A C U E R D O En la ciudad de La Plata, a 3 de setiembre de 2008, habiéndose dispuesto en el establecido, Acuerdo 2078, de conformidad que deberá con observarse lo el siguiente orden de votación: doctores Negri, de Lázzari, Soria, Hitters, Pettigiani, Kogan, se reúnen los señores jueces de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo ordinario para dictar sentencia definitiva en la causa B. 58.326, "Ikelar S.A. contra Municipalidad de Pilar (coadyuvante: Inversiones Los Andes S.A.). Demanda contencioso administrativa". A N T E C E D E N T E S I. La firma Ikelar S.A., por apoderado, promueve demanda contencioso administrativa contra la Municipalidad de Pilar procurando la anulación de los decretos 762/1997, 848/1997 y 850/1997 dictados por su Intendente mediante los cuales se autorizó a un tercero a pavimentar e iluminar a su exclusivo costo y a impulso de su propio interés particular la parcela que ya había sido enajenada a su parte, todo lo cual le es inoponible. Subsidiariamente a su pretensión anulatoria, solicita se le abone una indemnización sustitutiva, la cual libra a la determinación pericial a practicarse en estos autos. II. Amplía su demanda impugnando la denegatoria del recurso de revocatoria interpuesto contra el decreto del Departamento Ejecutivo municipal 850/197. III. Corrido el traslado de ley se presenta a juicio la Municipalidad de Pilar, sosteniendo la legitimidad de los actos cuestionados, por lo que solicitó su rechazo. IV. este En Tribunal a virtud fs. del 184, emplazamiento se presentó, dispuesto en los por términos dispuestos por el art. 48 del Código de Procedimiento de lo Contencioso Administrativo, Inversiones Los Andes S.A. solicitando también el rechazo de la acción intentada. V. Agregadas las actuaciones administrativas remitidas, los cuadernos de prueba y los alegatos de la parte actora y del coadyuvante y encontrándose la causa en estado de ser resuelta, corresponde plantear y votar las siguientes C U E S T I O N E S 1ª) ¿Es fundado el pedido de anulación de los actos impugnados en la causa? Caso negativo: 2ª) ¿Es fundada la pretensión indemnizatoria deducida en subsidio? Caso afirmativo: 3ª) ¿Qué indemnización corresponde fijar? V O T A C I O N A la primera cuestión planteada, el señor Juez doctor Negri dijo: I. La firma Ikelar S.A., por apoderado, promueve demanda contencioso administrativa contra la Municipalidad de Pilar procurando la anulación de los decretos 762/1997, 848/1997 y 850/1997 dictados por el Intendente mediante los cuales se autorizó a un tercero a pavimentar e iluminar a su exclusivo costo y a impulso del propio interés particular la parcela que había sido enajenada a su parte. Relata que mediante la Ordenanza 158/96 la accionada dispuso la realización de un relevamiento de las reservas fiscales inmuebles no estatales, para necesarios los que se determinar para el la existencia cumplimiento realizarían a de través de fines de una licitación entre los propietarios linderos dentro de los que se encontraban los terrenos motivo del agravio. Apunta que adquirió las parcelas en cuestión abonando el precio pactado y que con posterioridad se dictó la Ordenanza dispuso 24/97 dejar adjudicación sin -promulgada efecto desconociéndose por el Dec. 832/1997- que decreto 409/1997 de no solo la licitación realizada sino también la adjudicación y el concreto recibo del precio de la operación que la Municipalidad de Pilar ingresó en su patrimonio sin reparos. Agrega que posteriormente el decreto 850/1997 autorizó a un tercero -Inversiones Los Andes S.A.-, que había impugnado extemporáneamente la licitación, a pavimentar e iluminar la fracción motivo del pleito, la que por otra parte nunca se identificó como calle. Destaca que su situación jurídica quedó consolidada al recibirse el pago del precio en tanto siendo perfecto el acto que le adjudicó la parcela resultó ilegítima la decisión de revocarla. En su ampliación de demanda sostiene que el acto administrativo tolera ser revocado por razones de oportunidad, mérito o conveniencia cuando tal temperamento connota con una cuestión de interés público, incurriéndose en desviación de poder cuando el deseo es favorecer a otro administrado. Manifiesta que las obras autorizadas a la citada coadyuvante no aportan al interés público, pues existen otros pasos, entre las Rutas 25 y Panamericana, mejores y más idóneos que la que suscita el presente conflicto. Agrega que dichos trabajos sirven únicamente a los intereses del tercero que los asume a su costo -el cual resulta notablemente cuantioso- circunstancia que pone al desnudo su interés particular -beneficiándose arbitrariamente- y no el colectivo. Subsidiariamente solicita el pago de una indemnización sustitutiva, la cual difiere a la prueba a rendirse en autos. II. Corrido el traslado de ley la Municipalidad de Pilar contestó la demanda sosteniendo la legitimidad de los actos cuestionados y solicitó su rechazo. Recuerda que dentro del conjunto de calles desafectadas del dominio municipal mediante la Ord. 158/96, se encontraba la calle Caamaño la cual no había sido usada desde 1955 nacionales cruzar pues de el ése arroyo en oportunidad año el puente Burgueño fue de los que acontecimientos se utilizaba destruido por para motivos militares. Niega que dichas calles nunca estuvieron abiertas al uso público. Relata que a partir de la iniciativa presentada por Inversiones Los Andes S.A., a través del dec. 590/1997 suspendió los efectos del decreto de adjudicación 409/1997 pues se encontraba comprometido el interés público ante la posible existencia de un error derivado de índole técnico. Agrega que en tal inteligencia se ordenó un nuevo informe técnico a los fines de esclarecer las distintas impugnaciones presentadas, abriéndose a prueba las cuestiones. Afirma que los dictámenes técnicos destacaron la imposibilidad del municipio de pavimentar la calle Caamaño por parte del municipio y que su anterior informe radicó ante la falta de conocimiento del interés del coadyuvante en realizarlo, por lo cual determinó un beneficio directo para los habitantes de la localidad de Villa Rosa y Zelaya con un acceso directo a la Ruta 8. Señala que devolvió los montos abonados por Ikelar S.A. y que posteriormente el Concejo Deliberante volvió a declarar la afectación de tales parcelas. Refiere que el beneficio de la comunidad con todo el accionar comunal resulta evidente. Finalmente sostiene en cuanto a la indemnización pretendida que resultan aplicables las reglas del juicio expropiatorio, sin dejar de reconocer que el bien en cuestión nunca ingresó al patrimonio de la accionante. III. La parte coadyuvante -Inversiones Los Andes S.A.- contestó la demanda y pidió su rechazo. Afirma que la traza sobre los lotes en cuestión constituyeron la calle Caamaño, en donde existía un puente que permitía cruzar el Aº Burgueño, el cual, a partir de su emprendimiento, fue restaurado y constituye el único paso sobre éste hacia las localidades de Villa Rosa y Zelaya. Señala que nunca consintió la desafectación de dichas fracciones de terreno como tampoco su venta. Manifiesta que los actos administrativos mediante los cuales se dispuso la realización de los lotes no fueron publicados. Añade que el interés público se aseguró con la autorización para reacondicionar la calle de referencia y no con su venta a un particular. Destaca concretamente que los la Ordenanza fundamentos 158/96 que no determinó llevaron a la desafectación de las parcelas y su relación con el interés público. Afirma que el decreto 409/1997 -de adjudicaciónnunca quedó firme por las impugnaciones que su parte realizó en contra de aquél y que éste resultó irregular ya sea por falta de motivación suficiente en la decisión que desafectó las parcelas como así por sus defectos procedimentales. Refiere que el municipio se encontraba autorizado a revocar sus actos por motivos de oportunidad, mérito o conveniencia, lo que ocurrió en prosecución del interés público municipal. Finalmente, alega que las tierras en conflicto no integraron estaban el patrimonio adjudicados, transferencia efectiva en ni de Ikelar ningún la S.A. momento inscripción pues se del si bien dispuso su cambio de titularidad a favor de la firma accionante, pues el decreto 409/1997 quedó suspendido en sus efectos. IV. De las actuaciones administrativas remitidas sin acumular a la causa surgen los siguientes elementos útiles para la solución del conflicto: 1. A partir de la solicitud de relevamiento y tasación de para municipio el reservas fiscales e con inútiles significado para cumplir económico los fines estatales (fs. 1, expte. adm. 464-5350/96) y luego que el Agrimensor las determinó asignándoles un valor de plaza (fs. 9/13, expte. adm. cit.), el Departamento Ejecutivo remitió un proyecto al Concejo Deliberante solicitando la autorización para realizar su subasta (fs. 17, expte. adm. cit.). 2. La Ordenanza 158 del 19-XII-1996, valoró que los terrenos identificados resultaban inadecuados por sus características para la utilización en función de satisfacer el interés público. Añadió que se trataba de calles que nunca fueron abiertas al uso público, hallándose de hecho comprendidas emprendimiento lotes del en privado. dominio un Por predio que consecuencia público, conforma desafectó ordenando el un los llamado a licitación (fs. 45/47, expte. adm. cit.). 3. El Intendente de la Municipalidad de Pilar el 24-XII-1996 dictó el decreto 2172, por el cual promulgó la Ordenanza 158/96 (fs. 1/2, expte. adm. 0088/97). 4. El Departamento Ejecutivo comunal, en fecha 14-II-1997, licitación mediante privada el a decreto fin de 299/1997, realizar convocó dichas a la parcelas conforme el pliego de bases y condiciones que se elaboró al efecto (fs. 16, 19/23, expte. adm. cit.). 5. La firma actora, presentó su oferta adjuntando un pagaré correspondiente al 20% del monto total de aquélla (fs. 49, 70, expte. adm. cit.). advirtió El Secretario de la de oposición Obras y Servicios realizada a la Públicos venta de las tierras en subasta (fs. 72, expte. adm. cit.). El Jefe de Compras municipales, entendió que por tratarse de los únicos vecinos frentistas procedía la adjudicación a pesar de existir una sola oferta por ítem (fs. 73, expte. adm. cit.). En Ejecutivo, consecuencia dictó el el decreto Titular 409 del del Departamento 26-II-1997, con conocimiento de la existencia de una oposición y adjudicó a la firma Ikelar S.A. las parcelas ofertadas (fs. 76, expte. adm. cit.). 6. El día 27-II-1997, se presentó ante el municipio la firma Inversiones Los Andes S.A. deduciendo oposición a la venta de la calle Caamaño entre el Aº Burgueño y Schubert y entre Schubert y Mozart. Adujo que a principios del año 1996 había comenzado un emprendimiento urbano comprendido entre las zonas de Villa Rosa y Zelaya y que en numerosas oportunidades había ofrecido la pavimentación y ensanchamiento de dichas calles a su cargo, beneficiando también a la comunidad (fs. 1/6, expte. adm. 061-1333/97). En fecha 3-III-1997, la firma Ikelar S.A. se notificó de la oposición formulada (fs. 28, expte. adm. cit.). La Asesoría Legal, sin perjuicio de determinar la extemporaneidad de la objeción realizada, y ante la posibilidad de la existencia de un error provocado por un informe técnico en cuanto a la utilidad pública de los terrenos subastados, aconsejó la suspensión de los efectos del decreto 409/1997 como así de la adjudicación que allí se disponía. profundo sobre Asimismo la ordenó utilidad de un estudio dichas técnico parcelas (fs. más 46, expte. adm. cit.). De tal forma el decreto 590 del 18-III1997, por iguales fundamentos suspendió los efectos de su anterior (fs. 82/83, expte. adm. cit.). Notificada la firma actora, interpuso recurso de revocatoria (fs. 111/120, expte. adm. cit.), el que fue abierto a prueba a través del decreto 707/1997 (fs. 163, expte. adm. cit.). 7. El informe de la Dirección de Planeamiento municipal, determinó que se trataba de una calle abierta desde principios de siglo, que había perdido uso a partir del derrumbamiento del puente sobre el Aº Burgueño y que el emprendimiento propuesto por Inversiones Los Andes S.A. facilitaba el acceso a determinadas zonas, redundando su provecho al interés general y que su dictamen anterior se había realizado ante el desconocimiento del proyecto referido (fs. 132/133, expte. adm. cit.). 8. dictó el En fecha decreto 762, 23-IV-1997, dispuso la El Intendente clausura del comunal período probatorio, consideró beneficioso al interés general -en mérito a la prueba recabada- la propuesta de Inversiones Los Andes S.A., derogó el decreto 590/1997 y dejando sin efecto la licitación y adjudicación dispuesta mediante el Dec. 409/1997 en atención a razones de oportunidad y conveniencia originadas en el beneficio para el bien común que importa la pavimentación de dichas calles. Asimismo ordenó la devolución de los montos abonados por Ikelar S.A. (fs. 307/308, expte. adm. cit.). 9. En virtud de tales antecedentes y la remisión allí dispuesta al Departamento Deliberativo, previo valorar el desconocimiento anterior sobre la factibilidad de las mejoras sobre los lotes, la Ordenanza 24/97 derogó el art. 1º de su anterior 158/96 reemplazándolo con un listado de bienes desafectados entre los cuales no se encontraban los litigiosos (fs. 317/318, expte. adm. cit.). Dicha disposición fue promulgada a través del decreto 832/1997. 