Fuga de cerebros

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NOTA DE PRENSA
DEPARTAMENTO DE COMUNICACIÓN
La Fundación BBVA acoge la presentación en Madrid del
‘Informe Cesifo’ sobre la economía europea 2003

El documento, que se da a conocer en diferentes capitales europeas,
está elaborado por el Centro de Estudios Económicos de la
Universidad de Munich (CES) y el también alemán Instituto Ifo de
Investigación Económica
 El texto aborda cuestiones como la posibilidad de establecer un
objetivo de inflación más alto en la zona euro, cómo deberían
revisarse las reglas fiscales en la UE, qué retos afrontará la
Convención Europea al redefinir las responsabilidades de la Unión, o
la verdadera dimensión de la fuga de cerebros hacia EE.UU.
Madrid, 13 de febrero de 2003. La Fundación BBVA acoge hoy la presentación en
Madrid del ‘Informe CESifo’ sobre la Economía Europea del año 2003, documento que
recoge los principales datos económicos del Continente y que se está dando a conocer en
diversas capitales europeas. A la presentación asisten dos de los nueve académicos
responsables del estudio: John Kay, fellow del St. John’s College de Oxford y profesor
visitante de la London School of Economics, y Xavier Vives, profesor del INSEAD, y
director del programa de Economía Industrial y Financiera de la Fundación BBVA.
Participará también Vicente Salas, catedrático de Organización de Empresas de la
Universidad de Zaragoza y miembro del Comité Asesor de la Fundación BBVA.
CESifo es una organización integrada por el Centro de Estudios Económicos de la
Universidad de Munich (CES) y el Instituto Ifo de Investigación Económica. Se trata de
una entidad de carácter no lucrativo, que cuenta con el apoyo de la Región de Baviera, y
cuyo objetivo es la construcción de puentes entre la teoría y la investigación económica
por parte de profesores de varios países, y centrándose en la Europa Continental.
Perspectiva macroeconómica
La previsión macroeconómica de base para el año 2003 es una tasa de crecimiento
moderada de un 1,4 por ciento en el área euro. Esta tasa es demasiado baja para reducir
la tasa de desempleo, que se espera que suba incluso al 8,5 por ciento.
Los indicadores de previsión actuales, como por ejemplo la confianza empresarial, no
muestran una recuperación económica a corto plazo. La previsión supone que la guerra
con Irak se evitará, o, en caso de que la guerra estalle, que sea de corta duración, y que
la posibilidad de mayores atentados terroristas no dañará la tendencia económica. Bajo
estas condiciones, tendrían que estabilizarse los mercados de valores y la confianza de
empresarios y consumidores debería aumentar. Ello contribuiría a una recuperación
gradual de la economía mundial, y de la europea, en el año 2003. Pero está claro que
este pronóstico está sujeto a grandes riesgos, debido a la posibilidad de un conflicto
internacional prolongado, así como a los desequilibrios estructurales en la economía
mundial.
El grupo apoya la necesidad de que el Banco Central Europeo (BCE) persiga de forma
creíble un objetivo de inflación nominal claramente definido. Al mismo tiempo, se pone
énfasis en los problemas que podrían surgir si se fija un objetivo de tasa de inflación
demasiado bajo. Un problema fundamental es que el margen para reducir precios
relativos y sueldos sin bajar precios y sueldos nominales está muy limitado por las bajas
tasas de inflación. Se propone que el BCE cambie de estrategia y suba el objetivo de
inflación implícito de la tasa actual de menos de un 2 por ciento a un 2,5 por ciento.
De momento, Alemania es el país europeo que afronta los problemas macroeconómicos
más serios. Para superar su estancamiento actual debería efectuar reformas
estructurales fundamentales de los mercados del trabajo y reducir los costes salariales
relativos en comparación con los demás países de la zona euro.
Política fiscal
Aquí, el problema fundamental es la necesidad de combinar la sostenibilidad a largo
plazo con la flexibilidad a corto plazo. Este problema es especialmente importante en la
zona euro, porque la política fiscal es el único instrumento que queda de estabilización
para controlar las fluctuaciones de la demanda agregada específicas de cada país.
El hecho de que algunos estados miembros de la UE no cumplan las actuales reglas
fiscales, no debería conducir a su abolición. Teniendo en cuenta que en el futuro las
poblaciones envejecidas pesarán cada vez más sobre los presupuestos del Estado, se
siguen necesitando reglas para garantizar la disciplina fiscal. Por la misma razón, no sería
recomendable aumentar la flexibilidad vía una regla de oro según la cual se permite al
Gobierno endeudarse para invertir. Al poner en práctica tal regla, se podría eludir el
pacto de Estabilidad y Crecimiento, por ejemplo, mediante una reclasificación masiva del
gasto mediante la cual el gasto corriente se transforma en inversión.
Con las recientes propuestas, la Comisión Europea trata de aumentar la flexibilidad de las
