JORNADA IURIS MUGA SOBRE DERECHO ... MATERIA DE DEPORTE . Donostia-San Sebastián, 29 de octubre de 2004.

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JORNADA IURIS MUGA SOBRE DERECHO TRANSFRONTERIZO EN
MATERIA DE DEPORTE .
Donostia-San Sebastián, 29 de octubre de 2004.
Ponencia presentada por JUAN JOSE ALVAREZ RUBIO, Catedrático
de Derecho Internacional Privado de la UPV/EHU:
“Libre circulación de deportistas (especialmente
profesionales) en el seno de la Unión Europea”.
los
no
I. CONSIDERACIONES INTRODUCTORIAS-.
II. EL MARCO JURÍDICO COMUNITARIO.
2.1. Las características del Derecho del deporte.
2.2. El principio Comunitario de no discriminación por razón de
nacionalidad.
2.3. La incidencia de los Tratados de Ámsterdam y Niza.
2.4. La Constitución Europea: ¿Comunitarización del deporte?
2.5. Potencialidad del Tratado de Bayona.
III. LA EVOLUCIÓN DE LA JURISPRUDENCIA COMUNITARIA EN
MATERIA DE DEPORTE.
3.1. Antecedentes.
3.2. Decisiones jurisprudenciales de especial relevancia.
IV. CONCLUSIONES.
2
I-.CONSIDERACIONES INTRODUCTORIAS-.
Quisiera en primer lugar agradecer a los organizadores de la Jornada
su invitación, y felicitarles por el acierto en la elección del tema abordado,
porque toda reflexión en esta línea permite profundizar en el debate abierto
sobre la trascendencia del Derecho Comunitario actualmente en vigor
(Tratado de Niza, heredero en el ámbito del deporte del camino iniciado con
el Tratado de Amsterdam), y en particular sobre la incidencia que la
eventual entrada en vigor en el año 2006 del Tratado por el que se instituye
una Constitución para Europa (en adelante, Constitución Europea) ha de
tener en su proyección específica sobre las estructuras deportivas
nacionales.
El objetivo de las líneas que siguen es dejar abiertas para la reflexión
una serie de afirmaciones, inferidas en buena parte de decisiones del TJCE,
y que pueden permitir atisbar ya una evolución importante en el proceso de
comunitarización del Derecho de deporte, y en particular su incidencia sobre
las específicas regulaciones internas adoptadas en los veinticinco Estados
miembros de la UE por parte de las respectivas Federaciones nacionales.
Y centraré, aunque no exclusivamente, mi mirada en el siempre
complejo mundo del fútbol, auténtica industria y potencia económica que no
puede vivir, ni en el ámbito profesional ni en el aficionado, a espaldas de la
realidad normativa Comunitaria.
La primera reflexión que someto a la opinión de los asistentes/lectores
es que en ningún caso, tanto si se sostiene jurídicamente la adscripción de
los entes federativos al campo jurídico-público como si se defiende su
3
adscripción al ámbito privado cabe admitir la posibilidad de que una
Federación Deportiva vulnere el tenor de aquellos principios normativos de
carácter y naturaleza auténticamente Constitucional, básicos o primarios,
integrados en el propio sistema jurídico del Estado donde desempeña
territorialmente sus funciones establecidas.
Dichos principios se contienen además de forma expresa en las Normas
Primarias del Derecho Comunitario, que presenta una primacía jerárquica
respecto a los diversos ordenamientos internos y un efecto directo en
cuanto normas integrantes de nuestro sistema jurídico que vinculan tanto a
las Administraciones como a las Autoridades y a los entes y ciudadanos
particulares.
2. Como ejemplo de claro incumplimiento de las previsiones vigentes
del Derecho Comunitario cabe citar el tenor del artículo 168 del Reglamento
General de la Real Federación Española de Fútbol, que
consagra una
flagrante discriminación por razón de nacionalidad, contraria al Derecho
Comunitario, al disponer que
1. Los extranjeros, en todo caso, y los españoles que, siéndolo
de origen, no hayan residido en España de manera
ininterrumpida o alternativa, durante, al menos, diez años,
salvo el supuesto que prevé el punto 5 del presente artículo,
sólo podrán obtener licencia como futbolistas aficionados
para
participar,
exclusivamente,
en
competiciones
territoriales. Para ello deberán formular la correspondiente
solicitud ante la Federación de ámbito autonómico
competente, acreditando su filiación, edad, lugar de
nacimiento, nacionalidad actual y, en su caso, de origen,
país del que proceden y residencia en España, y
acompañando su historial deportivo, a la vista de todo lo
cual se otorgará, si procede, la autorización de la RFEF.
Tratándose de jugadores mayores de veintitrés años, tal
4
2.
3.
4.
5.
autorización sólo podrá concederse para participar en la
última de las categorías territoriales.
Cada club sólo podrá inscribir hasta dos jugadores de los
que se refiere el apartado anterior, salvo que aquel esté
compuesto por jugadores aficionados con la condición de
refugiados.
Los jugadores que acrediten haber obtenido la nacionalidad
española, mediante certificación del Registro Civil Central del
Ministerio de Justicia, y su residencia en España al menos
desde la edad cadete, podrán inscribirse y obtener libremente
aunque no hayan completado diez años de estancia.
Los jugadores procedentes del exterior deberán acreditar
documentalmente su cualidad de aficionados o de
profesionales.
Podrán inscribirse y alinearse, como juveniles o aficionados,
según su edad, en competiciones de ámbito nacional, los
jugadores que vinieran actuando en el fútbol desde
prebenjamines, benjamines, alevines o infantiles o, en
cualquier caso, si su residencia fuera de, al menos, cinco
años, desde luego ininterrumpidamente.
La regulación contenida en el Reglamento de la FEF desconoce la
diferencia de trato que debe imperativamente establecerse entre inmigrantes
no Comunitarios frente a quienes ostenten la ciudadanía o nacionalidad de
otro Estado de la UE, que tiene reconocido el doble Derecho de igualdad de
trato y de eliminación de toda traba y/o discriminación por razón de
nacionalidad respecto a los derechos reconocidos en sus respectivos Países a
sus nacionales. No cabe restar operatividad a este principio bajo argumentos
de orden público o de excepcionalidad de un determinado sector o con
interpretaciones similares.
Se aprecia así el carácter obsoleto de la normativa de la FEF,
claramente contraria al Derecho comunitario: en la categoría de Tercera
División no pueden, como regla general, jugar ni Comunitarios ni extranjeros;
en las categorías regionales, juveniles, cadetes o infantiles, la FEF ha
5
impuesto una discriminación por número y por edad: hasta 23 años sólo dos
por equipo, salvo que lleven cinco años residiendo en España; los mayores de
23 años también están limitados a dos, pero exclusivamente pueden jugar en
la última categoría regional de cada CCAA.; de facto consta, y se aprecia en la
práctica, la actuación de cada Federación territorial que flexibiliza o desoye
abiertamente tales criterios.
Tal y como manifestó Viviane Reding, Comisaria Europea de Educación,
Cultura y deportes, en comparecencia ante el Parlamento Europeo el 2 de
septiembre de 2000, las Federaciones son en principio autónomas a la hora de
regular el deporte, y la Comisión es consciente de ello, pero esa regulación no
puede ir en contra del Derecho Comunitario, de la libre circulación o de la no
discriminación. Gráficamente destacó que “no se puede tratar al deporte como
a la siderurgia, pero hay que respetar las normas”.
Por tanto, el Derecho Comunitario afecta y vincula directamente a
organismos, entidades o Asociaciones que nos están necesariamente
sometidas al Derecho Público. Las disposiciones del Derecho Comunitario (y
en particular, las previsiones contenidas en el Tratado de Niza, actualmente
en vigor) proyectan su operatividad sobre toda actividad deportiva con
repercusión Comunitaria, e igualmente sobre las normas aprobadas en el
seno de dichas Asociaciones Deportivas.
Tal y como destacó el TJCE en el caso Lehtonen (Sentencia de 13 de
abril de 2004, que posteriormente será comentada),la supresión de barreras
de carácter estatal a la libre circulación de personas correría peligro si ésta
pudiera ser neutralizada mediante obstáculos derivados de actos realizados
6
en ejercicio de su autonomía política por asociaciones y organismos que no
están sometidos al Derecho público.
Podemos afirmar que en la actualidad se ha superado a nivel
Comunitario la etapa en la que se observaba el deporte desde una óptica
exclusivamente económica, para pasar a valorar no solo esta vertiente de
actividad económica sino también su importancia social al servicio de la
construcción europea.
