Universidad de Toulouse 2

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Farakhshinît y los pecios sarracenos de Provenza
Philippe Sénac
Catedrático de Historia medieval
(Universidad de Toulouse 2)
Desde hace mucho tiempo el tema del Fraxinet y de las incursiones sarracenas
en Provenza parece ser una de las cuestiones más controvertidas de la historia
de la alta Edad Media meridional1. Las excavaciones arqueológicas llevadas a
cabo en La Garde-Freinet mostraron que el lugar donde se situaba
tradicionalmente el establecimiento sarraceno era, en realidad, un castrum de
principios del siglo XIII, y los sondeos realizados sobre los otros yacimientos
medievales del macizo de los Maures han confirmado la ausencia de cualquier
vestigio islámico2. Este vacío material constituye un problema que ha suscitado
durante todo el siglo XX la desconfianza de los historiadores ante la realeza de
este asentamiento provenzal. Con la excepción de algunos autores, como E.
Lévi-Provençal, P. Chalmeta, P. Guichard, J. Lirola, X. Ballestín y Ph. Sénac3,
1
J. Lacam, Les Sarrazins dans le Haut Moyen Age Français, París, 1965. Heroes de
teatro o de novelas historicas, los sarracenos figuran hoy en día como objetos de
leyenda : E. Bernard, Le Fraxinet, 1895; J.-B. Gaut, Lei Mouro, Aix-en-Provence, 1875
; Billy et Duplessis, La Sarrasine, París, 1984; N. Fabre, La princesse barbare, París,
1990.
2
E. Sauze et Ph. Sénac, Un pays provençal, Le Freinet, de l’an mille au milieu du
XIIIe siècle, París, 1986.
3
Al-Andalus y el Mediterráneo, Barcelona-Madrid, 1995 ; E. Lévi-Provençal, Histoire
de l’Espagne musulmane, t. 2, París, 1950, p. 158 ; P. Guichard, “Animation maritime
et développement urbain des côtes de l’Espagne orientale et du Languedoc au Xe
siècle”, Orient et Occident au Xe siècle, París, 1979, p. 187-201 y “Les pays de la
Méditerranée occidentale entre le Ve et le Xe siècles. Retour sur la problématique
pirennienne”, L’Occident musulman et l’Occident chrétien au Moyen Age, Rabat, 1995,
p. 75-90 ; P. Chalmeta, “El estado cordobés y el Mediterráneo septentrional durante la
primera mitad del siglo X. Los datos de Ibn Hayyân”, II Congrès international des
cultures de la Méditerranée occidentale, Barcelona, 1978, p. 151-159 ; X. Ballestín,
“La segmentación de grupos clánicos bereberes y la actividad de los bahriyyûn
(gentes del mar) en el Mediterráneo occidental durante la alta edad media (al-Andalusal-Maghreb, Siqilyya)” De la sociedad islámica a la feudal. Veinte años de al-Andalus.
Homenaje a Pierre Guichard, (A. Malpica ed.), Granada, (en prensa) ; Ph. Sénac,
“Contribution à l’étude des incursions musulmanes dans l’Occident chrétien. La
localisation du Gabal al-Qilâl”, Revue de l’Occident musulman et de la Méditerranée,
31, 1981, p. 7-14, “Note sur le Fraxinet des Maures”, Annales du sud-est varois, 1990,
p. 19-23, “Le califat de Cordoue et la Méditerranée occidentale au Xe siècle : le
Fraxinet des Maures”, Castrum 7, Zones côtières littorales dans le monde
méditerranéen au Moyen Age : défense, peuplement, mise en valeur, Madrid-Roma,
2001, p. 113-126 ; J. Lirola, El poder naval de al-Andalus en la época del califato
omeya, Granada, 1993.
1
los medievalistas suelen aceptar la opinión de M. Bloch según la cual el
Fraxinet era un "nido de bandoleros", o la de J. P. Poly que describe a los
sarracenos como "los reveladores de una crisis interior"4. Ahora bien, si es
cierto que los sarracenos fueron utilizados como aliados en las luchas que
devastaban Provenza en el siglo X, este planteamiento resulta parcial, puesto
que, descuidando el origen andalusí de los sarracenos, ignora los datos
proporcionados por las fuentes árabes. Desde la perspectiva del Occidente
musulmán, la excavación de algunos pecios islámicos descubiertos en el litoral
provenzal justifica una nueva lectura de las fuentes escritas y una
interpretación diferente de este episodio...