10. Finalmente el decreto 848 de fecha 14-V-1997, rechazó el recurso de revocatoria interpuesto por Ikelar S.A. contra el decreto 409/1997 (fs. 100/101, expte adm. cit.). V. 1. Conforme lo hasta aquí expuesto, entiendo que el caso discurre -desde un primer enfoque- en torno a la legalidad o no del ejercicio de las potestades revocatorias de la Administración, respecto de determinados actos administrativos y sus correspondientes ordenanzas. Efectivamente, una vez dictados y ejecutoriados los decretos 299/1997, 409/1997 y 590/1997, mediante los cuales se procedió a la subasta y adjudicación de los terrenos en discusión a la firma Ikelar S.A., su posterior 762 los revoca y ordena la devolución de lo pagado, con fundamento técnicos tanto previos conveniencia en las como derivadas deficiencias en razones del de de proyecto los informes oportunidad de y pavimentación presentados por un tercero -Inversiones Los Andes S.A.-. Asimismo 158/96, que corresponde desafectó las destacar parcelas que en la Ordenanza cuestión, fue derogada por su similar 24/97, no sin antes destacar el desconocimiento acerca de la iniciativa presentada por la coadyuvante de autos y su impacto sobre el interés general. 2. El juicio puesto de manifiesto por la demandada valora la existencia de defectos técnicos en el informe que condujo a solicitar al Departamento Deliberativo la desafectación de las parcelas reclamadas como también la conveniencia al interés general derivada de la autorización otorgada a un tercero para pavimentar dichas calles. Es decir, por un lado se evidencian defectos que autorizarían el ejercicio de la facultad revocatoria para restablecer el imperio de la legitimidad, en tanto que por el restante se exhiben razones Este Tribunal de oportunidad y conveniencia. 3. público comprometido constituye el reconocerse a en ha la vigencia fundamento la oficiosamente resuelto en actos de virtud Administración sus que la el la juridicidad del cual potestad ilegítimos interés de debe anular afectados de irregularidades graves (B. 49.638, "Freidemberg", sent. 30X-1990). Mas tal posibilidad resulta admisible en la que el por la medida que se acrediten circunstancias extremas. En ejercicio primer de la lugar cabe potestad anulatoria Administración Pública vinculado dilucidación a la administrativo (arts. dejar se 113, de sentado oficio encuentra de la 114, necesariamente regularidad 117, dec. del ley acto 7647; D.J.B.A., t. 120, p. 85; t. 122, p. 397 -entre muchos-), cuya tipificación se concentra en el carácter y particularidades del vicio en que se sustenta la invalidez invocada al efecto. Es decir, irrevocabilidad de entonces, que oficio el de principio las de resoluciones administrativas no reviste el carácter de absoluto ya que entre otras excepciones sólo funciona en situaciones regularmente creadas (conc. doct. causas B. 50.723, sent. 13-II-1990; B. 53.531, sent. 30-XI-1993). El vicio que torna al acto irregular, sometiéndolo a la anulación oficiosa, debe consistir en la afectación grave de todos o algunos de los elementos esenciales del acto, entre los que se destaca el "vicio grave" en el objeto o en la causa del acto (Marienhoff, "Tratado de Derecho Administrativo", t. II, p. 487; C.S.N., Fallos 255:236; 258:300; 265:349; S.C.B.A., causas B. 49.904, sent. 17-XII-1985; B. 49.965, sent. 4-VIII-1992, entre otras). Conforme señala Fiorini, el problema se torna claro cuando la irregularidad o vicio es tan patente que no presenta ninguna duda, es decir, cuando la irregularidad se destaca en forma certera e indiscutible ("Teoría Jurídica del Acto Administrativo", p. 250), siendo un hecho notorio que surge de la mera confrontación del acto con el orden jurídico positivo y su dictado es contra legem superando la interpretación meramente opinable de la norma que se aplica (D.J.B.A., t. 120, p. 334; t. 126, p. 435). 4. El fundamento restante de los actos enjuiciados exhibe razones de oportunidad y conveniencia para el interés público municipal en punto a la realización de las obras ofrecidas por Inversiones Los Andes S.A. -de imposible realización por parte de la comuna-, circunstancias que también hicieron operativa la revocación cuestionada. Tal motivación es precisamente la que impugna la firma accionante y en cuyo aspecto justifica su impugnación al proceder comunal, situación a la que añade la presencia del desvío de su finalidad. VI. 1. Considero que el dominio público es el ejercicio del derecho de todos y para todos; representa algo más que el ejercicio de un derecho particular, por eso el régimen y el sistema normativo deben ser distintos al de propiedad particular. estatales se económico. Lo administrativa miden Como por primero y lo señala sus fines, distingue segundo Fiorini, es no los por siempre a privativo e su la bienes valor función inherente a todos los bienes de los privados. El régimen de los bienes del dominio público es exclusivamente administrativo; tienen destino para el uso y utilidad pública, por eso son bienes públicos ("Manual de Derecho Administrativo" cit., 2da. parte, págs. 955 y 987; B. 52.418, "Piccini", sent. 15-IX-1998). La afectación es el hecho o la manifestación de voluntad del poder público, en cuya virtud la cosa queda incorporada al uso y goce de la comunidad, condición indispensable para trocar el mismo en propiedad regida por el derecho público. Como ha resuelto el Tribunal, "un bien se incorpora al derecho público del Estado cuando se encuentra afectado al uso público en forma real y actual" (S.C.B.A., "La Ley", Rep. 536, sum. 3). A su vez, desafectar un bien significa sustraerlo de su destino al uso público, haciéndolo salir del dominio público para ingresar al dominio privado, sea del Estado o de los administrados. El principio consiste en que los bienes desafectados ingresen al dominio privado del Estado, la excepción es que los mismos lo hagan al dominio privado de los administrados. La desafectación requiere para su validez y ejercicio eficacia el legítimo autoridad. Por lo de asentimiento su tanto, inequívoco competencia la naturaleza de como el de la de la parte jurídica desafectación es correlativa a la de la afectación, de la cual no difiere (cf. Marienhoff, "Tratado del Dominio Público", págs. 151 y 175). Consecuentemente, el dec. ley 9533/80 (B.O., 2VI-1980) ha establecido el régimen de los inmuebles del dominio municipal dominio público y provincial: municipal "Constituyen las calles bienes o del espacios circulatorios, ochavas, plazas y espacios verdes o libres públicos que se hubieren incorporado al dominio provincial con anterioridad inmuebles a esta municipales", ley..." art. (Título 1º), I, previendo "De los que: "Los inmuebles del dominio público municipal podrán desafectarse cuando así corresponda intereses de limitaciones territorial la que y uso y resulte comunidad, resulten del y con de suelo más la y conveniente observancia ley otras de leyes a los de las ordenamiento específicas" (art. 9). 2. Corresponde también señalar -en cuanto ocupa a la coadyuvante de autos- que en su calidad de lindero a la calle Caamaño no sólo es portadora de un interés simple -en cuanto a su desafectación- sino además de un interés legítimo. En efecto, sin perjuicio de que respecto del uso de la dependencia pública, haya identidad substancial entre el poder de los propietarios colindantes y el de quienes no reúnan dicha calidad, ese interés da como resultado que los propietarios linderos -contrariamente a quienes no lo seanestén habilitados para ejercer recursos o acciones -según corresponda- y en su caso pasibles -según la circunstanciade sufrir un daño efectivo (conf. M. S. Marienhoff, "Tratado de Derecho Administrativo", t. V., págs. 379/383). 3. Tal determinación plantea también en autos el conflicto suscitado entre el derecho de la firma Ikelar S.A. adjudicatario de las parcelas desafectadas y el interés de Inversiones Los Andes S.A., lindero a aquéllas, quién destaca vicios en el dictado de los actos que condujeron a la desafectación. Frente a dicha contienda de intereses, surgen los actos dictados por la Municipalidad de Pilar. VII. 1. En el aspecto señalado, he de destacar en primer lugar que los terrenos en cuestión estuvieron afectados al dominio municipal para ser utilizados como caminos (v. informe fs. 132/133 expte. adm. cit.; v. fs. 111/120 expte. adm. cit., pto. III a 1). Luego se procedió a la convocatoria a licitación y a la adjudicación -y pago del precio- de parte de la accionante. Éstos quedaron desafectados mediante la ordenanza 158/96, modificada en sus alcances a través de la Ordenanza 24/97. Del relato del trámite seguido por la accionada y ante la oposición deducida por la coadyuvante, ésta ordenó la apertura a prueba de las articulaciones en cuyo marco se produjo el informe técnico que asumiendo el desconocimiento del proyecto de pavimentación vuelve a efectuar el relevamiento de las tierras determinando su conveniencia para los habitantes de las localidades de Villa Rosa y Zelaya (fs. 132/133, expte. adm. cit.; 593 vta., 1ª y 3ª repreguntas). Dicha recomendación ponderó a la calle Caamaño como la más acertada opción, en relación a la calle Chacabuco y un concreto aporte beneficioso para toda la comunidad. La actora controvierte tales conclusiones y sostiene que resultaban más adecuadas y con menos recorrido otras vías de acceso a tales localidades. De allí colige el desvío de la finalidad de los actos que reputa favorecieron el acceso a las instalaciones de Inversiones Los Andes S.A. La pericia practicada en autos, destaca una diferencia entre ambos recorridos (fs. 657) añadiendo que la mejor prestación para los habitantes de Villa Rosa correspondía a la calle Chacabuco y no a la calle Caamaño (fs. 603 vta., 657 vta.), pues esta última se encontraba dentro de aquella planta urbana. Sin perjuicio de ello destacó que la calle Caamaño servía de vinculación entre el Acceso Norte y la Ruta provincial 25, facilitando el rápido acceso a todos los emprendimientos y establecimientos educacionales sobre esa vía (fs. 604). Además agregó que la construcción era de tipo asfáltica, señalización, de dos manos y desagües semáforos de circulación, pluviales. con Finalmente ubicó un desvío en la traza de la calle en litigio que conducía a las puertas del emprendimiento de la parte coadyuvante y de allí recién a las vías circulatorias, es decir no es una línea recta hacia la Ruta 25. El reconocimiento judicial practicado por los funcionarios de la Secretaría de Demandas Originarias de este Tribunal, hace mérito de los detalles constructivos de la senda, la habitualidad de su recorrido para los transeúntes de la zona, su señalización e iluminación, la existencia de vehículos de transporte público, etc., indicando los mismos desvíos del camino (fs. 702/703). 2. Considero que la raíz de las discrepancias, a pesar de las diferencias y detalles que refieren tanto el experto como los funcionarios comisionados por este Tribunal, radican en la parte complementaria del informe técnico municipal en cuyo mérito se destaca la imposibilidad del municipio de afrontar las erogaciones que demandaba dicha obra, las cuales se calculan en una importantísima suma de dinero (fs. 603 vta.). Sobre tal pormenor no existen discrepancias o acreditaciones que lo controviertan. 3. En definitiva el dictamen de los cuerpos municipales valora el provecho a la comunidad a partir de la realización de una obra de pavimentación sin costo para su erario, el que además cumple una función adecuada a las necesidades colectivas. 4. Desde otra perspectiva, el legislador ha establecido el carácter dominial de las calles (art. 2340 inc.7º del C. Civil), lo cual implica que todas las calles construidas o a construirse tienen carácter público. De tal modo, considero que para que una calle que se construya quede sometida al régimen del dominio público, es indispensable que ésta quede efectivamente librada al uso público (conf. M. S. Marienhoff "Tratado de Derecho Administrativo", T. V. pág. 187), detalle que en autos ha quedado comprobado suficientemente en el punto anterior. 5. Por lo expuesto debe descartarse la presencia del desvío de la finalidad perseguida por la norma en tanto se exhibe como una ponderación que responde a los intereses públicos en tanto el bien quedó efectivamente incorporado al uso y goce de la comunidad, a lo que debe añadirse la falta de evidencias contrarias. El acto revocatorio y la posterior Ordenanza 24/97 -que convalidó a aquél-, encuentran fundamento en el provecho de los habitantes de las mencionadas localidades y responden a la norma que determinó su competencia (art. 58, L.O.M.), lo cual desplaza a su vez la presencia de ilegalidad, por su falta de motivación o defectos en la competencia. VIII. 1. Desde la restante perspectiva considero que las razones de oportunidad y conveniencia destacadas en el acto impugnado, significado técnico tampoco que responden debe estrictamente asignárseles, sino al que atienden a patentizar una ventaja para el interés general. 