En este proceso de sensibilización y de aproximación global a la
realidad del deporte se enmarca la Decisión 291/2003/CE, del Parlamento
Europeo y del Consejo, de 6 de febrero de 2003, por la que se establece el
año 2004 como Año Europeo de la Educación a través del deporte.
II. EL MARCO JURÍDICO COMUNITARIO.
2.1. Las características del Derecho del deporte.
1. En el ámbito del deporte se ha actuado siempre conforme al amplio
margen de libertad que las normas internas, internacionales o comunitarias
otorgan a la autonomía de la voluntad y, por tanto, a la autoorganización
por parte de los entes federativos respectivos. Pero tal “inercia” no implica
quedar al margen de la jerarquía normativa existente y, por tanto, la
actividad deportiva queda sometida a las disposiciones imperativas del
ordenamiento jurídico. En el supuesto ahora analizado, debe atenderse a las
normas primarias contenidas en el ordenamiento Comunitario, que
presentan dos características esenciales:
7
- El Derecho comunitario tiene primacía respecto a los ordenamientos
internos.
- El Derecho comunitario produce efecto directo, lo cual implica que
puede ser invocado directamente por los particulares, sin necesidad de
acto alguno de transposición.
Son dos las normas esenciales que interesan en relación al ámbito de
estudio ahora planteado, y cuya primacía y efecto directo no ofrece duda
alguna:
- Libre circulación de personas, vinculada a la ciudadanía europea y
con independencia de que se ejerza o no una actividad económica.
- No discriminación por razón de nacionalidad, de tal forma que tener
la nacionalidad de un Estado miembro equivalga, de hecho, a tener la
de todos los Estados miembros.
La evolución de la aplicación de estos principios al ámbito del deporte
ha avanzado lentamente, como consecuencia de la actitud de las respectivas
Federaciones deportivas nacionales. No obstante, el camino seguido muestra
una aplicación creciente de las normas comunitarias, y esta progresiva
aplicación
de
consecuencia
la
normativa
tanto
de
la
comunitaria
jurisprudencia
al
ámbito
del
Comunitaria
deporte
como
de
es
la
preocupación manifestada por la Comisión Europea, como impulsora de la
acción Comunitaria en los distintos ámbitos.
2. La línea seguida por la Comisión Europea responde, en parte, a las
quejas recibidas y a las cuestiones planteadas por ciudadanos europeos que
8
han visto limitada su legítima pretensión de practicar el deporte, como
profesionales o como aficionados, en el Estado de recepción.
Ya en la Comunicación de la Comisión al Consejo y al Parlamento
Europeo sobre "La Comunidad Europea y el deporte", de 31 de julio de 1991,
se preconizaba la supresión de las fronteras comunitarias en las
competiciones entre deportistas aficionados, al igual que se manifestaba la
importancia de la presencia del deporte para promover las actividades
comunitarias en materia de salud, medio ambiente, protección de los
consumidores, turismo, transporte y educación.
Más recientemente, la Comisión, en el documento "Evolución y
perspectivas de la acción comunitaria en el deporte", de 29 de septiembre de
1998, subrayó que el desarrollo del deporte, tanto a nivel profesional como
de
aficionados,
concierne
cada
vez
más
a
las
distintas
políticas
Comunitarias.
La Comisión ha podido destacar así que la realización del mercado
interior garantiza el pleno desarrollo de la libertad de circulación de
personas, vinculada a la no discriminación por razón de nacionalidad, en
relación a la práctica de toda actividad deportiva, sea como profesional o
como aficionado.
Además, hasta fecha reciente no se mencionaba expresamente al
deporte en los textos comunitarios, pese a la importancia progresiva que
adquiría. Fue en la Declaración de 29 adjunta al Tratado de Amsterdam (en
vigor desde el 1 de mayo de 1999) al destacar que
9
"La Conferencia pone de relieve la importancia social del deporte y, en
particular, su función a la hora de forjar una identidad y de unir a las
personas. Por consiguiente, la Conferencia insta a los Organismos de la
Unión Europea a escuchar a las Asociaciones deportivas cuando estén
tratándose cuestiones importantes que afecten al deporte. A este
respecto, debería prestarse una atención especial a las características
del deporte de aficionados".
El deporte, considerado como derecho social, queda así vinculado a la
integración europea, y ha de quedar sometido a la nueva dimensión de la
ciudadanía europea, no vinculada a la actividad económica y, por tanto a los
deportistas profesionales. Los principios de libre circulación de personas y
de no discriminación por razón de nacionalidad implican el derecho a
practicar en otro Estado miembro un deporte tanto de forma profesional o
como aficionado.
3. El denominado Derecho deportivo constituye un escalón inferior en
la jerarquía normativa. Cada modalidad deportiva integra una especie de
microcosmos jurídico, con sus propios Estatutos y Reglamentos normativos
enmarcado en el ordenamiento jurídico general deportivo, de forma que el
ejercicio
de
la
autonomía
de
los
particulares
que
permite
una
autorregulación de la actividad deportiva queda siempre sometida a las
normas fundamentales, internas e internacionales. No existe, en definitiva,
una "excepción deportiva" que permita a las Federaciones quedar al margen
de la aplicación de las normas jurídicas comunitarias o internas.
Esa complejidad que caracteriza al mundo del deporte, ese carácter
híbrido en la frontera de lo público y lo privado, entre la autonomía de las
reglas de juego y la sumisión a las normas jurídicas, en el marco de un
ordenamiento jurídico multiforme se aprecia si se examinan los propios
10
Estatutos de la FEF (art.1.4): existe, junto a una remisión a la reglamentación
de la Federación internacional, una fórmula o cláusula de estilo común, por la
que se aceptan y se obliga a cumplir las normas internacionales, desde luego,
dentro del ordenamiento jurídico español. Y entre esas fuentes normativopúblicas ocupa un espacio cada más relevante el Derecho Comunitario.
En definitiva, cada modalidad deportiva conforma un microcosmos
jurídico, con diversidad de fuentes de producción normativa, entre las que se
encuentra la obligación de respetar los derechos fundamentales consagrados
en las leyes internas y en las Comunitarias. No debe olvidarse que pese a que
las Federaciones están legalmente dotadas de naturaleza jurídico-privada,
gran parte de sus actividades se agotan en el ejercicio de funciones calificadas
como públicas y de carácter administrativo.
2.2. El principio de no discriminación por razón de nacionalidad.
1. Las federaciones deportivas mantienen con frecuencia en vigor
normas internas que pueden afectar negativamente a la posibilidad de que
los deportistas Comunitarios no nativos, sean profesionales o aficionados,
practiquen su deporte en las mismas condiciones que un nacional del país
donde opera dicha entidad deportiva, tanto si se es amateur como
profesional.
Las federaciones deportivas deberían modificar sus normas para
ponerlas en línea con la legislación de la CE en materia de libre circulación.
En su informe de 1989 sobre la libre circulación de futbolistas profesionales
11
en la Comunidad8, el Parlamento Europeo (PE) adoptó ya la postura de que
la UEFA y las federaciones nacionales de fútbol incumplían la ley de la
Comunidad al limitar el número de jugadores extranjeros de un equipo,
aunque aceptaba que la selección nacional debía respetar el principio de
nacionalidad.
Desde el informe Van Raay, un numeroso grupo de parlamentarios
europeos argumentan insistentemente que cualquier restricción basada en
la nacionalidad, que limite la libertad de un jugador para elegir el país
donde quiere jugar, contraviene el Tratado de Roma. El estatuto de las
personas que son objeto de discriminación por razones de nacionalidad en el
desempeño de una actividad no económica, como las que practican un
deporte sin remuneración, es igualmente claro, ya que esta persona puede
ampararse en el Tratado.
En el contexto de esta Ponencia la cuestión clave de la regla antes
citada
radica
discriminación
en
no
que
es
la
Federación
exclusiva
de
Española
este
de
Futbol
deporte)
la
(y
esta
aplica
indiscriminadamente tanto a "extranjeros comunitarios" como a "extranjeros
no comunitarios", contraviniendo el Derecho Comunitario al mermar su
derecho a la libre circulación establecido en el Tratado.
Es un hecho contrastado el progresivo incremento de la trascendencia
e impacto de la legislación Comunitaria y de las políticas de la UE en
relación al deporte. El Derecho del deporte se enfrenta ahora con la
aplicación del Derecho Comunitario supranacional, que por definición goza
8
Informe Janssen van Raay, 1.3.89. PE DOC Serie A. Doc A2-425/88.
