DIPLOMATURA EN DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA CON ORIENTACIÓN EN LIDERAZGO PÚBLICO Y ACOMPAÑAMIENTO DE PROCESOS COMUNITARIOS DE APRENDIZAJE Tema 6: Fundamentos y Fuentes DUB Terma 7: DUB Tema 8 Ciencias Económicas Tema 9: Conducción Tema 10: Subsidiariedad Síntesis Temáticas -II- de lectura obligatoria en momentos de trabajo autónomo Tema 6 FUNDAMENTOS Y FUENTES DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA CON RELACIÓN AL PRINCIPIO EL DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENES I. EL DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENES EN LA BIBLIA Es importante por un instante leer el pasaje del Génesis (Gn 1,1-31) (Gn 2,1-25) a los efectos de volver allí como real lugar de pertenencia, para descubrir o re-descubrir que toda la creación por parte de Dios nos ha sido dada a las personas, a la comunidad humana, para que la amemos, la estimulemos en su capacidad creativa respetándola, y valorizándola en “los frutos de la tierra”. Todo cuanto Él creo, fue dado como un regalo, como una donación gratuita de amor de Dios para y por el hombre, varón y mujer. Y es la creación ese espacio-habitat que lo constituye con todos sus bienes, privilegiado para la realización de la vida vivida en relación. En primer lugar una vida en relación con la creación en y con todos seres humanos, y en segundo lugar una vida vivida en relación con toda la creación que se manifiesta en la naturaleza. Es necesario gestionarla teniendo como horizonte que la Creación en cuanto naturaleza “de” Dios y “en” Dios tuvo y tiene un único sentido: ser la “Casa” donde habita, se relaciona, crece, se multiplica, se desarrolla integralmente la “familia humana” o sea la “familia de los hijos de Dios”. ¿Y a quiénes incluye la familia humana podemos preguntarnos? La respuesta es simple y clara: a todos. La Sagrada Escritura, sea en sus relatos en el Antiguo Testamento, como en las expresiones de Jesús, revela que la vida de Dios es para todos. De allí que se pueda afirmar que: “Dentro del plan de Dios, todos los bienes de la tierra están destinados en primer lugar al decoroso sustento de todos los hombres”.1 En toda la Biblia se encuentran textos que hablan específicamente del destino de los bienes para todos, y condena la concentración de riquezas. La práctica de acumular es condenada desde el inicio, en la historia del maná del desierto, que no debía ser acumulado (Ex 16, 16-20). Los diez mandamientos también prohíben acumular (Dt 5,21). Muchas otras leyes tenían ese mismo objetivo, como la ley del Año Sabático y la del Año Jubilar (Lv 25 y Dt 15, 1-11), años en que todas las deudas eran perdonadas y los endeudados eran liberados (Dt 24, 10-22). Ésta también fue la dirección en la que actuaron los profetas. En sus libros encontramos palabras muy fuertes contra la concentración de las riquezas, por ejemplo: Is 3, 14-15; 5,8; 10, 1-2; Jr 5,26-31; 22, 13-17; Ez 22, 27-29; 34, 1-5; Am 5,10-12; Miq 2, 1-3; 3,1-4; Hab 2, 5-14. EL DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENES EN LA REVELACIÓN LA CONCEPCIÓN DE BIENES EN EL ANTIGUO TESTAMENTO En el antiguo Israel, el centro de la vida de una persona era la casa, la familia, el clan. Cuando en la Biblia se habla de comunidad, tenemos que pensar en esa familia ampliada, viviendo del trabajo comunitario. Esa familia garantizaba que las personas tendrían acceso 1 Mater et Magistra n 119 a la tierra de cultivo, a la seguridad personal contra la violencia, al apoyo en los momentos de enfermedad, al sustento en la vejez. La Casa era el vínculo principal con la tradición, la sabiduría y la identidad del pueblo. En el Antiguo Testamento encontramos repetidas veces la afirmación de que la tierra es de Dios (Lev 25,23) y Él quiere que todos sus hijos disfruten de ella por igual. Por eso no sólo exige un reparto inicial, equitativo, de la tierra, sino un redistribución periódica, cada vez que llegue el año jubilar (Lev 25,8-17). Defender la Casa, la comunidad, lo Temaera 6 Pág.1 mismo que defender la Alianza con Dios. La Casa estaba siendo amenazada por el sistema económico del Imperio Romano, ya que el imperio defendía la posesión individual de la tierra, el latifundio, el trabajo esclavo y la comercialización de los productos de la tierra, como también acumular riquezas. Esto era lo opuesto a la economía de los israelitas, donde la tierra era propiedad colectiva y familiar; la tierra no podía ser acumulada ni vendida, el trabajo esclavo estaba prohibido y a la comercialización de los productos de la tierra se la consideraba prostitución (Lv 25,23-55; Os 1-3). El año jubilar era la gran esperanza de los campesinos israelitas (Lv 25,8-17). Era el año en que todas las deudas se perdonaban; los que habían sido obligados a esclavizarse por endeudamiento, eran liberados; las tierras que habían sido vendidas debían volver a sus antiguos dueños. El año de jubileo era, y continúa siendo, la propuesta de un recomienzo para las familias y comunidades endeudadas2. En esta propuesta de rehacer las Casas hay una invitación a volver a los orígenes, al proyecto original del pueblo de Dios. LA MIRADA DE LUCAS DESDE EL NUEVO TESTAMENTO AL ANTIGUO TESTAMENTO Un ejemplo puede ser el que nos ofrece el evangelista Lucas que inicia su relato situando históricamente la actuación de Juan Bautista. En primer lugar, enumera los gobernantes del imperio, para marcar que este tomó posesión de toda Palestina. Pero el pueblo no permanece inmutable ante la ambición del imperio. Dentro de este contexto, Juan Bautista surge como uno de los antiguos profetas. Anuncia una renovación total a partir de un bautismo de arrepentimiento para el perdón de los pecados. Juan propone que todos cambien de vida, de mentalidad, de horizonte. El pueblo debe tomar conciencia que su manera de ver las cosas, influenciada por la propaganda del imperio y por la religión del templo, estaba equivocada. Juan anuncia una manera nueva de relacionarse con Dios y con los hermanos/as. Lucas cita un pasaje de Isaías (40,3). Juan es presentado como una voz que clama en el desierto. El grito de Juan es, en realidad, una convocatoria al pueblo, invitándolo a un nuevo éxodo: volver al desierto para salir de allí totalmente purificado y reconciliado con Dios. Ante la predicación de Juan, el pueblo hace la pregunta inevitable: “¿Qué debemos hacer?”. Juan enseña a compartir: “El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; y el que tenga qué comer, haga otro tanto”. El pueblo que va detrás de Juan demuestra insatisfacción con el rumbo de la sociedad de la época, quiere cambios profundos porque quiere vivir bien y en paz, con sus tierras, sus casas y sus familias. Exige que el pueblo no busque refugio en privilegios engañadores, el único privilegio del pueblo está en servir a Dios a través del servicio a los hermanos/as. Juan exige una conversión personal y comunitaria. Enseña que el signo de una nueva relación con Dios está en el compartir, haciendo esto, el pueblo podrá decir que Dios está presente en aquella sociedad. SEGUIRLO Y COMPARTIR: LAS PRIORIDADES DE JESÚS 2 Mesters, C., Orofino, Fco. Jesús y la economía, propuesta económica del Reino. Centro Bíblico Ecuménico. Buenos Aires 2004. Ponemos la mirada en el Nuevo Testamento, en un pasaje cuyo protagonista es Jesús y desde allí trataremos de comprender el uso típicamente cristiano de los bienes. Jesús, se encuentra aparentemente con un hombre joven que le pregunta: “maestro bueno, tú debes saber ¿Qué tendría que hacer yo para tener derecho a la vida eterna, así como si fuera una herencia ya asegurada?”. Jesús, comenzó aclarándole: “¿qué pretendes llamándome bueno? El único verdaderamente bueno es papá Dios, y a nadie hay que atribuirle lo que es de Él. En cuanto a tu pregunta, me parece que sobra. Ya conoces como quiere Dios que tratemos a los demás: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no despojarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre. Eso es lo que Él quiere y nos manda”. Jesús daba por supuesto que los mandamientos que se refieren a Dios eran 6 Pág.2 fundamentales, pero no perdía ocasión para dar relevancia a las obligacionesTema para con los demás. Volvamos al hombre aquel. Era un hombre bueno. Y no por vanagloriarse, sino porque era verdad, le dijo: “desde muchacho he vivido cumpliendo todo eso”. En la respuesta se veía que quería algo más, porque sino ahí hubiera terminado agradeciéndole a Jesús por su respuesta. Y Jesús descubrió ese fondo bueno, descubrió que tenía capacidad de más y, mirándolo con simpatía le gustó para que se les uniera en la tarea del reino. Y le dijo: “ Aún te falta una cosa. Todo cuanto tienes véndelo y repártelo entre los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego ven y sígueme”. El hombre nunca se hubiera esperado algo así. Y ante esas palabras se dio media vuelta y se retiró entristecido. Es que tenía muchas riquezas… Se comprobaba lo que había dicho Jesús: hay terrenos en los que la palabra de Dios no puede dar fruto; uno de ellos es el corazón que se deja enredar en las riquezas. Y Jesús, mirando a los que estaban a su alrededor, dijo a sus discípulos: “¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios! ”. (La palabra que usó Jesús era muy descriptiva: era algo así como: que mal hígado les hace a los ricos entrar al reino…). Ahora los sorprendidos fueron los discípulos. Todo el mundo no sólo pensaba que la riqueza era una bendición, sino que era una señal de predilección de Dios, que a los buenos daba bienes aquí en la tierra, y a los malos, en cambio males. Por eso los pobres, los huérfanos, las viudas eran menospreciados. Y ahora Jesús volvía a poner las cosas en claro, diciendo que si a alguien le iba a costar entrar en el reino de Dios era precisamente a los ricos… Jesús notó la sorpresa, y volvió a remarcar su afirmación: “… es más fácil pasar por el ojo de una aguja una soga de esas que se usan para amarrar las barcas, que el que un rico, siendo rico, entre en el reino de Dios”. Los discípulos no salían de su asombro; la pregunta obvia era: “si ellos no, entonces ¿Quién se podrá salvar?” tenían razón. Entrar al reino de los cielos y salvarse, aunque no eran exactamente lo mismo, eran cosas que rebasaban la capacidad humana. Pero Jesús contestó sólo el asunto de la entrada de los ricos al reino y dijo: “para los hombres definitivamente es algo imposible, pero no para quien está de parte de Dios: porque para Dios todo es posible”. Todavía no les quedaba nada claro. Pedro abordó a Jesús para aclarar la cuestión. Todavía había quienes flaqueaban y, aquello no ayudaba al ánimo del grupo. Y le preguntó directamente: “A ver Jesús, acláranos esto: tú ves que nosotros hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿Cuál es el futuro?, ¿Qué podemos esperar? Está bien eso del reino futuro, está bien eso de que no seamos ambiciosos, pero… ¿y para ahora?” Jesús no idealizaba la pobreza, el hambre, la enfermedad, como si fueran un bien; estaba claro que era un mal y que había que luchar contra ellas; estaba al lado de los pobres, siendo uno de ellos, contra la pobreza. El ideal del reino era la abundancia, pero para todos, no para unos cuantos; la abundancia nacida del compartir, no la originada en la injusticia, la opresión, el despojo de otros, la abundancia de la vida era lo único que hacia justicia a Dios, a su nombre de Padre, y por esa causa se jugaba Jesús la vida. Entonces Jesús les respondió: “les hablo con toda la verdad de que soy capaz: no hay nadie que haya dejado casa o hermanos o hermanas, o padre o madre o hijos o campos por causa mía y de la buena noticia del reino, que no reciba cien veces más ahora en el presente; en casas y hermanos y hermanas, y madre e hijos con persecuciones y, en el tiempo venidero, la vida definitiva. Y será realidad que los primeros ahora serán entonces los últimos y los últimos ahora, serán los primeros entonces”. MÁS ALLÁ DE LAS LIMOSNAS: COMPARTIENDO LO QUE NOS PERTENECE Tema 6 Pág.3 El Evangelio de Lucas, dice sobre la presencia de personas muy ricas y muy pobres. Ricos y pobres aparecen en los textos de las parábolas pero también, de modo indirecto en el énfasis específico que Lucas da a la necesidad de dar limosna (Lc 3, 11; 5,11; 6,3038; 7,5; 11,41; 12,33-34; 14,13-14.33; 16,9; 18,22; 19,8; Hch 2, 44-45; 4, 32-35; 5,1-2; 9,36; 10,2.4.31). El ambiente de Lucas, era periferias de las grandes ciudades del imperio greco-romano, donde se amontonaban millares de pobres: gente sin tierra, sin trabajo, sin casa, sin ciudadanía. Era costumbre de los más ricos dar limosnas, ya sea para los que se las pedían como para sus esclavos y empleados, o para sus clientes. Esta práctica buscaba crear una red de dependencia, una limosna de ese tipo, sólo daba más prestigio y poder a quien la practicaba y aumentaba la indigencia de quien la recibía. Práctica aun hoy muy común, llamada clientelismo, caudillismo o apadrinamiento (Lc 22, 25). La limosna no cambia la situación ni de quien pide, ni de quien la da. La sociedad continúa igual. La propuesta de la comunidad del evangelista Lucas es muy diferente: se debe dar limosna “sin esperar nada a cambio”. Las “limosnas” en las comunidades de Lucas tienen una función liberadora. Buscan favorecer la distribución de la renta y disminuir la concentración de las riquezas. Significa la integración de las personas más pobres en las comunidades reunidas en torno a las casas. La “casa” en esa sociedad era centro de producción y de consumo, ligada a la producción agrícola, a la producción artesanal (Hch 9,39; 18,3 y Rm 16,3-5), comercial (Hch 16,14-15) o varias de estas actividades. Las primeras comunidades cristianas se formaron alrededor de estas casas (Hch 2,46; 5,42; 8,3; 12,12; 16,15; 18,7-8; Rm 16,3-5.10-11.23) Lucas quería comunidades en las que no hubiese distinciones ni jerarquías entre ricos y pobres, señores y esclavos, griegos y judíos, hombres y mujeres (Gal 3,28) y que entre ellos no hubiese quien pase necesidad. (Hch 2,42-47 y 4, 32-35). POR DÓNDE COMENZÓ JESÚS Jesús retoma la idea de compartir y la lleva a la plenitud de la comunidad cristiana. Esto es lo que Jesús propone a los de su Casa. Jesús vuelve a su casa, a su clan, anuncia a su aldea la Buena Nueva del Reino de Dios. Comienza por su propia casa, en su propia comunidad. El principal gesto mesiánico de Jesús es abrir los ojos a los ciegos. La ceguera es la que impide a las personas percibir la presencia de Dios en lo que estaba sucediendo en Nazaret. Pero la reacción de sus parientes y amigos no es de las mejores. Se escandalizan. No creen que