JORNADA IURIS MUGA SOBRE DERECHO TRANSFRONTERIZO EN MATERIA DE DEPORTE . Donostia-San Sebastián, 29 de octubre de 2004. Ponencia presentada por JUAN JOSE ALVAREZ RUBIO, Catedrático de Derecho Internacional Privado de la UPV/EHU: “Libre circulación de deportistas (especialmente profesionales) en el seno de la Unión Europea”. los no I. CONSIDERACIONES INTRODUCTORIAS-. II. EL MARCO JURÍDICO COMUNITARIO. 2.1. Las características del Derecho del deporte. 2.2. El principio Comunitario de no discriminación por razón de nacionalidad. 2.3. La incidencia de los Tratados de Ámsterdam y Niza. 2.4. La Constitución Europea: ¿Comunitarización del deporte? 2.5. Potencialidad del Tratado de Bayona. III. LA EVOLUCIÓN DE LA JURISPRUDENCIA COMUNITARIA EN MATERIA DE DEPORTE. 3.1. Antecedentes. 3.2. Decisiones jurisprudenciales de especial relevancia. IV. CONCLUSIONES. 2 I-.CONSIDERACIONES INTRODUCTORIAS-. Quisiera en primer lugar agradecer a los organizadores de la Jornada su invitación, y felicitarles por el acierto en la elección del tema abordado, porque toda reflexión en esta línea permite profundizar en el debate abierto sobre la trascendencia del Derecho Comunitario actualmente en vigor (Tratado de Niza, heredero en el ámbito del deporte del camino iniciado con el Tratado de Amsterdam), y en particular sobre la incidencia que la eventual entrada en vigor en el año 2006 del Tratado por el que se instituye una Constitución para Europa (en adelante, Constitución Europea) ha de tener en su proyección específica sobre las estructuras deportivas nacionales. El objetivo de las líneas que siguen es dejar abiertas para la reflexión una serie de afirmaciones, inferidas en buena parte de decisiones del TJCE, y que pueden permitir atisbar ya una evolución importante en el proceso de comunitarización del Derecho de deporte, y en particular su incidencia sobre las específicas regulaciones internas adoptadas en los veinticinco Estados miembros de la UE por parte de las respectivas Federaciones nacionales. Y centraré, aunque no exclusivamente, mi mirada en el siempre complejo mundo del fútbol, auténtica industria y potencia económica que no puede vivir, ni en el ámbito profesional ni en el aficionado, a espaldas de la realidad normativa Comunitaria. La primera reflexión que someto a la opinión de los asistentes/lectores es que en ningún caso, tanto si se sostiene jurídicamente la adscripción de los entes federativos al campo jurídico-público como si se defiende su 3 adscripción al ámbito privado cabe admitir la posibilidad de que una Federación Deportiva vulnere el tenor de aquellos principios normativos de carácter y naturaleza auténticamente Constitucional, básicos o primarios, integrados en el propio sistema jurídico del Estado donde desempeña territorialmente sus funciones establecidas. Dichos principios se contienen además de forma expresa en las Normas Primarias del Derecho Comunitario, que presenta una primacía jerárquica respecto a los diversos ordenamientos internos y un efecto directo en cuanto normas integrantes de nuestro sistema jurídico que vinculan tanto a las Administraciones como a las Autoridades y a los entes y ciudadanos particulares. 2. Como ejemplo de claro incumplimiento de las previsiones vigentes del Derecho Comunitario cabe citar el tenor del artículo 168 del Reglamento General de la Real Federación Española de Fútbol, que consagra una flagrante discriminación por razón de nacionalidad, contraria al Derecho Comunitario, al disponer que 1. Los extranjeros, en todo caso, y los españoles que, siéndolo de origen, no hayan residido en España de manera ininterrumpida o alternativa, durante, al menos, diez años, salvo el supuesto que prevé el punto 5 del presente artículo, sólo podrán obtener licencia como futbolistas aficionados para participar, exclusivamente, en competiciones territoriales. Para ello deberán formular la correspondiente solicitud ante la Federación de ámbito autonómico competente, acreditando su filiación, edad, lugar de nacimiento, nacionalidad actual y, en su caso, de origen, país del que proceden y residencia en España, y acompañando su historial deportivo, a la vista de todo lo cual se otorgará, si procede, la autorización de la RFEF. Tratándose de jugadores mayores de veintitrés años, tal 4 2. 3. 4. 5. autorización sólo podrá concederse para participar en la última de las categorías territoriales. Cada club sólo podrá inscribir hasta dos jugadores de los que se refiere el apartado anterior, salvo que aquel esté compuesto por jugadores aficionados con la condición de refugiados. Los jugadores que acrediten haber obtenido la nacionalidad española, mediante certificación del Registro Civil Central del Ministerio de Justicia, y su residencia en España al menos desde la edad cadete, podrán inscribirse y obtener libremente aunque no hayan completado diez años de estancia. Los jugadores procedentes del exterior deberán acreditar documentalmente su cualidad de aficionados o de profesionales. Podrán inscribirse y alinearse, como juveniles o aficionados, según su edad, en competiciones de ámbito nacional, los jugadores que vinieran actuando en el fútbol desde prebenjamines, benjamines, alevines o infantiles o, en cualquier caso, si su residencia fuera de, al menos, cinco años, desde luego ininterrumpidamente. La regulación contenida en el Reglamento de la FEF desconoce la diferencia de trato que debe imperativamente establecerse entre inmigrantes no Comunitarios frente a quienes ostenten la ciudadanía o nacionalidad de otro Estado de la UE, que tiene reconocido el doble Derecho de igualdad de trato y de eliminación de toda traba y/o discriminación por razón de nacionalidad respecto a los derechos reconocidos en sus respectivos Países a sus nacionales. No cabe restar operatividad a este principio bajo argumentos de orden público o de excepcionalidad de un determinado sector o con interpretaciones similares. Se aprecia así el carácter obsoleto de la normativa de la FEF, claramente contraria al Derecho comunitario: en la categoría de Tercera División no pueden, como regla general, jugar ni Comunitarios ni extranjeros; en las categorías regionales, juveniles, cadetes o infantiles, la FEF ha 5 impuesto una discriminación por número y por edad: hasta 23 años sólo dos por equipo, salvo que lleven cinco años residiendo en España; los mayores de 23 años también están limitados a dos, pero exclusivamente pueden jugar en la última categoría regional de cada CCAA.; de facto consta, y se aprecia en la práctica, la actuación de cada Federación territorial que flexibiliza o desoye abiertamente tales criterios. Tal y como manifestó Viviane Reding, Comisaria Europea de Educación, Cultura y deportes, en comparecencia ante el Parlamento Europeo el 2 de septiembre de 2000, las Federaciones son en principio autónomas a la hora de regular el deporte, y la Comisión es consciente de ello, pero esa regulación no puede ir en contra del Derecho Comunitario, de la libre circulación o de la no discriminación. Gráficamente destacó que “no se puede tratar al deporte como a la siderurgia, pero hay que respetar las normas”. Por tanto, el Derecho Comunitario afecta y vincula directamente a organismos, entidades o Asociaciones que nos están necesariamente sometidas al Derecho Público. Las disposiciones del Derecho Comunitario (y en particular, las previsiones contenidas en el Tratado de Niza, actualmente en vigor) proyectan su operatividad sobre toda actividad deportiva con repercusión Comunitaria, e igualmente sobre las normas aprobadas en el seno de dichas Asociaciones Deportivas. Tal y como destacó el TJCE en el caso Lehtonen (Sentencia de 13 de abril de 2004, que posteriormente será comentada),la supresión de barreras de carácter estatal a la libre circulación de personas correría peligro si ésta pudiera ser neutralizada mediante obstáculos derivados de actos realizados 6 en ejercicio de su autonomía política por asociaciones y organismos que no están sometidos al Derecho público. Podemos afirmar que en la actualidad se ha superado a nivel Comunitario la etapa en la que se observaba el deporte desde una óptica exclusivamente económica, para pasar a valorar no solo esta vertiente de actividad económica sino también su importancia social al servicio de la construcción europea. En este proceso de sensibilización y de aproximación global a la realidad del deporte se enmarca la Decisión 291/2003/CE, del Parlamento Europeo y del Consejo, de 6 de febrero de 2003, por la que se establece el año 2004 como Año Europeo de la Educación a través del deporte. II. EL MARCO JURÍDICO COMUNITARIO. 2.1. Las características del Derecho del deporte. 