BECQUERIANA «Silenciosa y cubierta de polvo veíase el arpa.» sfiilicrrcí REDACCIÓN Y ADMINISTRACIÓN PASEO DE SAN V I C E N T E , 20 M A D R I D PRECIOS Madrid..... Provincia» Extranjero DE SUSCRIPCIÓN 7,50 sem«t». 14 afia 8,00 • 15 » 13,00 a 24 í Para la buena marcha de nuestra contabilidad, se ruega a los colaboradores de GUTIÉRREZ que cobren el importe de sus trabajos antes de pasados tres meses desde su publicación, pues después de transcurrido ese tiempo se entenderá que renuncian al cobro. Conviene a los colaboradores espontáneos que los artículos y cuentos con que nos honran no excedan de una cuartilla, dos a lo sumo, con letra clara, preferible a máquina. Dt otra forma, la Dirección no garantiza la lectura de sus trabajos. Nos es imposible contestar las Innumerables cartas que recibimos de nuestros amables colaboradores. No haremos excepción ni con las que vienen con se>!o para el franqueo. Cuando vean publicado algún trabajo suyo, pueden pasar por nuestra Redacción, a cobrar su Importe, cualquier lunes, de cinco a siete. A LOS COLECCIONISTAS Los números atrasados de macaco el periódico los de niños 30 c é n t i m o s , 3 0 Todos los niños del mundo leen Planas a todo color, Historietas, Cuentos encuadernables, Construcciones, M uñ e oo s recortables Concurso m a c a c o el mejor semanario infantil GUTIÉRREZ se venden, al precio corriente, en el kiosco de la calle de Alcalá, frente al Teatro Alcázar. SE PUBLICA LOS DOMINGOS RIVADENEYRA SECCIÓN Los dias de pago en nuestra Redacción (Paseo de San Vicente, 20) son los lunes, de cinco a siete. S. A D E PUBLICACIONES PASEO DE SAN VICENTE, 20 MAD RI D Gutierre MADRID, ANO IV. 4 DE OCTUBRE - DE 1930 NUMERO 174 EGO S~UM FÉLIX RODRÍGUEZ Torero de cuerpo entero; quintaesencia de la taurómaca ciencia; fino artista, gutierrista de Santander o Valencia. "Gutiérrez", montera en mano, llega torero y gitano hasta la misma barrera, que el sol madrileño baña, y brinda por la Montaña y brinda por la ribera. CARICATURA DE K-HITO GUTIÉRREZ las joyas del teatro extranjero v e n d e t t a Drama de Sem Bcnelli, traducido al castellano for un ladrón de caminos, canales y puertos, y estrenado en el segundo peldaño de la Scala de Milán. Personajes: Los que vayan saliendo. Decoración: Habitación de una posada en Sicilia. Muebles adecuados, comprados a plazos. Al foro, puerta para entrar y salir. En la izquierda, ventana para mirar al campo. En la derecha, lavabo para hacerse la toilette. Ambiente, dramático. * ** Al levantarse el telón, en escena BEPPO y FRANCHETTA. s i c i l i a n a Beppo es un hombre que me juego la cabeza a que ha cumplido los cuarenta años. Un tipo groserote y bizco. Franchetta es una joven de veinte años, dos de los cuales fueron bisiestos, hermosa como la torre de Pisa y tan torcida como ella. Es de noche. FRANCHETTA.—¿Partes, Beppo? BEPPO.—Sí; parto. La noche ha cerrado como un comerciante en domingo, y ya es hora de hacer el alijo... (Beppo es contrabandista.) FRANCHETTA. — ¿ Quiénes te acompa- ñan hoy? O. — Martuchio y su hijo. S o n gestes de fiar. En caso de inutilizarme yo, no tendría inconveniente en entregarle el - alijo al padre y en confiarle el dinero al hijo. FRANCHETTA..—¿Es que piensas sacarle al alijo dinero? BEPPO.—Ya me conoces. Yo le saco dinero al alijo, al hijo, al padre y a un tío del padre y del hijo. FRANCHETTA.—¡ Eres terrible í BEPPO.—¡ Bah! Contrabando y n a d a más... FRANCHETTA.—Te amo por una cosa: por valiente... BEPPO.—¡ Valiente cosa! Pero, ¡ por la Madona!, ya es tarde. Me voy aceleratio... Adió, Franchettal Deja que te atice un beso antes de partiré... (Beppo coge a Franchetta brutalmente por un braso y le da tres besos seguidos, que la dejan señal.) FRANCHETTA. — Arrivedere, amere! (Devuelve los besos o Beppo, porque pertenece a esa clase de mujeres que no acostumbran a quedarse con lo que les dan.) BEPPO.—¡ Las armas! FRANCHETTA.—E vero! (Hace mutis y vuelve con doce pistolas, seis Puñales y un pisapapeles. Beppo se lo ciñe todo al cinturón.) BEPPO.—Adió, carina! FRANCHETTA.