reglas fiscales de la UE a través de una reinterpretación del pacto de Estabilidad y
Crecimiento, pero sin modificar el tratado de Maastricht. Estas propuestas de la Comisión
son insuficientes y potencialmente perjudiciales. Por ejemplo, incluyen más decisiones
discrecionales que suponen un serio riesgo para la credibilidad del pacto. Las propuestas
de la Comisión implican riesgos significativos que podrían inducir una pérdida de
disciplina y una agravación de los conflictos entre los países miembros.
El informe destaca la necesidad de impulsar reformas más fundamentales de las reglas
fiscales que implicarían una modificación del tratado de Maastricht. Una reforma simple y
transparente consistiría en hacer depender explícitamente el límite máximo del déficit del
importe de la deuda: a países con un endeudamiento bajo (inferior al 55 por ciento del
PIB, anual según nuestra propuesta) se les debería permitir un déficit presupuestario
superior al 3 por ciento del PIB. También habría que definir un escalonamiento del límite
máximo del déficit que, en caso de bajo endeudamiento, permitiese límites del déficit
progresivamente más altos. Esta reforma no sólo aumentaría la flexibilidad de la política
de estabilidad en tiempos de recesión, sino que también ofrecería a los Gobiernos un
gran incentivo para reducir sus niveles de deuda.
También sería necesario aumentar la credibilidad del proceso de penalización en caso de
vulneración de las reglas fiscales. Una posibilidad sería transferir las decisiones sobre
sanciones por un déficit excesivo del ámbito político del Consejo Ecofin al ámbito jurídico
del Tribunal de Justicia Europeo.
A largo plazo, se debe discutir sobre las posibilidades de fortalecer las instituciones
nacionales de política fiscal, para que la política fiscal nacional no entre en conflicto
repetidamente con las reglas a nivel comunitario. El capítulo también analiza hasta qué
medida puede reformarse el marco nacional de la política fiscal en línea con lo que se
hizo en política monetaria con la creación de bancos centrales independientes.
Subsidiariedad
Este capítulo explica por qué deben reconsiderarse las políticas de la UE y el concepto de
subsidiariedad a consecuencia de la ampliación de la UE. Las dificultades a las nos que
enfrentaremos requieren una consideración cuidadosa de la división de responsabilidades
entre los diferentes niveles del Gobierno.
Las tareas que deberían delegarse al ámbito comunitario incluyen el mantenimiento y la
promoción del mercado único, la provisión de bienes públicos con beneficios
geográficamente dispersos y la regulación de actividades con externalidades
transfronterizas. Sin embargo, casi la mitad del presupuesto comunitario está
actualmente dedicado a subvenciones y garantías agrícolas. La agricultura y la pesca
también destacan en número de regulaciones comunitarias: en un período de cinco años,
aproximadamente un 40-50 por ciento de las regulaciones totales se refieren a este
sector.
Sin embargo, las actividades que se refieren a la agricultura no son
necesariamente responsabilidades naturales a ejercer a nivel comunitario. Una excepción
podrían ser las regulaciones de seguridad de los productos alimenticios.
La descentralización según el principio de subsidiariedad aumentaría la competencia
entre las jurisdicciones nacionales. Esto puede tener ventajas o inconvenientes. Al haber
movilidad de capitales, la competencia en impuestos puede ser problemática porque
puede reducir las tasas impositivas de tal forma que incluso serían insuficientes para
financiar la infraestructura pública. Una posible solución a este problema, sería la
armonización fiscal a nivel comunitario. Sin embargo, esta armonización podría crear un
gran incentivo competitivo en cuanto a la provisión de infraestructuras a nivel nacional,
lo que causaría una provisión excesiva de estos bienes. Una solución eficiente sería
requerir a la UE que extendiera la prohibición de subvenciones explícitas a las
subvenciones indirectas a través de la provisión de una infraestructura a precios bajos.
Debido a las diferencias entres los países miembros comunitarios actuales y futuros, la
ampliación pondrá también en cuestión los estándares sociales en sanidad, trabajo, etc.
Una armonización prematura de los estándares sociales podría desacelerar
considerablemente el proceso de desarrollo en los países de la UE con menor PIB per
cápita. En lugar de armonizar los estándares, el mejor método de promover este proceso
sería ofrecer el acceso inmediato de los países de la UE a los mercados de los países
entrantes a la UE.
Arquitectura financiera
La dirección que tomará la reforma de la arquitectura financiera en Europa tendrá
profundas implicaciones en cuanto al bienestar de los ciudadanos europeos, incluido el
precio que deberán pagar por servicios financieros y de pago, las posibilidades de
diversificar las carteras, así como la fiabilidad y solvencia de las instituciones financieras
en la zona comunitaria.
En relación a la situación presente hay tres problemas:

Existe un peligro potencial en relación a la inestabilidad financiera. No hay ningún
acuerdo claro sobre cómo tratar la quiebra de un gran intermediario financiero que
podría perjudicar la solvencia de otras muchas entidades en Europa.

Se obstaculiza la integración de los mercados financieros europeos. La legislación es
lenta, rígida y no se corresponde con el ritmo de desarrollo del mercado, y los
obstáculos regulatorios para realizar fusiones transfronterizas son importantes.

La competitividad de los mercados financieros de la UE está en peligro. La creación de
Bolsas pan-europeas se enfrenta a grandes obstáculos.
Según la visión “oficial” actual esta situación no es preocupante, ya que el sector
bancario y los mercados financieros europeos permanecen segmentados, y lo único que
se necesita es una mayor cooperación entre las diferentes autoridades reguladoras. Sin
embargo, el presente enfoque gradual a la reforma financiera podría ser
contraproducente, porque justifica un ritmo lento de reformas y políticas que no eliminan
los obstáculos a la integración. Al final, podría poner en peligro la estabilidad.
Un enfoque más ambicioso podría ser ventajoso. En particular, deberían establecerse
procedimientos explícitos para la actividad de prestamista de última instancia y de
gestión de crisis con el Banco Central Europeo (BCE) en el centro. Europa no debería
esperar a que ocurra una crisis importante para poner en orden su sistema, sino pensar
en establecer reglas de supervisión más centralizadas para la banca, los seguros y los
mercados financieros.
Además del marco actual, que permite la competencia entre autoridades de regulación
nacionales, pueden ser preferibles otros modelos a largo plazo. En el primer modelo, el
BCE jugaría un papel más importante en la supervisión de los bancos, y en paralelo, se
establecerían agencias reguladoras europeas separadas para seguros y mercados. En el
segundo modelo, que es muy parecido a la situación presente en el Reino Unido, un
superregulador, una European Financial Services Authority (EFSA), se encargaría de la
supervisión de banca, seguros y mercados, y el BCE de la estabilidad del sistema y
tendría acceso a información relevante para la supervisión.
Fuga de cerebros
En este capítulo se documenta la migración de mano de obra muy cualificada hacia
EE.UU. ¿Deberían preocuparse los políticos europeos por esta fuga de cerebros? Un
capital intelectual reducido en Europa podría ser preocupante por varias razones. La
dimensión de la fuga de cerebros en relación con el número de personas que emigran
podría ser pequeña, ya que es inferior a un uno por ciento de la población activa. Sin
embargo, su impacto sobre el capital intelectual agregado de Europa podría ser
importante, porque la proporción de personas con un talento excepcional que emigra
podría ser más alta que este uno por ciento.
La fuga de cerebros es el síntoma de un problema más general, es decir, que el clima
institucional europeo perjudica a las personas altamente cualificadas. Por ejemplo, las
instituciones que determinan los salarios, así como los impuestos que deben pagar las
personas y las empresas, penalizan a los que ganan mayores sueldos, y este hecho
favorece la expatriación de talentos excepcionales.
Existen diversas medidas para aliviar el problema. Además de reducir las tasas
impositivas marginales para las personas que ganan mayores sueldos y permitir la
recompensa a buenas cualificaciones pagando sueldos más altos, estas medidas incluyen
la creación de incentivos para mejorar la calidad en instituciones públicas de
investigación y los intercambios entre éstas y el sector privado, para fomentar la
creación de centros de excelencia y de alta tecnología. Sin embargo, los Gobiernos no
deberían comprometerse con sectores y tecnologías específicas para evitar rigideces
ineficaces en la asignación de fondos y distorsiones en la asignación de talentos. Una
mejora de la movilidad del derecho a pensión también podría favorecer a los
trabajadores altamente cualificados, los cuales tienden a ser más móviles que otras
categorías de trabajadores.
Si desea más información, puede ponerse en contacto el Departamento de
Comunicación de la Fundación BBVA (91 374 67 97 o 94 487 44 79)
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