1. En el ámbito del deporte se ha actuado siempre conforme al amplio margen de libertad que las normas internas, internacionales o comunitarias otorgan a la autonomía de la voluntad y, por tanto, a la autoorganización por parte de los entes federativos respectivos. Pero tal “inercia” no implica quedar al margen de la jerarquía normativa existente y, por tanto, la actividad deportiva queda sometida a las disposiciones imperativas del ordenamiento jurídico. En el supuesto ahora analizado, debe atenderse a las normas primarias contenidas en el ordenamiento Comunitario, que presentan dos características esenciales: 7 - El Derecho comunitario tiene primacía respecto a los ordenamientos internos. - El Derecho comunitario produce efecto directo, lo cual implica que puede ser invocado directamente por los particulares, sin necesidad de acto alguno de transposición. Son dos las normas esenciales que interesan en relación al ámbito de estudio ahora planteado, y cuya primacía y efecto directo no ofrece duda alguna: - Libre circulación de personas, vinculada a la ciudadanía europea y con independencia de que se ejerza o no una actividad económica. - No discriminación por razón de nacionalidad, de tal forma que tener la nacionalidad de un Estado miembro equivalga, de hecho, a tener la de todos los Estados miembros. La evolución de la aplicación de estos principios al ámbito del deporte ha avanzado lentamente, como consecuencia de la actitud de las respectivas Federaciones deportivas nacionales. No obstante, el camino seguido muestra una aplicación creciente de las normas comunitarias, y esta progresiva aplicación de consecuencia la normativa tanto de la comunitaria jurisprudencia al ámbito del Comunitaria deporte como de es la preocupación manifestada por la Comisión Europea, como impulsora de la acción Comunitaria en los distintos ámbitos. 2. La línea seguida por la Comisión Europea responde, en parte, a las quejas recibidas y a las cuestiones planteadas por ciudadanos europeos que 8 han visto limitada su legítima pretensión de practicar el deporte, como profesionales o como aficionados, en el Estado de recepción. Ya en la Comunicación de la Comisión al Consejo y al Parlamento Europeo sobre "La Comunidad Europea y el deporte", de 31 de julio de 1991, se preconizaba la supresión de las fronteras comunitarias en las competiciones entre deportistas aficionados, al igual que se manifestaba la importancia de la presencia del deporte para promover las actividades comunitarias en materia de salud, medio ambiente, protección de los consumidores, turismo, transporte y educación. Más recientemente, la Comisión, en el documento "Evolución y perspectivas de la acción comunitaria en el deporte", de 29 de septiembre de 1998, subrayó que el desarrollo del deporte, tanto a nivel profesional como de aficionados, concierne cada vez más a las distintas políticas Comunitarias. La Comisión ha podido destacar así que la realización del mercado interior garantiza el pleno desarrollo de la libertad de circulación de personas, vinculada a la no discriminación por razón de nacionalidad, en relación a la práctica de toda actividad deportiva, sea como profesional o como aficionado. Además, hasta fecha reciente no se mencionaba expresamente al deporte en los textos comunitarios, pese a la importancia progresiva que adquiría. Fue en la Declaración de 29 adjunta al Tratado de Amsterdam (en vigor desde el 1 de mayo de 1999) al destacar que 9 "La Conferencia pone de relieve la importancia social del deporte y, en particular, su función a la hora de forjar una identidad y de unir a las personas. Por consiguiente, la Conferencia insta a los Organismos de la Unión Europea a escuchar a las Asociaciones deportivas cuando estén tratándose cuestiones importantes que afecten al deporte. A este respecto, debería prestarse una atención especial a las características del deporte de aficionados". El deporte, considerado como derecho social, queda así vinculado a la integración europea, y ha de quedar sometido a la nueva dimensión de la ciudadanía europea, no vinculada a la actividad económica y, por tanto a los deportistas profesionales. Los principios de libre circulación de personas y de no discriminación por razón de nacionalidad implican el derecho a practicar en otro Estado miembro un deporte tanto de forma profesional o como aficionado. 3. El denominado Derecho deportivo constituye un escalón inferior en la jerarquía normativa. Cada modalidad deportiva integra una especie de microcosmos jurídico, con sus propios Estatutos y Reglamentos normativos enmarcado en el ordenamiento jurídico general deportivo, de forma que el ejercicio de la autonomía de los particulares que permite una autorregulación de la actividad deportiva queda siempre sometida a las normas fundamentales, internas e internacionales. No existe, en definitiva, una "excepción deportiva" que permita a las Federaciones quedar al margen de la aplicación de las normas jurídicas comunitarias o internas. Esa complejidad que caracteriza al mundo del deporte, ese carácter híbrido en la frontera de lo público y lo privado, entre la autonomía de las reglas de juego y la sumisión a las normas jurídicas, en el marco de un ordenamiento jurídico multiforme se aprecia si se examinan los propios 10 Estatutos de la FEF (art.1.4): existe, junto a una remisión a la reglamentación de la Federación internacional, una fórmula o cláusula de estilo común, por la que se aceptan y se obliga a cumplir las normas internacionales, desde luego, dentro del ordenamiento jurídico español. Y entre esas fuentes normativopúblicas ocupa un espacio cada más relevante el Derecho Comunitario. En definitiva, cada modalidad deportiva conforma un microcosmos jurídico, con diversidad de fuentes de producción normativa, entre las que se encuentra la obligación de respetar los derechos fundamentales consagrados en las leyes internas y en las Comunitarias. No debe olvidarse que pese a que las Federaciones están legalmente dotadas de naturaleza jurídico-privada, gran parte de sus actividades se agotan en el ejercicio de funciones calificadas como públicas y de carácter administrativo. 2.2. El principio de no discriminación por razón de nacionalidad. 1. Las federaciones deportivas mantienen con frecuencia en vigor normas internas que pueden afectar negativamente a la posibilidad de que los deportistas Comunitarios no nativos, sean profesionales o aficionados, practiquen su deporte en las mismas condiciones que un nacional del país donde opera dicha entidad deportiva, tanto si se es amateur como profesional. Las federaciones deportivas deberían modificar sus normas para ponerlas en línea con la legislación de la CE en materia de libre circulación. En su informe de 1989 sobre la libre circulación de futbolistas profesionales 11 en la Comunidad8, el Parlamento Europeo (PE) adoptó ya la postura de que la UEFA y las federaciones nacionales de fútbol incumplían la ley de la Comunidad al limitar el número de jugadores extranjeros de un equipo, aunque aceptaba que la selección nacional debía respetar el principio de nacionalidad. Desde el informe Van Raay, un numeroso grupo de parlamentarios europeos argumentan insistentemente que cualquier restricción basada en la nacionalidad, que limite la libertad de un jugador para elegir el país donde quiere jugar, contraviene el Tratado de Roma. El estatuto de las personas que son objeto de discriminación por razones de nacionalidad en el desempeño de una actividad no económica, como las que practican un deporte sin remuneración, es igualmente claro, ya que esta persona puede ampararse en el Tratado. En el contexto de esta Ponencia la cuestión clave de la regla antes citada radica discriminación en no que es la Federación exclusiva de Española este de Futbol deporte) la (y esta aplica indiscriminadamente tanto a "extranjeros comunitarios" como a "extranjeros no comunitarios", contraviniendo el Derecho Comunitario al mermar su derecho a la libre circulación establecido en el Tratado. Es un hecho contrastado el progresivo incremento de la trascendencia e impacto de la legislación Comunitaria y de las políticas de la UE en relación al deporte. El Derecho del deporte se enfrenta ahora con la aplicación del Derecho Comunitario supranacional, que por definición goza 8 Informe Janssen van Raay, 1.3.89. PE DOC Serie A. Doc A2-425/88. 