Jesús, que vivió en medio de ellos por más de 30 años, esté anunciando que el Reino de Dios está comenzando justamente allí, en Nazaret, una pequeña población de la que nadie había oído hablar. No creen que, a los ojos de Dios, la periferia sea, en realidad, el centro. Y lo que es el centro a los ojos del imperio y de la religión oficial, en realidad, es periferia para Dios. Lucas nos deja un mensaje: quien busca cambiar el mundo debe comenzar por su casa, por su calle, con sus parientes y vecinos. Fue así como Jesús comenzó. En un ambiente conocido y, por eso mismo, difícil y peligroso. LOS PADRES DE LA IGLESIA Y EL DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENES Los llamados “Padres de la Iglesia”: Basilio, Gregorio, Juan Crisóstomo, Hilario, Ambrosio, Jerónimo, Agustín, entre otros, son como ya explicamos los santos pastores y escritores eclesiásticos de los primeros siglos de la Iglesia. Unánimemente han enseñado, reflejando el espíritu del Evangelio, que Dios ha destinado la tierra y todo lo que en ella se contiene para uso de todos los hombres y de todos los pueblos, de modo que los bienes creados deben llegar a todos según las reglas de la justicia, inseparable de la caridad3. Para los Santos Padres, se traiciona el don de la creación cuando una minoría de los hombres se apodera de los recursos de la tierra, ya que “lo que es de Dios es de todos” (San Cipriano). “No somos dueños sino administradores frente a Dios de los bienes de este mundo”, enseña por Ej. San Juan Crisóstomo. San Basilio afirma, “la propiedad privada absoluta es un robo”. Según el mismo santo, es ladrón no solamente aquel que arrebata los bienes a quien ya los tiene, sino también aquel que no quiere compartir los bienes que tiene en abundancia con los que carecen de ellos. Y continua afirmando: “Del hambriento es el pan que tú retienes, del que va desnudo es el manto que tu guardas en tus armarios, del descalzo el calzado que en tu casa se pudre”. Para los Padres de la Iglesia existe un verdadero “derecho del pobre” y lo superfluo del rico se debe a los pobres como un estricto deber de la justicia. La radicalidad con la que viven el Evangelio los Padres de la Iglesia los lleva a tener expresiones de fuerte impacto hasta el día de hoy. La concepción de bienes, de pertenencia de esos bienes, de propiedad-herencia y del destino universal de los mismos es de enorme claridad y aguda actuación. Dos expresiones de Juan Crisóstomo lo evidencian: “Salimos de la Iglesia y vemos pobres que nos piden ayuda pero apuramos el paso como si fueran estatuas sin alma. Nos espera en nuestra casa la mesa lista. ¿Pero cómo tendremos el coraje de agradecer a Dios y de levantar las manos al cielo pidiendo perdón por nuestros pecados? ¿No será que después de tanta inhumanidad, como respuesta a la oración, nos llegue desde el cielo un rayo?” (San Juan Crisóstomo, 344-407) “Cuando veas a un pobre, no le pases cerca apurado, ponte a reflexionar. Si tú estuvieras en su lugar, ¿qué querrías que los demás hicieran por ti? Piensa que él es un hombre como tú, con tu misma dignidad. Y, sin embargo, a él, que en nada es inferior a ti, tú lo consideras a menudo menos que a tus propios perros, porque estos se sacian de pan mientras que aquel se duerme sin haber comido” (San Juan Crisóstomo). EL DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENES EN EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA “Dentro del plan de Dios, todos los bienes de la tierra están destinados en primer lugar al decoroso sustento de todos los hombres” (MM 119). Pablo VI advierte que la propiedad privada no constituye para nadie un derecho incondicional y absoluto pues está subordinado en primer lugar al derecho de todos los hombres de usar de los bienes de la tierra. Aunque las primeras encíclicas sociales de los Papas sostuvieron el derecho natural a la propiedad privada y algunos pensadores liberales han querido hacer de ellas sustento para sus teorías (PP 22 - 23), toda propiedad privada tiene una hipoteca social. El tema fue aclarado ampliamente por las enseñanzas de estos documentos, partiendo de la distinción entre medios de consumo y medios de producción. Los medios de consumo son aquellos más directamente necesarios para la vida (alimentación, vestido, vivienda, educación) y los medios de producción son los que sirven para producir otros bienes (tierras, maquinarias, fábricas, tecnología). La propiedad privada de los primeros es un derecho natural, absoluto y permanente de todos los hombres. En situaciones extremas, incluso existe el derecho de tomar de la riqueza ajena lo necesario para la subsistencia propia y de la familia, como enseña el mismo Santo Tomás de Aquino. El debate se plantea en relación con los medios de producción. Para algunos, la propiedad privada de los medios de producción es un derecho sagrado y absoluto; para 3 Gaudium et Spes n 69 otros es la causa más grande de la explotación del hombre por el hombre y, por lo tanto, debe ser abolida y colectivizada. Podemos y debemos preguntarnos: ¿Y para la Iglesia? PROPIEDAD PRIVADA DE LOS MEDIOS DE PRODUCCIÓN. La Iglesia defiende el derecho legítimo de todos, y por lo tanto también de los Tema 6 Pág.5 trabajadores, a la propiedad privada de los medios de producción ya que son fruto del mismo trabajo, y condena los abusos de la misma. La propiedad privada es necesaria como expresión de la libertad del hombre, de su iniciativa y responsabilidad social, y como elemento de seguridad para el porvenir. Pero dice Juan XXIII: “No basta afirmar que el hombre tiene un derecho natural a la propiedad de los bienes, incluidos los de producción, si al mismo tiempo no se procura con toda energía que se extienda a todas las clases el ejercicio de este derecho” (MM 113). Frente a los abusos que pueden darse, y se dan, de la propiedad privada de los medios de producción –y que afectan el bien común (latifundios sin cultivar, especulación de la tierra, concentración excesiva de los bienes o de las finanzas en las manos de unos pocos)-, hay que recordar que la propiedad privada de los medios de producción no es un derecho absoluto y el Estado puede y debe intervenir. Dice Pablo VI: “El bien común exige algunas veces la expropiación, si por el hecho de su extensión, de su explotación deficiente o nula, de la miseria que de ella resulta a la población, del daño considerable producido a los intereses de un país, algunas posesiones sirven de obstáculo a la prosperidad colectiva” (PP24). “La propiedad privada es un derecho de todos, pero no como fuente de privilegios o irritantes desigualdades sociales. Los medios de producción nunca pueden ser poseídos contra el trabajo, porque el único título legítimo para su posesión es que sirvan para el trabajo y, sirviendo al trabajo, hagan posible el destino universal de los bienes y derecho a su uso común” (LE14). FUNCIÓN SOCIAL DE LA PROPIEDAD La “hipoteca social” que pesa sobre la propiedad privada no alcanza solo a los bienes sobrantes (superfluos) sino que tiene que ver con el modo de gestionar y administrar los bienes. La función social de la propiedad tiene que ver con el uso que el propietario hace sus bienes. Ese uso no es neutral en sus efectos, ni indiferente para la sociedad. Retener bienes sin hacerlos producir es perjudicar a quien necesita que ese capital sea empleado da tal manera que él pueda trabajar. No se le pide al propietario que reparta su dinero sino que lo haga producir beneficiando a los demás, creando por ejemplo nuevas fuentes o puestos de trabajo. El hombre, al usar de los bienes, no debe tener las cosas materiales que legítimamente posee como exclusivamente suyas, sino también como bienes comunitarios: ¡que no le aprovechen a él solamente sino también a los demás! (GS 69). También el Estado puede ser propietario de medios de producción (líneas aéreas, ferrocarriles, telecomunicaciones, fábricas, etc.) cuando lo exigen motivos de manifiesta y verdadera necesidad del bien común. REFORMA AGRARIA En el Antiguo Testamento encontramos repetidas veces la afirmación de que la tierra es de Dios (Lev 25,23) y Él quiere que todos sus hijos disfruten de ella por igual. Por eso no solo exige un reparto inicial, equitativo, de la tierra, sino un redistribución periódica, cada vez que llegue el año jubilar (Lev 25,8-17). La función social de la propiedad de la tierra es más importante que otros tipos de propiedades. La tierra es un bien insustituible. El Estado debe tender a una distribución más justa de la propiedad del suelo, corregir los males del latifundio y del minifundio (que no garantizan la subsistencia de millones de campesinos). Se hace necesaria entonces la expropiación a través de las formas adecuadas de indemnización y una reforma agraria que aumente la productividad de la tierra en beneficio de todos. En América Latina ni siquiera el 10% de los hombres que trabajan en el campo son propietarios de las tierras que cultivan. La pequeña propiedad rural es la base más sólida para el desarrollo del campo. La integración de estas propiedades en cooperativas agrícolas, desde donde también los campesinos pueden disponer de recursos legales para defender sus derechos, representaría un logro importante, como enseña (MM 119-153). El documento del Pontificio Consejo de Justicia y Paz, que lleva por título Para una mejor distribución de la tierra (1997), ha vuelto a plantear el reto y la urgencia de una efectiva, equitativa y eficiente reforma agraria, sobre todo en América Latina. Pablo VI retomó esta enseñanza afirmando: “No hay ninguna razón para reservarse en uso exclusivo lo que supera a la propia necesidad, cuando a los demás falta lo necesario” (PP22). El derecho a vivir de todos está primero que el derecho a vivir muy bien de algunos. DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENES Y EL COMPENDIO DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA Presentamos a continuación en forma orgánica como presenta el origen y significado del destino Universal de los Bienes el Compendio: ORIGEN Y SIGNIFICADO 171 Entre las múltiples implicaciones del bien común, adquiere inmediato relieve el principio universal de los bienes: “Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso de todos los hombres y pueblos. En consecuencia, los bienes creados deben llegar a todos en forma equitativa bajo la égida de la justicia y con la compañía de la caridad”.4 Este principio se basa en el hecho de que “el origen primigenio de todo lo que es un bien es el acto mismo de Dios que ha creado al mundo y al hombre, y que ha dado a este la tierra para que la domine con su trabajo y goce de sus frutos (cf. Gn 1,28 – 29). Dios ha dado la tierra a todo el género humano para que ella sustente a todos sus habitantes, sin excluir a nadie ni privilegiar a ninguno. He ahí, pues, la raíz primera del destino universal de los bienes de la tierra. Ésta por su misma fecundidad y capacidad de satisfacer las necesidades del hombre, es el primer don de Dios para el sustento de la vida humana”. 5 La persona, en efecto, no puede prescindir de los bienes materiales que responden a sus necesidades primarias y constituyen las condiciones básicas para su existencia; estos bienes le son absolutamente indispensables para alimentarse y crecer, para comunicarse, para asociarse y para poder conseguir las más altas finalidades a que está llamada.6 172 El principio del destino universal de los bienes de la tierra está en la base del derecho universal al uso de los bienes. Todo hombre debe tener la posibilidad de gozar del bienestar necesario para su pleno desarrollo: el principio del uso común de los bienes, es el “primer principio de todo el ordenamiento ético-social”7 y “principio peculiar de la doctrina social cristiana”. 8 Por esta razón la Iglesia considera un deber precisar su naturaleza y sus características. Se trata ante todo un derecho natural, inscrito en la naturaleza del hombre, y no sólo de un derecho positivo, ligado a la contingencia histórica; además este derecho es “originario”. 9 Es inherente a la persona concreta, a toda persona, y es prioritario respecto a cualquier intervención humana sobre los bienes, a cualquier ordenamiento jurídico de los mismos, a cualquier sistema o método socioeconómico: “todos los demás derechos, sean lo que sean, comprendidos en ellos los de propiedad y comercio libre, a ello {destino universal de los bienes} están subordinados: no deben estorbar, antes al 4 Concilio Vaticano II, Const. Past. Gaudium et spes, 69: AAS 58 (1966) 1090. Juan Pablo II. Carta enc. Centesimus annus, 31: AAS 83 (1991) 831. 6 Cf. Pio XII, radiomensaje por el 50º aniversario de la <<Rerum novarum>>: AAS 33 (1941) 7 Juan Pablo II. Carta enc. Laborem exercens, 19: AAS 73 (1981) 525 8 Juan Pablo II. Carta enc. Sollicitudo Rei socialis, 42: AAS 80 (1981) 573 9 Pio XII, radiomensaje por el 50º aniversario dela <<Rerum Novarum>> AAS 33 (1941) 199 5 contrario, facilitar su realización, y es un deber social grave y urgente hacerlos volver a su finalidad primera”.10 173 El principio del destino universal de los bienes, según los diferentes contextos culturales y sociales, implica una precisa definición de los modos, de los límites, de los objetos. Destino y uso universal no significan que todo esté a disposición de cada uno o de todos, ni tampoco que la misma cosa sirva o pertenezca a cada uno o a todos. Si bien es que todos los hombres nacen con el derecho al uso de los bienes, no lo es menos que, para asegurar un ejercicio justo y ordenado, son necesarias intervenciones normativas, fruto de acuerdos nacionales e internacionales, y un ordenamiento jurídico que determine y especifique tal ejercicio. 174 El principio del destino universal de los bienes invita a cultivar una visión de la economía inspirada en valores morales que permitan tener siempre presente el origen y la finalidad de tales bienes, para así organizar un mundo justo y solidario, en el que la creación de la riqueza pueda asumir una función positiva. La riqueza, efectivamente, presenta esta valía, en la multiplicidad de las formas que pueden expresarla como resultado de un proceso productivo de elaboración técnicoTema 6 Pág.7 económica de los recursos disponibles, naturales y derivados; es un proceso que debe estar guiado por la inventiva, por la capacidad de proyección, por el trabajo de los hombres, y deber ser empleado como medio útil para promover el bienestar de los hombres y de los pueblos y para impedir su exclusión y explotación. 