Trigedias de Amor y de Cuernos

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Trigedias de Amor y de Cuernos
Iñaqui Juárez Montolío
Trigedias de Amor y de Cuernos
Basada en Textos de Don Ramón del Valle Inclán
y Federico García Lorca
contados a la manera del Bululú
LA OBRA:
Trigedias de Amor y cuernos, recoge la mejor tradición del bululú gallego, con dos
textos inmortales en la tradición titiritera: De Don Ramón del Valle Inclán, los
cuernos de Don Friolera y de Federico García Lorca, El retablillo de Don Cristóbal,
los dos contados a la manera del Bululú Gallego. El ciego que hace de su cuerpo y
su capa retablo y se apoya en los muñecos para recuperar la esencia del Teatro, el
teatro en bruto, la catarsis de la cachiporra.
Las dos historias vienen introducidas por las coplas al vino de Nicanor Parra. Ciego,
vino y muñecos se mezclan para recobrar la tradición más genuina del juglar.
Tratar de unir tradición y vanguardia es el objetivo de este espectáculo
unipersonal a cargo de Iñaqui Juárez Montolio.
Espacio escénico: Teatro pequeño, o cualquier bar, plaza, pórtico de iglesia o lugar
tabernario.
Dirección y titiritero: Iñaqui Juárez Montolío
TEATRO ARBOLÉ
Los Títeres de Teatro Arbolé siempre han buscado divertir, encantar, hacer que el teatro
sea algo fascinante para el público infantil y también para el adulto.
Teatro Arbolé trata de dignificar y profesionalizar el oficio del titiritero, sus historias con
muñecos quieren convertirse en un maravilloso espectáculo para todos los públicos.
En este quehacer nacen Las tragedias de amor y cuernos. Títeres de Cachiporra que
recogen la mejor tradición del títere d guante.
LA PRENSA DICE;
No es nada fácil representar el Bululú hoy en día, cuando son tan pocos los testimonios que
existen, por lo que no hay más remedio que enfrentarse al texto “canónico”, por llamarlo de alguna
manera, que hace directa referencia al mismo: la obra “Los Cuernos de Don Friolera” de ValleInclán, perteneciente al grupo Martes de Carnaval. Obra genial y clave en la trayectoria del
dramaturgo gallego, en cuanto se explicita en ella, de un modo conciso y magistral, su concepción
del Esperpento, recurso teórico que define gran parte de su producción dramática y literaria.
En este puzzle laberíntico y casi infinito de tradiciones titiriteras y populares que representa seguir
las Rutas de Polichinela por el mundo, el espectáculo del Bululú ofrecido por Iñaki nos sitúa en el
corazón mismo del lenguaje de los títeres, de su retórica de síntesis y distorsión que, sin ceder un
ápice en la tensión dramática, pone al unísono la sencillez más radical con la intensidad más
feroz. Un espectáculo de manual que, junto con el Don Roberto portugués, nos habla de las
esencias de nuestro oficio.
Toni Rimbau
Rutas de Polichinela
El Bululú de Iñaki Juárez Montolio por Toni Rimbau
http://rutasdepolichinela.blogspot.com/2010/07/el-bululu-de-inaki-juarez-montolio.html
A veces no es necesario salir de su propia ciudad para ver tradiciones curiosas y muy difíciles de
encontrar como es el caso del Bululú, esa modalidad titiritera prácticamente en desuso y que tánto
influyó en escritores como Valle-Inclán o García Lorca. Así ha ocurrido esta semana en Barcelona,
con la visita de Iñaki Juárez Montolio, de la compañía Arbolé de Zaragoza, al teatrillo La Puntual
dentro de su ciclo veraniego de teatro para adultos.
Iñaki recrea en su espectáculo la figura del Bululú ambulante que iba con su capa y sus cuatro
títeres, generalmente ciego (o falso ciego) acompañado por un lazarillo, que unas veces tocaba el
pandero o la guitarra, y en otras era el encargado de mover los mismos títeres escondido detrás
de la capa del cómico que por lo general declamaba todas las voces. Y lo hace poniéndose en la
piel de un ciego trujamán muy entrado en la bebida, que nos espera bien situado en la puerta del
teatro, a modo de reclamo para el público.