12
de efecto directo y supremacía sobre los respectivos Derechos internos. Se
opera así un claro cambio en la relación entre deporte (y en especial el
fútbol), y la aplicación del Derecho Comunitario Europeo, en el marco de
una colisión entre normas públicas y privadas: para la Unión Europea, por
muy privada que sea una actividad nunca podrá escapar por tal motivo del
control de la acción Comunitaria.
Resulta por tanto inexcusable la aplicación del Derecho Comunitario a
las Federaciones Deportivas Privadas, y en particular la inadmisión de toda
discriminación por razón de nacionalidad en el ámbito del fútbol. El necesario
tratamiento singularizado del deporte en el ámbito Comunitario (al igual, por
ejemplo, que sectores como el medio ambiente o la cultura) no puede servir
como excusa para mantener vigentes discriminaciones que atentan contra
derechos fundamentales consagrados en los textos Comunitarios.
Sin negar la peculiaridad del Derecho del deporte, tanto por la
pluralidad de fuentes como por la diversidad de cuestiones que inciden en el
mismo, la prohibición de no discriminación se extiende a cualquier tipo de
norma, sea cual sea su origen: Tal y como destacó el TJCE, en la sentencia
Walrave, las normas Comunitarias pueden ser invocadas ante un juez
nacional, y cualquier disposición de un Reglamento Federativo deportivo que
contraríe sus disposiciones puede ser invalidado.
La conocida
Sentencia del TJCE, de 15 de diciembre de 1995 (caso
Bosman), analizó las cláusulas de nacionalidad, y destacó que el respeto a la
autonomía del movimiento deportivo y el reconocimiento a la especificidad del
deporte no puede amparar actitudes contrarias al Derecho Comunitario, y que
13
dichas cláusulas de nacionalidad constituyen un claro obstáculo a la libre
circulación de personas y de trabajadores.
Por su parte, en la Sentencia TJCE de fecha 11 de abril de 2000 (Asunto
Deliège) se subraya la Comunitarización del deporte, claramente plasmada en
los Tratados de Amsterdam y de Niza, y no sólo en el contexto del deporte
profesional. Este argumento es reiterado en la sentencia del propio TJCE de
fecha 13 de abril de 2000 (Asunto Lehtonen), haciendo mención expresa a la
Declaración nº29 sobre el deporte que figura como anexo al Acta Final de la
Conferencia que aprobó el Tratado de Amsterdam, poniendo de relieve la
importancia social del deporte e instando a los organismos de la UE a prestar
atención especial a las características específicas del deporte de aficionados.
La sentencia subraya que según reiterada jurisprudencia, el artículo 6 del
Tratado, que establece el principio general de prohibición de la discriminación
por razón de la nacionalidad, es operativo respecto a todos los sectores
comprendidos en el ámbito competencial Comunitario, y sirve como cláusula
de cierre para todos aquellos supuestos normativos que no contemplen
normas específicas que prohiban la discriminación por razón de nacionalidad.
El propio TJCE, en sentencia de 30 de abril de 1996 (Asunto Boukhalfa)
confirma el carácter rigurosamente imperativo de la regla de no discriminación
por razón de la nacionalidad, que será aplicable a toda situación que presente
vínculo suficiente con la UE; en realidad configura tal precepto como una
auténtica norma material imperativa, ya que el principio de igualdad de trato,
reforzado por la proclamación en el TUE de la ciudadanía de la Unión
14
constituye una regla rigurosamente imperativa que debe desplegar todos sus
efectos en el plano intracomunitario.
2.3 La incidencia de los Tratados de Amsterdam y Niza.
1. Tal y como ya ha sido indicado, la creciente importancia del Derecho
comunitario en el desarrollo del ordenamiento jurídico deportivo tiene su
muestra más patente y reciente en la Declaración 29ª adjunta al Tratado de
Amsterdam, en la que, como parte integrante del mismo, se ensalza la
importancia social del deporte, en particular a la hora de forjar una
identidad europea, y destaca la singularidad específica del deporte de
aficionados, al establecer que
"La Conferencia pone de relieve la importancia social del deporte, y en
particular, su función a la hora de forjar una identidad y de unir a las
personas. Por consiguiente, la Conferencia insta a los Organismos de la
Unión Europea a escuchar a las Asociaciones deportivas cuando estén
tratándose cuestiones importantes que afecten al deporte. A este
respecto, debería prestarse una atención especial a las características
del deporte de aficionados".
En definitiva, toda actividad deportiva, sea profesional o aficionada, ha
de ser examinada bajo el prisma del Derecho comunitario.
15
El precedente inmediato de tal disposición es el Documento de la
Comisión, de 29 de septiembre de 1998, sobre la evolución y perspectivas de
la acción Comunitaria en el deporte, al destacar que las disposiciones del
Tratado de la Unión Europea, los actos derivados y las políticas y decisiones
comunitarias ejercen una influencia creciente sobre las prácticas y
actividades deportivas en Europa, debido a la rápida evolución que conocen
estas actividades, en particular, en el ámbito del deporte profesional, y al
importante lugar que el deporte aficionado ocupa en la sociedad.
Uno de los grandes ámbitos de la actividad Comunitaria que atañe
directamente al deporte viene representado por la libertad de circulación, ya
que la realización del mercado interior garantiza la proyección directa sobre
la actividad deportiva de tal libertad Comunitaria. La sentencia del Tribunal
de Justicia en el asunto Bosman constituye, sin duda, la intervención
comunitaria más conocida en el ámbito del deporte. La principal
consecuencia de dicha sentencia fue la confirmación de la libre circulación
de deportistas profesionales, lo que se tradujo en la apertura de las
competiciones nacionales a los jugadores comunitarios y el relanzamiento de
las principales ligas europeas. La sentencia puso de relieve también la
necesidad de examinar la manera en que el dinero del deporte se
redistribuye entre los clubes y las federaciones.
La Comisión considera que no se pueden invertir o cuestionar las
conclusiones de la sentencia Bosman, que en realidad se limitaron a
confirmar los principios inscritos en el Tratado de Roma. Reafirma
constantemente su disponibilidad para ayudar a las organizaciones
16
deportivas a encontrar soluciones, compatibles con el Derecho comunitario,
para fomentar la contratación y la formación de los jóvenes jugadores y
garantizar el mantenimiento del equilibrio entre clubes.
El Parlamento Europeo adoptó, por su parte, un informe sobre la
Unión Europea y el deporte, destacando su importancia como factor de
integración social y como elemento clave en la definición de determinadas
políticas comunitarias en los sectores de la educación, juventud y sanidad.
2. Una cuestión que a menudo se plantea a los servicios de la
Comisión es la del deporte de aficionados, es decir, el derecho del ciudadano
a practicar deporte. En algunos Estados, donde jóvenes nacionales de otros
Estados miembros no pueden participar en los campeonatos nacionales, las
federaciones alegan que las normas comunitarias solo se aplican a los
profesionales.
La posición de la Comisión20 a este respecto siempre ha sido clara: la
práctica del deporte constituye una de las ventajas sociales que hay que
reconocer al nacional comunitario que decida instalarse en otro Estado.
Además, tales limitaciones basadas en la nacionalidad contra otros Estados
miembros son difícilmente compatibles con el estatuto de la ciudadanía
europea.
En particular, las consecuencias que la libre circulación de personas y
el principio de no discriminación por razón de nacionalidad proyectan sobre
el derecho a la práctica de un deporte no como profesional sino en tanto que
deportista aficionado resultan evidentes.
17
En el mundo deportivo ha de calar ya definitivamente la nueva
dimensión de ciudadanía europea, y su correlativo derecho a la libertad de
circulación con todas sus consecuencias. No puede darse la paradoja de que
para practicar un deporte competitivo a nivel aficionado se exija el requisito
de poseer la nacionalidad del Estado miembro en cuestión, en el marco de la
Unión Europa, discriminándose a los nacionales de terceros Estados
integrantes de la Unión.
Tal situación es inaceptable, sobre todo tras la entrada en vigor, el 1 de
mayo de 1999, del Tratado de Amsterdam, ya que el deporte queda ya
considerado como derecho social, que contribuye a la construcción de la
Unión Europea, con independencia de que se practique de modo profesional
o aficionado.
