Síntesis Temáticas II. Centro de Estudios de la Doctrina Social de la

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DIPLOMATURA EN
DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
CON ORIENTACIÓN EN LIDERAZGO PÚBLICO Y
ACOMPAÑAMIENTO DE PROCESOS COMUNITARIOS DE
APRENDIZAJE
Tema 6: Fundamentos y Fuentes DUB
Terma 7: DUB
Tema 8 Ciencias Económicas
Tema 9: Conducción
Tema 10: Subsidiariedad
Síntesis Temáticas
-II-
de lectura obligatoria en momentos de trabajo
autónomo
Tema 6
FUNDAMENTOS Y FUENTES DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA CON RELACIÓN
AL PRINCIPIO EL DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENES
I.
EL DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENES EN LA BIBLIA
Es importante por un instante leer el pasaje del Génesis (Gn 1,1-31) (Gn 2,1-25) a los
efectos de volver allí como real lugar de pertenencia, para descubrir o re-descubrir que toda la
creación por parte de Dios nos ha sido dada a las personas, a la comunidad humana, para que
la amemos, la estimulemos en su capacidad creativa respetándola, y valorizándola en “los
frutos de la tierra”. Todo cuanto Él creo, fue dado como un regalo, como una donación gratuita
de amor de Dios para y por el hombre, varón y mujer. Y es la creación ese espacio-habitat que
lo constituye con todos sus bienes, privilegiado para la realización de la vida vivida en relación.
En primer lugar una vida en relación con la creación en y con todos seres humanos, y en
segundo lugar una vida vivida en relación con toda la creación que se manifiesta en la
naturaleza. Es necesario gestionarla teniendo como horizonte que la Creación en cuanto
naturaleza “de” Dios y “en” Dios tuvo y tiene un único sentido: ser la “Casa” donde habita, se
relaciona, crece, se multiplica, se desarrolla integralmente la “familia humana” o sea la “familia
de los hijos de Dios”. ¿Y a quiénes incluye la familia humana podemos preguntarnos? La
respuesta es simple y clara: a todos. La Sagrada Escritura, sea en sus relatos en el Antiguo
Testamento, como en las expresiones de Jesús, revela que la vida de Dios es para todos.
De allí que se pueda afirmar que: “Dentro del plan de Dios, todos los bienes de la
tierra están destinados en primer lugar al decoroso sustento de todos los hombres”.1 En
toda la Biblia se encuentran textos que hablan específicamente del destino de los bienes
para todos, y condena la concentración de riquezas. La práctica de acumular es
condenada desde el inicio, en la historia del maná del desierto, que no debía ser
acumulado (Ex 16, 16-20). Los diez mandamientos también prohíben acumular (Dt 5,21).
Muchas otras leyes tenían ese mismo objetivo, como la ley del Año Sabático y la del Año
Jubilar (Lv 25 y Dt 15, 1-11), años en que todas las deudas eran perdonadas y los
endeudados eran liberados (Dt 24, 10-22). Ésta también fue la dirección en la que actuaron
los profetas. En sus libros encontramos palabras muy fuertes contra la concentración de
las riquezas, por ejemplo: Is 3, 14-15; 5,8; 10, 1-2; Jr 5,26-31; 22, 13-17; Ez 22, 27-29; 34,
1-5; Am 5,10-12; Miq 2, 1-3; 3,1-4; Hab 2, 5-14.
EL DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENES EN LA REVELACIÓN
LA CONCEPCIÓN DE BIENES EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
En el antiguo Israel, el centro de la vida de una persona era la casa, la familia, el clan.
Cuando en la Biblia se habla de comunidad, tenemos que pensar en esa familia ampliada,
viviendo del trabajo comunitario. Esa familia garantizaba que las personas tendrían acceso
1
Mater et Magistra n 119
a la tierra de cultivo, a la seguridad personal contra la violencia, al apoyo en los momentos
de enfermedad, al sustento en la vejez. La Casa era el vínculo principal con la tradición, la
sabiduría y la identidad del pueblo.
En el Antiguo Testamento encontramos repetidas veces la afirmación de que la tierra
es de Dios (Lev 25,23) y Él quiere que todos sus hijos disfruten de ella por igual. Por eso
no sólo exige un reparto inicial, equitativo, de la tierra, sino un redistribución periódica,
cada vez que llegue el año jubilar (Lev 25,8-17). Defender la Casa, la comunidad,
lo
Temaera
6 Pág.1
mismo que defender la Alianza con Dios. La Casa estaba siendo amenazada por el
sistema económico del Imperio Romano, ya que el imperio defendía la posesión individual
de la tierra, el latifundio, el trabajo esclavo y la comercialización de los productos de la
tierra, como también acumular riquezas. Esto era lo opuesto a la economía de los
israelitas, donde la tierra era propiedad colectiva y familiar; la tierra no podía ser
acumulada ni vendida, el trabajo esclavo estaba prohibido y a la comercialización de los
productos de la tierra se la consideraba prostitución (Lv 25,23-55; Os 1-3). El año jubilar
era la gran esperanza de los campesinos israelitas (Lv 25,8-17). Era el año en que todas
las deudas se perdonaban; los que habían sido obligados a esclavizarse por
endeudamiento, eran liberados; las tierras que habían sido vendidas debían volver a sus
antiguos dueños. El año de jubileo era, y continúa siendo, la propuesta de un recomienzo
para las familias y comunidades endeudadas2. En esta propuesta de rehacer las Casas
hay una invitación a volver a los orígenes, al proyecto original del pueblo de Dios.
LA MIRADA DE LUCAS DESDE EL NUEVO TESTAMENTO AL ANTIGUO TESTAMENTO
Un ejemplo puede ser el que nos ofrece el evangelista Lucas que inicia su relato
situando históricamente la actuación de Juan Bautista. En primer lugar, enumera los
gobernantes del imperio, para marcar que este tomó posesión de toda Palestina. Pero el
pueblo no permanece inmutable ante la ambición del imperio. Dentro de este contexto,
Juan Bautista surge como uno de los antiguos profetas. Anuncia una renovación total a
partir de un bautismo de arrepentimiento para el perdón de los pecados. Juan propone
que todos cambien de vida, de mentalidad, de horizonte. El pueblo debe tomar conciencia
que su manera de ver las cosas, influenciada por la propaganda del imperio y por la
religión del templo, estaba equivocada. Juan anuncia una manera nueva de relacionarse
con Dios y con los hermanos/as. Lucas cita un pasaje de Isaías (40,3). Juan es presentado
como una voz que clama en el desierto. El grito de Juan es, en realidad, una convocatoria
al pueblo, invitándolo a un nuevo éxodo: volver al desierto para salir de allí totalmente
purificado y reconciliado con Dios. Ante la predicación de Juan, el pueblo hace la pregunta
inevitable: “¿Qué debemos hacer?”. Juan enseña a compartir: “El que tenga dos túnicas,
dé una al que no tiene; y el que tenga qué comer, haga otro tanto”. El pueblo que va detrás
de Juan demuestra insatisfacción con el rumbo de la sociedad de la época, quiere cambios
profundos porque quiere vivir bien y en paz, con sus tierras, sus casas y sus familias.
Exige que el pueblo no busque refugio en privilegios engañadores, el único privilegio del
pueblo está en servir a Dios a través del servicio a los hermanos/as. Juan exige una
conversión personal y comunitaria. Enseña que el signo de una nueva relación con Dios
está en el compartir, haciendo esto, el pueblo podrá decir que Dios está presente en
aquella sociedad.
SEGUIRLO Y COMPARTIR: LAS PRIORIDADES DE JESÚS
2
Mesters, C., Orofino, Fco. Jesús y la economía, propuesta económica del Reino. Centro Bíblico Ecuménico. Buenos Aires
2004.
Ponemos la mirada en el Nuevo Testamento, en un pasaje cuyo protagonista es Jesús
y desde allí trataremos de comprender el uso típicamente cristiano de los bienes. Jesús, se
encuentra aparentemente con un hombre joven que le pregunta: “maestro bueno, tú debes
saber ¿Qué tendría que hacer yo para tener derecho a la vida eterna, así como si fuera
una herencia ya asegurada?”. Jesús, comenzó aclarándole: “¿qué pretendes llamándome
bueno? El único verdaderamente bueno es papá Dios, y a nadie hay que atribuirle lo que
es de Él. En cuanto a tu pregunta, me parece que sobra. Ya conoces como quiere Dios
que tratemos a los demás: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso
testimonio, no despojarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre. Eso es lo que Él quiere y
nos manda”. Jesús daba por supuesto que los mandamientos que se refieren a Dios eran
6 Pág.2
fundamentales, pero no perdía ocasión para dar relevancia a las obligacionesTema
para con
los
demás.
Volvamos al hombre aquel. Era un hombre bueno. Y no por vanagloriarse, sino porque
era verdad, le dijo: “desde muchacho he vivido cumpliendo todo eso”. En la respuesta se
veía que quería algo más, porque sino ahí hubiera terminado agradeciéndole a Jesús por
su respuesta. Y Jesús descubrió ese fondo bueno, descubrió que tenía capacidad de más
y, mirándolo con simpatía le gustó para que se les uniera en la tarea del reino. Y le dijo: “
Aún te falta una cosa. Todo cuanto tienes véndelo y repártelo entre los pobres, y tendrás
un tesoro en los cielos; luego ven y sígueme”. El hombre nunca se hubiera esperado algo
así. Y ante esas palabras se dio media vuelta y se retiró entristecido. Es que tenía muchas
riquezas…
Se comprobaba lo que había dicho Jesús: hay terrenos en los que la palabra de Dios
no puede dar fruto; uno de ellos es el corazón que se deja enredar en las riquezas. Y
Jesús, mirando a los que estaban a su alrededor, dijo a sus discípulos: “¡Qué difícil es que
los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios! ”. (La palabra que usó Jesús era muy
descriptiva: era algo así como: que mal hígado les hace a los ricos entrar al reino…).
Ahora los sorprendidos fueron los discípulos. Todo el mundo no sólo pensaba que la
riqueza era una bendición, sino que era una señal de predilección de Dios, que a los
buenos daba bienes aquí en la tierra, y a los malos, en cambio males. Por eso los pobres,
los huérfanos, las viudas eran menospreciados. Y ahora Jesús volvía a poner las cosas en
claro, diciendo que si a alguien le iba a costar entrar en el reino de Dios era precisamente
a los ricos… Jesús notó la sorpresa, y volvió a remarcar su afirmación: “… es más fácil
pasar por el ojo de una aguja una soga de esas que se usan para amarrar las barcas, que
el que un rico, siendo rico, entre en el reino de Dios”. Los discípulos no salían de su
asombro; la pregunta obvia era: “si ellos no, entonces ¿Quién se podrá salvar?” tenían
razón. Entrar al reino de los cielos y salvarse, aunque no eran exactamente lo mismo, eran
cosas que rebasaban la capacidad humana. Pero Jesús contestó sólo el asunto de la
entrada de los ricos al reino y dijo: “para los hombres definitivamente es algo imposible,
pero no para quien está de parte de Dios: porque para Dios todo es posible”.
Todavía no les quedaba nada claro. Pedro abordó a Jesús para aclarar la cuestión.
Todavía había quienes flaqueaban y, aquello no ayudaba al ánimo del grupo. Y le preguntó
directamente: “A ver Jesús, acláranos esto: tú ves que nosotros hemos dejado todo y te
hemos seguido; ¿Cuál es el futuro?, ¿Qué podemos esperar? Está bien eso del reino
futuro, está bien eso de que no seamos ambiciosos, pero… ¿y para ahora?” Jesús no
idealizaba la pobreza, el hambre, la enfermedad, como si fueran un bien; estaba claro que
era un mal y que había que luchar contra ellas; estaba al lado de los pobres, siendo uno de
ellos, contra la pobreza. El ideal del reino era la abundancia, pero para todos, no para unos
cuantos; la abundancia nacida del compartir, no la originada en la injusticia, la opresión, el
despojo de otros, la abundancia de la vida era lo único que hacia justicia a Dios, a su
nombre de Padre, y por esa causa se jugaba Jesús la vida. Entonces Jesús les respondió:
“les hablo con toda la verdad de que soy capaz: no hay nadie que haya dejado casa o
hermanos o hermanas, o padre o madre o hijos o campos por causa mía y de la buena
noticia del reino, que no reciba cien veces más ahora en el presente; en casas y hermanos
y hermanas, y madre e hijos con persecuciones y, en el tiempo venidero, la vida definitiva.
Y será realidad que los primeros ahora serán entonces los últimos y los últimos ahora,
serán los primeros entonces”.
MÁS ALLÁ DE LAS LIMOSNAS: COMPARTIENDO LO QUE NOS PERTENECE
Tema 6 Pág.3
El Evangelio de Lucas, dice sobre la presencia de personas muy ricas y muy pobres.
Ricos y pobres aparecen en los textos de las parábolas pero también, de modo indirecto
en el énfasis específico que Lucas da a la necesidad de dar limosna (Lc 3, 11; 5,11; 6,3038; 7,5; 11,41; 12,33-34; 14,13-14.33; 16,9; 18,22; 19,8; Hch 2, 44-45; 4, 32-35; 5,1-2;
9,36; 10,2.4.31). El ambiente de Lucas, era periferias de las grandes ciudades del imperio
greco-romano, donde se amontonaban millares de pobres: gente sin tierra, sin trabajo, sin
casa, sin ciudadanía. Era costumbre de los más ricos dar limosnas, ya sea para los que se
las pedían como para sus esclavos y empleados, o para sus clientes. Esta práctica
buscaba crear una red de dependencia, una limosna de ese tipo, sólo daba más prestigio y
poder a quien la practicaba y aumentaba la indigencia de quien la recibía. Práctica aun hoy
muy común, llamada clientelismo, caudillismo o apadrinamiento (Lc 22, 25). La limosna no
cambia la situación ni de quien pide, ni de quien la da. La sociedad continúa igual. La
propuesta de la comunidad del evangelista Lucas es muy diferente: se debe dar limosna
“sin esperar nada a cambio”. Las “limosnas” en las comunidades de Lucas tienen una
función liberadora. Buscan favorecer la distribución de la renta y disminuir la concentración
de las riquezas. Significa la integración de las personas más pobres en las comunidades
reunidas en torno a las casas. La “casa” en esa sociedad era centro de producción y de
consumo, ligada a la producción agrícola, a la producción artesanal (Hch 9,39; 18,3 y Rm
16,3-5), comercial (Hch 16,14-15) o varias de estas actividades. Las primeras
comunidades cristianas se formaron alrededor de estas casas (Hch 2,46; 5,42; 8,3; 12,12;
16,15; 18,7-8; Rm 16,3-5.10-11.23) Lucas quería comunidades en las que no hubiese
distinciones ni jerarquías entre ricos y pobres, señores y esclavos, griegos y judíos,
hombres y mujeres (Gal 3,28) y que entre ellos no hubiese quien pase necesidad. (Hch
2,42-47 y 4, 32-35).
POR DÓNDE COMENZÓ JESÚS