2. En tal aspecto la juridicidad indica la esencia de la creación normativa de la potestad conferida a los órganos estatales para cumplir fines públicos y tiende a asegurar que su concreción no sea el capricho de la arbitraria voluntad de los gobernantes. La presencia de criterios de oportunidad y conveniencia remite al ámbito de normas no jurídicas de buena administración en cuyo contexto se concibe al mérito como la inobservancia de dichos criterios. De tal forma el acto oportuno es aquél que merece un juicio de valor positivo desde el ángulo de las disciplinas no jurídicas y que se funda en su idoneidad para alcanzar la mejor solución posible para una situación existente, con el menor costo social. Consecuentemente ha de entenderse al mérito como el complejo conveniencia, administrativo violación de de criterios en tanto por que vicio normas no prácticos de la oportunidad invalidez mérito jurídicas de en se el y del acto presenta como trámite llevado frente a la Administración. 3. accionada La deviene oportunidad razonable. actual No es destacada una mera por la razón de oportunidad, mérito o conveniencia, cuyo control y eventual revocación del acto es privativo de la Administración, sino de un nuevo juicio estimativo tendiente a la satisfacción adecuada del interés general. Las circunstancias que pudieron ser justificantes de la ordenanza 158/96 han dejado de serlo a través de los posteriores informes que destacaron -a partir de circunstancias sobrevinientes- un mejor aprovechamiento por la Municipalidad de Pilar en beneficio de sus habitantes. Lo propio puede manifiesta -dada la o de decirse la enorme de la adecuación inversión de ausencia los económica de medios de un iniquidad utilizados tercero- al cumplimiento de dichos fines, a todo lo cual debe añadirse que se procedió a la devolución de los importes oblados por la firma Ikelar S.A. dentro de los dos meses posteriores a la revocada adjudicación. IX. demanda proceder se a 1. La vincula la cuestión con revocación la de remanente contenida imposibilidad sus actos en la municipal de administrativos cuando -notificados y perfectos- se desprendieran derechos subjetivos para el interesado. Reputa como tales su participación en la subasta de las tierras y el pago del precio fijado en aquélla, que fue aceptado por la accionada. Por su parte la Municipalidad de Pilar destaca que nunca se perfeccionó tal derecho, pues la titularidad de las parcelas no alcanzó a cambiar en favor de la actora, detalle al que anexa la devolución de los importes en dicho concepto. Lo cierto del caso es que la firma Ikelar S.A. obló los importes convenidos y participó regularmente en un procedimiento establecido por los órganos competentes a tales fines. Los detalles que imputa la Municipalidad de Pilar para sostener sus posteriores decisiones resultan insustanciales desde que tales alegaciones se deben a las consecuencias del negocio de compraventa o bien atienden al perfeccionamiento del título de dominio del adquirente y no en los efectos derivados de los actos aludidos, los cuales a esa época se encontraban agotados (v. minoría, B. 57.613, "Pradera del Sol S.A.", sent. 21-VI-2000). 2. Considero por tanto, en vista a lo expuesto hasta aquí, que tal debate deviene inconducente en tales términos. Si bien los arts. 114, 117 y 118 del dec. ley 7647 y de la Ord. Gral. 267, que establecen el principio de la estabilidad están referidos reconocen de a derechos los actos administrativos aquellos actos subjetivos que regulares, hacen perfectos, no nacer se o aplican cuando se trata de derechos que puedan ser revocados por razones de interés público (Argañarás, "Tratado de lo Contencioso Administrativo", pág. 136, nº 67, letra "c"). Siendo así, la revocabilidad aparece como una manifestación de la actividad de la Administración Pública que paraliza los efectos de ciertos actos administrativos cuando no se cumplen con eficacia los fines, es decir porque se encuentran desprovistos del elemento valorativo de mérito y generales se impone (conf. para satisfacer los intereses "Manual de derecho Fiorini, Administrativo", T. I, pág. 303). Por ello la revocación del acto administrativo por razones de oportunidad teniendo a satisfacer exigencias de ese interés, procede siempre respecto a cualquier tipo de acto administrativo, sea éste reglado o discrecional (conf. M. S. Marienhoff, op. cit. T. II, págs. 459 administrativo y 604). El derecho nacido que deba ser extinguido por de un acto no resultar armónico con las nuevas exigencias del interés público, no se convierte por ello en ilegítimo, sino simplemente en inoportuno, justificando su revocación por razones de oportunidad (op. cit., t. II, pág. 466). El hecho de que la ordenanza comunal pudiera afectar el derecho de propiedad -que por otra parte no es absoluto (C.S.J.N., Fallos 136:161, 142:80, 255:293)- no es motivo para declararla inválida, pues la propiedad privada debe ceder ante los fines públicos. X. Por todo lo expuesto juzgo que la pretensión mediante la cual se pretende la anulación de los actos revocatorios no puede prosperar. Voto por la negativa. Costas por su orden (art. 17 ley 2961 -art. 78 inc. 3º ley 12.008, texto según ley 13.101-). El señor Juez doctor de Lázzari, por los fundamentos expuestos por el señor Juez doctor Negri, votó la primera cuestión por la negativa. A la primera cuestión planteada el señor Juez doctor Soria dijo: Coincido con la solución acordada por mis colegas preopinantes, en tanto el municipio demandado ha ejercido válidamente su poder revocatorio por motivos de interés público. Pero, a lo expuesto, estimo necesario añadir: i] que en la especie la potestad extintiva también estuvo basada en vicios incurridos al desafectarse del dominio público y, consecuentemente, adjudicarse a la actora la calle Caamaño entre Arroyo Burgueño y calle Schubert; y ii] que el obrar municipal no tenía como valladar la estabilidad de los actos administrativos involucrados tal como preconiza la demandante. El anterior señalamiento impone repasar algunos aspectos de la contienda. I.1. En su demanda de fs. 44/50, Ikelar S.A. persigue la anulación del decreto 762/1997 dictado por el Intendente de la Municipalidad de Pilar, mediante el cual se dejó sin efecto la adjudicación que por decreto 409/1997 la autoridad local había efectuado a favor de la actora respecto de inmuebles desafectados del dominio público (calle Caamaño, entre Arroyo Burgueño y Calle Schubert). Extiende la pretensión impugnativa al decreto 848/1997, por el cual el Ejecutivo local rechazó el recurso de revocatoria articulado contra el primero de los mencionados actos y, más vagamente, a la ordenanza 24/97 que dejó sin efecto lo dispuesto por ordenanza 158/96 en relación con las tierras aquí controvertidas. 2. Como surge de autos, aquella adjudicación tuvo lugar en el marco de una selección limitada, llevada a cabo bajo las normas propietarios de del los dec. ley inmuebles 9533/1980 linderos a entre los aquéllos cuya desafectación había aprobado la Ordenanza 158/96. El motivo determinante de la ordenanza -luego desvirtuado por la misma comuna- consistió en que tales bienes municipales eran «innecesarios» para los fines estatales (Cons. 2º, Ord. cit.), y en que las calles en cuestión "... nunca fueron abiertas al uso público" (Cons. 4º, Ord. cit.). 3. En la demanda se afirma que el pago a la autoridad administrativa, efectuado por la actora, de las sumas correspondientes a la cotización en la licitación, que incluía a los terrenos involucrados en este litigio (en rigor, antes de que la comuna paralizara los trámites pertinentes al hallar fundados los motivos de ilegitimidad aducidos por administrativo, la la ahora actora coadyuvante sólo había en el abonado expediente el 50%), impedía a la Municipalidad volver sobre sus pasos como lo hizo, primero mediante el dictado del decreto 590/1997, de suspensión de los efectos de su similar 409/1997 (en lo referido a la adjudicación de los ítems 8 y 9 correspondientes a las calles antes individualizadas), y luego, a través del decreto 832/1997, que derogó la adjudicación, ordenando la restitución de las sumas que Ikelar S.A. había pagado por aquellos ítems. Se descalifica la medida extintiva, en tanto lo actuado previamente por la comuna importó, a criterio de la actora, un posibilidad voluntad obrar .. sobre que que "... canceló [aquellas estadios por completo determinaciones] jurídicos consumados, vuelvan la a invocando razones de oportunidad y bien público" (conf. fs. 47 vta.). 4. En la ampliación de fs. 146/152, destaca Ikelar S.A. el carácter de acto regular que atribuye a la Ordenanza 158/96, contrariamente a su similar 24/97, que, en su opinión, con ilegitimidad y persiguiendo el interés particular de la ahora coadyuvante, volvió a afectar al dominio público a algunos de los bienes previstos por la primera. Insiste en que la titularidad de un "derecho subjetivo de propiedad" sobre los inmuebles adjudicados por el decreto 409/1997, que reivindica para sí, enervaba revisión por la autoridad administrativa sobre lo antes decidido. Y, por fin, controvierte el decreto 850/1997 -y su similar 1514/1997 que rechazó el recurso de revocatoria respectivo- por el cual la Municipalidad de Pilar autorizó a la firma Inversiones Los Andes S.A. a realizar, a su exclusivo riesgo y costo, la pavimentación e iluminación de la calle Caamaño entre la Ruta provincial 25 y el Acceso Norte (Ruta nacional 8). En su opinión, tales actos prueban que la obra se ejecuta sólo en beneficio de la citada empresa y no del interés general. En subsidio, para el supuesto que fuese desestimada su pretensión anulatoria, hace valer el derecho a ser indemnizado (fs. 150). II. El municipio, en su réplica (fs. 192/198), niega que en el sub lite se haya generado a favor de la actora un derecho subjetivo de propiedad no susceptible de ser modificado y que, por ende, haya mediado una alteración improcedente de un estatus jurídico estable. Al mismo tiempo, controvierte que la calle Caamaño no haya estado librada al público en el pasado, niega que la inexistencia de ella no comprometa el bien general y desconoce que el obrar comunal haya tendido a favorecer con desviación de poder a un determinado administrado. Tras Concejo dar Deliberante cuenta al del «error» sancionar la incurrido ordenanza por el 158/96, aclara el derrotero de las actuaciones administrativas. Así, explica que el decreto 409/1997 fue suspendido por el decreto 590/1997 "... en el marco de una presentación realizada por la empresa Inversiones Los Andes S.A.", y que tal medida fue ordenada con fundamento en la atribución que emerge del art. 98, inc. 2º de la Ordenanza General 267/80, en la podían inteligencia evidenciar de "un que los vicio planteos en la allí expuestos voluntad, en tanto existiría un error provocado por un informe técnico ... insuficiente" o con importantes inexactitudes (conf. fs. 193 vta.). Precisa que durante la instancia probatoria abierta por el decreto 707/1997, surgió la necesidad de mantener la calle Caamaño dentro del dominio municipal, lo que así se hizo mediante la decisión cuestionada por la actora. Por ello también se autorizó la ejecución de las obras antes individualizadas por parte de Inversiones Los Andes S.A. Defiende considerar que la legitimidad cuando la actora del obrar adquirió comunal los por predios lindantes con la calle Caamaño, esta arteria ya existía, y que nunca formó parte del patrimonio de aquélla. Por fin, rechaza el planteo de la contraria sobre la imposibilidad de extinguir el acto de adjudicación por razones de interés público, para luego admitir que correspondía indemnizar a Ikelar S.A. por la revocación (fs. 196), postulando que ella no debe exceder de la restitución de la suma pagada por Ikelar S.A., que según aduce a fs. 197 ya ha sido repuesta. III.1. Citada como coadyuvante (v. fs. 184), la firma Inversiones Los Andes S.A. se presenta en el sub examine a fs. 423/435. Entre otras manifestaciones, niega que el recurso administrativo que ella interpuso contra el decreto de adjudicación 409/1997 haya sido extemporáneo y refuta que la adjudicación de los inmuebles a Ikelar S.A. se hallara entonces perfeccionada. En cuanto a lo primero, reseña que con fecha 17II-1997 solicitó al municipio autorización para reacondicionar a su exclusivo costo la calle Caamaño y el puente sobre el Arroyo Burgueño. Y que tomado conocimiento recién con fecha arteria, dada 158/96, formuló oposición por la 25-II-1997 falta de escrito de de la desafectación publicación inmediato, dirigido el al de la tal Ordenanza 27-II-1997, Intendente de formal municipal, remitiéndole carta documento, al igual que a la sociedad Ikelar S.A. Concluye, entonces, en que nunca consintió ni aquella desafectación, ni la venta de la calle, más allá de consignar que tales decisiones municipales se llevaron a cabo sin la debida publicidad (fs. 426 vta.). Prosigue su relato destacando que el 3-III-1997 toma vista de las actuaciones de la licitación privada, impugnando con fecha 17-III-1997 el decreto 409/1997 de adjudicación y solicitando la suspensión de sus efectos. 2. Como se puntualizará más adelante, la aludida suspensión fue resuelta favorablemente por decreto 590/1997, tras lo cual el municipio procedió a derogar el citado decreto 409/1997 y disponer la reafectación de la calle Caamaño Paralelamente Inversiones al dominio autorizó, Los Andes público mediante S.A., a por Ordenanza decreto ejecutar 24/97. 850/1997, las a obras de pavimentación y acondicionamiento en la referida arteria. 