3. El contenido básico o troncal de la libertad de circulación de
personas queda directamente vinculado al principio de no discriminación
por
razón
de
nacionalidad,
y
la
Comisión
Europea
ha
destacado
reiteradamente que la realización del mercado interior garantiza el pleno
desarrollo de la libertad de circulación de personas en relación a práctica de
toda actividad deportiva, sea como profesional o como aficionado, y que en
varias ocasiones ha sido requerida por ciudadanos que sufrían limitaciones
para practicar el deporte, como profesionales o como aficionados, en un
Estado de acogida.
20
La Comisión ha invocado siempre la aplicación del Reglamento 16/68 basándose en las sentencias del
Tribunal de Justicia en los asuntos C-151/97, Comisión contra Irlanda, y C-62/96, Comisión contra Grecia.
18
Debe recordarse que la Comisión insta a todas las instituciones
comunitarias a brindar especial atención a las características específicas del
deporte de aficionados, y que el Tribunal de Justicia de las Comunidades
europeas (TJCE), en numerosos asuntos (por ejemplo, las sentencias
recaídas en los asuntos 36/74, Walraeve contra UCI, 13/76, Donà contra
Mantero, y 222/86, Heylens contra Unctef) declaró que el deporte,
profesional o aficionado, en cuanto actividad económica está incluida en el
Derecho Comunitario, y como tal figura incluso en el Informe Adonino sobre
ciudadanía europea, de 24 de junio de 1988.
La acción normativa de las instituciones de la Unión Europea se
orienta, como destaca la Comisión, hacia el logro de una coherencia interna
en la acción comunitaria en este ámbito, y en particular, a garantizar
firmemente el desarrollo pleno de las cuatro libertades consagradas en los
Tratados y, de forma específica, la libre circulación de personas.
La Comisión, en su función de servir como órgano de control de la
aplicación del Derecho Comunitario señala expresamente que respecto al
deporte de aficionados no es posible restringir el acceso de jóvenes
nacionales de otros Estados de la Unión Europea a los respectivos
campeonatos nacionales.
La alegación, formulada con frecuencia por las Federaciones, de que las
normas comunitarias sólo se aplican a los profesionales no es, a juicio de la
Comisión, admisible, ya que la práctica del deporte constituye una de las
ventajas sociales que hay que reconocer al nacional comunitario que decida
instalarse o trasladarse a otro Estado, y además, subraya, tales limitaciones
19
basadas simplemente en la nacionalidad contra otros Estados miembros son
incompatibles con el estatuto de la ciudadanía europea. La UE pretende
garantizar la aplicación uniforme y homogénea de la reglamentación que
afecta a la libre circulación de personas, por lo que no admite ninguna
discriminación fundada en la nacionalidad.
En este contexto normativo, la supuesta existencia de unas fuentes
propias del Derecho del Deporte no puede conducir, en ningún caso, a una
colisión o vulneración de los principios antes señalados. La confluencia y
vigencia simultánea, en este sector de nuestro ordenamiento, de normas que
derivan de fuentes de naturaleza pública (internas e internacionales), junto
a otras de origen privado, como resultado del Derecho de Asociación, no
resta validez a la afirmación de que el margen de actuación normativo a
desarrollar por tales entes federativos no puede vulnerar las disposiciones
del Derecho Comunitario.
En particular, la obligación de no discriminación por razón de
nacionalidad y de respeto a la libertad de circulación de las personas posee
efecto directo, y no necesita la adopción de normas nacionales específicas de
desarrollo. Es necesario avanzar dentro del mundo del Derecho del Deporte
hacia un modelo de relación propio, particularizado, y encontrar vías y
mecanismos adecuados para compatibilizar la capacidad de regulación
normativa del deporte por los poderes públicos con la dinámica propia del
mismo y con un sistema de funcionamiento peculiar, pero en ningún caso
ello puede amparar la vulneración de tales principios básicos de la
ordenación de toda actividad deportiva.
20
En todo caso, el régimen jurídico aplicable en este sector debe respetar
el derecho de los ciudadanos a la práctica deportiva de competición dentro
de un sistema de acceso reglado, a través de las licencias federativas.
4. Desde el punto de vista del Derecho Comunitario todas las
Federaciones, asociaciones, sociedades deportivas e incluso los deportistas
pueden tener la consideración de empresas o asociación de empresas, aun
cuando su actividad no implique la consecución de beneficios económicos.
Junto al expreso pronunciamiento del Tratado de Amsterdam, el Informe de
Helsinki sobre el deporte, realizado por las Comisión en diciembre de 1999
entiende que el objetivo principal es conciliar la dimensión económica del
deporte con su dimensión popular, educativa, social y cultural, destacando la
función social del deporte, y asignando a las federaciones la promoción del
deporte profesional y aficionado, la integración social de jóvenes.
En el plano específico del fútbol, la Comisión de la UE defiende que los
Comunitarios jueguen sin limitaciones
como aficionados, y ha abierto
recientemente un proceso de infracción del Derecho Comunitario contra
España, que podría finaliza ante el TJCE, debido a las restricciones que
impone el Reglamento Federativo a los jugadores de fútbol de otros países
Comunitarios para participar en sus competiciones: el caso proviene de las
quejas formuladas por dos estudiantes de otro país Comunitario, ante las
dificultades que han encontrado en España para jugar como aficionados
(Puede verse el contenido de las mismas y la respuesta de la Comisión en el
DOCE de 27 de marzo de 2004, C78 E/891-892, y E/335-336). En el
21
planteamiento del expediente la Comisión destaca que es consciente de que tal
grado de discriminación se produce también en otros deportes, y subraya la
incongruencia que supone, por ejemplo, que un ciudadano de la UE pueda,
encontrándose residiendo en un País de la UE del cual no es nacional votar y
ser elegido en determinados comicios electorales, y sus hijos, escolarizados en
el Estado de residencia, no puedan participar en la competición deportiva
organizada federativamente. La Comisión insiste en que es respetuosa con la
autonomía institucional de las Federaciones para organizar las competiciones,
pero que el principio de no discriminación (en su clara proyección también al
ámbito del deporte aficionado) constituye un límite y un freno a esa
autorregulación federativa, citando expresamente el art.12 TCE actualmente
en vigor.
5. En todo caso, y como complemento a lo expuesto, incorporo otros
dos pronunciamientos de la Comisión en torno al reconocimiento del deporte
por el Derecho Comunitario, especialmente relevantes por su potencial
proyección al objeto de este estudio:
1º)
(2000/C219 E/202)
PREGUNTA ESCRITA P-2424/99
de Roberta Angelilli (NI) a la Comisión
(13 de diciembre de 1999)
Asunto: Reconocimiento del deporte por el tratado
Considerando la función social que el deporte desempeña, reconocida en la
Carta Europea del Deporte de 1992 y en la declaración sobre el deporte
contenida en el Tratado de Amsterdam, en la que se expresa "la relevancia
social del deporte y, en particular, el papel que asume en la elaboración de
la identidad y en el acercamiento entre las personas"; considerando que por
estas características particulares el deporte detenta una valor
22
absolutamente original y específico que no puede compararse con las demás
actividades económicas, como sucede en la actual doctrina normativa;
Considerando la llamada sentencia Bosman del Tribunal de Justicia
Europeo del 15 de diciembre de 1995, que ha permitido la transferencia y
libre afiliación sin límite numérico de atletas profesionales entre los países
miembros; considerando el peligro que esta posibilidad pudiera representar
tanto para la identificación nacional de la sociedad deportiva, como en
términos de empobrecimiento de la actividad juvenil, limitando en
consecuencia el aumento de jóvenes atletas; considerando el principio de
subsidiariedad, que aconsejan respetar la autonomía de las instituciones
deportivas y de las estructuras nacionales correspondientes, a las que se
debería solicitar la reglamentación del sector;
Teniendo en cuenta que el Consejo Europeo del 11 y 12 de diciembre de
1998, celebrado en Viena, ha reconocido el papel del deporte en el ámbito
social al invitar a la Comisión a que prepare un informe para el Consejo
Europeo de Helsinki, con vistas a la Conferencia Intergubernamental;
Pregunta:
1. si la Comisión ha creado Grupos de Trabajo para la elaboración del
informe;
2. si la Comisión está avanzando en el trabajo y si puede asegurar que el
trabajo estará listo para la Cumbre de Helsinki;
3. si considera oportuno, en vista de la próxima conferencia
intergubernamental, introducir una enmienda formal al Tratado que añada
al Título XII (ex Título IX) un artículo que, al igual de lo sucedido en el
ámbito de la cultura, reconozca la especificidad y las particulares exigencias
del deporte y subraye la necesaria subsidiariedad de la acción comunitaria
en la materia.