Jesús retoma la idea de compartir y la lleva a la plenitud de la comunidad cristiana.
Esto es lo que Jesús propone a los de su Casa. Jesús vuelve a su casa, a su clan, anuncia
a su aldea la Buena Nueva del Reino de Dios. Comienza por su propia casa, en su propia
comunidad. El principal gesto mesiánico de Jesús es abrir los ojos a los ciegos. La ceguera
es la que impide a las personas percibir la presencia de Dios en lo que estaba sucediendo
en Nazaret. Pero la reacción de sus parientes y amigos no es de las mejores. Se
escandalizan. No creen que Jesús, que vivió en medio de ellos por más de 30 años, esté
anunciando que el Reino de Dios está comenzando justamente allí, en Nazaret, una
pequeña población de la que nadie había oído hablar. No creen que, a los ojos de Dios, la
periferia sea, en realidad, el centro. Y lo que es el centro a los ojos del imperio y de la
religión oficial, en realidad, es periferia para Dios. Lucas nos deja un mensaje: quien busca
cambiar el mundo debe comenzar por su casa, por su calle, con sus parientes y vecinos.
Fue así como Jesús comenzó. En un ambiente conocido y, por eso mismo, difícil y
peligroso.
LOS PADRES DE LA IGLESIA Y EL DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENES
Los llamados “Padres de la Iglesia”: Basilio, Gregorio, Juan Crisóstomo, Hilario,
Ambrosio, Jerónimo, Agustín, entre otros, son como ya explicamos los santos pastores y
escritores eclesiásticos de los primeros siglos de la Iglesia. Unánimemente han enseñado,
reflejando el espíritu del Evangelio, que Dios ha destinado la tierra y todo lo que en ella se
contiene para uso de todos los hombres y de todos los pueblos, de modo que los bienes
creados deben llegar a todos según las reglas de la justicia, inseparable de la caridad3.
Para los Santos Padres, se traiciona el don de la creación cuando una minoría de los
hombres se apodera de los recursos de la tierra, ya que “lo que es de Dios es de todos”
(San Cipriano). “No somos dueños sino administradores frente a Dios de los bienes de
este mundo”, enseña por Ej. San Juan Crisóstomo.
San Basilio afirma, “la propiedad privada absoluta es un robo”. Según el mismo santo,
es ladrón no solamente aquel que arrebata los bienes a quien ya los tiene, sino también
aquel que no quiere compartir los bienes que tiene en abundancia con los que carecen de
ellos. Y continua afirmando: “Del hambriento es el pan que tú retienes, del que va desnudo
es el manto que tu guardas en tus armarios, del descalzo el calzado que en tu casa se
pudre”. Para los Padres de la Iglesia existe un verdadero “derecho del pobre” y lo superfluo
del rico se debe a los pobres como un estricto deber de la justicia.
La radicalidad con la que viven el Evangelio los Padres de la Iglesia los lleva a tener
expresiones de fuerte impacto hasta el día de hoy. La concepción de bienes, de
pertenencia de esos bienes, de propiedad-herencia y del destino universal de los mismos
es de enorme claridad y aguda actuación.
Dos expresiones de Juan Crisóstomo lo evidencian:
“Salimos de la Iglesia y vemos pobres que nos piden ayuda pero apuramos el paso
como si fueran estatuas sin alma. Nos espera en nuestra casa la mesa lista. ¿Pero cómo
tendremos el coraje de agradecer a Dios y de levantar las manos al cielo pidiendo perdón
por nuestros pecados? ¿No será que después de tanta inhumanidad, como respuesta a la
oración, nos llegue desde el cielo un rayo?” (San Juan Crisóstomo, 344-407)
“Cuando veas a un pobre, no le pases cerca apurado, ponte a reflexionar. Si tú
estuvieras en su lugar, ¿qué querrías que los demás hicieran por ti? Piensa que él es un
hombre como tú, con tu misma dignidad. Y, sin embargo, a él, que en nada es inferior a ti,
tú lo consideras a menudo menos que a tus propios perros, porque estos se sacian de pan
mientras que aquel se duerme sin haber comido” (San Juan Crisóstomo).
EL DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENES EN EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA
“Dentro del plan de Dios, todos los bienes de la tierra están destinados en primer lugar
al decoroso sustento de todos los hombres” (MM 119). Pablo VI advierte que la propiedad
privada no constituye para nadie un derecho incondicional y absoluto pues está
subordinado en primer lugar al derecho de todos los hombres de usar de los bienes de la
tierra. Aunque las primeras encíclicas sociales de los Papas sostuvieron el derecho natural
a la propiedad privada y algunos pensadores liberales han querido hacer de ellas sustento
para sus teorías (PP 22 - 23), toda propiedad privada tiene una hipoteca social. El tema fue
aclarado ampliamente por las enseñanzas de estos documentos, partiendo de la distinción
entre medios de consumo y medios de producción. Los medios de consumo son aquellos
más directamente necesarios para la vida (alimentación, vestido, vivienda, educación) y los
medios de producción son los que sirven para producir otros bienes (tierras, maquinarias,
fábricas, tecnología). La propiedad privada de los primeros es un derecho natural, absoluto
y permanente de todos los hombres. En situaciones extremas, incluso existe el derecho de
tomar de la riqueza ajena lo necesario para la subsistencia propia y de la familia, como
enseña el mismo Santo Tomás de Aquino.
El debate se plantea en relación con los medios de producción. Para algunos, la
propiedad privada de los medios de producción es un derecho sagrado y absoluto; para
3
Gaudium et Spes n 69
otros es la causa más grande de la explotación del hombre por el hombre y, por lo tanto,
debe ser abolida y colectivizada. Podemos y debemos preguntarnos: ¿Y para la Iglesia?
PROPIEDAD PRIVADA DE LOS MEDIOS DE PRODUCCIÓN.
La Iglesia defiende el derecho legítimo de todos, y por lo tanto también de los
Tema 6 Pág.5
trabajadores, a la propiedad privada de los medios de producción ya que son fruto del
mismo trabajo, y condena los abusos de la misma. La propiedad privada es necesaria
como expresión de la libertad del hombre, de su iniciativa y responsabilidad social, y como
elemento de seguridad para el porvenir. Pero dice Juan XXIII: “No basta afirmar que el
hombre tiene un derecho natural a la propiedad de los bienes, incluidos los de producción,
si al mismo tiempo no se procura con toda energía que se extienda a todas las clases el
ejercicio de este derecho” (MM 113). Frente a los abusos que pueden darse, y se dan, de
la propiedad privada de los medios de producción –y que afectan el bien común (latifundios
sin cultivar, especulación de la tierra, concentración excesiva de los bienes o de las
finanzas en las manos de unos pocos)-, hay que recordar que la propiedad privada de los
medios de producción no es un derecho absoluto y el Estado puede y debe intervenir.
Dice Pablo VI: “El bien común exige algunas veces la expropiación, si por el hecho de
su extensión, de su explotación deficiente o nula, de la miseria que de ella resulta a la
población, del daño considerable producido a los intereses de un país, algunas posesiones
sirven de obstáculo a la prosperidad colectiva” (PP24). “La propiedad privada es un
derecho de todos, pero no como fuente de privilegios o irritantes desigualdades sociales.
Los medios de producción nunca pueden ser poseídos contra el trabajo, porque el único
título legítimo para su posesión es que sirvan para el trabajo y, sirviendo al trabajo, hagan
posible el destino universal de los bienes y derecho a su uso común” (LE14).
FUNCIÓN SOCIAL DE LA PROPIEDAD
La “hipoteca social” que pesa sobre la propiedad privada no alcanza solo a los bienes
sobrantes (superfluos) sino que tiene que ver con el modo de gestionar y administrar los
bienes. La función social de la propiedad tiene que ver con el uso que el propietario hace
sus bienes. Ese uso no es neutral en sus efectos, ni indiferente para la sociedad. Retener
bienes sin hacerlos producir es perjudicar a quien necesita que ese capital sea empleado
da tal manera que él pueda trabajar. No se le pide al propietario que reparta su dinero sino
que lo haga producir beneficiando a los demás, creando por ejemplo nuevas fuentes o
puestos de trabajo. El hombre, al usar de los bienes, no debe tener las cosas materiales
que legítimamente posee como exclusivamente suyas, sino también como bienes
comunitarios: ¡que no le aprovechen a él solamente sino también a los demás! (GS 69).
También el Estado puede ser propietario de medios de producción (líneas aéreas,
ferrocarriles, telecomunicaciones, fábricas, etc.) cuando lo exigen motivos de manifiesta y
verdadera necesidad del bien común.
REFORMA AGRARIA
En el Antiguo Testamento encontramos repetidas veces la afirmación de que la tierra es
de Dios (Lev 25,23) y Él quiere que todos sus hijos disfruten de ella por igual. Por eso no
solo exige un reparto inicial, equitativo, de la tierra, sino un redistribución periódica, cada
vez que llegue el año jubilar (Lev 25,8-17). La función social de la propiedad de la tierra es
más importante que otros tipos de propiedades. La tierra es un bien insustituible. El Estado
debe tender a una distribución más justa de la propiedad del suelo, corregir los males del
latifundio y del minifundio (que no garantizan la subsistencia de millones de campesinos).
Se hace necesaria entonces la expropiación a través de las formas adecuadas de
indemnización y una reforma agraria que aumente la productividad de la tierra en beneficio
de todos. En América Latina ni siquiera el 10% de los hombres que trabajan en el campo
son propietarios de las tierras que cultivan. La pequeña propiedad rural es la base más
sólida para el desarrollo del campo. La integración de estas propiedades en cooperativas
agrícolas, desde donde también los campesinos pueden disponer de recursos legales para
defender sus derechos, representaría un logro importante, como enseña (MM 119-153). El
documento del Pontificio Consejo de Justicia y Paz, que lleva por título Para una mejor
distribución de la tierra (1997), ha vuelto a plantear el reto y la urgencia de una efectiva,
equitativa y eficiente reforma agraria, sobre todo en América Latina.
Pablo VI retomó esta enseñanza afirmando: “No hay ninguna razón para reservarse en
uso exclusivo lo que supera a la propia necesidad, cuando a los demás falta lo necesario”
(PP22). El derecho a vivir de todos está primero que el derecho a vivir muy bien de
algunos.
DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENES Y EL COMPENDIO DE LA DOCTRINA SOCIAL
DE LA IGLESIA
Presentamos a continuación en forma orgánica como presenta el origen y significado
del destino Universal de los Bienes el Compendio:
ORIGEN Y SIGNIFICADO
171 Entre las múltiples implicaciones del bien común, adquiere inmediato relieve el principio
universal de los bienes: “Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso de todos los
hombres y pueblos. En consecuencia, los bienes creados deben llegar a todos en forma equitativa
bajo la égida de la justicia y con la compañía de la caridad”.4 Este principio se basa en el hecho de
que “el origen primigenio de todo lo que es un bien es el acto mismo de Dios que ha creado al
mundo y al hombre, y que ha dado a este la tierra para que la domine con su trabajo y goce de sus
frutos (cf. Gn 1,28 – 29).
Dios ha dado la tierra a todo el género humano para que ella sustente a todos sus habitantes,
sin excluir a nadie ni privilegiar a ninguno. He ahí, pues, la raíz primera del destino universal de los
bienes de la tierra. Ésta por su misma fecundidad y capacidad de satisfacer las necesidades del
hombre, es el primer don de Dios para el sustento de la vida humana”. 5 La persona, en efecto, no
puede prescindir de los bienes materiales que responden a sus necesidades primarias y constituyen
las condiciones básicas para su existencia; estos bienes le son absolutamente indispensables para
alimentarse y crecer, para comunicarse, para asociarse y para poder conseguir las más altas
finalidades a que está llamada.6
172 El principio del destino universal de los bienes de la tierra está en la base del derecho
universal al uso de los bienes. Todo hombre debe tener la posibilidad de gozar del bienestar
necesario para su pleno desarrollo: el principio del uso común de los bienes, es el “primer principio
de todo el ordenamiento ético-social”7 y “principio peculiar de la doctrina social cristiana”. 8 Por esta
razón la Iglesia considera un deber precisar su naturaleza y sus características. Se trata ante todo
un derecho natural, inscrito en la naturaleza del hombre, y no sólo de un derecho positivo, ligado a
la contingencia histórica; además este derecho es “originario”. 9 Es inherente a la persona concreta,
a toda persona, y es prioritario respecto a cualquier intervención humana sobre los bienes, a
cualquier ordenamiento jurídico de los mismos, a cualquier sistema o método socioeconómico:
“todos los demás derechos, sean lo que sean, comprendidos en ellos los de propiedad y comercio
libre, a ello {destino universal de los bienes} están subordinados: no deben estorbar, antes al
4
Concilio Vaticano II, Const. Past. Gaudium et spes, 69: AAS 58 (1966) 1090.
Juan Pablo II. Carta enc. Centesimus annus, 31: AAS 83 (1991) 831.
6 Cf. Pio XII, radiomensaje por el 50º aniversario de la <<Rerum novarum>>: AAS 33 (1941)
7 Juan Pablo II. Carta enc. Laborem exercens, 19: AAS 73 (1981) 525
8 Juan Pablo II. Carta enc. Sollicitudo Rei socialis, 42: AAS 80 (1981) 573
9 Pio XII, radiomensaje por el 50º aniversario dela <<Rerum Novarum>> AAS 33 (1941) 199
5
contrario, facilitar su realización, y es un deber social grave y urgente hacerlos volver a su finalidad
primera”.10
173 El principio del destino universal de los bienes, según los diferentes contextos culturales y
sociales, implica una precisa definición de los modos, de los límites, de los objetos. Destino y uso
universal no significan que todo esté a disposición de cada uno o de todos, ni tampoco que la
misma cosa sirva o pertenezca a cada uno o a todos. Si bien es que todos los hombres nacen con
el derecho al uso de los bienes, no lo es menos que, para asegurar un ejercicio justo y ordenado,
son necesarias intervenciones normativas, fruto de acuerdos nacionales e internacionales, y un
ordenamiento jurídico que determine y especifique tal ejercicio.
174 El principio del destino universal de los bienes invita a cultivar una visión de la economía
