resoluciones de la dirección general de los registros y del notariado

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– 1553 –
RESOLUCIONES DE LA DIRECCIÓN GENERAL
DE LOS REGISTROS Y DEL NOTARIADO
REGISTRO CIVIL
HECHOS
de nacionalidad ecuatoriana, con domicilio en ese municipio, promovió expediente de declaración con valor de simple
presunción de la nacionalidad española
de L. A. R. G., nacido el 14 de marzo de
2004 en Soria, hijo de la promotora y de
don W. A. R. S., de nacionalidad dominicana. Aportaban como documentos probatorios de la pretensión: certificación
literal de nacimiento del menor, certificado negativo del Consulado General del
Ecuador y del Consulado General de la
Republica Dominicana de la inscripción
del menor, volante de empadronamiento,
autorización especial mediante la cual
don W. A. R. S. otorga poder especial a
favor de su esposa doña S. A. G. H. para
que pueda gestionar todos los documentos concernientes para realizar la nacionalidad española del menor hijo de
ambos, y fotocopia de la tarjeta de residencia de la promotora. El Ministerio
Fiscal no se opuso a la concesión de la
nacionalidad española. El Juez Encargado
del Registro Civil dictó auto con fecha 1
de julio de 2004 declarando con valor de
simple presunción la nacionalidad española del menor. Dicho auto fue notificado
al Ministerio Fiscal y a la interesada.
1. Mediante comparecencia ante el
Registro Civil de Soria el 23 de junio de
2004, doña S. A. G. H., mayor de edad,
2. Con fecha 6 de julio de 2004, los
representantes legales del menor L. A. R.
G., solicitaron la expedición del docu-
RESOLUCIÓN (1.ª) de 3 de enero de 2005,
sobre declaración de la nacionalidad española.
1.º Declarada esta nacionalidad en un
expediente con valor de simple presunción,
es posible reiterar otro expediente con la
finalidad de declarar que el interesado no
tiene la nacionalidad española, a la vista de
hechos nuevos descubiertos posteriormente, porque en el Registro Civil, por exigencias de la concordancia del Registro con la
realidad, no juega el principio de autoridad
de la cosa juzgada.
2.º A diferencia de las inscripciones,
las anotaciones pueden cancelarse en
expediente (art. 147 RRC) en que se acredite su inexactitud.
En el expediente sobre declaración
con valor de simple presunción de la
nacionalidad española remitido a este
Centro en trámite de recurso por virtud
del entablado por la Comisaría General
de Extranjería y Documentación contra
auto del Juez Encargado del Registro Civil
de Soria.
Boletín núm. 1986–Pág. 167
– 1554 –
mento nacional de identidad del mismo,
adjuntando certificación en extracto de
inscripción de nacimiento especial para
DNI, y certificación literal de nacimiento
donde constaba el auto dictado por el
Encargado del Registro Civil de Soria,
declarando la concesión de la nacionalidad española al amparo del artículo 17 1
c) del Código civil.
3. La Comisaría General de Extranjería y Documentación con fecha 16 de
julio de 2004, formuló recurso ante la
Dirección General de los Registros y del
Notariado contra el auto dictado por el
Encargado del Registro Civil de Soria de
1 de julio de 2004, que declaraba la nacionalidad española con valor de simple
presunción del menor L. A. R. G., solicitando que se revocara el mismo, se declarara que el menor no ostentaba la
nacionalidad española, y se ordenara la
cancelación de la anotación marginal
practicada en la inscripción de nacimiento, en base a que la legislación dominicana le otorgaba a este menor dicha
nacionalidad, vía iure sanguinis, y no se
producía la situación de apátrida, y por
tanto no le era de aplicación el contenido
del artículo 17 1 c) del Código civil.
4. De la tramitación del recurso se
dio traslado al Ministerio fiscal, que se
adhirió al mismo. El Juez Encargado del
Registro Civil remitió el expediente a la
Dirección General de los Registros y del
Notariado.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
I. Vistos los artículos 6, 12 y 17 del
Código civil; 240 de la Ley Orgánica 6/
1985, de 1 de julio, del Poder Judicial;
24, 26, 38 y 92 a 96 de la Ley del Registro
Civil; 16, 94, 145, 147, 148, 149, 335,
338, 340 y 358 del Reglamento del Registro Civil y las Resoluciones de 2 de
junio de 1987, 10 de septiembre de
1988, 21 de septiembre de 1990, 27 de
marzo de 1991, 30 de diciembre de
Boletín núm. 1986–Pág. 168
1992, 1 de diciembre de 1993, 8 de enero y 8 de marzo de 1994 y 30-3.ª de noviembre de 2004.
II. El Juez Encargado del Registro Civil
del domicilio de los padres ha declarado,
como resultado del oportuno expediente,
que es español de origen el nacido en España en 2004 hijo de padre dominicano y
de madre ecuatoriana, al amparo del artículo 17 núm. 1.c) del Código civil (cfr.
art. 96 núm. 2 LRC y 335 y 338 RRC). Una
vez firme el auto, se ha practicado al margen del asiento de nacimiento la anotación oportuna (cfr. art. 340 RRC).
III. Posteriormente, el Jefe de la Unidad de Documentación de Españoles de
la Comisaría General de Extranjería y
Documentación de la Dirección General de la Policía, acerca de cuya legitimación para promover el recurso no es
preciso ahora prejuzgar, presentó escrito
en la Dirección General de los Registros
y del Notariado pidiendo que se acuerde
revocar los autos del Encargado del Registro Civil que resolvieron favorablemente los expedientes a que se refiere el
fundamento de Derecho anterior y que
se ordene la cancelación de las anotaciones marginales que en su virtud de
practicaron.
IV. En cuanto al fondo del asunto, no
hay duda de que no le corresponde a los
nacidos la nacionalidad española, porque, de acuerdo con el conocimiento
adquirido por este Centro Directivo de la
legislación constitucional dominicana, el
nacido en el extranjero de padres dominicanos es dominicano iure sanguinis
salvo que haya adquirido iure soli una
nacionalidad distinta (cfr. art. 11 núm. 3
de la Constitución de la República Dominicana). Por lo tanto, dado el carácter
subsidiario de la atribución iure soli de la
nacionalidad española y la preferencia
para el legislador español del ius sanguinis sobre el iure soli, hay que concluir que
los nacidos son dominicanos y que no
entra en juego el citado precepto del
– 1555 –
Código civil, pues no se produce una situación de apatridia originaria que justificaría la atribución de la nacionalidad
española.
V. Ahora bien, aun siendo esto así, el
problema procedimental que se plantea
es el del camino adecuado para dejar sin
efecto la declaración con valor de simple
presunción, ya firme, y la anotación practicada. A estos efectos ha de tenerse en
cuenta que la nulidad de actuaciones,
una vez que ha recaído resolución definitiva, por la vía del artículo 240 núm. 2
de la Ley Orgánica del Poder Judicial
tropieza con el carácter supletorio que en
el ámbito del Registro Civil tiene la aplicación de las normas sobre jurisdicción
voluntaria (cfr. art. 16 RRC), por lo que ha
de examinarse si la aplicación directa de
la legislación del Registro Civil permite
alcanzar el resultado pretendido.
VI. Es un principio básico de la legislación registral civil (cfr. arts. 24 y 26 LRC
y 94 RRC) el de procurar lograr la mayor
concordancia posible entre el Registro
Civil y la realidad extrarregistral. En desarrollo de este principio se ha indicado
repetidamente por la doctrina de este
Centro Directivo que, mientras subsista
ese interés público de concordancia, no
juega en el ámbito del Registro Civil el
principio de autoridad de cosa juzgada,
por lo que es posible reiterar un expediente sobre cuestión ya decidida si las
nuevas actuaciones tienen su fundamento en hechos descubiertos posteriormente
que no pudieron ser tenidos en cuenta en
la resolución anterior (en este caso el
contendido del Derecho constitucional
dominicano en materia de atribución de
su nacionalidad). Por eso ha de ser posible ahora que, de oficio o por iniciativa
del Ministerio Fiscal o de cualquier interesado, y con intervención en todo caso
del Ministerio Público, se inicie de nuevo
expediente para declarar con valor de
presunción que a los nacidos no les corresponde la nacionalidad española.
VII. Siendo ello así, la declaración
negativa recaída en tal expediente ha de
tener acceso al Registro Civil para cancelar
en su virtud la anotación preventiva practicada. No es obstáculo para ello que, con
arreglo al artículo 92 de la Ley del Registro
Civil y a salvo las excepciones previstas en
los tres artículos siguientes, las «inscripciones» sólo puedan rectificarse por sentencia
firme en juicio ordinario, porque en las
«anotaciones», en congruencia con su
menor eficacia (cfr. arts. 38 LRC y 145
RRC), rige un principio distinto. En efecto,
el artículo 147 del Reglamento del Registro
Civil establece una regla de aplicación
preferente, permitiendo que las anotaciones puedan ser rectificadas y canceladas
en virtud de expediente gubernativo en
que se acredite la inexactitud, lo cual,
conforme se ha razonado es lo que aquí
sucede.
VIII. Ahora bien, lo que sucede en el
presente supuesto es que no cabe dar el
sentido y valor de expediente registral a
las actuaciones seguidas, a los efectos
antes indicados, toda vez que se ha omitido su notificación formal a los interesados o sus representantes legales como
exige imperativamente el párrafo primero
del artículo 349 del Reglamento del Registro Civil, y cuya omisión no puede ser
obviada a los efectos cancelatorios pretendidos dada la relevancia que la normativa procesal, administrativa y registral,
y la propia doctrina constitucional, atribuyen a tal vicio del procedimiento.
Esta Dirección General ha acordado,
de conformidad con la propuesta reglamentaria,
1.º Desestimar el recurso interpuesto
contra la calificación, por no ser la vía
registral adecuada para sustanciar la pretensión deducida, al haberse omitido la
tramitación del expediente registral oportuno.
2.º Ordenar que por parte del Ministerio Fiscal se promueva expediente para
declarar con valor de simple presunción
Boletín núm. 1986–Pág. 169
– 1556 –
que el menor a que se refiere este recurso
no tiene la nacionalidad española y que,
previa su completa tramitación y en caso
de resolución favorable, se cancele la
anotación practicada declarando incorrectamente la nacionalidad española del
mismo.
RESOLUCIÓN (2.ª) de 3 de enero de 2005,
sobre matrimonio celebrado en el extranjero.
Se deniega su inscripción porque hay
datos objetivos bastantes para deducir la
ausencia de consentimiento matrimonial.
En las actuaciones sobre inscripción
de matrimonio remitidas a este Centro en
trámite de recurso por virtud del entablado por el interesado contra auto del Encargado del Registro Civil Consular de
Santo Domingo.
HECHOS
1. Con fecha 5 de noviembre de
2003, don A. V. M., nacido el 19 de mayo
de 1955 en Bilbao, de nacionalidad española, domiciliado en Bilbao, y doña D.
A. A. M., nacida el 25 de enero de 1978
en El Pino, La Vega, (Republica Dominicana), de nacionalidad dominicana, con
domicilio en El Pino, solicitaban ante el
Registro Civil Consular de Santo Domingo, la inscripción de su matrimonio civil
celebrado en La Vega (República Dominicana) el 5 de noviembre de 2003.
Acompañaban con la solicitud los siguientes documentos: documentos de
identidad de ambos, acta de matrimonio
inextensa expedida por autoridad dominicana; certificado de nacimiento, de
matrimonio con inscripción marginal de
divorcio y fe de vida y estado, correspondiente al contrayente; y acta de nacimiento inextensa y declaración jurada de
soltería de la contrayente.
Boletín núm. 1986–Pág. 170
2. Realizado el trámite de audiencia
reservada a la contrayente en el Registro
Civil Consular el 4 de febrero de 2004,
ésta manifestó: que conoció a su cónyuge
en el año 2000, en casa de unos amigos
en La Vega, y convivieron un mes antes
del matrimonio; que su cónyuge tiene un
hijo de otra relación, del que no sabe ni
su nombre ni edad; que ella no fuma y su
cónyuge sí fuma; que él vive en Bilbao,
no sabe la dirección ni el número de teléfono, es electricista y no sabe sus ingresos; que ella no trabaja y su cónyuge le
envía dinero; que vino su familia a la
boda; que se comunican por teléfono tres
veces a la semana; que él llevaba dos
años divorciado cuando se caso con ella;
que piensa vivir y trabajar en España; que
ella tiene dos hermanos y él un hermano;
que su madre vive en Bilbao; que su cónyuge ha venido tres veces, en agosto de
2000, diciembre de 2002 y noviembre de
2003. Mediante comparecencia ante el
Encargado del Registro Civil de Erandio
(Vizcaya) el 11 de marzo de 2004, el
contrayente, entre otras, hizo las siguientes manifestaciones: que se conocen
desde agosto del año 2000 y desde entonces mantienen relación afectiva; que
la conoció en su casa y se la presentó su
hermano; que convivieron en sus dos
viajes anteriores a la Republica Dominicana, que él tiene un hijo de 19 años; que
ella ahora no trabaja y él le envía dinero;
que se comunican por teléfono dos o tres
veces por semana; que conoce a sus suegros y están separados; que la madre de
ella vive en Bilbao desde hace doce años
y ella le invitó a su casa en la Republica
Dominicana donde conoció a su mujer;
que ella tiene dos hermanos y él también
tiene dos. El Encargado del Registro Civil
de Eradio informó que era extraño que el
contrayente conociera desde hace doce
años a la madre, y la exactitud y rapidez
en las contestaciones.