12 de efecto directo y supremacía sobre los respectivos Derechos internos. Se opera así un claro cambio en la relación entre deporte (y en especial el fútbol), y la aplicación del Derecho Comunitario Europeo, en el marco de una colisión entre normas públicas y privadas: para la Unión Europea, por muy privada que sea una actividad nunca podrá escapar por tal motivo del control de la acción Comunitaria. Resulta por tanto inexcusable la aplicación del Derecho Comunitario a las Federaciones Deportivas Privadas, y en particular la inadmisión de toda discriminación por razón de nacionalidad en el ámbito del fútbol. El necesario tratamiento singularizado del deporte en el ámbito Comunitario (al igual, por ejemplo, que sectores como el medio ambiente o la cultura) no puede servir como excusa para mantener vigentes discriminaciones que atentan contra derechos fundamentales consagrados en los textos Comunitarios. Sin negar la peculiaridad del Derecho del deporte, tanto por la pluralidad de fuentes como por la diversidad de cuestiones que inciden en el mismo, la prohibición de no discriminación se extiende a cualquier tipo de norma, sea cual sea su origen: Tal y como destacó el TJCE, en la sentencia Walrave, las normas Comunitarias pueden ser invocadas ante un juez nacional, y cualquier disposición de un Reglamento Federativo deportivo que contraríe sus disposiciones puede ser invalidado. La conocida Sentencia del TJCE, de 15 de diciembre de 1995 (caso Bosman), analizó las cláusulas de nacionalidad, y destacó que el respeto a la autonomía del movimiento deportivo y el reconocimiento a la especificidad del deporte no puede amparar actitudes contrarias al Derecho Comunitario, y que 13 dichas cláusulas de nacionalidad constituyen un claro obstáculo a la libre circulación de personas y de trabajadores. Por su parte, en la Sentencia TJCE de fecha 11 de abril de 2000 (Asunto Deliège) se subraya la Comunitarización del deporte, claramente plasmada en los Tratados de Amsterdam y de Niza, y no sólo en el contexto del deporte profesional. Este argumento es reiterado en la sentencia del propio TJCE de fecha 13 de abril de 2000 (Asunto Lehtonen), haciendo mención expresa a la Declaración nº29 sobre el deporte que figura como anexo al Acta Final de la Conferencia que aprobó el Tratado de Amsterdam, poniendo de relieve la importancia social del deporte e instando a los organismos de la UE a prestar atención especial a las características específicas del deporte de aficionados. La sentencia subraya que según reiterada jurisprudencia, el artículo 6 del Tratado, que establece el principio general de prohibición de la discriminación por razón de la nacionalidad, es operativo respecto a todos los sectores comprendidos en el ámbito competencial Comunitario, y sirve como cláusula de cierre para todos aquellos supuestos normativos que no contemplen normas específicas que prohiban la discriminación por razón de nacionalidad. El propio TJCE, en sentencia de 30 de abril de 1996 (Asunto Boukhalfa) confirma el carácter rigurosamente imperativo de la regla de no discriminación por razón de la nacionalidad, que será aplicable a toda situación que presente vínculo suficiente con la UE; en realidad configura tal precepto como una auténtica norma material imperativa, ya que el principio de igualdad de trato, reforzado por la proclamación en el TUE de la ciudadanía de la Unión 14 constituye una regla rigurosamente imperativa que debe desplegar todos sus efectos en el plano intracomunitario. 2.3 La incidencia de los Tratados de Amsterdam y Niza. 1. Tal y como ya ha sido indicado, la creciente importancia del Derecho comunitario en el desarrollo del ordenamiento jurídico deportivo tiene su muestra más patente y reciente en la Declaración 29ª adjunta al Tratado de Amsterdam, en la que, como parte integrante del mismo, se ensalza la importancia social del deporte, en particular a la hora de forjar una identidad europea, y destaca la singularidad específica del deporte de aficionados, al establecer que "La Conferencia pone de relieve la importancia social del deporte, y en particular, su función a la hora de forjar una identidad y de unir a las personas. Por consiguiente, la Conferencia insta a los Organismos de la Unión Europea a escuchar a las Asociaciones deportivas cuando estén tratándose cuestiones importantes que afecten al deporte. A este respecto, debería prestarse una atención especial a las características del deporte de aficionados". En definitiva, toda actividad deportiva, sea profesional o aficionada, ha de ser examinada bajo el prisma del Derecho comunitario. 15 El precedente inmediato de tal disposición es el Documento de la Comisión, de 29 de septiembre de 1998, sobre la evolución y perspectivas de la acción Comunitaria en el deporte, al destacar que las disposiciones del Tratado de la Unión Europea, los actos derivados y las políticas y decisiones comunitarias ejercen una influencia creciente sobre las prácticas y actividades deportivas en Europa, debido a la rápida evolución que conocen estas actividades, en particular, en el ámbito del deporte profesional, y al importante lugar que el deporte aficionado ocupa en la sociedad. Uno de los grandes ámbitos de la actividad Comunitaria que atañe directamente al deporte viene representado por la libertad de circulación, ya que la realización del mercado interior garantiza la proyección directa sobre la actividad deportiva de tal libertad Comunitaria. La sentencia del Tribunal de Justicia en el asunto Bosman constituye, sin duda, la intervención comunitaria más conocida en el ámbito del deporte. La principal consecuencia de dicha sentencia fue la confirmación de la libre circulación de deportistas profesionales, lo que se tradujo en la apertura de las competiciones nacionales a los jugadores comunitarios y el relanzamiento de las principales ligas europeas. La sentencia puso de relieve también la necesidad de examinar la manera en que el dinero del deporte se redistribuye entre los clubes y las federaciones. La Comisión considera que no se pueden invertir o cuestionar las conclusiones de la sentencia Bosman, que en realidad se limitaron a confirmar los principios inscritos en el Tratado de Roma. Reafirma constantemente su disponibilidad para ayudar a las organizaciones 16 deportivas a encontrar soluciones, compatibles con el Derecho comunitario, para fomentar la contratación y la formación de los jóvenes jugadores y garantizar el mantenimiento del equilibrio entre clubes. El Parlamento Europeo adoptó, por su parte, un informe sobre la Unión Europea y el deporte, destacando su importancia como factor de integración social y como elemento clave en la definición de determinadas políticas comunitarias en los sectores de la educación, juventud y sanidad. 2. Una cuestión que a menudo se plantea a los servicios de la Comisión es la del deporte de aficionados, es decir, el derecho del ciudadano a practicar deporte. En algunos Estados, donde jóvenes nacionales de otros Estados miembros no pueden participar en los campeonatos nacionales, las federaciones alegan que las normas comunitarias solo se aplican a los profesionales. La posición de la Comisión20 a este respecto siempre ha sido clara: la práctica del deporte constituye una de las ventajas sociales que hay que reconocer al nacional comunitario que decida instalarse en otro Estado. Además, tales limitaciones basadas en la nacionalidad contra otros Estados miembros son difícilmente compatibles con el estatuto de la ciudadanía europea. En particular, las consecuencias que la libre circulación de personas y el principio de no discriminación por razón de nacionalidad proyectan sobre el derecho a la práctica de un deporte no como profesional sino en tanto que deportista aficionado resultan evidentes. 17 En el mundo deportivo ha de calar ya definitivamente la nueva dimensión de ciudadanía europea, y su correlativo derecho a la libertad de circulación con todas sus consecuencias. No puede darse la paradoja de que para practicar un deporte competitivo a nivel aficionado se exija el requisito de poseer la nacionalidad del Estado miembro en cuestión, en el marco de la Unión Europa, discriminándose a los nacionales de terceros Estados integrantes de la Unión. Tal situación es inaceptable, sobre todo tras la entrada en vigor, el 1 de mayo de 1999, del Tratado de Amsterdam, ya que el deporte queda ya considerado como derecho social, que contribuye a la construcción de la Unión Europea, con independencia de que se practique de modo profesional o aficionado. 3. El contenido básico o troncal de la libertad de circulación de personas queda directamente vinculado al principio de no discriminación por razón de nacionalidad, y la Comisión Europea ha destacado reiteradamente que la realización del mercado interior garantiza el pleno desarrollo de la libertad de circulación de personas en relación a práctica de toda actividad deportiva, sea como profesional o como aficionado, y que en varias ocasiones ha sido requerida por ciudadanos que sufrían limitaciones para practicar el deporte, como profesionales o como aficionados, en un Estado de acogida. 