inspirada en valores morales que permitan tener siempre presente el origen y la finalidad de tales
bienes, para así organizar un mundo justo y solidario, en el que la creación de la riqueza pueda
asumir una función positiva. La riqueza, efectivamente, presenta esta valía, en la multiplicidad de las
formas que pueden expresarla como resultado de un proceso productivo de elaboración técnicoTema 6 Pág.7
económica de los recursos disponibles, naturales y derivados; es un proceso que debe estar guiado
por la inventiva, por la capacidad de proyección, por el trabajo de los hombres, y deber ser
empleado como medio útil para promover el bienestar de los hombres y de los pueblos y para
impedir su exclusión y explotación.
175 El destino universal de los bienes comporta un esfuerzo común dirigido a obtener para cada
persona y para todos los pueblos las condiciones necesarias de un desarrollo integral, de manera
que todos puedan contribuir a la promoción de un mundo más humano, “donde cada uno pueda dar
y recibir, y donde el progreso de unos no sea obstáculo para el desarrollo de otros ni un pretexto
para su servidumbre”.11 Este principio corresponde al llamado que el Evangelio incesantemente
dirige a las personas y a las sociedades de todo tiempo, siempre expuestas a las tentaciones del
deseo de poseer, a las que el mismo Señor quiso someterse, (Cf. Mc 1, 12-13; Mt 4, 1-11; Lc 4, 113; ) para enseñarnos el modo de superarlos con gracia.
LA OPCIÓN PREFERENCIAL POR LOS POBRES DESDE EL DESTINO UNIVERSAL DE
LOS BIENES
Los textos que presentamos son del Compendio de la DSI, es necesario siempre
considerar que los textos del Magisterio responden a una época histórica y a un contexto
social, cultural, y político.
182 El principio del destino universal de los bienes exige que se vele con particular solicitud por
los pobres, por aquellos que se encuentran en situaciones de marginación y, en cualquier caso, por
las personas cuyas condiciones de vida les impiden un crecimiento adecuado. A este propósito se
debe reafirmar, con toda su fuerza, la opción preferencial por los pobres:12 “ésta es una opción o
una forma especial de la primacía en el ejercicio de la caridad cristiana, de la cual da testimonio
toda la tradición de la Iglesia. Se refiere a la vida de cada cristiano, en responsabilidades sociales y,
consiguientemente, a nuestro modo de vivir y a las decisiones que se pueden tomar
coherentemente sobre la propiedad y el uso de los bienes. Pero hoy, vista la dimensión mundial que
ha adquirido la cuestión social, este amor preferencial, con las decisiones que nos inspira, no puede
dejar de abarcar a las inmensas muchedumbres de hambrientos, mendigos, sin techo, sin cuidados
médicos y, sobre todo, sin esperanza de un futuro mejor”.13
183 La miseria humana es el signo evidente de debilidad del hombre y de su necesidad de
salvación.14 De ella se compadeció Cristo salvador, que se identificó con sus “hermanos más
pequeños”(Mt. 25, 40-45). “Jesucristo reconocerá a sus elegidos en lo que hayan hecho por los
10
Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio, 22: AAS 59 (1967) 268
Congregación para la doctrina de la fe. Instr. Libertatis conscientia, 90: AAS 79 (1987) 594
12 Cf. Juan Pablo II, Discurso a la III conferencia general del episcopado latinoamericano, Puebla (28 de enero de 1979),
I/8: AAS 71 (1979)194-195.
13 Juan Pablo II, carta enc. sollicitudo rei sociales, 42: AAS 80 (1988) 572-573; cf. Id., carta enc. Evangelium vitae, 32:
AAS 87 (1995) 436-437; id., carta ap. Tertio milenio adveniente, 51: AAS 87 (1995) 36; Id., carta ap. Novo milenio
ineunte, 49-50: AAS 93 (2001) 302- 303.
14 Cf. Catecismo de la Iglesia católica. 2448.
11
pobres. La buena nueva “anunciada a los pobres” (Mt. 11,5: Lc. 4, 18) es el signo de la presencia de
Cristo”.15
Jesús dice: “pobres tendréis siempre con vosotros, pero a mí no me tendréis siempre”(Mt. 26,
11; Cf. Mc 14, 3-9; Jn. 12, 1-8) no para contraponer al servicio de los pobres la atención dirigida a
él. El realismo cristiano, mientras por una parte aprecia los esfuerzos laudables que se realizan
para erradicar la pobreza, por otra parte pone en guardia frente a posiciones ideológicas y
mesianismos que alimentan la ilusión de que se pueda eliminar totalmente de este mundo el
problema de la pobreza. Esto sucederá no sólo a su regreso, cuando Él estará de nuevo con
nosotros para siempre. Mientras tanto, los pobres quedan confiados a nosotros y en base a esta
responsabilidad seremos juzgados al final. (cf. Mt 25, 31-46): “nuestro Señor nos advierte que
estaremos separados de Él si omitimos socorrer las necesidades graves de los pobres y de los
pequeños que son sus hermanos”.16
184 El amor de la Iglesia por los pobres se inspira en el Evangelio de las bienaventuranzas, en
la pobreza de Jesús y en su atención por los pobres. Este amor se refiere a la pobreza material y
Tema 6 Pág.8
también a las numerosas formas de pobreza cultural y religiosa.17 La iglesia “desde los orígenes,
ya
pesar de los fallos de muchos de sus miembros, no ha cesado de trabajar para aliviarlos,
defenderlos y liberarlos. Lo ha hecho mediante innumerables obras de beneficencia, que siempre y
en todo lugar continúan siendo indispensables”. 18 Inspirada en el precepto evangélico: “de gracia lo
recibisteis; dadlo de gracia” (Mt 10,8), la Iglesia enseña a socorrer al prójimo en sus múltiples
necesidades y prodiga en la comunidad humana innumerables obras de misericordia corporales y
espirituales: “entre estas obras, la limosna hecha a los pobres es uno de los principales testimonios
de la caridad fraterna; es también una práctica de justicia que agrada a Dios”, 19 aun cuando la
práctica de la caridad no se reduce a la limosna, sino que implica la atención a la dimensión social
y política del problema de la pobreza. Sobre esta relación entre caridad y justicia retorna
constantemente la enseñanza de la Iglesia: “cuando damos a los pobres las cosas indispensables
no les hacemos liberalidades personales, sino que les devolvemos lo que es suyo. Más que realizar
un acto de caridad, lo que hacemos es cumplir un deber de justicia”. 20 Los padres conciliares
recomiendan con fuerza que se cumpla este deber “para no dar como ayuda de caridad lo que ya
se debe por razón de justicia”. 21 El amor por los pobres es ciertamente “incompatible con el amor
desordenado de las riquezas o su uso egoísta”. 22 (cf. St 5, 1-6).
15
Catecismo de la Iglesia católica. 2443.
Catecismo de la Iglesia católica. 1033.
17 Cf. Catecismo de la Iglesia católica. 2444.
18 Catecismo de la Iglesia católica. 2448.
16
19
Catecismo de la Iglesia católica. 2448.
Catecismo de la Iglesia católica. 2447.
21 San Gregorio magno, regula pastoralis, 3, 21: PL 77-87: <<Nam cum quaelibet necessaria indigentibus ministramus, sua
illis reddimus, non nostra largimur; iustitiae potius debitum soluimus, quam misericordiae opera implemus
22 Concilio Vaticano II. Decr. Apostolicam actauositatem. 8: AAS 58 (1966) 845; cf. Catecismo de la iglesia católica,
2446.
20
Tema 7
EL DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENES: UNIVERSALIDAD DE LOS BIENES.
ORIGINARIOS Y DERIVADOS. EL CONOCIMIENTO Y EL PODER POLÍTICO COMO BIENES
DE DESTINACIÓN UNIVERSAL. EL CONCEPTO DE PROPIEDAD. FUNCIÓN SOCIAL.
Tema 6 Pág.9
EL DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENES
En el capitulo III “La vida económico-social del documento conciliar Gaudium et Spes,
en los puntos 69 a 73 encontramos los argumentos fundamentales de la DSI sobre el
Destino Universal de los bienes contestes con la tradición de la Iglesia, fundamentalmente
con la elaboración que sobre el tema habían hechos los Santos Padres.
CONCEPTO
Los bienes de la tierra y lo que ella contiene son para el:
Uso de todos los pueblos y por tanto de todos los hombres. “Los bienes de este
mundo están originariamente destinados a todos (S.R.S. 42)
Deben alcanzar para abastecer a todos
Deben ser administrados a favor de todos y no solo de algunos
Esto puede lograrse por medio de la equidad. Con justicia. Con caridad (G.S. 69 – Pio
XII, Radiomensaje de Pentecostés 1/6/41
“El origen primigenio de todo lo que es un bien es el acto mismo de Dios que ha creado
al mundo y el hombre y que ha dado a éste la tierra, para que la domine con su trabajo y
goce de sus frutos (Gen 1, 28/29) C.A. 31.
“Dios ha dado la tierra a todo el genero humano,... sin excluir a nadie ni privilegiar a
ninguno “- C:A: 31.
PECULIARIDAD
Es un principio peculiar de la DSI (SRS 42 Comp. 172). No se conocen otras doctrinas
ni religiosas ni políticas que hayan expresado tan radicalmente que los bienes son para
toda la familia humana
Constituye por lo tan un principio moral fundamental del orden económico
CENTRALIDAD
La centralidad del DUB deriva de:
El evangelio y el mayor bien que es la gracia, es para todos los hombres.
Se funda en la antropología cristiana (nuestro concepto del hombre): igualdad,
hermandad, ser único e irrepetible, imagen de Dios, cada hombre y todos los hombres sin
excepción ni discriminación.
Está vinculado a todos los principios de la DSI (dignidad de la persona, solidaridad,
participación, bien común)
Tema 7 Pág.1
CARACTERÍSTICAS
El destino universal de los bienes:
Es un derecho natural
Es un derecho originario
Es prioritario a cualquier sistema jurídico. Estos deberían estarle subordinados.
No significa que todo sea indiferenciadamente de todos sino promover un espíritu
que impulse un orden justo y solidario. La DSI ha propiciado siempre un concepto de
propiedad que abarque a todos y cada uno de los hombres y no una propiedad privada
concentrada en algunos. Y, aun en el primer caso, esa propiedad debe estar en función
social o sea al servicio de los demás.
Tampoco significa el reparto de todos los bienes en partes iguales como punto de
llegada.
Se trata de que todos puedan tener un mismo punto de partida (igualdad de
oportunidades) que dimana del principio de justicia y que luego, si como consecuencia de
distintos avatares históricos ese equilibrio se rompe, pueda ser restaurado no solo con la
justicia sino también con la caridad.
Está orientado a promover el desarrollo integral del hombre.
FUNDAMENTOS
Dios creo al hombre para la comunidad y la comunión
Dios es el creador de todos los bienes, por lo tanto todos los bienes son suyos.
Hizo comunes las cosas mas necesarias (aire, agua, sol...)
Somos criaturas, hijos y herederos del Creador
Fuimos creados a su imagen: de esa manera debe ser nuestro dominio; ser como El,
amor para los demás que comunico todos los bienes.
Jesús nos llamó sus amigos (los que tiene todo en común).
Somos entonces administradores de los bienes.
Amor = Solidaridad en la Nueva Alianza (mandamiento nuevo).
Comunión de destino con Cristo. Cuerpo místico.
CONCEPTO DE BIENES – ORIGINARIOS Y DERIVADOS
Cuando nos referimos a bienes el concepto es amplio.
No son solo los recursos naturales. Ni siquiera los que son fruto de la producción
primaria o extractiva. Lo son también los producidos en tanto el trabajo del hombre es
substancial para su existencia.
Tampoco podemos reducirlos a los bienes económicos.
Los bienes son todo aquello que el hombre necesita para su desarrollo. Para ser más
hombre. Más humano.
Incluye los bienes espirituales, culturales, religiosos, artísticos, la salud, etc .
En definitiva todos lo que es una necesidad, una carencia, una indigencia humana y en
el que todos los hombre somos comunes indigentes.
Dentro de los bienes economicos C.A. 32 se refiere a la propiedad de los que
son fruto del conocimiento, la técnica y el saber científico donde el hombre mismo
Tema
7 Pág.2
es cada vez más el recurso económico más importante. Si en otros tiempos
parecía
que los factores decisivos de la producción eran primero la tierra y luego el capital aunque
esto no era cierto porque no consideraba la necesaria participación del hombre, hoy es el
hombre el factor decisivo.
Los nuevos conocimientos científicos deben ponerse al servicio de las necesidades
primarias del hombre. Deben aumentar el patrimonio de la humanidad y no el patrimonio
de algunas multinacionales (patentes).
El concepto de DUB no es solo estructural sino también personal.
Se trata de todos nuestros talentos, capacidades que nos han sido dadas, los frutos de
los éxitos, nuestro tiempo libre.
GS 69 Insiste en el deber de la caridad directa. Ayudar a los pobres y no solo con lo
superfluo.
El que no da de comer al hambriento, lo mata.
CUALES SON LOS BIENES SUJETOS AL DUB
Una breve enumeración de bienes y carencias
La tierra y los recursos naturales
La casa habitación
La alimentación
Los servicios primarios (agua, salud, servicios sanitarios...)
La educación
Los ingresos
El trabajo
El ambiente
La información
La solidaridad y seguridad social y los derechos humanos, civiles y políticos
El conocimiento (la trasferencia de tecnología)
La tecnología y su uso ej: la informática
El poder como poder de decisión.
El derecho de las generaciones futuras.
EL DUB Y LA PROPIEDAD
Ninguna forma del derecho de propiedad (G.S. admite la diversidad) debe perder de
vista el DUB.
El origen del derecho de propiedad es el trabajo humano (C.A. 30-32)
La propiedad individual legítima no debe vivirse como exclusiva y excluyente. Siempre
debe aprovechar a los demás.El criterio de propiedad privada como derecho natural esta concebido como el derecho
de todos a tenerla. “Los bienes creados deben llegar a todos en forma equitativa “ G.S. 69.
Todos deberán poseer una parte suficiente de los bienes de la creación para sí y para su
familia. (C.A. 6) (G.S. 71). Tanto individuos como colectividades.
Juan XXIII en M.M. 113,114 manifiesta que “No basta afirmar que el hombre tiene un
derecho natural a la propiedad de los bienes, incluidos los de producción si, al mismo
tiempo, no se procura, con toda energía, que se extienda a todas las clases sociales el
Tema 7 Pág.3
ejercicio de este derecho”
G.S. 71 la caracteriza como extensión de la libertad del hombre. Contribuye a la
expresión y a la responsabilidad de la persona.
El derecho al uso de los bienes de la tierra que los hombres tienen lo satisface el
derecho de propiedad si es servicio a la vida. Si no, no es ni justa ni legitima
