nuevas comunidades y accion estatal: el caso de la colonizacion

Anuncio
,&RQJUHVRGH&LHQFLD5HJLRQDOGH$QGDOXFtD$QGDOXFtDHQHOXPEUDOGHOVLJOR;;,
COMUNICACIONES
NUEVAS COMUNIDADES Y ACCION ESTATAL: EL CASO DE LA
COLONIZACION AGRARIA EN LA PROVINCIA DE CADIZ.
Jacinto M. Porro Gutiérrez
Universidad de Cádiz
La observación de localidades, poblaciones o ciudades andaluzas permite contemplar una estructura
territorial y urbana compleja pero que traduce una acción directa sobre el espacio urbano o rural ocupado
por los hombres a lo largo de la historia, alterándolo, culturalizándolo, socializándolo, haciéndolo "más
humano". La complejidad de la actuación humana sobre el espacio puede ser contemplada desde distintas
y múltiples posiciones y criterios. Así, los asentamientos de grupos humanos, en ocasiones, han seguido
un proceso más o menos progresivo, lento, que ha permitido ir creando un territorio interiorizado y
mediatizado por sus pobladores de generación en generación, convirtiendo el espacio en territorio vivido
que pasa a integrarse en la memoria colectiva.
Andalucía pudiera, por su carácter mediterráneo, ser definida como un territorio dominado, al menos si
recorremos el valle del Guadalquivir, por una forma de asentamiento poblacional, las agrociudades,
entendidas como un tipo de poblamiento que <<poseen rasgos estructurales y perfiles socioculturales que
las dotan de especificidad sociológica: acentuadas desigualdades sociales, marcada disociación y
antagonismo clasista, morfología urbanística compacta, intensas pautas de sociabilidad informal, fuertes
sentimientos de identificación localista, predominio de un ethos urbano en detrimento de los valores y
signos de identidad asociados al mundo rural>> (Barrera González, A., p. 333). La agrociudad como
asentamiento de población tiene tras de sí un largo proceso que le ha dotado además de una estructura
espacial salpicada de edificios, monumentos, espacios reservados tradicionalmente a diversos usos y, en
definitiva, de un patrimonio cultural amplio y complejo.
Del mismo modo, que es fácil distinguir la existencia de numerosas "agrociudades" en nuestra geografía,
si escudriñamos el paisaje nos encontraremos con unas poblaciones pequeñas, espacial y
demograficamente, de características arquitectónicas y paisajísticas muy parecidas, por no decir idénticas,
como no, blancas y simétricamente distribuidas, que comparativa y cronologicamente podríamos afirmar
que tienen tras de sí una breve historia, un reducido tiempo de existencia. Estos asentamientos
poblacionales son los desconocidos "poblados de colonización" levantados en su casi totalidad por las
actuaciones llevadas a cabo por el desaparecido Instituto Nacional de Colonización, deudor de una
importante tradición agrarista y pobladora que hunde sus raíces años atrás, con distintos objetivos y
resultados, y que culmina con la labor de este organismo, que va a consolidar un proceso de asentamiento
de población en núcleos expresamente diseñados y construidos para este fin.
Sin intentar ser exhaustivos podemos mencionar los inicios de los intentos importantes de colonización,
dejando a un lado los poblamientos de tierras ganadas en las guerras entre reinos cristianos y
musulmanes, que han marcado claramente las actuaciones colonizadoras posteriores, en la labor llevada a
cabo por los ministros de Carlos III durante la segunda mitad de siglo XVIII para los que la despoblación
de amplias zonas del territorio nacional suponía un grave problema. El impulso colonizador y poblador
determina el proyecto de repoblación de Sierra Morena en 1.767, empeño que podría considerarse como
976
,&RQJUHVRGH&LHQFLD5HJLRQDOGH$QGDOXFtD$QGDOXFtDHQHOXPEUDOGHOVLJOR;;,
COMUNICACIONES
una operación de reforma de la agricultura y de poblamiento de terrenos baldíos. El interés por el
problema de la despoblación continuará durante el siglo XIX, etapa que además verá como se iniciaran
acciones y propuestas que tendrán un clara influencia en la política colonizadora llevada a cabo años más
tarde. En estos momentos de la historia de la colonización agraria de España, el modelo de colonización
estaba basado en la constitución de un núcleo concentrado respondiendo de alguna forma al ya
desarrollado en el siglo anterior y que estuvo en pugna con otra concepción basada en el <<coto
acasarado>> como unidad fundamental del proyecto colonizador y defendido por una de las figuras
centrales del agrarismo español, Fermín Caballero, quien abandonaba la concepción tradicional del
proyecto o actuación colonizadora como creación o fundación de lugares para la repoblación de extensos
territorios. El modelo de Caballero se fundamentaba en una población dispersa distribuida en casas
ocupadas por una unidad familiar, es decir, planteaba un modelo que propugnaba frente a la construcción
de poblaciones nuevas, el aumento de casas de labranza al estilo de los caseríos del norte del país o de las
masías catalanas.