20 La Comisión ha invocado siempre la aplicación del Reglamento 16/68 basándose en las sentencias del Tribunal de Justicia en los asuntos C-151/97, Comisión contra Irlanda, y C-62/96, Comisión contra Grecia. 18 Debe recordarse que la Comisión insta a todas las instituciones comunitarias a brindar especial atención a las características específicas del deporte de aficionados, y que el Tribunal de Justicia de las Comunidades europeas (TJCE), en numerosos asuntos (por ejemplo, las sentencias recaídas en los asuntos 36/74, Walraeve contra UCI, 13/76, Donà contra Mantero, y 222/86, Heylens contra Unctef) declaró que el deporte, profesional o aficionado, en cuanto actividad económica está incluida en el Derecho Comunitario, y como tal figura incluso en el Informe Adonino sobre ciudadanía europea, de 24 de junio de 1988. La acción normativa de las instituciones de la Unión Europea se orienta, como destaca la Comisión, hacia el logro de una coherencia interna en la acción comunitaria en este ámbito, y en particular, a garantizar firmemente el desarrollo pleno de las cuatro libertades consagradas en los Tratados y, de forma específica, la libre circulación de personas. La Comisión, en su función de servir como órgano de control de la aplicación del Derecho Comunitario señala expresamente que respecto al deporte de aficionados no es posible restringir el acceso de jóvenes nacionales de otros Estados de la Unión Europea a los respectivos campeonatos nacionales. La alegación, formulada con frecuencia por las Federaciones, de que las normas comunitarias sólo se aplican a los profesionales no es, a juicio de la Comisión, admisible, ya que la práctica del deporte constituye una de las ventajas sociales que hay que reconocer al nacional comunitario que decida instalarse o trasladarse a otro Estado, y además, subraya, tales limitaciones 19 basadas simplemente en la nacionalidad contra otros Estados miembros son incompatibles con el estatuto de la ciudadanía europea. La UE pretende garantizar la aplicación uniforme y homogénea de la reglamentación que afecta a la libre circulación de personas, por lo que no admite ninguna discriminación fundada en la nacionalidad. En este contexto normativo, la supuesta existencia de unas fuentes propias del Derecho del Deporte no puede conducir, en ningún caso, a una colisión o vulneración de los principios antes señalados. La confluencia y vigencia simultánea, en este sector de nuestro ordenamiento, de normas que derivan de fuentes de naturaleza pública (internas e internacionales), junto a otras de origen privado, como resultado del Derecho de Asociación, no resta validez a la afirmación de que el margen de actuación normativo a desarrollar por tales entes federativos no puede vulnerar las disposiciones del Derecho Comunitario. En particular, la obligación de no discriminación por razón de nacionalidad y de respeto a la libertad de circulación de las personas posee efecto directo, y no necesita la adopción de normas nacionales específicas de desarrollo. Es necesario avanzar dentro del mundo del Derecho del Deporte hacia un modelo de relación propio, particularizado, y encontrar vías y mecanismos adecuados para compatibilizar la capacidad de regulación normativa del deporte por los poderes públicos con la dinámica propia del mismo y con un sistema de funcionamiento peculiar, pero en ningún caso ello puede amparar la vulneración de tales principios básicos de la ordenación de toda actividad deportiva. 20 En todo caso, el régimen jurídico aplicable en este sector debe respetar el derecho de los ciudadanos a la práctica deportiva de competición dentro de un sistema de acceso reglado, a través de las licencias federativas. 4. Desde el punto de vista del Derecho Comunitario todas las Federaciones, asociaciones, sociedades deportivas e incluso los deportistas pueden tener la consideración de empresas o asociación de empresas, aun cuando su actividad no implique la consecución de beneficios económicos. Junto al expreso pronunciamiento del Tratado de Amsterdam, el Informe de Helsinki sobre el deporte, realizado por las Comisión en diciembre de 1999 entiende que el objetivo principal es conciliar la dimensión económica del deporte con su dimensión popular, educativa, social y cultural, destacando la función social del deporte, y asignando a las federaciones la promoción del deporte profesional y aficionado, la integración social de jóvenes. En el plano específico del fútbol, la Comisión de la UE defiende que los Comunitarios jueguen sin limitaciones como aficionados, y ha abierto recientemente un proceso de infracción del Derecho Comunitario contra España, que podría finaliza ante el TJCE, debido a las restricciones que impone el Reglamento Federativo a los jugadores de fútbol de otros países Comunitarios para participar en sus competiciones: el caso proviene de las quejas formuladas por dos estudiantes de otro país Comunitario, ante las dificultades que han encontrado en España para jugar como aficionados (Puede verse el contenido de las mismas y la respuesta de la Comisión en el DOCE de 27 de marzo de 2004, C78 E/891-892, y E/335-336). En el 21 planteamiento del expediente la Comisión destaca que es consciente de que tal grado de discriminación se produce también en otros deportes, y subraya la incongruencia que supone, por ejemplo, que un ciudadano de la UE pueda, encontrándose residiendo en un País de la UE del cual no es nacional votar y ser elegido en determinados comicios electorales, y sus hijos, escolarizados en el Estado de residencia, no puedan participar en la competición deportiva organizada federativamente. La Comisión insiste en que es respetuosa con la autonomía institucional de las Federaciones para organizar las competiciones, pero que el principio de no discriminación (en su clara proyección también al ámbito del deporte aficionado) constituye un límite y un freno a esa autorregulación federativa, citando expresamente el art.12 TCE actualmente en vigor. 5. En todo caso, y como complemento a lo expuesto, incorporo otros dos pronunciamientos de la Comisión en torno al reconocimiento del deporte por el Derecho Comunitario, especialmente relevantes por su potencial proyección al objeto de este estudio: 1º) (2000/C219 E/202) PREGUNTA ESCRITA P-2424/99 de Roberta Angelilli (NI) a la Comisión (13 de diciembre de 1999) Asunto: Reconocimiento del deporte por el tratado Considerando la función social que el deporte desempeña, reconocida en la Carta Europea del Deporte de 1992 y en la declaración sobre el deporte contenida en el Tratado de Amsterdam, en la que se expresa "la relevancia social del deporte y, en particular, el papel que asume en la elaboración de la identidad y en el acercamiento entre las personas"; considerando que por estas características particulares el deporte detenta una valor 22 absolutamente original y específico que no puede compararse con las demás actividades económicas, como sucede en la actual doctrina normativa; Considerando la llamada sentencia Bosman del Tribunal de Justicia Europeo del 15 de diciembre de 1995, que ha permitido la transferencia y libre afiliación sin límite numérico de atletas profesionales entre los países miembros; considerando el peligro que esta posibilidad pudiera representar tanto para la identificación nacional de la sociedad deportiva, como en términos de empobrecimiento de la actividad juvenil, limitando en consecuencia el aumento de jóvenes atletas; considerando el principio de subsidiariedad, que aconsejan respetar la autonomía de las instituciones deportivas y de las estructuras nacionales correspondientes, a las que se debería solicitar la reglamentación del sector; Teniendo en cuenta que el Consejo Europeo del 11 y 12 de diciembre de 1998, celebrado en Viena, ha reconocido el papel del deporte en el ámbito social al invitar a la Comisión a que prepare un informe para el Consejo Europeo de Helsinki, con vistas a la Conferencia Intergubernamental; Pregunta: 1. si la Comisión ha creado Grupos de Trabajo para la elaboración del informe; 2. si la Comisión está avanzando en el trabajo y si puede asegurar que el trabajo estará listo para la Cumbre de Helsinki; 3. si considera oportuno, en vista de la próxima conferencia intergubernamental, introducir una enmienda formal al Tratado que añada al Título XII (ex Título IX) un artículo que, al igual de lo sucedido en el ámbito de la cultura, reconozca la especificidad y las particulares exigencias del deporte y subraye la necesaria subsidiariedad de la acción comunitaria en la materia. Respuesta de la Sra. Reding en nombre de la Comisión (7 de enero de 2000) 1. En el marco de la preparación del informe sobre el deporte para el Consejo de Helsinki, la Comisión ha respondido a la invitación formulada en la declaración de Amsterdam sobre el deporte de consultar a las organizaciones deportivas cuando se trate de asuntos importantes relacionados con este ámbito. A este fin, la Comisión publicó un documento de consulta, que suscitó numerosas reacciones y comentarios entre las organizaciones interesadas. Este documento sirvió de base a la Conferencia Europea del Deporte, celebrada en Olimpia en mayo de 1999, que constituyó una ocasión privilegiada para que los distintos agentes que intervienen en el mundo del deporte -federaciones, poderes públicos, otras instituciones comunitarias, industria, medios de comunicación- pudieran expresar sus 23 puntos de vista en la materia. Por último la Comisión también ha tenido en cuenta el informe sobre el deporte elaborado por el Comité de las Regiones. 