Intriga y suspense, de M. José Codes Breves apuntes del libro Primera Parte Cualquier género narrativo necesita de la intriga y el suspense como ingredientes naturales que excitan la incertidumbre del lector, que activan su interés, y lo atrapan en la historia. Esto no es exclusivo de la novela negra, aunque sea un género en el que se manifiestan de manera más explícita y descarada. Así pues, el dominio de estas herramientas de tensión dramática y de sus mecanismos de persuasión hacia el desenlace de la historia, son tan importantes como una buena elección del narrador o una buena construcción de la trama. DEFINAMOS INTRIGA Y SUSPENSE El interés por la historia que leemos suele ser proporcional al grado de inquietud o expectación que suscite en nosotros lo narrado. Se trata de persuadir al lector para que quiera vivir esa vida que la historia le plantea. Ésa que será capaz de hacerle cavilar y que planteará a su imaginación situaciones nuevas que lo estimulen. Es necesario que esa realidad esté construida de forma sólida. Debe regirse por unas reglas propias... y cumplirlas. Cuando una novela nos da la impresión de autosuficiencia, de haberse liberado de la realidad, de contener en sí misma todo lo que necesita para existir... es que ha conseguido alcanzar el máximo nivel de persuasión. Entonces logra seducir a sus lectores y hacerles creer realmente lo que les cuenta, se lo hace vivir. Nos seducen las situaciones conocidas de forma inevitable. Dentro de ellas nos sentimos cómodos y a salvo. Pero afortunadamente nuestro cerebro también necesita novedad: la exposición incesante a un mismo patrón puede acabar derrumbándonos de aburrimiento. Enfrentarse a lo desconocido revitaliza nuestro cerebro y de ahí la relevancia estética de lo incierto (la obra abierta de Eco) o la fascinación que sentimos por el suspense, el misterio y el terror. De la exigencia en el lector de efervescencia, de sensaciones, dependerá su género de lectura preferido. Pero seguro que en todos funcionarán los componentes de intriga y suspense, aunque sea en diferentes grados y dosis. Identificamos intriga y suspense como ganchos invisibles que atrapan al lector frente a la historia en un estado de incertidumbre. Antes de que el lector pueda hacerse estas preguntas, el propio autor habrá tenido que hacerse otras parecidas para ir descubriendo la historia que pretende narrar, la primera de las cuales será la pregunta “dramática” y conocida de “¿Y si...?”. Esta pregunta es un clásico en la creación de ficciones de cualquier tipo. El juego del “¿qué pasaría si..?” es el juego de la hipótesis de la creatividad. Una situación es de determinada manera y si nos preguntamos qué ocurriría si cambiaran las circunstancias, estamos cambiando la situación mentalmente para pensar en las consecuencias de ese cambio. Ése es el motor de arranque de una ficción. La misma pregunta se puede repetir contínuamente mientras se va escribiendo, cuando creamos personajes y sus características, y por supuesto cuando hablamos del conflicto y su desarrollo. A partir del primer “y si...”, el autor se hará muchas más preguntas, hasta llegar al final del proceso de averiguación de su historia. Esa historia que imagina y luego traslada al papel. Pero ¿qué hay entre una pregunta y otra?. Incertidumbre, duda y expectación por lo que ha de venir. Después, cuando la historia ya esté escrita, el lector lo percibirá como intriga y suspense en la trama. El escritor debe ponerse en el lugar del lector, hacerse las mismas preguntas durante la búsqueda de los detalles del conflicto, la acción, los personajes... Pero además deberá responder a esas preguntas para escribir su obra. Su novela será el resultado de todas esas respuestas que se ha dado su propia intriga. Hay una relación directa en los procesos de buscar y hallar. Entre ellos se encuentra el terreno de la incertidumbre, que puede adoptar la forma de intriga, de suspense o de ambos. En este proceso de buscar y hallar sólo cabe un camino de conjeturas, que podrán ser más o menos numerosas o complejas, pero que estarán colocadas de forma unidireccional e inevitable. El proceso interrogativo de creación por parte del autor (de ida) y de deducción y descubrimiento (de vuelta) por parte del lector, se mueven por un mecanismo intelectual y emocional de avance, alimentado por la intriga y sostenido por el suspense. LA INTRIGA ES UNA CADENA DE INTERROGANTES Intriga es que el lector se haga preguntas y construya conjeturas para construir el final de una historia. Este proceso está provocado por el escritor y aceptado involuntariamente, como un acto reflejo, durante la lectura. Es el efecto de la intriga. La intriga es el arte de encadenar situaciones en la trama de forma que susciten interrogantes al lector. Intriga es un conjunto de situaciones encadenadas que van cambiando y en ocasiones resultan sorprendentes, que configuran la trama y crean en los lectores efectos de suspensión y relajación, que van producieno clímax y anticlímax a lo largo de la obra. Está muy relacionada con la acción y algunos expertos la consideran una forma especial de acción, que sería más propia de las novelas negras. De hecho, la intriga es la fuerza que impulsa el aprendizaje humano. Sentimos curiosidad unas veces por