El proceso e impulso colonizador, junto al interés por el fomento de la población agrícola en la España
del siglo pasado y su clara influencia en las actuaciones posteriores, se plasma en la Ley de Fomento de la
Población Rural y Establecimiento de Colonias Agrícolas de 11 de Julio de 1.866 que recoge uno de los
modelos de colonización y asentamiento de población en conflicto desde hacía años. Este era un modelo
tradicional, basado en una acción colonizadora que busca la creación de núcleos de población
concentrados, es decir, su finalidad consistía en constituir verdaderas poblaciones. La Ley de 11 de Julio
va a ser determinante de la actuación colonizadora, al menos en lo que respecta a la concepción del
núcleo poblacional, del poblado de colonización. Así en su artículo 19º establece <<Cuando una nueva
colonia o un nuevo grupo de casas construidas en una finca a mayor distancia de siete kilómetros de una
población cuente 100 o más casas o edificaciones, aunque no estén en contacto unas con otras, será
auxiliada por el Gobierno con iglesia y párroco como los demás pueblos y, además, con médico, pagados
durante 10 años por los fondos del Estado>>.
En el siglo XX la actuación colonizadora no es ajena a los intentos de reforma agraria como respuesta a la
creciente presión del campesinado y tampoco es ajena a los principios de la política hidráulica
desarrollados por Joaquín Costa que plantea el mejor aprovechamiento de los recursos hidráulicos y la
transformación en regadío de vastos territorios. Además, en este siglo se aprecian los primeros intentos
colonizadores de iniciativa estatal que intentaban responder a la creciente conflictividad agraria. Desde la
acción del Estado la primera actuación de importancia la encontramos en la Ley de Colonización y
Repoblación Interior de 1.907, más conocida como "Ley Besada". Este período de conflictividad en el
agro español va a generar respuestas de iniciativa estatal desde los distintos gobiernos, como fué la
creación del Instituto de Reforma Social cuya finalidad era la de estudiar los problemas existentes y
elaborar una legislación adecuada para su resolución. Con la llegada de la 2• República se aprueba la Ley
de Reforma Agraria el 9 de Septiembre de 1.932 y para su puesta en marcha se crea el Instituto de
Reforma Agraria lo que respondía a un ambicioso proyecto de colonización truncado por el estallido de la
Guerra Civil.
Finalizado el conflicto bélico el nuevo régimen también se vio atraído por la empresa colonizadora de
larga tradición en nuestra historia. Los inicios de las nuevas actuaciones podemos describirlo como una
rectificación de la reforma agraria republicana, devolviendo las tierras expropiadas a sus propietarios y a
la vez como una reforma de carácter técnico que junto a la política hidráulica estaba destinada a la
transformación de grandes extensiones de terreno en regadíos, abandonado una actuación colonizadora
que contuviera un marcado carácter social, como la iniciada por gobiernos anteriores. El principal
instrumento de la política y actuación colonizadora del nuevo régimen fue el Instituto Nacional de
Colonización (I.N.C.) creado en 1.939 cuyas actuaciones estuvieron centradas además de en Andalucía,
en Extremadura y Aragón, zonas en las que se desarrollaron importantes proyectos.
977
,&RQJUHVRGH&LHQFLD5HJLRQDOGH$QGDOXFtD$QGDOXFtDHQHOXPEUDOGHOVLJOR;;,
COMUNICACIONES
Los asentamientos jerezanos.