Respuesta de la Sra. Reding en nombre de la Comisión
(7 de enero de 2000)
1. En el marco de la preparación del informe sobre el deporte para el
Consejo de Helsinki, la Comisión ha respondido a la invitación formulada en
la declaración de Amsterdam sobre el deporte de consultar a las
organizaciones deportivas cuando se trate de asuntos importantes
relacionados con este ámbito. A este fin, la Comisión publicó un documento
de consulta, que suscitó numerosas reacciones y comentarios entre las
organizaciones interesadas. Este documento sirvió de base a la Conferencia
Europea del Deporte, celebrada en Olimpia en mayo de 1999, que constituyó
una ocasión privilegiada para que los distintos agentes que intervienen en el
mundo del deporte -federaciones, poderes públicos, otras instituciones
comunitarias, industria, medios de comunicación- pudieran expresar sus
23
puntos de vista en la materia. Por último la Comisión también ha tenido en
cuenta el informe sobre el deporte elaborado por el Comité de las Regiones.
2. En su reunión de 1 de diciembre de 1999, la Comisión adoptó este
informe1 a fín de permitir al Consejo Europeo de Helsinki abordar el tema.
3. La Comisión ha adoptado ya su contribución2 con vistas a la Conferencia
Intergubernamental. No se ha considerado oportuno añadir un artículo
sobre el deporte.
2º)
(2000/C225 E/251)
PREGUNTA ESCRITA P-0102/00
de Pietro-Paolo Mennea (ELDR) a la Comisión
(18 de enero de 2000)
Asunto: Reconocimiento de la especificidad del deporte de aficionados
Considerando la función social y el papel que desempeña el deporte, que se
ha de considerar parte integrante de la cultura de los países comunitarios;
considerando la función educativa, social, cultural y lúdica que desempeña
el deporte, reconocida por el Tratado de Amsterdam; vista la organización
del deporte en Europa, sus características y su evolución reciente; vista la
distinción que existe en los Estados miembros entre deporte profesional (el
que practican las empresas) y deporte de aficionados (el que ejercen las
asociaciones sin finalidad lucrativa); visto que, para ser definida como tal, la
actividad deportiva de aficionados ha de obtener esta calificación de las
distintas federaciones deportivas nacionales, en aplicación de las normas
establecidas por las propias federaciones y en cumplimiento de las directivas
establecidas por los comités olímpicos nacionales de los Estados miembros;
Vistas las normativas nacionales de los Estados miembros y los reglamentos
de las organizaciones deportivas para establecer la distinción entre actividad
deportiva profesional y actividad deportiva de aficionados; En el respeto de
las organizaciones deportivas, ¿considera oportuno la Comisión que se
introduzca una enmienda en el Tratado de Amsterdam por la que se
reconoce la especificidad de ese sector del deporte calificado "de aficionados"
por la legislación nacional y los reglamentos de las organizaciones
deportivas de los Estados miembros?
Respuesta de la Sra. Reding en nombre de la Comisión
(18 de febrero de 2000)
1
2
COM(1999) 644 final.
COM(1999) 592 final.
24
La Comisión ha reconocido que el deporte constituye un instrumento
esencial de integración social y de educación1 en la sociedad europea, y
preconiza una nueva asociación entre los diferentes agentes activos en este
ámbito -organizaciones deportivas, autoridades nacionales y instituciones
comunitarias- a fin de preservar y reforzar el valor social de las actividades
físicas y deportivas.
En cuanto a la organización del deporte, la Comisión subraya que ésta varía
sustancialmente en los distintos Estados miembros. No todos cuentan con
legislación específica al respecto; además, las diferencias entre el deporte
profesional y aficionado no siempre están definidas de manera clara y
precisa. Como subrayó el Abogado general Cosmas en sus conclusiones2 en
el asunto Deliège, "el posible carácter económico de la actividad de un atleta
habrá de buscarse en los elementos concretos que definan esta actividad, no
en las proclamas de las federaciones deportivas". Por consiguiente, compete
a los tribunales, y no a las federaciones deportivas, determinar la posible
dimensión profesional de una actividad deportiva.
La Comisión estima además que el Derecho comunitario ya tiene en cuenta
algunas características propias del deporte, sobre todo del deporte
aficionado. Por ejemplo, reconoce la existencia de prácticas específicamente
deportivas, vinculadas a las normas de juego o a la capacidad de
organización propia de las organizaciones deportivas, que escapan a las
reglas de la competencia. Por cuanto precede, la Comisión no considera
necesario en el estadio actual prever una reforma de los tratados a fin de
reconocer la especificidad del deporte aficionado.
2.3 La Constitución Europea: ¿Comunitarización del deporte?
Supera la pretensión de esta Ponencia valorar el texto Constitucional
Europeo que en breve será sometido a referendum. En todo caso, y en el
ámbito específico del deporte (también en otros) asistimos a un avance en el
iter ya iniciado de la mano de los Convenios de Amsterdam y Niza. Por un
lado, con el reconocimiento expreso del papel del deporte en el marco del
1
"Informe de Helsinki sobre el deporte": Informe de la Comisión al Consejo Europeo con la perspectiva de la
salvaguardia de las estructuras deportivas actuales y del mantenimiento de la función social del deporte en el
marco comunitario, COM(1999) 644 final.
2
Conclusiones del Abogado general, Sr. COSMAS, en los asuntos acumulados C-51/96 y C-191/97.
25
sistema educativo Europeo: en efecto, el artículo III-182 subraya que la Unión
contribuirá al fomento de los aspectos europeos del deporte, habida cuenta de
su función social y educativa, y reitera que la acción de las instituciones
Comunitarias se encaminarán hacia el desarrollo de la dimensión europea del
deporte. Se concibe en definitiva la práctica deportiva (sea amateur o
profesional) como una parte de nuestra cultura y como un derecho
fundamental en la educación, así como una forma de involucrar a los
ciudadanos en el proyecto europeo.
Junto a este expresa y significativa mención (que de forma programática
permite avanzar en la comunitarización del fenómeno del deporte a nivel de
los veinticinco Estados), la eventual entrada en vigor de la Constitución
Europea en el año 2006 conducirá a reafirmar la vigencia de los principios de
no discriminación y de libre circulación antes descritos. No deseo extenderme
ene este punto (me remito a próximos trabajos en este novedoso ámbito), pero
resulta evidente la operatividad y eficacia expresa de los preceptos que
incorpora la Constitución Europea (y, en particular, las previsiones
normativas que integran la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión)
en relación al sector o ámbito de actividad que estamos abordando en este
Jornada.
2.4. Potencialidad del Tratado de Bayona.
26
1. El 10 de marzo de 1995 se firmó entre España y Francia el Tratado
de Bayona sobre cooperación transfronteriza entre entidades territoriales. La
cooperación transfronteriza en Europa fue objeto, con carácter general, del
denominado "Convenio marco" europeo de 21 de mayo de 1980 sobre
cooperación transfronteriza entre comunidades o autoridades territoriales
(BOE 16 octubre 1990). No obstante, para que su aplicación fuera posible en
las relaciones hispano-francesas fue necesario llegar al Tratado de Bayona
de 10 de marzo de 1995 sobre cooperación transfronteriza entre entidades
territoriales, en vigor desde el 10 de marzo de 1997 (BOE 10 marzo 1997).
En efecto, por las declaraciones formuladas por los Gobiernos francés y
español su aplicación quedaba condicionada a la celebración de un
Convenio bilateral, exigiéndose hasta ese momento que los convenios que
suscribieran las entidades territoriales recibieran la conformidad expresa del
Gobierno. Aunque Francia retiró esta declaración en 1994, el problema
persistía desde el punto de vista español, puesto que no se retiró por parte
española la declaración.
Además, en ninguna norma española se hacía referencia a la
cooperación transfronteriza, con la excepción de los tratados de límites con
Francia
y
del
citado
Convenio-marco
europeo.
Ambos
resultaban
insuficientes. En cuanto a los Tratados de límites, por estar circunscritas
sus disposiciones a los municipios fronterizos. En el caso del Convenio
marco europeo porque, como consecuencia de la declaración formulada por
España, su aplicación queda condicionada a la conclusión de tratados
bilaterales con los Estados a los que pertenezcan las colectividades
27
territoriales con las que sus homólogas españolas deseen cooperar y esta
condición se ha cumplido sólo respecto de Francia, mediante el Tratado de
Bayona de 1995.