1. Los datos de las fuentes latinas
Las fuentes latinas que citan el Fraxinet pueden ser reagrupadas en tres
conjuntos diferentes. Disponemos en primer lugar de algunas narraciones
analísticas casi contemporáneas de los acontecimientos, como la Antapodosis
del obispo Liutprando de Cremona, los Annales del monje de Reims Flodoardo,
o las Historias de Raoul Glaber. Un segundo tipo de documentos lo constituyen
los relatos hagiográficos, entre los cuales destacan la Vita Sancti Bobonis, la
Vita Iohannis Gorciensis, y la Vita Sancti Majoli. El tercer grupo de textos está
formado por una veintena de cartas de donaciones del siglo XI, que proceden
principalmente de Saint-Victor de Marsella y de Saint-Honorat de Lérins,
cuando estos monasterios intentaron reconstruir sus patrimonios con el apoyo
de los vizcondes de Marsella a partir del año mil5.
La geografía de los lugares
De un interés desigual, estas fuentes permiten sin embargo localizar Fraxinet.
Según Liutprando, se trataba de un territorio situado cerca del monte de los
Maures, "de un lado, rodeado por el mar, y por el otro por un espeso bosque
de árboles espinosos". Los documentos del siglo XI indican que era una
comarca de Provenza oriental, una subdivisión de la diócesis de Fréjus, que
corresponde a los actuales términos de Grimaud y de Saint-Tropez. El nombre
de Fraxinetum, que designa tanto un pagus como un castrum, traduce la
4
M. Bloch, La société féodale, París, 1978, p. 27 ; J.-P. Poly, La Provence et la
société féodale, 879-1166, París, 1976, p. 3-29.
5
Liutprand de Cremona, Antapodosis (MGH, Scriptores rerum germanicarum),
Hanovre-Leipzig, 1915 (existe una traducción francesa reciente bajo el nombre de
Ambassades à Byzance, J. Schnapp, París, 2004) ; Les Annales de Flodoard, París,
1905 ; Raoul Glaber, Les cinq livres de ses histoires (900-1044), publicadas por M.
Prou, París, 1886, Lib. I, cap. IV, p. 10-12 ; B. Guérard, Cartulaire de l'abbaye de
saint-Victor de Marseille, 2 vol., París, 1857 ; H. Moris y E. Blanc, Cartulaire de
l'abbaye de Lérins, 2 vol., París, 1883.
2
presencia de fresnos y esta denominación ha subsistido en el topónimo de La
Garde-Freinet, lo que explica las frecuentes confusiones que se han producido.
La documentación revela que los sarracenos se habían instalado en la
vertiente meridional del macizo de los Maures, sin duda en la península de
Saint-Tropez, aislada en este momento del resto del continente por una larga
depresión pantanosa citada en los documentos del siglo XI.
La cronología de los acontecimientos
Las fuentes latinas permiten sobretodo precisar la cronología de los
acontecimientos. Según Liutprando, en los últimos años del siglo IX, tras una
tempestad, 21 sarracenos de Hispania desembarcaron en el Fraxinet y se
apropiaron del lugar. Enviaron mensajeros a España para atraer refuerzos y
cien hombres respondieron a la llamada 6 . A continuación, llevaron a cabo
numerosos ataques en Provenza y los Alpes, hasta que, en 931, los griegos
pusieron a disposición del rey Hugo de Italia algunos barcos para derrotar a los
sarracenos 7 . Este receso fue de corta duración, puesto que en 933, los
sarracenos bloquearon de nuevo los pasos alpinos8. En 942, Hugo triunfó por
segunda vez de los sarracenos con el apoyo de la flota bizantina, pero prefirió
firmar un pacto con ellos contra su rival, Berenguer9. La persistencia de razzias
6
Liutprand, Antapodosis, Lib I, § 2, 3 et 4, p. 5-6.
Flodoard, Annales, p. 47 : "Graeci Sarracenos per mare insequentes usque in Fraxinidum
saltum, ubi erat refugium ipsorum et unde egredientes Italiam sedulis praedabantur incursibus,
Alpibus etiam occupatis, celeri, Deo propitio, internecione proterunt, quietam reddentes Alpibus
Italiam".
8
Flodoard, Annales, p. 57 : "Hugo rex Italiae Roman obsidet; et Sarraceni meatus Alpium
occupant et vicina quaeque loca depraedantur". Unos años mas tarde, en 936, los sarracenos
atacan Alemania : Flodoard, Annales, p. 57 : "Sarraceni in Alamanniam praedatum pergunt, et
revertentes multos Romam petentes interimunt" (p. 65).