afinidad y otras por todo lo contrario, y deseamos entenderlo. Por este motivo, cualquier historia debería poseer cierta dosis de intriga. Las novelas policíacas tienen un mismo patrón de interrogantes básicos que componen el tipo de intriga que las caracteriza, ya que en todas tramas se da siempre el mismo proceso de indagación. Éste género narrativo tiene un código hermenéutico propio: el conjunto de sus diferentes elementos formales, a partir de los cuales se plantea, formula y descifra el enigma. El código hermenéutico de la novela negra opera de manera muy diferente a la narrativa en general a la hora de crear expectativas en el lector. Su interés no radica en el tema o en la estructura de la novela, sino en la intriga que a lo largo de la historia se produce por la manipulación de la información por parte del escritor. En los inicios del género policíaco, el principal interrogante, “¿Whodunit?” (quién lo hizo), junto con todos los interrogantes subsidiarios a él, fue el motor sobre el que se articulaba todo el mecanismo de la intriga. Es un tipo de relato que sustenta todo el peso narrativo y su estructura en el proceso mental de análisis y deducción y el resultado es una novela entretenida, pero distante emocionalmente del lector. Conviene recordar que aún hoy se siguen reeditando las novelas enigma de Ágatha Christie y siguen siendo del gusto de cierto público. Pero la intriga sola, sin componente emocional, pocas veces más se ha dado en la literatura. Incluso en la novela negra, el enigma suele contener un componente emocional, en el que se mezcla la empatía con los personajes junto con la amenaza de un peligro. Hemos hablado del “quién lo hizo”,pero las preguntas que suele suscitar una historia no suelen ser ni una solamente, ni tan específica. Por lo general las preguntas surgen directamente a partir del conflicto o de los conflictos, de los personajes, de sus disyuntivas y de sus dudas. Si el lector se siente identificado con el protagonista, si siente empatía, deseará seguirlo en la historia, se implicará emocionalmente en su conflicto y, cada vez que se encuentre en peligro o amenazado, el lector se preguntará con inquietud qué va a pasar a continuación. Habrá algunos interrogantes de menor permanencia, que normalmente serán aquellos que deriven de conflictos de solución y respuesta inmediatas. Otros se mantendrán latentes a lo largo de la novela, hasta su desenlace. El caso es que habrá momentos de intriga y suspense, de uno u otro tipo, hasta el final. Por su extensión y estructura, es difícil que el interés de una novela se mueva con el simple motor de la intriga, sin esa implicación emocional. Pero en el relato breve es más fácil sacar partido a ese motor sin que medie identificación ni empatía. Tenemos también novelas que recurren a la acción trepidante. La trama suele contener numerosas acciones y, como consecuencia, el ritmo se vuelve muy intenso. Los relatos “pulp” o “hard-boiled” acaban conteniendo elementos fantásticos a fuerza de sobrecargar la acción en ellos. Se dan una serie de situaciones cambiantes y sorprendentes que configuran la trama de la historia, crean efectos intensos de suspensión/relajación en el lector. Es un clímax/anticlímax constante. La curiosidad de la intriga, cuando es solo intelectual y no emotiva, se produce por una falta de información que mantiene viva la atención del lector, en espera de que dicha información sea aclarada. Todorov distinguía dos formas de intriga en el eje temporal de la ficción: – – recae el interés en el pasado recae el interés en el futuro de la historia En el primer caso habla de intriga propiamente, que se refiere al deseo del lector de conocer todos los antecedentes del delito y las pistas dejadas que van a conducir a él. En el segundo caso habla de suspense, que se refiere a una intriga en la que hay algo más: el aditivo de un temor por el futuro; de un miedo, debido a la empatía emocional con los personajes, respecto al futuro que les acecha y la lucha que comporta. Dar la información en pequeñas dosis no significa escamotear datos al lector para ponérselo difícil. Restringir información con el fin de suscitar intriga no es juego limpio narrativamente hablando, y no suele funcionar (el lector se siente engañado). Por otro lado, un exceso de información hará que los acontecimientos sucesivos resulten demasiado previsibles. Como siempre, debemos optar por el punto medio, que suele ser el más sabio. Stemberg distingue dos formas fundamentales de dosificar la información relevante de la historia: UNA. Fragmentarla para distribuirla en breves piezas informativas a lo largo de la narración. DOS. Posponer la información necesaria por medio de pausas. Ambas se complementan. En el primer caso la información relevante para el avance de la trama se suele incluir fragmentada entre descripciones, resúmenes o digresiones. En el segundo, las pausas se ejercen con un simple cambio de plano, es decir, abandonando una escena para pasar a otra. Y como no podía ser de otro modo en una entrada dedicada a la intriga y el suspense, aquí acaba la primera parte de los apuntes del libro. En una próxima entrada tendréis la segunda y última parte, donde hablaremos del suspense, de la empatía y de la simpatía. ¡Hasta pronto!!