3. El Encargado del Registro Civil
Consular dictó acuerdo con fecha 3 de
mayo de 2004, denegando la inscripción
– 1557 –
del matrimonio solicitado, por existir serias dudas de que ambos contrayentes
vayan a convivir como pareja una vez
que la ciudadana dominicana se encuentre en España, razones avaladas por las
audiencias reservadas efectuadas, lo que
daría base para calificar estos hechos
como un matrimonio simulado.
4. Notificados los promotores, el interesado interpuso recurso oponiéndose
al acuerdo en base a que la resolución era
arbitraría y carente de fundamento, y no
argumentaba ni justificaba cuales eran las
circunstancias reconocidas o acreditadas
en las audiencias reservadas que permitían concluir la existencia de una simulación o fraude de ley en el matrimonio
contraído por los interesados.
5. Notificado el Ministerio Fiscal,
éste estimó que procedía confirmar el
acuerdo impugnado, en base a que la
contrayente dominicana desconocía datos relevantes de su esposo, lo informado
por el Encargado del Registro Civil de
Erandio, la diferencia de edad, y que no
se había aportado prueba significativa de
la supuesta relación. El Encargado del
Registro Civil Consular remitió lo actuado
a la Dirección General de los Registros y
del Notariado para su resolución, ratificando la denegación de la inscripción.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
I. Vistos los artículos 16 de la Declaración Universal de Derechos Humanos;
12 del Convenio de Roma de 4 de noviembre de 1950 sobre protección de los
derechos humanos y de las libertades
fundamentales; 23 del Pacto Internacional
de Nueva York de 19 de diciembre de
1966 de derechos civiles y políticos; la
Resolución del Consejo de la Unión Europea de 4 de diciembre de 1997 sobre
las medidas que deberán adoptarse en
materia de lucha contra los matrimonios
fraudulentos; los artículos 10, 14 y 32 de
la Constitución; 3, 6, 7, 44, 45, 49, 56, 65,
73 y 74 del Código civil; 23 y 73 de la Ley
del Registro Civil; 54, 85, 245, 246, 247,
256, 257 y 354 del Reglamento del Registro Civil; la Instrucción de 9 de enero de
1995, y las Resoluciones, entre otras, de
3-2.ª y 3.ª, 12-1.ª y 2.ª de febrero; 4-1.ª,
18-1.ª y 29-1.ª de marzo; 2-2.ª y 5-1.ª de
abril; 22-1.ª y 2.ª, 24-1.ª, 28-5.ª y 31-3.ª
de mayo; 8-2.ª, 11-2.ª, 14-1.ª y 2.ª y 172.ª de junio; 5-2.ª y 6-1.ª de julio; 21-2.ª,
24-3.ª, 29-1.ª y 2.ª y 30-1.ª de septiembre;
y 4-3.ª y 5-1.ª de octubre de 2004.
II. El llamado matrimonio de complacencia es indudablemente nulo en
nuestro Derecho por falta de verdadero
consentimiento matrimonial (cfr. arts. 45
y 73-1.º Cc). Para evitar en la medida de
lo posible la existencia aparente de estos
matrimonios y su inscripción en el Registro Civil, esta Dirección General dictó en
su momento la Instrucción de 9 de enero
de 1995, dirigida a impedir que algunos
extranjeros obtengan la entrada en España o regularicen su estancia en ella por
medio de un matrimonio simulado con
ciudadanos españoles.
III. La Instrucción citada trata de evitar que esos matrimonios fraudulentos
lleguen a celebrarse dentro del territorio
español, recordando la importancia que
en el expediente previo a la celebración
del matrimonio tiene el trámite de la audiencia personal, reservada y por separado, de cada contrayente (cfr. art. 246
RRC), como medio para apreciar cualquier obstáculo o impedimento para el
enlace (cfr. arts. 56, I, Cc y 245 y 247
RRC), entre ellos, la ausencia de consentimiento matrimonial. Pues bien, análogas medidas deben adoptarse cuando se
trata de inscribir en el Registro Consular
o en el Central un matrimonio ya celebrado en la forma extranjera permitida por la
lex loci. El Encargado debe comprobar si
concurren los requisitos legales –sin excepción alguna– para la celebración del
matrimonio (cfr. art. 65 Cc) y esta comprobación, si el matrimonio consta por
«certificación expedida por autoridad o
Boletín núm. 1986–Pág. 171
– 1558 –
funcionario del país de celebración» (art.
256-3.º RRC), requiere que por medio de
la calificación de ese documento y «de
las declaraciones complementarias oportunas» se llegue a la convicción de que
no hay dudas «de la realidad del hecho y
de su legalidad conforme a la ley española». Así lo señala el artículo 256 del Reglamento, siguiendo el mismo criterio
que, para permitir otras inscripciones sin
expediente y en virtud de certificación de
un Registro extranjero, establecen los
artículos 23, II, de la Ley y 85 de su Reglamento.
IV. Esta extensión de las medidas
tendentes a evitar la inscripción de matrimonios simulados, por más que hayan
sido celebrados en el extranjero, viene
siendo propugnada por la doctrina de
este Centro Directivo a partir de la Resolución de 30 de mayo de 1995, debiendo
denegarse la inscripción cuando existan
una serie de hechos objetivos, comprobados por las declaraciones de los propios
interesados y por las demás pruebas presentadas, de las que sea razonable deducir según las reglas del criterio humano
(cfr. art. 386 LEC) que el matrimonio es
nulo por simulación.
V. En este caso concreto se trata de
inscribir un matrimonio celebrado en
Santo Domingo (República Dominicana)
el 5 de noviembre de 2003 entre un español y una dominicana y del trámite de
audiencia reservada practicada a los contrayentes, resultan como hechos objetivos
determinantes la existencia de un desconocimiento de datos entre los contrayentes que, por su carácter básico, obliga a
concluir que la celebración del matrimonio ha perseguido finalidad distinta de la
propia de esta institución: así, en cuanto
a la forma y lugar en que se conocieron,
ella manifestó que fue en «La Vega, él
estaba con unos amigos», en cambio él
contestó a esta pregunta que «la conoció
en su casa, se la presentó el hermano de
ella en su casa» y ratificó esta respuesta
en otra ocasión cuando señaló que su
Boletín núm. 1986–Pág. 172
suegra «le invitó a su casa en República
Dominicana donde conoció a su mujer».
Ignora ella respecto de él: el nombre de
su hijo; su dirección y teléfono, pese a
que dicen comunicarse por este medio
tres veces por semana (lo que no acreditan); los ingresos que tiene (lo que no
parece lógico entre personas que han
contraído matrimonio); el tiempo que
lleva divorciado, dice dos años, cuando
en el momento de la audiencia, eran
menos de cuatro meses; que tiene dos
hermanos, ella dice que es uno y no sabe
su nombre. A esto se une, sin ser por sí
determinante, su manifestación de querer
vivir en España, el hecho de que su madre
viva ya en Bilbao y una apreciable diferencia de edad con el contrayente. Como
prueba para acreditar su relación se aportan justificantes de envíos de pequeñas
cantidades de dinero que no desvirtúan
la deducción extraída de los hechos referidos.
VI. De estos hechos, es una deducción razonable y en modo alguno arbitraria entender que el matrimonio es nulo por
simulación. Así lo han estimado el Encargado del Registro Civil Consular y el de
Erandio, quienes por su inmediación a los
hechos pueden más fácilmente apreciarlos
y formar su convicción respecto de ellos.
Esta conclusión, obtenida en momentos
cronológicamente más próximos a la celebración del matrimonio, no quedaría
desvirtuada por un expediente posterior,
el del artículo 257 del Reglamento del
Registro Civil, del cual debe prescindirse
por razones de economía procesal (cfr.
art. 354 RRC), si es que se estima que,
además de la vía judicial, quedara abierto este camino ante la denegación adoptada en la calificación efectuada por la
vía del artículo 256 del Reglamento.
Esta Dirección General ha acordado,
de conformidad con la propuesta reglamentaria, desestimar el recurso y confirmar el auto apelado.
– 1559 –
RESOLUCIÓN (1.ª) de 4 de enero de 2005,
sobre nombre propio.
Es apropiado el nombre de fantasía
«Marjal», para designar varón.
En el expediente de cambio de nombre
en inscripción de nacimiento remitido a
este Centro en trámite de recurso por
virtud del entablado por los promotores
contra auto de la Juez Encargada del Registro Civil de Sagunto (Valencia).
HECHOS
1. Por escrito presentado ante el Registro Civil de Sagunto con fecha 30 de
enero de 2004, don O. B. E. y doña M. C.
C. H., mayores de edad y con domicilio
en esa localidad, solicitaban para su hijo
menor E. B. C., el cambio de su nombre
propio por Marjal, por ser con él que
querían inscribir a su hijo y se les negó, y
por ser el nombre con el que le llaman
familiares y amigos y por él que se reconoce el mismo. Acompañan la certificación de la inscripción de nacimiento del
interesado.
2. Ratificados los promotores, la Juez
Encargada dictó auto con fecha 20 de
febrero de 2004, acordando que no había
lugar a lo pretendido por los solicitantes,
ya que no constaba el nombre elegido de
Marjal ni entre los admitidos por la Dirección General de los Registros y del Notariado, ni entre los rechazados, y no había
quedado acreditado la existencia ni el
uso de Marjal como nombre para identificar personas.
3. Notificados los promotores, la interesada interpuso recurso solicitando se
reconsiderase su petición. El Ministerio
Fiscal interesó la confirmación de la resolución de referencia por sus fundamentos y por entenderla ajustada a derecho.
La Juez Encargada del Registro Civil dictó
auto con fecha 17 de mayo de 2004,
denegando la inscripción del nombre
Marjal, por lo expuesto en su auto de 20
de febrero de 2004 y dado que no había
alcanzado el término Marjal sustantividad como nombre propio para designar
a las personas.
4. Notificado el Ministerio Fiscal y
los promotores, éstos interpusieron recurso ante la Dirección General de los Registros y del Notariado, solicitando que
se revocase el auto recurrido y se admita
el vocablo Marjal como nombre propio
de varón.
5. En la tramitación del recurso el
Ministerio Fiscal se opuso a la estimación
del mismo. La Juez Encargada del Registro Civil confirmó el Auto recurrido y
remitió el expediente a la Dirección General de los Registros y del Notariado
para su resolución.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
I. Vistos los artículos 54, 59, 60 y 62
de la Ley del Registro Civil; 192, 209,
210, 217, 218 y 365 del Reglamento del
Registro Civil, y las Resoluciones, entre
otras, de 15-1.ª de enero de 2001; 23-1.ª
de febrero de 2002; 29-2.ª de mayo, 251.ª de junio y 26-2.ª de junio de 2003; y
25-3.ª de mayo de 2004.
II. El Encargado del Registro Civil del
domicilio tiene facultades para autorizar
en expediente el cambio del nombre
propio inscrito por el usado habitualmente (art. 209-4.º y 365 RRC), siempre que
exista justa causa en la pretensión y que
no haya perjuicio de tercero (art. 210
RRC) y siempre que, además, el nombre
solicitado no infrinja las normas que regulan su imposición (cfr. art. 54 LRC y
192 RRC), porque, como es obvio, no ha
de poder lograrse, por la vía indirecta de
un expediente posterior, un nombre propio que ya inicialmente debería ser rechazado.
III. En el caso presente no se justifica
la habitualidad en el uso del nombre
Boletín núm. 1986–Pág. 173
– 1560 –
pretendido, de modo que la competencia
para aprobar el expediente excede de la
atribuida al Encargado y corresponde por
el contrario a la competencia general del
Ministerio de Justicia (cfr. art. 57 LRC y
205 RRC) y hoy, por delegación, a esta
Dirección General.
margen del asiento de nacimiento y siempre que así se solicite en el plazo de
ciento ochenta días desde la notificación,
conforme a lo que dispone el artículo 218
del Reglamento del Registro Civil.
IV. Conviene examinar la cuestión
acerca de si el cambio intentado pudiera
ser acogido por esta otra vía. Se ha seguido la necesaria fase de instrucción del
expediente de la competencia del Ministerio ante el Registro Civil del domicilio
(cfr. art. 365 RRC) y razones de economía
procesal aconsejan ese examen (cfr. art.
354 RRC), ya que sería superfluo y desproporcionado con la causa exigir la
reiteración formal de otro expediente dirigido al mismo fin práctico.
RESOLUCIÓN (2.ª) de 4 de enero de 2005,
sobre matrimonio celebrado en el extranjero.
V. La cuestión apuntada merece una
respuesta afirmativa. El cambio intentado
no perjudica a tercero y hay para él una
justa causa, con lo que se cumplen los
requisitos específicos exigidos para la
modificación (cfr. art. 206, III, RRC). El
nombre de «Marjal», elegido por los padres, es un vocablo de fantasía apropiado
por su terminación y eufonía para designar a varón y no puede considerarse
afectado por las limitaciones señaladas
por la ley (cfr. art. 54 LRC). Hay además
que tener en cuenta que, en materia de
nombres, el principio general es el de libertad de los padres para atribuirlos a sus
hijos, por lo que las limitaciones deben
ser interpretadas restrictivamente (Cfr.
circular de 2 de julio de 1980).
Esta Dirección General ha acordado,
de conformidad con la propuesta reglamentaria:
1.º Estimar el recurso y revocar el
auto apelado.