No es nada fácil representar el Bululú hoy en día, cuando son tan pocos los testimonios que
existen, por lo que no hay más remedio que enfrentarse al texto “canónico”, por llamarlo de alguna
manera, que hace directa referencia al mismo: la obra “Los Cuernos de Don Friolera” de ValleInclán, perteneciente al grupo Martes de Carnaval. Obra genial y clave en la trayectoria del
dramaturgo gallego, en cuanto se explicita en ella, de un modo conciso y magistral, su concepción
del Esperpento, recurso teórico que define gran parte de su producción dramática y literaria.
En esta obra, Valle explica la historia de cuernos y crimen final del Teniente Friolera con tres
registros diferentes: en la primera parte, Don Manolito y Don Estrafalario, dos intelectuales
españoles anarquistas y filósofos, contemplan en la calle una representación del Bululú que
interpreta la historia de los Cuernos de Don Friolera. Reproduce Valle el lenguaje de los títeres
populares de calle tal como los había visto en su época, ejemplificación perfecta de lo que él
consideraba el Esperpento. En la segunda parte, la historia de los Cuernos es explicada con
actores a través del sainete y constituye la parte más larga y teatral propiamente dicha de la obra.
En la tercera parte o Epílogo, un ciergo pregona el romance que explica la misma historia de los
Cuernos de Don Friolera con el estilo típico de los romances de ciego. Desde una cárcel vecina,
los dos intelectuales del principio, Don Manolito y Don Estrafalario, encerrados bajo sospecha de
anarquismo, pontifican sobre literatura y pueblo mientras escuchan recitar al ciego lo que antes
habían visto representar al Bululú.
Iñaki Juárez interpreta él solo, con una capa que cuelga a su alrededor, la historia del Bululú con
las mismas palabras de Valle. Y constituye una verdadera gozada escucharlas de la mano de
quién seguramente es el mejor intérprete actual de las mismas: un titiritero capaz de reproducir
todas las voces con una seguridad en la dicción y en los registros de los personajes asombrosa.
Todo el oficio de su larga carrera de titiritero está aquí al servicio del texto y de la obra,
incorporando además algunas de las iniciales reflexiones de los dos observadores exteriores, que
el Bululú integra en su verborrea introductoria.
Muy bueno el personaje que Iñaki recrea como el Bululú, al que incorpora el viejo tema del vino,
tan usado en la picaresca española y aún en otras obras más antiguas como la misma Celestina,
o en el todavía más arcaico Gil Vicente. Un ciego bebedor y lujurioso, que interpreta a su manera
el sentir natural del pueblo, con una tendencia hipérbolica hacia la truculencia melodramática.
Para completar el espectáculo –el texto de Valle da como mucho para quince o veinte minutos–,
Iñaki ofrece una segunda parte con “El Retablillo de Don Cristóbal” de García Lorca, adaptado a la
manera del Bululú. La capa, en este caso, es desplegada en su totalidad, sostenida por dos
espectadores con sendos palos. El estilo más amable y lírico de Lorca, que literaturiza el desgarro
valle-inclanesco de su Bululú, permite a Iñaki desplegar en la segunda parte una interpretación
más clásica, con una variedad de muñecos y de voces más acorde con la tradición titiritera, un
ejercicio de virtuosismo que el de Zaragoza resuelve con mano segura, lengua suelta, aplomo
físico y registros vocales exquisitos.
En este puzzle laberíntico y casi infinito de tradiciones titiriteras y populares que representa seguir
las Rutas de Polichinela por el mundo, el espectáculo del Bululú ofrecido por Iñaki nos sitúa en el
corazón mismo del lenguaje de los títeres, de su retórica de síntesis y distorsión que, sin ceder un
ápice en la tensión dramática, pone al unísono la sencillez más radical con la intensidad más
feroz. Un espectáculo de manual que, junto con el Don Roberto portugués, nos habla de las
esencias de nuestro oficio.
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