2. En su reunión de 1 de diciembre de 1999, la Comisión adoptó este informe1 a fín de permitir al Consejo Europeo de Helsinki abordar el tema. 3. La Comisión ha adoptado ya su contribución2 con vistas a la Conferencia Intergubernamental. No se ha considerado oportuno añadir un artículo sobre el deporte. 2º) (2000/C225 E/251) PREGUNTA ESCRITA P-0102/00 de Pietro-Paolo Mennea (ELDR) a la Comisión (18 de enero de 2000) Asunto: Reconocimiento de la especificidad del deporte de aficionados Considerando la función social y el papel que desempeña el deporte, que se ha de considerar parte integrante de la cultura de los países comunitarios; considerando la función educativa, social, cultural y lúdica que desempeña el deporte, reconocida por el Tratado de Amsterdam; vista la organización del deporte en Europa, sus características y su evolución reciente; vista la distinción que existe en los Estados miembros entre deporte profesional (el que practican las empresas) y deporte de aficionados (el que ejercen las asociaciones sin finalidad lucrativa); visto que, para ser definida como tal, la actividad deportiva de aficionados ha de obtener esta calificación de las distintas federaciones deportivas nacionales, en aplicación de las normas establecidas por las propias federaciones y en cumplimiento de las directivas establecidas por los comités olímpicos nacionales de los Estados miembros; Vistas las normativas nacionales de los Estados miembros y los reglamentos de las organizaciones deportivas para establecer la distinción entre actividad deportiva profesional y actividad deportiva de aficionados; En el respeto de las organizaciones deportivas, ¿considera oportuno la Comisión que se introduzca una enmienda en el Tratado de Amsterdam por la que se reconoce la especificidad de ese sector del deporte calificado "de aficionados" por la legislación nacional y los reglamentos de las organizaciones deportivas de los Estados miembros? Respuesta de la Sra. Reding en nombre de la Comisión (18 de febrero de 2000) 1 2 COM(1999) 644 final. COM(1999) 592 final. 24 La Comisión ha reconocido que el deporte constituye un instrumento esencial de integración social y de educación1 en la sociedad europea, y preconiza una nueva asociación entre los diferentes agentes activos en este ámbito -organizaciones deportivas, autoridades nacionales y instituciones comunitarias- a fin de preservar y reforzar el valor social de las actividades físicas y deportivas. En cuanto a la organización del deporte, la Comisión subraya que ésta varía sustancialmente en los distintos Estados miembros. No todos cuentan con legislación específica al respecto; además, las diferencias entre el deporte profesional y aficionado no siempre están definidas de manera clara y precisa. Como subrayó el Abogado general Cosmas en sus conclusiones2 en el asunto Deliège, "el posible carácter económico de la actividad de un atleta habrá de buscarse en los elementos concretos que definan esta actividad, no en las proclamas de las federaciones deportivas". Por consiguiente, compete a los tribunales, y no a las federaciones deportivas, determinar la posible dimensión profesional de una actividad deportiva. La Comisión estima además que el Derecho comunitario ya tiene en cuenta algunas características propias del deporte, sobre todo del deporte aficionado. Por ejemplo, reconoce la existencia de prácticas específicamente deportivas, vinculadas a las normas de juego o a la capacidad de organización propia de las organizaciones deportivas, que escapan a las reglas de la competencia. Por cuanto precede, la Comisión no considera necesario en el estadio actual prever una reforma de los tratados a fin de reconocer la especificidad del deporte aficionado. 2.3 La Constitución Europea: ¿Comunitarización del deporte? Supera la pretensión de esta Ponencia valorar el texto Constitucional Europeo que en breve será sometido a referendum. En todo caso, y en el ámbito específico del deporte (también en otros) asistimos a un avance en el iter ya iniciado de la mano de los Convenios de Amsterdam y Niza. Por un lado, con el reconocimiento expreso del papel del deporte en el marco del 1 "Informe de Helsinki sobre el deporte": Informe de la Comisión al Consejo Europeo con la perspectiva de la salvaguardia de las estructuras deportivas actuales y del mantenimiento de la función social del deporte en el marco comunitario, COM(1999) 644 final. 2 Conclusiones del Abogado general, Sr. COSMAS, en los asuntos acumulados C-51/96 y C-191/97. 25 sistema educativo Europeo: en efecto, el artículo III-182 subraya que la Unión contribuirá al fomento de los aspectos europeos del deporte, habida cuenta de su función social y educativa, y reitera que la acción de las instituciones Comunitarias se encaminarán hacia el desarrollo de la dimensión europea del deporte. Se concibe en definitiva la práctica deportiva (sea amateur o profesional) como una parte de nuestra cultura y como un derecho fundamental en la educación, así como una forma de involucrar a los ciudadanos en el proyecto europeo. Junto a este expresa y significativa mención (que de forma programática permite avanzar en la comunitarización del fenómeno del deporte a nivel de los veinticinco Estados), la eventual entrada en vigor de la Constitución Europea en el año 2006 conducirá a reafirmar la vigencia de los principios de no discriminación y de libre circulación antes descritos. No deseo extenderme ene este punto (me remito a próximos trabajos en este novedoso ámbito), pero resulta evidente la operatividad y eficacia expresa de los preceptos que incorpora la Constitución Europea (y, en particular, las previsiones normativas que integran la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión) en relación al sector o ámbito de actividad que estamos abordando en este Jornada. 2.4. Potencialidad del Tratado de Bayona. 26 1. El 10 de marzo de 1995 se firmó entre España y Francia el Tratado de Bayona sobre cooperación transfronteriza entre entidades territoriales. La cooperación transfronteriza en Europa fue objeto, con carácter general, del denominado "Convenio marco" europeo de 21 de mayo de 1980 sobre cooperación transfronteriza entre comunidades o autoridades territoriales (BOE 16 octubre 1990). No obstante, para que su aplicación fuera posible en las relaciones hispano-francesas fue necesario llegar al Tratado de Bayona de 10 de marzo de 1995 sobre cooperación transfronteriza entre entidades territoriales, en vigor desde el 10 de marzo de 1997 (BOE 10 marzo 1997). En efecto, por las declaraciones formuladas por los Gobiernos francés y español su aplicación quedaba condicionada a la celebración de un Convenio bilateral, exigiéndose hasta ese momento que los convenios que suscribieran las entidades territoriales recibieran la conformidad expresa del Gobierno. Aunque Francia retiró esta declaración en 1994, el problema persistía desde el punto de vista español, puesto que no se retiró por parte española la declaración. Además, en ninguna norma española se hacía referencia a la cooperación transfronteriza, con la excepción de los tratados de límites con Francia y del citado Convenio-marco europeo. Ambos resultaban insuficientes. En cuanto a los Tratados de límites, por estar circunscritas sus disposiciones a los municipios fronterizos. En el caso del Convenio marco europeo porque, como consecuencia de la declaración formulada por España, su aplicación queda condicionada a la conclusión de tratados bilaterales con los Estados a los que pertenezcan las colectividades 27 territoriales con las que sus homólogas españolas deseen cooperar y esta condición se ha cumplido sólo respecto de Francia, mediante el Tratado de Bayona de 1995. 