Incluye los bienes materiales como lo inmateriales GS 71
La propiedad no es un valor absoluto (C.A. 6). “No es un derecho absoluto”
C.A.30 Juan Pablo II afirma que el problema de la pobreza se da inclusive en aquellos
lugares en que más se defiende el derecho de propiedad.
El trabajo es el origen de la propiedad (C.A. 31) “La tierra no da sus frutos...sin el
trabajo” “” mediante el trabajo, usando la inteligencia y la libertad logra dominar la tierra y
hacer de ella su digna morada...” (Comp. DSI)
Cada vez más el trabajo es mas importante “en cuanto
riquezas materiales en inmateriales...”
factor productivo de las
EN CONSECUENCIA LA PROPIEDAD:
Es subordinada al DUB
Es un medio y no un fin en si mismo . .
Es un derecho secundario al servicio de un derecho primario superior que es el
DUB. La Encíclica PP 23 preveía como debía resolverse en caso de conflicto de intereses
derivando la solución en la autoridad pública, y las comunidades.
También el derecho al libre comercio esta subordinado al DUB (PP 22)
La propiedad está limitada. Somos administradores de bienes destinados para un
beneficio común.
La virtud cristiana exige una comunicación de lo que se posee
Es licito conservar lo necesario pero se debe compartir lo superfluo.
El dominio que el hombre ejerce sobre las cosas le viene de Dios. El no es dueño
absoluto ni de su propia vida, de ahí que su señoría nunca será de amo absoluto, sino de
administrador que debe rendir cuenta.
La propiedad privada importa una función social (M.M. y Juan PabloII en Puebla) “Es
un deber social grave y urgente hacer que los bienes vuelvan a su finalidad primera
“P.P.22. “La propiedad privada por su misma naturaleza, tiene también una índole social
cuyo fundamento reside en el destino común de los bienes” C:A: 30.
LA PROPIEDAD Y EL ESTADO DE NECESIDAD
G.S. 69: El que se encuentra en extrema necesidad tiene el derecho a procurarse lo
necesario tomándolo de las riquezas de otros.
El que no da de comer al hambriento: lo mata.
Recuerda que este es tanto un derecho para las personas como para las pueblos que
necesitan desarrollarse.
LA ECONOMÍA
Tema 7 Pág. 4
G.S. 70 Las inversiones tendrán que asegurar el trabajo productivo y beneficios para la
población actual y futura.
En las relaciones económicas internacionales se deberá contemplar:
Las necesidades de los países menos avanzados
Que los prestamos no perjudiquen al que los da ni al que lo toma
Cuidar que los países más pobres no terminen pagando injustamente los daños de una
desvalorización monetaria.
PROPUESTA DEL CONCILIO
Crear redes de instituciones sociales de previsión y seguro
Reforzar los subsidios laborales y sociales principalmente los que tienen por fin la
educación y la cultura
Advierte contra los peligros del estado de bienestar
Condena el uso desmedido del derecho de propiedad: El latifundio
Propone una reforma agraria
Acepta la expropiación por causa de utilidad pública
Insta a los cristianos a luchar por una mayor justicia y caridad para el bienestar de la
humanidad y vincula esta tarea a la salvación del mundo
Les pide que procuren destacarse en: testimonio, capacitación y experiencia, lealtad a
Cristo y su evangelio en clave de bienaventuranzas.
Tema 7 Pág. 5
Tema 8
APORTES DE LAS CIENCIAS ECONÓMICAS: DESCRIPCIÓN DEL FUNCIONAMIENTO DEL
SISTEMA ECONÓMICO. LAS DISTINTAS DOCTRINAS ECONÓMICAS. LO ECONÓMICO Y LO
SOCIAL. LA PRODUCCIÓN Y EL TRABAJO. EL DESEMPLEO Y OTROS INDICADORES
SOCIALES. PARADIGMAS ECONÓMICOS Y SU RELACIÓN CON EL DUB
EL PROBLEMA ECONÓMICO. PERSPECTIVAS TEÓRICAS.
El objeto de este texto es poner a su alcance las líneas principales que, a nuestro
entender, sintetizan la visión e interpretación que desde cada perspectiva teórica se hace
de la vida y la actividad económica de una sociedad. No se detiene en los particulares de
cada perspectiva ni en los debates específicos que son habituales en los textos de historia
del pensamiento económico; y tampoco pretende ser una enumeración exhaustiva de los
distintos aportes de cada una de las mismas23.
INTRODUCCIÓN.
Las distintas teorías económicas se desarrollaron como respuestas a inquietudes e
interrogantes surgidos en el ámbito de la política, el nacimiento mismo de la ciencia
económica no responde a una necesidad filosófica de conocer, sino a la necesidad de
encontrar respuestas válidas en el campo de la política económica. En consecuencia toda
teoría económica puede ser vista desde múltiples aspectos, y la cercanía o diferencias
entre las escuelas dependen del punto de vista que se adopte.
LA ESCUELA CLÁSICA. EL NACIMIENTO DE LA ECONOMÍA.
¿Cómo hacer rico al reino? ¿Cuál es la causa de la riqueza de una nación?
Éstas eran esencialmente las preguntas que comienzan ha realizarse funcionarios y
cortesanos durante el s. XVII.
La primera respuesta ensayada es que la riqueza de un reino, al igual que la riqueza
privada, está dada por la cantidad de oro y plata que hay en las arcas reales. La segunda
respuesta afirmaba que la riqueza de una nación era generada por la actividad agrícola y
luego se distribuía al resto de la sociedad a través de la circulación. La historia demuestra
que estas respuestas eran erradas a través del fracaso de las políticas que inspiraron.
Adam Smith (1723-1790) a quien se reconoce como fundador de la ciencia económica
y de la Escuela Clásica, propone que la causa de la riqueza de una nación es el trabajo de
su población. No se trata de la capacidad de acumular oro y plata, ni de la fertilidad del
suelo y el trabajo agrícola, sino de la cantidad de personas de la población total que
trabajan y de la productividad de su trabajo. Ésta podría considerarse la respuesta
fundacional de la economía como ciencia.
23
En este texto se usa el término escuela para aquellas perspectivas que son resultado del trabajo e interacción
de muchos autores. En cambio, tanto Karl Marx como Jhon M. Keynes son los fundadores y principal
exponentes de las visiones marxista y keynesiana. Sin que esto signifique desmedro alguno para la teoría
marxista y para la teoría keynesiana.
Tema 8 Pág.1
La Escuela Clásica (177624 y 1870 aproximadamente).
La visión de la Escuela Clásica se funda en la Teoría Objetiva del Valor, o “Teoría
del Valor-Trabajo”. Ésta teoría afirma que el verdadero valor de los bienes está dado por
el trabajo que lleva producirlos.
La Escuela Clásica tiene un concepto clasista de la sociedad. Sus reflexiones
económicas parten de la existencia de tres clases sociales: asalariados, capitalistas y
terratenientes. Esta división resulta coherente con la teoría del Valor-Trabajo; y era una
representación de la sociedad en que vivieron estos autores (primera y la segunda
revolución industrial).
La “libre concurrencia” es el elemento que explica el comportamiento del sistema.
Los autores de la Escuela Clásica en general adhieren al liberalismo filosófico y político,
creen en la existencia de un “orden natural” que resulta el más ventajoso para todos, pues
está previsto por la naturaleza. Desde este punto de vista cobra importancia una metáfora
elaborada por Adam Smith: “cada uno siguiendo su propio interés es guiado como por una
mano invisible al interés general”.
Desde la teoría y la práctica política los autores de esta escuela se dedicaron a
combatir todas las formas de monopolio económico, regulaciones y privilegios que
perjudicaran la libre concurrencia. Esa metáfora, y su posterior uso generalizado, revelan
de algún modo la búsqueda de respuestas sobre la coincidencia entre el interés privado y
el interés social, vale decir entre la realización personal y el bien común, que no deberían
ser contradictorios. Sin embargo, no es la libre concurrencia, sino la fraternidadreciprocidad vividas la clave de esa coincidencia
LA VISIÓN MARXISTA.
¿Si el trabajo es la causa del valor, porqué los trabajadores (que aportan el trabajo)
llevan la peor parte? ¿Cómo se explica la pobreza y la miseria de millones de
trabajadores?
Ésta visión es fundamentalmente fruto del trabajo de Karl Marx (1818-1883), quien
desarrolla un pensamiento que va más allá del modesto campo de la economía, pero aquí
sólo se expondrán los aspectos económicos. En el plano teórico, frente a la idea de un
sistema que fluctúa y permanece, consecuencia del orden natural, opone -partiendo de
una postura filosófica diferente- la idea de un sistema que cambia y se transforma
permanentemente.
Marx reconoce como sus maestros a varios autores clásicos, especialmente a David
Ricardo. Toma de la escuela clásica la Teoría del Valor-Trabajo y la perfecciona.
Sostiene que el valor de un bien es la cantidad de trabajo socialmente necesario para su
producción.
También plantea una visión clasista de la sociedad. Pero plantea sólo dos clases
sociales: la “burguesía” y el “proletariado” que tienen una relación antagónica entre ellas
(éste antagonismo es parte de la dinámica de transformación de la sociedad). Éstas clases
se diferencian por la propiedad del capital.
En cuanto al comportamiento del sistema, la clave de interpretación son los procesos
de acumulación del capital, típicos del sistema capitalista25. Ve al capitalismo como un
sistema de producción de riqueza basado en la explotación de la fuerza del trabajo por el
Año de la publicación de “Una Investigación acerca de la Naturaleza y las causas de la Riqueza de las
Naciones” de A. Smith.
25
La competencia es considerada como la manera de regular conductas y transmitir marcos de
comportamiento.
24
Tema 8 Pág.2
capital26. Y es en la producción donde se produce la explotación del trabajador pues la
ganancia se origina en la diferencia entre el valor generado por el trabajo y el salario
efectivamente pagado al trabajador.
En el terreno político, el Estado es visto como un instrumento de dominación en
manos de la clase dominante. La transformación del sistema será consecuencia del
devenir histórico (marcado por la lucha de clases). La clave del cambio es la
transformación del sistema de propiedad que, como mínimo, debería excluir la posibilidad
de propiedad privada de los medios de producción.
La Escuela Neoclásica. La ortodoxia económica. (1870 y 1930 aproximadamente).
¿Porqué los precios? Parece ser la pregunta que asume esta Escuela. En la teoría
marxista de la explotación del hombre, la diferencia entre el valor aportado por el trabajo y
el salario (que es un precio) pagado por el mismo demostraban tal explotación y
explicaban la pobreza material de los trabajadores. Ésta escuela elimina la divergencia
precio-valor, eliminando el concepto de valor diferente del precio.
Esta escuela comparte con la escuela Clásica la postura filosófica del liberalismo
económico, la aversión a la intervención del Estado en la esfera económica y el acento en
las libertades individuales. Pero su visión del fenómeno económico es marcadamente
diferente.
La visión de la escuela Marginalista se basa en la Teoría Subjetiva del Valor, el valor
de los bienes no está dado por el trabajo que objetivamente lleva producirlos sino por la
valoración que de él hace el consumidor en función de la utilidad que le reportan y la
escasez del bien. De este modo ocupan el centro de la escena las necesidades del
hombre, lo cual, para nosotros, sería una precondición de la fraternidad vivida a través de
la economía.
Es en el mercado dónde las valoraciones subjetivas se transforman en valores
objetivos. Para la escuela neoclásica el mercado es el lugar donde se determina el único
valor de los bienes, resultando así una institución clave para la vida económica.
Otra consecuencia teórica de igual importancia de la teoría subjetiva del valor es que el
consumidor sólo valora directamente los bienes de consumo, pero ¿Cómo se valoran el
resto de los bienes? El valor de éstos últimos será una consecuencia del valor de los
bienes de consumo. El trabajo, es un factor productivo más, y tendrá valor (será retribuido)
de acuerdo a los bienes que ayude a producir.
El esquema clasista de sociedad de la escuela clásica es abandonado por un concepto
de sociedad homogénea. El modelo de conducta elegido por ésta escuela es el “homo
oeconomicus”, su característica es la racionalidad económica: desde una óptica
individualista siempre elige la mejor opción entre las que le permite su circunstancia
(técnicamente la opción óptima). No hay diferencias esenciales entre las conductas de un
trabajador, un empresario, un consumidor o un financista, no hay distintas clases sociales
sino diferentes roles que cada agente puede interpretar.
Para la escuela neoclásica es el sistema de precios el que organiza la vida
económica, los precios son señales que guían la asignación de recursos siempre escasos
a los fines preferidos entre los ilimitados fines posibles. Para ésta escuela el “orden
natural” es el mercado que, a través del sistema de precios, hace confluir los intereses
particulares en el interés general.
De esta visión se derivan verdaderos presupuestos éticos de política económica que,
en el discurso aparecen como consecuencias técnicas pero son juicios de valor, como por
ejemplo: “no interferir el mecanismo de mercado” o “no distorsionar precios”.
26
Brukún y Spagnolo pp. 113.
Tema 8 Pág. 3
LA VISIÓN KEYNESIANA (1930-1970).
¿Por qué la Recesión y la Depresión?
La recesión generalizada de 1930 exige de los Gobiernos nuevas respuestas. En
especial Roosvelt, Presidente de los E.U.A. establece precios mínimos, da empleo y no se
preocupa que ello implique un desequilibrio en las finanzas del Gobierno. Sufre la
oposición de quienes insistían en que el sistema se autorregularía, En este contexto
Keynes publica “Teoría General de la ocupación, el interés y el dinero”. Keynes sostiene
enfáticamente que el problema del desempleo y la necesidad de la gente deben ser
resueltos en el corto plazo. En este sentido puede percibirse, en consonancia con la
fraternidad, que el Gobierno tiene un deber prioritario hacia los más necesitados.
Keynes es el fundador de lo que hoy se conoce como Macroeconomía: el análisis de
los grandes agregados de la economía nacional27 y de las políticas que los influyen. La
atención no está puesta en los precios, la asignación de recursos y la remuneración de los
factores productivos sino en la determinación del nivel de actividad de la economía y del
nivel de empleo.