2.º Autorizar, por delegación del Sr.
Ministro de Justicia (ORDEN JUS/1825/
2003, de 26 de junio), el cambio del
nombre inscrito «Enric» por «Marjal», no
debiendo producir esta autorización
efectos legales mientras no se inscriba al
Boletín núm. 1986–Pág. 174
Se inscribe porque no hay datos objetivos bastantes para deducir la ausencia
de consentimiento matrimonial
En las actuaciones sobre inscripción
de matrimonio remitidas a este Centro en
trámite de recurso por virtud del entablado por la interesada contra acuerdo del
Encargado del Registro Civil Central.
HECHOS
1. Con fecha 22 de abril de 2002,
doña R. R. G., nacida en Bayahonda-Tamayo (República Dominicana) el 12 de
marzo de 1964, de nacionalidad española adquirida por residencia en 1999 y
domiciliada en Madrid, solicitaba ante el
Registro Civil Central la inscripción de su
matrimonio civil celebrado en Azua (República Dominicana) el 12 de enero de
2002 con don E. R. C. M., nacido en Azua
(República Dominicana) el 10 de noviembre de 1980, de nacionalidad dominicana y domiciliado en la República
Dominicana. Acompañaba con la solicitud los siguientes documentos: acta de
matrimonio inextensa expedida por autoridad dominicana; DNI e inscripción de
nacimiento de la contrayente.
2. Ratificada la interesada en el Registro Civil de Alcobendas y realizado el
trámite de audiencia reservada a cada
uno de los contrayentes, la practicada al
contrayente en el Registro Civil Consular
de Santo Domingo el 15 de enero de
2003, dio el siguiente resultado: que él
tiene 22 años y su esposa 38 años; que a
– 1561 –
la boda vino la hermana de la contrayente y familia de él; que se conocen desde
diciembre del 2001 y mantienen relación
afectiva desde el 2002; que se conocieron por medio de una hermana en las
fiestas patronales y han convivido todos
los años, durante dos meses, en casa de
la esposa en Azua; que su esposa ha venido dos veces desde que mantienen relación sentimental, en diciembre de 2001
y 2002; que su esposa vive en la Moraleja, en la casa donde trabaja; que él trabaja de soldador y su esposa en ocasiones
le manda dinero; que piensa residir en
España; que se comunican por teléfono
tres veces a la semana; que conoce a sus
suegros; que su esposa tiene una hija de
diez años; que él tiene un amigo residiendo en España; que su esposa tiene dos
hermanos y él tres; que se ratifica en la
solicitud de la transcripción del matrimonio. El Encargado del Registro Civil Consular informó que no quedaba claro que
no se trataba de un matrimonio por negocio. Mediante comparecencia ante el
Encargado del Registro Civil de Alcobendas el 23 de abril de 2003, doña R. R. G.,
entre otras, hizo las siguientes manifestaciones: que ambos contrayentes eran
solteros cuando contrajeron matrimonio;
que ella tiene una hija de otra relación;
que lleva residiendo en España desde
hace casi ocho años y viaja a su país una
vez al año; que se conocieron en una
fiesta hace dos años y han convivido
durante dos meses; que decidió casarse
por estar enamorada; que conoce a los
tres hermanos de su esposo.
3. El Encargado del Registro Civil
Central dictó acuerdo con fecha 17 de
julio de 2003, denegando la inscripción
del matrimonio solicitado, fundamentando su resolución en el hecho de que en
éste caso al tratarse de un matrimonio
celebrado en el extranjero por ciudadano
español, adquiere gran importancia la
audiencia personal reservada realizada a
los contrayentes, y, de ese trámite, resultó
que la esposa nació en 1964 y tiene una
hija, de otra relación, sin haber contraído
matrimonio. El esposo nació en Azua
(Republica Dominicana) en 1980, no
había venido nunca a España y no tiene
hijos de anteriores relaciones ni con su
esposa. Ante estos hechos concretos,
cabe deducir la falta de consentimiento
valido para la celebración del matrimonio, encontrándonos ante el fenómeno
tan frecuentemente denunciado, de un
negocio jurídico simulado con fines migratorios.
4. Notificado el Ministerio Fiscal y la
solicitante, ésta interpuso recurso ante la
Dirección General de los Registros y del
Notariado solicitando que se revocara la
resolución por la que se denegaba la
inscripción del matrimonio. Adjuntó declaración jurada de testigos de su matrimonio.
5. Notificado el Ministerio Fiscal,
éste estimó que procedía confirmar el
acuerdo impugnado. El Encargado del
Registro Civil Central remitió lo actuado
a la Dirección General de los Registros y
del Notariado para su resolución, informando que a su juicio no habían sido
desvirtuados los razonamientos jurídicos
que aconsejaron dictar tal resolución,
entendiendo que ésta debía ser confirmada.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
I. Vistos los artículos 16 de la Declaración Universal de Derechos Humanos;
12 del Convenio de Roma de 4 de noviembre de 1950 sobre protección de los
derechos humanos y de las libertades
fundamentales; 23 del Pacto Internacional de Nueva York de 19 de diciembre de
1966 de derechos civiles y políticos; la
Resolución del Consejo de la Unión Europea de 4 de diciembre de 1997 sobre
las medidas que deberán adoptarse en
materia de lucha contra los matrimonios
fraudulentos; los artículos 10, 14 y 32 de
la Constitución; 3, 6, 7, 44, 45, 65, 73,
Boletín núm. 1986–Pág. 175
– 1562 –
74 del Código civil; 386 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil; 23 y 73 de la ley del
Registro Civil; 54, 85, 245, 246, 247,
256, 257 y 354 del Reglamento del Registro Civil; la Instrucción del 9 de enero
de 1995, y las Resoluciones, entre otras,
de 5-1.ª y 24-1.ª de marzo; y 3-1.ª, 5-2.ª,
14-2.ª de abril; 28-1.ª a 4.ª, 29-1.ª y 2.ª y
31-1.ª y 2.ª de mayo; y 8-3.ª, 11-3.ª y 126.ª y 28-3.ª de junio, 26-2.ª y 27 de julio;
1, 2-2.ª, 3-2.ª, 15-1.ª y 22-1.ª de septiembre y 2 y 4-1.ª de octubre de 2004.
II. No sólo en el expediente previo
para el matrimonio civil, a través del trámite de la audiencia personal, reservada
y por separado de cada contrayente (art.
246 RRC), sino también cuando se intenta inscribir en el Registro Civil español un
matrimonio ya celebrado en el extranjero
mediante la certificación expedida por
autoridad o funcionario del país de celebración (art. 256-3.º RRC), es deber del
Encargado cerciorarse de la inexistencia
de impedimentos u otros obstáculos que
provoquen la nulidad del matrimonio.
Especialmente para evitar la inscripción
de los llamados matrimonios de complacencia en los que el verdadero propósito
de las partes no es ligarse con el vínculo
matrimonial, sino aprovecharse de las
ventajas de la apariencia matrimonial
para facilitar la situación del extranjero
en relación con los requisitos de entrada
y permanencia en España, el Encargado
debe calificar, a través de las declaraciones complementarias oportunas que integran el título inscribible (cfr. art. 256
RRC), si ha habido verdadero consentimiento matrimonial en la celebración o
si, por el contrario, se trata de un matrimonio simulado, nulo por la ausencia de
dicho consentimiento matrimonial.
III. Ahora bien, las dificultades prácticas de la prueba de la simulación son
sobradamente conocidas. No existiendo
normalmente pruebas directas de ésta, es
casi siempre necesario acudir a la prueba
de presunciones, es decir, deducir de un
hecho o de unos hechos demostrados,
Boletín núm. 1986–Pág. 176
mediante un enlace preciso y directo según las reglas del criterio humano, la
ausencia de consentimiento que se trata
de probar (cfr. art. 386 LEC).
IV. En el caso actual esas declaraciones complementarias no son lo suficientemente clarificadoras para deducir de
ellas, sin sombra de duda, la existencia
de la simulación. Examinadas éstas, se
aprecia que existe entre los contrayentes
un grado de recíproco conocimiento que
puede considerarse suficiente. Así se
desprende de las respuestas dadas, en las
que no se aprecian contradicciones sobre
datos que pudieran considerarse de importancia a los efectos de poder deducir
una utilización fraudulenta de la institución matrimonial. Es cierto que existe una
apreciable diferencia de edad entre ellos,
pero por sí sola no puede considerarse
como hecho del que deducir un consentimiento matrimonial no válido.
V. Si se tiene en cuenta la presunción
general de buena fe y que el ius nubendi,
como derecho fundamental de la persona, no debe ser coartado, postergado o
denegado más que cuando exista una
certeza racional absoluta del obstáculo
legal que vicie de nulidad al matrimonio
pretendido, ha de ser preferible, aun en
caso de duda, no poner trabas a la celebración o a la inscripción del enlace.
Como expresó en un supuesto similar la
Resolución de 9-2.ª de octubre de 1993,
«ante la opción de autorizar (aquí inscribir) un matrimonio que eventualmente
sea declarado nulo o de coartar el ius
connubii, este Centro Directivo ha de
elegir la primera alternativa». «Siempre
quedará a salvo la posibilidad de que el
Ministerio Fiscal inste judicialmente la
nulidad del matrimonio (cfr. art. 74 Cc)
en un juicio declarativo ordinario en el
que con toda amplitud podrán enjuiciarse las circunstancias del caso concreto».
Esta Dirección General ha acordado,
de conformidad con la propuesta reglamentaria,
– 1563 –
1.º Estimar el recurso y revocar el
acuerdo apelado.
2.º Ordenar que se inscriba en el
Registro Civil Central el matrimonio celebrado el 12 de enero de 2002 en Azua de
Compostela (República Dominicana)
entre don E. R. C. M. y doña R. R. G.
RESOLUCIÓN (1.ª) de 5 de enero de 2005,
sobre matrimonio celebrado en el extranjero.
Se deniega su inscripción porque hay
datos objetivos bastantes para deducir la
ausencia de consentimiento matrimonial.
En las actuaciones sobre inscripción
de matrimonio remitidas a este Centro en
trámite de recurso por virtud del entablado por la interesada contra acuerdo del
Encargado del Registro Civil Central.
HECHOS
1. Con fecha 12 de diciembre de
2002, doña M. P. P., nacida en Santo
Domingo (República Dominicana) el 20
de diciembre de 1965, de nacionalidad
española adquirida por residencia en
1999 y domiciliada en Madrid, solicitaba
ante el Registro Civil Central la inscripción de su matrimonio civil celebrado en
Santo Domingo (República Dominicana)
el 4 de septiembre de 2002 con don A. R.
F., nacido en Santo Domingo (República
Dominicana) el 4 de agosto de 1979, de
nacionalidad dominicana y domiciliado
en la República Dominicana. Acompañaba con la solicitud los siguientes documentos: documentos de identidad de
ambos, acta de matrimonio inextensa
expedida por autoridad dominicana; inscripción de nacimiento de ella y acta de
nacimiento de él.
2. Realizado el trámite de audiencia
reservada a cada uno de los contrayentes,
la practicada a la recurrente en el Regis-
tro Civil Central el 8 de mayo de 2003,
dio el siguiente resultado: que cuando se
casó su estado civil era de soltera; que no
había impedimento para celebrar el matrimonio y se casó libremente; que no
había contraído matrimonio anteriormente; que lleva viviendo en España
desde el año 1992 y ha viajado a su país
todos los años, habiendo realizado el
último en agosto de 2002, y no recuerda
los anteriores; que conoce a su esposo
desde hace cuatro años, manteniendo
relaciones sentimentales desde hace tres
años; que su esposo nunca ha viajado a
España, pero tiene intención de hacerlo
una vez se inscriba el matrimonio; que él
es policía en la República Dominicana;
que ella tiene un hijo nacido en 1988;
que acudieron a la boda los hermanos de
la declarante y el padre de su marido, del
cual no sabe el nombre, pero si el apodo,
y la hermana de su marido; que durante
su relación se han comunicado por carta
y por medio del teléfono de otros vecinos, ya que su esposo no tiene teléfono.
Se incluye en el expediente el pasaporte
español de la contrayente. Mediante
comparecencia ante el Encargado del
Registro Civil Consular de Santo Domingo el 24 de junio de 2003, don A. R. F.,
entre otras, hizo las siguientes manifestaciones: que se conocen de toda la vida y
mantienen relación sentimental desde
hace cuatro años; que no convivieron
antes del matrimonio; que ella tiene una
hija de 14 años; que ella vive en Madrid
y no sabe su número de teléfono, y trabaja en una casa y no sabe sus ingresos; que
a la boda vinieron las hermanas de ella y
su padre y hermanos; que conoce a sus
suegros; que se comunican por teléfono
dos veces por semana; que piensan establecer su residencia en España, porque
ella vive allá y allí piensa estudiar; que
hubiera preferido haber solicitado, previamente a su matrimonio, un visado de
turista porque su madre y hermana viven
allá; que él tiene siete hermanos y su
cónyuge, dos, y no sabe sus nombres;
que su madre y hermana residen en MaBoletín núm. 1986–Pág. 177
– 1564 –
drid; que su cónyuge ha venido a este
país cuatro veces desde que mantienen
relación sentimental, la última fue en
agosto de 2002. El Encargado del Registro
Civil Consular informó que durante la
entrevista el compareciente dio la impresión de que su deseo de residir en España
es mas bien porque se encuentra allí su
madre y su hermana, más que convivir
con su esposa.