Del extenso, complejo y relativamente poco estudiado proceso colonizador nos encontramos interesados
fundamentalmente por la labor llevada a cabo por el I.N.C. sobre una considerable extensión del territorio
enmarcado en la provincia de Cádiz, concretamente sobre la colonización efectuada en el término
municipal de Jerez de la Frontera desde donde pretendemos extraer un modelo fiable para un estudio
comparativo a mayor escala, que requiere de un esfuerzo y recursos considerablemente mayores. La
gestión del I.N.C. podemos considerarla como la mayor tarea de transformación efectuada sobre un
territorio concreto, la Zona Regable del Guadalcacín, tanto en lo que se refiere al número de tierras
puestas en riego como al asentamiento de población. Del mismo modo, la actuación de este organismo ha
sido determinante para la transformación del territorio de una parcela importante del término municipal
de Jerez de la Fra., concretamente la situada al este de la ciudad.
El término municipal de Jerez de la Fra. con una extensión de 1.411,80 kilómetros cuadrados viene a
representar el 20 por ciento de la superficie provincial y ha sido objeto de varios proyectos colonizadores.
En el siglo actual debemos destacar la creación en una zona conocida como Los LLanos de Caulina de
una colonia agrícola que se pone en marcha en 1.916 con la finalidad de reducir las diferencias existentes
entre la población campesina y al mismo tiempo garantizar la estabilidad social en el campo jerezano,
distribuyendo unos lotes de terreno entre obreros viticultores y hortelanos de Jerez y dotándolos además
de un pequeño número de cabezas de ganado. Esta experiencia experimentó diversos altibajos debidos,
entre otros problemas, a la falta de coordinación de la política de riegos dependiente de la traída de aguas
desde el embalse del Guadalcacín que supuso la desesperación de los colonos al observar como las tierras
para ser cultivadas en regadío no recibían las aguas. Pero como decíamos, la mayor transformación en
estas tierras fue puesta en marcha por el I.N.C. tanto en lo referente a la puesta en regadío y traída de
aguas, como a la parcelación y distribución de fincas y asentamiento de población. Las tierras sobre las
que se actuará, como mencionábamos, se localizan al este de la ciudad de Jerez, desde prácticamente el
conjunto urbano, las ubicadas en una llanura conocida como la Abiertas de Caulina o Llanos de Caulina,
hasta zonas más alejadas colindantes con el término municipal de Arcos de la Frontera, configurandose el
cauce del río Guadalete como un eje cuyas márgenes condensan las tierras y poblaciones deudoras de las
actividad colonizadora.
Entre las tareas centrales de la labor colonizadora del I.N.C. debemos destacar la de procurar instalar a los
colonos, dándoles vivienda y habitación a aquellos que iban a acceder a la tierra. En referencia a este
aspecto, el I.N.C. pudo optar por asentamientos en diseminado o por núcleos concentrados o poblados. En
la experiencia de Caulina encontramos un ejemplo de los asentamientos en diseminado, cercanos a
poblaciones de importancia preexistentes, en este caso la ciudad de Jerez, pero no fue este modelo el que
proliferó. El I.N.C. prefirió construir pueblos completos que no superaran los 1.000 habitantes y que no se
encontraran unos de otros a una distancia mayor de 5 kilómetros. Con estos principios se construyeron en
la zona, dentro del término municipal de Jerez, ocho nuevas poblaciones: La Barca de la Florida,
Guadalcacín del Caudillo, El Torno, Nueva Jarilla, Estella del Marqués, José Antonio, Torrecera y San
Isidro del Guadalete. Aunque también, en menor número, se construyeron en diseminado Torremelgarejo
y La Ina. Las construcciones levantadas por el I.N.C. responden a un planeamiento urbanístico en el que
las dimensiones de las viviendas destinadas a acoger a los colonos son generosas en sus dimensiones,
siendo de una o dos plantas en las que se distribuyen tres dormitorios, sala de estar, cocina y aseo, así
como un granero, establo y corral. Se establecieron diferencias en las viviendas según se destinaran a
albergar colonos o a jornaleros o <<colonos sin parcela>> y en total se construyeron más de 1.300
alojamientos, entre pueblos y diseminados, en un período que va desde la década de los 40 a la de los 60
del presente siglo. Los poblados además de las viviendas, poseen una serie de servicios que marcan la
diferencia respecto a los diseminados proporcionándoles una calidad de habitabilidad considerable mejor.