9
El Chronicon Turonense relata este año que "Anno Ottonis III et Ludovici regis II... et tunc
Hugo rex Italiae misso sibi graeco igne ab imperatore graecorum Fraxinetum castrum oppugnat
et, Sarracenorum navibus exustis, illud expugnat et inde eos fugat… Rex Hugo Sarracenos de
Fraxinido, eorum munitione, disperdere conabatur", Flodoard, Annales, p. 84.
"Unde, (Rex Hugo) non bono accepto concilio Graecos ad propia mox remisit, ipseque cum
saracenis hac ratione foedus iniit, ut in montibus, qui Sueviam atque Italiam dividunt, starent, ut
si forte Berengarius exercitum ducere vellet, transire eum omnimodis prohiberent (Liutprand,
Antapodosis, L. V, cap. 5-16 y 17, p. 328-331).
Liutprand, Antapodosis, Lib. V, § XVI : "Rex itaque Hugo congregato exercitu classibus per
Tirrenum mare ad Fraxinetum directis terrestri ipse eô itinere pergit. Quo dum Greci pervenirent,
igne proiecto Sarracenorum navec mox omnes exurunt. Sed et rex Fraxinetum ongressus
Sarracenos omnes in montem Maurum gugere compulit, in quo eos circumsedendo capere
posset, si res haec, quam prompturus sum, non impediret". § XVII: " Rex Hugo Berengarium, ne
collectis ex Francia et ex Suevia copiis super se irrueret regnumque sibi auferret, maxime timuit.
Unde non bono accepto consilio Grecos ad propia mox remisit ipseque cum Saracenis hac
7
3
sarracenas en los Alpes indujó a los soberanos cristianos a actuar de nuevo.
Primero, de forma diplomática. De hecho, entre 950 y 956, las fuentes
mencionan una intensa actividad diplómatica entre la corte de Oton I y la
capital de Abd al-Rahmân III, con embajadores famosos como el monje Dudón
de Verdún, el abad Juan de Gorze y el obispo Recesmundo, pero ignoramos si
consiguieron un acuerdo10. En un secundo momento, la reacción cristiana fue
mas agresiva : así, en 968, Otón I proyectó una expedición contra los
sarracenos pero renunció a esta tentativa por razones interiores11. La captura
del abad Maïeul de Cluny en los Alpes en 972 fue el ultimo éxito de los
sarracenos puesto que, al final del mismo año, los condes de Provenza,
Guillaume y Roubaud, y el conde Arduino de Turín, se apoderaron
definitivamente del Fraxinet12.
Los daños
Matizando el testimonio de los autores latinos, para los cuales la Provenza se
habría convertido en un mundo inculto, poblado de bestias salvajes, un buen
número de historiadores han cuestionado la amplitud de los daños causados
por los sarracenos. Por ejemplo, J. P. Poly subraya que la ausencia de un
obispo no es sinónimo de ocupación sarracena y que sería falso atribuir a los
sarracenos las pérdidas causadas por los húngaros. Inicialmente, los ataques
se limitaron a la Provenza oriental y, en una segunda fase, los sarracenos se
dirigieron hacia el norte. Desde 921, lanzaron asaltos contra los pasos de los
Alpes por donde circulaban las caravanas de peregrinos y de mercancías en
ratione foedus iniit, ut in montibus, qui Sueviam atque Italiam dividunt, starent, ut, si forte
Berengarius exercitum ducere vellet, transire eum omnimodis prohiberent".
Liutprand, Antapodosis, Lib. V, § XVIIII : "Hoc in tempore rex Hugo datis decem nummorum
modiis pacem cum hungariis fecit, quos ab Italia acceptis obsidibus expulit atque in Hispaniam
dato eis praeduce direxit. Quod vero ab Hispaniam et ad civitatem ipsam, in qua rex vester
moratur, Cordobam non venerunt, haec causa fuit, quoniam triduo per inaquosam et siti vastam
regionem transierunt". Estos hechos estan confirmados por Ibn Hayyân que relata el ataque de
varias ciudades de la Marca Superior en el año 942 (Al-Muqtabas V, texto árabe editado por P.
Chalmeta, F. Corriente y M. Subh, Madrid-Rabat, 1979, p. 481.
10
Sobre estos acontecimientos : E. Lévi-Provençal, Histoire de l’Espagne
musulmane, t. 2, París, 1950, p. 153-162.
11
Vidukind, MGH, Res Gestae Sax., lib. III : "Praesenti aestate conjugem cum
aequivoco nostro in Franciam dirigentes, per Fraxinetum ad destruendos Sarracenos,
Deo comite iter arripiemus, et sic ad vos disponimus".
