CEREMONIA DE ENTREGA DE PREMIOS 19 DE NOVIEMBRE, TEATRO NACIONAL CIUDAD DE PANAMÁ Palabras de Edith Tristán, Referente en Panamá de la Comunidad Internacional de Mujeres Viviendo con VIH/SIDA Estimadas señoras y señores, A más de 25 años del comienzo de la pandemia de SIDA, son millones las personas que han sucumbido. Sin embargo, el SIDA todavía tiene una cara que no vemos, un rostro aún invisible: el rostro de nuestros hijos e hijas. En el mundo, cada minuto de cada día, una niña o un niño muere a causa del SIDA. Cada día, hay casi un mil 800 nuevas infecciones por VIH entre niñas y niños menores de 15 años. Hoy, se estima que unos 15 millones de ellos han perdido por lo menos a uno de sus padres debido al SIDA. Mientras estamos sentados en este histórico teatro, al menos unas cien personas en nuestra región se infectarán con el VIH y de ellos, dos lo habrán adquirido por la vía madre-hijo, 17 serán jóvenes entre 15 y 25 años de edad; y 15 personas mas habrán muerto de alguna complicación relacionada al SIDA. Menos del 5% de los niños y niñas que requieren tratamiento para el VIH/SIDA lo están recibiendo y esos pocos que lo reciben, no siempre cuentan con las dosis o presentaciones pediátricas que garanticen la calidad y la efectividad del tratamiento. La discriminación y el estigma ligados al SIDA fueron, desafortunadamente, más fuertes que la necesidad de tomar un rápida acción, para buscar una cura, para parar la epidemia, para enseñarle al mundo como prevenir la infección por VIH, como mantenerse sano, sin dejar de disfrutar del sexo, como una de las expresiones humanas más naturales. Mi propia hija Isabel, en su intervención de apertura en el lanzamiento de la campaña de UNICEF y ONUSIDA, sobre la Niñez, la Juventud y el SIDA, hace apenas una semana en San Salvador, dijo recordar que a la corta edad de ocho años, sentía el rechazo y la discriminación de sus vecinos y sus compañeros de escuela. En esa época, yo administraba una tienda en la escuela donde Isabel estudiaba y los padres y madres de sus compañeros les decían a sus hijos que no compraran en mi tienda porque se podían infectar de SIDA. Ya era suficiente para Isabel haber visto a su padre y hermano morir por complicaciones relacionadas al SIDA, y encima de eso tuvo que lidiar con esta clase de discriminación absurda. ¨Recuerden¨, dijo Isabel en San Salvador en el lanzamiento de la campaña de UNICEF, ¨que el VIH no se transmite por besar, abrazar o comer con una persona con VIH. Lo paradójico es que mi hija es seronegativa. En ese evento, Isabel pidió a los representantes de gobierno o jefes de estado de seis naciones centroamericanas, que era hora de actuar. Ahora, esta noche, les digo, como madre de una adolescente, como mujer que vive con el VIH, que ha llegado la hora de pedir su apoyo. El que sea seropositiva no significa que deba o tenga que apelar a la lástima. No. Apelo a la solidaridad de sus corazones y a la responsabilidad social que como medios de comunicación tienen hacia las comunidades que sirven. Señores y señoras periodistas y comunicadores de la región, sin ustedes no podemos llegar a todos los rincones, a lo largo y ancho de una región como América Latina y la Cuenca del Caribe, que tiene la segunda peor prevalencia de VIH/SIDA en el mundo, después de África. Contamos con ustedes. Y para ello puedo tomar prestado el lema de la campaña: Únete por la niñez, Únete con la Juventud, Únete para vencer la SIDA. Muchas gracias.