Civil Central remitió lo actuado a la Dirección General de los Registros y del
Notariado para su resolución, informando
que a su juicio no habían sido desvirtuados los razonamientos jurídicos que
aconsejaron dictar tal resolución, entendiendo que ésta debía ser confirmada.
3. El Encargado del Registro Civil
Central dictó acuerdo con fecha 29 de
octubre de 2003, denegando la inscripción del matrimonio solicitado, fundamentando su resolución en el hecho de
que en éste caso al tratarse de un matrimonio celebrado en el extranjero por
ciudadano español, adquiere gran importancia la audiencia personal reservada
realizada a los contrayentes, y, de ese
trámite, resultó que la esposa nació en
1965 y tiene una hija nacida en Santo
Domingo en 1988; en 1992 vino a España y solo ha vuelto a su país en vacaciones. El esposo nació en Santo Domingo
en 1979 y no había venido nunca a España; dice que se relaciona con su esposa
por teléfono si bien no sabe su número de
teléfono ni las aficiones; manifiesta que
su madre y hermana viven en España y la
actividad que piensa realizar cuando
venga es estudiar. Ante estos hechos concretos, cabe deducir la falta de consentimiento valido para la celebración del
matrimonio, encontrándonos ante el fenómeno tan frecuentemente denunciado,
de un negocio jurídico simulado con fines migratorios.
I. Vistos los artículos 16 de la Declaración Universal de Derechos Humanos;
12 del Convenio de Roma de 4 de noviembre de 1950 sobre protección de los
derechos humanos y de las libertades
fundamentales; 23 del Pacto Internacional
de Nueva York de 19 de diciembre de
1966 de derechos civiles y políticos; la
Resolución del Consejo de la Unión Europea de 4 de diciembre de 1997 sobre
las medidas que deberán adoptarse en
materia de lucha contra los matrimonios
fraudulentos; los artículos 10, 14 y 32 de
la Constitución; 3, 6, 7, 44, 45, 49, 56, 65,
73 y 74 del Código civil; 23 y 73 de la Ley
del Registro Civil; 54, 85, 245, 246, 247,
256, 257 y 354 del Reglamento del Registro Civil; la Instrucción de 9 de enero de
1995, y las Resoluciones, entre otras, de
3-2.ª y 3.ª, 12-1.ª y 2.ª de febrero; 4-1.ª,
18-1.ª y 29-1.ª de marzo; 2-2.ª y 5-1.ª de
abril; 22-1.ª y 2.ª, 24-1.ª, 28-5.ª y 31-3.ª
de mayo; 8-2.ª, 11-2.ª, 14-1.ª y 2.ª y 172.ª de junio; 5-2.ª y 6-1.ª de julio; 21-2.ª,
24-3.ª, 29-1.ª y 2.ª y 30-1.ª de septiembre;
y 4-3.ª y 5-1.ª de octubre de 2004.
4. Notificado el Ministerio Fiscal y la
solicitante, ésta interpuso recurso ante la
Dirección General de los Registros y del
Notariado, solicitando que se revocara la
resolución por la que se denegaba la
inscripción del matrimonio, y se procediera a la inscripción del mismo.
5. Notificado el Ministerio Fiscal, éste
estimó que procedía confirmar el acuerdo
impugnado. El Encargado del Registro
Boletín núm. 1986–Pág. 178
FUNDAMENTOS DE DERECHO
II. El llamado matrimonio de complacencia es indudablemente nulo en
nuestro Derecho por falta de verdadero
consentimiento matrimonial (cfr. arts. 45
y 73-1.º Cc). Para evitar en la medida de
lo posible la existencia aparente de estos
matrimonios y su inscripción en el Registro Civil, esta Dirección General dictó en
su momento la Instrucción de 9 de enero
de 1995, dirigida a impedir que algunos
extranjeros obtengan la entrada en España o regularicen su estancia en ella por
– 1565 –
medio de un matrimonio simulado con
ciudadanos españoles.
III. La Instrucción citada trata de evitar que esos matrimonios fraudulentos
lleguen a celebrarse dentro del territorio
español, recordando la importancia que
en el expediente previo a la celebración
del matrimonio tiene el trámite de la audiencia personal, reservada y por separado, de cada contrayente (cfr. art. 246
RRC), como medio para apreciar cualquier obstáculo o impedimento para el
enlace (cfr. arts. 56, I, Cc y 245 y 247
RRC), entre ellos, la ausencia de consentimiento matrimonial. Pues bien, análogas medidas deben adoptarse cuando se
trata de inscribir en el Registro Consular
o en el Central un matrimonio ya celebrado en la forma extranjera permitida por la
lex loci. El Encargado debe comprobar si
concurren los requisitos legales –sin excepción alguna– para la celebración del
matrimonio (cfr. art. 65 Cc) y esta comprobación, si el matrimonio consta por
«certificación expedida por autoridad o
funcionario del país de celebración» (art.
256-3.º RRC), requiere que por medio de
la calificación de ese documento y «de
las declaraciones complementarias oportunas» se llegue a la convicción de que
no hay dudas «de la realidad del hecho y
de su legalidad conforme a la ley española». Así lo señala el artículo 256 del Reglamento, siguiendo el mismo criterio
que, para permitir otras inscripciones sin
expediente y en virtud de certificación de
un Registro extranjero, establecen los
artículos 23, II, de la Ley y 85 de su Reglamento.
IV. Esta extensión de las medidas
tendentes a evitar la inscripción de matrimonios simulados, por más que hayan
sido celebrados en el extranjero, viene
siendo propugnada por la doctrina de
este Centro Directivo a partir de la Resolución de 30 de mayo de 1995, debiendo
denegarse la inscripción cuando existan
una serie de hechos objetivos, comprobados por las declaraciones de los propios
interesados y por las demás pruebas presentadas, de las que sea razonable deducir según las reglas del criterio humano
(cfr. art. 386 LEC) que el matrimonio es
nulo por simulación.
V. En este caso concreto se trata de
inscribir un matrimonio celebrado en
Santo Domingo (República Dominicana) el 4 de septiembre de 2002 entre un
dominicano y una española por residencia, dominicana de origen, y del trámite
de audiencia reservada practicada a los
contrayentes, resultan como hechos
objetivos determinantes la existencia de
un desconocimiento de datos entre los
contrayentes e importantes contradicciones que obligan a concluir que se ha
utilizado el matrimonio con finalidad
distinta de la propia de esta institución:
Así, en cuanto al tiempo desde que se
conocen, ella manifestó que hacía unos
cuatro años manteniendo relaciones
sentimentales desde hacía tres. En cambio él contestó a esta pregunta que se
conocían de toda la vida, porque vivían
cerca y que mantenían relaciones sentimentales desde hacía cuatro años. En
cualquier caso no hay constancia de
esta relación, porque no aportan prueba
alguna que la acredite. A pesar de ese
tiempo desde que se conocen ella no
sabe el nombre del padre de él, solo el
sobrenombre por el que es conocido. Él,
respecto de ella, confunde el día de su
nacimiento, que no fue el uno, sino el
quince de diciembre e ignora sus aficiones, el número de teléfono, pese a que
dicen comunicarse por este medio dos
veces por semana (lo que tampoco acreditan); también los ingresos que tiene (lo
que no parece lógico entre personas que
han contraído matrimonio); y el nombre
de sus hermanos. A esto se une, sin ser
por sí determinante, su manifestación
de querer vivir en España, el hecho de
que su madre y su hermana viven ya
aquí y la diferencia de edad con el contrayente.
Boletín núm. 1986–Pág. 179
– 1566 –
VI. De estos hechos, es una deducción razonable y en modo alguno arbitraria entender que el matrimonio es nulo
por simulación. Así lo han estimado el
Encargado del Registro Civil Consular y
el del Central, quienes por su inmediación a los hechos pueden más fácilmente
apreciarlos y formar su convicción respecto de ellos. Esta conclusión, obtenida
en momentos cronológicamente más
próximos a la celebración del matrimonio, no quedaría desvirtuada por un expediente posterior, el del artículo 257 del
Reglamento del Registro Civil, del cual
debe prescindirse por razones de economía procesal (cfr. art. 354 RRC), si es que
se estima que, además de la vía judicial,
quedara abierto este camino ante la denegación adoptada en la calificación
efectuada por la vía del artículo 256 del
Reglamento.
Esta Dirección General ha acordado,
de conformidad con la propuesta reglamentaria, desestimar el recurso y confirmar el auto apelado.
RESOLUCIÓN (2.ª) de 5 de enero de 2005,
sobre matrimonio celebrado en el extranjero.
Se deniega su inscripción porque hay
datos objetivos bastantes para deducir la
ausencia de consentimiento matrimonial.
En las actuaciones sobre inscripción
de matrimonio remitidas a este Centro en
trámite de recurso por virtud del entablado por el interesado contra auto del Encargado del Registro Civil Consular de
Lima (Perú).
HECHOS
1. Con fecha 8 de agosto de 2003,
don M. L. V., nacido el 30 de septiembre
de 1944 en Madrid, de nacionalidad española, domiciliado en Madrid, y doña
Boletín núm. 1986–Pág. 180
M. R. S. P., nacida el 15 de febrero de
1967 en Lima (Perú), de nacionalidad
peruana, con domicilio en Lima, solicitaban ante el Registro Civil Consular de
Lima, la inscripción de su matrimonio
civil celebrado en Lima (Perú) el 22 de
julio de 2003. Acompañaban con la solicitud los siguientes documentos: documentos de identidad de ambos y
certificado de matrimonio; certificado de
nacimiento y fe de vida y estado del contrayente; y certificación de nacimiento,
declaración jurada de soltería y constancia de no inscripción de matrimonio de
la contrayente.
2. Realizado el trámite de audiencia
reservada a la contrayente en el Registro
Civil Consular el 13 de agosto de 2003,
ésta manifestó: que se conocieron hace
dos años, en una plaza en Lavapies, y han
vivido seis meses juntos; que ella tiene tres
hijos y su pareja les conoce; que él es la
primera vez que viene a Perú y ella ha
estado en España dos años, ya que fue con
un visado de turista y se quedó trabajando
ilegalmente; que en Perú vive con sus tres
hijos, su madre, hermana y una sobrina, y
su pareja está hospedado con ella; que
ella cuida a tres niños, él ha sido montador
de ascensores y ahora está jubilado; que
ambos tienen medios económicos suficientes para vivir; que sabe los nombres
de los padres de su marido que han fallecido; que ella vive con su madre y a su
padre no le ve desde hace muchos años;
que con el padre de sus hijos tuvo una
relación muy corta, el se fue a México
hace ocho años y se olvidó de ellos; que
su marido tiene una hermana y no la conoce y ella una hermana que él conoce ya
que vive con ella; que ella no le ha sufragado los gastos del viaje de él, ya que han
compartido los gastos porque él gana
poco; que decidieron casarse hace dos o
tres meses. En la mima fecha se realizo la
entrevista reservada con el contrayente,
que hizo, entre otras, las siguientes manifestaciones: que no recuerda el primer
apellido ni el año de nacimiento de su
– 1567 –
esposa, aunque sabe que tiene 36 años;
que se conocieron aproximadamente
hace seis meses, en la plaza cerca de su
casa y empezaron a frecuentarse, ella llevaba en la zona aproximadamente seis
meses; que no han convivido juntos; que
no sabe si ella ha estado casada con anterioridad; que no sabe el tiempo que llevaba ella en España; que ella vive en Perú
con su madre y otras personas, que cree
que son familia pero no han sido presentados; que cree que su pareja nació en
Lima; que conoce a la madre de su pareja
y el padre no sabe si vive o no; que ella
tiene tres hijos y no sabe los nombres, ya
que tienen nombres raros; que él se ha
casado para que ella pueda residir de forma legal en España, porque de otra manera no puede arreglar sus papeles; que ella
le ha ayudado en los gastos del viaje, que
parece que ella tiene algunos parientes en
España pero no lo sabe exactamente.
3. El Ministerio Fiscal informó que
las entrevistas realizadas a los contrayentes contienen una serie de discrepancias
que hacen dudar, que haya un verdadero
consentimiento matrimonial, lo que permite sostener que se trataría de un matrimonio simulado destinado a permitir el
ingreso en España de una ciudadana
extranjera, mediante un matrimonio simulado con un ciudadano español, basándose esta apreciación en que el
contrayente manifestó que se había casado para que ella pudiera residir en forma
legal en España para poder regularizar su
situación. También existían una serie de
contradicciones que evidencian escaso
conocimiento de circunstancias fundamentales de cada uno de los contrayentes
que confirman que se trataría de un matrimonio simulado. El Encargado del Registro Civil Consular dictó auto con fecha
30 de septiembre de 2003, declarando la
improcedencia de la inscripción del matrimonio, en razón a no haber verdadero
consentimiento matrimonial, siendo nulo
el matrimonio por tratarse de un acto simulado.
4. Notificado el ministerio Fiscal y
los promotores, el interesado interpuso
recurso ante la Dirección General de los
Registros y del Notariado solicitando que
se revocara la resolución y se inscribiera
el matrimonio, alegando que su esposa
estaba embarazada de cuatro meses.