3. Desde otro vértice, la coadyuvante afirma que la calle predios Caamaño de nunca perdió titularidad de esa condición Ikelar S.A., y que los lejos de ser atravesados por aquélla, eran linderos a la arteria (fs. 425). Entiende, válidamente por reclamar tanto, la que la protección actora de una no puede situación subjetiva inmutable. En primer término, porque el decreto 409/1997 no constituyó un acto administrativo regular, ni fue consentido (más allá de aclarar que, de todos modos, la Municipalidad contaba con potestades para revocarlo, por cuestiones de oportunidad, mérito y conveniencia; v. fs. 428). Sobre la ilegitimidad de la adjudicación a Ikelar S.A., reflexiona que dicho acto, como su antecedente necesario -la Ordenanza 158/96- partieron de un supuesto fáctico erróneo: que la calle Caamaño nunca había estado abierta al uso público, posición no ajustada a la realidad existente antes de 1955, año en que fue destruido el puente sobre el Arroyo Burgueño. Respecto de la falta de firmeza del decreto 409/1997, Inversiones Los Andes S.A. aclara cuál fue la actividad impugnatoria seguida contra dicho acto (conf. fs. 430/430 vta.). Deja a salvo la falta de cuestionamiento inicial a la Ordenanza 158/96, en tanto entiende que la norma sólo se limitaba a desafectar ciertos inmuebles del dominio público y autorizar su venta, por lo que nadie podía reclamar una especial situación jurídica amparada que emergiera de esa disposición (fs. 430 vta.). Concluye en este tópico que al haber sido impugnado y contener vicios que lo afectan el decreto 409/1997 podía ser retirado por la Administración local por razones de legalidad (fs. 432). IV. Corrido el traslado de las presentaciones de la demandada y de la coadyuvante, la actora lo contesta a fs. 478/487. En una nueva relación de los antecedentes, Ikelar S.A. admite, entre otros extremos, que el 27-II-1997 Inversora Los Andes S.A. había manifestado su oposición a la venta de la calle Caamaño y que con fecha 17-III-1997 esa sociedad interpuso revocatoria contra el decreto 409/1997. Correlativamente, a fs. 480, la actora sostiene que la calle Caamaño había dejado de servir como tal desde 1955, mas a fs. 481 se reconoce como propietaria frentista de esa misma arteria desde 10 años atrás. Por otro lado, cuestiona por insuficiente a la motivación del decreto 762/1997 (conf. fs. 482), lo que a su entender lo convierte en un acto ilegítimo. V. En el proceso, la actora ha deducido, en modo subsidiario, un planteo indemnizatorio, punto que se examinará en detalle al tratar la segunda cuestión de este acuerdo. VI. acompaña A fs. documentación 546/547 a la través sociedad de la coadyuvante cual persigue acreditar que Ikelar S.A. "es la primera en usufructuar los efectos de la Ordenanza 24/97 cuya invalidación pretende", por los beneficios que le acarrea la pavimentación de la calle Caamaño en cuanto a la mejora de la accesibilidad a sus inmuebles. VII.1. A tenor de lo resuelto por el Tribunal en la causa B. 64.996 ("Delbés"; res. de 4-II-2004; conf. tb. B. 64.203, "Lobbe", res. de 24-III-2004), la presente causa debe resolverse con arreglo a las normas de la ley 12.008, t.o. ley 13.101. La litis, entonces, ha quedado trabada en base a los hechos y derecho controvertidos tanto por la firma actora, como por la demandada y su coadyuvante (conf. arts. 10 y 13 ley 12.008, ley 13.101). 2. Tomando en consideración las postulaciones de las partes en litigio, las negativas por ellas efectuadas, la prueba producida y el marco fáctico y normativo que informa el sub examine, es preciso verificar si el decreto 409/1997 gozaba de una estabilidad tal que impedía su retiro en sede administrativa por razones de legalidad. Ello implica verificar la legalidad del ejercicio de la potestad extintiva de tipo anulatoria y, paralelamente, si a la actora asistía un derecho subjetivo como el que reivindica, o si carecía de él, tal cual argumentan la Municipalidad y la coadyuvante. La procedencia de la potestad revocatoria, vale decir, la atribución de revisar y extinguir un acto administrativo por motivos de interés público relacionados con razones de oportunidad, mérito o conveniencia (arts. 113 y 114 de la Ordenanza General 267/80), ya ha sido fundada, en términos a los que sustancialmente adhiero, en el voto de quien principia este acuerdo. 3.a. De acuerdo a la interpretación tradicional de los arts. 114, 117 y 118 de la Ordenanza General 267/80, de consuno con el art. 5º de la derogada ley 2961, esta Corte se ha pronunciado por la estabilidad de ciertos actos administrativos "regulares", generadores de derechos, como carácter que específicamente inhibe la anulación ex officio en sede administrativa de tales actos, una vez que han sido notificados a los interesados. Esa cualidad ampara a las decisiones válidas, aunque también se extiende a aquéllas que, sin serlo, no poseen vicios inobservancia que de sus determinan la requisitos ausencia o esenciales, o severa errores graves, y siempre que por ellos nazcan o se reconozcan derechos subjetivos perfectos (causas B. 56.183, "Albarracin", sent. de 8-IX-1998; B. 55.002, "Ussher de Romero Zapiola", sent. de 15-VI-1999). De estabilidad allí que funciona el en Tribunal haya beneficio señalado de que la situaciones regularmente creadas (causas B. 50.648, "Llauro, Urgel y Asociados", sent. de 11-VIII-1992, B. 57.327, "Paus", sent. de 5-XII-2001), lo que a contrario importa excluir de su campo de aplicación al acto administrativo nulo o irregular. b. Pero la viabilidad de la potestad extintiva de la Administración opera no sólo en presencia de un acto irregular. Tiene cabida, igualmente, cuando el acto carece de eficacia (v.gr., por no haber sido notificado) o bien cuando no ha consolidado por completo sus efectos, entre otros motivos, por haber sido controvertido en sede administrativa por quienes se creen legitimados al efecto (conf. doct. causas B. 50.723, "Silva", sent. de 13-II1990; B. 49.847, "Vives", sent. de 10-II-1990), en su calidad de cointeresados. El actuar jurídico-público suele anudar sobre relaciones o situaciones jurídicas que trasuntan vínculos referidos a una pluralidad de personas, cuyas posiciones subjetivas pueden ser divergentes o contrapuestas. Por ello, en tales circunstancias, la nota de estabilidad que puede adjudicarse a un acto ha de permanecer en un cierto estado termina larval de durante definir el lapso todas las que la aristas de Administración la cuestión, particularmente cuando debe considerar peticiones, reclamos o recursos de cointeresados. La potestad extintiva ha de cobrar vigor entonces, si la decisión administrativa sobre la que recae carece de aptitud para materializar la situación subjetiva de cuya inmutabilidad procura valerse un interesado. c. Es palpable que en el supuesto de autos existen particularidades que obstan la invocación de un actuar estable y de un derecho subjetivo en los términos reclamados por la actora. Por empezar, tal como lo aduce la coadyuvante, el decreto 409/1997 no fue consentido por su parte. Antes al contrario, fue objetado por ella y luego suspendido por la Administración, prolongándose esa medida sin solución de continuidad hasta la extinción del citado acto. Ergo, no existe razón valedera que permita afirmar que hubiese generado los derechos que Ikelar S.A. blande en el proceso. La actora admite a fs. 478 vta. de estos actuados que la coadyuvante se notificó del citado decreto municipal con fecha 3-III-1997. Partiendo de tal circunstancia, el recurso deducido el 17-III-1997 había observado lo prescripto por el art. 89 de la Ordenanza General 267/80. Pero más allá de tal encuadre normativo, en la especie no es dable hablar de un acto consentido a poco que se repare en el trámite en el expediente administrativo 1720/97 (apertura a prueba a fs. 150, tratamiento conjunto con la información recolectada en el expte. 1333/97 -conf. fs. 183 vta.- y el dictado del decreto 762/1997 [fs. 307] por el que se cierra el período probatorio y se deja sin efecto la adjudicación de los ítems 8 y 9 que a favor de IKELAR S.A. hiciera el decreto 409/1997-), que, además, culminó con un decreto municipal abrogatorio que, en definitiva, importó un acogimiento de los argumentos que dieron sustento a la impugnación de impugnación, de un no tercero aceptarse interesado. como recurso, Incluso podía esa haber hallado viabilidad a tenor del art. 74 segundo párrafo de la Ordenanza General 267/80. Por lo tanto no hubo firmeza ni consentimiento en el acto cuya estabilidad pregona la demandante. d. La aludida decisión tampoco engendró un derecho subjetivo de propiedad en cabeza de la actora, tal cual ésta lo explicita en autos. Ya se ha dicho que el ejercicio de la potestad extintiva tuvo como prolegómeno la suspensión de efectos del decreto 409/1997, ordenada por el decreto 590/1997 (conf. fs. 82/83, expte. adm. 1333/97). Éste se fundó en la existencia de "... planteos en cuanto a la utilidad pública de la calle subastada, los cuales de corroborarse técnicamente podrían informar un vicio en la voluntad, en tanto existiría un error provocado por un informe técnico erróneo e insuficiente", reputándose necesario, por ello, "... un ahondamiento en el estudio técnico para determinar lo fundado o no" de los planteos. Así, la Administración prima facie advertía la presencia de posibles vicios que afectaban la juridicidad de lo resuelto. La suspensión fue decretada el 18-III-1997 (fs. 82/83, expte. adm. 088/97-1333/97) y notificada a la actora con fecha 24-III-1997 (fs. 86, expte. cit.), lo que revela que la Administración reaccionó en tiempo oportuno. Más concretamente, corrigió consolidase cabeza propiedad y en la de su error Ikelar consecuente antes S.A. facultad un de de que derecho aprovechar a se la los terrenos. A ello procedimiento Incoada esa acompañó la administrativo tramitación, apertura según el conforme a prueba decreto surge del del 707/1997. expediente municipal, la Dirección de Planeamiento presenta con fecha 21-IV-1997 un fundado informe a fs. 131/133 acerca de la situación allí ventilada. Luego de analizar los antecedentes catastrales, la situación actual de la Calle Caamaño, las vinculaciones viales alternativas y la presentación de la firma coadyuvante, concluye que "... la calle Caamaño existe como tal y abierta al uso público desde principios de siglo". Con similar criterio que el sostenido por la Secretaría de Obras Públicas de la comuna, concluye que el mantenimiento como tal y revalorización de la calle "... constituirá un concreto aporte y beneficio para la comunidad". Este informe, entre otros argumentos, fue invocado por la Municipalidad tanto en los actos que en autos se cuestionan, como en su escrito de responde. Desde luego, la estabilidad que se esgrime en la demanda tampoco halla fundamento en la sanción de la ordenanza 158/96. La norma local habilitó el procedimiento de segregación del dominio público respecto de determinados inmuebles y a autorizar su ulterior venta, sin perfeccionar un estatus singular a favor de la empresa demandante. Por eso pudo ser dejada de lado por otra disposición de igual rango, en tanto, en principio (y el presente no configura un supuesto que habilite exceptuar dicha regla), no cabe reconocer un derecho al mantenimiento de leyes o reglamentos, ni a la inalterabilidad de sus prescripciones (C.S.J.N., Fallos 268:228; 272:229; 291:359; 300:61; 308:199; 310:2845; 311:1213, entre otros). e. Soy consciente de que en la motivación del decreto reposa 762/1997 en consid. un el fundamento juicio quinto y de sexto central mérito del o de la conveniencia mentado acto). decisión ( conf. Empero, aún siendo ello exacto, no lleva a desplazar aquellos otros factores que impulsaron y dieron razón a la medida extintiva objetada por Ikelar S.A. Obsérvese que en el cuarto considerando el decreto 762/1997 menciona lo actuado por la Secretaría de Obras y Servicios Públicos en la fase probatoria. A la vez, en el último considerando el Intendente municipal se refiere al dictamen de la Dirección de Asuntos Jurídicos. Y es en ambos actos preparatorios donde se resaltan los vicios que afectaron el actuar administrativo objeto de revisión. Por efectuada por otra la parte, la coadyuvante contestación apuntala de la demanda posición municipal, en orden a los vicios de legalidad que afectaban las medidas impugnadas en esta litis por Ikelar S.A. f. De tal modo, dos factores diversos pero convergentes habilitaron a la Administración municipal la revisión de lo actuado en ocasión de la desafectación del dominio público de la calle Caamaño y la posterior subasta de la mentada arteria, e inhibieron el perfeccionamiento de un estatus irrevocable a favor de la actora para acceder a la propiedad inmobiliaria y el ulterior aprovechamiento urbanístico al que alude en esta litis. f.1. En primer lugar, concurrieron razones de legitimidad. i] Sin desvirtuación en esta instancia, quedó comprobada en sede administrativa la falsedad del motivo determinante de la desafectación de los inmuebles en el tramo conflictivo. Lejos de lo afirmado inicialmente, la calle Caamaño había sido abierta al uso público y, por otra parte, era necesario y conveniente mantenerla bajo la titularidad municipal. La postura inicial ha sido el producto de un error esencial de la autoridad comunal, quien adoptó una posición partiendo de una premisa falsa, distorsionando el contenido del acto como la genuina expresión de la voluntad administrativa. El error la llevó a adoptar una medida no sólo disvaliosa a tenor de los informes técnicos elaborados por la autoridad especializada, sino, por ese mismo desplazamiento fáctica del sobre la conocimiento que habría real de de la