No se ocupa de la teoría del valor, pero deja la determinación de los precios relativos a
la “microeconomía”, que es la síntesis académica de la escuela neoclásica. Podría decirse
que acepta la teoría subjetiva del valor.
Relativo al concepto de sociedad sucede algo parecido. La diferencia con la Escuela
Neoclásica es la aparición del Estado como otro agente económico con capacidades
especiales y objetivos políticos como el pleno empleo y la estabilidad de precios.
Para Keynes. El sistema de mercado no funciona como dice la Escuela Neoclásica. La
concepción keynesiana original es secuencial: la demanda agregada (consumo privado,
más exportaciones, más inversión, mas Gasto Público) es la locomotora que tira del tren
de la economía28.
Lograr que el tren de la economía vuelva a tomar velocidad o evitar que el tren se
desacelere son los objetivos que se persiguen cuando se analizan los distintos
instrumentos de política económica La mayoría de los instrumentos de política económica
que tienen a su disposición los Gobiernos actualmente son fruto de ésta visión.
DEBATE ACTUAL.
Crisis del pensamiento keynesiano. Durante las décadas de 1970 y 1980 aparecen
fuertes cuestionamientos al papel del Gobierno en la economía. A partir de la elevada
inflación internacional con desempleo (fenómeno desconocido para la teoría), se
cuestionan tanto la efectividad de la política monetaria como los déficit públicos
consecuencia de las políticas fiscales. Por otro lado la globalización financiera y de ciertas
actividades productivas limitan la capacidad de los Gobiernos nacionales para influir en sus
propias economías.
Neoliberalismo. El resultado será la aparición de lo que en el campo social se
denomina “neoliberalismo” y que en el campo teórico no es otra cosa que el resurgimiento
del pensamiento neoclásico como marco dominante.
27
(Consumo, Inversión, Exportaciones, Importaciones, Gasto Público, etc.)
Ejemplo muy sencillo: La demanda de consumo determina el nivel de ventas de las empresas. A partir del
nivel de ventas, los empresarios deciden el nivel de Inversión y de empleo. El nivel de empleo determina el
nivel de consumo futuro, generándose un círculo virtuoso (si aumenta el consumo) o vicioso (si disminuye).
28
Tema 8 Pág. 4
A nivel teórico, cuestiona la unidad del Estado como agente económico, planteando
que en el Estado existe una pluralidad de agentes con intereses contrapuestos de modo
que los objetivos políticos no pueden identificarse con el bien común o el interés general.
Además, se incorporan las expectativas al concepto de “homo oeconomicus” de una forma
que resulta en la imposibilidad teórica de realizar políticas económicas eficaces.
Llegándose hasta el extremo de plantear que las fluctuaciones económicas y el
desempleo consecuente son racionales y no desviaciones que deben ser corregidas.
Sin embargo, el debate está abierto y es intenso, no hay consenso en cuanto a
medidas concretas pero el marco común es el neoclásico.
Latinoamérica: Estructuralismo y W.C.(Washington Consensus). Bajo la idea de que
los pueblos a través de sus Gobiernos podían ejecutar políticas con el objetivo de
desarrollarse, nace en América Latina el “estructuralismo latinoamericano” (1950-1975)
que enfatiza en resolver las dificultades “estructurales”29 de las economías para lograr el
desarrollo. Estas experiencias de desarrollo tienen relativo éxito pero son interrumpidas por
los gobiernos militares de la década de 1970.
Desde este enfoque puede verse claramente la necesidad de la fraternidad a nivel
internacional, para lograr un desarrollo equilibrado en las naciones del mundo.
Luego de la caída del muro de Berlín (1989) el Banco Mundial y el FMI con apoyo del
Grupo de los Ocho elaboran un conjunto de medidas uniformes para los países
subdesarrollados (conocidas como el W.C., Washington Consensus). Estas medias retiran
al Estado del ámbito económico incluso del control de las relaciones económicas con el
exterior, y limitan el Gasto Público.
Los resultados desastrosos para los países en desarrollo de estas políticas, sobre todo
en materia de distribución del ingreso, desempleo, pobreza e indigencia, reavivan la
búsqueda de alternativas al pensamiento dominante. Premios Nóbel como Amartya Sen y
Joseph Stiglitz plantean no sólo los límites del sistema sino también la necesidad de un
cambio global. En la práctica surgen nuevas articulaciones en el campo de la economía
social (mutuales, cooperativas, organizaciones sin fines de lucro y pymes o la Economía
de Comunión) y también nuevas propuestas.
REFLEXIONES FINALES.
En la actualidad la riqueza de una nación se mide por el valor generado por su
actividad económica. Indicadores como el Producto Bruto Interno o el Ingreso Nacional se
construyen a partir de la respuesta hallada por la Escuela Clásica: el trabajo del hombre es
la realidad fundante de la economía.
Sin embargo, la Teoría del Valor-Trabajo presentó algunas dificultades que ésta
escuela no pudo resolver30, y es reemplazada por la Teoría Subjetiva del Valor.
Hoy el pensamiento neoclásico no es sólo una teoría económica sino un modo de ver,
de interpretar la realidad. Este pensamiento ha mostrado una gran capacidad de asimilar
otros pensamientos reinterpretándolos desde su visión particular. Así por ejemplo, de A.
Smith no rescata la respuesta arriba citada sino la metáfora de “la mano invisible” como
exaltación del egoísmo como motor del progreso para sustentar el “homo oeconomicus”.
De Keynes no rescata la preeminencia de unos mercados sobre otros, sino su propuesta
de incluir expectativas en el análisis económico.
29
P.ej.: falta de insumos estratégicos, pérdida del poder de compra de las exportaciones tradicionales, mala
distribución del ingreso.
30
Explicar satisfactoriamente las diferencias persistentes entre valor de uso y valor de cambio. Tampoco
logran resolver las dificultades de la puesta en práctica de ésta teoría 30
Tema 8 Pág. 5
Sin embargo, esta visión presenta serios límites a la hora de afrontar temas como el
desempleo y la pobreza. Desde la Teoría Subjetiva del valor el trabajo desempleado no
tiene valor. La incidencia en el mercado de las preferencias y necesidades de los más
pobres es ínfima pues la influencia de cada individuo es proporcional a su ingreso. En su
defensa el pensamiento neoclásico arguye la neutralidad científica, una ciencia debe
describir y analizar los hechos, más allá de las valoraciones éticas.
Pero si el desempleo y la pobreza son temas a resolver, entonces son necesarias
nuevas respuestas no sólo en el campo de las políticas aplicadas sino también en el
campo teórico.
BIBLIOGRAFÍA SOBRE EL TEMA.
Galbraith, John Keneth, "Historia de la Economía". Ariel, Buenos Aires 1994. 2a
reimpresión de "Economics in Perspective, A critical History, 1987.
Screpanti, Ernesto y Stéfano Zamagni “Panorama de historia del pensamiento económico.
Ariel Economía.
Fernández López, Manuel “Historia del pensamiento económico”. A-z editora. Bs.As. 1998.
Furtado, Celso “La Fantasía Organizada”, EUDEBA, Bs.As. 1998.
Zalduendo, Eduardo “Breve historia del pensamiento económico. Ediciones Macchi.
Burkún, Mario y Alberto Spagnolo “Nociones de Economía Política”. Zavalía Editor. Bs.As.
1988.
Soule, George. “Ideas de los grandes economistas. Desde la economía clásica y liberal
hasta Keynes”, Tercera Edición. Cía General Fabril Editora SA. Bs.As. 1982
Autores varios, “Crítica a la Ciencia Económica”. Ediciones Periferia SRL. Bs.As. 1974.
Fernández Pol, Jorge E. “Economía Teórica. Temas para Reflexionar”, Segunda Edición.
Librería Editorial Tésis. Bs.As. 1983.
Vázquez Presedo, Vicente “Economía, Ciencia e Ideología”. Librería Editorial Tésis. Bs.As.
1984.
OTRA BIBLIOGRAFÍA SUGERIDA:
González, Norberto, Roberto Tomasini y Pablo Ala Rue, “Introducción al Estudio del
Ingreso Nacional” 5ª edición, EUDEBA. Buenos Aires, 2000.
Barros de Castro, Antonio y Lessa Carlos Francisco, “Introducción a la Economía. Un
enfoque estructuralista”. 39ª edición. Siglo XXI, Buenos Aires, 1982.
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Tema 9
LA CONDUCCIÓN. COMO ARTE, COMO CIENCIA, COMO TÉCNICA. FUNCIONES DE LA
CONDUCCIÓN. EL CONDUCTOR. TIPOS DE LIDERAZGO: CONDUCTOR, CAUDILLO,
GERENTE. SUS VALORES. CAPACIDADES DEL CONDUCTOR: LA ACCIÓN, LA
CREATIVIDAD, LA ORGANIZACIÓN. LA FORMACIÓN DEL CRITERIO. LA TOMA DE
DESICIONES.
1.- TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA CONDUCCIÓN:
● El conductor. Sus valores espirituales, genio y liderazgo.
● Tipos de conductores.
● El conductor comunitario: el rol activo del grupo.
● El conductor individual: cualidades.
● Tipos de conductores: conductor-caudillo. Conductor-gerente. Conductor
al servicio de la comunidad.
● Capacidades indispensables: acción, apertura, creatividad y organización.
● Formación de criterio.
● Forma de decisiones.
¿SE PUEDEN FORMAR CONDUCTORES?
La primera pregunta que se formula quién debe iniciar a otros en la Conducción es: ¿se pueden
formar conductores?
Muchas personas nacen con las condiciones naturales que sin mucho esfuerzo les permiten
conducir. Son conductores natos. Solo necesitan perfeccionar sus condiciones.
Otros - quizás los más - deben acercarse a la conducción en forma metódica.
Mediante la perseverancia, el perfeccionamiento y el trabajo constante, también es posible
llegar al genio.
Pero el liderazgo no es algo que se aprende, la conducción se comprende. Es un proceso
que se tiene que ir dando dentro de uno mismo. Hay que capacitar la mente y el espíritu para que
actúen de manera natural ante cada situación, que será distinta de las anteriores.
También se suele preguntar si la Conducción es una Ciencia o un Arte. Las opiniones más
autorizadas afirman que se trata de un Arte, por que no se rige como las ciencias por leyes que
dicen que a determinadas causa corresponden tales efectos, sino que esta regido por principios,
comunes en su enunciación, pero infinitamente variables en su aplicación, en los cuales la creación
personal representa la mayor porte del fenómeno.
Por ejemplo, no se puede aplicar fríamente el cálculo de probabilidades en la conducción, por
que los imponderables suelen ser tan numerosos como los factores que pueden preverse.
El arte de la conducción no admite formas rígidas, no existen recetas, no hay manuales que
indiquen los procedimientos para ejercitarlo.
Ante un fenómeno social, quien aspira a conducirlo debe actuar de forma rápida y eficaz,
valiéndose de los principios y de la experiencia, pero no exclusivamente pensando en esos
Tema 9 Pág.1
principios y experiencias, por que si uno se detiene en esas cosas, llega tarde. Deberá valerse
también de la intuición que haya recibido al nacer o desarrollado con el ejercicio.
¿CÓMO PODEMOS DEFINIR LA CONDUCCIÓN?
Napoleón definió a la conducción como un arte sencillo y todo de ejecución.
También se ha dicho que conducir es persuadir.
O que conducir es actuar, es crear.
Y que Conducir el servir.
Existen solo tres formas de conseguir que las personas ejecuten lo que otros conciben:
persuadir, obligar y corromper.
Obligar equivale a reprimir, a coartar la libertad. Las personas se rebelan cuando hacen las
cosas por obligación. Es un método extremo, solamente aceptable como forma de evitar males
mucho mayores en ejercicio del principio del derecho a la autodefensa.
Corromper es absolutamente antagónico con la dignidad de la persona. Y existen infinitas forma
de corrupción. La manipulación desmedida de la ambición y el orgullo de los hombres es una de las
más comunes.
Para el pensamiento humanista y cristiano, la única forma legítima es la persuasión. La mejor
forma de persuadir es inducir a la participación.
EL CRITERIO
Durante el curso vamos a comenzar por ver el aspecto inerte del Arte de la Conducción, es
decir la teoría de la conducción, que es lo que podemos aprender en base a la inteligencia y la
reflexión: los principios y las reglas, surgidas del estudio de los hechos históricos, que en la mayor
parte de los casos han dado buen resultado.
Vamos a adquirir “experiencia ajena”. Combinando el estudio de los ejemplos y de los principios
vamos a tratar de formar un criterio, que facilite la interpretación rápida y eficaz de los
fenómenos, no esperando que se repitan, sino como un entrenamiento que allane la toma de
decisiones en cada caso concreto.
La conducción supone el ejercicio amplio del criterio. No alcanza con la memoria ni con la
retentiva, el criterio es más útil. Este criterio debe estar apoyado en una erudición suficiente.
Lo primero que se necesita es tener un criterio amplio y después, descartar las rutinas, las
recetas. No se puede copiar, hay que crear
Los hombres de criterio, por el ejercicio permanente de su capacidad intelectual, impulsada por
los factores morales, pueden llegar a ser líderes aunque no hayan nacido genios.
EL LÍDER
También vamos a considerar la parte más importante, el aspecto vital de la conducción, es decir
el artista: el conductor, el líder, sus valores y sus cualidades.
Todos tenemos algo de artistas, unos más, otros menos y vamos a perfeccionar ese “algo”
mediante el método, tratando de comprender cuales son los factores que llevan al éxito o al fracaso
en la conducción; analizaremos en teoría los grandes principios y veremos como llevarlos a la
práctica.
Al considerar el aspecto vital del líder, comenzaremos por mencionar algunas de sus cualidades
indispensables:
Tratándose de un arte, la primera cualidad absolutamente indispensable el la creatividad, es
decir que el conductor no elabora nada mecánicamente sino que debe ser capaz de crear.
Conducir es actuar, es crear.
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Napoleón concebía al genio de la conducción como el hombre que tenía los valores
intelectuales y los valores morales repartidos armoniosamente, es decir que era capaz de concebir
bien y era poseedor de la fuerza suficiente como para ejecutar bien.
El líder no puede carecer de valores espirituales. Para la acción, la realización es más
importante que la concepción. Una mala concepción, llevada adelante con trabajo y método puede
dar algún resultado, pero una brillante concepción, sin realización, no sirve de nada.
(Ver : El Camino del Líder. D. Fischman)
¿CUÁLES SON LOS PRINCIPALES VALORES MORALES DE UN LÍDER?