5. Notificado el Ministerio Fiscal,
éste estimó que procedía confirmar el
acuerdo impugnado, en base a lo expuesto en su anterior informe. El Encargado
del Registro Civil Consular remitió lo
actuado a la Dirección General de los
Registros y del Notariado para su resolución, considerando que el matrimonio
celebrado entre los promotores era nulo
de pleno derecho.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
I. Vistos los artículos 16 de la Declaración Universal de Derechos Humanos;
12 del Convenio de Roma de 4 de noviembre de 1950 sobre protección de los
derechos humanos y de las libertades
fundamentales; 23 del Pacto Internacional
de Nueva York de 19 de diciembre de
1966 de derechos civiles y políticos; la
Resolución del Consejo de la Unión Europea de 4 de diciembre de 1997 sobre
las medidas que deberán adoptarse en
materia de lucha contra los matrimonios
fraudulentos; los artículos 10, 14 y 32 de
la Constitución; 3, 6, 7, 44, 45, 49, 56, 65,
73 y 74 del Código civil; 23 y 73 de la Ley
del Registro Civil; 54, 85, 245, 246, 247,
256, 257 y 354 del Reglamento del Registro Civil; la Instrucción de 9 de enero de
1995, y las Resoluciones, entre otras, de
3-2.ª y 3.ª, 12-1.ª y 2.ª de febrero; 4-1.ª,
18-1.ª y 29-1.ª de marzo; 2-2.ª y 5-1.ª de
abril; 22-1.ª y 2.ª, 24-1.ª, 28-5.ª y 31-3.ª
de mayo; 8-2.ª, 11-2.ª, 14-1.ª y 2.ª y 172.ª de junio; 5-2.ª y 6-1.ª de julio; 21-2.ª,
24-3.ª, 29-1.ª y 2.ª y 30-1.ª de septiembre;
y 4-3.ª y 5-1.ª de octubre de 2004.
II. El llamado matrimonio de complacencia es indudablemente nulo en
Boletín núm. 1986–Pág. 181
– 1568 –
nuestro Derecho por falta de verdadero
consentimiento matrimonial (cfr. arts. 45
y 73-1.º Cc). Para evitar en la medida de
lo posible la existencia aparente de estos
matrimonios y su inscripción en el Registro Civil, esta Dirección General dictó en
su momento la Instrucción de 9 de enero
de 1995, dirigida a impedir que algunos
extranjeros obtengan la entrada en España o regularicen su estancia en ella por
medio de un matrimonio simulado con
ciudadanos españoles.
III. La Instrucción citada trata de evitar que esos matrimonios fraudulentos
lleguen a celebrarse dentro del territorio
español, recordando la importancia que
en el expediente previo a la celebración
del matrimonio tiene el trámite de la audiencia personal, reservada y por separado, de cada contrayente (cfr. art. 246
RRC), como medio para apreciar cualquier obstáculo o impedimento para el
enlace (cfr. arts. 56, I, Cc y 245 y 247
RRC), entre ellos, la ausencia de consentimiento matrimonial. Pues bien, análogas medidas deben adoptarse cuando se
trata de inscribir en el Registro Consular
o en el Central un matrimonio ya celebrado en la forma extranjera permitida por la
lex loci. El Encargado debe comprobar si
concurren los requisitos legales –sin excepción alguna– para la celebración del
matrimonio (cfr. art. 65 Cc) y esta comprobación, si el matrimonio consta por
«certificación expedida por autoridad o
funcionario del país de celebración» (art.
256-3.º RRC), requiere que por medio de
la calificación de ese documento y «de
las declaraciones complementarias oportunas» se llegue a la convicción de que
no hay dudas «de la realidad del hecho y
de su legalidad conforme a la ley española». Así lo señala el artículo 256 del Reglamento, siguiendo el mismo criterio
que, para permitir otras inscripciones sin
expediente y en virtud de certificación de
un Registro extranjero, establecen los
artículos 23, II, de la Ley y 85 de su Reglamento.
Boletín núm. 1986–Pág. 182
IV. Esta extensión de las medidas
tendentes a evitar la inscripción de matrimonios simulados, por más que hayan
sido celebrados en el extranjero, viene
siendo propugnada por la doctrina de
este Centro Directivo a partir de la Resolución de 30 de mayo de 1995, debiendo
denegarse la inscripción cuando existan
una serie de hechos objetivos, comprobados por las declaraciones de los propios
interesados y por las demás pruebas presentadas, de las que sea razonable deducir según las reglas del criterio humano
(cfr. art. 386 LEC) que el matrimonio es
nulo por simulación.
V. En este caso concreto se trata de
inscribir un matrimonio celebrado en
Lima el 22 de julio de 2003 entre un español y una peruana y del trámite de
audiencia reservada practicada a los contrayentes, resultan una serie de hechos
objetivos determinantes para concluir
que se ha utilizado este matrimonio con
finalidad distinta de la propia de esta
institución. Basta un relato sucinto de las
respuestas dadas por los contrayentes
para llegar a dicha conclusión: él no recuerda el primer apellido de ella; hacía
dos años que se conocían, según ella, seis
meses, según él; han vivido juntos seis
meses según ella, nunca según él. Ignora
si ella ha estado casada con anterioridad;
no contesta con seguridad sobre el lugar
de nacimiento de ella; desconoce el tiempo desde que ella reside en España. Ella
facilita el número de teléfono de él, dice
que viven juntos, él contesta que no tiene
teléfono, que viven en el mismo edificio,
pero en puertas contiguas y que cree que
ella tiene teléfono pero no lo sabe. Ambos desconocen el nombre de los hermanos del otro. Cuando a él se le pregunta
que da la sensación que se casa para que
ella pueda residir legalmente en España,
contesta que «es cierto, porque de otra
manera no puede arreglar sus papeles»,
incluso, ambos reconocen que ella le ha
ayudado económicamente a los gastos
del viaje para contraer matrimonio. En el
– 1569 –
recurso se alega que la respuesta sobre la
utilización del matrimonio para regularizar su estancia en España fue dada negligentemente por hacer a ella un favor. Por
último, en el recurso se informa del embarazo de ella, pero esta circunstancia no
desvirtúa la realidad de un matrimonio
celebrado fraudulentamente.
VI. De estos hechos, es una deducción razonable y en modo alguno arbitraria entender que el matrimonio es
nulo por simulación. Así lo ha estimado
el Encargado del Registro Civil Consular, el cual por su inmediación a los
hechos es quien puede más fácilmente
apreciarlos y formar su convicción respecto de ellos. Esta conclusión, obtenida en momentos cronológicamente más
próximos a la celebración del matrimonio, no quedaría desvirtuada por un
expediente posterior, el del artículo 257
del Reglamento del Registro Civil, del
cual debe prescindirse por razones de
economía procesal (cfr. art. 354 RRC), si
es que se estima que, además de la vía
judicial, quedara abierto este camino
ante la denegación adoptada en la calificación efectuada por la vía del artículo 256 del Reglamento.
Esta Dirección General ha acordado,
de conformidad con la propuesta reglamentaria, desestimar el recurso y confirmar el auto apelado.
RESOLUCIÓN (1.ª) de 7 de enero de 2005,
sobre matrimonio celebrado en el extranjero.
Se deniega su inscripción porque hay
datos objetivos bastantes para deducir la
ausencia de consentimiento matrimonial.
En las actuaciones sobre inscripción
de matrimonio remitido a este Centro en
trámite de recurso por virtud del entablado por la interesada contra Acuerdo del
Encargado del Registro Civil Central.
HECHOS
1. Don R. A. P. D., nacido en Luyano
(La Habana), el 5 de noviembre de 1966,
soltero, de nacionalidad cubana y con
domicilio en Miramar (La Habana) y
doña M. C. de S. D., nacida en Madrid,
el 21 de diciembre de 1949, soltera, de
nacionalidad española y con domicilio
en Madrid, solicitaba al Registro Civil
Central inscribir su matrimonio civil contraído en Playa-Ciudad de La Habana
(Cuba), el día 26 de agosto de 2003.
Acompañaban los siguientes documentos: certificación de matrimonio expedida por la República de Cuba, certificación
literal de nacimiento y fotocopia del DNI,
contrato de arrendamiento y escritura
notarial de la contrayente y fotocopia del
carné de identidad del contrayente.
2. Realizado el trámite de audiencia
reservada, la practicada a la interesada en
el Registro Civil Central, el 15 de diciembre de 2003 y al contrayente en el Registro Consular de La Habana el 30 de
marzo de 2004, dio el siguiente resultado: ella manifiesta que vive en Madrid
con su madre, que tiene una empresa de
espectáculos, que su marido ha cumplido
38 años, que cuando contrajo matrimonio era soltera y sin hijos al igual que su
marido, que conoció a su esposo en noviembre de 2002 en casa de unos amigos
en Cuba, que ha estado en Cuba en el
último año cinco veces, que su marido es
hijo de diplomáticos y es cocinero y está
estudiando en una escuela de hostelería
y trabaja en prácticas y no tiene sueldo,
que antes y durante el matrimonio han
estado juntos cuando ella ha viajado a
Cuba y que contrajo matrimonio por
poderes el 26 de agosto de 2003. Él manifiesta que tiene 37 años y es soltero,
que está estudiando hostelería y turismo,
que su esposa tiene 53 años, trabaja
como productora musical y es copropietaria de la empresa en la que trabaja
desde hace 15 años, que se conocieron
Boletín núm. 1986–Pág. 183
– 1570 –
en febrero de 2003 en casa de unos amigos en común y se vieron por una semana, que ella volvió en el mes de mayo por
13 ó 14 días, que posteriormente volvió
pero no recuerda en que mes y que finalmente fue a Cuba en febrero de 2004 por
diez días, que piensa viajar a España y
que han contraído matrimonio por poder
y manifiesta que su abuela materna es de
origen español y una de las hermanas de
su madre vive en España actualmente.
3. El Juez Encargado del Registro
Civil Central, dictó Acuerdo con fecha 14
de julio de 2004, denegando la inscripción de matrimonio solicitada, alegaba
como razonamientos jurídicos, que la
competencia para resolver corresponde a
tenor de los arts. 68, 342 y 343 del Reglamento del Registro Civil a ese Registro
Civil Central, y que el artículo 23 de la
Ley del Registro Civil, establece en su
apartado segundo que las inscripciones
deben practicarse, siempre que no haya
duda de la realidad del hecho inscrito y
de su legalidad conforme a la ley española, y que las manifestaciones formulada
en la audiencia reservada por el esposo
ha de considerarse elementos objetivos
suficientes de los que razonablemente
cabe deducir la falta de consentimiento
válido para la celebración del matrimonio, encontrándose ante el fenómeno de
un negocio jurídico simulado con fines
migratorios.
4. Notificado el Ministerio Fiscal y la
interesada, ésta interpuso recurso ante la
Dirección General de los Registros y del
Notariado manifestando que ella en sus
declaraciones manifestó que el matrimonio era por poder, que no conocía la fecha de nacimiento de su esposo pero si
su edad, que ella ha viajado cinco veces
a Cuba pero su esposo no la conoció
hasta el tercer viaje y que su matrimonio
no es «negocio jurídico simulado» ya que
su actitud y disposición, muestran claramente el interés de una esposa en reunirse con su marido y que ella ha seguido en
contacto con su esposo mediante llamaBoletín núm. 1986–Pág. 184
das telefónicas realizadas en los últimos
meses. Acompaña fotocopia de la acreditación de las llamadas telefónicas.
5. Notificado el recurso al Ministerio
Fiscal, éste confirma el auto por sus fundamentos. El Juez Encargado del Registro
Civil Central informa que no han sido
desvirtuados los razonamientos jurídicos
que se dicto en la resolución, por lo que
confirma la misma y remite el expediente
a la Dirección General de los Registros y
del Notariado para su resolución.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
I. Vistos los artículos 16 de la Declaración Universal de Derechos Humanos;
12 del Convenio de Roma de 4 de noviembre de 1950 sobre protección de los
derechos humanos y de las libertades
fundamentales; 23 del Pacto Internacional de Nueva York de 19 de diciembre de
1966 de derechos civiles y políticos; la
Resolución del Consejo de la Unión Europea de 4 de diciembre de 1997 sobre
las medidas que deberán adoptarse en
materia de lucha contra los matrimonios
fraudulentos; los artículos 10, 14 y 32 de
la Constitución; 3, 6, 7, 44, 45, 49, 56,
65 y 73 del Código civil; 386 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil; 23 y 73 de la Ley
del Registro Civil; 54, 85, 245, 246, 247,
256, 257 y 354 del Reglamento del Registro Civil; la Instrucción de 9 de enero
de 1995 y las Resoluciones de 1-1.ª y 2.ª,
10-2.ª, 16-1.ª y 2.ª de diciembre de 2003;
y 13-2.ª y 3.ª, 15-1.ª y 4.ª de enero; 3-2.ª
y 3.ª, 12-1.ª y 2.ª de febrero; 4-1.ª, 18-1.ª
y 29-1.ª de marzo; 2-2.ª y 5-1.ª de abril;
22-1.ª y 2.ª, 24-1.ª, 28-5.ª y 31-3.ª de
mayo; y 8-2.ª, 11-2.ª, 14-1.ª y 2.ª y 17-2.ª
de junio de 2004.
II. El llamado matrimonio de complacencia es indudablemente nulo en
nuestro Derecho por falta de verdadero
consentimiento matrimonial (cfr. arts. 45
y 73-1.º Cc). Para evitar en la medida de
lo posible la existencia aparente de estos
– 1571 –
matrimonios y su inscripción en el Registro Civil, esta Dirección General dictó en
su momento la Instrucción de 9 de enero
de 1995, dirigida a impedir que algunos
extranjeros obtengan la entrada en España o regularicen su estancia en ella por
medio de un matrimonio simulado con
ciudadanos españoles.
