Urgencias, la medicina basada en la paciencia

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emergencias 2004;16:109-110
Editorial
Urgencias, la medicina basada en la paciencia
La esperanza y la paciencia son dos soberanos remedios para todo,
son el descanso más seguro y el más blando cojín
sobre los cuales podemos reclinarnos en la adversidad.
R. Burton, Anatomy of melancholy, p. 2ª, sec. 3ª, mem. 3.
Hace unos años comenzó a popularizarse la corriente médica denominada Medicina Basada en la Evidencia o en Pruebas1. Sin embargo, otra práctica clínica de amplia repercusión
social, con gran impacto en la salud de los ciudadanos y bastante arraigada en España, sigue estando olvidada para la comunidad científica, los gestores sanitarios y los responsables
políticos: Urgencias, la Medicina Basada en la Paciencia.
El Diccionario de la Real Academia Española define paciencia, en su primera acepción, como aquella capacidad de
padecer o soportar algo sin alterarse2. Los usuarios y los profesionales de los Servicios de Urgencias españoles nos hemos
distinguido por sobrellevar con estoicismo la atención sanitaria que se presta y que ha caracterizado históricamente a las
urgencias hospitalarias (SUH)3,4.
Según los datos de la Encuesta Nacional de Salud correspondientes a 2003, los Servicios de Urgencias fueron utilizados por un 27,8% de la población, 11,5 millones de personas,
lo que supuso un 6,9% de incremento respecto a 20015. El
58,5% de las urgencias se atendieron en el medio hospitalario,
y sólo el 30% de éstas fueron derivadas desde los dispositivos
de asistencia primaria. El porcentaje de usuarios de los servicios de urgencias sube al 43% si a los enfermos añadimos los
acompañantes, otro colectivo diana de la medicina basada en
la paciencia6. La demanda asistencial presenta pues un preocupante crecimiento sostenido.
Por consiguiente, no es de extrañar que la saturación endémica que sufren los SUH empeore año tras año, en determinadas horas del día, en determinados días de la semana o determinados períodos del año, de modo que con la llegada del
invierno se produce la ya clásica, previsible y al parecer irremediable, saturación de los mismos7,8. Las nuevas olas de calor derivadas probablemente del cambio climático9, o las invasiones de calima en el caso de Canarias 10, no hacen sino
aumentar los motivos de saturación11. Estas situaciones provocan que los tiempos de espera de los pacientes que acuden a
urgencias se alarguen y que los que están pendientes de ingreso se acumulen en los pasillos, debido a un lento drenaje interno12. Aparece, por tanto, un escenario propicio para que se
den situaciones de riesgo de vulnerar derechos como la digni-
dad, la intimidad y la confidencialidad de los pacientes, en
ocasiones ya mermados por los condicionantes de premura y
gravedad inherentes a las urgencias13. Esta situación es vivida
por los pacientes y acompañantes con ansiedad e incertidumbre14 y es también asumida de la misma forma que lo hiciera
Job en su tiempo, con paciencia.
Paciencia necesaria para sobrellevar el comportamiento a
veces intempestivo de la demanda, que dificulta la programación de la actividad asistencial15, la carrera contrarreloj diaria
en la toma de decisiones cruciales, el fantasma omnipresente
de la demanda judicial, unos turnos de trabajo que parecen interminables, las situaciones de fuerte contenido emocional y
humano así como el estar en el punto de mira de la crítica fácil "a toro pasado", que someten al médico de urgencias día
tras día a un estrés constante difícil de eludir16. Estrés laboral
que probablemente nos pasará factura sobre la salud si no se
controla adecuadamente mediante una eficaz evaluación y
prevención de los riesgos psicosociales17,18. Por otro lado, el
que en muchos hospitales la asistencia de urgencias pivote en
los Médicos Residentes, abandonados y condenados "a galeras" no hace sino empeorar esta situación, por la lógica inexperiencia y desmotivación. Su cometido debería ser eminentemente docente y no puramente asistencial, para lo cual es
necesario unas plantillas de staff correctamente dimensionadas19.
Lo que se hace y cómo se hace en un servicio de urgencias es objeto de interés y preocupación para la sociedad y la
comunidad científica20-22, y una buena prueba de ello es que
para la televisión y el cine es un tema con alto impacto de audiencia23. Por otro lado, además de esta inquietud social, existe un desasosiego entre el colectivo de médicos de urgencias
que desde hace tres lustros sueña con el reconocimiento de su
disciplina como especialidad. La creación de un programa de
formación específico en el sistema MIR aportaría nuevas promociones de médicos especialistas con una formación específica para la medicina de urgencia, a la vez que afianzaría la
calidad de atención urgente que demandan los ciudadanos13.
El anterior Gobierno de España aportó a la Medicina de Urgencias dos aspectos en nuestra opinión importantes: la crea-
109
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ción de la Categoría Profesional de Médico de Urgencias
Hospitalarias y el traspaso de las competencias de Sanidad a
todas las Comunidades Autónomas, que motivó la implantación definitiva de los Sistemas de Emergencias Médicas en
todo el Estado. Sin embargo, el compromiso de la Ministra de
Sanidad saliente de crear la especialidad de urgencias24, lamentablemente no pasó de una declaración de intenciones. El
partido del Gobierno entrante se comprometió públicamente a
esta creación25, así que esperemos que esta vez se materialicen
estas manifestaciones.
Con todo, hasta que las autoridades tomen las decisiones
necesarias para satisfacer lo que la sociedad y profesionales
sanitarios demandan sobre las urgencias26, habrá que seguir
perseverando en el trabajo bien hecho en compañía de esa silenciosa señora llamada paciencia. La especialidad espera, los
pacientes esperan y los profesionales esperamos. La noche de
las elecciones generales pudimos oír un slogan que hacemos
nuestro: ¡no nos fallen!
Salvador Núñez Díaz, Guillermo Burillo Putze
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24- Comparecencia, a petición propia, de la Ministra de Sanidad y Consumo, Excma. Sra. Dª Ana María Pastor Julián, para informar sobre las líneas
generales que va a desarrollar su Departamento. Diario de Sesiones del Senado, vol. 348. Lunes, 21 de octubre de 2002.
25- ¿Es necesaria la especialidad de medicina de urgencias?. Diario Médico, 1 de Octubre de 2003. disponible en http://www.diariomedico.com/edicion/noticia/0,2458,397313,00.html y urgencias.
26- Jiménez Murillo L, Delooz H, Wood JP. Manifiesto para la creación de
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