2. Entre las distintas alternativas barajadas, se optó por la más amplia,
no limitando la cooperación transfronteriza al hecho de la proximidad física
con la frontera o contigüidad, que hubiera limitado la aplicación del
Convenio a sólo 58 municipios españoles, que suman un total de 113.000
habitantes, dejando fuera a la mayor parte de los municipios del área
geográfica fronteriza e incluyendo únicamente a Irún como municipio
importante. De ahí que, por parte española, el término "entidades
territoriales" incluya a las cuatro Comunidades fronterizas con Francia (País
Vasco, Navarra, Aragón y Cataluña), así como a las Provincias y Municipios
pertenecientes
a
las
mismas.
Igualmente,
y
siempre
que
incluyan
Municipios de los anteriores, pueden utilizar el Tratado como marco de su
cooperación transfronteriza las Comarcas u otras Entidades que agrupen a
varios Municipios instituídas por las Comunidades Autónomas antes
citadas, así como las Areas metropolitanas y Mancomunidades creadas con
arreglo a la legislación de Régimen Local. De esta forma, aunque se
prescinde de un criterio conceptual estricto, se realiza una ampliación que,
en el lado español, es relativamente homogénea, teniendo en cuenta el
tamaño de las provincias de la zona. Permite incluir a municipios
importantes, en particular a las capitales. Es, además, el mismo criterio
utilizado en la aplicación del Programa comunitario INTERREG.
28
Desde el punto de vista francés, se concretó el acuerdo en las Regiones
de
Aquitania,
Midi-Pyrénées
y
Languedoc-Roussillon,
así
como
los
Departamentos, Municipios y sus agrupaciones comprendidos en el
territorio de las citadas Regiones.
Debe señalarse, además, que la cooperación prevista por el Tratado
puede tener lugar tanto entre entidades del mismo rango como entre
entidades de rango diferente.
3. El objeto de la cooperación comprende toda materia que se adscriba
al ámbito competencial de la entidad territorial en cuestión, siempre que
exista un interés común entre las Partes interesadas en la cooperación
(artículo 3, párrafo l). Obviamente, la cooperación en el marco del Tratado de
Bayona deberá inspirarse en los principios de respeto al Derecho interno y
de los compromisos internacionales de ambos Estados y de respeto de las
competencias reconocidas en el Derecho interno a las entidades implicadas.
El alcance del Tratado es amplísimo, y ya ha permitido colaboraciones
específicas en los ámbitos culturales, deportivos (por ejemplo, participación
de clubes guipuzcoanos en liguilla francesa territorial de rugby, y de
jugadores aficionados guipuzcoanos en Francia).
III. LA EVOLUCIÓN DE LA JURISPRUDENCIA COMUNITARIA EN
MATERIA DE DEPORTE.
3.1 Antecedentes.
29
1. Ya en los años setenta, el TJCE se pronunció sobre las normas de
libre circulación de la Comunidad en relación con los deportistas, en dos
importantes fallos preliminares solicitados por tribunales nacionales. El
primer caso4 se refería a dos motoristas de ciclismo holandeses que querían
trabajar en equipos de otros Estados miembros pero no podían hacerlo
debido a las normas de la Asociación Internacional de Ciclismo. Estas
normas estipulaban que los motoristas debían tener la misma nacionalidad
que los ciclistas del equipo. El segundo caso5 cuestionaba las normas de la
Federación Italiana de Fútbol, según las cuales sólo los jugadores afiliados a
la federación podían tomar parte en los partidos, y la afiliación, en principio,
sólo estaba abierta a jugadores de nacionalidad italiana. Los demandantes
afirmaban que estas normas eran ya entonces contrarias a las leyes de la
Comunidad Europea.
En la sentencia sobre el caso Walrave, el TJCE afirmó que cuando la
práctica del deporte tiene un carácter de empleo retribuido o de servicio
remunerado, constituye una actividad económica a efectos del artículo 2 del
Tratado y, por lo tanto, entra en el ámbito de los artículos 48 ó 59, que
exigen la abolición de la discriminación por motivos de nacionalidad.
En el caso Doná, el Tribunal dispuso más categóricamente que la adopción
de normas que discrimina por razones de nacionalidad, aunque se trate de
una "organización deportiva", era incompatible con los artículos 7, 48 y 59
del Tratado.
4
5
Walrave and Koch contra .A.U.C.I.; Caso 36/74; sentencia del 24.10.74.
Donà contra Mantero; Caso 13/76; sentencia del 14.7.76.
30
Aunque sin relación específica con el deporte, otra decisión del TJCE
en 19927 se refería ya a la posesión de la doble nacionalidad, de un Estado
miembro y de un país tercero, y al ejercicio del derecho de establecimiento.
El Tribunal decidió que un Estado miembro no puede ignorar el hecho de
que una persona tenga la nacionalidad de otro Estado miembro, y que una
persona puede basarse en dicha nacionalidad para el ejercicio de las
diversas libertades fundamentales que emanan del Tratado de la CE.
3.2 Decisiones jurisprudenciales de especial relevancia.
1. El TJCE no ha resuelto todavía ningún caso que se relacione
específicamente con la discriminación de deportistas amateurs por razón de
su nacionalidad. Sin embargo, interpretó el significado del artículo 7 del
Reglamento 1612/689, que establece las obligaciones de los Estados
miembros en relación con la libre circulación de los trabajadores y sus
familias. El artículo 7 señala que deberían beneficiarse de las mismas
ventajas sociales y fiscales que los nacionales, y el TJCE considera como
"beneficios sociales" las condiciones necesarias para la plena integración del
trabajador y su familia en el país anfitrión.
En la misma orientación hermeneútica la postura básica de la
Comisión Europea es que los amateurs, es decir, las personas que no
practican el deporte como actividad económica, pueden recurrir al Tratado,
y subraya además que es consciente de las dificultades que pueden surgir
7
Micheletti y otros contra Delegación del Gobierno de Cantabria; Caso C
31
en algunos casos, en los que es difícil distinguir entre amateur y
semiprofesional (ya que hay muchas formas de recompensar a un deportista
aparte de la remuneración puramente económica).
La Comisión cree también que los casos de discriminación de los
amateurs a causa de su nacionalidad limitan la libertad de la persona para
trasladarse y residir en otro Estado miembro, y que, por ese motivo, son una
barrera a la creación de una verdadera Europa de los pueblos. Por lo tanto,
la jurisprudencia del TJCE sobre el significado de los beneficios sociales en
el artículo 7 del Reglamento 16121/68 podría incluir el derecho a formar
parte de una federación deportiva y jugar en cualquier nivel.
2. Hay que tener en cuenta también que en mayo de 1992, todos los
Estados miembros de la UE adoptaron la Carta Europea del Deporte, del
Consejo de Europa. Los signatarios de esta Carta aceptan diversos
principios, algunos de los cuales se refieren al derecho de los amateurs a
practicar deportes en todos los Estados miembros, entre los que cabe
destacar:

que el deporte es una actividad social en el sentido de que forma parte
de la sociedad humana y por lo tanto de la cultura en el sentido
amplio;

que no hay que permitir ninguna discriminación por razón de
nacionalidad en el acceso a las instalaciones y actividades deportivas;
369/90; sentencia del 7.7.92.
32

que todas las personas capacitadas deben tener una oportunidad para
mejorar su nivel de rendimiento deportivo y alcanzar niveles de
realización personal y/o reconocimiento público.
La Comisión es consciente de que, por lo que se refiere al deporte
amateur, existen discriminaciones basadas en la nacionalidad en el
territorio de la UE, que son contrarias al espíritu de la Europa de los
ciudadanos. En la situación actual del Derecho comunitario existe base
jurídica para obligar a la Federación a abrir sus competiciones a todos los
nacionales de la UE.
3. Tal y como ha sido indicado anteriormente, la Sentencia del TJCE, de
15 de diciembre de 1995 (caso Bosman), analizó las cláusulas de
nacionalidad, y subrayó que el respeto a la autonomía del movimiento
deportivo y el reconocimiento a la especificidad del deporte no puede amparar
actitudes contrarias al Derecho Comunitario, para concluir que las cláusulas
de nacionalidad constituyen un claro obstáculo a la libre circulación de
personas y de trabajadores.
Por su parte, en la Sentencia TJCE de fecha 11 de abril de 2000 (Asunto
Deliège) se subraya la Comunitarización del deporte, claramente plasmada en
el Tratado de Amsterdam y en el de Niza, y no sólo en el contexto del deporte
profesional. Este argumento es reiterado en la sentencia del propio TJCE de
fecha 13 de abril de 2000 (Asunto Lehtonen), haciendo mención expresa a la
9
DO L 257/68; 19.10.68.