175 El destino universal de los bienes comporta un esfuerzo común dirigido a obtener para cada persona y para todos los pueblos las condiciones necesarias de un desarrollo integral, de manera que todos puedan contribuir a la promoción de un mundo más humano, “donde cada uno pueda dar y recibir, y donde el progreso de unos no sea obstáculo para el desarrollo de otros ni un pretexto para su servidumbre”.11 Este principio corresponde al llamado que el Evangelio incesantemente dirige a las personas y a las sociedades de todo tiempo, siempre expuestas a las tentaciones del deseo de poseer, a las que el mismo Señor quiso someterse, (Cf. Mc 1, 12-13; Mt 4, 1-11; Lc 4, 113; ) para enseñarnos el modo de superarlos con gracia. LA OPCIÓN PREFERENCIAL POR LOS POBRES DESDE EL DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENES Los textos que presentamos son del Compendio de la DSI, es necesario siempre considerar que los textos del Magisterio responden a una época histórica y a un contexto social, cultural, y político. 182 El principio del destino universal de los bienes exige que se vele con particular solicitud por los pobres, por aquellos que se encuentran en situaciones de marginación y, en cualquier caso, por las personas cuyas condiciones de vida les impiden un crecimiento adecuado. A este propósito se debe reafirmar, con toda su fuerza, la opción preferencial por los pobres:12 “ésta es una opción o una forma especial de la primacía en el ejercicio de la caridad cristiana, de la cual da testimonio toda la tradición de la Iglesia. Se refiere a la vida de cada cristiano, en responsabilidades sociales y, consiguientemente, a nuestro modo de vivir y a las decisiones que se pueden tomar coherentemente sobre la propiedad y el uso de los bienes. Pero hoy, vista la dimensión mundial que ha adquirido la cuestión social, este amor preferencial, con las decisiones que nos inspira, no puede dejar de abarcar a las inmensas muchedumbres de hambrientos, mendigos, sin techo, sin cuidados médicos y, sobre todo, sin esperanza de un futuro mejor”.13 183 La miseria humana es el signo evidente de debilidad del hombre y de su necesidad de salvación.14 De ella se compadeció Cristo salvador, que se identificó con sus “hermanos más pequeños”(Mt. 25, 40-45). “Jesucristo reconocerá a sus elegidos en lo que hayan hecho por los 10 Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio, 22: AAS 59 (1967) 268 Congregación para la doctrina de la fe. Instr. Libertatis conscientia, 90: AAS 79 (1987) 594 12 Cf. Juan Pablo II, Discurso a la III conferencia general del episcopado latinoamericano, Puebla (28 de enero de 1979), I/8: AAS 71 (1979)194-195. 13 Juan Pablo II, carta enc. sollicitudo rei sociales, 42: AAS 80 (1988) 572-573; cf. Id., carta enc. Evangelium vitae, 32: AAS 87 (1995) 436-437; id., carta ap. Tertio milenio adveniente, 51: AAS 87 (1995) 36; Id., carta ap. Novo milenio ineunte, 49-50: AAS 93 (2001) 302- 303. 14 Cf. Catecismo de la Iglesia católica. 2448. 11 pobres. La buena nueva “anunciada a los pobres” (Mt. 11,5: Lc. 4, 18) es el signo de la presencia de Cristo”.15 Jesús dice: “pobres tendréis siempre con vosotros, pero a mí no me tendréis siempre”(Mt. 26, 11; Cf. Mc 14, 3-9; Jn. 12, 1-8) no para contraponer al servicio de los pobres la atención dirigida a él. El realismo cristiano, mientras por una parte aprecia los esfuerzos laudables que se realizan para erradicar la pobreza, por otra parte pone en guardia frente a posiciones ideológicas y mesianismos que alimentan la ilusión de que se pueda eliminar totalmente de este mundo el problema de la pobreza. Esto sucederá no sólo a su regreso, cuando Él estará de nuevo con nosotros para siempre. Mientras tanto, los pobres quedan confiados a nosotros y en base a esta responsabilidad seremos juzgados al final. (cf. Mt 25, 31-46): “nuestro Señor nos advierte que estaremos separados de Él si omitimos socorrer las necesidades graves de los pobres y de los pequeños que son sus hermanos”.16 184 El amor de la Iglesia por los pobres se inspira en el Evangelio de las bienaventuranzas, en la pobreza de Jesús y en su atención por los pobres. Este amor se refiere a la pobreza material y Tema 6 Pág.8 también a las numerosas formas de pobreza cultural y religiosa.17 La iglesia “desde los orígenes, ya pesar de los fallos de muchos de sus miembros, no ha cesado de trabajar para aliviarlos, defenderlos y liberarlos. Lo ha hecho mediante innumerables obras de beneficencia, que siempre y en todo lugar continúan siendo indispensables”. 18 Inspirada en el precepto evangélico: “de gracia lo recibisteis; dadlo de gracia” (Mt 10,8), la Iglesia enseña a socorrer al prójimo en sus múltiples necesidades y prodiga en la comunidad humana innumerables obras de misericordia corporales y espirituales: “entre estas obras, la limosna hecha a los pobres es uno de los principales testimonios de la caridad fraterna; es también una práctica de justicia que agrada a Dios”, 19 aun cuando la práctica de la caridad no se reduce a la limosna, sino que implica la atención a la dimensión social y política del problema de la pobreza. Sobre esta relación entre caridad y justicia retorna constantemente la enseñanza de la Iglesia: “cuando damos a los pobres las cosas indispensables no les hacemos liberalidades personales, sino que les devolvemos lo que es suyo. Más que realizar un acto de caridad, lo que hacemos es cumplir un deber de justicia”. 20 Los padres conciliares recomiendan con fuerza que se cumpla este deber “para no dar como ayuda de caridad lo que ya se debe por razón de justicia”. 21 El amor por los pobres es ciertamente “incompatible con el amor desordenado de las riquezas o su uso egoísta”. 22 (cf. St 5, 1-6). 15 Catecismo de la Iglesia católica. 2443. Catecismo de la Iglesia católica. 1033. 17 Cf. Catecismo de la Iglesia católica. 2444. 18 Catecismo de la Iglesia católica. 2448. 16 19 Catecismo de la Iglesia católica. 2448. Catecismo de la Iglesia católica. 2447. 21 San Gregorio magno, regula pastoralis, 3, 21: PL 77-87: <<Nam cum quaelibet necessaria indigentibus ministramus, sua illis reddimus, non nostra largimur; iustitiae potius debitum soluimus, quam misericordiae opera implemus 22 Concilio Vaticano II. Decr. Apostolicam actauositatem. 8: AAS 58 (1966) 845; cf. Catecismo de la iglesia católica, 2446. 20 Tema 7 EL DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENES: UNIVERSALIDAD DE LOS BIENES. ORIGINARIOS Y DERIVADOS. EL CONOCIMIENTO Y EL PODER POLÍTICO COMO BIENES DE DESTINACIÓN UNIVERSAL. EL CONCEPTO DE PROPIEDAD. FUNCIÓN SOCIAL. Tema 6 Pág.9 EL DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENES En el capitulo III “La vida económico-social del documento conciliar Gaudium et Spes, en los puntos 69 a 73 encontramos los argumentos fundamentales de la DSI sobre el Destino Universal de los bienes contestes con la tradición de la Iglesia, fundamentalmente con la elaboración que sobre el tema habían hechos los Santos Padres. CONCEPTO Los bienes de la tierra y lo que ella contiene son para el: Uso de todos los pueblos y por tanto de todos los hombres. “Los bienes de este mundo están originariamente destinados a todos (S.R.S. 42) Deben alcanzar para abastecer a todos Deben ser administrados a favor de todos y no solo de algunos Esto puede lograrse por medio de la equidad. Con justicia. Con caridad (G.S. 69 – Pio XII, Radiomensaje de Pentecostés 1/6/41 “El origen primigenio de todo lo que es un bien es el acto mismo de Dios que ha creado al mundo y el hombre y que ha dado a éste la tierra, para que la domine con su trabajo y goce de sus frutos (Gen 1, 28/29) C.A. 31. “Dios ha dado la tierra a todo el genero humano,... sin excluir a nadie ni privilegiar a ninguno “- C:A: 31. PECULIARIDAD Es un principio peculiar de la DSI (SRS 42 Comp. 172). No se conocen otras doctrinas ni religiosas ni políticas que hayan expresado tan radicalmente que los bienes son para toda la familia humana Constituye por lo tan un principio moral fundamental del orden económico CENTRALIDAD La centralidad del DUB deriva de: El evangelio y el mayor bien que es la gracia, es para todos los hombres. Se funda en la antropología cristiana (nuestro concepto del hombre): igualdad, hermandad, ser único e irrepetible, imagen de Dios, cada hombre y todos los hombres sin excepción ni discriminación. Está vinculado a todos los principios de la DSI (dignidad de la persona, solidaridad, participación, bien común) Tema 7 Pág.1 CARACTERÍSTICAS El destino universal de los bienes: Es un derecho natural Es un derecho originario Es prioritario a cualquier sistema jurídico. Estos deberían estarle subordinados. No significa que todo sea indiferenciadamente de todos sino promover un espíritu que impulse un orden justo y solidario. La DSI ha propiciado siempre un concepto de propiedad que abarque a todos y cada uno de los hombres y no una propiedad privada concentrada en algunos. Y, aun en el primer caso, esa propiedad debe estar en función social o sea al servicio de los demás. Tampoco significa el reparto de todos los bienes en partes iguales como punto de llegada. Se trata de que todos puedan tener un mismo punto de partida (igualdad de oportunidades) que dimana del principio de justicia y que luego, si como consecuencia de distintos avatares históricos ese equilibrio se rompe, pueda ser restaurado no solo con la justicia sino también con la caridad. Está orientado a promover el desarrollo integral del hombre. FUNDAMENTOS Dios creo al hombre para la comunidad y la comunión Dios es el creador de todos los bienes, por lo tanto todos los bienes son suyos. Hizo comunes las cosas mas necesarias (aire, agua, sol...) Somos criaturas, hijos y herederos del Creador Fuimos creados a su imagen: de esa manera debe ser nuestro dominio; ser como El, amor para los demás que comunico todos los bienes. Jesús nos llamó sus amigos (los que tiene todo en común). Somos entonces administradores de los bienes. Amor = Solidaridad en la Nueva Alianza (mandamiento nuevo). Comunión de destino con Cristo. Cuerpo místico. CONCEPTO DE BIENES – ORIGINARIOS Y DERIVADOS Cuando nos referimos a bienes el concepto es amplio. No son solo los recursos naturales. Ni siquiera los que son fruto de la producción primaria o extractiva. Lo son también los producidos en tanto el trabajo del hombre es substancial para su existencia. Tampoco podemos reducirlos a los bienes económicos. Los bienes son todo aquello que el hombre necesita para su desarrollo. Para ser más hombre. Más humano. Incluye los bienes espirituales, culturales, religiosos, artísticos, la salud, etc . En definitiva todos lo que es una necesidad, una carencia, una indigencia humana y en el que todos los hombre somos comunes indigentes. Dentro de los bienes economicos C.A. 32 se refiere a la propiedad de los que son fruto del conocimiento, la técnica y el saber científico donde el hombre mismo Tema 7 Pág.2 es cada vez más el recurso económico más importante. Si en otros tiempos parecía que los factores decisivos de la producción eran primero la tierra y luego el capital aunque esto no era cierto porque no consideraba la necesaria participación del hombre, hoy es el hombre el factor decisivo. Los nuevos conocimientos científicos deben ponerse al servicio de las necesidades primarias del hombre. Deben aumentar el patrimonio de la humanidad y no el patrimonio de algunas multinacionales (patentes). El concepto de DUB no es solo estructural sino también personal. Se trata de todos nuestros talentos, capacidades que nos han sido dadas, los frutos de los éxitos, nuestro tiempo libre. GS 69 Insiste en el deber de la caridad directa. Ayudar a los pobres y no solo con lo superfluo. El que no da de comer al hambriento, lo mata. CUALES SON LOS BIENES SUJETOS AL DUB Una breve enumeración de bienes y carencias La tierra y los recursos naturales La casa habitación La alimentación Los servicios primarios (agua, salud, servicios sanitarios...) La educación Los ingresos El trabajo El ambiente La información La solidaridad y seguridad social y los derechos humanos, civiles y políticos El conocimiento (la trasferencia de tecnología) La tecnología y su uso ej: la informática El poder como poder de decisión. El derecho de las generaciones futuras. EL DUB Y LA PROPIEDAD Ninguna forma del derecho de propiedad (G.S. admite la diversidad) debe perder de vista el DUB. El origen del derecho de propiedad es el trabajo humano (C.A. 30-32) La propiedad individual legítima no debe vivirse como exclusiva y excluyente. Siempre debe aprovechar a los demás.El criterio de propiedad privada como derecho natural esta concebido como el derecho de todos a tenerla. “Los bienes creados deben llegar a todos en forma equitativa “ G.S. 69. Todos deberán poseer una parte suficiente de los bienes de la creación para sí y para su familia. (C.A. 6) (G.S. 71). Tanto individuos como colectividades. Juan XXIII en M.M. 113,114 manifiesta que “No basta afirmar que el hombre tiene un derecho natural a la propiedad de los bienes, incluidos los de producción si, al mismo tiempo, no se procura, con toda energía, que se extienda a todas las clases sociales el Tema 7 Pág.3 ejercicio de este derecho” G.S. 71 la caracteriza como extensión de la libertad del hombre. Contribuye a la expresión y a la responsabilidad de la persona. El derecho al uso de los bienes de la tierra que los hombres tienen lo satisface el derecho de propiedad si es servicio a la vida. Si no, no es ni justa ni legitima Incluye los bienes materiales como lo inmateriales GS 71 La propiedad no es un valor absoluto (C.A. 6). “No es un derecho absoluto” C.A.30 Juan Pablo II afirma que el problema de la pobreza se da inclusive en aquellos lugares en que más se defiende el derecho de propiedad. El trabajo es el origen de la propiedad (C.A. 31) “La tierra no da sus frutos...sin el trabajo” “” mediante el trabajo, usando la inteligencia y la libertad logra dominar la tierra y hacer de ella su digna morada...” (Comp. DSI) Cada vez más el trabajo es mas importante “en cuanto riquezas materiales en inmateriales...” factor productivo de las EN CONSECUENCIA LA PROPIEDAD: Es subordinada al DUB Es un medio y no un fin en si mismo . . Es un derecho secundario al servicio de un derecho primario superior que es el DUB. La Encíclica PP 23 preveía como debía resolverse en caso de conflicto de intereses derivando la solución en la autoridad pública, y las comunidades. También el derecho al libre comercio esta subordinado al DUB (PP 22) La propiedad está limitada. Somos administradores de bienes destinados para un beneficio común. La virtud cristiana exige una comunicación de lo que se posee Es licito conservar lo necesario pero se debe compartir lo