ALBACEAS MANCOMUNADOS, CONSENTIMIENTO TACITO DE

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350703. . Tercera Sala. Quinta Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo LXXVIII, Pág. 3652.
ALBACEAS MANCOMUNADOS, CONSENTIMIENTO TACITO DE UNO DE ELLOS
EN FAVOR DEL OTRO, PARA CONTRATAR POR LA SUCESION. El artículo 1693 del
Código Civil para el Distrito y Territorios Federales, establece que cuando los albaceas
fueren mancomunados, sólo valdrá lo que todos hagan de consuno, o lo que haga uno de
ellos, cuando esté legalmente autorizado por los demás. Ahora bien, si la presentación de
servicios profesionales a una sucesión, sólo se contrató con uno de los albaceas
mancomunados de la misma; pero de las pruebas rendidas en autos, aparece que el albacea
que celebró el contrato, obró con el consentimiento tácito de su coalbacea; y por esta razón la
autoridad responsable estimó válido dicho contrato, fundándose en el artículo 1803 del
código citado, que establece que el consentimiento puede ser expreso o tácito, lo primero
cuando se manifiesta verbalmente, por escrito o por signos inequívocos, y lo segundo, cuando
resulta de hechos o actos que lo presuman o autoricen a presumirlo, debe decirse que la
apreciación de la responsable es del todo correcta. En efecto, no puede pretenderse que la
tesis acerca del consentimiento tácito de un albacea en favor del otro, para contratar por los
dos, sea antijurídica, porque el artículo 1700 del mismo Código Civil, no admite delegaciones
tácitas, pues son cosas muy diferentes la delegación del cargo de albacea y la autorización
que uno de los albaceas mancomunados da a los otros, conforme al artículo 1693
mencionado, para que sea válido lo que él haga. La delegación del cargo de albacea consistía,
según el artículo 3722 del Código Civil anterior, en la facultad que para desempeñar el
albaceazgo podía transmitir el albacea nombrado, a otra persona, siempre que esa transmisión
se hiciera por medio de poder solemne, delegación que ya no admite la actual legislación
civil del Distrito Federal, según expresamente lo prohíbe el artículo 1700 ya invocado;
mientras que la autorización estriba en que un albacea mancomunado con otro u otros, presta
su consentimiento o da su aprobación a lo que hacen sus coalbaceas. En consecuencia, no es
exacto que la autorización de que se trata, deba constar por escrito, mediante poder que uno
de los albaceas mancomunados otorgue al otro, ya que como queda dicho, esa autorización
puede ser tácita.
Amparo civil directo 9242/38. Franco Alejandro, sucesión de. 22 de noviembre de 1943.
Mayoría de tres votos. El Ministro Emilio Pardo Aspe no intervino en este asunto por las
razones que constan en el acta del día. Disidente: Hilario Medina. La publicación no
menciona el nombre del ponente.
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