Escuela Nacional de Entrenadores – FUBB Club del Entrenador Uruguayo Club del Entrenador Uruguayo 1 Escuela Nacional de Entrenadores – FUBB Club del Entrenador Uruguayo Cuestión de linaje: Sobre el “instinto asesino” y el “jugar para ganar” Hace unas semanas escuchamos en ESPN a Sir Alex Fergusson, el mismo que parece ser entrenador vitalicio del Manchester United, refiriéndose al mal comienzo de su equipo en la Liga Premier Inglesa, decir que a sus jugadores les faltaba el instinto asesino. Para muchos televidentes, que tienen la visión idealista de que el deporte es una contienda entre verdaderos caballeros ingleses, puede haber sido chocante esa expresión. Pero ya hace más de 20 años que investigadores del deporte han encontrado y definido una cualidad común en los grandes deportistas, a la que han llamado, precisamente, instinto asesino. Otro rey eterno, el Prof. Francisco Seirul-lo que, de manera similar al entrenador escocés, parece ser el preparador físico vitalicio del Fútbol Club Barcelona, definía en el año 1992 el instinto asesino como la capacidad que tenía un deportista para, de acuerdo con la situación de juego en la que se encontraba, “elaborar y diseñar las tareas que hacen más daño al oponente hasta destruirlo”. Cuando Roger Federer, el monarca de los records en el Tenis, con la frialdad de un asesino serial y con la precisión de un reloj fabricado en su país, es capaz de enviar el balón a un ángulo de la cancha alejado de su oponente y luego de que éste logra devolver ese difícil balón, lo envía hacia el ángulo opuesto, para, por último, luego del esfuerzo sobrehumano de su rival que logra nuevamente devolver el balón, tocarla corta, suavemente, apenas por encima de la red, procura lograr la destrucción física y psicológica de su Club del Entrenador Uruguayo 2 Escuela Nacional de Entrenadores – FUBB Club del Entrenador Uruguayo oponente. Y los espectadores disfrutan de su elegancia, frialdad y capacidad para desgastar y aniquilar al rival. Y, estoy seguro, que Usted, amigo lector, frente a su televisor, se le ha escapado más de una vez un aplauso celebrando ese poder destructivo, aunque Federer no pueda escucharlo. En Básquetbol también hay muy buenos ejemplos. Cuando Ginóbili marcara un record personal de 48 puntos en un partido, otro Sir, Sir Charles Barkley (que no obtuviera su título nobiliario por decisión de ninguna reina y sí por el reconocimiento de la gente) opinó: “…Es un entendido del juego. Sabe perfectamente lo que hace. A mí no me sorprendieron sus 48 puntos. Podría convertir 30 por partido, pero él se sacrifica por el equipo. Sabe lo que los SPURS necesitan de él.” ¡Qué magistral definición de lo que significa “jugar para ganar”! Sacrificarse por el equipo y hacer sólo y en todo momento lo que el equipo necesita de él. Y lo hace todo el tiempo, en cada jugada, en cada balón que están disputando. ¿Será por eso que Manu Ginóbili es tan odiado por sus rivales como amado por los fanáticos de San Antonio? Es que a todos los jugadores les resulta molesto enfrentarse a un colega que se emplea hasta el borde del delgado límite de lo permitido o lo prohibido por el reglamento. Les resulta molesto enfrentarse a jugadores que están muy concentrados y atentos para aprovecharse del más mínimo error que puedan cometer. Esa cualidad, que muestran jugadores como Ginóbili, no es tan visible para los espectadores como, por ejemplo, las fabulosas volcadas de Lebron James, pero ayudó a ganar tres campeonatos a los Spurs de San Antonio. Eso que todavía es una asignatura pendiente para el Gran Lebron. Club del Entrenador Uruguayo 3 Escuela Nacional de Entrenadores – FUBB Club del Entrenador Uruguayo Su Majestad, Michael Jordan, es otro claro ejemplo de los que siempre jugaban a ganar, por más abultada que fuera su cuenta bancaria. Muchos recuerdan el tiro en perfecta suspensión sobre el final del último partido contra sus archi - enemigos de Utah Jazz. Pero, pocos seguramente recuerdan, que ese tiro decisivo sólo fue posible porque segundos antes, el mismo Jordan, con una entrega ejemplar, digna del más humilde de sus súbditos, acometiera velozmente como una fiera salvaje para arrebatar la pelota de sus manos a Malone, cuando éste estaba en una excelente posición para definir el encuentro a su favor. En nuestro país, un claro ejemplo de esos jugadores que juegan para ganar, ha sido en las últimas décadas, Diego Losada. Para muchos, que sólo ven las hundidas o las jugadas geniales o espectaculares, es difícil justificar la presencia de Diego durante tantos años en la Selección Nacional, pero sólo los que lo sufrieron de rival o los que lo disfrutaron de compañero, son capaces de valorar esa cualidad de Diego. Su capacidad letal para dañar al rival, su obsesión por hacer en cada momento lo que sea necesario, dentro del reglamento, para ganar, y hacerlo de esa manera todo el tiempo. Para convencernos de que esta cualidad no es un talento que abunde, si de reyes se trata, Phil Jackson insiste mucho para que Paul Gasol cambie su actitud en el juego. "Le he dicho que hay una forma de hacerlo, y que tiene que hacerle comprender al jugador con el que se empareje, cuáles son sus derechos territoriales. Pero para eso tiene que infligirle dolor en ocasiones. Esa es la mentalidad del guerrero que has de tener", añadió el entrenador. "No hay nada de malo en eso ni te convierte en una Club del Entrenador Uruguayo 4 Escuela Nacional de Entrenadores – FUBB Club del Entrenador Uruguayo mala persona. Simplemente es el código de conducta que tenemos en esta Liga". El propio Gasol reconoce que "Peco de ser demasiado bueno. Y, a veces, hay que tener mala leche. Soy demasiado caballero en la cancha, demasiado gentil" (citas de Belén Fourment, en Internet: www.quenonino.com, artículo llamado “Cuestión de actitud”). El instinto asesino es esa cualidad que permite a muchos jugadores que no tienen talento, destacarse igualmente en el deporte, y a los jugadores que lo tienen, descollar y ser jugadores número 1. Alberto Espasandín Club del Entrenador Uruguayo 5