La narrativa de Lygia Bojunga Nunes

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La narrativa de Lygia Bojunga Nunes
Antonio Orlando Rodríguez
Lygia Bojunga Nunes es la única escritora latinoamericana que ha obtenido el
premio internacional Hans Christian Andersen. Lo recibió en 1982, como
reconocimiento a una obra literaria breve en extensión, pero altamente significativa por
sus contenidos y sus valores estéticos. El jurado que le confirió esa distinción afirmó:
«Es uno de los autores más originales que hemos tenido la oportunidad de leer. (...)
Aunque profundamente fiel a las fuentes brasileñas, tiene una resonancia universal. Va a
ser un clásico mundial».
Nacida al sur de Brasil, en la ciudad de Pelotas, en el año 1932, a los 8 años de edad
Lygia Bojunga Nunes se trasladó con su familia a Río de Janeiro. Pensó estudiar
Medicina, pero rápidamente cambió de idea y prefirió dedicarse a la actuación. Trabajó
varios años como actriz de teatro y luego pasó al mundo de la televisión. Allí empezó a
escribir guiones de programas dramatizados.
En el año 1964 abandonó la ciudad y se fue a vivir a las montañas porque, según sus
palabras, había llegado el tiempo de estar con la naturaleza y consigo misma. En esa
etapa, en compañía de su esposo Peter, fundó una pequeña escuela rural para los niños
pobres de la vecindad llamada Toca, que ambos mantuvieron durante cinco años.
En 1971 Lygia escribe su primer libro para niños titulado Los compañeros. Se trata
de una novela ágil y divertida, llena de colorido, ambientada en las calles de Río de
Janeiro, cerca del mar. Sus protagonistas son un grupo de perros callejeros que viven
todo tipo de aventuras en su afán por sobrevivir día a día. A ellos se une, impulsada por
el amor que experimenta por uno de los vagabundos, una perrita «bien» que se le escapa
a su dueña. Con esta obra en la que se concilian muy bien el espíritu de las novelas
picarescas y la mirada crítica a la
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realidad urbana contemporánea de su país, Lygia obtuvo el premio del concurso de
Literatura Infantil organizado por el Instituto Nacional del Libro de Brasil. Dos años
después, este mismo libro obtendría el Premio Jabuti, otorgado por la Cámara del Libro
de Brasil.
A partir de esa primera experiencia, sigue escribiendo nuevos libros para niños y
jóvenes, que cada vez ganan más en originalidad y profundidad, y que se adentran en
temáticas a veces sorprendentes. Surgen así títulos tan exitosos como Angélica, El bolso
amarillo, La casa de la madrina, La cuerda floja, El sofá estampado, Adiós y Mi amigo
el pintor.
Sus creaciones permiten el encuentro con personajes y situaciones de gran
complejidad. Angélica, por ejemplo, narra la historia de una cigüeña que decide
separarse de su familia, pues considera vergonzoso seguir aprovechándose de la mentira
de que son ellas quienes traen los niños al mundo. Ese rechazo a la doble moral la lleva
a mudarse para Brasil, donde entabla relación con un cerdo con dificultades para
aceptarse tal cual es y con otras criaturas que enfrentan problemas de muy disímil
naturaleza que van desde el temor a la vejez hasta los efectos de la tolerancia del
machismo.
El protagonista de El sofá estampado es un armadillo llamado Víctor, quien también
busca su lugar en el mundo y su propia identidad. En esa búsqueda, marcha del bosque
donde siempre vivió a la gran ciudad. Al conocer a una bella gata llamada Dalma, adicta
a la televisión, de la que se enamora locamente, su vida sufre un cambio radical.
A diferencia de Angélica y El sofá estampado, en Mi amigo el pintor los personajes
no son animales, sino seres humanos. Esta breve novela expone la estrecha relación
afectiva que se entabla entre un niño y un artista adulto y que se ve abruptamente
truncada cuando el segundo opta por poner fin a su vida. El suicidio del pintor es visto
por el joven protagonista como una traición a su amistad. En esta obra, compleja y llena
de matices, la presencia de los colores, de lo plástico y lo sensorial, adquiere gran
importancia. Es un relato que permite apreciar el crecimiento espiritual del personaje
principal y que se adentra en una temática profunda y compleja sin que por ello el relato
pierda amenidad y frescura expositiva.
En los años noventa, la autora publica nuevos títulos que aún no han sido traducidos
al español, entre ellos Fazendo Ana Paz y Paisagem. En estas obras más recientes, se
aleja cada vez más del lector niño y prefiere como destinatario virtual a un lector joven
o adulto, capaz de enfrentarse a estructuras complejas
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y de completar los textos con una buena dosis de sensibilidad, creatividad e
imaginación personales.