superfluo. El dominio que el hombre ejerce sobre las cosas le viene de Dios. El no es dueño absoluto ni de su propia vida, de ahí que su señoría nunca será de amo absoluto, sino de administrador que debe rendir cuenta. La propiedad privada importa una función social (M.M. y Juan PabloII en Puebla) “Es un deber social grave y urgente hacer que los bienes vuelvan a su finalidad primera “P.P.22. “La propiedad privada por su misma naturaleza, tiene también una índole social cuyo fundamento reside en el destino común de los bienes” C:A: 30. LA PROPIEDAD Y EL ESTADO DE NECESIDAD G.S. 69: El que se encuentra en extrema necesidad tiene el derecho a procurarse lo necesario tomándolo de las riquezas de otros. El que no da de comer al hambriento: lo mata. Recuerda que este es tanto un derecho para las personas como para las pueblos que necesitan desarrollarse. LA ECONOMÍA Tema 7 Pág. 4 G.S. 70 Las inversiones tendrán que asegurar el trabajo productivo y beneficios para la población actual y futura. En las relaciones económicas internacionales se deberá contemplar: Las necesidades de los países menos avanzados Que los prestamos no perjudiquen al que los da ni al que lo toma Cuidar que los países más pobres no terminen pagando injustamente los daños de una desvalorización monetaria. PROPUESTA DEL CONCILIO Crear redes de instituciones sociales de previsión y seguro Reforzar los subsidios laborales y sociales principalmente los que tienen por fin la educación y la cultura Advierte contra los peligros del estado de bienestar Condena el uso desmedido del derecho de propiedad: El latifundio Propone una reforma agraria Acepta la expropiación por causa de utilidad pública Insta a los cristianos a luchar por una mayor justicia y caridad para el bienestar de la humanidad y vincula esta tarea a la salvación del mundo Les pide que procuren destacarse en: testimonio, capacitación y experiencia, lealtad a Cristo y su evangelio en clave de bienaventuranzas. Tema 7 Pág. 5 Tema 8 APORTES DE LAS CIENCIAS ECONÓMICAS: DESCRIPCIÓN DEL FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA ECONÓMICO. LAS DISTINTAS DOCTRINAS ECONÓMICAS. LO ECONÓMICO Y LO SOCIAL. LA PRODUCCIÓN Y EL TRABAJO. EL DESEMPLEO Y OTROS INDICADORES SOCIALES. PARADIGMAS ECONÓMICOS Y SU RELACIÓN CON EL DUB EL PROBLEMA ECONÓMICO. PERSPECTIVAS TEÓRICAS. El objeto de este texto es poner a su alcance las líneas principales que, a nuestro entender, sintetizan la visión e interpretación que desde cada perspectiva teórica se hace de la vida y la actividad económica de una sociedad. No se detiene en los particulares de cada perspectiva ni en los debates específicos que son habituales en los textos de historia del pensamiento económico; y tampoco pretende ser una enumeración exhaustiva de los distintos aportes de cada una de las mismas23. INTRODUCCIÓN. Las distintas teorías económicas se desarrollaron como respuestas a inquietudes e interrogantes surgidos en el ámbito de la política, el nacimiento mismo de la ciencia económica no responde a una necesidad filosófica de conocer, sino a la necesidad de encontrar respuestas válidas en el campo de la política económica. En consecuencia toda teoría económica puede ser vista desde múltiples aspectos, y la cercanía o diferencias entre las escuelas dependen del punto de vista que se adopte. LA ESCUELA CLÁSICA. EL NACIMIENTO DE LA ECONOMÍA. ¿Cómo hacer rico al reino? ¿Cuál es la causa de la riqueza de una nación? Éstas eran esencialmente las preguntas que comienzan ha realizarse funcionarios y cortesanos durante el s. XVII. La primera respuesta ensayada es que la riqueza de un reino, al igual que la riqueza privada, está dada por la cantidad de oro y plata que hay en las arcas reales. La segunda respuesta afirmaba que la riqueza de una nación era generada por la actividad agrícola y luego se distribuía al resto de la sociedad a través de la circulación. La historia demuestra que estas respuestas eran erradas a través del fracaso de las políticas que inspiraron. Adam Smith (1723-1790) a quien se reconoce como fundador de la ciencia económica y de la Escuela Clásica, propone que la causa de la riqueza de una nación es el trabajo de su población. No se trata de la capacidad de acumular oro y plata, ni de la fertilidad del suelo y el trabajo agrícola, sino de la cantidad de personas de la población total que trabajan y de la productividad de su trabajo. Ésta podría considerarse la respuesta fundacional de la economía como ciencia. 23 En este texto se usa el término escuela para aquellas perspectivas que son resultado del trabajo e interacción de muchos autores. En cambio, tanto Karl Marx como Jhon M. Keynes son los fundadores y principal exponentes de las visiones marxista y keynesiana. Sin que esto signifique desmedro alguno para la teoría marxista y para la teoría keynesiana. Tema 8 Pág.1 La Escuela Clásica (177624 y 1870 aproximadamente). La visión de la Escuela Clásica se funda en la Teoría Objetiva del Valor, o “Teoría del Valor-Trabajo”. Ésta teoría afirma que el verdadero valor de los bienes está dado por el trabajo que lleva producirlos. La Escuela Clásica tiene un concepto clasista de la sociedad. Sus reflexiones económicas parten de la existencia de tres clases sociales: asalariados, capitalistas y terratenientes. Esta división resulta coherente con la teoría del Valor-Trabajo; y era una representación de la sociedad en que vivieron estos autores (primera y la segunda revolución industrial). La “libre concurrencia” es el elemento que explica el comportamiento del sistema. Los autores de la Escuela Clásica en general adhieren al liberalismo filosófico y político, creen en la existencia de un “orden natural” que resulta el más ventajoso para todos, pues está previsto por la naturaleza. Desde este punto de vista cobra importancia una metáfora elaborada por Adam Smith: “cada uno siguiendo su propio interés es guiado como por una mano invisible al interés general”. Desde la teoría y la práctica política los autores de esta escuela se dedicaron a combatir todas las formas de monopolio económico, regulaciones y privilegios que perjudicaran la libre concurrencia. Esa metáfora, y su posterior uso generalizado, revelan de algún modo la búsqueda de respuestas sobre la coincidencia entre el interés privado y el interés social, vale decir entre la realización personal y el bien común, que no deberían ser contradictorios. Sin embargo, no es la libre concurrencia, sino la fraternidadreciprocidad vividas la clave de esa coincidencia LA VISIÓN MARXISTA. ¿Si el trabajo es la causa del valor, porqué los trabajadores (que aportan el trabajo) llevan la peor parte? ¿Cómo se explica la pobreza y la miseria de millones de trabajadores? Ésta visión es fundamentalmente fruto del trabajo de Karl Marx (1818-1883), quien desarrolla un pensamiento que va más allá del modesto campo de la economía, pero aquí sólo se expondrán los aspectos económicos. En el plano teórico, frente a la idea de un sistema que fluctúa y permanece, consecuencia del orden natural, opone -partiendo de una postura filosófica diferente- la idea de un sistema que cambia y se transforma permanentemente. Marx reconoce como sus maestros a varios autores clásicos, especialmente a David Ricardo. Toma de la escuela clásica la Teoría del Valor-Trabajo y la perfecciona. Sostiene que el valor de un bien es la cantidad de trabajo socialmente necesario para su producción. También plantea una visión clasista de la sociedad. Pero plantea sólo dos clases sociales: la “burguesía” y el “proletariado” que tienen una relación antagónica entre ellas (éste antagonismo es parte de la dinámica de transformación de la sociedad). Éstas clases se diferencian por la propiedad del capital. En cuanto al comportamiento del sistema, la clave de interpretación son los procesos de acumulación del capital, típicos del sistema capitalista25. Ve al capitalismo como un sistema de producción de riqueza basado en la explotación de la fuerza del trabajo por el Año de la publicación de “Una Investigación acerca de la Naturaleza y las causas de la Riqueza de las Naciones” de A. Smith. 25 La competencia es considerada como la manera de regular conductas y transmitir marcos de comportamiento. 24 Tema 8 Pág.2 capital26. Y es en la producción donde se produce la explotación del trabajador pues la ganancia se origina en la diferencia entre el valor generado por el trabajo y el salario efectivamente pagado al trabajador. En el terreno político, el Estado es visto como un instrumento de dominación en manos de la clase dominante. La transformación del sistema será consecuencia del devenir histórico (marcado por la lucha de clases). La clave del cambio es la transformación del sistema de propiedad que, como mínimo, debería excluir la posibilidad de propiedad privada de los medios de producción. La Escuela Neoclásica. La ortodoxia económica. (1870 y 1930 aproximadamente). ¿Porqué los precios? Parece ser la pregunta que asume esta Escuela. En la teoría marxista de la explotación del hombre, la diferencia entre el valor aportado por el trabajo y el salario (que es un precio) pagado por el mismo demostraban tal explotación y explicaban la pobreza material de los trabajadores. Ésta escuela elimina la divergencia precio-valor, eliminando el concepto de valor diferente del precio. Esta escuela comparte con la escuela Clásica la postura filosófica del liberalismo económico, la aversión a la intervención del Estado en la esfera económica y el acento en las libertades individuales. Pero su visión del fenómeno económico es marcadamente diferente. La visión de la escuela Marginalista se basa en la Teoría Subjetiva del Valor, el valor de los bienes no está dado por el trabajo que objetivamente lleva producirlos sino por la valoración que de él hace el consumidor en función de la utilidad que le reportan y la escasez del bien. De este modo ocupan el centro de la escena las necesidades del hombre, lo cual, para nosotros, sería una precondición de la fraternidad vivida a través de la economía. Es en el mercado dónde las valoraciones subjetivas se transforman en valores objetivos. Para la escuela neoclásica el mercado es el lugar donde se determina el único valor de los bienes, resultando así una institución clave para la vida económica. Otra consecuencia teórica de igual importancia de la teoría subjetiva del valor es que el consumidor sólo valora directamente los bienes de consumo, pero ¿Cómo se valoran el resto de los bienes? El valor de éstos últimos será una consecuencia del valor de los bienes de consumo. El trabajo, es un factor productivo más, y tendrá valor (será retribuido) de acuerdo a los bienes que ayude a producir. El esquema clasista de sociedad de la escuela clásica es abandonado por un concepto de sociedad homogénea. El modelo de conducta elegido por ésta escuela es el “homo oeconomicus”, su característica es la racionalidad económica: desde una óptica individualista siempre elige la mejor opción entre las que le permite su circunstancia (técnicamente la opción óptima). No hay diferencias esenciales entre las conductas de un trabajador, un empresario, un consumidor o un financista, no hay distintas clases sociales sino diferentes roles que cada agente puede interpretar. Para la escuela neoclásica es el sistema de precios el que organiza la vida económica, los precios son señales que guían la asignación de recursos siempre escasos a los fines preferidos entre los ilimitados fines posibles. Para ésta escuela el “orden natural” es el mercado que, a través del sistema de precios, hace confluir los intereses particulares en el interés general. De esta visión se derivan verdaderos presupuestos éticos de política económica que, en el discurso aparecen como consecuencias técnicas pero son juicios de valor, como por ejemplo: “no interferir el mecanismo de mercado” o “no distorsionar precios”. 26 Brukún y Spagnolo pp. 113. Tema 8 Pág. 3 LA VISIÓN KEYNESIANA (1930-1970). ¿Por qué la Recesión y la Depresión? La recesión generalizada de 1930 exige de los Gobiernos nuevas respuestas. En especial Roosvelt, Presidente de los E.U.A. establece precios mínimos, da empleo y no se preocupa que ello implique un desequilibrio en las finanzas del Gobierno. Sufre la oposición de quienes insistían en que el sistema se autorregularía, En este contexto Keynes publica “Teoría General de la ocupación, el interés y el dinero”. Keynes sostiene enfáticamente que el problema del desempleo y la necesidad de la gente deben ser resueltos en el corto plazo. En este sentido puede percibirse, en consonancia con la fraternidad, que el Gobierno tiene un deber prioritario hacia los más necesitados. Keynes es el fundador de lo que hoy se conoce como Macroeconomía: el análisis de los grandes agregados de la economía nacional27 y de las políticas que los influyen. La atención no está puesta en los precios, la asignación de recursos y la remuneración de los factores productivos sino en la determinación del nivel de actividad de la economía y del nivel de empleo. No se ocupa de la teoría del valor, pero deja la determinación de los precios relativos a la “microeconomía”, que es la síntesis académica de la escuela neoclásica. Podría decirse que acepta la teoría subjetiva del valor. Relativo al concepto de sociedad sucede algo parecido. La diferencia con la Escuela Neoclásica es la aparición del Estado como otro agente económico con capacidades especiales y objetivos políticos como el pleno empleo y la estabilidad de precios. Para Keynes. El sistema de mercado no funciona como dice la Escuela Neoclásica. La concepción keynesiana original es secuencial: la demanda agregada (consumo privado, más exportaciones, más inversión, mas Gasto Público) es la locomotora que tira del tren de la economía28. Lograr que el tren de la economía vuelva a tomar velocidad o evitar que el tren se desacelere son los objetivos que se persiguen cuando se analizan los distintos instrumentos de política económica La mayoría de los instrumentos de política económica que tienen a su disposición los Gobiernos actualmente son fruto de ésta visión. DEBATE ACTUAL. Crisis del pensamiento keynesiano. Durante las décadas de 1970 y 1980 aparecen fuertes cuestionamientos al papel del Gobierno en la economía. A partir de la elevada inflación internacional con desempleo (fenómeno desconocido para la teoría), se cuestionan tanto la efectividad de la política monetaria como los déficit públicos consecuencia de las políticas fiscales. Por otro lado la globalización financiera y de ciertas actividades productivas limitan la capacidad de los Gobiernos nacionales para influir en sus propias economías. Neoliberalismo. El resultado será la aparición de lo que en el campo social se denomina “neoliberalismo” y que en el campo teórico no es otra cosa que el resurgimiento del pensamiento neoclásico como marco dominante. 