decidirse, situación contraria a derecho (arts. 103, 108 y concs., Ord. Gral. 267/80). La coadyuvante se encargó de subrayarlo desde su impugnación contra el decreto 409/1997 (conf. fs. 244 del principal) y como luego fue comprobado por la entidad local, al cabo de una fase instructoria ordenada en el expediente administrativo. Además, constatar que el la examen de finalidad de las actuaciones aquella permite decisión inicial estuvo también viciada. ii] La Municipalidad había establecido que las tierras pertenecientes a la calle Caamaño en el tramo involucrado en autos eran innecesarias o inadecuadas para la satisfacción del interés público. Criterio guiado, al parecer, por el propósito fiscal de allegar algunos recursos al erario municipal producto de la transferencia onerosa de inmuebles inservibles. Pero luego de examinarse con seriedad el asunto, en el marco aludida, los intervinientes de la fase informes arrojaron procedimental de las una administrativa dependencias certidumbre ya técnicas contraria: mantener la calle formando parte del sistema vial era de mayor provecho para el bienestar general, por tratarse de la única salida directa que poseían los vecinos de la zona de influencia para acceder a la ruta Panamericana. Ello implica que la extinción decretada, en cuanto respecta a la observancia del fin público que debe perseguir el obrar administrativo, restableció la juridicidad conculcada (arts. 103, 108 y concs., Ord. Gral. 267/80). iii] En el caso, la invalidez de la ordenanza de desafectación ha conllevado la de actos aplicativos posteriores (singularmente, la adjudicación de los ítems 8 y 9 a Ikelar S.A.), en cuanto han sido consecuencia directa y derivación de esa norma írrita (arts. 103, 108, 114 y concs., Ord. cit.; doct. art. 1050, Código Civil; causa B. 62.241, "Zarlenga", sent. de 27-XII-2002). f.2. existieron En segundo razones mantenimiento de de la lugar, obvio oportunidad calle en que es destacarlo, impulsaron cuestión como el espacio circulatorio útil para el interés comunal y el bienestar general de la población de Pilar. f.3. Los argumentos que en tal orden contiene el decreto 762/1997 perseguidos y dan cuenta motivan la de los extinción fines públicos dispuesta por la demandada. Pero no excluyen los vicios que impactaron en la Ordenanza 158/96 y se proyectaron sobre los actos consecuentes, básicamente el decreto 409/1997. g. En resumen, la potestad extintiva ejercitada lo ha sido conforme a derecho. No asiste razón al reclamo de la demandante basado en la alegada existencia de un acto regular consentido, declarativo de derechos subjetivos y amparado por la irrevocabilidad administrativa. Con este alcance y los demás argumentos concordantes sostenidos por los colegas que me antecedieron en el acuerdo, doy mi voto por la negativa. Los señores jueces doctores Hitters, Pettigiani y Kogan, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Soria, votaron la primera cuestión también por la negativa. A la segunda cuestión planteada, el señor Juez doctor Negri dijo: I. La firma actora, subsidiariamente, peticionó la indemnización dictados por la derivada de Municipalidad los de actos Pilar, en revocatorios tanto ellos habrían ocasionado -a pesar de su legitimidad- un menoscabo en su patrimonio. II. La ordenanza municipal revocatoria valoró la iniciativa impacto dictados presentada sobre el por el por interés la coadyuvante general. Ejecutivo de Asimismo municipal autos los y su actos dispusieron la devolución de los importes pagados por la accionante. En este esquema, la entrega de los terrenos como consecuencia de la revocación de la adjudicación -sin perjuicio de ser consecuencia de un acto legítimo dictado en virtud de los antecedentes que informan las actuaciones administrativasanteriormente convocada lesiona adquirida por la una al situación amparo demandada. de Así la jurídica licitación configurados los antecedentes, el fundamento del derecho del accionante a ser indemnizado del daño causado por el acto administrativo legítimo se asienta en la garantía de inviolabilidad de la propiedad (art.17 de la Constitución nacional), en tanto, al ser suprimido el derecho incorporado a su patrimonio en el marco del contrato administrativo celebrado, se cercenó la posibilidad de su ejercicio (doctrina causa B. 47.871, "Yabra", sentencia del 22-X-1985; conc. Corte Suprema de Justicia de la Nación en causas "Galanti, Carlos A. c/Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires" (G-613.XXI) del 22-XII-1987; "Beccan, Manuel de Jesús c/Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires", 9 de mayo de 1989; "Jucalán Forestal Agropecuaria S.A. c/Provincia de Buenos Aires", 23 de noviembre de 1989; "Columbia S.A. de Ahorro y Préstamo para la Vivienda c/Banco Central", 19 de mayo de 1992 y concordantes). III. Por las razones expuestas, juzgo que cabe hacer lugar a la demanda en este aspecto. Las costas se imponen por su orden (art. 17, ley 2961 -art. 78 inc. 3º, ley 12.008, texto según ley 13.101-). Voto por la afirmativa. El señor Juez doctor de Lázzari, por los fundamentos del señor Juez doctor Negri, votó la segunda cuestión por la afirmativa. A la segunda cuestión planteada, el señor Juez doctor Soria dijo: 1. Disiento con la solución arribada en el primer voto. La actora ensaya en esta litis, y en subsidio, un reclamo indemnizatorio por las consecuencias lesivas que estima ha provocado la extinción de la adjudicación de las tierras correspondientes a la calle Caamaño en el tramo tantas veces señalado en esta causa. Descartada la ilegitimidad en la conducta de la Municipalidad, tampoco corresponde acordar en la especie una indemnización fundada en el obrar lícito que aquélla hubo de desplegar. Afirmo esta conclusión: i] por un lado, en la inexistencia de un derecho por parte de la reclamante para obtener una compensación pecuniaria diferente y superior a la devolución de lo pagado originariamente por ella en el marco de la licitación tramitada para la adquisición referida en cuanto a los ítems 8 y 9; y; ii] por el otro -aunque se admitiese en abstracto la posibilidad de haber sido titular de aquel derecho-, en la falta de planteo y de prueba que evidencien que la actora ha sufrido un daño concreto, que vaya más allá del que hubiera supuesto la no restitución de aquel pago. Por ambos motivos, es improcedente reconocerle una indemnización que se agregue a las sumas cuya devolución el municipio dispuso en el decreto 762/1997 (art. 5º). 2. Antes de entrar de lleno sobre ambos puntos, cabe detenerse en lo planteado por Ikelar S.A. en el sub lite. a. En el escrito de demanda (fs. 44/50) la actora nada dice sobre la indemnización. El punto aparece vagamente referido en la ampliación de demanda (fs. 146/152, Cap. IV). Puede leerse allí que, de no estimarse el reclamo principal de la actora -basado en la ambicionada irrevocabilidad de la Ordenanza 158/96 y los actos aplicativos de ésta-, "... hacemos valer nuestro respalda de derecho con la a ser indemnizados". cita del art. del Esta recordado frase se Miguel S. Marienhoff (publicado en "La Ley", tº 1980-B-817; v. fs. 150) y la siguiente resarcimiento... ofreceremos infra será y prevención: el que que "... resulte determinaremos la de la medida del prueba que concretamente en oportunidad de alegar" (fs. 150). En rigor, ningún elemento de convicción útil para acreditar algún daño resarcible podía derivarse de tal ofrecimiento probatorio (v. escrito de ampliación, Capítulo VI). b. Luego de trabada la litis, en la presentación de fs. 478/487 se alude nuevamente a este tópico al sostenerse que la devolución de las sumas que en su momento había pagado por los ítems correspondientes a la calle Caamaño no es una reparación suficiente (fs. 485). Menciona que las tierras correspondientes a la calle lindan con otras por ella adquiridas hace más de diez años, en las que, según dice, está levantando una urbanización (fs. 485 vta.). En ese contexto, la actora indica unos elementos que, a su entender, tornarían viable el resarcimiento, a saber: i] el mayor costo "del emprendimiento en curso" que generaría la imposibilidad de integrar la superficie de la calle (fs. 485. vta.); y ii] el hecho de que los "lotes" del referido emprendimiento, lindantes con dicha arteria, sufrirían "una pérdida de valor" (fs. cit.). No concreta el «quantum resarcitorio», que liga a la prueba -ofrecida recién en ese acto- a sustanciarse en la causa (fs. 486). c. Por fin, una última referencia al tema consta en el alegato de fs. 708/713. En esa pieza se intenta dar razón de la cuantía del desmedro patrimonial, ponderando la prueba pericial producida a raíz del ofrecimiento de fs. 486. La actora llega a estimar que la "... indemnización" reclamada asciende a la suma de $ 2.755.704,50 (fs. 712), cifra que derivaría del informe del perito tasador. 3. Los elementos comprobados en la causa muestran que el reclamo indemnizatorio, tal como lo despliega en autos la actora, es inviable. En primer lugar, debido a la falta de una situación subjetiva apta para acceder al resarcimiento referido en el alegato. a. Por empezar, obsta la indemnización perseguida la irregularidad de los actos cuya alteración afectaría a la actora. Sobre la ilegitimidad incurrida al desafectarse e intentar venderse la calle Caamaño, no pudo generarse en autos derecho subjetivo alguno, cuyo desconocimiento diese a la vez lugar a la reparación que se postula (arg. arts. 240, dec. ley 6769/1958 con sus reformas; 103 y concs. Ord. Gral. 267/80). Máxime cuando a ese obrar administrativo no fue ajena Ikelar S.A.; al menos ésta conocía los reparos opuestos por la ahora coadyuvante a la desafectación y posible transferencia de los terrenos objeto de esta litis, por cuanto fue anoticiada de ello, oportunamente, mediante la carta documento de fecha 28-II-1997 (v. copia a fs. 328 de estos autos). b. La ausencia de un derecho subjetivo de propiedad en los términos que la actora lo plantea en la causa, también reposa en los fundamentos que siguen. i] Repárese en que los agravios que aquélla esgrime apuntan a la frustración de una mera posibilidad (en rigor, eventual y remota al tiempo de expedirse los actos contra los que se alza), consistente en integrar las tierras correspondientes a la calle Caamaño a un desarrollo urbanístico que vagamente expone. Pero ellos carecen de un soporte esencial: al tiempo de la revocación la demandante no contaba con la propiedad y consecuente disponibilidad de las tierras, ni tampoco con la facultad de llevar a cabo un tipo de aprovechamiento como el que más concretamente expone, a los fines indemnizatorios, en el alegato. Tampoco hay prueba alguna en la litis, que revele que Ikelar S.A. hubiese proyectado el negocio inmobiliario asociado a los desarrollos urbanísticos enclavados en tierras aledañas a la calle, y que permita establecer su rentabilidad, a partir del supuesto de la incorporación a ellos de tal superficie adicional. ii] La emisión del decreto 409/1997 -de adjudicación de los ítems 1 a 5, 8 y 9, por un total de $ 143.000 (fs. 74)- y la circunstancia de que la empresa con fecha 4-III-1997 haya abonado el 50% de la cotización, no lograron emplazar a Ikelar S.A. en la posición subjetiva que reivindica como apta de suyo para llevar adelante, disponer y aprovecharse de la explotación urbanística de los terrenos pertenecientes a la calle Caamaño en el tramo licitado, parcelarias como si se propiamente comercialización, no tratara de tales, obstante que lotes aptas dichos o unidades para terrenos su nunca formaron parte de proyecto alguno, ni por ende pudieron estar en condiciones de ser aprobados por la totalidad de autoridades competentes para tales fines, y pese a que ni siquiera se ha aducido ni probado que, de haberlo hecho, tales autoridades hubieran debido prestarles aprobación. Adviértase trámite a licitatorio, su y vez de que que la antes de concluir adjudicación el surtiese todas sus consecuencias, el Ejecutivo municipal suspendió los efectos mencionado de tal decreto medida. 590/1997 Lo de hizo fecha al dictar el 18-III-1997 ya (fs. 82/83, expte. 088/97-1333/97, notificado a Ikelar S.A. con fecha 24-III-1997; fs. 86, expte. cit.). Con ello, el iter que hubiera podido conducir a la adquisición de los terrenos comprometidos en autos no sólo quedó trunco sino que tampoco fue rehabilitado posteriormente -de modo de generar la situación estable postulada por la reclamante. Con fecha 23-IV-1997 -previo a pagarse el saldo del precio- el Intendente expidió el decreto 762/1997 (fs. 307/308, expte. cit.). Fruto de los elementos aportados al cabo del período probatorio abierto en las actuaciones, aquella determinación dejó sin efecto la adjudicación de los ítems 8 y 9. A lo que sobrevino la ordenanza 24/97 (fs. 317/18, expte. cit.) derogatoria de la desafectación dominial que había previsto la ordenanza 158/96. iii] De más está aclarar que la aludida suspensión, vigente, y la ulterior precedieron escrituración a dominial, revocación todo estando hipotético tradición e aquélla trámite inscripción en de el registro de la propiedad. Entonces, deviene inconsistente la afirmación de la demandante, en el sentido de ser titular de un derecho subjetivo intangible y, en su defecto, acreedora a una indemnización que exceda la restitución de lo pagado en el marco de la licitación privada. Ello así, toda vez que al tiempo de concretarse la suspensión antes referida sólo contaba con la expectativa de incorporar a su propiedad las tierras. Y ello con el objeto de realizar algún tipo de aprovechamiento urbanístico, que antes debía ser proyectado y presentado por la actora, autoridades locales índole emprendimiento del y así como provinciales (arts. aprobado competentes 8, decreto por las según la 1549/1983, texto según decreto 3163/1995; arts. 65 inc. 1, dec. ley 8912/1977; 6 in fine, decreto 9404/1986; 8, decreto 27/1998), extremos que no constan como producidos al tiempo del acto revocatorio. Entonces, la indemnización ambicionada carece de sustento jurídico. 