III. La Instrucción citada trata de evitar que esos matrimonios fraudulentos
lleguen a celebrarse dentro del territorio
español, recordando la importancia que
en el expediente previo a la celebración
del matrimonio tiene el trámite de la audiencia personal, reservada y por separado, de cada contrayente (cfr. art. 246
RRC), como medio para apreciar cualquier obstáculo o impedimento para el
enlace (cfr. arts. 56, I, Cc y 245 y 247
RRC), entre ellos, la ausencia de consentimiento matrimonial. Pues bien, análogas medidas deben adoptarse cuando se
trata de inscribir en el Registro Consular
o en el Central un matrimonio ya celebrado en la forma extranjera permitida por la
lex loci. El Encargado debe comprobar si
concurren los requisitos legales –sin excepción alguna– para la celebración del
matrimonio (cfr. art. 65 Cc) y esta comprobación, si el matrimonio consta por
«certificación expedida por autoridad o
funcionario del país de celebración» (art.
256-3.º RRC), requiere que por medio de
la calificación de ese documento y «de
las declaraciones complementarias oportunas» se llegue a la convicción de que
no hay dudas «de la realidad del hecho y
de su legalidad conforme a la ley española». Así lo señala el artículo 256 del Reglamento, siguiendo el mismo criterio
que, para permitir otras inscripciones sin
expediente y en virtud de certificación de
un Registro extranjero, establecen los
artículos 23, II, de la Ley y 85 de su Reglamento.
IV. Esta extensión de las medidas
tendentes a evitar la inscripción de matrimonios simulados, por más que hayan
sido celebrados en el extranjero, viene
siendo propugnada por la doctrina de
este Centro Directivo a partir de la Resolución de 30 de mayo de 1.995, debiendo
denegarse la inscripción cuando existan
una serie de hechos objetivos, comprobados por las declaraciones de los propios
interesados y por las demás pruebas presentadas, de los que sea razonable deducir según las reglas del criterio humano
(cfr. art. 386 LEC) que el matrimonio es
nulo por simulación.
V. En este caso concreto se trata de
inscribir un matrimonio celebrado en
Cuba el 26 de agosto de 2003 entre una
española y un cubano y en él hay los siguientes hechos objetivos comprobados:
existen diversas contradicciones en cuanto al momento del inicio de la relación
entre ambos ya que él dice que se conocieron en febrero de 2003 y ella, en noviembre de 2002; él equivoca la fecha de
nacimiento de ella, ya que afirma que
nació el 28 de diciembre cuando lo hizo
el 21; él afirma que ella ha viajado tres
veces a Cuba, cuando ella dice que, en
el último año, ha estado cinco veces. A
lo anterior se ha de añadir que no se ha
aportado ninguna prueba de la existencia
de relaciones epistolares o telefónicas ni
antes ni después del matrimonio.
VI. De estos hechos comprobados es
una deducción razonable y en modo alguno arbitraria entender que el matrimonio es nulo por simulación. Así lo han
estimado los Encargados de los Registros
Consular y Central, los cuales por su inmediación a los hechos son quienes más
fácilmente puede apreciarlos y formar su
convicción respecto de ellos. Esta conclusión, obtenida en momentos cronológicamente más próximos a la celebración
del matrimonio, no quedaría desvirtuada
por un expediente posterior, el del artículo 257 del Reglamento del Registro
Civil, del cual debe prescindirse por razones de economía procesal (cfr. art. 354
RRC), si es que se estima que, además de
la vía judicial, quedara abierto este camino ante la denegación adoptada en la
Boletín núm. 1986–Pág. 185
– 1572 –
calificación efectuada por la vía del artículo 256 del Reglamento.
Esta Dirección General ha acordado,
de conformidad con la propuesta reglamentaria, desestimar el recurso, dejando
a salvo la vía judicial ordinaria.
RESOLUCIÓN (2.ª) de 7 de enero de 2005,
sobre matrimonio celebrado en el extranjero.
Se inscribe porque no hay datos objetivos bastantes para deducir la ausencia
de consentimiento matrimonial.
En las actuaciones sobre inscripción
de matrimonio remitido a este Centro en
trámite de recurso por virtud del entablado por los interesados contra auto del
Encargado del Registro Civil Consular de
Moscú
HECHOS
1. Con fecha 22 de junio de 2004,
don F. I. L., nacido en Burgos, el 9 de
octubre de 1966, soltero, de nacionalidad española y con domicilio en Burgos
y doña V. V., nacida en San Petersburgo,
el 12 de mayo de 1977, soltera, de nacionalidad rusa y con domicilio en San Petersburgo, comparecieron en el Registro
Consular y manifiestan que han contraído
matrimonio civil en San Petersburgo, el
18 de junio de 2004, solicitando su inscripción en el Registro Civil español.
Acompañaban los siguientes documentos: cuestionario-declaración para la
inscripción del matrimonio, certificado
literal de nacimiento, fe de vida y estado
y pasaporte del contrayente, certificado
de nacimiento y pasaporte de la contrayente, y certificado de matrimonio local
ruso.
2. Realizado el trámite de audiencia
reservada a cada uno de los contrayentes
en el Registro Civil Consular, el día 22 de
junio de 2004, dio el siguiente resultado:
Boletín núm. 1986–Pág. 186
ella manifiesta que conoció a su esposo
a través de una amiga que vive en España
y se relacionaron en un principio a través
de Internet y en abril fue a Burgos a conocerlo y que desde entonces han estado
juntos 13 días, que su familia es sus padres y una hermana y que su esposo los
conoció en la boda y su esposo tiene una
hermano y una hermana y no los conoce
personalmente, que trabaja como diseñadora de ventanas y él con un ordenador
en Valladolid, que cree que es militar, que
ha estado en España dos veces y piensa
residir en España, que han estado juntos
de viaje dos días en San Sebastián, que
gana 400 dólares, que los gastos por los
servicios de su amiga los ha pagado él,
que piensan tener dos hijos y que se comunican en inglés. Él manifiesta que conoció a su esposa a través de un programa
de televisión donde salió una rusa llamada Natalia que tenía una agencia en Astorga y por medio de ella eligió a Victoria
y se puso en contacto con ella por Internet, que la conoció personalmente en las
vacaciones de Semana Santa en España y
estuvieron juntos 12 días, que su esposa
no conoce a sus padres ni a sus hermanos
y que piensan vivir juntos en España durante un año y luego casarse en España,
que él conoce a sus padres y una hermana, que trabaja como militar en una oficina con un ordenador, que ella es
diseñadora de ventanas, que han viajado
juntos a San Sebastián, que le ha hecho
varios regalos y le ha enviado dinero para
unos gastos y el viaje a España para conocerse, que él gana 1300 euros al mes,
que pagó por los servicios de la agencia
700 euros y firmó un contrato y la agencia preparó los papeles para casarse y
que se comunican en inglés.
3. Notificado el Ministerio Fiscal,
éste emitió informe el 25 de junio de
2004 oponiéndose a la transcripción del
matrimonio por no haber verdadero consentimiento matrimonial. A la vista de lo
actuado el Juez Encargado del Registro
Civil Consular dictó auto con fecha 1 de
– 1573 –
julio de 2004 denegando la transcripción
del matrimonio local, fundamentando su
resolución por considerarlo celebrado en
fraude ley y no existir verdadero vínculo
matrimonial, sino el interés de obtener las
ventajas que del matrimonio resultan
para ella.
4. Notificados los interesados, éstos
interponen recurso ante la Dirección
General de los Registros y del Notariado,
alegando la falta de exhaustividad, motivación e indefensión, conclusiones incorrectas, erróneas y no ajustadas ni a
Derecho, ni a la lógica, ni al sentido común, omisión del planteamiento de conflicto de leyes, existencia de una relación
previa suficiente de naturaleza humana y
amorosa y vulneración del ius connubii e
inconstitucionalidad del artículo 256 del
Reglamento del Registro Civil e indebida
aplicación del artículo 246 del mismo
Reglamento. Se acompaña abundante
correspondencia en inglés mantenida a
través de Internet y pruebas del mantenimiento de la relación a través del teléfono.
5. En la tramitación del recurso el
Ministerio Fiscal se remite a las observaciones del auto emitido con fecha 1 de
julio de 2004. El Encargado del Registro
Civil Consular remite el expediente a la
Dirección General de los Registros y del
Notariado para su resolución.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
I. Vistos los artículos 16 de la Declaración Universal de Derechos Humanos;
12 del Convenio de Roma de 4 de noviembre de 1950 sobre protección de los
derechos humanos y de las libertades
fundamentales; 23 del Pacto Internacional de Nueva York de 19 de diciembre de
1966 de derechos civiles y políticos; la
Resolución del Consejo de la Unión Europea de 4 de diciembre de 1997 sobre
las medidas que deberán adoptarse en
materia de lucha contra los matrimonios
fraudulentos; los artículos 10, 14 y 32 de
la Constitución; 3, 6, 7, 44, 45, 65, 73,
74 del Código civil; 386 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil; 23 y 73 de la ley del
Registro Civil; 54, 85, 245, 246, 247,
256, 257 y 354 del Reglamento del Registro Civil; la Instrucción del 9 de enero
de 1995, y las Resoluciones de 1-1.ª, 73.ª y 28-1.ª de octubre; 7-1.ª y 17-2.ª de
noviembre y 9-2.ª y 3.ª de diciembre de
2003; y 19-3.ª de enero, 5-2.ª, 12-3.ª y
4.ª, 18-4.ª y 19-3.ª de febrero; 5-1.ª Y 241.ª de marzo; y 3-1.ª, 5-2.ª, y 14-2.ª de
abril de 2004.
II. No sólo en el expediente previo
para el matrimonio civil, a través del trámite de la audiencia personal, reservada
y por separado de cada contrayente (art.
246 RRC), sino también cuando se intenta inscribir en el Registro Civil español un
matrimonio ya celebrado en el extranjero
mediante la certificación expedida por
autoridad o funcionario del país de celebración (art. 256-3.º RRC), es deber del
Encargado cerciorarse de la inexistencia
de impedimentos u otros obstáculos que
provoquen la nulidad del matrimonio.
Especialmente para evitar la inscripción
de los llamados matrimonios de complacencia en los que el verdadero propósito
de las partes no es ligarse con el vínculo
matrimonial, sino aprovecharse de las
ventajas de la apariencia matrimonial
para facilitar la situación del extranjero
en relación con los requisitos de entrada
y permanencia en España, el Encargado
debe calificar, a través de las declaraciones complementarias oportunas que integran el título inscribible (cfr. art. 256
RRC), si ha habido verdadero consentimiento matrimonial en la celebración o
si, por el contrario, se trata de un matrimonio simulado, nulo por la ausencia de
dicho consentimiento matrimonial.
III. Ahora bien, las dificultades prácticas de la prueba de la simulación son
sobradamente conocidas. No existiendo
normalmente pruebas directas de ésta, es
casi siempre necesario acudir a la prueba
Boletín núm. 1986–Pág. 187
– 1574 –
de presunciones, es decir, deducir de un
hecho o de unos hechos demostrados,
mediante un enlace preciso y directo según las reglas del criterio humano, la
ausencia de consentimiento que se trata
de probar (cfr. art. 386 LEC).
profundo conocimiento que cabe esperar
entre dos personas que contraen matrimonio, lo cierto es que no puede concluirse, sin sombra de duda, que no haya
entre ellos verdadero y propio consentimiento matrimonial.
IV. En el caso actual, los hechos comprobados por medio de esas declaraciones complementarias oportunas no son
lo suficientemente clarificadores para
deducir de ellos, sin sombra de duda, la
existencia de la simulación. El auto denegatorio se funda en que hay contradicciones en sus declaraciones, pero no
expresa cuáles sean éstas; en que existe
la manifestación explícita de parte de la
contrayente de que no existe verdadero
vínculo matrimonial, sino el interés de
obtener las ventajas que del matrimonio
resultan para ella cuando, a la vista de las
contestaciones dadas en la audiencia reservada, nada permite alcanzar esta convicción; y finalmente en que es llamativa
la escasa relación que ha existido antes
del matrimonio y la dificultad que tienen
ambos para entenderse ya que el idioma
común de los dos es el inglés y no lo
hablan de forma fluida. El hecho de que
hayan convivido poco tiempo no es, por
sí sólo, motivo para fundar la denegación.
La ausencia de un idioma común con el
que entenderse sí podría servir, junto a
otros elementos de juicio, de base suficiente para denegar la inscripción del
matrimonio. Ocurre en este caso, sin
embargo, que se ha aportado al expediente abundante correspondencia mantenida a través de internet por ambos
contrayentes y de ella resulta que ambos
tienen el suficiente conocimiento del
idioma inglés para comunicarse. Además
se han aportado pruebas del mantenimiento de una frecuente relación a través
del teléfono. Teniendo en cuenta, pues,
que las audiencias reservadas practicadas
no han revelado ninguna contradicción o
desconocimiento básico entre los contrayentes, aunque es cierto que tampoco
han revelado que entre ambos haya el
V. Si se tiene en cuenta la presunción general de buena fe y que el ius
nubendi, como derecho fundamental de
la persona, no debe ser coartado, postergado o denegado más que cuando exista una certeza racional absoluta del
obstáculo legal que vicie de nulidad al
matrimonio pretendido, ha de ser preferible, aun en caso de duda, no poner
trabas a la celebración o a la inscripción
del enlace. Como expresó en un supuesto similar la Resolución de 9-2.ª de octubre de 1993, «ante la opción de
autorizar (aquí inscribir) un matrimonio
que eventualmente sea declarado nulo o
de coartar el ius connubii, este Centro
Directivo ha de elegir la primera alternativa». «Siempre quedará a salvo la posibilidad de que el Ministerio Fiscal inste
judicialmente la nulidad del matrimonio
(cfr. art. 74 Cc) en un juicio declarativo
ordinario en el que con toda amplitud
podrán enjuiciarse las circunstancias del
caso concreto».
