.
41Agustina González López, Los prisioneros… pp. 3536.
partir?
45Blavatsky, en Isis sin velo, p. 17, citando el apócrifo
Evangelio de los hebreos afirma que “Jesús reconocía
el aspecto femenino del Espíritu Santo en la expresión:
mi Madre, el santo Pneuma”.
F a literatura
Notas
9/11/10 16:57:36
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