27 (Consumo, Inversión, Exportaciones, Importaciones, Gasto Público, etc.) Ejemplo muy sencillo: La demanda de consumo determina el nivel de ventas de las empresas. A partir del nivel de ventas, los empresarios deciden el nivel de Inversión y de empleo. El nivel de empleo determina el nivel de consumo futuro, generándose un círculo virtuoso (si aumenta el consumo) o vicioso (si disminuye). 28 Tema 8 Pág. 4 A nivel teórico, cuestiona la unidad del Estado como agente económico, planteando que en el Estado existe una pluralidad de agentes con intereses contrapuestos de modo que los objetivos políticos no pueden identificarse con el bien común o el interés general. Además, se incorporan las expectativas al concepto de “homo oeconomicus” de una forma que resulta en la imposibilidad teórica de realizar políticas económicas eficaces. Llegándose hasta el extremo de plantear que las fluctuaciones económicas y el desempleo consecuente son racionales y no desviaciones que deben ser corregidas. Sin embargo, el debate está abierto y es intenso, no hay consenso en cuanto a medidas concretas pero el marco común es el neoclásico. Latinoamérica: Estructuralismo y W.C.(Washington Consensus). Bajo la idea de que los pueblos a través de sus Gobiernos podían ejecutar políticas con el objetivo de desarrollarse, nace en América Latina el “estructuralismo latinoamericano” (1950-1975) que enfatiza en resolver las dificultades “estructurales”29 de las economías para lograr el desarrollo. Estas experiencias de desarrollo tienen relativo éxito pero son interrumpidas por los gobiernos militares de la década de 1970. Desde este enfoque puede verse claramente la necesidad de la fraternidad a nivel internacional, para lograr un desarrollo equilibrado en las naciones del mundo. Luego de la caída del muro de Berlín (1989) el Banco Mundial y el FMI con apoyo del Grupo de los Ocho elaboran un conjunto de medidas uniformes para los países subdesarrollados (conocidas como el W.C., Washington Consensus). Estas medias retiran al Estado del ámbito económico incluso del control de las relaciones económicas con el exterior, y limitan el Gasto Público. Los resultados desastrosos para los países en desarrollo de estas políticas, sobre todo en materia de distribución del ingreso, desempleo, pobreza e indigencia, reavivan la búsqueda de alternativas al pensamiento dominante. Premios Nóbel como Amartya Sen y Joseph Stiglitz plantean no sólo los límites del sistema sino también la necesidad de un cambio global. En la práctica surgen nuevas articulaciones en el campo de la economía social (mutuales, cooperativas, organizaciones sin fines de lucro y pymes o la Economía de Comunión) y también nuevas propuestas. REFLEXIONES FINALES. En la actualidad la riqueza de una nación se mide por el valor generado por su actividad económica. Indicadores como el Producto Bruto Interno o el Ingreso Nacional se construyen a partir de la respuesta hallada por la Escuela Clásica: el trabajo del hombre es la realidad fundante de la economía. Sin embargo, la Teoría del Valor-Trabajo presentó algunas dificultades que ésta escuela no pudo resolver30, y es reemplazada por la Teoría Subjetiva del Valor. Hoy el pensamiento neoclásico no es sólo una teoría económica sino un modo de ver, de interpretar la realidad. Este pensamiento ha mostrado una gran capacidad de asimilar otros pensamientos reinterpretándolos desde su visión particular. Así por ejemplo, de A. Smith no rescata la respuesta arriba citada sino la metáfora de “la mano invisible” como exaltación del egoísmo como motor del progreso para sustentar el “homo oeconomicus”. De Keynes no rescata la preeminencia de unos mercados sobre otros, sino su propuesta de incluir expectativas en el análisis económico. 29 P.ej.: falta de insumos estratégicos, pérdida del poder de compra de las exportaciones tradicionales, mala distribución del ingreso. 30 Explicar satisfactoriamente las diferencias persistentes entre valor de uso y valor de cambio. Tampoco logran resolver las dificultades de la puesta en práctica de ésta teoría 30 Tema 8 Pág. 5 Sin embargo, esta visión presenta serios límites a la hora de afrontar temas como el desempleo y la pobreza. Desde la Teoría Subjetiva del valor el trabajo desempleado no tiene valor. La incidencia en el mercado de las preferencias y necesidades de los más pobres es ínfima pues la influencia de cada individuo es proporcional a su ingreso. En su defensa el pensamiento neoclásico arguye la neutralidad científica, una ciencia debe describir y analizar los hechos, más allá de las valoraciones éticas. Pero si el desempleo y la pobreza son temas a resolver, entonces son necesarias nuevas respuestas no sólo en el campo de las políticas aplicadas sino también en el campo teórico. BIBLIOGRAFÍA SOBRE EL TEMA. Galbraith, John Keneth, "Historia de la Economía". Ariel, Buenos Aires 1994. 2a reimpresión de "Economics in Perspective, A critical History, 1987. Screpanti, Ernesto y Stéfano Zamagni “Panorama de historia del pensamiento económico. Ariel Economía. Fernández López, Manuel “Historia del pensamiento económico”. A-z editora. Bs.As. 1998. Furtado, Celso “La Fantasía Organizada”, EUDEBA, Bs.As. 1998. Zalduendo, Eduardo “Breve historia del pensamiento económico. Ediciones Macchi. Burkún, Mario y Alberto Spagnolo “Nociones de Economía Política”. Zavalía Editor. Bs.As. 1988. Soule, George. “Ideas de los grandes economistas. Desde la economía clásica y liberal hasta Keynes”, Tercera Edición. Cía General Fabril Editora SA. Bs.As. 1982 Autores varios, “Crítica a la Ciencia Económica”. Ediciones Periferia SRL. Bs.As. 1974. Fernández Pol, Jorge E. “Economía Teórica. Temas para Reflexionar”, Segunda Edición. Librería Editorial Tésis. Bs.As. 1983. Vázquez Presedo, Vicente “Economía, Ciencia e Ideología”. Librería Editorial Tésis. Bs.As. 1984. OTRA BIBLIOGRAFÍA SUGERIDA: González, Norberto, Roberto Tomasini y Pablo Ala Rue, “Introducción al Estudio del Ingreso Nacional” 5ª edición, EUDEBA. Buenos Aires, 2000. Barros de Castro, Antonio y Lessa Carlos Francisco, “Introducción a la Economía. Un enfoque estructuralista”. 39ª edición. Siglo XXI, Buenos Aires, 1982. Tema 8 Pág. 6 Tema 9 LA CONDUCCIÓN. COMO ARTE, COMO CIENCIA, COMO TÉCNICA. FUNCIONES DE LA CONDUCCIÓN. EL CONDUCTOR. TIPOS DE LIDERAZGO: CONDUCTOR, CAUDILLO, GERENTE. SUS VALORES. CAPACIDADES DEL CONDUCTOR: LA ACCIÓN, LA CREATIVIDAD, LA ORGANIZACIÓN. LA FORMACIÓN DEL CRITERIO. LA TOMA DE DESICIONES. 1.- TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA CONDUCCIÓN: ● El conductor. Sus valores espirituales, genio y liderazgo. ● Tipos de conductores. ● El conductor comunitario: el rol activo del grupo. ● El conductor individual: cualidades. ● Tipos de conductores: conductor-caudillo. Conductor-gerente. Conductor al servicio de la comunidad. ● Capacidades indispensables: acción, apertura, creatividad y organización. ● Formación de criterio. ● Forma de decisiones. ¿SE PUEDEN FORMAR CONDUCTORES? La primera pregunta que se formula quién debe iniciar a otros en la Conducción es: ¿se pueden formar conductores? Muchas personas nacen con las condiciones naturales que sin mucho esfuerzo les permiten conducir. Son conductores natos. Solo necesitan perfeccionar sus condiciones. Otros - quizás los más - deben acercarse a la conducción en forma metódica. Mediante la perseverancia, el perfeccionamiento y el trabajo constante, también es posible llegar al genio. Pero el liderazgo no es algo que se aprende, la conducción se comprende. Es un proceso que se tiene que ir dando dentro de uno mismo. Hay que capacitar la mente y el espíritu para que actúen de manera natural ante cada situación, que será distinta de las anteriores. También se suele preguntar si la Conducción es una Ciencia o un Arte. Las opiniones más autorizadas afirman que se trata de un Arte, por que no se rige como las ciencias por leyes que dicen que a determinadas causa corresponden tales efectos, sino que esta regido por principios, comunes en su enunciación, pero infinitamente variables en su aplicación, en los cuales la creación personal representa la mayor porte del fenómeno. Por ejemplo, no se puede aplicar fríamente el cálculo de probabilidades en la conducción, por que los imponderables suelen ser tan numerosos como los factores que pueden preverse. El arte de la conducción no admite formas rígidas, no existen recetas, no hay manuales que indiquen los procedimientos para ejercitarlo. Ante un fenómeno social, quien aspira a conducirlo debe actuar de forma rápida y eficaz, valiéndose de los principios y de la experiencia, pero no exclusivamente pensando en esos Tema 9 Pág.1 principios y experiencias, por que si uno se detiene en esas cosas, llega tarde. Deberá valerse también de la intuición que haya recibido al nacer o desarrollado con el ejercicio. ¿CÓMO PODEMOS DEFINIR LA CONDUCCIÓN? Napoleón definió a la conducción como un arte sencillo y todo de ejecución. También se ha dicho que conducir es persuadir. O que conducir es actuar, es crear. Y que Conducir el servir. Existen solo tres formas de conseguir que las personas ejecuten lo que otros conciben: persuadir, obligar y corromper. Obligar equivale a reprimir, a coartar la libertad. Las personas se rebelan cuando hacen las cosas por obligación. Es un método extremo, solamente aceptable como forma de evitar males mucho mayores en ejercicio del principio del derecho a la autodefensa. Corromper es absolutamente antagónico con la dignidad de la persona. Y existen infinitas forma de corrupción. La manipulación desmedida de la ambición y el orgullo de los hombres es una de las más comunes. Para el pensamiento humanista y cristiano, la única forma legítima es la persuasión. La mejor forma de persuadir es inducir a la participación. EL CRITERIO Durante el curso vamos a comenzar por ver el aspecto inerte del Arte de la Conducción, es decir la teoría de la conducción, que es lo que podemos aprender en base a la inteligencia y la reflexión: los principios y las reglas, surgidas del estudio de los hechos históricos, que en la mayor parte de los casos han dado buen resultado. Vamos a adquirir “experiencia ajena”. Combinando el estudio de los ejemplos y de los principios vamos a tratar de formar un criterio, que facilite la interpretación rápida y eficaz de los fenómenos, no esperando que se repitan, sino como un entrenamiento que allane la toma de decisiones en cada caso concreto. La conducción supone el ejercicio amplio del criterio. No alcanza con la memoria ni con la retentiva, el criterio es más útil. Este criterio debe estar apoyado en una erudición suficiente. Lo primero que se necesita es tener un criterio amplio y después, descartar las rutinas, las recetas. No se puede copiar, hay que crear Los hombres de criterio, por el ejercicio permanente de su capacidad intelectual, impulsada por los factores morales, pueden llegar a ser líderes aunque no hayan nacido genios. EL LÍDER También vamos a considerar la parte más importante, el aspecto vital de la conducción, es decir el artista: el conductor, el líder, sus valores y sus cualidades. Todos tenemos algo de artistas, unos más, otros menos y vamos a perfeccionar ese “algo” mediante el método, tratando de comprender cuales son los factores que llevan al éxito o al fracaso en la conducción; analizaremos en teoría los grandes principios y veremos como llevarlos a la práctica. Al considerar el aspecto vital del líder, comenzaremos por mencionar algunas de sus cualidades indispensables: Tratándose de un arte, la primera cualidad absolutamente indispensable el la creatividad, es decir que el conductor no elabora nada mecánicamente sino que debe ser capaz de crear. Conducir es actuar, es crear. Tema 9 Pág.2 Napoleón concebía al genio de la conducción como el hombre que tenía los valores intelectuales y los valores morales repartidos armoniosamente, es decir que era capaz de concebir bien y era poseedor de la fuerza suficiente como para ejecutar bien. El líder no puede carecer de valores espirituales. Para la acción, la realización es más importante que la concepción. Una mala concepción, llevada adelante con trabajo y método puede dar algún resultado, pero una brillante concepción, sin realización, no sirve de nada. (Ver : El Camino del Líder. D. Fischman) ¿CUÁLES SON LOS PRINCIPALES VALORES MORALES DE UN LÍDER? En primer lugar GRANDEZA. Debe tener mucha fe en si mismo y mucho optimismo, para sentirse impulsado solo a las grandes acciones. AUDACIA. Es conveniente que el que conduce sea capaz de jugárselo todo por algo en lo que cree. Para alcanzar grandes éxitos hay que correr grandes riesgos; los especuladores nunca realizan nada grande. EL DEBER DE VENCER que se complementa con la abnegación. Se debe desarrollar el carácter, la tenacidad y la energía para cumplir con el deber de vencer. Debe ser por sobre todo un LUCHADOR. SERVICIO. El líder no trabaja nunca para él, siempre trabaja para los demás y para lograrlo debe crecer en humildad y espíritu de sacrificio. TRANSIGENCIA y TOLERANCIA. Corresponde ser intransigente solo en los grandes principios. En el resto se debe ser transigente y comprensivo; conformarse con que se haga una parte de lo que uno cree, teniendo la inteligencia de que ese aspecto sea el decisivo. Nunca puede ser autoritario ni intolerante. Hay que ser rígido en el logro del objetivo fundamental y fiel a la doctrina que practica, pero flexible en los medios que aplica. Nunca mandar, a lo sumo aconsejar, pero con el método necesario para que los demás hagan sin que él tenga que decirlo. (Ver : El Papa ilustra tres principios innegociables para la Iglesia y los cristianos en política ) LEALTAD y SINCERIDAD. Lealtad al que dirige y lealtad al que es dirigido. Nadie sigue al hombre al que no cree leal. Y sinceridad, por que las mentiras, los subterfugios, los engaños, tienen poca duración, en cambio la verdad, aunque en un primer momento pueda desagradar, en definitiva termina por atraer. SENTIDO DE JUSTICIA. La justicia es la base de las buenas relaciones, de ella depende el respeto que se gana el que lidera y será la medida de lo que se reúna a su alrededor. RESPETO a los demás, que lo hará ser respetado. AMPLITUD y GENEROSIDAD que es lo contrario del sectarismo, el apasionamiento y la mezquindad. VISIÓN DE CONJUNTO, capaz de considerar el panorama