En primer lugar GRANDEZA. Debe tener mucha fe en si mismo y mucho optimismo, para
sentirse impulsado solo a las grandes acciones.

AUDACIA. Es conveniente que el que conduce sea capaz de jugárselo todo por algo en lo que
cree. Para alcanzar grandes éxitos hay que correr grandes riesgos; los especuladores nunca
realizan nada grande.

EL DEBER DE VENCER que se complementa con la abnegación. Se debe desarrollar el
carácter, la tenacidad y la energía para cumplir con el deber de vencer. Debe ser por sobre todo
un LUCHADOR.

SERVICIO. El líder no trabaja nunca para él, siempre trabaja para los demás y para lograrlo
debe crecer en humildad y espíritu de sacrificio.

TRANSIGENCIA y TOLERANCIA. Corresponde ser intransigente solo en los grandes principios.
En el resto se debe ser transigente y comprensivo; conformarse con que se haga una parte de
lo que uno cree, teniendo la inteligencia de que ese aspecto sea el decisivo.
Nunca puede ser autoritario ni intolerante. Hay que ser rígido en el logro del objetivo
fundamental y fiel a la doctrina que practica, pero flexible en los medios que aplica. Nunca
mandar, a lo sumo aconsejar, pero con el método necesario para que los demás hagan sin que
él tenga que decirlo.
(Ver : El Papa ilustra tres principios innegociables para la Iglesia y los cristianos en política )

LEALTAD y SINCERIDAD. Lealtad al que dirige y lealtad al que es dirigido. Nadie sigue al
hombre al que no cree leal. Y sinceridad, por que las mentiras, los subterfugios, los engaños,
tienen poca duración, en cambio la verdad, aunque en un primer momento pueda desagradar,
en definitiva termina por atraer.

SENTIDO DE JUSTICIA. La justicia es la base de las buenas relaciones, de ella depende el
respeto que se gana el que lidera y será la medida de lo que se reúna a su alrededor.

RESPETO a los demás, que lo hará ser respetado.

AMPLITUD y GENEROSIDAD que es lo contrario del sectarismo, el apasionamiento y la
mezquindad.

VISIÓN DE CONJUNTO, capaz de considerar el panorama completo.

REFLEXIÓN y PROFUNDIDAD, para dominar los impulsos y ser capaz de realizar lo que se
propone.
(Ver : La otra inteligencia)

SENTIDO HEROICO DE LA VIDA, por que los grandes movimientos triunfan gracias al sentido
heroico que sus líderes poseen y les contagian.
(Ver : Como inspirar una visión compartida. )
Cuentan que Séneca le había enseñado a sus seguidores a aislarse un tiempo para reflexionar.
Un día se le acercó a un alumno y le preguntó: ¿Qué estás haciendo? A lo que el discípulo le
contestó: “estoy conversando conmigo mismo, de acuerdo a su consejo” a lo que Séneca dijo:
“¡Cuidado! No vayas a estar conversando con una mala persona.” Con lo que le quiso enseñar, que
al hacer sus análisis no se olvidara de los principios éticos que debían orientar toda su vida.
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¿Y LOS VALORES INTELECTUALES?
El líder debe conocer su oficio, debe ser creativo, con capacidad para evolucionar, provisto de
iniciativa y mucha capacidad de acción.
Asimismo debe tener conocimiento de la historia, de los hombres y de los hechos, de forma de
“vivir” cada situación, por que estando enterado de lo que pasó y de lo que está sucediendo,
puede entrever lo que está “por venir”.
Una visión cristiana de valores del líder, se enraíza directamente con la piedra angular de toda
la D.S.I. en torno el principio de la dignidad de la persona humana.
RESPONSABILIDADES INELUDIBLES DEL LÍDER
Dijimos que el que conduce deberá conformarse con que se haga solo una parte de lo que cree,
teniendo la inteligencia de que ese aspecto sea el decisivo.
Este criterio vale tanto para la conducción de un país, como para la de un ámbito menor como
puede ser un sindicato o un partido y hasta para pequeños grupos o la familia.
Pero hay tres responsabilidades ineludibles del líder:

Cuidar la unidad del conjunto.

Preservar la doctrina.

Tomar algunas grandes decisiones que hacen a todo el dispositivo.
Conductores – Caudillos - Gerentes
El conductor realiza cosas permanentes; es capaz de enseñar, formar, organizar y finalmente
conducir. Es el líder que le sabe dar un método y una organización permanente a la conducción.
El líder no manda, persuade; es un predicador que convence, que indica caminos y que
muestra ejemplos y por eso los demás lo siguen.
El conductor sirve cuando sirve. Este juego de palabras ejemplifica que el conductor es leal su
compromiso cuando es capaz de servir a otros, al grupo, a la comunidad, al país. Siempre se verá
sujeto a las tensiones propias de su oficio: escuchar las necesidades y buscar la solución en una
instancia superadora; oír todas los opiniones y ser capaz de sintetizarlas en un objetivo común
superior; conducir y a la vez delegar, exigiendo el cumplimiento de las distintas responsabilidades.
El caudillo, por el contrario solo hace cosas circunstanciales. Se maneja de manera gregaria, no
forma a otros por que no quiere competencia e impide la organización por que piensa que le resta
poder. En el mejor de los casos es paternalista. Es apenas un sucedáneo del líder.
(Ver: Escritos inéditos…sobre los caudillos. Arturo Jauretche)
Un ejemplo: cuando O’Higgins y Carrera seguidos de sus tropas ofrecieron integrarse al ejército
que San Martín estaba formando en Mendoza, mantuvieron un diálogo: O’Higgins manifestó: “Toda
esta fuerza, que es la fuerza chilena, está a sus órdenes” en cambio Carrera dijo: “Señor, estoy a
sus órdenes.” Y San Martín les contestó: “No necesito hombres sino tropas” y consultó con los
soldados. Los hombres que habían venido con O’Higgins se incorporaron al Ejército Libertador y los
que lo habían hecho con Carrera se negaron a sumarse si no se incorporaba su jefe. En vistas de
esto San Martín dijo:”Acepto las tropas de O’Higgins y las incorporo al Ejército de los Andes” y a las
otras las dispersó y les ordenó volver a Chile, por que él no podía contar con soldados que estaban
más dispuestos a servir a un caudillo que a su Patria.
Desde el ámbito empresario y desde los teóricos de la administración pública se ha difundido
una importante literatura sobre liderazgo, gerenciamiento, etc. centrada principalmente en los
conceptos de “eficacia” y “eficiencia”, “competencia” e “individualismo”, inspirados en el modelo
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fordista de la producción, generalizado a toda la sociedad y en muchas ocasiones en conflicto con
aspectos centrales de la persona.
Reconociendo la importancia de alcanzar mínimos de eficiencia y eficacia, en los últimos
tiempos, esos criterios extremos han comenzado a ser criticados, tanto por su falta de humanidad
como por los resultados que producen en el largo plazo.
(Lecturas Complementarias: La administración en el Japón)
AUXILIARES DE LA CONDUCCIÓN O CUADROS AUXILIARES
En el ejercicio de la conducción se pueden distinguir tres componentes: el lider o conductor, los
auxiliares y el conjunto. Casi tan importante como la acción del líder es la de los conductores
auxiliares. Estos hacen a la multiplicación del conductor. Con auxiliares formados en las mismas
ideas y sentimientos, con la misma orientación doctrinaria, actuando en contacto directo con el
conjunto, dando los mismos ejemplos, evidenciando similares virtudes, promoviendo los mismos
principios, es mucho más fácil y más rápido inspirar al conjunto.
(Ver: Tratado del Carácter. Los Temperamentos activos. Emanuel Mounier)
ALGUNOS PRINCIPIOS GENERALES DE LA CONDUCCIÓN
TÁCTICA Y ESTRATEGIA
En la conducción es necesario distinguir dos clases de acciones.
Una, las acciones que hacen a la conducción de conjunto, conducción estratégica,
conducción total o macro y otra la conducción de las partes, micro o conducción táctica.
La conducción estratégica busca cumplir el objetivo general y la táctica prepara el éxito de la
estratégica, triunfando parcialmente.
También se pueden hacer otras distinciones, como la macro – estrategia, la gran estrategia, a
nivel continental o global y la conducción operativa, que es la zona gris entre la estratégica y la
táctica.
Todas se rigen por el mismo método. En todos los casos hay que aplicar y desarrollar al
máximo el raciocino, pero sin matar la intuición: observación, análisis, síntesis. El conductor
observa un hecho, lo somete al análisis o apreciación de la situación, es decir los desmenuza en
sus partes, lo penetra a fondo y habiendo tomado conocimiento de la realidad, saca sus
conclusiones y elabora la síntesis, que en definitiva es todo lo que podrá recordar pasado un
tiempo.
Las dos requieren de un plan, por que la conducción estratégica observa el conjunto de la
realidad y la táctica se fija cada uno de los aspectos locales o parciales y es necesario conciliar
ambas miradas. El plan incorpora racionalidad a la acción.
EL MÉTODO PARA LA APRECIACIÓN.
Como es imposible abarcar todo, es necesario limitarse a lo fundamental y hacerlo privar en la
resolución de conjunto.
Una situación estará compuesta de distintos factores:

los hombres o la fuerza: que es un elemento preponderante.

el escenario de la acción.

el espacio, el lugar.

el tiempo, el momento actual de los hechos, que es decisivo.
A cada una de estas partes se las debe analizar para saber cuales responden a la voluntad del
conductor y cuales a la voluntad que se le opone; es decir cuales son favorables y cuales
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desfavorables. Y analizarlas con sentido objetivo, es decir con vistas al fin que se persigue, analizar
como actúan en relación al objetivo.
A partir de tener identificados los distintos factores, es posible proponerse neutralizar o
minimizar los opuestos y aprovechas los favorables.
¿Cómo anulo los factores desfavorables? Alrededor de esta pregunta gira todo el método de la
conducción; no es necesario complicarse más para llegar a buenos resultados.
Y esta apreciación debe llegar a realizarse como una operación natural de la inteligencia y la
intuición.
EL ÉXITO
Podemos definir a conductor como un constructor de éxitos.
El conductor permanentemente se enfrenta a una situación, ante la cual se plantea un objetivo,
que es lo que él debe lograr partiendo de esa situación y entonces desarrolla su método: concibe,
prepara, organiza, realiza y cuando lo logra, explota el éxito.
El éxito no depende de la suerte o de la casualidad ni es un designio del destino. El éxito se
construye, se realiza. Los éxitos casuales son la excepción.
Para nosotros, el éxito nunca puede estar reñido con el bien común.
(Lecturas complementarias Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia. Extracto Nº 48,
133,165, 168- Óptimos y restricciones A.Monti)
LA ECONOMÍA DE FUERZAS
Es imposible ser fuerte siempre y en todos lados al mismo tiempo. Hay que ser fuerte en el
momento y el lugar en que se produce la decisión.
Se deben dedicar los recursos principales solo a los aspectos que definen la situación,
relegando los problemas accesorios a la atención de medios y disposiciones secundarios, si es que
se los tiene.
TRES CUESTIONES
LA SORPRESA.
CENTRALES PARA LA
CONDUCCIÓN: LA INFORMACIÓN,
EL
SECRETO Y
La base de toda conducción metódica es el conocimiento que se tenga de la situación que se
enfrenta y las decisiones que se tomen serán tan acertadas como correcta sea la información de
que se disponga.
Y no basta con conocer la situación, hay que vivirla; no alcanza con percibirla, hay que sentirla.
En la conducción – y sobre todo en la conducción política – siempre existe un conflicto de
voluntades, ya sean individuales o colectivas, tácitas o explícitas, violentos o pacíficos. Ante un
fenómeno, unos procuran resolverlo en un sentido y otros en otra dirección distinta. Es decir que
hay una acción con un objetivo y otra acción con otro objetivo; y como son contrapuestas, no se
puede satisfacer a las dos voluntades.
Entonces, mediante el secreto, lo que se debe hacer es crear una nube que impida conocer
nuestra voluntad, para que la voluntad adversaria no sepa por donde vamos, como vamos y hacia
donde nos dirigimos.
Vale aclarar, que reconocer el enfrentamiento de voluntades, no implica necesariamente la
imposibilidad de compartir, consensuar, confraternizar, integrar, etc. que son quizá las formas más
apropiadas de alcanzar los objetivos.
Mediante la información y el secreto podemos lograr la sorpresa, que nos permite aprovechar
un momento de inacción – o de acción inadecuada – de nuestro adversario, frente a una situación
que no ha sabido prever.
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Y no es necesario que no se sepa nunca nada de nuestros planes. Es suficiente que no se sepa
lo suficiente hasta que el otro no tenga tiempo o ya no esté en condiciones de responder
adecuadamente. Este factor siempre otorga ventajas.
Por algo Dios le dio al hombre dos ojos, dos orejas y solo una boca: para que viera y escuchara
mucho y hablara poco.
UNIDAD EN LA CONDUCCIÓN
Para que un grupo, un partido o un conjunto cualquiera de personas pueda alcanzar
mínimamente sus objetivos debe actuar con un grado suficiente de unidad; y para alcanzar la
unidad en la acción es menester previamente la unidad en la concepción.
Para que exista la unidad de concepción en primer término, no pueden convivir ideas
antagónicas dentro del mismo sistema de concepción.
En segundo lugar, no puede existir más de un objetivo a la vez y ese objetivo debe ser el que
conduce al éxito.
Finalmente, es indispensable la concentración de los esfuerzos. Nunca los recursos son
ilimitados y frecuentemente son insuficientes. Concebido lo que se debe hacer y determinado el
objetivo que se busca conseguir, se deben concentrar todas las fuerzas en ese sentido - por que
además una vez logrado el éxito en el objetivo principal es muy posible que los objetivos
secundarios se alcancen solos.
Una misma manera de ver, leva a una manera similar de apreciar, de la que se deduce una
misma manera de resolver.
COOPERACIÓN Y COORDINACIÓN
La conducción racional y eficaz supone entre la conducción estratégica, la conducción táctica y
los cuadros auxiliares un entendimiento, una colaboración y una coordinación permanentes.
Todos actuando en busca del mismo objetivo y distribuyendo las responsabilidades de
conducción por niveles.
La cooperación es la base de la coordinación.
Coordinar significa establecer en que medida cada uno puede y debe contribuir con su esfuerzo
a la finalidad perseguida, sin interferir en las tareas de los otros.
La cooperación y la coordinación deben alcanzar desde los dirigentes hasta los ejecutores.
No cometer grandes errores
No alcanza el éxito quién más acierta sino quién comete menos errores. En la conducción
siempre se cometen errores, lo que no se puede hacer es incurrir en errores importantes, para lo
cual hay que informarse, organizarse y prevenir todo lo que sea previsible, de forma de tomar las
decisiones correctas y reducir al mínimo los imponderables.
LA EJECUCIÓN
El arte de la conducción tiene una técnica específica y apropiada. Existe una forma de ejecutar,
un oficio, que conlleva algunas imposiciones. Son reglas de aplicación más o menos general, pero
que suponen múltiples variantes.