Boletín núm. 1986–Pág. 188
Esta Dirección General ha acordado,
de conformidad con la propuesta reglamentaria:
1.º Estimar el recurso y revocar el
acuerdo apelado.
2.º Ordenar que se inscriba en el
Registro Civil del Consulado General de
España en Moscú el matrimonio celebrado el 18 de junio de 2004 en la República de Rusia entre don F. I. L. y doña V. V.
RESOLUCIÓN de 8 de enero de 2005, sobre
atribución de apellidos.
Para el que adquiere la nacionalidad
española y su filiación está determinada,
deben consignarse los apellidos fijados
– 1575 –
por tal filiación según resulten de la certificación extranjera de nacimiento.
En las actuaciones sobre inscripción
de nacimiento remitidas a este Centro en
trámite de recurso por virtud del entablado por la interesada contra la calificación
del Juez Encargado del Registro Civil
Central
HECHOS
1. Con fecha 27 de agosto de 2004,
se practicó en el Registro Civil Central la
inscripción de nacimiento de doña N.
M.M., nacida el 22 de abril de 1952 en
Ucrania, en base a la documentación
remitida por el Registro Civil de Gijón:
certificado de nacimiento traducido en el
que constan como padres de la interesada N. M. y V. M., resolución de la Dirección General de los Registros y del
Notariado de 23 de mayo de 2003, por la
que se le concede la nacionalidad española por residencia, copia del acta de
juramento de fidelidad al rey y de obediencia a la constitución y de renuncia de
su nacionalidad anterior, y declaración
de datos para la inscripción.
2. Notificada dicha inscripción a la
interesada, ésta interpuso recurso para
que se inscribieran sus apellidos como M.
M., ya que se habían consignados como
apellidos M. M., y dicha forma de escritura derivaba de una traducción del idioma ruso al francés, según normas de
traducción en Rusia anteriores al año
1998. Posteriormente al año 1998, la
traducción de todos los documentos en
Rusia se lleva haciendo según el modelo
inglés, y su apellido aparece como Mazun, y así en su pasaporte ruso y en la
tarjeta de residencia figuraba el apellido
Mazun, y su hijo M. G. M., que ya tiene
DNI y pasaporte español, tiene como
segundo apellido Mazun. Se adjunta la
siguiente documentación: nuevo certificado de nacimiento de la interesada,
traducido según el modelo ingles, en el
que figura como hija de N. M. y V. M.,
ultima tarjeta de residencia de la interesada y DNI y pasaporte de su hijo M. G.
M.
3. Notificada la interposición del
recurso al Ministerio Fiscal, éste manifestó que consideraba que no existía error,
quedando abierta la vía del cambio de
apellidos, no procediendo el recurso
presentado. El Juez Encargado del Registro Civil remitió las actuaciones a la Dirección General de los Registros y del
Notariado para su resolución, informando que no habían sido desvirtuados los
razonamientos jurídicos que aconsejaron
realizar la inscripción, por lo que entendía que debía confirmarse la misma.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
I. Vistos los artículos 9 y 109 del
Código civil; 23, 53, 55 de la Ley del
Registro Civil; 85 y 194 del Reglamento
del Registro Civil y las Resoluciones, entre otras, de 2-2.ª de julio, 6-1.ª y 3.ª,
20-2.ª y 26-2.ª y 3.ª de septiembre y 3-1.ª
y 18-4.ª de diciembre de 2002, 20 de
marzo de 2003 8 de enero y 6-3.ª y 11-2.ª
de octubre de 2004.
II. Para el extranjero con filiación
determinada que adquiere la nacionalidad española han de consignarse, en
principio, en su inscripción de nacimiento en el Registro Civil español los apellidos fijados por tal filiación, según las
leyes españolas, que se sobreponen a los
usados de hecho (cfr. art. 213, regla 1.ª,
RRC). Por esto ha de reflejarse en la inscripción de nacimiento dichos apellidos
según resulten de la certificación extranjera de nacimiento acompañada. En este
caso, la interesada, de nacionalidad española adquirida por residencia, fue inscrita en el asiento soporte de inscripción
de la nacionalidad con los apellidos «M.
M.» e impugna la inscripción porque
considera que los apellidos que deben
constar son los de «M. M.», pero es lo
Boletín núm. 1986–Pág. 189
– 1576 –
cierto que en la certificación de nacimiento aportada, debidamente traducida,
expedida por la correspondiente autoridad rusa, figuran como apellidos los de
«M. M.», por lo que no se estima que sea
incorrecta la calificación efectuada. Esto
se entiende sin perjuicio de que, si se
cumple el requisito de la necesaria situación de hecho, pueda obtenerse el cambio del apellido en un expediente distinto
que se instruye en el Registro Civil del
domicilio (cfr. arts. 57 y 58 LRC y 205,
207, 208 y 365 RRC).
Esta Dirección General ha acordado,
de conformidad con la propuesta reglamentaria que procede desestimar el
recurso y confirmar la calificación realizada.
RESOLUCIÓN (1.ª) de 10 de enero de 2005,
sobre matrimonio celebrado en el extranjero.
Se inscribe en el Registro Civil Central,
a pesar de que en un momento anterior
se estimó nulo por falta de consentimiento matrimonial, porque hay pruebas de
las que cabe deducir lo contrario.
En las actuaciones sobre inscripción
de matrimonio remitidas a este Centro en
trámite de recurso por virtud del entablado por el interesado contra auto del Encargado del Registro Civil Central.
HECHOS
1. Con fecha 28 de marzo de 2003,
don J. B. M., nacido en Graus (Huesca) el
3 de septiembre de 1944, de nacionalidad
española y domiciliado en Ibiza, solicitaba en el Registro Civil de Ibiza, la inscripción de su matrimonio civil en el Registro
Civil Central, celebrado en Anhui (Republica Popular China) el 3 de septiembre de
2002, con doña D. X., nacida en Zhejiang
(República Popular China) el 6 de enero
de 1964, de nacionalidad china y domiciBoletín núm. 1986–Pág. 190
liado en la República Popular China, y
alegaba que la inscripción de su matrimonio fue denegada en el Consulado Español
de Pekín, y que presentó recurso de alzada, el cual fue desestimado, y que se había
vulnerado un derecho fundamental como
es el ius nubendi, siendo él quien la mantiene económicamente desde que se celebró la boda. Acompañaba con la solicitud
los siguientes documentos: DNI, pasaporte, certificado de nacimiento, de empadronamiento y de matrimonio con inscripción
marginal de divorcio del contrayente, certificado de matrimonio traducido y cuestionario para la inscripción del matrimonio,
certificado de divorcio de la contrayente y
justificantes de trasferencias de dinero y
facturas telefónicas.
2. Ratificado el interesado, comparecieron dos testigos, que atestiguaron que
era cierto lo expuesto por el solicitante, y
se publico el correspondiente Edicto. El
Ministerio Fiscal no se opuso a la inscripción del matrimonio, estimando acreditados los requisitos necesarios, y se remitió
lo actuado al Registro Civil Central. El
Encargado del Registro Civil Consular de
España en Pekín, remitió el acta de audiencia reservada practicada a los contrayentes; el informe del Ministerio Fiscal,
que se opuso a la inscripción del matrimonio, porque estimó que no se habían
guardado las prescripciones legales ni se
habían acreditado los requisitos necesarios en lo relativo a la existencia del
consentimiento matrimonial; el testimonio del auto de 14 de octubre de 2002,
por el que se denegaba la inscripción del
matrimonio de los interesados, en base a
que no había habido el consentimiento
exigido por la ley; y copia de la resolución de 8 de enero de 2003 de la Dirección General de los Registros y del
Notariado por el que se desestimaba el
recurso interpuesto por el interesado
contra el auto anterior.
3. El Juez Encargado del Registro
Civil Central dictó auto con fecha 25 de
febrero de 2004 denegando la inscrip-
– 1577 –
ción del matrimonio, ya que había los
siguientes hechos objetivos comprobados: los interesados no tenían idioma
común de comunicación y ella ignoraba
los nombres de los hijos de él. De estos
hechos era una deducción razonable
entender que el matrimonio era nulo por
simulación y así lo habían estimado el
Canciller del Consulado en funciones del
Ministerio fiscal y el Encargado del Registro Civil consular. Esta conclusión no
había quedado desvirtuada por un expediente posterior.
4. Notificado el Ministerio Fiscal y el
solicitante, éste interpuso recurso ante la
Dirección General de los Registros y del
Notariado, solicitando que se revocara la
resolución por la que se denegaba la inscripción del matrimonio, y se procediera
a la inscripción del mismo, alegando que
desde que tuvo lugar la entrevista con su
esposa en el 2002, ha vuelto a viajar en
seis ocasiones a China y sus contactos
telefónicos son diarios, además de enviar
mensualmente a su esposa entre 300
y 400 euros mensuales, adjuntando los
justificantes de dichas transferencias.
5. Notificado el Ministerio Fiscal, éste
estimó que procedía confirmar el acuerdo
impugnado. El Encargado del Registro
Civil Central remitió lo actuado a la Dirección General de los Registros y del
Notariado para su resolución, informando
que a su juicio no habían sido desvirtuados los razonamientos jurídicos que
aconsejaron dictar tal resolución, entendiendo que ésta debía ser confirmada.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
I. Vistos los artículos 16 de la Declaración Universal de Derechos Humanos;
12 del Convenio de Roma de 4 de noviembre de 1950 sobre protección de los
derechos humanos y de las libertades
fundamentales; 23 del Pacto Internacional de Nueva York de 19 de diciembre de
1966 de derechos civiles y políticos; la
Resolución del Consejo de la Unión Europea de 4 de diciembre de 1997 sobre
las medidas que deberán adoptarse en
materia de lucha contra los matrimonios
fraudulentos; los artículos 10, 14 y 32 de
la Constitución; 3, 6, 7, 44, 45, 65, 73,
74 del Código civil; 386 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil; 23 y 73 de la ley del
Registro Civil; 54, 85, 245, 246, 247,
256, 257 y 354 del Reglamento del Registro Civil; la Instrucción del 9 de enero
de 1995, y las Resoluciones, entre otras,
7 y 16 de octubre de 1999; 3-1.ª, 5-2.ª,
14-2.ª de abril; 28-1.ª a 4.ª, 29-1.ª y 2.ª y
31-1.ª y 2.ª de mayo; y 8-3.ª, 11-3.ª y 126.ª y 28-3.ª de junio, 26-2.ª y 27 de julio;
1, 2-2.ª, 3-2.ª, 15-1.ª y 22-1.ª de septiembre y 2 y 4-1.ª de octubre de 2004.
II. En el ámbito del Registro Civil no
juega el principio de autoridad de cosa
juzgada, de modo que, mientras persista
el interés público de lograr la concordancia entre el Registro Civil y la realidad
(cfr. arts. 24 y 26 LRC), es factible reiterar
un expediente o unas actuaciones ya
decididas por resolución firme, siempre
que la nueva petición se base en hechos
o circunstancias nuevas que no pudieron
ser tenidas en cuenta en la primera decisión.
III. En el presente caso, el interesado
contrajo matrimonio el 3 de septiembre
de 2002 en Anhui (República de China)
con una ciudadana de dicho país y seguidamente solicitó su inscripción en el
Registro Civil Consular de Pekín, la cual
fue denegada mediante auto de 14 de
octubre de 2002. Éste, fue recurrido por
el interesado y también fue desestimado
por esta Dirección General por resolución de 8 de enero de 2003. Mediante
escrito de fecha 28 de marzo de 2003,
volvió a solicitar la inscripción, que abrió
nuevo expediente en el Registro Civil de
Ibiza, lugar de residencia del interesado
que lo tramitó, elevándolo para su resolución al Registro Civil Central que nuevamente denegó la inscripción del
matrimonio por auto de 25 de febrero de
Boletín núm. 1986–Pág. 191
– 1578 –
2004, basándose fundamentalmente en
que no existían hechos nuevos que desvirtuaran las razones tenidas en cuenta
para denegar la anterior solicitud. Contra
este auto se presentó el recurso objeto de
esta resolución.
reiterar un expediente o unas actuaciones
decididas por resolución firme, siempre
que la nueva petición se base en hechos
o circunstancias nuevas que no pudieron
ser tenidas en cuenta en la primera decisión.
IV. Se manifiesta en el recurso que el
interesado ha viajado a República China
en seis ocasiones y que habla diariamente por teléfono con la contrayente, pero
no justifica todos los viajes que dice ni
acredita las llamadas efectuadas. Esto no
obstante, acompaña con el recurso justificantes de envíos de dinero que el recurrente viene efectuando en los que figura
la contrayente como beneficiaria y cuya
periodicidad es, salvo alguna excepción,
mensual y que no han tenido interrupción hasta la fecha de presentación del
recurso y, aunque algunos de esos envíos
ya se tuvieron en cuenta en el primer
expediente, los hechos posteriormente y
la continuidad de los mismos, revelan un
apoyo económico que viene a poner de
manifiesto que el propósito común de los
interesados fue en su momento fundar
una familia, cualesquiera que fueran las
dudas y las sospechas que surgieron en la
primera decisión.