completo. REFLEXIÓN y PROFUNDIDAD, para dominar los impulsos y ser capaz de realizar lo que se propone. (Ver : La otra inteligencia) SENTIDO HEROICO DE LA VIDA, por que los grandes movimientos triunfan gracias al sentido heroico que sus líderes poseen y les contagian. (Ver : Como inspirar una visión compartida. ) Cuentan que Séneca le había enseñado a sus seguidores a aislarse un tiempo para reflexionar. Un día se le acercó a un alumno y le preguntó: ¿Qué estás haciendo? A lo que el discípulo le contestó: “estoy conversando conmigo mismo, de acuerdo a su consejo” a lo que Séneca dijo: “¡Cuidado! No vayas a estar conversando con una mala persona.” Con lo que le quiso enseñar, que al hacer sus análisis no se olvidara de los principios éticos que debían orientar toda su vida. Tema 9 Pág.3 ¿Y LOS VALORES INTELECTUALES? El líder debe conocer su oficio, debe ser creativo, con capacidad para evolucionar, provisto de iniciativa y mucha capacidad de acción. Asimismo debe tener conocimiento de la historia, de los hombres y de los hechos, de forma de “vivir” cada situación, por que estando enterado de lo que pasó y de lo que está sucediendo, puede entrever lo que está “por venir”. Una visión cristiana de valores del líder, se enraíza directamente con la piedra angular de toda la D.S.I. en torno el principio de la dignidad de la persona humana. RESPONSABILIDADES INELUDIBLES DEL LÍDER Dijimos que el que conduce deberá conformarse con que se haga solo una parte de lo que cree, teniendo la inteligencia de que ese aspecto sea el decisivo. Este criterio vale tanto para la conducción de un país, como para la de un ámbito menor como puede ser un sindicato o un partido y hasta para pequeños grupos o la familia. Pero hay tres responsabilidades ineludibles del líder: Cuidar la unidad del conjunto. Preservar la doctrina. Tomar algunas grandes decisiones que hacen a todo el dispositivo. Conductores – Caudillos - Gerentes El conductor realiza cosas permanentes; es capaz de enseñar, formar, organizar y finalmente conducir. Es el líder que le sabe dar un método y una organización permanente a la conducción. El líder no manda, persuade; es un predicador que convence, que indica caminos y que muestra ejemplos y por eso los demás lo siguen. El conductor sirve cuando sirve. Este juego de palabras ejemplifica que el conductor es leal su compromiso cuando es capaz de servir a otros, al grupo, a la comunidad, al país. Siempre se verá sujeto a las tensiones propias de su oficio: escuchar las necesidades y buscar la solución en una instancia superadora; oír todas los opiniones y ser capaz de sintetizarlas en un objetivo común superior; conducir y a la vez delegar, exigiendo el cumplimiento de las distintas responsabilidades. El caudillo, por el contrario solo hace cosas circunstanciales. Se maneja de manera gregaria, no forma a otros por que no quiere competencia e impide la organización por que piensa que le resta poder. En el mejor de los casos es paternalista. Es apenas un sucedáneo del líder. (Ver: Escritos inéditos…sobre los caudillos. Arturo Jauretche) Un ejemplo: cuando O’Higgins y Carrera seguidos de sus tropas ofrecieron integrarse al ejército que San Martín estaba formando en Mendoza, mantuvieron un diálogo: O’Higgins manifestó: “Toda esta fuerza, que es la fuerza chilena, está a sus órdenes” en cambio Carrera dijo: “Señor, estoy a sus órdenes.” Y San Martín les contestó: “No necesito hombres sino tropas” y consultó con los soldados. Los hombres que habían venido con O’Higgins se incorporaron al Ejército Libertador y los que lo habían hecho con Carrera se negaron a sumarse si no se incorporaba su jefe. En vistas de esto San Martín dijo:”Acepto las tropas de O’Higgins y las incorporo al Ejército de los Andes” y a las otras las dispersó y les ordenó volver a Chile, por que él no podía contar con soldados que estaban más dispuestos a servir a un caudillo que a su Patria. Desde el ámbito empresario y desde los teóricos de la administración pública se ha difundido una importante literatura sobre liderazgo, gerenciamiento, etc. centrada principalmente en los conceptos de “eficacia” y “eficiencia”, “competencia” e “individualismo”, inspirados en el modelo Tema 9 Pág.4 fordista de la producción, generalizado a toda la sociedad y en muchas ocasiones en conflicto con aspectos centrales de la persona. Reconociendo la importancia de alcanzar mínimos de eficiencia y eficacia, en los últimos tiempos, esos criterios extremos han comenzado a ser criticados, tanto por su falta de humanidad como por los resultados que producen en el largo plazo. (Lecturas Complementarias: La administración en el Japón) AUXILIARES DE LA CONDUCCIÓN O CUADROS AUXILIARES En el ejercicio de la conducción se pueden distinguir tres componentes: el lider o conductor, los auxiliares y el conjunto. Casi tan importante como la acción del líder es la de los conductores auxiliares. Estos hacen a la multiplicación del conductor. Con auxiliares formados en las mismas ideas y sentimientos, con la misma orientación doctrinaria, actuando en contacto directo con el conjunto, dando los mismos ejemplos, evidenciando similares virtudes, promoviendo los mismos principios, es mucho más fácil y más rápido inspirar al conjunto. (Ver: Tratado del Carácter. Los Temperamentos activos. Emanuel Mounier) ALGUNOS PRINCIPIOS GENERALES DE LA CONDUCCIÓN TÁCTICA Y ESTRATEGIA En la conducción es necesario distinguir dos clases de acciones. Una, las acciones que hacen a la conducción de conjunto, conducción estratégica, conducción total o macro y otra la conducción de las partes, micro o conducción táctica. La conducción estratégica busca cumplir el objetivo general y la táctica prepara el éxito de la estratégica, triunfando parcialmente. También se pueden hacer otras distinciones, como la macro – estrategia, la gran estrategia, a nivel continental o global y la conducción operativa, que es la zona gris entre la estratégica y la táctica. Todas se rigen por el mismo método. En todos los casos hay que aplicar y desarrollar al máximo el raciocino, pero sin matar la intuición: observación, análisis, síntesis. El conductor observa un hecho, lo somete al análisis o apreciación de la situación, es decir los desmenuza en sus partes, lo penetra a fondo y habiendo tomado conocimiento de la realidad, saca sus conclusiones y elabora la síntesis, que en definitiva es todo lo que podrá recordar pasado un tiempo. Las dos requieren de un plan, por que la conducción estratégica observa el conjunto de la realidad y la táctica se fija cada uno de los aspectos locales o parciales y es necesario conciliar ambas miradas. El plan incorpora racionalidad a la acción. EL MÉTODO PARA LA APRECIACIÓN. Como es imposible abarcar todo, es necesario limitarse a lo fundamental y hacerlo privar en la resolución de conjunto. Una situación estará compuesta de distintos factores: los hombres o la fuerza: que es un elemento preponderante. el escenario de la acción. el espacio, el lugar. el tiempo, el momento actual de los hechos, que es decisivo. A cada una de estas partes se las debe analizar para saber cuales responden a la voluntad del conductor y cuales a la voluntad que se le opone; es decir cuales son favorables y cuales Tema 9 Pág.5 desfavorables. Y analizarlas con sentido objetivo, es decir con vistas al fin que se persigue, analizar como actúan en relación al objetivo. A partir de tener identificados los distintos factores, es posible proponerse neutralizar o minimizar los opuestos y aprovechas los favorables. ¿Cómo anulo los factores desfavorables? Alrededor de esta pregunta gira todo el método de la conducción; no es necesario complicarse más para llegar a buenos resultados. Y esta apreciación debe llegar a realizarse como una operación natural de la inteligencia y la intuición. EL ÉXITO Podemos definir a conductor como un constructor de éxitos. El conductor permanentemente se enfrenta a una situación, ante la cual se plantea un objetivo, que es lo que él debe lograr partiendo de esa situación y entonces desarrolla su método: concibe, prepara, organiza, realiza y cuando lo logra, explota el éxito. El éxito no depende de la suerte o de la casualidad ni es un designio del destino. El éxito se construye, se realiza. Los éxitos casuales son la excepción. Para nosotros, el éxito nunca puede estar reñido con el bien común. (Lecturas complementarias Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia. Extracto Nº 48, 133,165, 168- Óptimos y restricciones A.Monti) LA ECONOMÍA DE FUERZAS Es imposible ser fuerte siempre y en todos lados al mismo tiempo. Hay que ser fuerte en el momento y el lugar en que se produce la decisión. Se deben dedicar los recursos principales solo a los aspectos que definen la situación, relegando los problemas accesorios a la atención de medios y disposiciones secundarios, si es que se los tiene. TRES CUESTIONES LA SORPRESA. CENTRALES PARA LA CONDUCCIÓN: LA INFORMACIÓN, EL SECRETO Y La base de toda conducción metódica es el conocimiento que se tenga de la situación que se enfrenta y las decisiones que se tomen serán tan acertadas como correcta sea la información de que se disponga. Y no basta con conocer la situación, hay que vivirla; no alcanza con percibirla, hay que sentirla. En la conducción – y sobre todo en la conducción política – siempre existe un conflicto de voluntades, ya sean individuales o colectivas, tácitas o explícitas, violentos o pacíficos. Ante un fenómeno, unos procuran resolverlo en un sentido y otros en otra dirección distinta. Es decir que hay una acción con un objetivo y otra acción con otro objetivo; y como son contrapuestas, no se puede satisfacer a las dos voluntades. Entonces, mediante el secreto, lo que se debe hacer es crear una nube que impida conocer nuestra voluntad, para que la voluntad adversaria no sepa por donde vamos, como vamos y hacia donde nos dirigimos. Vale aclarar, que reconocer el enfrentamiento de voluntades, no implica necesariamente la imposibilidad de compartir, consensuar, confraternizar, integrar, etc. que son quizá las formas más apropiadas de alcanzar los objetivos. Mediante la información y el secreto podemos lograr la sorpresa, que nos permite aprovechar un momento de inacción – o de acción inadecuada – de nuestro adversario, frente a una situación que no ha sabido prever. Tema 9 Pág.6 Y no es necesario que no se sepa nunca nada de nuestros planes. Es suficiente que no se sepa lo suficiente hasta que el otro no tenga tiempo o ya no esté en condiciones de responder adecuadamente. Este factor siempre otorga ventajas. Por algo Dios le dio al hombre dos ojos, dos orejas y solo una boca: para que viera y escuchara mucho y hablara poco. UNIDAD EN LA CONDUCCIÓN Para que un grupo, un partido o un conjunto cualquiera de personas pueda alcanzar mínimamente sus objetivos debe actuar con un grado suficiente de unidad; y para alcanzar la unidad en la acción es menester previamente la unidad en la concepción. Para que exista la unidad de concepción en primer término, no pueden convivir ideas antagónicas dentro del mismo sistema de concepción. En segundo lugar, no puede existir más de un objetivo a la vez y ese objetivo debe ser el que conduce al éxito. Finalmente, es indispensable la concentración de los esfuerzos. Nunca los recursos son ilimitados y frecuentemente son insuficientes. Concebido lo que se debe hacer y determinado el objetivo que se busca conseguir, se deben concentrar todas las fuerzas en ese sentido - por que además una vez logrado el éxito en el objetivo principal es muy posible que los objetivos secundarios se alcancen solos. Una misma manera de ver, leva a una manera similar de apreciar, de la que se deduce una misma manera de resolver. COOPERACIÓN Y COORDINACIÓN La conducción racional y eficaz supone entre la conducción estratégica, la conducción táctica y los cuadros auxiliares un entendimiento, una colaboración y una coordinación permanentes. Todos actuando en busca del mismo objetivo y distribuyendo las responsabilidades de conducción por niveles. La cooperación es la base de la coordinación. Coordinar significa establecer en que medida cada uno puede y debe contribuir con su esfuerzo a la finalidad perseguida, sin interferir en las tareas de los otros. La cooperación y la coordinación deben alcanzar desde los dirigentes hasta los ejecutores. No cometer grandes errores No alcanza el éxito quién más acierta sino quién comete menos errores. En la conducción siempre se cometen errores, lo que no se puede hacer es incurrir en errores importantes, para lo cual hay que informarse, organizarse y prevenir todo lo que sea previsible, de forma de tomar las decisiones correctas y reducir al mínimo los imponderables. LA EJECUCIÓN El arte de la conducción tiene una técnica específica y apropiada. Existe una forma de ejecutar, un oficio, que conlleva algunas imposiciones. Son reglas de aplicación más o menos general, pero que suponen múltiples variantes. La preparación. Supone primeramente un estudio y un acopio de información que brinde la capacidad de penetración (observación) de la situación. Sigue una apreciación (análisis), que en cuestiones de personas nunca puede ser superficial y luego se toma una resolución (síntesis) que se convierte en el objetivo. No sirven los “yo creo” o “a mi me parece”. Se debe conocer la realidad profundamente. La resultante de este proceso es el plan de acción. Tema 9 Pág.7 Los métodos para la ejecución. La acción oportuna y en el lugar preciso, la aplicación racional de los medios disponibles, la elección de los métodos que hacen al fondo de la cuestión, multiplican los efectos de nuestra acción. Los que ejecutan. Es determinante que los dirigentes y los auxiliares aprendan a ejecutar en forma armoniosa, trabajando en paralelo, sin obstaculizarse mutuamente, todos detrás del mismo objetivo. Concebir en forma centralizada y ejecutar de manera descentralizada. Contar con las herramientas o medios para la ejecución. El que lidera necesita de los cuadros auxiliares y de las organizaciones que apoyan su acción. LA ACCIÓN PSICOLÓGICA Con el correr de los años aquello que los conductores de la antigüedad hacían intuitivamente se fue convirtiendo en una actividad científica y hoy en día los hombres más poderosos del mundo, los grandes creadores de opinión, los medios de comunicación masivos a nivel global y a veces aún los dirigentes a niveles locales, cuentan entre sus colaboradores con expertos en acción psicológica y/o guerra psicológica. El líder de un grupo debe tener en cuenta que él y sus compañeros se encuentran permanentemente sometidos