Así, junto al abastecimiento de aguas, electricidad, alcantarillado, pavimentación y teléfono, los poblados
978
,&RQJUHVRGH&LHQFLD5HJLRQDOGH$QGDOXFtD$QGDOXFtDHQHOXPEUDOGHOVLJOR;;,
COMUNICACIONES
disponen iglesia, escuela, edificio municipal, clínica o dispensario de salud, edificios comunales y
edificios comerciales o "artesanías".
Asentamientos, poblados o comunidades: Guadalcacín del Caudillo. Interrogantes al fin y al cabo.
Como se puede desprender de la breve descripción del proceso colonizador llevado cabo por el I.N.C. la
actuación fue de proporciones desconocidas no sólo en la zona de referencia sino en la totalidad del
Estado. En nuestro caso nos mostramos interesados, como primer paso de un estudio más amplio y
complejo, por el acercamiento a la realidad social de uno de los poblados, de los ocho levantados dentro
del término municipal de Jerez de la Frontera, Guadalcacín del Caudillo. Guadalcacín se encuentra a unos
7 kilómetros de Jerez ocupando una extensión de tierras integradas por las anteriores fincas denominadas
Dehesa de Angulo, Dehesa Jerezana, Nuestra Señora de la Merced, Pago del Moro, Sepúlveda, Haza
Larga, Las Pitas y Mayorazgo, todas ellas integradas en la Zona Regable del Guadalcacín, y por supuesto
pertenecientes al término municipal de Jerez de la Frontera, ocupando una superficie, tanto el núcleo de
población como las tierras de cultivo, de 546-63-29 hectáreas.
Guadalcacín del Caudillo empieza a construirse a principios de la década de los cincuenta acabando las
principales edificaciones en 1.956, año en el que se contabilizaban 563 habitantes. Desde entonces la
población ha ido aumentando hasta llegar a albergar este poblado en la actualidad (1.994) 4.089
habitantes. Por lo que sabemos, Guadalcacín constituye una población que nace con vocación agrícola y
ganadera al amparo del Estado y de la gestión del I.N.C., proyectada desde sus inicios, urbanística,
espacial y económicamente, y que ha pasado en la actualidad a ser una Entidad Local Menor dependiente
administrativamente del Ayuntamiento de Jerez de la Frontera.
Desde la inicial distancia del objeto de análisis surgen multitud de interrogantes sobre una población
inmersa, como todas las construidas, en un proceso de cambio social y económico que las aleja
progresivamente del proyecto inicial. Nos mostramos curiosos por comprobar si el "espíritu" que
impregna la obra colonizadora del I.N.C., concretamente la construcción de asentamientos destinados a
convertirse en pueblos, ha dado los resultados esperados; si la estructura social configurada de antemano
por la concepción del pueblo, de sus habitantes, a través de la selección de aquellos futuros colonos y
jornaleros se ha mantenido invariable o no; si las necesidades mínimas de habitabilidad contenidas en los
Planes han respondido a las expectativas de aquellos destinados a ser sus beneficiarios...
Los interrogantes se traducen en dudas sobre lo que debía ser, lo que empezó siendo y lo que finalmente
es. •Puede ser considerado Guadalcacín del Caudillo una comunidad campesina?; •hasta qué punto es una
comunidad rural?, y si lo fuera, •bajo qué criterios debemos basar nuestra constatación y comprobación
de forma que superemos una visión condicionada por los principios que generaron esta población?. Un
primer paso nos conduciría a explorar las unidades familiares campesinas, su realidad como grupo, su
número y representatividad o peso específico respecto de otros pobladores que han ido asentándose en el
poblado como avance de la consideración o no de Guadalcacín como comunidad campesina. Buscar los
cambios de actividad y ocupacional de los miembros pertenecientes a generaciones descendientes de los
primeros colonos nos permitirá comprobar el nivel de éxito o fracaso del proyecto colonizador.
