422-2002 Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. San Salvador, a las nueve horas con once minutos del día treinta y uno de mayo de dos mil dos. A sus antecedentes el escrito presentado por la parte actora evacuando la prevención que con anterioridad le formulara este Tribunal. Vista y analizada la demanda presentada por el señor Walter de Jesús Mendoza Portillo, en su carácter personal, esta Sala estima pertinente realizar las siguientes consideraciones: I. Manifiesta la parte actora que reclama contra providencias del Tribunal Disciplinario de la Región Paracentral y del Tribunal de Apelaciones, ambos de la Policía Nacional Civil, mediante las cuales se acordó imponerle la sanción de destitución definitiva del cargo que desempeñaba como miembro operativo de la corporación policial. Relata que fue denunciado en la Unidad de Control de la Policía Nacional Civil supuestamente por haber solicitado dinero a un conductor a cambio de no imponerle la esquela correspondiente, en vista de lo cual el Tribunal Disciplinario fundamentó la sanción en el artículo treinta y siete número veintisiete del Reglamento Disciplinario de la institución. Resolución que posteriormente fue confirmada por el Tribunal de Apelaciones mencionado. En definitiva, el sustrato fáctico de la pretensión analizada consiste en que las autoridades demandadas habrían cometido una arbitrariedad al haber sancionado al peticionario en base a una acusación de la cual no hay prueba de cargo concreta, por lo que los actos impugnados devienen violatorios de sus derechos al trabajo y a la integridad moral. II. Delimitados los elementos que constituyen el sustrato fáctico de la pretensión de amparo, es necesario para resolver adecuadamente el caso en estudio, exteriorizar brevemente los fundamentos jurídicos de la presente decisión. En el amparo las afirmaciones de hecho del actor deben en esencia justificar que el reclamo planteado posee trascendencia constitucional, esto es, deben evidenciar la probable violación de categorías reconocidas por la normativa constitucional; pues si, por el contrario, aquéllas se reducen al planteamiento de asuntos puramente judiciales o administrativos consistentes en la simple disconformidad con las actuaciones o el contenido de las decisiones dictadas por las autoridades dentro de su respectiva competencia, la cuestión traída al conocimiento de este Tribunal constituye un asunto de mera legalidad, lo que se traduce en un vicio de la pretensión que imposibilita su conocimiento. En otros términos, en la queja elevada a los estrados de la jurisdicción constitucional debe exponerse y fundamentarse una posible transgresión a los derechos y categorías protegibles consagradas en la normativa constitucional que se derive de la actuación cuyo control se solicita, pues la proposición de una cuestión, por su naturaleza, propia y exclusiva del marco de la legalidad, limitada al conocimiento y decisión de las autoridades ordinarias, importa un defecto en la causa de pedir de la pretensión de amparo, que se traduce en la imposibilidad de juzgar desde la óptica constitucional el reclamo formulado. Y es que, desde el punto de vista de la competencia material de esta Sala, la proposición de lo que la Ley de Procedimientos Constitucionales y la jurisprudencia han calificado, de forma genérica, como asuntos de mera legalidad, se interpreta como un defecto absoluto en la facultad de juzgar, lo que representa un óbice para enjuiciar el fondo de la queja planteada, ya que este Tribunal se halla normativamente impedido para conocer aquellas cuestiones que, por su naturaleza, tienen un exclusivo fundamento infraconstitucional –por quedar circunscrita su regulación y determinación con carácter único e inmediato en normas de rango inferior a la Constitución–, lo que motiva el rechazo de la pretensión por falta de competencia objetiva sobre el caso, ya que decidir al respecto de lo planteado en la demanda, cuando es evidente la falta de una real fundamentación constitucional, significaría invadir la esfera de legalidad, obligando a este Tribunal a revisar desde una perspectiva legal las actuaciones de los funcionarios o autoridades que actúan dentro de sus atribuciones, lo que, como queda dicho, no corresponde al conocimiento de esta Sala. III. Trasladando y concretando las anteriores nociones en el caso en estudio, se advierte claramente de los conceptos de violación expuestos por la parte actora, que ésta plantea una simple disconformidad con lo actuado por el Tribunal Disciplinario de la Región Metropolitano y el Tribunal de Apelaciones, ambos de la Policía Nacional Civil, argumentando que no existe prueba de cargo concreta que fundamente la acusación hecha en su contra, la cual motivó su destitución del cargo que ostentaba. Las declaraciones reseñadas configuran de manera explícita y terminante una argumentación dirigida exclusivamente a justificar y defender la posición del demandante en sede administrativa, pues hace descansar su pretensión en que las actuaciones de las autoridades demandadas debieron haberse dado en una forma diferente a la realizada, para así lograr –a su juicio– la actuación de sus derechos al trabajo y a la integridad moral. En efecto, el fundamento del reclamo del actor consiste en que supuestamente las autoridades demandadas decidieron destituirlo definitivamente de su cargo sin existir prueba concreta de que exigió o recibió dinero a cambio de no imponer una esquela. Así las cosas, es claramente deducible que para realizar el examen de la pretensión planteada, sería necesario conocer los hechos que habrían dado lugar al procedimiento de destitución del pretensor, valorando si resultaba procedente aplicarle la sanción de destitución. Lo anterior implica que esta Sala se introduzca al ámbito de la legalidad, con el objeto de determinar la conformidad de las actuaciones administrativas con aspectos fácticos y jurídicos ajenos al ámbito de competencia que le ha sido reservado, y más propios de una entidad de instancia. De manera que, en virtud de las razones antes apuntadas, es preciso concluir que el presente caso constituye un asunto de mera legalidad; ya que en esencia se trata de la mera disconformidad del actor con las actuaciones de las autoridades demandadas, lo cual no corresponde al conocimiento de la jurisdicción constitucional, por no ser materia propia del proceso de amparo. En consecuencia, del análisis de las circunstancias fácticas y jurídicas esbozadas se deriva la imposibilidad de juzgar, desde una perspectiva constitucional, el reclamo de la parte demandante, ya que éste se anida sobre fundamentos de carácter infraconstitucional; situación que evidencia la existencia de un defecto en la pretensión constitucional de amparo, que impide la conclusión normal del presente proceso y vuelve ineludible la terminación anormal del mismo a través de la figura de la improcedencia. Por tanto, con base en las razones expuestas en los acápites precedentes y de conformidad al artículo 13 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, esta Sala RESUELVE: (a) Declárase improcedente la demanda de amparo presentada por el señor Walter de Jesús Mendoza Portillo, por existir vicios en la pretensión; y (b) Notifíquese.- --A. G. CALDERON---R. HERNANDEZ VALIENTE---J. ENRIQUE ACOSTA--PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---S. RIVAS DE AVENDAÑO---RUBRICADAS. VOTO PARTICULAR: Me parece que una situación como esta debe ser controvertida en sede constitucional; es importante conocer los argumentos de la autoridad demandada y las pruebas que la llevaron a tomar una decisión tan drásticas o ¿Cuáles derechos constitucionales están en juego? El derecho al trabajo, el debido proceso, la presunción de inocencia, el derecho a la imagen, etc.; el argumento que esto es una cuestión de mera legalidad es inconsistente; no existen procedimientos previos que seguir; tenemos ofertas institucionales de garantizar el acceso a la jurisdicción y un compromiso de establecer, primero, la verdad y luego resolver el fondo, cosa que no se logra con esta resolución que constituye una sentencia anticipada. ---MARIO SOLANO---PRONUNCIADO POR EL SEÑOR MAGISTRADO QUE LO SUSCRIBE---S. RIVAS DE AVENDAÑO--RUBRICADA.