a la influencia de este tipo de acción, muchas veces sin tomar conciencia de lo que ocurre. Comúnmente este fenómeno se pone en evidencia cuando los integrantes del grupo comienzan a repetir ideas ajenas como si fueran suyas. El líder debe preocuparse por neutralizar o minimizar este tipo de influencia desfavorable que constituye una grave violación a la dignidad y libertad de las personas y que afecta, limita y a veces impide la consecución de sus objetivos. No hay que descuidar este aspecto y cumplir adecuadamente con las responsabilidades como conductor que minimizan sus efectos: Custodiar la fe en la misión que se asumió colectivamente. Sentido trascendente. Esperanza. Mantener informado al grupo, según corresponda. No permitir injusticias ni privilegios. Formar permanentemente a sus auxiliares y al conjunto con el que trabaja. Tener mucho contacto personal. Solidaridad. Testimonio. En casos extremos, separar a los disolventes. PARTICIPACIÓN EL PLAN Un buen Plan es un elemento que aporta una enorme cuota de racionalidad a la Conducción, indispensable para actuar con unidad y garantizar el éxito. Permite minimizar la incertidumbre. Lo primero que hace falta para elaborar un Plan es contar con la información necesaria. Se debe reunir información profunda y detallada (análisis) de la que surgirá la visión general (síntesis). La información general sirve para la estrategia, la detallada se necesita para la táctica. Del estudio de la información surge una apreciación de todos los factores intervinientes. Tema 9 Pág.8 Una vez apreciados y clasificados, se toma una resolución; que es lo que hay que hacer, cuales son los objetivos principales y los objetivos secundarios, que caminos debemos recorrer para alcanzar el éxito. Ese es el Plan operativo. La acción táctica supone su propio plan, conforme a los objetivos locales o menores que tiene asignados y a la realidad particular en la que debe actuar (necesidades y situación) Un plan debe prever los recursos necesarios, su disponibilidad en el tiempo, él o los responsables de su obtención y administración y la rendición de cuentas ante quién corresponda. Una vez que se tiene el plan hay que ejecutarlo, sin ejecución el mejor plan no vale de nada. Durante la ejecución hay que ejercer el control. El control se debe realizar sobre los puntos neurálgicos del plan, aquellos que son obligatorios para el éxito. A medida que se avanza en la ejecución y se va alcanzando el éxito hay que explotar esos logros. SOLIDARIDAD La conducción es una dimensión eminentemente comunitaria. Si bien el líder comienza por ser conductor de sí mismo y no objeto impasible de la acción de los demás, no se concibe la conducción sin otros, sin la comunidad. Y la solidaridad es la manifestación comunitaria del amor. Entonces: Conducir es amar La conducción con sentido humanista, al igual que la verdaderamente popular, es siempre por la unidad, es integral e integradora. Y solo se conduce lo que se conoce. Solo se ama lo que se conoce. Solo se ama si se sirve. Consecuentemente, Conducir es servir. Tema 9 Pág.9 Tema 10 EL PRINCIOPIO DE SUBSIDIARIEDAD. .LAS ORGANIZACIÓNES SOCIALES. EL PAPEL DEL ESTADO Y SU RELACIÓN CON LAS ORGANIZACIONES DE LA SOCIEDAD. LA NOCIÓN DE PUEBLO, NACIÓN Y ESTADO EN LA DSI PRINCIPIO DE SUBSIDIARIEDAD (ABSTRAC) La consideración del principio de subsidiariedad, permite establecer la armónica relación que debe existir entre familia, sociedad, estado y organizaciones libres de la comunidad. Al mismo tiempo nos ayuda a ponernos en situación de establecer la relación existente entre los principios de la Doctrina Social y la imposibilidad de comprenderlos si los consideramos aisladamente. Visto de esta manera, su análisis nos permite apreciar la necesaria complementariedad entre estado y sociedad en defensa de los derechos esenciales del hombre, así como la necesidad de que se desarrolle la organización de la comunidad, permitiendo la expresión del pueblo como conjunto de hombres organizados, adoctrinados y esperanzados. En este sentido adquiere real importancia el papel de la familia como una institución primaria y propia de la naturaleza humana, a partir de la cual se desarrolla la organización natural de la sociedad y de las partes que la componen. El concepto de subsidiariedad viene del término subsidio (subsidium), que indica que son los espacios superiores de una sociedad los que deben concurrir en ayuda, apoyo, promoción, desarrollo, etc., respecto de los menores, pero sin anularlos ni retenerles los derechos propios que le corresponden. Es decir que sólo deben actuar en forma subsidiaria, respetando la autonomía de las entidades u organizaciones inferiores, como son las organizaciones libres del pueblo. También destacaremos el sentido inverso, el que - atento a la dignidad de la persona humana y al destino universal de los bienes - hace imprescindible la intervención de estas entidades superiores (en particular el Estado), ante el peligro de que estos dos elementos (dignidad de la persona y destino universal de los bienes) se vean conculcados. El principio de subsidiariedad desde la consideración del plano cívico, debe resaltar la participación activa y solidaria de todos los hombres en la construcción del bien común, no sólo mediante el ejercicio del derecho del sufragio, sino con la aportación libre y responsable de todos y cada uno, actuando individual o asociativamente, lo que permite el desarrollo de cada ser humano. Por el contrario cuando no se reconoce el valor de la persona, se sustrae al hombre la posibilidad de gozar de sus propias capacidades y de establecer relaciones de solidaridad con los demás, impidiéndosele trascender a sí mismo y vivir la experiencia de participación y donación de sus capacidades, en este caso se lo está alienando. El principio de subsidiariedad en consecuencia viene a destacar la necesidad de otorgar a las organizaciones primarias y libres de cada comunidad, a todo nivel, el papel que naturalmente les corresponde en el diseño, resolución y ejecución de las acciones que hacen al desarrollo de sus potencialidades y al buen gobierno de la comunidad. En el plano económico el principio de subsidiariedad requiere que el Estado no sustituya a las personas en forma individual o asociada, pero el principio de solidaridad pide que el Estado no deje la economía en manos del capitalismo salvaje, sino que tutele los derechos de los débiles y sitúe la actividad económica en un marco jurídico de derechos y deberes. Esto demuestra la necesaria interrelación entre todos y cada uno de los principios de la Doctrina Social. El Estado debe promover y alentar el ejercicio de las capacidades de las personas, la familia y las demás instituciones de la comunidad, al tiempo que debe intervenir - cuando resultare imprescindible - para evitar la manipulación llevada a cabo por los medios de comunicación y/o los grupos concentrados, a fin de garantizar el respeto a los derechos humanos y a la dignidad de las personas. INTRODUCCIÓN El pensamiento político, cultural y social de nuestra comunidad, rico en creaciones y adornado de una valiosa cantidad de particularidades históricas, hunde sus raíces en la cultura de occidente, es decir en el acerbo filosófico cultural greco - latino y en el pensamiento judeo – cristiano. Por esta razón considerar el ideario social de la Iglesia, con independencia del hecho religioso mismo, es aproximarnos al ethos cultural de nuestra comunidad. En este sentido, cualquier esfuerzo serio por analizar y comprender la realidad política en que vivimos nos lleva a interrogarnos por los elementos esenciales que determinan la realidad que consideramos. En efecto, ésta sólo puede comprenderse cabalmente, si conocemos la idea del hombre que está detrás de cualquiera de las políticas que se aplican o pretenden aplicarse. De esta manera es que consideramos que tiene importancia conocer el discurso de la DSI, como pensamiento filosófico, el que - para una rápida comprensión - podría graficarse con la forma de un templo greco-romano, con una amplia base que sustenta su fundación, donde se sostiene la estructura. Esta base está constituida por los valores (amor, libertad, justicia y verdad), sobre ella se levantan cinco grandes columnas (la dignidad de la persona, el destino universal de los bienes, la subsidiariedad, la participación y la solidaridad) que son sus principios. Por último este diseño se remata con una construcción triangular, en cuya base se observa el sexto principio (el bien común) y en sus catetos la justicia social y la opción preferencial por los pobres. Estos principios, que son de carácter universal, no pueden considerarse por separado y si lo realizamos, es sólo al efecto de su análisis, pero se encuentran - como se verá en su tratamiento - absolutamente interrelacionados. No se puede hablar de la subsidiariedad si no es en relación a la solidaridad, pero tampoco pueden considerarse estos conceptos, si no están ligados a los de la dignidad de la persona humana o al destino universal de los bienes, de la misma manera que no podemos hablar de la subsidiaridad sin ligarla al concepto de la participación. Realizada esta salvedad, corresponde en este momento considerar una de esas “columnas”, es decir el principio de la “subsidiariedad”. LA “SUBSIDIARIEDAD” El CDSI afirma que: “Es imposible promover la dignidad de la persona si no se cuidan la familia, los grupos, las asociaciones, las realidades territoriales locales, en definitiva, aquellas expresiones agregativas de tipo económico, social, cultural, deportivo, recreativo, profesional, político, a las que las personas dan vida espontáneamente y que hacen posible su efectivo crecimiento social.” Dicho de otro modo se destaca y valoriza “la red de estas relaciones” que constituye el tejido social y que son “la base de una verdadera comunidad de personas”. Así mismo se jerarquiza la toma de decisiones y la reserva de las acciones que las comunidades u organizaciones menores e inferiores pueden tener para si, sin necesidad de “dárselo a una sociedad mayor y más elevada, ya que toda acción de la sociedad, por su propia fuerza y naturaleza, debe prestar ayuda a los miembros del cuerpo social, pero no destruirlos y absorberlos.” El fundamento del concepto de subsidiariedad nace de una idea del ser humano, de la que deviene la convicción de su libertad responsable. Los hombres y a las mujeres somos seres libres, responsables y solidarios, que poseemos personalmente una dignidad única y trascendente. Como todos los seres humanos, por nuestra propia naturaleza, dependemos de la sociedad y de los hombres que la componen, y tenemos la obligación de colaborar a la construcción del ámbito en que vivimos. En este sentido se considera a la familia como una institución primaria y propia de la naturaleza humana, a partir de la cual se desarrolla la organización natural de la sociedad y de las partes que la componen. En esta línea de pensamiento es esencial a esa libertad la posibilidad de que las personas y las familias se desarrollen y organicen en la comunidad donde viven según sus creencias y convicciones. El concepto de subsidiariedad viene del término subsidio (subsidium), es decir que indica que son los espacios superiores de una sociedad los que deben concurrir en ayuda, apoyo, promoción, desarrollo, etc., respecto a los menores, pero sin anularlos ni retenerles los derechos propios que le corresponden. Es decir que sólo deben actuar en forma subsidiaria, respetando la autonomía de las entidades u organizaciones inferiores como son las organizaciones libres del pueblo. Tambien destacaremos el sentido inverso, el que - atento a la dignidad de la persona humana y al destino universal de los bienes – hace imprescindible la intervención de estas entidades superiores (en particular el Estado), ante el peligro de que estos dos elementos (dignidad de la persona y destino universal de los bienes) se vean conculcados. SUBSIDIARIEDAD Y AUTONOMÍA La “subsidiariedad” debe proteger a la persona humana, a las comunidades locales y a los “grupos intermedios” del peligro de perder su legítima autonomía. Cuando se habla de pérdida de la autonomía, se lo hace en múltiples aspectos. Por un lado se refiere a la autonomía con relación a los grupos políticos gubernamentales superiores (por ejemplo un municipio con relación a las autoridades provinciales o nacionales), pero también se refiere a muchos otros aspectos, como ser al accionar de los monopolios de servicios, o de comercialización y distribución de los bienes necesarios para la dignidad de las personas, o a las imposiciones de los medios de prensa. En lo que hace a la manipulación de los medios de comunicación, refiriéndose a la necesidad de la vigencia de la subsidiariedad, dice José Garitagoia Eguía: “Un obstáculo puede venir de la manipulación llevada a cabo por los medios de comunicación social, cuando imponen, con la fuerza persuasiva de insistentes campañas, modas y corrientes de opinión, sin que sea posible someter a un análisis crítico las premisas sobre las que se fundan”.