12
P. A. Amargier, "La capture de saint Maïeul de Cluny et l'expulsion des Sarrasins
de Provence", Revue Bénédictine, n° 73, 1963, pp. 316-323. El abad de Cluny fue
liberado en el mes de agosto de 972.
4
dirección a Italia, y fueron los monasterios los que sufrieron las peores
agresiones como el de Novalaise o el de Saint-Gall. En total, entre 921 y 942,
se cuentan al menos 10 expediciones. Liutprand relata que desde los Alpes los
sarracenos atacaron Italia septentrional y devastaron Acqui, al mismo tiempo
que unos musulmanes de África se instalaron en el Garigliano13.
*
En résumen, esta primera compilación permite sacar tres observaciones.
Primero, conviene subrayar que las fuentes latinas ponen el acento sobre las
razzias terrestres sin aludir jamás a las operaciones marítimas. La intervención
de la flota bizantina en 931 y 942 muestra sin embargo que los sarracenos no
eran simples bandidos y que disponían de una flotilla importante. Hay que
subrayar también que el Fraxinet es ignorado por las fuentes griegas, a pesar
de que los intercambios diplomáticos mencionan a los emperadores Romano
Lecapeno y Constantino Porfirogéneta. Cabe señalar por fín que, a diferencia
de los sarracenos del Garigliano que venían de África (Saraceni ab Africa), los
autores latinos indican que los del Fraxinet venían de España. Informado por
Recesmundo, Liutprando concreta incluso que eran tributarios del califa omeya
(sunt tributarii regis Abderahamen), lo que justifica orientarse hacia las fuentes
árabes...
2. Los datos de las fuentes árabes
Muy escasas, estas fuentes forman dos grupos, según se trate de obras de
geografía o de crónicas.
Las obras de geografía
Cuatro geógrafos citan un asentamiento musulmán en el litoral provenzal, bajo
el nombre de djabal al-qilâl, la montaña de las cimas. En el siglo X al-Istakhrî
cuenta en su Kitâb al-Masâlik wa al-Mamâlik (El libro de las Rutas y los Reinos)
que : "El djabal al-qilâl es una región de montaña donde se encontraban aguas
corrientes. Un grupo de musulmanes llegó allí y creó poblados. Los francos no
los pudieron desalojar. La anchura de esta región era de dos jornadas" 14 .
Algunos años más tarde, Ibn Hawqal añade en el Kitâb sûrat al-ard (El Libro de
13
Liutprand, Antapodosis, Lib II, § XLIII, "Sed est Saraceni, qui, sicut dixi,
Fraxenetum inhabitabant, post labefactionem Provincialum quasdam summas Italiae
partes sibi vicinas non mediocriter laniabant: adeo ut depopulatis plurimis urbibus
Aquas venirent, quae est civitas XL fermes miliariis Papia distans".
14
Al-Istakhrî, Kitâb al-Masâlik wa al-Mamâlik, texto árabe editado por M.J. De Goeje,
Leiden, 1927, p. 71.
5
la Configuración de la Tierra) que : "El djabal al-qilâl esta situado en la región
de Francia, está en manos de los combatientes por la fe. Se encuentra allí una
buena producción agrícola, los cursos de agua son numerosos, al igual que las
tierras de cultivo, de tal modo que estos voluntarios viven del país. Fueron los
musulmanes los que hicieron este rincón habitable desde su instalación en él.
Se convirtieron en una amenaza para los francos, pero era imposible llegar
hasta ellos porque se habían colocado en la vertiente de una montaña, en un
lugar accesible solamente por un lado y por una sola ruta, en la cual las
precauciones eran eficaces. Esta montaña se extiende sobre una anchura de
alrededor de dos jornadas". Un poco más adelante, Ibn Hawqal precisa que
"Mallorca es una isla importante, gobernada por el señor de España. El djabal
al-qilâl se halla también unido a este Estado"15. El tercer texto es de origen
persa. Se trata de los Hudûd al-âlam, una obra anónima compuesta al final del
siglo X. Según esta descripción, "el djabal al-qilâl está situado en las
proximidades del País de los Romanos. Al oeste se encuentra una montaña de
la cual se dice que nadie ha podido alcanzar la cumbre a causa de su altura, y
de ella provienen la caza, la madera de construcción y el combustible"16. El
último testimonio es el de Yâqût que evoca la región en el Mudjam al-Buldân
(Diccionario de los Paises) precisando que : "el país de los lombardos es una
vasta región del país de los francos, situado entre Constantinopla y al-Andalus.