4. Si bien los argumentos precedentes abastecen la respuesta negativa a la cuestión planteada, estimo que en el sub lite la ausencia de determinación precisa y, sobre todo, de prueba del daño que se reclama en el alegato de la demandante, indemnizatorio. también lleva Acordarle un al rechazo del resarcimiento planteo mayor al equivalente a la restitución de lo que en su hora abonó a la comuna por los terrenos cotizados, es incompatible con una adecuada valoración de las circunstancias comprobadas de la causa. a. Como quiera que se calificase el pedido indemnizatorio articulado en esta litis, no cabe duda que la autoridad administrativa desconoció todo daño mayor al que había sido reconocido en el decreto 762/1997 (la devolución de los importes pagados por Ikelar S.A.; v. fs. 192 y 197 de estos autos). Con similar propósito y abundancia de argumentos, se pronunció la coadyuvante (v. fs. 495/97; 719 vta./723). Hay que ponderar que a instancias del municipio (fs. 7/8 del expte. adm. 464-5350/96), el Banco de la Provincia de Buenos Aires había practicado una tasación sobre los bienes en disputa (fs. 9/12, expte. cit.). A fs. 13 de las citadas tramitaciones administrativas se precisan las tasaciones de calles, consignándose los valores correspondientes a la calle Caamaño entre Arroyo Burgueño y Schubert, y Caamaño sustancialmente entre idéntica Schubert fue y expuesta Mozart. en la Una cifra cotización formulada por Ikelar S.A. en el marco del procedimiento de selección de ofertas para la transferencia de los terrenos. De allí que en el caso, habiéndose controvertido la procedencia del rubro indemnizatorio y en ausencia de prueba concluyente del perjuicio, no hay razón para apartarse del justiprecio efectuado por el profesional que intervino en las administrativa (fs. pertinentes 9/13, tasaciones expte. adm.) en sede conforme lo dispuesto por los arts. 21 y 26 del dec. ley 9533/80, ni por la suma oportunamente cotizada, que representó en principio el valor objetivo de los bienes ofertados. Sobre todo cuando 590/1997 poco evitó tiempo que después, el el trámite decreto suspensivo licitatorio pudiese perfeccionarse, obstando su avance más allá del estadio en el que la tasación fue practicada. A propósito de lo expuesto, me permito puntualizar, en contra de lo afirmado en el primer párrafo del punto III consignado en la tercera cuestión del voto del ponente, que no hubo coincidencia de las partes en someter a la determinación pericial los rubros indemnizatorios que explicita en el alegato la actora y trata el señalado voto. En realidad, esos rubros únicamente fueron solicitados por Ikelar S.A. en el escrito de fs. 478/87, mereciendo la expresa oposición de la coadyuvante (fs. 491/497; la demandada tampoco estaba de acuerdo con esas probanzas; fs. 530/531). Tal presentación de la actora fue desestimada inicialmente por el tribunal de acuerdo a lo dispuesto en los arts. 31, 38 y 50 de la codificación anterior [ley 2961] (fs. 499); aunque luego, petición de fs. 504/505 mediante, se la admitió (fs. 507). La coadyuvante únicamente requirió como punto de informe a cargo de un perito ingeniero la determinación del uso que le otorga a la calle Caamaño la obra realizada en ella y la conveniencia de mantenerla para las localidades vecinas, ponderando el flujo vehicular (v. fs. 435 y 669 vta.). 0b. probatorio Con de base fs. 486 en y el 486 controvertido vta., y a ofrecimiento partir de los informes del perito ingeniero -obrantes a fs. 603/604, 624, 634 y 657-, surgirían unos conceptos indemnizatorios sobre los que gira el alegato de la actora. Debidamente precisados, ellos son los siguientes: i] la desvalorización que experimentarían los terrenos de propiedad de Ikelar S.A. linderos o cercanos a la calle Caamaño a causa de la existencia como tal de ésta; ii] el valor que hubiera alcanzado el metro cuadrado de terreno correspondiente a la citada calle de haberse integrado a una urbanización o emprendimiento habitacional de la actora; iii] el daño que la demandante experimentaría, en términos de depreciación de la urbanización a levantarse en la restante fracción lindera, debido al mantenimiento como espacio vial público de la calle Caamaño; iv] el valor del metro cuadrado de la superficie correspondiente a la mencionada arteria. Los rubros individualizados supra i] y iii] han sido desestimados en el voto que antecede, básicamente por faltarles una comprobación adecuada en el juicio y no atender entre otros aspectos los beneficios que la obra de pavimentación de la calle Caamaño reporta a la actora. Comparto tal opinión. En cambio, los dos restantes, que allí se conceden, a mi juicio tampoco deben prosperar. c. Por lo que concierne al valor que hubiera alcanzado el metro cuadrado de la calle Caamaño de haber integrado ésta -se estima, como lote o unidad funcional- un complejo urbanístico -presumiblemente el denominado "La Caballeriza"-, mencionado en el voto precedente con cita del informe de fs. 603 (punto «d») y 624 (punto «d»), cuadra detenerse en los dichos del perito ingeniero Besoky. El profesional sostiene que el metro cuadrado "de la calle" (sic) en cuestión, en la hipótesis planteada ("... de haber integrado el complejo habitacional levantado por Ikelar suponiendo futuras respecto S.A.", fs. 624), rondaría también que en superficie parcelas del a la materializarse conjunto del los 85; pertinente tuviesen emprendimiento $ ello las centralidad (v. fs. 624, contestación al punto «d»). Esta opinión se nutre de suposiciones. Inmotivadamente, asume como verificadas circunstancias que no lo están. Y allí concluye el parecer. Primeramente, afecta la seriedad y validez del dictamen tanto que la haya obviado existencia habitacional ponderarse del levantado así por si estaba denominado Ikelar S.A." probada "complejo cuanto la factibilidad de integración al mismo de las superficies en cuestión. En rigor, se pronunció dando por sentado esos extremos sin valorar que no estaban debidamente acreditados. Las copias simples de croquis (fs. 637) -no ya de un plano autorizativa aprobadode un y de órgano una supuesta resolución administrativo (fs. 636) acompañadas por la actora, aparte de haberse introducido al proceso en manera extemporánea e improcedente (arts. 31, 38, 50 y concs., ley 2961), y merecer la expresa oposición de la comuna (fs. 642), no prueban un complejo habitacional. Incluso, aun considerando la virtualidad de todos los emprendimientos de titularidad de Ikelar S.A. que se mencionan en la causa, la coadyuvante ha argüido -sin refutación idónea de la actora- que la construcción de la calle Caamaño compensa ellos pudiese experimentarse. sostenido que el toda gravamen eventual Además, no afectación en excedería todo del que en caso, ha 3% de las unidades parcelarias de aquellas urbanizaciones (fs. 666). La cuando, segunda suposición irreflexivamente, del asume perito que se las constata tierras correspondientes a las calles, en la totalidad de su superficie y al tiempo de la revocación de la adjudicación, hubiesen podido unidades funcionales aptitud que en transformarse de modo un alguno enteramente en emprendimiento está lotes o urbanístico, respaldada en datos objetivos acompañados a este proceso. Y una tercera tiene que ver con la localización de esas hipotéticas parcelas. Así, se alude a un lugar de «centralidad» en el conjunto urbanístico. El voto que inaugura el acuerdo reconoce que esta variable (la posible ubicación de las parcelas en el complejo urbanístico) es meramente hipotética (v. cuarta cuestión, ap. I, punto 2). En el peritaje se expresa que el valor de $ 85 por m2 surge de considerar que en la superficie de aquella calle se localizarían las "... futuras parcelas a materializarse" con "... centralidad respecto al conjunto del emprendimiento" (fs. 624); pero ni lo uno ni lo otro se concretaron y no hay prueba de que pudieran haberse concretado de no haber adoptado el municipio las decisiones controvertidas en autos. El lacónico despacho pericial da cuenta, pero no razón, de una cifra ($ 85 el m2). No exhibe sustento en datos objetivos, ni en valores de referencia comprobados, ni en fuente documental alguna. Ello impide tomarlo en consideración para tener por probado un daño resarcible, so riesgo de incurrirse un pronunciamiento arbitrario. Se ha sostenido en otra oportunidad que no es dable acordar fuerza de convicción a la opinión del perito que carece de racionalidad y no explicita el detalle del cual deriva la determinación del quantum indemnizatorio (conf. B. 56.062, "Sirma S.R.L.", sent. de 8-III-2000, voto del doctor Hitters). Ello es, precisamente, lo acontecido con la pericia tomada por la actora como base de su petición. Coincido entonces con mis colegas preopinantes en dos puntos: i] que el perito no ha justificado el valor que fija (en referencia al daño ponderado) y ii] que "... no proporciona determinación una base del valor racional del m2" suficiente (v. voto para citado, la a la cuarta cuestión, ap. I, punto 2). Mas, por eso mismo y por lo antes expuesto, debo disentir con la conclusión que admite el ítem resarcitorio involucrado -aunque reducido en su cuantía-. Las aludido, graves las deficiencias objeciones que que le ha luce el merecido informe a la Municipalidad y a la coadyuvante (fs. 642 y 643/644 vta., respectivamente) y la inexistencia de otra prueba idónea en el expediente, privan de justificación al rubro indemnizatorio (arg. arts. 77 inc. 1, C.P.C.A., 163 inc. 6 in fine, 384, 474 y concs., C.P.C.C.). d. En lo atinente al segundo rubro indemnizatorio (el valor de la superficie de terreno ocupada por la calle Caamaño) su acogimiento se basaría en que para la actora supondría la privación de la utilización de lotes ya llegó a adquiridos. Ahora materializar supuestamente bien, el esa superficie aprovechamiento fue adquirido no urbanístico -y que para el pretende que ser «patrimonializado» por esta vía reparatoria-. No se reunían las condiciones formales y materiales para ello, pues ni siquiera la actora la tuvo bajo su cualquier propiedad y propósito en condiciones inmobiliario de ser aplicada autorizado por a el ordenamiento. Sin integrar ni estar prevista en ninguna urbanización, mal pudo dividirse en lotes o estructurarse como unidades funcionales. Por ello la pericia nada prueba de una objetiva privación de la disponibilidad de un bien propio de la actora, ni -menos aún- de una rentabilidad concreta que su comercialización en el mercado inmobiliario debió haberle generado. El único perjuicio efectivamente padecido por Ikelar S.A. fue el que el municipio reparó: el pago de las sumas que formaron parte de su cotización por las tierras bajo examen. Aparece nuevamente aquí la inconsistencia de la estimación pericial como sostén del resarcimiento que reclama la actora. La Municipalidad y la coadyuvante lo pusieron de resalto en el pleito, al consignar que el juicio del perito era infundado, que no informaba con base en qué documentación ni tasación pudo arribar al precio por metro cuadrado que consignaba. Y, además, que se había expedido sobre una superficie cuya coincidencia con la adquirida por la actora a la comuna tampoco estaba corroborada. Por cierto, la pericia no explica el motivo por el cual, en los dos meses que separan la adjudicación a Ikelar S.A. y su revocación, la misma superficie pudo alcanzar tan notable valorización como la que afirma. Y de ese déficit participa en sustancia el voto del que disiento. Así las cosas, la evaluación pericial aludida no cumple con las condiciones sustanciales de validez para tenerla en cuenta a los fines del presente caso (arts. 77 inc. 1, C.P.C.A., 163 inc. 6 in fine, 384, 474 y concs., C.P.C.C.). Es por tanto ineficaz para acoger el pedimento reparador, pues nada predica acerca de la certidumbre del daño, en términos de una suficiente comprobación de que la valorización de la que habría sido despojada la accionante es real, ni de que ésta haya padecido en la especie una privación de utilidades basadas en elementos de convicción serios e incontestados. e. Aparte de las señaladas insuficiencias probatorias, la demandante no supera una contradicción que surge de su propia conducta procesal. Así, la estimación que a fs. 55 realiza sobre la cuantía o "valor económico en juego", es la siguiente: $ 70.000, a razón de $ 35.000 por el ítem 8 y la misma suma por el ítem 9, correspondientes al precio pagado al municipio por la adquisición de la Calle Caamaño. En concreto la actora dijo: "... [m]i parte ha abonado el importe de la tasa de justicia computando el valor de los ítems 8 y 9 de la Ordenanza 158/96, que son los únicos a los que alude la presente demanda, valuados en $ 35.000 cada uno. El valor económico en juego, el rubro consecuentemente, alcanza a $ 70.000...". No obstante, indemnizatorio