Para Lygia Bojunga Nunes escribir es «un proceso de recreación de lo que hemos
experimentado en las diferentes fases de la vida, de lo que vivimos, amamos, sufrimos».
Esa certeza la ha llevado a tocar temas que a veces son considerados «inadecuados» por
cierto sector de los adultos (padres, educadores, bibliotecarios, etc.). Ya hemos hecho
alusión al motivo del suicidio, abordado en Mi amigo el pintor; detengámonos a
continuación en otros ejemplos.
En el cuento que da título a su libro Adiós -una de sus piezas inolvidables- introduce
una temática sumamente polémica: la infidelidad conyugal, el abandono del hogar de
una madre que se ha enamorado de otro hombre y que, atrapada por ese amor, deja a sus
dos hijos.
En la novela Juntos los tres, quizás su libro de más reducida circulación y
resonancia, Lygia Bojunga Nunes expone una situación de gran densidad dramática.
Una niña está pasando una temporada en una lejana playa, en la casa de una pintora
amiga de su madre. Ambas conocen a un hombre que está de paso por el lugar y entre la
pintora y el forastero surge una ardiente pasión. Cuando, transcurrido cierto tiempo, él
decide marcharse y continuar su vida errante, la mujer, en un rapto de desesperación, le
da muerte. La niña se convierte, de ese modo, en testigo de un crimen pasional.
La investigadora Laura Sandroni ha escrito:
«Creyendo que los niños son el proletariado extremo,
porque en cualquier clase social están sujetos a los caprichos
humillantes de los adultos, Lygia Bojunga Nunes les ha
dedicado su arte, buscando dentro de sí misma las
motivaciones y la poesía que siembra. Lanza puentes, cava
túneles y regresa con las manos llenas de maravillosas
historias que divierten y hacen pensar. Su obra constata y
expone la tensión violenta que envuelve a toda la sociedad y
de la cual el niño no está protegido por ninguna campana de
vidrio como pretenden muchos, sino que, por el contrario, es
tal vez su mayor víctima. Y contribuye al despeje de esta
tensión llevando a una visión crítica del mundo. Su mensaje,
siempre cuestionador e instigante, está abierto a las
soluciones de cada lector».
Una de las principales características de la obra de esta escritora brasileña, desde el
punto de vista del estilo, es el uso frecuente del diálogo. Los personajes se caracterizan
a través de lo que expresan y de la forma como dicen las
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cosas. Igualmente, sus relatos rompen frecuentemente con la tradicional linealidad
de la narrativa para niños y jóvenes e introducen audaces juegos de planos y tiempos.
Lygia Bojunga Nunes ha dicho, al interrogársele acerca de cómo surgen sus libros:
«No hay reglas fijas. Cada libro es una aventura nueva,
una experiencia diferente. Suele ocurrir que todo empiece
cuando un personaje aparece y se impone con mucha fuerza:
llega, se mete en mi casa sin pedir permiso, entra en mi vida
de una manera un tanto desconsiderada. Entonces me pongo
a indagar: ¿quién es ese personaje?, ¿qué pasa con él? Yo
nunca sé bien cuál es el origen de mis historias, es una
sorpresa siempre, la creación es un acto que tiene mucho de
inconsciente. Yo nunca tengo un libro en la cabeza, sólo
descubro un hilo del que voy tirando, poco a poco, y se va
desenrollando la trama».
A veces tierna, a veces descarnada; siempre inquietante y abierta a búsquedas
estilísticas y conceptuales, la obra de Lygia Bojunga Nunes merece una lectura atenta y
de conjunto, de modo tal que podamos apreciar los vasos comunicantes que relacionan
sus diferentes historias. Transitar de Los compañeros a El bolso amarillo, de La cuerda
floja a Mi amigo el pintor, es recorrer un universo apasionante, lleno de preguntas y
respuestas que chicos y mayores pueden intercambiar, compartir e intentar
responder(se).
Bibliografía traducida:
El bolso amarillo. Madrid: Espasa Calpe, 1981.
La cuerda floja. Madrid: Alfaguara, 1981.
La casa de la madrina. Madrid: Alfaguara, 1983.
Los compañeros. Barcelona: Juventud, 1984.
Mi amigo el pintor. Madrid: Alfaguara, 1985.
Adiós. Madrid: Alfaguara, 1987.
Juntos los tres. Madrid: Alfaguara, 1989.
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