33
Declaración nº29 sobre el deporte que figura como anexo al Acta Final de la
Conferencia que aprobó el Tratado de Amsterdam, que pone de relieve la
importancia social del deporte y que insta a los organismos de la UE a prestar
atención especial a las características específicas del deporte de aficionados.
La sentencia subraya que según reiterada jurisprudencia, el artículo 6 del
Tratado, que establece el principio general de prohibición de la discriminación
por razón de la nacionalidad, es operativa a todos los sectores comprendidos
en el ámbito competencial Comunitario, y sirve como cláusula de cierre para
todos aquellos supuestos normativos que no contemplen normas específicas
que prohiban la discriminación por razón de nacionalidad.
El propio TJCE, en sentencia de 30 de abril de 1996 (Asunto Boukhalfa)
confirma el carácter rigurosamente imperativo de la regla de no discriminación
por razón de la nacionalidad, que será aplicable a toda situación que presente
vínculo suficiente con la UE.
Y hasta el momento, el corolario de estos sucesivos pronunciamientos
jurisprudenciales se completan con el contenido en la Sentencia de 8 de mayo
de 2003 (caso Kolpak) que insiste en la virtualidad y eficacia del principio de
libertad de circulación y no discriminación por razón de nacionalidad,
vinculado a un ámbito específico (los Acuerdos de Asociación de terceros
Estados con la UE) que supera el ámbito de estas reflexiones.
En el específico contexto objeto del presente estudio, son especialmente
importantes los pronunciamientos institucionales que a continuación se
incorporan, ya que permiten reafirmar las consideraciones que sustentan el
mismo y no dejan lugar a dudas sobre la conclusión ya anticipada: la
34
disposición del RFEF antes citada es claramente contraria al Derecho
Comunitario.
1º)
PREGUNTA ESCRITA E-1592/99
de Glyn Ford (PSE) a la Comisión
(1 de septiembre de 1999)
Asunto: Discriminación de futbolistas
Habida cuenta de que la sentencia del asunto Bosman debería ser aplicable
a los nacionales de la CE, del EEE y de determinados países con los que la
CE ha celebrado acuerdos de asociación, como Turquía, Túnez, Marruecos,
Argelia, Polonia, Hungría, Eslovaquia, la República Checa, Rumania,
Bulgaria y los Estados bálticos, ¿pueden confirmar la Comisión que sería
ilegal que las autoridades nacionales o las competentes en materia de fútbol
discriminasen a los futbolistas que ya jugaban en la UE y que son
nacionales de Estados signatarios de acuerdos de asociación?
Respuesta de la Sra. Diamantopoulou en nombre de la Comisión
(12 de octubre de 1999)
Los Acuerdos de asociación o cooperación de la Comunidad con Turquía,
Túnez, Argelia y Marruecos, y los Acuerdos Europeos con, Polonia, Hungría,
Eslovaquia, la República Checa, Rumania, Bulgaria y los Estados bálticos
contienen una disposición sobre la igualdad de trato de los trabajadores en
lo relativo a las condiciones de trabajo y a la remuneración.
Sobre esta base, la Comisión considera que los trabajadores que son
nacionales de estos países y tienen un empleo legal en los Estados
miembros, deberían recibir el mismo trato que los nacionales de los países
comunitarios.
2º)
(2000/C225 E/069)
PREGUNTA ESCRITA E-2188/99
de Konstantinos Hatzidakis (PPE-DE) a la Comisión
(29 de noviembre de 1999)
35
Asunto: Revisión de la sentencia Bosman
La sentencia del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas (TJCE)
en el caso Bosman (C-415/93) creó nuevas circunstancias en cuanto a la
libre circulación de los deportistas, las cuales han modificado desde
entonces por entero la imagen de diversas disciplinas deportivas, y
especialmente del fútbol, en los países europeos. Sin embargo, actualmente
-es decir, transcurridos cuatro años de la sentencia citada- son pocos ya
quienes piensan que los cambios acarreados vayan en la buena dirección y
sean por el bien del deporte. El elemento más importante de la identificación
de los aficionados con los clubes tiende a desaparecer por completo, ya que
estos últimos se han convertido en la realidad en empresas multinacionales
, y los clubes de menor tamaño no tienen ya el aliciente de la creación y
revelación de nuevos deportistas, pues éstos resultan muy rápidamente
víctimas de los apetitos voraces de los clubes grandes y económicamente
fuertes. Son muchos quienes consideran totalmente equivocado que la
sentencia del TJCE aborde la cuestión sólo desde la perspectiva de la no
discriminación y la libertad de circulación, ignorando por entero las
clarísimas vertientes culturales, educativas y éticas del deporte en general y
del fútbol en particular.
Teniendo en cuenta lo anterior y el hecho de que en los más divertidos
ámbitos se critican -con numerosos argumentos legales- los fundamentos
jurídicos de la sentencia por unilaterales, y que se multiplican las voces a
nivel europeo que piden una revisión de la sentencia Bosman.
1. ¿Cúal es la postura de la Comisión en este asunto, tras la inclusión en el
Tratado de Amsterdam de la Declaración nº29 sobre el deporte, en la que se
ponen de relieve la importancia social del mismo y las características
específicas del deporte de aficionados, y se ofrece a los organismos de la UE
la posibilidad de emprender la acción?
2. En este contexto, ¿tiene intención de iniciar ante el TJCE algún tipo de
procedimiento con vistas a la revisión de la sentencia citada o, en cualquier
caso, de emprender algún tipo de iniciativa legislativa para limitar sus
consecuencias, con el objetivo final de adoptar una solución que tenga más
cuenta el papel cultural, social y educativo del deporte?
Respuesta de la Sra. Diamantopoulou en nombre de la Comisión
(31 de enero de 2000)
La Comisión quiere precisar a Su Señoría que la sentencia Bosman confirmó
la aplicación del principio de libre circulación de los trabajadores a los
deportistas profesionales comunitarios que acaban contrato. Condenó el
pago de indemnizaciones de fichaje, formación o promoción, en particular
cuando no guardan relación con el coste real de formación, en los fichajes
36
internacionales en el interior de la Comunidad de deportistas profesionales
que acaban contrato, y condenó también la limitación del número de
jugadores nacionales de otros Estados miembros que pueden alinearse en
las competiciones entre clubes.
La Comisión, en su calidad de guardiana de los Tratados, tiene la obligación
de velar por el respeto de la sentencia Bosman.
Por lo que se refiere a la posición de la Comisión respecto de la
repercusiones de esta sentencia en la organización del deporte en Europa
remitimos a Su Señoría a la comunicación de la Comisión1 relativa a su
informe al Consejo Europeo con las perspectiva de la salvaguardia de las
estructuras deportivas actuales y del mantenimiento de la función social del
deporte en el marco comunitario (informe de Helsinki sobre el deporte). En
efecto, en este informe se señala que la Comisión está preparada para
estudiar con las organizaciones deportivas sistemas alternativos a los
condenados por el Tribunal, con el fin de garantizar el desarrollo armonioso
del deporte y la formación de los deportistas jóvenes.
En lo concerniente a la revisión del Tratado CE la Comisión ha hecho
pública su contribución a la próxima conferencia intergubernamental. Se ha
desestimado la sugerencia de anclar el deporte en el Tratado CE.
3º)
(2000/C280 E/088)
PREGUNTA ESCRITA E-2621/99
de Isidoro Sánchez García (ELDR) a la Comisión
(12 de enero de 2000)
Asunto: Adecuación al Derecho comunitario del reglamento de la Federación
Española de Natación respecto a la limitación a dos jugadores de
nacionalidad diferente a la española para la participación en la Liga
Nacional de Waterpolo
El artículo 20 de la Real Federación Española de Natación establece que
"Los clubes participantes en competición absoluta podrían obtener licencia
para dos jugadores cuya nacionalidad no sea española..."
Es adecuada al Derecho comunitario esta limitación, para jugadores
nacionales de los Estados miembros, al tratarse de una liga no profesional?
1
COM (1999) 644 final.
37
Esta limitación es adecuada al Derecho comunitario si dichos jugadores
pertenecen a los Estados miembros y son fichados mediante contrato
laboral?