Comienza en el golfo, pasa a lo largo del djabal al-qilâl, paralelamente al
Maghreb y se une al país de Calabria"17.
Algunos mapas completan estos datos. Los más característicos son los del
manuscrito de al-Istakhrî. Uno, denominado Configuración del Maghreb,
representa el djabal al-qilâl bajo la forma de una isla situada entre España y
África del norte, a una distancia intermedia entre Tortosa y Túnez. Otro,
titulado Configuración del mar de los Romanos, coloca la isla montañosa cerca
del estrecho de Gibraltar, entre Málaga y Nakûr. El mapa del manuscrito de Ibn
Hawqal es más preciso, puesto que presenta el djabal al-qilâl como una isla de
forma oval, en la desembocadura de un río que separa el país de los Gallegos
de Francia. El hecho de que estos mapas hagan del djabal al-qilâl una isla no
debe sorprender, no sólo porque también Génova y Gibraltar figuran bajo la
forma de islas en el manuscrito de Ibn Hawqal, sino porque el concepto de
djazîra en árabe, no implica necesariamente la idea de una tierra rodeada por
15
Ibn Hawqal, Kitâb sûrat al-ard, traducción del texto árabe publicada por G. Wiet et
G. Kramers bajo el nombre Le livre de la configuration de la terre, París, 1965, p. 199
et 198.
16
V. Minorsky, The Regions of the world, trad. de los Hudûd al-Âlam, Oxford, 1937, p.
59.
17
Yâqût al-Rûmî, Mu'djam al-Buldân, texto árabe publicado par F. Wustenfeld,
Leipzig, 1866, t. 1, p. 392.
6
las aguas18.
El Muqtabas de Ibn Hayyân
El quinto texto que se refiere al establecimiento provenzal figura en el tomo V
del Muqtabas de Ibn Hayyân. Es interesante señalar que no emplea la
expresión djabal al-Qilâl para referirse al asentamiento, sino la palabra
farakhshinît, es decir, una transcripción al árabe de Fraxinetum. Según el
cronista, en 940, el rey Hugo envió a Córdoba una embajada que pedía
seguridad para los comerciantes de su país en su viaje hacia al-Andalus. El
califa aceptó y envió el documento del tratado a Nasr b. Ahmad, qâ'id de
Fraxinet, a los gobernadores de Baleares y a los puertos costeros de alAndalus. La condesa Richilda de Narbona, hija del conde Borrel, pidió también
participar en el acuerdo. Parece que el tratado fue respetado, puesto que,
desde marzo de 942, unos comerciantes amalfitanos venidos por mar y
provistos de un salvoconducto llegaron a Córdoba. Otros mercaderes
amalfitanos que transportaban lingotes de plata y tejidos, se citan en la capital
omeya en el mes de agosto de 942, en compañía del embajador de Cerdeña,
que solicitaba la paz19.
Las expediciones marítimas
Conviene añadir que, sin mencionar el Fraxinet, los autores árabes refieren
algunas expediciones de la flota omeya en las costas cristianas en el siglo X.
Una primera tentativa tuvo lugar en 93320. Tras haber abandonado Almería y
llegado a Mallorca, quince navíos fueron atrapados por una tempestad y la
flota tuvo que replegarse hacia Tortosa. Algún tiempo después, diez navíos de
guerra y tres galeras se encaminaron hacia Mallorca y sus dependencias, para
volver al final del verano a Almería. En 935, se desarrolló una nueva
expedición formada por cuarenta unidades. La flota dejó Almería a fines de
junio, llegó a Mallorca, y después atacó el país de los francos donde los
musulmanes hicieron cautivos. Tras algunos combates en el litoral catalán, la
flota amenazó Barcelona y retornó a Tortosa cargada de botín21. Cinco años
mas tarde, en 940, una nueva escuadra omeya alcanzó las costas de
Barcelona, con la finalidad de apoyar la actuación del enviado del califa, el
judío Hasday b. Ishâq, que estaba proponiendo un tratado de paz al conde
Sunier. Se trata, sin duda, de la expedición que describe el crónista al-Udhrî,
cuando relata que una flota abandonó Almería el 11 de mayo del 940 y llegó a
18
19
20
21
7
A. Miquel, La géographie humaine du monde musulman, París, 1967, t. I, p.377 .
Ibn Hayyân, Al-Muqtabas V, p. 454-455, 478, 485.
Ibn Hayyân, Al-Muqtabas V, p. 223-224.
Ibn Hayyân, Al-Muqtabas V, p. 366-367.