(Ed. EUNSA, Pamplona) Por nuestra parte nos parece fundamental prestar atención hoy a este aspecto mencionado y al mismo tiempo, resaltamos que cuando hablamos de bienes necesarios para la dignidad de la persona humana, nos referimos a los económicos, artísticos, científico - tecnológicos (patentes, informática, etc.), culturales, etc., etc. Paralelamente vale la pena destacar que los analistas distinguen diversas clases de subsidiariedad, como ser la denominada subsidiariedad horizontal o funcional y la vertical o territorial. Consideramos que la subsidiariedad es el principio fundamental de una buena organización gubernamental. En el sentido de la distinción antes mencionada, resaltamos y reiteramos que el nivel en el que deben adoptarse las decisiones que afectan a los hombres y mujeres de una comunidad, no viene sólo determinado por criterios territoriales (regional, nacional, provincial, comunal, local), sino también por criterios funcionales de acuerdo con su especificidad y competencia (sindicatos, asociaciones civiles, profesionales, vecinales, técnicas, etc.). El principio de subsidiariedad no se refiere solamente a la distribución de competencias entre los diferentes niveles territoriales y - en su caso - funcionales. La subsidiariedad supone, en primer término, autonomía (de la persona, las comunidades y los grupos intermedios) para el cumplimiento de sus legítimos fines, es decir aquellos que le son naturales, pero en segundo lugar, debe considerárselos también en lo que hace a la participación en el diseño, decisión y ejecución de las políticas. Todos estos aspectos constituyen la expresión de una democracia participativa y del buen gobierno. En base al principio de subsidiariedad, los poderes públicos deben apoyar las actividades de los individuos, las familias y la sociedad, no destruirlas, absorberlas, o cooptarlas. Por otra parte, lo que puede resolverse adecuada y eficazmente en un nivel inferior no tiene por qué reservarse para un escalón superior. La subsidiariedad es la norma que declara la medida del ejercicio de la solidaridad. Por solidaridad cada individuo, cada grupo, ha de hacer su propio cometido en función del bien común y sólo debe delegar esta responsabilidad en los poderes públicos cuando el individuo y los grupos en los que se integra no puedan cumplir debidamente con sus legítimos fines. En el plano cívico, debe resaltarse la participación activa y solidaria en la construcción del bien común, no sólo mediante el ejercicio del derecho de sufragio, sino con su aportación libre y responsable, actuando individual o asociadamente. En el plano económico, se enfrenta tanto a las concepciones de la economía marxista, como a las formas del pensamiento liberal, que pretenden dejar a los actores exentos de todo tipo de control. SUBSIDIARIEDAD Y SOLIDARIDAD El principio de subsidiariedad es pues un antídoto contra la concentración, contra el estatismo, contra la creación de monopolios. Esto pensando en una sociedad articulada, en una comunidad organizada, en la que cada ámbito desarrolla sus tareas insustituibles y es ayudada por los ámbitos superiores para poder realizarlo. Pero es necesario tener presente que – tal como hemos dicho - tal principio no puede pensarse como si estuviera separado del de la solidaridad; de otra manera se correría el peligro de acentuar el individualismo, la división, el particularismo, o el sectarismo. La razón por la que junto a la subsidiariedad es necesario colocar la solidaridad, nos lleva, una vez más, a la concepción de la persona humana. En efecto, las personas tienen características distintas, pero también son todas iguales. Tienen la misma dignidad, los mismos derechos y deberes, las mismas responsabilidades primarias. Es decir, que la subsidiariedad destaca la riqueza de la diversidad, la solidaridad tiene en cuenta el gran valor de la igualdad. Así mismo es evidente que las entidades superiores deben valorar la libertad y la autonomía de las inferiores, pero en un marco de igualdad, de solidaridad y de salvaguardia del bien común. De otra manera se favorecería el privilegio e imperaría la ley del más fuerte. ASPECTOS ECONÓMICOS Consideremos algunos aspectos desde el punto de vista de la economía. “El principio de subsidiariedad quiere que el Estado no sustituya a las personas individuales o asociadas. Pero el principio de solidaridad pide que el Estado no deje la economía en manos de un capitalismo salvaje, sino que tutele los derechos de los débiles y sitúe la actividad económica en un marco jurídico de derechos y deberes. Pide que intervenga para tutelar el bien común y los bienes públicos de la piratería de los privados. ¿El límite? ¿El punto de equilibrio? Deberá de buscarlo de vez en cuando en la libertad humana, teniendo en cuenta estos dos principios de la doctrina social que deben armonizarse. Ellos, en verdad, no son opuestos sino complementarios, el uno no puede estar sin el otro. Pero si se debe valorar las sociedades inferiores y la persona humana, es para que éstas puedan aportar mejor su ayuda al bien común, para que puedan expresar mejor su solidaridad, no para que se aíslen buscando fines totalmente individuales y privados. Así, cuando los poderes públicos intervienen es para reconstruir una igualdad que pueda permitir a todos, y no sólo a algunos, que sean protagonistas. Como se ve la subsidiariedad es para la solidaridad y viceversa.” “Además, el Estado puede desarrollar “funciones de suplencia en situaciones excepcionales cuando sectores o sistemas de empresa, demasiado débiles o en vía de formación, sean inadecuados a su tarea”. Cuando esto suceda, entonces el Estado debe intervenir por evidentes razones de salvaguardia del bien común…” (El principio de subsidiaridad, suplemento de la Societá, Abril - Junio 1993) Estas razones son - por ejemplo – las que lo llevan a intervenir para otorgar el impulso del pleno empleo, garantizar el abastecimiento de los elementos necesarios para una vida digna (salud, educación, alimentación, etc.), proteger a la comunidad de la acción de los monopolios o de otras potencias extranjeras, etc. etc. “El principio de subsidiariedad es por tanto contrario al estatatismo y a la privatización salvaje porque el primero no tiene en cuenta la subsidiariedad y el segundo ni a la solidaridad ni al bien común.”….“La subsidiariedad demanda que el Estado se retire de las actividades económicas que no le competen, pero la solidaridad demanda que el Estado mantenga como propias las actividades económicas y que aporte los servicios que se pueden definir como “estratégicos”, es decir, de importancia fundamental para la justicia y la equidad social.” “Además es evidente que el Estado no deberá vender empresas que funcionan económicamente bien, ni deberá vender a cualquier precio ni a cualquiera, si encierran el peligro de crear situaciones de monopolio o de un poder privado extraordinario.” (El principio de subsidiaridad, ob. cit.) ASPECTOS POLÍTICOS La crisis de los partidos políticos y del sistema de participación democrática es fruto en gran parte - de una deficiente aplicación del principio de subsidiariedad que debe regir todo sistema democrático. Se ha sostenido que el lugar único de la actividad política son los partidos y que el ámbito propio de la política es el del Estado, reuniendo (y aislando) a los “ganadores”, separándose del resto de la comunidad. Según el principio de subsidiariedad, en cambio, existen otros espacios de acción política diferentes (y no contradictorios, sino complementarios) al de los partidos. Las diversas asociaciones intermedias, como ser los sindicatos, los núcleos profesionales, las asociaciones del voluntariado, las entidades vecinales, los grupos de opinión o acción locales, etc., etc., son y deben considerarse como sujetos políticos con pleno derecho, aunque a título diverso al de los partidos. Estos, de hecho, hoy impiden el surgimiento de otros sujetos políticos en la sociedad civil, sofocándolos, coptándoles y sustituyéndolos, englobándolos en su lógica propia o repartiéndoselos entre partidos, pero siempre negándoles entidad política propia. En algunos momentos de la historia argentina, por el contrario, se les reconoció su importancia y peso político. En 1954, cuando se destaca su participación en la Asamblea Legislativa del 1° de Mayo y en 1974 cuando el presidente Perón presenta el Modelo Argentino para el Proyecto Nacional. Es de hacer notar que previamente a esto, se habían ido constituyendo diversos organismos como los Consejos Económico – Sociales, de la Producción, del Trabajo, etc., etc., donde diversas instituciones habían tenido papel decisorio en las resoluciones políticas del Estado. Como sucede en todos estos casos las entidades primarias como la familia y las secundarias como los sindicatos, los clubes, las entidades profesionales etc., deben ver alentado por el Estado y la acción política tradicional, su promoción y desarrollo. El derecho luego legislará sobre las realidades concretas. En este sentido - por ejemplo - la Constitución del Chaco, luego de su provincialización en la década del 50, fue denominada la “constitución social”, dado que en ella se reconocían con valor constitucional, la participación orgánica de las instituciones en el ámbito de las decisiones de la comunidad. Los golpes militares de 1955 y 1976, al limitar la participación popular, interrumpieron el proceso de reconocimiento de las asociaciones intermedias o instituciones libres del pueblo, como actores activos y decisorios de la vida política nacional. UN CONCEPTO ANTROPOLÓGICO Este diseño político parte de la consideración del hombre como centro del orden social. No quiere esto decir que el individuo y la sociedad están en contraposición; al contrario, el hombre es estructuralmente un ser relacional y le resulta imprescindible para su propia existencia la relación con sus semejantes. De esta concepción del hombre deviene una idea de sociedad que se le corresponde. Se debe reconocer, tutelar y promover la actividad de estas colectividades u organizaciones, desarrollando la necesaria labor de coordinación, con el fin de que la solidaridad por ellas producida se extienda todo lo posible (redes y nudos organizativos). Por el contrario, cuando no se reconoce el valor de la persona, se sustrae al hombre la posibilidad de gozar de sus propias capacidades y de establecer relaciones de solidaridad con los demás, impidiéndole trascenderse a sí mismo y vivir la experiencia de participación y donación de sus capacidades, se lo esta alienando. Decimos que se aliena porque es mediante la propia donación libre como cada hombre se realiza a sí mismo; donación que es posible gracias a la especial capacidad de trascendencia que tiene la persona humana. Se puede decir que una sociedad está alienada cuando en sus formas de organización social se limita la donación y la formación de esa solidaridad entre las personas. E STADO Y SOCIEDAD La concentración de las tareas propias de las entidades u organizaciones libres de la comunidad en manos del Estado, genera naturalmente un proceso de burocratización, crecimiento del “aparato” estatal, generando un aumento innecesario de los gastos y una centralización innecesaria. Además, el excesivo protagonismo del Estado produce una pérdida de energías humanas, ya que al quitarle a los individuos y a los grupos intermedios la posibilidad de ejercer su capacidad de contribuir al bien común, se limita la creatividad humana. Si consideramos las acciones de servicio del voluntariado, o las tareas de las asociaciones de fomento vecinales, nos resulta lógico pensar y comprobar, que quien está más próximo a las necesidades de los demás, o quien está cerca de las personas con dificultades o de los problemas locales, logrará satisfacerlas de un modo más adecuado. También es necesario destacar que muchas veces una eficiente tarea técnico profesional requiere además del afecto y la presencia de la solidaridad personal para una efectiva resolución de los problemas. A título de ejemplo podemos recordar que cuando se considera la gran tarea sanitaria del Dr. Ramón Carrillo, en un momento donde los efectores de salud contaban con la infraestructura y los elementos humanos y materiales necesarios, los especialistas destacan también el papel de la Fundación Eva Perón como una gran organización del voluntariado femenino, la que no sólo servía como elemento de control de la sociedad sobre los funcionarios y profesionales, sino que tambien aportaba la presencia del “calor humano” para atender las necesidades “espirituales” de los enfermos. (Poner un “pecho fraterno” diría el tango). ASPECTOS CONCRETOS Enumeraremos algunos aspectos concretos para su consideración en el debate, a efectos de visualizar con claridad los efectos de la aplicación o no del concepto de subsidiaridad. 1. “Dios está en todos lados, pero atiende en …” Esta afirmación grafica los defectos de la concentración de las decisiones, en particular aquellas que no deberían estarlo. Vale la pena considerar cuántos problemas que deben resolverse en el nivel local, pasan por “los filtros” de las burocracias superiores, tanto a nivel nacional, como provincial, demorando, encareciendo y complicando la toma de decisiones y su justa aplicación. 2. “Esto se resolvió en el municipio, pero ellos no conocen los problemas específicos de este barrio”. Cuantas veces – en la mayor cantidad de ellas con las mejores intenciones – decisiones generadas en el ámbito del municipio, no atienden los requerimientos específicos de un barrio o no concuerdan con las prioridades de los habitantes del mismo. Podríamos considerar aquí los beneficios del denominado “presupuesto participativo” cuando se aplica razonablemente. 3. “El problema es que cuantos más inspectores se ponen, más caro resulta la obra y además es todo mucho más complicado.” Nos preguntamos cuánto más sencillo sería el control directo por parte de los vecinos frentistas y/o de las instituciones barriales sobre una gran parte de las obras y servicios públicos. Quién mejor que el vecino para certificar que la basura se recoge diariamente, que la iluminación se mantiene en tiempo y forma, que los responsables del cuidado de una plaza lo realizan correctamente y cuánto más barato resulta esto. 4. “Los fondos que se destinan a la ayuda social son importantes, pero la burocracia aumenta considerablemente el costo de la ayuda y en algunos casos, se queda con gran parte de la misma.” Cuántas veces observamos que el costo de la centralización de las compras, la distribución, el control, etc., aumentan los valores de los productos y en muchos casos no responden a las necesidades específicas que deben solucionar. Cuántas veces observamos - por ejemplo - que el costo de un servicio de un comedor escolar, resulta considerablemente alto, si lo comparamos con otro administrado y controlado por los padres. 5. “El problema es que nadie controla los gastos de la intermediación desde el productor o fabricante hasta el consumidor o usuario” Cuán sencillo sería si los trabajadores del sector – ligados directamente a la producción, distribución y comercialización de un producto, acordaran con los productores y empresarios del sector el valor y los márgenes de la cadena de comercialización, constituyendo Concejos Económicos y Sociales para la justa distribución de las riquezas, ejerciendo consecuentemente el control necesario. CONCLUSIÓN El principio de subsidiariedad en consecuencia viene a destacar la necesidad de otorgar a las organizaciones libres de cada comunidad, a todo nivel, el papel que naturalmente les corresponde en el diseño, resolución y ejecución de las acciones que hacen al desarrollo de sus potencialidades y al buen gobierno de la comunidad. El Estado debe promover y alentar el ejercicio de estas capacidades, al tiempo que debe intervenir - cuando resultare imprescindible - para evitar la manipulación llevada a cabo por los medios de comunicación, garantizar el respeto a los derechos humanos y a la dignidad de las personas, los derechos básicos de las personas, etc. Tema 10 Pág.11