La preparación. Supone primeramente un estudio y un acopio de información que brinde la
capacidad de penetración (observación) de la situación.
Sigue una apreciación (análisis), que en cuestiones de personas nunca puede ser superficial y
luego se toma una resolución (síntesis) que se convierte en el objetivo. No sirven los “yo creo”
o “a mi me parece”. Se debe conocer la realidad profundamente. La resultante de este proceso
es el plan de acción.
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
Los métodos para la ejecución. La acción oportuna y en el lugar preciso, la aplicación
racional de los medios disponibles, la elección de los métodos que hacen al fondo de la
cuestión, multiplican los efectos de nuestra acción.

Los que ejecutan. Es determinante que los dirigentes y los auxiliares aprendan a ejecutar en
forma armoniosa, trabajando en paralelo, sin obstaculizarse mutuamente, todos detrás del
mismo objetivo.

Concebir en forma centralizada y ejecutar de manera descentralizada.

Contar con las herramientas o medios para la ejecución. El que lidera necesita de los
cuadros auxiliares y de las organizaciones que apoyan su acción.
LA ACCIÓN PSICOLÓGICA
Con el correr de los años aquello que los conductores de la antigüedad hacían intuitivamente se
fue convirtiendo en una actividad científica y hoy en día los hombres más poderosos del mundo, los
grandes creadores de opinión, los medios de comunicación masivos a nivel global y a veces aún los
dirigentes a niveles locales, cuentan entre sus colaboradores con expertos en acción psicológica y/o
guerra psicológica.
El líder de un grupo debe tener en cuenta que él y sus compañeros se encuentran
permanentemente sometidos a la influencia de este tipo de acción, muchas veces sin tomar
conciencia de lo que ocurre. Comúnmente este fenómeno se pone en evidencia cuando los
integrantes del grupo comienzan a repetir ideas ajenas como si fueran suyas.
El líder debe preocuparse por neutralizar o minimizar este tipo de influencia desfavorable que
constituye una grave violación a la dignidad y libertad de las personas y que afecta, limita y a veces
impide la consecución de sus objetivos.
No hay que descuidar este aspecto y cumplir adecuadamente con las responsabilidades como
conductor que minimizan sus efectos:

Custodiar la fe en la misión que se asumió colectivamente. Sentido trascendente. Esperanza.

Mantener informado al grupo, según corresponda.

No permitir injusticias ni privilegios.

Formar permanentemente a sus auxiliares y al conjunto con el que trabaja.

Tener mucho contacto personal.

Solidaridad.

Testimonio.

En casos extremos, separar a los disolventes.