ahora en el considerado alegato se fija en más de un millón de pesos. Ello, en un contexto de reclamo que en esa nueva versión del mismo valor económico en juego justipreciado a fs. 55, pasa a fijarse en una suma que orilla los tres millones de pesos (fs. 712). De otra parte, el mencionado valor inicial era similar al derivado de la tasación de los terrenos al tiempo de su adjudicación. Ningún cambio objetivo se produjo en el bimestre que separó ese acto de la revocación. Media así un comportamiento difícilmente conciliable con la buena fe exigible en el ejercicio de cualquier acción y de cualquier derecho (conf. Gozaini, Osvaldo A., "El principio de la buena fe en el proceso civil", en V.A. - Córdoba, Marcos M., Director- "Tratado de la Buena Fe", Bs. As., 2004, p. 899). Principio que halla menoscabo cuando a más de formularse una pretensión que elude las cargas mínimas de precisión (art. 31 incs. 4 y 6 de la por entonces vigente ley 2961) y omite dar cuenta de los rubros reclamados, se estima el valor del litigio en un monto que pasos después le parece harto insuficiente. Más todavía: la figura de la expropiación y la doctrina en que basa la actora su reclamo contradicen el reconocimiento patrimonial que ella persigue. Basta recordar que en materia expropiatoria sólo se indemniza el valor objetivo del bien y del daño directo causado (arts. 8, 12, 35 y concs., ley 5708, t.o. dec. 8523/1986). En cuanto a la doctrina invocada, no está de más recordar que postula que la revocación de un acto administrativo por razones supuesto de en tratamiento- oportunidad, mérito que se esboza sólo da derecho o el conveniencia planteo al -tal el subsidiario en resarcimiento del daño emergente (conf. aparte del artículo que cita la actora; Marienhoff, Miguel S., "Tratado de Derecho Administrativo", 5ª ed., Bs. As., 1991, t. 4°, núm. 1647 bis; íd. "El lucro cesante en las indemnizaciones a cargo del Estado. Lo atinente a la administrativos revocación por razones de actos de o contratos oportunidad, mérito o conveniencia", en "El Derecho", supl. de 22-VII-1985; íd. "Nuevamente acerca del lucro cesante en las indemnizaciones a cargo del Estado", "La Ley", 1991-C-1080; "Otra vez acerca del lucro cesante en las indemnizaciones a cargo del Estado", "La Ley", 1992-E-1031; "Responsabilidad extracontractual del Estado por las consecuencias dañosas de su actividad lícita", "La Ley", 1993-E-912). Y ese es precisamente el rubro comuna el decreto en admitido en 762/1997 modo y expreso que la por la actora, contradictoriamente, estima insuficiente. 5. Por las consideraciones anteriores, voto por la negativa. A la segunda cuestión planteada, el señor Juez doctor Hitters dijo: Adhiero al voto de mi distinguido colega preopinante doctor Soria, con excepción del último párrafo del ap. d) del punto 4, en tanto, tal como lo sostuve en la causa B. 49.386, "Rabinovich", sent. del 18-XI-1997, la revocación de actos administrativos por razones de oportunidad, mérito o conveniencia, configura un supuesto especial de responsabilidad objetiva del Estado, motivada en el ejercicio de la actividad lícita, cuya reparación debe integrarse con el lucro cesante, entendido este rubro como la probabilidad objetiva, debida y estrictamente comprobada de las ventajas económicas justamente esperadas, conforme a las circunstancias del caso. El restante desarrollo argumental formulado por el distinguido colega, al que adhiero, resulta suficiente para desestimar la pretensión indemnizatoria en subsidio articulada por la accionante. En consecuencia, voto por la negativa. El señor Juez doctor Pettigiani, por los fundamentos expuestos por el señor Juez doctor Hitters, votó la segunda cuestión planteada por la negativa. A la segunda cuestión planteada, la señora Jueza doctora Kogan dijo: Adhiero al voto de mi distinguido colega, doctor Soria, con excepción del último párrafo del ap. d) punto 4. En este sentido, con respecto al alcance de la reparación del daño derivado de la responsabilidad del Estado por su actividad lícita, comparto los argumentos que sustentan la opinión del doctor Hitters. Con el alcance indicado, doy mi voto también por la negativa. A la tercera cuestión planteada, el señor Juez doctor Negri dijo: I. sustitutiva La firma derivada actora de la solicitó desposesión la de indemnización las tierras adjudicadas cuya determinación y cuantificación dejó librada a la prueba pericial de autos. Al Pilar, tiempo consideró de que su la responde la Municipalidad indemnización requerida de debía limitarse al daño emergente con exclusividad. Liminarmente destaco que el objeto de la pretensión actoral está direccionado a obtener el cobro de la indemnización en concepto de daño emergente y lucro cesante ocasionado con motivo de la revocación del acto que desafectó, adjudicó -y posteriormente aceptó el pago del precio- de las parcelas en litigio. Es dable señalar, que este Tribunal en la causa B. 47.881, sentencia del 13-VIII-1980, se pronunció declarando que los actos revocatorios de la Municipalidad de Vicente López, habían sido legítimamente adoptados en ejercicio de sus poderes, señalando que "... ello no excluye la posibilidad de que el particular damnificado por la ordenanza pueda reclamar y obtener una congrua indemnización conforme a los principios de derecho público que rigen la responsabilidad del estado por sus actos válidos...". Es decir, que el caso sub examine debe analizarse a la luz de los principios que informan un supuesto especial de responsabilidad objetiva del Estado, motivada en el ejercicio de una actividad lícita, esto es, la revocación de actos administrativos por razones de oportunidad, mérito o conveniencia. Esta prerrogativa estatal se funda en principios básicos del Derecho potencialidad que se Administrativo, le reconoce es a la decir, en la Administración Pública de cumplir con los intereses públicos, valorados en cada momento ejercitar y, la por ende, facultad cuando lo extintiva estime de sus conveniente decisiones anteriores. Pero si los actos revocados han generado derechos subjetivos para el administrado, y el cambio de decisión de la Administración supone una lesión a los mismos, se origina la responsabilidad estatal y el consecuente deber de reparación. Así lo ha interpretado la Corte Suprema de Justicia a partir del pronunciamiento dictado el 22-XII1975, in re "Los Pinos S.A. c. Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires" (Fallos 293:617), admitiendo desde entonces la responsabilidad del Estado por su obrar lícito. Reconocida, tanto por la doctrina, como por la jurisprudencia, la obligación del Estado de responder por las consecuencias dañosas de su actividad "lícita" -con fundamento en los postulados del estado de Derecho-, la cuestión controvertida en autos se centra en determinar el quantum indemnizatorio, es decir, si la reparación debe ser integral, comprensiva tanto del daño emergente, como del lucro cesante. Sobre el particular, el análisis de la jurisprudencia del máximo Tribunal de la Nación exhibe, en un principio, una postura negatoria respecto a la admisión del lucro cesante, con fundamento en que "la reparación debe atender, ante la falta de normas expresas sobre el punto, al modo de responder establecido en instituciones análogas especie (art. que 16, la C. Civ.), debiendo expropiación es la aceptarse que en guarda la mayor semejanza con el supuesto planteado por el ámbito en que se desenvuelve. De ahí que sus normas resulten viables para determinar el perjuicio sufrido por la demandante, no siendo procedente las propias del derecho común relativas a la responsabilidad civil" (in re "Cantón, Mario E. c. Gobierno Nacional s. Ordinario" fallada el 15 de mayo de 1979, entre otras). Este criterio se mantuvo invariable hasta que en la causa "Sánchez Granel, obras de Ingeniería S.A. c. Dirección nacional de Vialidad", fallada el 20 de setiembre de 1984, la extensión del contratista recibido Corte jurisprudencia, un nuevo resarcimiento del por marcó Estado, la que debe decidiendo generalidad nacionales rumbo y de que la en punto acordarse "es a la un principio doctrina extranjeras, a el y la de la responsabilidad originan del Estado perjuicios a por sus particulares. actos lícitos, Este principio que se traduce en el derecho a una indemnización plena por parte del damnificado, que no se refiere a la mera posibilidad de ganancias no obtenidas ni constituye enriquecimiento sin causa para Aclarado acceder que o una "frente a sanción una para el responsable". rescisión contractual unilateral, por parte del Estado, no caben ser aplicadas analógicamente las normas y principios de la expropiación en punto a la no procedencia del reclamo por lucro cesante, ya que la expropiación supone una restricción mediante una ley del Congreso valorativa de la utilidad pública del bien sujeto a expropiación (Fallos 306:1409; doctrina ratificada in re "Cadesa, S.A. c. Estado Nacional [A.N.A.] s. Daños y perjuicios", C.44 XXII, sentencia del 21 de marzo de 1989, consid. 6º). Si bien en la causa "Motor Once S.A. c. Municipalidad de Buenos Aires", fallada el 9 de mayo de 1989, se observa que ese cuerpo jurisdiccional vuelve a su postura clásica (con disidencia del doctor Petrachi), en pronunciamientos posteriores, reconoce nuevamente el lucro cesante con motivo del daño ocasionado por el Estado en la ejecución de obras públicas requeridas para el cumplimiento de funciones estatales. Así, en la causa "Jucalán Forestal, Agropecuaria S.A. c. Buenos Aires, Provincia de s/Daños y perjuicios", (del 23-XI-89), sostuvo que "los actos lícitos producidos por el Estado no lo relevan de la obligación de resarcir los perjuicios hubiesen sufridos derivado limitarse al daño de por los aquéllos, emergente particulares por con lo que exclusión que se no puede del lucro cesante, esto es, de las ventajas económicas esperadas de acuerdo a probabilidades objetivas debida y estrictamente comprobadas. Tal principio se traduce en el derecho a una fuerza mayor, en el eventual marco contractual vinculante, o en una ley específica que dispusiera lo contrario en algún caso singular". Añadiendo que "tratándose de la responsabilidad del Estado por sus actos lícitos que causan perjuicios a particulares, no cabe omitir la reparación del lucro cesante mediante la pretendida aplicación analógica de la ley de expropiaciones". Esta doctrina se reitera en posteriores pronunciamientos ("Cachau, Oscar José c/Provincia de Buenos Aires s/ Daños y perjuicios", "Discam S.A. c/Provincia de Buenos Aires s/Daños y perjuicios" y "Don Santiago S.C.A. c/Provincia de Buenos Aires s/Daños y perjuicios", fallados el 16 de junio de 1993, "Seoane Remigio y otra c/Provincia de Buenos Aires s/Daños y perjuicios" y "Bernardo Ciddio, Aquiles y otra c/Provincia de Buenos Aires s/Daños y perjuicios", ambos de fecha 2 de julio de 1993; "Fernández Badie, Julio Alberto c/Provincia de Buenos Aires s/Daños y perjuicios" del 28 de julio de 1994, entre otros). observa De la reseña que en materia jurisprudencial de efectuada, responsabilidad del se Estado derivada de sus "actos lícitos", la Corte Suprema nacional se orienta hacia la admisión del lucro cesante, con fundamento en el principio jurídico de la integridad de la indemnización, apartándose de la clásica hermenéutica que receptaba la expropiatoria; aplicación si bien analógica -y esto me de la parece solución importante destacarlo- la procedencia de dicho rubro la supedita a la circunstancia de que "se privare al acreedor de ventajas económicas esperadas de acuerdo a probabilidades objetivas, debida y estrictamente comprobadas" (Fallos 297:280; 307:933; 306:1409; T. 149, XXI 'Tecniyes S.A. c. Balcón S.A.', sentencia del 14 de marzo de 1989), máxime cuando en la materia, los jueces deben actuar con suma prudencia verificando si efectivamente se han producido los daños alegados, a fin de evitar que la solución a la que arriben no resulte manifiestamente irrazonable" (Fallos 308:1049 y 2612). A la luz de los precedentes citados entiendo que la temática abordada debe resolverse siguiendo el principio de la reparación integral, suscribiendo la tesis según la cual el reconocimiento del lucro cesante no debe ser negado ab initio. Ello, responsabilidad pues por si bien actividad es cierto lícita del que Estado "la tiene carácter complejo por ausencia de normas específicas que regulen la materia y por inaplicabilidad de las normas sobre la "responsabilidad civil" que tiene como presupuesto normal la antijuridicidad (S.C.B.A. causa B. 49.350, sent. del 3-X-1987, "Delta Plata S.A."), no puede desconocerse que el derecho es uno, el edificio jurídico es único y coronado por la Constitución nacional y los Tratados Internacionales que revisten su misma jerarquía (art. 75 inc. 22 de la Carta Magna); estas normas supremas son el elemento aglutinante y la base sobre la cual reposa todo el ordenamiento legal. Tal como señaló Morello "La procedencia del deber de resarcir en esta vertiente del derecho público, muestra la disociación de un obrar lícito del Estado, que entra en colisión, sin embargo, con sus fines, porque su primera misión es garantizar el patrimonio de sus habitantes. Desde esta perspectiva la garantía constitucional que trasciende del art. 17 de la Constitución nacional, no sólo se hace efectiva a través del régimen expropiatorio, sino, además, mediante la cobertura de los daños que se causan al