2. Entre las distintas alternativas barajadas, se optó por la más amplia, no limitando la cooperación transfronteriza al hecho de la proximidad física con la frontera o contigüidad, que hubiera limitado la aplicación del Convenio a sólo 58 municipios españoles, que suman un total de 113.000 habitantes, dejando fuera a la mayor parte de los municipios del área geográfica fronteriza e incluyendo únicamente a Irún como municipio importante. De ahí que, por parte española, el término "entidades territoriales" incluya a las cuatro Comunidades fronterizas con Francia (País Vasco, Navarra, Aragón y Cataluña), así como a las Provincias y Municipios pertenecientes a las mismas. Igualmente, y siempre que incluyan Municipios de los anteriores, pueden utilizar el Tratado como marco de su cooperación transfronteriza las Comarcas u otras Entidades que agrupen a varios Municipios instituídas por las Comunidades Autónomas antes citadas, así como las Areas metropolitanas y Mancomunidades creadas con arreglo a la legislación de Régimen Local. De esta forma, aunque se prescinde de un criterio conceptual estricto, se realiza una ampliación que, en el lado español, es relativamente homogénea, teniendo en cuenta el tamaño de las provincias de la zona. Permite incluir a municipios importantes, en particular a las capitales. Es, además, el mismo criterio utilizado en la aplicación del Programa comunitario INTERREG. 28 Desde el punto de vista francés, se concretó el acuerdo en las Regiones de Aquitania, Midi-Pyrénées y Languedoc-Roussillon, así como los Departamentos, Municipios y sus agrupaciones comprendidos en el territorio de las citadas Regiones. Debe señalarse, además, que la cooperación prevista por el Tratado puede tener lugar tanto entre entidades del mismo rango como entre entidades de rango diferente. 3. El objeto de la cooperación comprende toda materia que se adscriba al ámbito competencial de la entidad territorial en cuestión, siempre que exista un interés común entre las Partes interesadas en la cooperación (artículo 3, párrafo l). Obviamente, la cooperación en el marco del Tratado de Bayona deberá inspirarse en los principios de respeto al Derecho interno y de los compromisos internacionales de ambos Estados y de respeto de las competencias reconocidas en el Derecho interno a las entidades implicadas. El alcance del Tratado es amplísimo, y ya ha permitido colaboraciones específicas en los ámbitos culturales, deportivos (por ejemplo, participación de clubes guipuzcoanos en liguilla francesa territorial de rugby, y de jugadores aficionados guipuzcoanos en Francia). III. LA EVOLUCIÓN DE LA JURISPRUDENCIA COMUNITARIA EN MATERIA DE DEPORTE. 3.1 Antecedentes. 29 1. Ya en los años setenta, el TJCE se pronunció sobre las normas de libre circulación de la Comunidad en relación con los deportistas, en dos importantes fallos preliminares solicitados por tribunales nacionales. El primer caso4 se refería a dos motoristas de ciclismo holandeses que querían trabajar en equipos de otros Estados miembros pero no podían hacerlo debido a las normas de la Asociación Internacional de Ciclismo. Estas normas estipulaban que los motoristas debían tener la misma nacionalidad que los ciclistas del equipo. El segundo caso5 cuestionaba las normas de la Federación Italiana de Fútbol, según las cuales sólo los jugadores afiliados a la federación podían tomar parte en los partidos, y la afiliación, en principio, sólo estaba abierta a jugadores de nacionalidad italiana. Los demandantes afirmaban que estas normas eran ya entonces contrarias a las leyes de la Comunidad Europea. En la sentencia sobre el caso Walrave, el TJCE afirmó que cuando la práctica del deporte tiene un carácter de empleo retribuido o de servicio remunerado, constituye una actividad económica a efectos del artículo 2 del Tratado y, por lo tanto, entra en el ámbito de los artículos 48 ó 59, que exigen la abolición de la discriminación por motivos de nacionalidad. En el caso Doná, el Tribunal dispuso más categóricamente que la adopción de normas que discrimina por razones de nacionalidad, aunque se trate de una "organización deportiva", era incompatible con los artículos 7, 48 y 59 del Tratado. 4 5 Walrave and Koch contra .A.U.C.I.; Caso 36/74; sentencia del 24.10.74. Donà contra Mantero; Caso 13/76; sentencia del 14.7.76. 30 Aunque sin relación específica con el deporte, otra decisión del TJCE en 19927 se refería ya a la posesión de la doble nacionalidad, de un Estado miembro y de un país tercero, y al ejercicio del derecho de establecimiento. El Tribunal decidió que un Estado miembro no puede ignorar el hecho de que una persona tenga la nacionalidad de otro Estado miembro, y que una persona puede basarse en dicha nacionalidad para el ejercicio de las diversas libertades fundamentales que emanan del Tratado de la CE. 3.2 Decisiones jurisprudenciales de especial relevancia. 1. El TJCE no ha resuelto todavía ningún caso que se relacione específicamente con la discriminación de deportistas amateurs por razón de su nacionalidad. Sin embargo, interpretó el significado del artículo 7 del Reglamento 1612/689, que establece las obligaciones de los Estados miembros en relación con la libre circulación de los trabajadores y sus familias. El artículo 7 señala que deberían beneficiarse de las mismas ventajas sociales y fiscales que los nacionales, y el TJCE considera como "beneficios sociales" las condiciones necesarias para la plena integración del trabajador y su familia en el país anfitrión. En la misma orientación hermeneútica la postura básica de la Comisión Europea es que los amateurs, es decir, las personas que no practican el deporte como actividad económica, pueden recurrir al Tratado, y subraya además que es consciente de las dificultades que pueden surgir 7 Micheletti y otros contra Delegación del Gobierno de Cantabria; Caso C 31 en algunos casos, en los que es difícil distinguir entre amateur y semiprofesional (ya que hay muchas formas de recompensar a un deportista aparte de la remuneración puramente económica). La Comisión cree también que los casos de discriminación de los amateurs a causa de su nacionalidad limitan la libertad de la persona para trasladarse y residir en otro Estado miembro, y que, por ese motivo, son una barrera a la creación de una verdadera Europa de los pueblos. Por lo tanto, la jurisprudencia del TJCE sobre el significado de los beneficios sociales en el artículo 7 del Reglamento 16121/68 podría incluir el derecho a formar parte de una federación deportiva y jugar en cualquier nivel. 2. Hay que tener en cuenta también que en mayo de 1992, todos los Estados miembros de la UE adoptaron la Carta Europea del Deporte, del Consejo de Europa. Los signatarios de esta Carta aceptan diversos principios, algunos de los cuales se refieren al derecho de los amateurs a practicar deportes en todos los Estados miembros, entre los que cabe destacar: que el deporte es una actividad social en el sentido de que forma parte de la sociedad humana y por lo tanto de la cultura en el sentido amplio; que no hay que permitir ninguna discriminación por razón de nacionalidad en el acceso a las instalaciones y actividades deportivas; 369/90; sentencia del 7.7.92. 32 que todas las personas capacitadas deben tener una oportunidad para mejorar su nivel de rendimiento deportivo y alcanzar niveles de realización personal y/o reconocimiento público. La Comisión es consciente de que, por lo que se refiere al deporte amateur, existen discriminaciones basadas en la nacionalidad en el territorio de la UE, que son contrarias al espíritu de la Europa de los ciudadanos. En la situación actual del Derecho comunitario existe base jurídica para obligar a la Federación a abrir sus competiciones a todos los nacionales de la UE. 3. Tal y como ha sido indicado anteriormente, la Sentencia del TJCE, de 15 de diciembre de 1995 (caso Bosman), analizó las cláusulas de nacionalidad, y subrayó que el respeto a la autonomía del movimiento deportivo y el reconocimiento a la especificidad del deporte no puede amparar actitudes contrarias al Derecho Comunitario, para concluir que las cláusulas de nacionalidad constituyen un claro obstáculo a la libre circulación de personas y de trabajadores. Por su parte, en la Sentencia TJCE de fecha 11 de abril de 2000 (Asunto Deliège) se subraya la Comunitarización del deporte, claramente plasmada en el Tratado de Amsterdam y en el de Niza, y no sólo en el contexto del deporte profesional. Este argumento es reiterado en la sentencia del propio TJCE de fecha 13 de abril de 2000 (Asunto Lehtonen), haciendo mención expresa a la 9 DO L 257/68; 19.10.68. 