PARTICIPACIÓN
EL PLAN
Un buen Plan es un elemento que aporta una enorme cuota de racionalidad a la Conducción,
indispensable para actuar con unidad y garantizar el éxito. Permite minimizar la incertidumbre.
Lo primero que hace falta para elaborar un Plan es contar con la información necesaria.
Se debe reunir información profunda y detallada (análisis) de la que surgirá la visión general
(síntesis).
La información general sirve para la estrategia, la detallada se necesita para la táctica.
Del estudio de la información surge una apreciación de todos los factores intervinientes.
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Una vez apreciados y clasificados, se toma una resolución; que es lo que hay que hacer,
cuales son los objetivos principales y los objetivos secundarios, que caminos debemos recorrer para
alcanzar el éxito. Ese es el Plan operativo.
La acción táctica supone su propio plan, conforme a los objetivos locales o menores que tiene
asignados y a la realidad particular en la que debe actuar (necesidades y situación)
Un plan debe prever los recursos necesarios, su disponibilidad en el tiempo, él o los
responsables de su obtención y administración y la rendición de cuentas ante quién corresponda.
Una vez que se tiene el plan hay que ejecutarlo, sin ejecución el mejor plan no vale de nada.
Durante la ejecución hay que ejercer el control. El control se debe realizar sobre los puntos
neurálgicos del plan, aquellos que son obligatorios para el éxito.
A medida que se avanza en la ejecución y se va alcanzando el éxito hay que explotar esos
logros.
SOLIDARIDAD
La conducción es una dimensión eminentemente comunitaria. Si bien el líder comienza por ser
conductor de sí mismo y no objeto impasible de la acción de los demás, no se concibe la
conducción sin otros, sin la comunidad.
Y la solidaridad es la manifestación comunitaria del amor. Entonces: Conducir es amar
La conducción con sentido humanista, al igual que la verdaderamente popular, es siempre por la unidad,
es integral e integradora.
Y solo se conduce lo que se conoce.
Solo se ama lo que se conoce.
Solo se ama si se sirve.
Consecuentemente, Conducir es servir.
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Tema 10
EL PRINCIOPIO DE SUBSIDIARIEDAD. .LAS ORGANIZACIÓNES SOCIALES. EL PAPEL DEL
ESTADO Y SU RELACIÓN CON LAS ORGANIZACIONES DE LA SOCIEDAD. LA NOCIÓN DE
PUEBLO, NACIÓN Y ESTADO EN LA DSI
PRINCIPIO DE SUBSIDIARIEDAD
(ABSTRAC)
La consideración del principio de subsidiariedad, permite establecer la armónica
relación que debe existir entre familia, sociedad, estado y organizaciones libres de la
comunidad.
Al mismo tiempo nos ayuda a ponernos en situación de establecer la relación existente
entre los principios de la Doctrina Social y la imposibilidad de comprenderlos si los
consideramos aisladamente.
Visto de esta manera, su análisis nos permite apreciar la necesaria complementariedad
entre estado y sociedad en defensa de los derechos esenciales del hombre, así como la
necesidad de que se desarrolle la organización de la comunidad, permitiendo la expresión
del pueblo como conjunto de hombres organizados, adoctrinados y esperanzados.
En este sentido adquiere real importancia el papel de la familia como una institución
primaria y propia de la naturaleza humana, a partir de la cual se desarrolla la organización
natural de la sociedad y de las partes que la componen.
El concepto de subsidiariedad viene del término subsidio (subsidium), que indica que
son los espacios superiores de una sociedad los que deben concurrir en ayuda, apoyo,
promoción, desarrollo, etc., respecto de los menores, pero sin anularlos ni retenerles los
derechos propios que le corresponden. Es decir que sólo deben actuar en forma
subsidiaria, respetando la autonomía de las entidades u organizaciones inferiores, como
son las organizaciones libres del pueblo.
También destacaremos el sentido inverso, el que - atento a la dignidad de la persona
humana y al destino universal de los bienes - hace imprescindible la intervención de estas
entidades superiores (en particular el Estado), ante el peligro de que estos dos elementos
(dignidad de la persona y destino universal de los bienes) se vean conculcados.
El principio de subsidiariedad desde la consideración del plano cívico, debe resaltar la
participación activa y solidaria de todos los hombres en la construcción del bien común, no
sólo mediante el ejercicio del derecho del sufragio, sino con la aportación libre y
responsable de todos y cada uno, actuando individual o asociativamente, lo que permite el
desarrollo de cada ser humano.
Por el contrario cuando no se reconoce el valor de la persona, se sustrae al hombre la
posibilidad de gozar de sus propias capacidades y de establecer relaciones de solidaridad
con los demás, impidiéndosele trascender a sí mismo y vivir la experiencia de participación
y donación de sus capacidades, en este caso se lo está alienando.
El principio de subsidiariedad en consecuencia viene a destacar la necesidad de
otorgar a las organizaciones primarias y libres de cada comunidad, a todo nivel, el papel
que naturalmente les corresponde en el diseño, resolución y ejecución de las acciones que
hacen al desarrollo de sus potencialidades y al buen gobierno de la comunidad.
En el plano económico el principio de subsidiariedad requiere que el Estado no
sustituya a las personas en forma individual o asociada, pero el principio de solidaridad
pide que el Estado no deje la economía en manos del capitalismo salvaje, sino que tutele
los derechos de los débiles y sitúe la actividad económica en un marco jurídico de
derechos y deberes. Esto demuestra la necesaria interrelación entre todos y cada uno de
los principios de la Doctrina Social.
El Estado debe promover y alentar el ejercicio de las capacidades de las personas, la
familia y las demás instituciones de la comunidad, al tiempo que debe intervenir - cuando
resultare imprescindible - para evitar la manipulación llevada a cabo por los medios de
comunicación y/o los grupos concentrados, a fin de garantizar el respeto a los derechos
humanos y a la dignidad de las personas.
INTRODUCCIÓN
El pensamiento político, cultural y social de nuestra comunidad, rico en creaciones y
adornado de una valiosa cantidad de particularidades históricas, hunde sus raíces en la
cultura de occidente, es decir en el acerbo filosófico cultural greco - latino y en el
pensamiento judeo – cristiano.
Por esta razón considerar el ideario social de la Iglesia, con independencia del hecho
religioso mismo, es aproximarnos al ethos cultural de nuestra comunidad.
En este sentido, cualquier esfuerzo serio por analizar y comprender la realidad política
en que vivimos nos lleva a interrogarnos por los elementos esenciales que determinan la
realidad que consideramos.
En efecto, ésta sólo puede comprenderse cabalmente, si conocemos la idea del
hombre que está detrás de cualquiera de las políticas que se aplican o pretenden
aplicarse.
De esta manera es que consideramos que tiene importancia conocer el discurso de la
DSI, como pensamiento filosófico, el que - para una rápida comprensión - podría graficarse
con la forma de un templo greco-romano, con una amplia base que sustenta su fundación,
donde se sostiene la estructura. Esta base está constituida por los valores (amor, libertad,
justicia y verdad), sobre ella se levantan cinco grandes columnas (la dignidad de la
persona, el destino universal de los bienes, la subsidiariedad, la participación y la
solidaridad) que son sus principios. Por último este diseño se remata con una construcción
triangular, en cuya base se observa el sexto principio (el bien común) y en sus catetos la
justicia social y la opción preferencial por los pobres.
Estos principios, que son de carácter universal, no pueden considerarse por separado
y si lo realizamos, es sólo al efecto de su análisis, pero se encuentran - como se verá en
su tratamiento - absolutamente interrelacionados.
No se puede hablar de la subsidiariedad si no es en relación a la solidaridad, pero
tampoco pueden considerarse estos conceptos, si no están ligados a los de la dignidad de
la persona humana o al destino universal de los bienes, de la misma manera que no
podemos hablar de la subsidiaridad sin ligarla al concepto de la participación.
Realizada esta salvedad, corresponde en este momento considerar una de esas
“columnas”, es decir el principio de la “subsidiariedad”.
LA “SUBSIDIARIEDAD”
El CDSI afirma que: “Es imposible promover la dignidad de la persona si no se cuidan
la familia, los grupos, las asociaciones, las realidades territoriales locales, en definitiva,
aquellas expresiones agregativas de tipo económico, social, cultural, deportivo, recreativo,
profesional, político, a las que las personas dan vida espontáneamente y que hacen
posible su efectivo crecimiento social.”
Dicho de otro modo se destaca y valoriza “la red de estas relaciones” que constituye el
tejido social y que son “la base de una verdadera comunidad de personas”.
Así mismo se jerarquiza la toma de decisiones y la reserva de las acciones que las
comunidades u organizaciones menores e inferiores pueden tener para si, sin necesidad
de “dárselo a una sociedad mayor y más elevada, ya que toda acción de la sociedad, por
su propia fuerza y naturaleza, debe prestar ayuda a los miembros del cuerpo social, pero
no destruirlos y absorberlos.”
El fundamento del concepto de subsidiariedad nace de una idea del ser humano, de la
que deviene la convicción de su libertad responsable.
Los hombres y a las mujeres somos seres libres, responsables y solidarios, que
poseemos personalmente una dignidad única y trascendente.
Como todos los seres humanos, por nuestra propia naturaleza, dependemos de la
sociedad y de los hombres que la componen, y tenemos la obligación de colaborar a la
construcción del ámbito en que vivimos.
En este sentido se considera a la familia como una institución primaria y propia de
la naturaleza humana, a partir de la cual se desarrolla la organización natural de la
sociedad y de las partes que la componen.
En esta línea de pensamiento es esencial a esa libertad la posibilidad de que las
personas y las familias se desarrollen y organicen en la comunidad donde viven según sus
creencias y convicciones.
El concepto de subsidiariedad viene del término subsidio (subsidium), es decir que
indica que son los espacios superiores de una sociedad los que deben concurrir en ayuda,
apoyo, promoción, desarrollo, etc., respecto a los menores, pero sin anularlos ni retenerles
los derechos propios que le corresponden. Es decir que sólo deben actuar en forma
subsidiaria, respetando la autonomía de las entidades u organizaciones inferiores como
son las organizaciones libres del pueblo.
Tambien destacaremos el sentido inverso, el que - atento a la dignidad de la persona
humana y al destino universal de los bienes – hace imprescindible la intervención de estas
entidades superiores (en particular el Estado), ante el peligro de que estos dos elementos
(dignidad de la persona y destino universal de los bienes) se vean conculcados.
SUBSIDIARIEDAD Y AUTONOMÍA
La “subsidiariedad” debe proteger a la persona humana, a las comunidades locales y a
los “grupos intermedios” del peligro de perder su legítima autonomía.
Cuando se habla de pérdida de la autonomía, se lo hace en múltiples aspectos. Por un
lado se refiere a la autonomía con relación a los grupos políticos gubernamentales
superiores (por ejemplo un municipio con relación a las autoridades provinciales o
nacionales), pero también se refiere a muchos otros aspectos, como ser al accionar de los
monopolios de servicios, o de comercialización y distribución de los bienes necesarios para
la dignidad de las personas, o a las imposiciones de los medios de prensa.
En lo que hace a la manipulación de los medios de comunicación, refiriéndose a
la necesidad de la vigencia de la subsidiariedad, dice José Garitagoia Eguía:
“Un obstáculo puede venir de la manipulación llevada a cabo por los medios de
comunicación social, cuando imponen, con la fuerza persuasiva de insistentes
campañas, modas y corrientes de opinión, sin que sea posible someter a un análisis
crítico las premisas sobre las que se fundan”.(Ed. EUNSA, Pamplona)
Por nuestra parte nos parece fundamental prestar atención hoy a este aspecto
mencionado y al mismo tiempo, resaltamos que cuando hablamos de bienes necesarios
para la dignidad de la persona humana, nos referimos a los económicos, artísticos,
científico - tecnológicos (patentes, informática, etc.), culturales, etc., etc.
Paralelamente vale la pena destacar que los analistas distinguen diversas clases de
subsidiariedad, como ser la denominada subsidiariedad horizontal o funcional y la vertical o
territorial.
Consideramos que la subsidiariedad es el principio fundamental de una buena
organización gubernamental. En el sentido de la distinción antes mencionada, resaltamos
y reiteramos que el nivel en el que deben adoptarse las decisiones que afectan a los
hombres y mujeres de una comunidad, no viene sólo determinado por criterios territoriales
(regional, nacional, provincial, comunal, local), sino también por criterios funcionales de
acuerdo con su especificidad y competencia (sindicatos, asociaciones civiles,
profesionales, vecinales, técnicas, etc.).
El principio de subsidiariedad no se refiere solamente a la distribución
de
competencias entre los diferentes niveles territoriales y - en su caso - funcionales. La
subsidiariedad supone, en primer término, autonomía (de la persona, las comunidades y
los grupos intermedios) para el cumplimiento de sus legítimos fines, es decir aquellos que
le son naturales, pero en segundo lugar, debe considerárselos también en lo que hace a la
participación en el diseño, decisión y ejecución de las políticas. Todos estos aspectos
constituyen la expresión de una democracia participativa y del buen gobierno.
En base al principio de subsidiariedad, los poderes públicos deben apoyar las
actividades de los individuos, las familias y la sociedad, no destruirlas, absorberlas, o
cooptarlas. Por otra parte, lo que puede resolverse adecuada y eficazmente en un nivel
inferior no tiene por qué reservarse para un escalón superior.
La subsidiariedad es la norma que declara la medida del ejercicio de la solidaridad. Por
solidaridad cada individuo, cada grupo, ha de hacer su propio cometido en función del bien
común y sólo debe delegar esta responsabilidad en los poderes públicos cuando el
individuo y los grupos en los que se integra no puedan cumplir debidamente con sus
legítimos fines. En el plano cívico, debe resaltarse la participación activa y solidaria en la
construcción del bien común, no sólo mediante el ejercicio del derecho de sufragio, sino
con su aportación libre y responsable, actuando individual o asociadamente. En el
plano económico, se enfrenta tanto a las concepciones de la economía marxista, como a
las formas del pensamiento liberal, que pretenden dejar a los actores exentos de todo tipo
de control.
SUBSIDIARIEDAD Y SOLIDARIDAD
El principio de subsidiariedad es pues un antídoto contra la concentración, contra el
estatismo, contra la creación de monopolios. Esto pensando en una sociedad articulada,
en una comunidad organizada, en la que cada ámbito desarrolla sus tareas insustituibles y
es ayudada por los ámbitos superiores para poder realizarlo.
Pero es necesario tener presente que – tal como hemos dicho - tal principio no puede
pensarse como si estuviera separado del de la solidaridad; de otra manera se correría el
peligro de acentuar el individualismo, la división, el particularismo, o el sectarismo.
La razón por la que junto a la subsidiariedad es necesario colocar la solidaridad, nos
lleva, una vez más, a la concepción de la persona humana. En efecto, las personas
tienen características distintas, pero también son todas iguales. Tienen la misma
dignidad, los mismos derechos y deberes, las mismas responsabilidades primarias.
Es decir, que la subsidiariedad destaca la riqueza de la diversidad, la solidaridad
tiene en cuenta el gran valor de la igualdad. Así mismo es evidente que las entidades
superiores deben valorar la libertad y la autonomía de las inferiores, pero en un marco de
igualdad, de solidaridad y de salvaguardia del bien común. De otra manera se favorecería
el privilegio e imperaría la ley del más fuerte.
ASPECTOS ECONÓMICOS
Consideremos algunos aspectos desde el punto de vista de la economía.
“El principio de subsidiariedad quiere que el Estado no sustituya a las personas
individuales o asociadas. Pero el principio de solidaridad pide que el Estado no deje
la economía en manos de un capitalismo salvaje, sino que tutele los derechos de los
débiles y sitúe la actividad económica en un marco jurídico de derechos y deberes.
Pide que intervenga para tutelar el bien común y los bienes públicos de la piratería de los
privados. ¿El límite? ¿El punto de equilibrio? Deberá de buscarlo de vez en cuando en la
libertad humana, teniendo en cuenta estos dos principios de la doctrina social que deben
armonizarse. Ellos, en verdad, no son opuestos sino complementarios, el uno no puede
estar sin el otro. Pero si se debe valorar las sociedades inferiores y la persona humana, es
para que éstas puedan aportar mejor su ayuda al bien común, para que puedan expresar
mejor su solidaridad, no para que se aíslen buscando fines totalmente individuales y
privados. Así, cuando los poderes públicos intervienen es para reconstruir una igualdad
que pueda permitir a todos, y no sólo a algunos, que sean protagonistas. Como se ve la
subsidiariedad es para la solidaridad y viceversa.”
“Además, el Estado puede desarrollar “funciones de suplencia en situaciones
excepcionales cuando sectores o sistemas de empresa, demasiado débiles o en vía de
formación, sean inadecuados a su tarea”. Cuando esto suceda, entonces el Estado debe
intervenir por evidentes razones de salvaguardia del bien común…” (El principio de
subsidiaridad, suplemento de la Societá, Abril - Junio 1993)
Estas razones son - por ejemplo – las que lo llevan a intervenir para otorgar el impulso
del pleno empleo, garantizar el abastecimiento de los elementos necesarios para una vida
digna (salud, educación, alimentación, etc.), proteger a la comunidad de la acción de los
monopolios o de otras potencias extranjeras, etc. etc.
“El principio de subsidiariedad es por tanto contrario al estatatismo y a la
privatización salvaje porque el primero no tiene en cuenta la subsidiariedad y el
segundo ni a la solidaridad ni al bien común.”….“La subsidiariedad demanda que el
Estado se retire de las actividades económicas que no le competen, pero la solidaridad
demanda que el Estado mantenga como propias las actividades económicas y que aporte
los servicios que se pueden definir como “estratégicos”, es decir, de importancia
fundamental para la justicia y la equidad social.”
“Además es evidente que el Estado no deberá vender empresas que funcionan
económicamente bien, ni deberá vender a cualquier precio ni a cualquiera, si
encierran el peligro de crear situaciones de monopolio o de un poder privado
extraordinario.” (El principio de subsidiaridad, ob. cit.)
ASPECTOS POLÍTICOS
La crisis de los partidos políticos y del sistema de participación democrática es fruto en gran parte - de una deficiente aplicación del principio de subsidiariedad que debe regir
todo sistema democrático.
Se ha sostenido que el lugar único de la actividad política son los partidos y que el
ámbito propio de la política es el del Estado, reuniendo (y aislando) a los “ganadores”,
separándose del resto de la comunidad. Según el principio de subsidiariedad, en cambio,
existen otros espacios de acción política diferentes (y no contradictorios, sino
complementarios) al de los partidos.
Las diversas asociaciones intermedias, como ser los
sindicatos, los núcleos
profesionales, las asociaciones del voluntariado, las entidades vecinales, los grupos de
opinión o acción locales, etc., etc., son y deben considerarse como sujetos políticos con
pleno derecho, aunque a título diverso al de los partidos. Estos, de hecho, hoy impiden el
surgimiento de otros sujetos políticos en la sociedad civil, sofocándolos, coptándoles y
sustituyéndolos, englobándolos en su lógica propia o repartiéndoselos entre partidos, pero
siempre negándoles entidad política propia.
En algunos momentos de la historia argentina, por el contrario, se les reconoció su
importancia y peso político. En 1954, cuando se destaca su participación en la Asamblea
Legislativa del 1° de Mayo y en 1974 cuando el presidente Perón presenta el Modelo
Argentino para el Proyecto Nacional.
Es de hacer notar que previamente a esto, se habían ido constituyendo diversos
organismos como los Consejos Económico – Sociales, de la Producción, del Trabajo, etc.,
etc., donde diversas instituciones habían tenido papel decisorio en las resoluciones
políticas del Estado. Como sucede en todos estos casos las entidades primarias como la
familia y las secundarias como los sindicatos, los clubes, las entidades profesionales etc.,
deben ver alentado por el Estado y la acción política tradicional, su promoción y desarrollo.
El derecho luego legislará sobre las realidades concretas.
En este sentido - por ejemplo - la Constitución del Chaco, luego de su provincialización
en la década del 50, fue denominada la “constitución social”, dado que en ella se
reconocían con valor constitucional, la participación orgánica de las instituciones en el
ámbito de las decisiones de la comunidad.
Los golpes militares de 1955 y 1976, al limitar la participación popular, interrumpieron
el proceso de reconocimiento de las asociaciones intermedias o instituciones libres del
pueblo, como actores activos y decisorios de la vida política nacional.
UN CONCEPTO ANTROPOLÓGICO
Este diseño político parte de la consideración del hombre como centro del orden
social. No quiere esto decir que el individuo y la sociedad están en contraposición; al
contrario, el hombre es estructuralmente un ser relacional y le resulta imprescindible para su
propia existencia la relación con sus semejantes. De esta concepción del hombre deviene una
idea de sociedad que se le corresponde.
Se debe reconocer, tutelar y promover la actividad de estas colectividades u
organizaciones, desarrollando la necesaria labor de coordinación, con el fin de que la
solidaridad por ellas producida se extienda todo lo posible (redes y nudos
organizativos).
Por el contrario, cuando no se reconoce el valor de la persona, se sustrae al hombre la
posibilidad de gozar de sus propias capacidades y de establecer relaciones de
solidaridad con los demás, impidiéndole trascenderse a sí mismo y vivir la experiencia de
participación y donación de sus capacidades, se lo esta alienando.
Decimos que se aliena porque es mediante la propia donación libre como cada
hombre se realiza a sí mismo; donación que es posible gracias a la especial
capacidad de trascendencia que tiene la persona humana. Se puede decir que una sociedad
está alienada cuando en sus formas de organización social se limita la donación y la
formación de esa solidaridad entre las personas.
E STADO Y SOCIEDAD
La concentración de las tareas propias de las entidades u organizaciones libres
de la comunidad en manos del Estado, genera naturalmente un proceso de
burocratización, crecimiento del “aparato” estatal, generando un aumento
innecesario de los gastos y una centralización innecesaria.
Además, el excesivo protagonismo del Estado produce una pérdida de energías
humanas, ya que al quitarle a los individuos y a los grupos intermedios la posibilidad de
ejercer su capacidad de contribuir al bien común, se limita la creatividad humana.
Si consideramos las acciones de servicio del voluntariado, o las tareas de las
asociaciones de fomento vecinales, nos resulta lógico pensar y comprobar, que
quien está más próximo a las necesidades de los demás, o quien está cerca de las
personas con dificultades o de los problemas locales, logrará satisfacerlas de un modo
más adecuado.
También es necesario destacar que muchas veces una eficiente tarea técnico profesional requiere además del afecto y la presencia de la solidaridad personal para
una efectiva resolución de los problemas.
A título de ejemplo podemos recordar que cuando se considera la gran tarea
sanitaria del Dr. Ramón Carrillo, en un momento donde los efectores de salud
contaban con la infraestructura y los elementos humanos y materiales necesarios,
los especialistas destacan también el papel de la Fundación Eva Perón como una
gran organización del voluntariado femenino, la que no sólo servía como elemento
de control de la sociedad sobre los funcionarios y profesionales, sino que tambien
aportaba la presencia del “calor humano” para atender las necesidades “espirituales”
de los enfermos. (Poner un “pecho fraterno” diría el tango).
ASPECTOS CONCRETOS
Enumeraremos algunos aspectos concretos para su consideración en el debate, a
efectos de visualizar con claridad los efectos de la aplicación o no del concepto de
subsidiaridad.
1. “Dios está en todos lados, pero atiende en …”
Esta afirmación grafica los defectos de la concentración de las decisiones, en
particular aquellas que no deberían estarlo. Vale la pena considerar cuántos
problemas que deben resolverse en el nivel local, pasan por “los filtros” de las
burocracias superiores, tanto a nivel nacional, como provincial, demorando,
encareciendo y complicando la toma de decisiones y su justa aplicación.
2. “Esto se resolvió en el municipio, pero ellos no conocen los problemas
específicos de este barrio”.
Cuantas veces – en la mayor cantidad de ellas con las mejores intenciones –
decisiones generadas en el ámbito del municipio, no atienden los requerimientos
específicos de un barrio o no concuerdan con las prioridades de los habitantes del
mismo. Podríamos considerar aquí los beneficios del denominado “presupuesto
participativo” cuando se aplica razonablemente.
3. “El problema es que cuantos más inspectores se ponen, más caro resulta la
obra y además es todo mucho más complicado.”
Nos preguntamos cuánto más sencillo sería el control directo por parte de los
vecinos frentistas y/o de las instituciones barriales sobre una gran parte de las obras
y servicios públicos. Quién mejor que el vecino para certificar que la basura se
recoge diariamente, que la iluminación se mantiene en tiempo y forma, que los
responsables del cuidado de una plaza lo realizan correctamente y cuánto más
barato resulta esto.
4. “Los fondos que se destinan a la ayuda social son importantes, pero la
burocracia aumenta considerablemente el costo de la ayuda y en algunos
casos, se queda con gran parte de la misma.”
Cuántas veces observamos que el costo de la centralización de las compras, la
distribución, el control, etc., aumentan los valores de los productos y en muchos
casos no responden a las necesidades específicas que deben solucionar. Cuántas
veces observamos - por ejemplo - que el costo de un servicio de un comedor
escolar, resulta considerablemente alto, si lo comparamos con otro administrado y
controlado por los padres.
5. “El problema es que nadie controla los gastos de la intermediación desde el
productor o fabricante hasta el consumidor o usuario”
Cuán sencillo sería si los trabajadores del sector – ligados directamente a la
producción, distribución y comercialización de un producto, acordaran con los
productores y empresarios del sector el valor y los márgenes de la cadena de
comercialización, constituyendo Concejos Económicos y Sociales para la justa
distribución de las riquezas, ejerciendo consecuentemente el control necesario.
CONCLUSIÓN
El principio de subsidiariedad en consecuencia viene a destacar la necesidad de
otorgar a las organizaciones libres de cada comunidad, a todo nivel, el papel que
naturalmente les corresponde en el diseño, resolución y ejecución de las acciones que
hacen al desarrollo de sus potencialidades y al buen gobierno de la comunidad.
El Estado debe promover y alentar el ejercicio de estas capacidades, al tiempo que
debe intervenir - cuando resultare imprescindible - para evitar la manipulación llevada a
cabo por los medios de comunicación, garantizar el respeto a los derechos humanos y a la
dignidad de las personas, los derechos básicos de las personas, etc.
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