Barcelona el 19 de julio, después de haber tocado la costa de Ampurias22. Por
último, en 943, el almirante Muhammad b. Rumâhis condujo otra acción en el
mar, al frente de trenta y seis barcos. La escuadra dejó Almería el 20 de junio,
pero fue dispersada por una tempestad cerca de las costas cristianas. Nueve
navíos arribaron al este del puerto de Agde, donde los musulmanes
consiguieron un botín importante y capturaron barcos que pertenecían a las
gentes de Aniane y del litoral. Atacaron después a Marsella y retornaron a
Almería23.
*
En résumen, el examen de las fuentes árabes muestra que los datos relativos
al Fraxinet son muy raros, sin duda porque las operaciones se desarrollaron de
manera más o menos oficial. No obstante, a diferencia de las fuentes latinas,
estos textos subrayan la función marítima de esta base, hasta el punto que Ibn
Hayyân coloca Fraxinet en el mismo plano que las Baleares y los puertos
costeros de al-Andalus en la carta mandada por Abd al-Rahmân III. Por otra
parte, el hecho de que fuese un qâ'id y no un gobernador quien se hallase a la
cabeza del establecimiento, parece muestrar que se trataba de una base
operacional y no de una colonia de poblamiento. Sin embargo, cabe observar
que la cartografía árabe concede una gran importancia al djabal al-qilâl en el
Mediterráneo. Los mapas de los otros manuscritos árabes conservados en
Berlín, Hamburgo, Leiden y Leningrado, le conceden una posición equivalente
a Creta o Sicilia, olvidando incluso las Baleares. Hay que subrayar por fín la
afirmación de Ibn Hawqal según la cual el djabal al-qilâl estaba vinculado a alAndalus y la mención de un qâ'id al que llegaban órdenes de Abd al-Rahmân
III, todo lo cual confirma la dependencia de Fraxinet respecto a Córdoba.
3. Los datos de la arqueología
Los lazos que unían Fraxinet y al-Andalus están confirmados también por el
descubrimiento de cuatro pecios islámicos del siglo X, encontrados entre
Marsella y Cannes24.
22
Ibn Hayyân, Al-Muqtabas V, p. 454-455; al-Udhrî, Kitâb Tarsi al-Akhbar,
Fragmentos geográficos históricos de al-Masâlik ilâ djami’a al-Mamâlik, texto árabe
publicado por
Abd al-Azîz al-Ahwânî, Madrid, 1965, p. 81. Sobre estos
acontecimientos : Ph. Sénac, “Note sur les relations diplomatiques entre les comtes de
Barcelone et le califat de Cordoue au Xe siècle”, Histoire et archéologie des terres
catalanes au Moyen Age, Perpignan, 1995, p. 87-101.
23
Ph. Sénac, “Le califat de Cordoue et la Méditerranée occidentale…”, p. 121-122.
24
P. Carra, “Un gros navire sarrasin : l’épave du bataiguier” Rencontres d’archéologie
sous-marine de Fréjus-Saint-Raphaël, Fréjus, 1974 ; J.-P. Joncheray, “Le navire du
Bataiguier : une épave du haut Moyen Age”, Archeologia, 85, 1975, p. 42-48 ; G.
8
Los pecios
El primero es el llamado des Jarres, descubierto en 1962 a una profundidad de
50 m a lo largo de Agay. El segundo pecio es el de Bataiguier, hallado en 1973
a 58 m de profundidad, cerca de Cannes. El tercero es el llamado del Rocher
de l'Estéou, encontrado en 1975 frente a Marsella, entre 10 y 26 m de
profundidad. El último por la fecha es el pecio de la Roche Fouras, que se
encuentra ante la península de Saint-Tropez, entre 15 y 17 m de profundidad,
frente al cabo Camarat y a Ramatuelle, topónimo que E. Lévi-Provençal hacía
derivar del árabe rahmâtu-llâh (providencia divina)25. Cuando las circunstancias
de los naufragios han podido ser determinadas, la posición que los barcos
muestra que se dirigían de oeste hacia el este. En el caso del Bataiguier, los
restos carbonizados del casco revelan que el barco desapareció después de
un combate, hipótesis confirmada por la presencia de tres cadáveres en el
navío.