33 Declaración nº29 sobre el deporte que figura como anexo al Acta Final de la Conferencia que aprobó el Tratado de Amsterdam, que pone de relieve la importancia social del deporte y que insta a los organismos de la UE a prestar atención especial a las características específicas del deporte de aficionados. La sentencia subraya que según reiterada jurisprudencia, el artículo 6 del Tratado, que establece el principio general de prohibición de la discriminación por razón de la nacionalidad, es operativa a todos los sectores comprendidos en el ámbito competencial Comunitario, y sirve como cláusula de cierre para todos aquellos supuestos normativos que no contemplen normas específicas que prohiban la discriminación por razón de nacionalidad. El propio TJCE, en sentencia de 30 de abril de 1996 (Asunto Boukhalfa) confirma el carácter rigurosamente imperativo de la regla de no discriminación por razón de la nacionalidad, que será aplicable a toda situación que presente vínculo suficiente con la UE. Y hasta el momento, el corolario de estos sucesivos pronunciamientos jurisprudenciales se completan con el contenido en la Sentencia de 8 de mayo de 2003 (caso Kolpak) que insiste en la virtualidad y eficacia del principio de libertad de circulación y no discriminación por razón de nacionalidad, vinculado a un ámbito específico (los Acuerdos de Asociación de terceros Estados con la UE) que supera el ámbito de estas reflexiones. En el específico contexto objeto del presente estudio, son especialmente importantes los pronunciamientos institucionales que a continuación se incorporan, ya que permiten reafirmar las consideraciones que sustentan el mismo y no dejan lugar a dudas sobre la conclusión ya anticipada: la 34 disposición del RFEF antes citada es claramente contraria al Derecho Comunitario. 1º) PREGUNTA ESCRITA E-1592/99 de Glyn Ford (PSE) a la Comisión (1 de septiembre de 1999) Asunto: Discriminación de futbolistas Habida cuenta de que la sentencia del asunto Bosman debería ser aplicable a los nacionales de la CE, del EEE y de determinados países con los que la CE ha celebrado acuerdos de asociación, como Turquía, Túnez, Marruecos, Argelia, Polonia, Hungría, Eslovaquia, la República Checa, Rumania, Bulgaria y los Estados bálticos, ¿pueden confirmar la Comisión que sería ilegal que las autoridades nacionales o las competentes en materia de fútbol discriminasen a los futbolistas que ya jugaban en la UE y que son nacionales de Estados signatarios de acuerdos de asociación? Respuesta de la Sra. Diamantopoulou en nombre de la Comisión (12 de octubre de 1999) Los Acuerdos de asociación o cooperación de la Comunidad con Turquía, Túnez, Argelia y Marruecos, y los Acuerdos Europeos con, Polonia, Hungría, Eslovaquia, la República Checa, Rumania, Bulgaria y los Estados bálticos contienen una disposición sobre la igualdad de trato de los trabajadores en lo relativo a las condiciones de trabajo y a la remuneración. Sobre esta base, la Comisión considera que los trabajadores que son nacionales de estos países y tienen un empleo legal en los Estados miembros, deberían recibir el mismo trato que los nacionales de los países comunitarios. 2º) (2000/C225 E/069) PREGUNTA ESCRITA E-2188/99 de Konstantinos Hatzidakis (PPE-DE) a la Comisión (29 de noviembre de 1999) 35 Asunto: Revisión de la sentencia Bosman La sentencia del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas (TJCE) en el caso Bosman (C-415/93) creó nuevas circunstancias en cuanto a la libre circulación de los deportistas, las cuales han modificado desde entonces por entero la imagen de diversas disciplinas deportivas, y especialmente del fútbol, en los países europeos. Sin embargo, actualmente -es decir, transcurridos cuatro años de la sentencia citada- son pocos ya quienes piensan que los cambios acarreados vayan en la buena dirección y sean por el bien del deporte. El elemento más importante de la identificación de los aficionados con los clubes tiende a desaparecer por completo, ya que estos últimos se han convertido en la realidad en empresas multinacionales , y los clubes de menor tamaño no tienen ya el aliciente de la creación y revelación de nuevos deportistas, pues éstos resultan muy rápidamente víctimas de los apetitos voraces de los clubes grandes y económicamente fuertes. Son muchos quienes consideran totalmente equivocado que la sentencia del TJCE aborde la cuestión sólo desde la perspectiva de la no discriminación y la libertad de circulación, ignorando por entero las clarísimas vertientes culturales, educativas y éticas del deporte en general y del fútbol en particular. Teniendo en cuenta lo anterior y el hecho de que en los más divertidos ámbitos se critican -con numerosos argumentos legales- los fundamentos jurídicos de la sentencia por unilaterales, y que se multiplican las voces a nivel europeo que piden una revisión de la sentencia Bosman. 1. ¿Cúal es la postura de la Comisión en este asunto, tras la inclusión en el Tratado de Amsterdam de la Declaración nº29 sobre el deporte, en la que se ponen de relieve la importancia social del mismo y las características específicas del deporte de aficionados, y se ofrece a los organismos de la UE la posibilidad de emprender la acción? 2. En este contexto, ¿tiene intención de iniciar ante el TJCE algún tipo de procedimiento con vistas a la revisión de la sentencia citada o, en cualquier caso, de emprender algún tipo de iniciativa legislativa para limitar sus consecuencias, con el objetivo final de adoptar una solución que tenga más cuenta el papel cultural, social y educativo del deporte? Respuesta de la Sra. Diamantopoulou en nombre de la Comisión (31 de enero de 2000) La Comisión quiere precisar a Su Señoría que la sentencia Bosman confirmó la aplicación del principio de libre circulación de los trabajadores a los deportistas profesionales comunitarios que acaban contrato. Condenó el pago de indemnizaciones de fichaje, formación o promoción, en particular cuando no guardan relación con el coste real de formación, en los fichajes 36 internacionales en el interior de la Comunidad de deportistas profesionales que acaban contrato, y condenó también la limitación del número de jugadores nacionales de otros Estados miembros que pueden alinearse en las competiciones entre clubes. La Comisión, en su calidad de guardiana de los Tratados, tiene la obligación de velar por el respeto de la sentencia Bosman. Por lo que se refiere a la posición de la Comisión respecto de la repercusiones de esta sentencia en la organización del deporte en Europa remitimos a Su Señoría a la comunicación de la Comisión1 relativa a su informe al Consejo Europeo con las perspectiva de la salvaguardia de las estructuras deportivas actuales y del mantenimiento de la función social del deporte en el marco comunitario (informe de Helsinki sobre el deporte). En efecto, en este informe se señala que la Comisión está preparada para estudiar con las organizaciones deportivas sistemas alternativos a los condenados por el Tribunal, con el fin de garantizar el desarrollo armonioso del deporte y la formación de los deportistas jóvenes. En lo concerniente a la revisión del Tratado CE la Comisión ha hecho pública su contribución a la próxima conferencia intergubernamental. Se ha desestimado la sugerencia de anclar el deporte en el Tratado CE. 3º) (2000/C280 E/088) PREGUNTA ESCRITA E-2621/99 de Isidoro Sánchez García (ELDR) a la Comisión (12 de enero de 2000) Asunto: Adecuación al Derecho comunitario del reglamento de la Federación Española de Natación respecto a la limitación a dos jugadores de nacionalidad diferente a la española para la participación en la Liga Nacional de Waterpolo El artículo 20 de la Real Federación Española de Natación establece que "Los clubes participantes en competición absoluta podrían obtener licencia para dos jugadores cuya nacionalidad no sea española..." Es adecuada al Derecho comunitario esta limitación, para jugadores nacionales de los Estados miembros, al tratarse de una liga no profesional? 1 COM (1999) 644 final. 