Respuesta de la Sra. Diamantopoulou en nombre de la Comisión
(28 de febrero de 2000)
En la sentencia Bosman1, el Tribunal de Justicia dictaminó que las
disposiciones comunitarias en materia de libre circulación son aplicables a
los deportes profesionales y, en concreto, que el artículo 39 (antiguo artículo
48) del Tratado CE sobre la libre circulación de los trabajadores debe
respetarse en los reglamentos de las asociaciones deportivas. La limitación
del número de jugadores con nacionalidad de otro Estado miembro que
puedan alinearse en un partido no es, por tanto, acorde con el Derecho
comunitario.
Los deportistas aficionados, es decir, las personas para las que el deporte no
es una actividad económica, no están contemplados en dicha sentencia.
A pesar de ello, la Comisión opina que el reglamento de una asociación
deportiva es también contrario al Derecho comunitario cuando limita el
número de aficionados que es posible alinear en un partido y que transgrede
en particular lo dispuesto en el apartado 2 del artículo 7 del Reglamento
(CEE) nº 1612/98, de 15 de octubre de 1968, relativo a la libre circulación
de los trabajadores dentro de la Comunidad2, según el cual los trabajadores
comunitarios se beneficiarán de las mismas ventajas sociales y fiscales que
los trabajadores nacionales. El Tribunal de Justicia ha señalado en varias
ocasiones que dicha disposición se aplica a las actividades de ocio3, en las
que se enmarca sin duda el deporte no profesional.
La cuestión de si el deporte aficionado constituye o no una actividad
económica es algo a lo que debe responderse teniendo en cuenta las
características de la actividad.
V. CONCLUSIONES.
1
Asunto C-415/93, Rec. 1995, p. I-4921.
38
I-. En ningún caso, tanto si se sostiene jurídicamente la adscripción de
los entes federativos al campo jurídico-público como si se defiende su
adscripción al ámbito privado cabe admitir la posibilidad de que una
Federación Deportiva vulnere el tenor de aquellos principios normativos de
carácter y naturaleza auténticamente Constitucional, básicos o primarios,
integrados en el propio sistema jurídico del Estado donde desempeña
territorialmente sus funciones establecidas.
Es preciso deslindar el ámbito de ejercicio de funciones públicas y de
funciones privadas en la actividad de las Federaciones deportivas. Junto a
funciones de naturaleza privada, se insertan atribuciones o facultades cuyo
componente público resulta evidente desde la perspectiva de nuestro
ordenamiento, como la promoción general de la actividad deportiva, la
aprobación de sus Estatutos y Reglamentos o la expedición de las licencias
necesarias para la participación en las diferentes competiciones oficiales.
II-. Desde nuestra óptica de análisis, en ambos casos ha de mediar
necesariamente un pleno control jurisdiccional de los actos normativos que
emanen de tales Federaciones, control que funcionalmente recaerá, según la
opción que se adopte, sobre la jurisdicción contencioso-administrativa o
sobre la civil, que velarán por el respeto a los principios ordenadores o
2
3
DO L 257 de 19.10.1968.
Asunto C-334/94 Rec. 1996, p. I-1307.
39
vertebradores de nuestro ordenamiento jurídico, sea de fuente autónoma
(interna) o Comunitaria (Unión Europea).
Sea cual sea la naturaleza jurídica atribuible a un ente federativo, éste
queda sujeto al conjunto de normas, actos y principios rectores de nuestro
sistema jurídico. En particular, y dentro del subsistema Comunitario, no
cabe oponer resistencia jurídica alguna a la operatividad o aplicabilidad
íntegra de los principios orientadores del Derecho Comunitario, que les
vinculan como a cualquier ente público o privado. El deporte como
fenómeno económico y social no puede escapar a este marco jurídico.
Dentro del denominado Derecho Deportivo, y en tercer escalón del
sistema de fuentes se encontrarían las denominadas Fuentes Terciarias.
Cada modalidad deportiva integra una especie de microcosmos jurídico, con
sus propios Estatutos y Reglamentos normativos, en el marco del
ordenamiento jurídico general deportivo.
Se trata así de manifestaciones de la autonomía de los particulares, que
establecen reglas válidas en un determinado ámbito material corporativo,
asociativo,
fundacional
o
deportivo,
en
cuanto
mecanismo
de
autorreglamentación.
Al margen del control de legalidad que sobre tales Estatutos y
Reglamentos federativos ejerce la Administración, la tutela judicial efectiva
(principio Constitucionalizado también a nivel Comunitario, y que subraya
especialmente
la
nueva
CE
en
varios
preceptos)
exige
su
control
40
jurisdiccional y adecuación a los principios rectores del ordenamiento
jurídico.
En este campo rige una norma jurídica comunitaria, a nivel de
principio o regla cuasi-Constitucional del Derecho comunitario, que impide
disponer inter-privatos de un principio básico como es la libre circulación de
personas.
III-. No existe, en definitiva, "excepción deportiva" aplicable como
justificación para evitar el juego de tal principio básico: las Federaciones
quedan sujetas a las normas jurídicas comunitarias e internas, sin límite o
excepción material alguna.
Exista o no realmente tal ordenamiento jurídico deportivo, su real
integración en el ordenamiento jurídico general del que en todo caso forma
parte determina que los principios y normas básicos de éste tengan una
incidencia real en su ámbito material, por derivación de los preceptos
Constitucionales (art. 24 CE, art. 9) y del Derecho Comunitario Primario y
derivado.
A tales efectos, la distinción entre los destinatarios de las normas
federativas, sean profesionales o aficionados, carecerá de toda incidencia
desde la vertiente de su aplicación y plena operatividad práctica. En
definitiva, la libertad de circulación de personas ha de regir con todas sus
consecuencias y ha de servir para remover las anquilosadas estructuras
deportivas, necesitadas de una adecuación exigida por el Derecho
Comunitario.
41
Por todo ello queda reforzada la conclusión anteriormente apuntada: no
existe margen de discrecionalidad alguno por parte de los entes federativos
para imponer reglamentariamente, y en la tramitación de licencias
federativas, resctricciones adicionales fundadas en motivos claramente
discriminatorios y que atentan a los principios vertebradores del Derecho
comunitario, frente al libre ejercicio de prácticas deportivas en calidad de
aficionado.
IV-. Tal requisito de nacionalidad, sin el cual no es posible la
tramitación federativa de la ficha correspondiente ha de ser considerado,
recurriendo a la terminología administrativa, como nulo de pleno Derecho
en nuestro ordenamiento jurídico, y sin necesidad de que medie una
derogación expresa del tenor del Reglamento Federativo ha de entenderse
carente de toda eficacia práctica, por contravenir abiertamente los principios
expresados.
Reconociendo la dificultad que entraña tratar de armonizar los diversos
intereses en presencia y los bloques normativos enfrentados: por un lado, la
normativa Comunitaria frente a la que rige las competiciones deportivas, debe
señalarse que la necesidad de garantizar cierta sensibilidad hacia las
particularidades del mundo del fútbol no puede impedir o frustrar la garantía
de Derechos fundamentales consagrados en la Constitución y en el Derecho
comunitario, y ello no tiene por qué significar que el ámbito normativo
deportivo pierda su eficacia.
La postura de la Comisión europea, recientemente manifestada, es clara
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y rotunda: defiende y sostiene que todo ciudadano comunitario pueda jugar
en España sin limitaciones, y al margen de su consideración como aficionado
o no en la calificación federativa de su ficha deportiva. Frente a la
argumentación federativa, relativa a la imposibilidad de aplicar el principio de
no discriminación entre nacionales y Comunitarios al supuesto de jugadores
aficionados, la postura de las autoridades Comunitarias es clara y tajante: es
poco aceptable jurídicamente tal orientación, ya que la restricción contenida
en el Reglamento Federativo implica una restricción inadmisible a los
jugadores de fútbol de otros países Comunitarios para participar en ciertas
competiciones, y a su juicio tal Reglamento Federativo vulnera el derecho de
todo ciudadano europeo a circular libremente y a residir en el territorio de los
Estados miembros.
En definitiva, la autonomía de organización por parte Federativa de sus
competiciones no puede amparar tal discriminación. Tal y como se ha puesto
de manifiesto, reiteradas Sentencias del TJCE, en jurisprudencia plenamente
asentada afirman que el deporte queda bajo el ámbito de actuación del
Derecho Comunitario, y la acción de las autoridades e instituciones
Comunitarias en este ámbito tiene en cuenta el carácter polivalente de la
actividad deportiva y su dimensión social, pero tales argumentos en ningún
caso pueden justificar la vigencia de prácticas que revelan la existencia de
restricciones y discriminaciones por razón de nacionalidad entre ciudadanos
Comunitarios inadmisibles a la luz del vigente Derecho Comunitario.
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