En las actuaciones sobre inscripción
de matrimonio remitidas a este Centro en
trámite de recurso por virtud del entablado por el interesado contra acuerdo del
Encargado del Registro Civil Central.
Esta Dirección General ha acordado,
de conformidad con la propuesta reglamentaria:
1.º Estimar el recurso y revocar el
acuerdo apelado.
2.º Ordenar que se inscriba en el
Registro Civil Central el matrimonio celebrado en Anhui (República de China) el
3 de septiembre de 2002 entre don J. D.
B. M. y doña D. X.
RESOLUCIÓN (2.ª) de 10 de enero de 2005,
sobre matrimonio celebrado en el extranjero.
No rige en el ámbito de los expedientes
gubernativos del Registro Civil el principio de cosa juzgada, por lo que es posible
Boletín núm. 1986–Pág. 192
HECHOS
1. Con fecha 23 de septiembre de
2003, don C. P. M., nacido en Serradilla
del Arroyo, Guadapero (Salamanca) el 19
de diciembre de 1950, de nacionalidad
española y domiciliado en Rentería (Guipúzcoa), solicitaba ante el Registro Civil
Central la inscripción de su matrimonio
civil celebrado en la República Dominicana el 7 de enero de 2002 con doña E.
C. E., nacido en Barahona (República
Dominicana) el 4 de abril de 1961, de
nacionalidad dominicana y domiciliado
en la República Dominicana. Acompañaba con la solicitud los siguientes documentos: pasaporte de ambos y acta de
matrimonio inextensa expedida por autoridad dominicana; auto del Encargado
del Registro Civil Central de 20 de enero
de 2003 por el que se denegaba la inscripción del matrimonio entre los interesados, resolución de 4 (3.ª) de junio de
2003 de la Dirección General de los Registros y del Notariado por la que se
desestimaba el recurso interpuesto por
los promotores contra el auto anterior y
documentación que acreditaba la continuación de la relación posterior al matrimonio: documentación epistolar, facturas
telefónicas, justificantes de envio de dinero, billetes de avión y prueba fotográfica.
2. El Juez Encargado dictó providencia con fecha 22 de octubre de 2003 indicando que no procedía la tramitación
– 1579 –
de un nuevo expediente para la inscripción del matrimonio, debiendo estarse a
lo acordado en la resolución de la Dirección General de los Registros y del Notariado de 4 de junio de 2003.
3. Notificados los interesados, el solicitante interpuso recurso ante la Dirección General de los Registros y del
Notariado solicitando que se anulara la
resolución por la que se denegaba la
inscripción del matrimonio, en base a
que esta no estaba motivada y aportaba
nueva documentación que acreditaba la
efectividad real de la relación: contrato
de compra de un inmueble, tarjeta de
embarque del último viaje del recurrente
a Santo Domingo, y facturas de teléfono.
4. Notificado el Ministerio Fiscal, éste
estimó que procedía confirmar el acuerdo
impugnado. El Encargado del Registro
Civil Central remitió lo actuado a la Dirección General de los Registros y del
Notariado para su resolución, informando
que a su juicio no habían sido desvirtuados los razonamientos jurídicos que
aconsejaron dictar tal resolución, entendiendo que ésta debía ser confirmada.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
I. Vistos los artículos 16 de la Declaración Universal de Derechos Humanos;
12 del Convenio de Roma de 4 de noviembre de 1950, sobre protección de los
derechos humanos y de las libertades
fundamentales; 23 del Pacto Internacional de Nueva York de 19 de diciembre de
1966 de derechos civiles y políticos; la
Resolución del Consejo de la Unión Europea de 4 de diciembre de 1997 sobre
las medidas que deberán adoptarse en
materia de lucha contra los matrimonios
fraudulentos 10, 14 y 32 de la Constitución; 3, 6, 7, 44, 45, 73 y 74 del Código
civil; 386 de la Ley de Enjuiciamiento
Civil; 246, 252 y 358 del Reglamento del
Registro Civil; la Instrucción de 9 de ene-
ro de 1995; y las Resoluciones, entre
otras, de 8-1.ª de junio de 2000; 18-2.ª
de enero, 24-3.ª de junio y 11-2.ª de diciembre de 2003; y 8-3.ª, 11-3.ª y 12-6.ª
y 28-3.ª de junio, 26-2.ª y 27 de julio; 1,
2-2.ª, 3-2.ª, 15-1.ª y 22-1.ª de septiembre
y 2 y 4-1.ª de octubre de 2004.
II. En el ámbito del Registro Civil no
juega el principio de autoridad de cosa
juzgada de modo que es factible reiterar
un expediente o unas actuaciones ya
decididas por resolución firme siempre
que la posterior petición se base en hechos o circunstancias nuevas que no pudieron ser tenidas en cuenta en la
primera decisión.
III. En el caso actual, el recurrente
había promovido anteriormente y con la
misma finalidad este expediente de inscripción de su matrimonio, que fue resuelto en vía de calificación por acuerdo
de 20 de enero de 2003 del Juez Encargado del Registro Civil Central, por el que
se denegaba dicha inscripción. Presentado recurso de apelación, fue desestimado
por esta Dirección General mediante resolución de 4 de junio de 2003. Esto no
obstante, por los interesados se instó
nueva solicitud de inscripción que motivó la providencia de 22 de octubre de
2003 del propio Registro Civil Central, en
la que se declaraba la improcedencia de
tramitar nuevo expediente. Esta providencia fue también recurrida, constituyendo
esta impugnación el objeto de la presente resolución.
IV. Examinado el expediente, se observa que junto con documentos presentados o que pudieron serlo en el anterior
tramitado, existen otros que evidencian
hechos nuevos, que son de fecha posterior y que en conjunto con los anteriores
ponen de manifiesto y justifican una continuidad en la relación y una comunicación no interrumpida. Consisten estos en
comunicaciones postales, telefónicas,
envíos de dinero, nuevos viajes a República Dominicana y adquisición conjunta de
Boletín núm. 1986–Pág. 193
– 1580 –
bienes. Estos hechos, posteriores al casamiento y a la propia denegación de la
inscripción, son indicios de que el propósito común de los interesados fue en su
momento fundar un proyecto familiar estable, cualesquiera que fueran las dudas
que surgieron en la primera decisión.
Esta Dirección General, ha acordado,
de conformidad con la propuesta reglamentaria:
1.º Estimar el recurso y revocar la
providencia apelada.
2.º Ordenar que se inscriba en el
Registro Civil Central el matrimonio celebrado en la República Dominicana el 7
de enero de 2002 entre don C. P. M. y
doña E. C. E.
RESOLUCIÓN (3.ª) de 10 de enero de 2005,
sobre declaración de nacionalidad española.
No son españoles iure soli los nacidos
en España hijos de padre mauritano y de
madre argelina.
En el expediente sobre declaración
con valor de simple presunción de la
nacionalidad española remitido a este
Centro en trámite de recurso por virtud
del entablado por los promotores contra
auto de la Juez Encargada del Registro
Civil de San Sebastián.
HECHOS
1. Mediante comparecencia ante el
Registro Civil de San Sebastián el 19 de
noviembre de 2003, don D. O. S. M. B.,
nacido en Nouadhibou (Mauritania), con
pasaporte mauritano, y doña F. H. R.,
nacida en Bechar (Argelia), con pasaporte argelino, ambos de origen saharaui,
mayores de edad y con domicilio en Lasarte, Oria (Guipúzcoa), promueven expediente de declaración con valor de
simple presunción de la nacionalidad
Boletín núm. 1986–Pág. 194
española de los hijos de ambos H. y M.
D. y O. S. M., nacidos en Lasarte, Oria
(Guipúzcoa), en fecha 18 de septiembre
de 2003. Aportaban como documentos
probatorios de la pretensión: fotocopia
del pasaporte del padre, tarjeta de residencia y certificado de solicitud de renovación del pasaporte de la madre,
certificaciones literales de nacimiento de
los menores, fotocopia del libro de familia, certificado del Ministerio de Justicia
de la República Islámica de Mauritania
de que los menores no son de nacionalidad mauritana, certificado de la Embajada de Argelia en Madrid de que los
menores no son de nacionalidad argelina
y certificados de empadronamiento.
2. Ratificados los promotores en el
contenido de su solicitud, se solicita la
legislación relativa a la adquisición de la
nacionalidad mauritana y argelina en
aquellos niños cuyos padres ostentan dicha nacionalidad y son de origen saharaui. El consulado General de la
República Islámica de Mauritania informa que es mauritano el hijo de padre
mauritano, el hijo de madre mauritana y
padre sin nacionalidad o de nacionalidad
desconocida, el nacido en Mauritania de
madre mauritana y padre extranjero, salvo que renuncie a este derecho un año
antes de cumplir la mayoría de edad. Se
indica que ni el origen del padre ni el
lugar de nacimiento del menor son obstáculos al cumplimiento de esta normativa. La Embajada de Argelia en Madrid
comunica la dirección de la República
Árabe Saharaui Democrática en Madrid.
La Dirección General de los Registros y
del Notariado remite la legislación vigente en materia de nacionalidad en Argelia
y Mauritania.
3. El Ministerio Fiscal informa que, de
acuerdo con la legislación argelina y mauritana, los menores adquieren, iure sanguinis al nacer, la nacionalidad de sus padre,
tanto en uno como en otro caso. La Juez
Encargada del Registro Civil dictó auto con
fecha 10 de febrero de 2004 denegando la
– 1581 –
inscripción marginal de adquisición de la
nacionalidad española con valor de simple
presunción de los menores, ya que en el
presente caso, constaba que ambos padres
tienen una nacionalidad, siendo el padre
mauritano y la madre argelina, constatándose que dichas legislaciones sí atribuyen
una nacionalidad a los menores, de manera que no se había acreditado la entrada en
juegos del artículo 17.1 c) del Código civil
que establece que son españoles de origen
los nacidos en España de padres extranjeros, si ambos careciesen de nacionalidad,
o si la legislación de ninguno de ellos atribuye al hijo una nacionalidad.
4. Notificada la resolución al Ministerio Fiscal y a los promotores, éstos interponen recurso contra la resolución
alegando que tanto el pasaporte de Mauritania como el de Argelia son meros títulos de viajes que los dos Estados citados
facilitan a los saharauis para facilitar su
movilidad en todo el mundo, que ambos
progenitores son de nacionalidad saharaui, y los dos niños son saharauis de
pleno derecho como sus padres y las autoridades consulares argelinas y mauritanas en España han certificado que no
tienen la nacionalidad de ninguno de los
dos países. Adjuntan la siguiente documentación: documentos de la Misión de
las Naciones Unidas para el Referéndum
en el Sahara Occidental, basado en el
censo del Gobierno español de 1974, y
tarjetas de identidad de la Republica Árabe Saharaui de los promotores, certificado
de la Delegación del Frente Polisario en
Euskadi y acta del matrimonio de los promotores celebrado en los campamentos
de refugiados saharauis en el año 2001, y
DNI del abuelo materno de los menores.
5. De la tramitación del recurso se
dio traslado al Ministerio Fiscal que estimó suficientemente acreditado lo solicitado, por lo que procedía informar en
sentido favorable. La Juez Encargada del
Registro Civil remitió el expediente a la
Dirección General de los Registros y del
Notariado.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
I. Vistos los artículos 17 del Código
civil; 96 de la Ley del Registro Civil; 335,
338 y 340 del Reglamento del Registro
Civil, y las Resoluciones de 12-4.ª de
septiembre y 7 de octubre de 2000 y 121.ª de marzo de 2001.
II. Se ha intentado por estas actuaciones declarar con valor de simple presunción que tiene la nacionalidad española
de origen los nacidos en España en 2003,
hijos de saharauis. La petición se basa en
el artículo 17.1.c) del Código civil que
considera españoles de origen a «los nacidos en España de padres extranjeros, si
ambos carecieren de nacionalidad o si la
legislación de ninguno de ellos atribuye
al hijo una nacionalidad»
III. Si se tiene en cuenta que no está
por el momento reconocida internacionalmente la nacionalidad saharaui; que
el padre y la madre, aunque están en
posesión de pasaporte mauritano y argelino, respectivamente, acreditan su origen saharaui y estar documentados como
tales, y que las autoridades mauritanas y
argelinas, según acreditan las certificaciones consulares acompañadas, no reconocen tales nacionalidades a los
nacidos, lo que a la vista de la legislación
de estos países que conocen el mecanismo de la transmisión iure sanguinis de su
nacionalidad, equivale a confirmar la
afirmación de los recurrentes en el sentido de que sus respectivos pasaportes son
meros títulos de viaje que no acreditan la
posesión de la nacionalidad mauritania y
argelina de sus titulares, hay que concluir
que los padres son apátridas, de modo
que la atribución a los hijos de la nacionalidad española iure soli se impone. En
este mismo sentido se pronuncia el Ministerio Fiscal en su preceptivo informe.
Esta Dirección General ha acordado,
de conformidad con la propuesta reglamentaria: estimar el recurso y revocar al
auto apelado.
Boletín núm. 1986–Pág. 195
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