37 Esta limitación es adecuada al Derecho comunitario si dichos jugadores pertenecen a los Estados miembros y son fichados mediante contrato laboral? Respuesta de la Sra. Diamantopoulou en nombre de la Comisión (28 de febrero de 2000) En la sentencia Bosman1, el Tribunal de Justicia dictaminó que las disposiciones comunitarias en materia de libre circulación son aplicables a los deportes profesionales y, en concreto, que el artículo 39 (antiguo artículo 48) del Tratado CE sobre la libre circulación de los trabajadores debe respetarse en los reglamentos de las asociaciones deportivas. La limitación del número de jugadores con nacionalidad de otro Estado miembro que puedan alinearse en un partido no es, por tanto, acorde con el Derecho comunitario. Los deportistas aficionados, es decir, las personas para las que el deporte no es una actividad económica, no están contemplados en dicha sentencia. A pesar de ello, la Comisión opina que el reglamento de una asociación deportiva es también contrario al Derecho comunitario cuando limita el número de aficionados que es posible alinear en un partido y que transgrede en particular lo dispuesto en el apartado 2 del artículo 7 del Reglamento (CEE) nº 1612/98, de 15 de octubre de 1968, relativo a la libre circulación de los trabajadores dentro de la Comunidad2, según el cual los trabajadores comunitarios se beneficiarán de las mismas ventajas sociales y fiscales que los trabajadores nacionales. El Tribunal de Justicia ha señalado en varias ocasiones que dicha disposición se aplica a las actividades de ocio3, en las que se enmarca sin duda el deporte no profesional. La cuestión de si el deporte aficionado constituye o no una actividad económica es algo a lo que debe responderse teniendo en cuenta las características de la actividad. V. CONCLUSIONES. 1 Asunto C-415/93, Rec. 1995, p. I-4921. 38 I-. En ningún caso, tanto si se sostiene jurídicamente la adscripción de los entes federativos al campo jurídico-público como si se defiende su adscripción al ámbito privado cabe admitir la posibilidad de que una Federación Deportiva vulnere el tenor de aquellos principios normativos de carácter y naturaleza auténticamente Constitucional, básicos o primarios, integrados en el propio sistema jurídico del Estado donde desempeña territorialmente sus funciones establecidas. Es preciso deslindar el ámbito de ejercicio de funciones públicas y de funciones privadas en la actividad de las Federaciones deportivas. Junto a funciones de naturaleza privada, se insertan atribuciones o facultades cuyo componente público resulta evidente desde la perspectiva de nuestro ordenamiento, como la promoción general de la actividad deportiva, la aprobación de sus Estatutos y Reglamentos o la expedición de las licencias necesarias para la participación en las diferentes competiciones oficiales. II-. Desde nuestra óptica de análisis, en ambos casos ha de mediar necesariamente un pleno control jurisdiccional de los actos normativos que emanen de tales Federaciones, control que funcionalmente recaerá, según la opción que se adopte, sobre la jurisdicción contencioso-administrativa o sobre la civil, que velarán por el respeto a los principios ordenadores o 2 3 DO L 257 de 19.10.1968. Asunto C-334/94 Rec. 1996, p. I-1307. 39 vertebradores de nuestro ordenamiento jurídico, sea de fuente autónoma (interna) o Comunitaria (Unión Europea). Sea cual sea la naturaleza jurídica atribuible a un ente federativo, éste queda sujeto al conjunto de normas, actos y principios rectores de nuestro sistema jurídico. En particular, y dentro del subsistema Comunitario, no cabe oponer resistencia jurídica alguna a la operatividad o aplicabilidad íntegra de los principios orientadores del Derecho Comunitario, que les vinculan como a cualquier ente público o privado. El deporte como fenómeno económico y social no puede escapar a este marco jurídico. Dentro del denominado Derecho Deportivo, y en tercer escalón del sistema de fuentes se encontrarían las denominadas Fuentes Terciarias. Cada modalidad deportiva integra una especie de microcosmos jurídico, con sus propios Estatutos y Reglamentos normativos, en el marco del ordenamiento jurídico general deportivo. Se trata así de manifestaciones de la autonomía de los particulares, que establecen reglas válidas en un determinado ámbito material corporativo, asociativo, fundacional o deportivo, en cuanto mecanismo de autorreglamentación. Al margen del control de legalidad que sobre tales Estatutos y Reglamentos federativos ejerce la Administración, la tutela judicial efectiva (principio Constitucionalizado también a nivel Comunitario, y que subraya especialmente la nueva CE en varios preceptos) exige su control 40 jurisdiccional y adecuación a los principios rectores del ordenamiento jurídico. En este campo rige una norma jurídica comunitaria, a nivel de principio o regla cuasi-Constitucional del Derecho comunitario, que impide disponer inter-privatos de un principio básico como es la libre circulación de personas. III-. No existe, en definitiva, "excepción deportiva" aplicable como justificación para evitar el juego de tal principio básico: las Federaciones quedan sujetas a las normas jurídicas comunitarias e internas, sin límite o excepción material alguna. Exista o no realmente tal ordenamiento jurídico deportivo, su real integración en el ordenamiento jurídico general del que en todo caso forma parte determina que los principios y normas básicos de éste tengan una incidencia real en su ámbito material, por derivación de los preceptos Constitucionales (art. 24 CE, art. 9) y del Derecho Comunitario Primario y derivado. A tales efectos, la distinción entre los destinatarios de las normas federativas, sean profesionales o aficionados, carecerá de toda incidencia desde la vertiente de su aplicación y plena operatividad práctica. En definitiva, la libertad de circulación de personas ha de regir con todas sus consecuencias y ha de servir para remover las anquilosadas estructuras deportivas, necesitadas de una adecuación exigida por el Derecho Comunitario. 41 Por todo ello queda reforzada la conclusión anteriormente apuntada: no existe margen de discrecionalidad alguno por parte de los entes federativos para imponer reglamentariamente, y en la tramitación de licencias federativas, resctricciones adicionales fundadas en motivos claramente discriminatorios y que atentan a los principios vertebradores del Derecho comunitario, frente al libre ejercicio de prácticas deportivas en calidad de aficionado. IV-. Tal requisito de nacionalidad, sin el cual no es posible la tramitación federativa de la ficha correspondiente ha de ser considerado, recurriendo a la terminología administrativa, como nulo de pleno Derecho en nuestro ordenamiento jurídico, y sin necesidad de que medie una derogación expresa del tenor del Reglamento Federativo ha de entenderse carente de toda eficacia práctica, por contravenir abiertamente los principios expresados. Reconociendo la dificultad que entraña tratar de armonizar los diversos intereses en presencia y los bloques normativos enfrentados: por un lado, la normativa Comunitaria frente a la que rige las competiciones deportivas, debe señalarse que la necesidad de garantizar cierta sensibilidad hacia las particularidades del mundo del fútbol no puede impedir o frustrar la garantía de Derechos fundamentales consagrados en la Constitución y en el Derecho comunitario, y ello no tiene por qué significar que el ámbito normativo deportivo pierda su eficacia. La postura de la Comisión europea, recientemente manifestada, es clara 42 y rotunda: defiende y sostiene que todo ciudadano comunitario pueda jugar en España sin limitaciones, y al margen de su consideración como aficionado o no en la calificación federativa de su ficha deportiva. Frente a la argumentación federativa, relativa a la imposibilidad de aplicar el principio de no discriminación entre nacionales y Comunitarios al supuesto de jugadores aficionados, la postura de las autoridades Comunitarias es clara y tajante: es poco aceptable jurídicamente tal orientación, ya que la restricción contenida en el Reglamento Federativo implica una restricción inadmisible a los jugadores de fútbol de otros países Comunitarios para participar en ciertas competiciones, y a su juicio tal Reglamento Federativo vulnera el derecho de todo ciudadano europeo a circular libremente y a residir en el territorio de los Estados miembros. En definitiva, la autonomía de organización por parte Federativa de sus competiciones no puede amparar tal discriminación. Tal y como se ha puesto de manifiesto, reiteradas Sentencias del TJCE, en jurisprudencia plenamente asentada afirman que el deporte queda bajo el ámbito de actuación del Derecho Comunitario, y la acción de las autoridades e instituciones Comunitarias en este ámbito tiene en cuenta el carácter polivalente de la actividad deportiva y su dimensión social, pero tales argumentos en ningún caso pueden justificar la vigencia de prácticas que revelan la existencia de restricciones y discriminaciones por razón de nacionalidad entre ciudadanos Comunitarios inadmisibles a la luz del vigente Derecho Comunitario. 43