particular y que éste, obviamente, no está en la obligación de absorber y soportar. La hipótesis se asienta, pues, en el marco comprensivo de la "responsabilidad" por acto lícito en donde, en la búsqueda de una causa atributiva del deber de compensar, se encuentra el mejor fundamento en la garantía que constitucionalmente acuerda protección patrimonial a las situaciones en que sobrevive un deterioro económico particularizado, un verdadero sacrificio que no tiene por qué ser asumido y menos de un modo exclusivo, por los afectados (Morello, Augusto Mario, "Compensación del Estado por daños originados en su accionar lícito", "El Derecho", 120-887). Por tanto, interpreto que en el marco que brinda ese ordenamiento superior debemos hallar la solución de la cuestión controvertida. Así los arts. 14 y 17 de la Constitución nacional garantizan la inviolabilidad de la propiedad y concordantemente el art. 21 inc. 2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos reafirma tal postulado esencial al expresar que "Ninguna persona puede ser privada de sus bienes, excepto mediante el pago de indemnización justa...". En tal orden de ideas es pertinente recordar que el máximo Tribunal federal desde antiguo se ha pronunciado acerca del garantiza alcance la del patrimonio Constitución, cuya expresando que inviolabilidad "El término propiedad, cuando se emplea en los arts. 14 y 17 de la Constitución o en otras disposiciones de ese estatuto comprende, como lo ha dicho esta Corte, todos los intereses apreciables que un hombre pueda poseer fuera de sí mismo, fuera de su vida y de su libertad. Todo derecho que tenga un valor reconocido como tal por ley, sea que se origine en las relaciones de derecho privado, sea que nazca de actos administrativos (derechos subjetivos privados o públicos) a condición de que su titular disponga de una acción contra cualquiera que intente interrumpirlo en su goce, así sea el Estado mismo, propiedad" integra (Fallos el concepto 145:307; constitucional 184:137; 195:66; de 294:152; 300:143; 305:1045, entre otros). La amplitud conceptualizado a con la la cual la propiedad y Corte la nacional garantía ha de indemnización justa que acuerda el pacto de San José de Costa Rica a toda persona que es privada de sus bienes, constituyen el fundamento básico que legitima el principio de reparación integral, que incluye al "daño emergente" y "al lucro acepción cesante", como estrictamente justamente la entendido probabilidad comprobada esperadas, este de a en objetiva, las conforme rubro, ventajas las su exacta debida y económicas circunstancias del caso. Es decir "la reparación del lucro cesante no se apoya, pues, en una simple posibilidad de ganancia ni constituye un enriquecimiento sin causa para el acreedor o una pena para el que debe abonarla, y menos "un beneficio para el particular por causa de utilidad pública", ya que reemplaza en legítimamente el se patrimonio le había del afectado incorporado por aquello la que actividad desplegada y los elementos de trabajo y capital armonizados en el empeño. En la concepción estricta tampoco cabe aceptar que la indemnización del lucro cesante signifique un beneficio sin necesidad de trabajar ni que se genere un pago sin causa, conceptos sólo válidos para las ganancias conjeturales y no para el referido lucro cesante en su concepción correcta" "Indemnizaciones por (Guastavino, la actividad Elías lícita P., lesiva del Estado", "El Derecho", 118-190). Finalmente, constitucional se reitero impone el que si desde principio de la la vertiente reparación integral, no cabe aplicar a la cuestión abordada, por vía de interpretación analógica, el criterio restrictivo del lucro cesante previsto en las leyes expropiatorias, toda vez que una de las limitaciones que siempre se han reconocido a la aplicación de la analogía, es su empleo cuando el término de comparación que tiene solución legal es excepcional (Linares, Juan Francisco, "El caso administrativo no previsto y la analogía jurídica en la jurisprudencia de la Corte Suprema de la Nación", "La Ley", 24-178). La reparación debe integrarse con el daño emergente y el lucro cesante. II. Sentado el alcance que debe asignarse a la pretensión subsidiaria que se peticiona en el escrito inicial. Habré de analizar las probanzas de autos y en su caso determinar su cuantificación. III. Las partes han coincidido en someter a la determinación pericial los siguientes rubros indemnizatorios: 1) porcentaje de disminución del valor de los lotes del emprendimiento habitacional de Ikelar S.A. que dan sobre la calle Caamaño o cercanos a ella; 2) valor que hubiera alcanzado el m2 de la calle Caamaño de haber integrado dicho complejo habitacional; 3) daño que infiere la calle restante Caamaño fracción a la urbanización lindera, es a decir levantarse opuesta en a la "la Caballeriza"; 4) valor de la superficie de terreno ocupada por la calle Caamaño. Abordaré el tratamiento de cada rubro según la metodología adoptada por los expertos. 1. Entiendo que el porcentaje de disminución del valor de los lotes del emprendimiento de la firma actora fue calculado por el perito actuante en base al perjuicio en el valor integral de la propiedad que él mismo determinó -derivado del hecho de estar atravesado el complejo por la calle Caamaño- (fs. 603, ptos. a y b), pues exige mayores erogaciones en seguridad infraestructura y menores ingresos por su venta. Determinó emprendimiento que "La el valor Caballeriza" de los sobre lotes dicho del camino -sufrieron una disminución del valor de venta con respecto a los lotes centrales del orden del 25 al 30% (fs. cit. pto. c). Dicha determinación, y sobre la base de establecer el valor de $ 85 por cada m2, calculados sobre una superficie de 23.678,68 m2 equivalente a 38 lotes, arrojó la suma de $ 553.489, luego de incorporar a su operación el 27,50% (fs. 634 vta.). Tal conclusión resultó observada por la parte coadyuvante en el sentido que no se informa en base a qué tasación o documentación arribó a un precio de $ 85 por m2 (fs. 644). Añade a esa tacha la prueba testifical que rindieron en autos los señores Rodoni y White (fs. 594 y 593/593 vta.) gerente de -agrimensor una respectivamente- firma quienes contratado Inmobiliaria contestes, por la de actora la sostuvieron y zona, que las obras mejoraron el valor de los terrenos centrales de la firma Ikelar S.A. Considero fundadas las observaciones realizadas. La desvalorización de los terrenos linderos al camino de referencia, se encuentra cuanto menos compensada por la potenciación del valor de los terrenos centrales al contar con una vía de acceso rápida y segura (fs. 624, ptos. a y b). Por lo tanto juzgo que -ante la ausencia de una comprobación inequívoca- el presente rubro no puede ser reconocido en favor de la indemnización pretendida. 2. Valor que hubiera alcanzado el m2 de la calle Caamaño de haber integrado dicho complejo habitacional (fs. 603, pto. d, 624, pto. d). El experto sostuvo -como se dijo- que el valor hubiese alcanzado los $ 85 por m2, considerando que en dicha calle las futuras parcelas a materializarse tuvieran centralidad respecto al conjunto del emprendimiento. Encuentro incompleta la conclusión arribada, pues en un primer enfoque se incorpora una variable -la ubicación final de las parcelas- que traducen una hipótesis que no alcanza a trascender el marco de lo probable. En otro aspecto, he de hacer notar que los $ 85 por m2, resultarían de la inmejorable situación de las parcelas en relación al resto de las demás -centrales-, es decir que se presenta un valor óptimo o de máxima en la estimación practicada. En efecto, tomando como base lo expresado precedentemente y teniendo en cuenta que la determinación del valor por metro que realiza el dictamen pericial, apreciado de conformidad con lo que preceptúan los arts. 384 y 474 del fundamentación Código objetiva Procesal e Civil indubitable- y Comercial advierto que, -de en definitiva, el monto allí fijado proviene, por una parte, de una insuficientemente explicada determinación de su valor y, por otra, del porcentaje de disminución del valor de los terrenos periféricos -27,5%-, el cual no incorpora la valorización de todo el complejo (fs. 624 vta. pto. c; arts. 77 inc. 1º, ley 12.008 -texto según ley 13.101-; 165 y 384, C.P.C.C.). En este sentido la prueba pericial rendida en autos no proporciona una base racional suficiente para la determinación del valor del m2, de allí que corresponde apartarse del monto propuesto por el experto (art. 165, C.P.C.C.). Considero, por todo lo dicho, que el valor fijado en el dictamen en tratamiento debe disminuir prudencialmente al 40%, atendiendo además al precio pagado a la Municipalidad de Pilar por la firma accionante en oportunidad de adquirir aquellos lotes -$ 140.000- como así también el tiempo del acto y el transcurrido hasta su devolución. Tengo en consideración que el valor del m2 que resuelve el ingeniero es enormemente superior al fijado por el municipio, detalle que impone -también- reajustar equitativamente el concepto en función de la notable desproporción arribada. 3. Daño que infiere la calle Caamaño a la urbanización a levantarse en la restante fracción lindera, es decir opuesta a "la Caballeriza". El perito actuante sostuvo que tal fracción de tierras estaba constituida por 19 lotes con frente a calle Caamaño -48.437,57 m2 multiplicado por 27,5% (porcentaje de disminución) determinaban un monto de $ 1.132.228 (fs. 657 vta., pto. 2). Considero que tal rubro no puede prosperar, por las razones expuestas en los dos puntos que anteceden. Coadyuva a tales decisiones la circunstancia de valuarse uniformemente el perjuicio para una y otra parcela cuando la traza del camino circunscribe dos perímetros de distintas dimensiones. 4. Valor de la superficie de terreno ocupada por la calle Caamaño. La opinión técnica sostiene que el valor del m2 de la calle aludida -de haber integrado la propiedad de la actora- hubiese alcanzado $ 85 que luego multiplica por 12.517,50 m2. Ello arrojó la suma de $ 1.063.987,50 (fs. 634 último párrafo). Juzgo traduce un que tal perjuicio rubro concreto debe que ser debe reconocido ser pues reparado, derivado de la privación de la utilización de los lotes ya adquiridos. Sin perjuicio de ello los montos a los que arriba el experto deben adecuarse a las pautas establecidas anteriormente. A las sumas arribadas deberá descontarse el importe restituido por la Municipalidad de Pilar a la firma accionante. Ello importa concretamente la suma de $ 285.595 a la fecha en que fuera ordenada la devolución de los importes a la firma accionante, esto es el día 23-IV-97 (dec. 762/1997, fs. 307/308, expte. adm. cit.). Sobre tales importes se calcularán intereses a la tasa que pague el Banco de la Provincia de Buenos Aires en los depósitos a treinta días vigente en los distintos períodos de aplicación y hasta el pago efectivo (arts. 7 y 10 de la ley 23.928, texto según ley 25.561 -coincidente en ambas redacciones en sus contenidos-; 622, Código Civil y 5, ley 25.561). La suma resultante de la liquidación que de acuerdo a tales pautas se practique, deberá abonarse dentro de los 60 días (art. 163, Const. prov.). Así lo voto. Costas por su orden (art. 17, ley 2961 -art. 78 inc. 3º ley 12.008, texto según ley 13.101-). El señor Juez doctor de Lázzari, por los fundamentos expuestos por el señor Juez doctor Negri, votó la tercera cuestión planteada en igual sentido. A la tercera cuestión planteada, el señor Juez doctor Soria dijo: Dado el contenido y fundamentos de mi pronunciamiento a la cuestión anterior, doy mi voto por la negativa. Los señores Jueces doctores Hitters, Pettigiani y Kogan, por los fundamentos expuestos por el señor Juez doctor Soria, votaron la tercera cuestión planteada por la negativa. Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente S E N T E N C I A Por los fundamentos expuestos en el acuerdo que antecede, por mayoría, se rechaza la demanda. Costas por su orden (arts. 17, C.P.C.A. y 78 inc. 3° in fine, ley 12.008, conf. mod. ley 13.101). Por sus actuaciones profesionales en autos regúlanse los honorarios del doctor José María Martocci, apoderado de la parte actora, en la suma de pesos … y de los doctores Guillermo E. Quiñoa, apoderado de la coadyuvante, y Alberto B. Bianchi y Carlos Alfredo Botassi, letrados patrocinantes de esa parte, en las sumas de pesos … , … y … , respectivamente (arts. 9, 10, 13, 14, 15, 16, 22, 23, 28 inc. "a", 44 inc. "b", segundo párrafo y 54, dec. ley 8904/1977), cantidades a las que se les deberá adicionar el 10% (ley 8455). Por corresponde el Recurso regular los Federal denegado honorarios de los a fs. 534, profesionales intervinientes por la actora y coadyuvante de conformidad con las disposiciones de la ley 21.839 (conf. causas B. 49.908, "Aguerre", res. del 24-XI-1992; B. 48.616, "Tambone", res. del 17-XI-1992 y B. 62.446, "Jolim", res. del 6-VIII-2003, entre otras). De acuerdo a ello, por su actuación profesional en el aludido recurso, regúlanse los honorarios del doctor José María Martocci, en la suma de pesos … y de los doctores Guillermo E. Quiñoa, apoderado de la coadyuvante, y Alberto B. Bianchi, letrado patrocinante de esa parte, en las suma de pesos … y pesos … , respectivamente (arts. 6, 7, 8, 9 y 19 de la ley 21.839, modificada por la ley 24.432; doctr. C.S.J.N. "Estevez de López Lecube", sent. del 14-IX-1989). Regístrese y notifíquese. in re