Las embarcaciones
La excavación de los pecios proporciona informaciones sobre los barcos y sus
Vindry, “Présentation de l’épave arabe du Bataiguier (baie de cannes, Provence
orientale)”, La céramique médiévale en Méditerranée occidentale (Xe-XVe siècle),
París, 1980, p. 221-226; A. Visquis, “Premier inventaire du mobilier de l’épave dite des
Jarres à Agay”, Cahiers d’archéologie subaquatique, II, 1973, p. 157-166, y “Présence
sarrasine en rade d’Agay au Xe siècle” Rencontres d’archéologie sous-marine de
Fréjus-Saint Raphaël, Fréjus, 1974 ; X. Ximenes “Etude préliinaire de l’épave sarrasine
du rocher de l’Estéou”, Cahiers d’archéologie subaquatique, V, 1976, p. 139-150 ; D.
Brentchaloff y Ph. Sénac “Note sur l’épave sarrasine de la rade d’Agay (Saint-Raphael,
Var)”, Archéologie islamique, 2, 1992, p. 71-79 et J. P. Joncheray y Ph. Sénac, “Une
nouvelle épave sarrasine du haut Moyen Age”, Archéologie islamique, 5, 1995, p. 2534.
25
E. Lévi-Provençal, Histoire de l’Espagne musulmane, t. 2, p. 158.
9
modos de construcción. En el yacimiento des Jarres fueron hallados dos
barcos orientados perpendicularmente el uno respecto al otro. El primero
medía 25 m de largo y 7 m de ancho y el segundo era una pequeña
embarcación de 8 ó 10 m de largo. En el pecio del Bataiguier, la excavación
permitió extraer un trozo de casco de 11,35 m de longitud y 4,30 m de anchura,
correspondiente a una parte comprendida entre una extremidad y el centro del
navío, lo que hace suponer que el barco se acercaba a los 25 m de largo. Se
trata de una construcción de fondo plano, del cual las cuadernas y las planchas
de la borda estaban unidas mediante clavos. En el caso de los restantes
pecios, los elementos del casco conservados son demasiado reducidos para
apreciar la longitud de las embarcaciones y hay que limitarse a reseñar en el
pecio del Rocher de l’Estéou, la aparición de bolas de arcilla que contenían
alquitrán y la presencia de fragmentos de madera de pino negro y de roble
verde con improntas de clavos de sección cuadrada, así como en el pecio de la
Roche Fouras.
El material
A excepción del pecio de la Roche Fouras, el material descubierto en estos
restos es a la vez abundante y variado y no parece que haya sido destinado al
negocio sino al aprovechamiento de una misma comunidad. El material
cerámico contiene esencialmente formas cerradas. Se trata en primer lugar de
grandes tinajas cuya altura varía entre 1 m y 1,20 m. Estas piezas se
caracterizan por una panza ovoide, terminada en un labio curvado y exvasado,
sin cuello, con un fondo plano y estrecho, y por un espesor de las paredes que
oscila entre 15 y 45 mm. Muchas presentan acanaladuras horizontales, hechas
con cordones de arcilla pegados, con impresiones digitales. Un segundo grupo
comprende formas más pequeñas, tales como cántaros, jarritas, vasos de
opérculos perforados, redomas. Hay que destacar el hallazgo de una pequeña
cantimplora anular, que presentaba huellas de vidriado plomífero, y la
presencia de una jirafa, que debía ser utilizada como tintero. Un tercer tipo de
piezas está formado por una importante colección de candiles de pasta clara y
fina, caracterizados por un pico alargado y un asa redondeada y curvada.
El material metálico presenta también un gran interés tanto por su abundancia
como por la variedad de formas. En el pecio de Les Jarres fueron descubiertos
250 lingotes de bronce de 30 a 40 cm de longitud, recipientes de cobre rojo,
útiles, un pequeño lingote de latón puro, un aguamanil, además de una espada
de doble filo. La mayor cantidad de objetos metálicos fue observada en el
pecio del Rocher de l’Estéou, puesto que se hallaron, entre otros, anclas,
hachas, una azuela, una serpe, una gubia, un taladro, un pico, un pequeño
buril y clavos de cabeza redonda y sección cuadrada.
Queda por mencionar la presencia de numerosas muelas circulares destinadas
a lastrar los navíos, como en el pecio de la Roche Fouras. Con un diámetro
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que variaba entre 40 y 50 cm, estas muelas presentan una cara plana y otra
cóncava, la plana caracterizada por 1 o 2 agujeros descentrados que permitían
colocarles espigas de madera que facilitaban la rotación alrededor de un eje
central. En el pecio de Les Jarres había 20, que oscilaban entre 41,5 kg y 8,5
kg.
Este rápido vistazo no puede dar una idea exacta de la riqueza del mobiliario y
habría que señalar también el hallazgo de marmitas de fondo plano, de útiles
de madera y de numerosos graffiti árabes. Las primeras comparaciones
muestran que este material es de origen andalusí y que data de mediados del
siglo X. Algunas formas, como las tinajas, son idénticas a las del nivel 2 de las
excavaciones del barrio artesanal de Pechina, lo que corrobora la opinión de E.