Pero no sólo por la relación entre población y actividad nos mostramos interesados. Si la colonización
supuso, además de una actividad destinada a mejorar los rendimientos y productividad de las tierras
mediante su puesta en regadío, una transformación del territorio al levantar edificaciones y poblaciones e
instalar en ellas colonos y jornaleros, familias enteras, también supuso un intento de creación de
comunidades nuevas. Entonces, de qué forma se organizó y se organiza en la actualidad la convivencia
cotidiana; qué simbiosis se produjo y se produce entre comunidad y espacio o medio físico; qué sentido
de pertenencia tienen los residentes de todo tipo, actividad y antigüedad a un grupo, a un <<nosotros>>
que permita la aparición de sentimientos de solidaridad y cómo, a través de qué ceremonial, se ponen de
manifiesto los sentimientos de identidad comunal o grupal: cuales y como se establecen las relaciones
sociales de vecindad, rituales, etc. surgidas en este desierto colonizado agraria, social y culturalmente. La
979
,&RQJUHVRGH&LHQFLD5HJLRQDOGH$QGDOXFtD$QGDOXFtDHQHOXPEUDOGHOVLJOR;;,
COMUNICACIONES
transformación del espacio urbano y sus usos desde los planes iniciales permitirá apreciar los cambios
producidos desde <<lo que debía ser>> a <<lo que es>>, nos llevará a dar respuesta a la pregunta sobre
qué comunidad a llegado a ser Guadalcacín y prever dentro de lo posible los pasos futuros que
conducirán a nuevas transformaciones de la forma de vida de este pueblo. La vivienda, la calle, los
espacios públicos forman parte de un concepción de la comunidad política y urbanística, de lo que debía
ser un pueblo: •qué transformaciones se pueden percibir?; •qué están comunicando estas
trasformaciones?.
En definitiva, estamos ante un asentamiento que tiene sus orígenes escritos y racionalizados, que nace con
vocación de comunidad, pero que ha visto cómo se ha transformado su realidad y que los cambios no
pararán. Estamos ante una comunidad que ni tan siquiera desde sus inicios ha tenido opciones propias,
"libertad", para elegir su destino. Si antes se encontraba dependiendo de la tutela del I.N.C., ahora lo está
del Ayuntamiento de Jerez. Si nació con vocación de comunidad campesina puede que se transforme en
un barrio periférico pero integrado en la estructura urbana de la ciudad que le depare nuevos usos: el
residencial ya lo está siendo. Nos interesamos por la transformación, uso y significación de los distintos
espacios urbanos, privados y públicos, pero también es objeto de observación las instituciones
comunitarias, su funcionamiento y sus relaciones con otras instituciones extracomunitarias, Ayuntamiento
de Jerez, otros poblados, etc.
BIBLIOGRAFIA.
AYUNTAMIENTO DE JEREZ, Boletín Socioeconómico de Jerez. 1.995.
BARRERA GONZALEZ, A., "Perspectivas antropológicas en el estudio de la agrociudad: El caso de
Puente Genil" en F. LOPEZ-CASERO OLMEDO, La agrociudad mediterránea. Ministerio de
Agricultura, Pesca y Alimentación, Madrid, 1.989.
CASA DE VELAZQUEZ, Evolución de los paisajes y ordenación del territorio en Andalucía Occidental.
El marco del viñedo de Jerez. Diputación Provincial de Cádiz, Cádiz, 1.986.
GOMEZ BENITO, C., Políticos, Burócratas y expertos. Un estudio de la política agraria y la sociología
rural en España (1.936-1959). Siglo XXI, Madrid, 1.995.
EQUIPO E.T.E.A. y NARANJO, Z., Colonización agraria en Andalucía. Instituto de Desarrollo
Regional-Universidad de Sevilla, Sevilla, 1.977.
MONCLUS, F.J. y OYON, J.L., "Colonización agraria y <<urbanismo rural>> en el siglo XX" en Rev.
Ciudad y Territorio, nº 57-58, Madrid, 1.985, p. 67-84.
MONCLUS, F.J. y OYON, J.L. (coord.), Historia y Evolución de la colonización agraria en España. 3
Vols. M.A.P., M.A.P.A. y M.O.P.U., Madrid, 1.990.
PANIAGUA MAZORRA, A., Repercusiones sociodemográficas de la política de colonización durante el
siglo XIX y primer tercio del XX. Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Madrid, 1.992.
REGUERA RODRIGUEZ, A., Transformación del espacio y política de colonización. El Bajo
Guadalquivir. Diputación Provincial de León, León, 1.986.
980
Descargar