Lévi-Provençal según la cual los sarracenos de Fraxinet eran originarios de
esta región26. La cronología de los dos yacimientos coincide perfectamente,
puesto que Pechina fue fundada en 884, controlada por el poder omeya en 922
y, finalmente, suplantada por Almería, promovida al rango de ciudad en 955.
Desgraciadamente, el analisis comparativo de las pastas que podría resolver
definitivamente el origen del material y, por consecuencia, el de los barcos,
queda imposible puesto que la presencia de la sal prohibe toda comparación
con el material terrestre.
Conclusión
A modo de conclusión, conviene subrayar que la visión tradicional del Fraxinet
y de las incursiones sarracenas debe ser revisada. Prisionera de crónicas y de
textos latinos que no registran más que los ataques terrestres, la historiografía
occidental ha minimizado la función del Fraxinet. Por ejemplo, M. Bloch
escribía que "en el dominio del mar, los sarracenos veían solamente el modo
de alcanzar las costas y practicar allí fructuosas razzias". Sin embargo, lejos de
ser únicamente bandidos en busca de botín, de cautivos o de madera, los
mudjâhidûn de Fraxinet fueron también los peones de una política que
sobrepasaba ampliamente el marco de la Provenza. La localización geográfica
del establecimiento, las representaciones cartográficas del djabal al-qilâl, los
términos del acuerdo del 940 y el trayecto de las ofensivas de la flota omeya,
sugieren que esta política asociaba las Baleares y los puertos costeros de alAndalus, y que pretendía poner trabas a las relaciones entre las ciudades
mercantiles italianas y el resto de la cristiandad meridional.
Las relaciones que unían el Fraxinet con Córdoba permiten verificar la
26
M. Acién, F. Castillo et R. Martinez, “Excavaciones de un barrio artesanal de
Bayyana (Pechina, Almeria)”, Archéologie islamique, 1, 1990, p. 147-148; F. Castillo et
R. Martinez, “Producciones cerámicas en Bayyana”, La cerámica altomedieval en el
sur de al-Andalus, Granada, 1993, p. 67-113.
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evolución de esta política. Se puede admitir que, inicialmente, la instalación de
los sarracenos fue el resultado de una iniciativa privada que se efectuó al
margen de cualquier control cordobés. Más tarde, la empresa fue recuperada
por el poder omeya que, al mismo tiempo, imponía su autoridad sobre las
Baleares, Tortosa y Pechina. La derrota del 931 no puso fin a esta
dependencia, puesto que todavía en 940 el califa intervenía ante el qâ'id Nasr
b. Ahmad. Los nexos con Córdoba se oscurecen después pero no es seguro
que la ofensiva del 942 rompiese por completo la vinculación, puesto que en
955 Recesmundo describía a Liutprando a los sarracenos como tributarios del
califa omeya. La cronología de las ofensivas navales permite suponer que
después del acuerdo del 940, las buenas relaciones que se perseguían con los
estados cristianos ribereños del Mediterráneo coincidían mal con el
mantenimiento de una base convertida en un tema de discordia, lo que
explicaría el silencio de las fuentes árabes.
En definitiva, la hipótesis más verosímil es que la politica omeya en el
Mediterráneo occidental evolucionó hacia mediados del siglo X, cuando el
poder cordobés comprendió que tenía interés en participar en el renacimiento
comercial. Comentando la llegada de los amalfitanos en 942, Ibn Hayyân
aclara que este negocio benefició a los musulmanes, y la cronología de los
intercambios diplomáticos confirma este giro. En 940, la paz fue sellada con el
conde de Barcelona, con Hugo de Italia, la condesa de Narbona y desde 947,
se reanudaron los lazos con Bizancio. También hubo motivaciones militares i
estratégicas. La actividad de los mudjâhidûn amenazaba con generar nuevas
tensiones en un momento en que los omeyas, después de la derrota de
Simancas en 939 y la presión fatimí en el Maghrib al-Aqsâ, debían luchar en
varios puntos. Así, después del 943 y hasta el año mil, las fuentes ya no
mencionan expediciones marítimas contra los cristianos, y cuando los navíos
de guerra salían de Almeria, no lo hacían hacia las orillas del Occidente
cristiano, sino hacia el Maghreb, para contrarrestar la influencia fatimí y
procurarse el oro necesario para el mantenimiento del califato omeya.
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