—Que la Madona de Por- tinari te saque con bien. (Beppo, tras un último beso feroz, hace mutis por el foro. Al abrir la puerta, un turbión de agua invade la estancia. Dentro se oye relampaguear de un modo que eriza el vello y el feo. En seguida suena, alejándose, la voz de Beppo, que se marcha cantando.) BEPPO (dentro). La vita c fácile, la vita c bella. Golfo di Nápoli! Civilta Vccchia! II —Caballero, ¿usted cree en el poder de la voluntad? Creería si usted se hubiese marchado hace media hora. (La voz se va apagando como las bombillas Osram. El momento es de una gran emoción.) FRANCHETTA.—Ya se va... Canta para GUTIÉRREZ que los carábinieri no sospechen que es un contrabandista... ¡ Madona, cuánto sufro! Si Beppo sospechara que le engaño con Fesciullo, el carábinieri del próximo cuartelillo... (En la ventana suenan unos golpecitos.) ¡ Oh! Este es Fesciullo... (Va a la puerta, la abre y entra FESCIULLO, que es un carabinero parecido a Rodolfo Valentino, sólo que con otra cara.) FESCIULLO.—Amata mía! FRANCHETTA.—Rudolfo! (Se abrazan con ansias sicilianas.) FESCIULLO.—He visto salire a túo marito... FRANCHETTA.—Iba de contrabando. FESCIULLO.—Dejémosle, y entonemos tú y yo la sonata del amore eterno... FRANCHETTA.—Por Edmundo de Ami- cis, ¡ cuánto te amo ! FESCIULLO.—B vero? FRANCHETTA.—Si non é vero, é ben tróvalo! FESCIULLO.—Ham! (Se besan. Se besan de un modo que da asco. Y es que los italianos son tan apasionados...) DOS HORAS DESPUÉS BEPPO (abriendo bruscamente la puerta del foro, entra, y la vuelve a cerrar a escape. En su rostro se pinta la tragedia más horrorosa.).—¡ Por San Franchesco de Asís, qué espanto! ¡ Yo que creía que Martuchio y su hijo eran unos buenos compañeros!... Resulta que nada más hacer el contrabando, han dicho —¡Caramba, don Deseado; después de cinco años sin verle, le enque si yo moría tocarían ellos a más, y cuentro igual que siempre! ¡No ha cambiado usted nada! se han liado a tiros conmigo de un •—Sí. Un duro para pagar esta cañita. modo, que si no corro me hacen la autopsia... Ahora están apostados ahí fuera, y en cuanto salga me sacuden hora. (Se va por el foro, y nada más seis balazos... (Dentro suenan dos ti- prendo. Amas a mi mujer, y has venisalir, Martuchio y su hijo, que, apostado a pasar un ratillo con ella... ¡Bah! ros.) ¿No lo dije? ¡Qué bestias de los dos en la oscuridad, aguardaban la sa¡ Cosas de jóvenes! Todos hemos esApeninos! lida de Beppo, fríen a tiros a Fesciullo.) tado metidos en aventuras así... ¡Qué FRANCHETTA (saliendo por la derecha FRANCHETTA.—¡ Per Dio! ¡ Han matase va a hacer!... Vete. Vete, que te con FESCIULLO).—¿Qué tiros son ésos? do a Rudolfo!... ¡Rodolfo! ¡Rudolfo! perdono. (Al ver a Beppo, con terror del más BEPPO.—Sí. Se lo han cargado. TamFESCIULLO.—¡ Eso se llama ser un magordo.) ¡ Oh ! ¡ Beppo! bién es mala suerte, ¿th?... ¡Quién nos rito bien educatto! ¡Gracias, Beppo!... FESCIULLO.—El marito!... Me la he lo había de decir!... ¡Pobre bambino!... Adiós... Adiós, Franchetta... buscatto! BEPPO.—¿No la besas? Cae el telón sobre la terrible vendetta BEPPO (comprendiendo lo que ocurre, FESCIUIAO.—Es verdad. Con tu persiciliana. al ver a Franchetta en camisita, y forPor la traducción. mándose un plan instantáneamente; muy miso, Beppo... (Besando a Franchetta.) ENRIQUE JARDIEL PONCELA amable). — Salud, Fesciullo... Ya com- ¡Adiós! Volveré mañana, a la misma GUTIÉRREZ sucesos vergonzosos en n u e s t r a r e d a c c i ó n de ojos morados, que tenía un puñal con mango de oro damasquinado claEn enero de 1915, cuando la barba- vado en el corazón. rie europea estaba en el apogeo de su Toda la policía de Scotland Yard se furor, los que teníamos quince años re- puso en movimiento, sin que los más cordamos aquel Londres triste, brumo- expertos sabuesos hallaran la pista de so, frío, silencioso, cuyo silencio rom- los dos extraños acompañantes de la pía a intervalos el estampido horríso- víctima, que quizá hubieran podido deno de las granadas que arrojaban los cir algo sobre su muerte misteriosa... "zeppelines". Por aquellos días, las vecinas de las SEIS AÑOS DESPUÉS orillas del Támesis se vieron sorprenNo obstante, seis años después, en el didas por la presencia diaria de una papresidio de Tolón... reja extraña, compuesta de tres persoPero no, dejemos al pasado que se nas. Una mujer elegantísima, alta, esbelta, esfume en la bruma del tiempo y hagade ojos morados y aspecto vampiresco; mos constar únicamente que, a partir un joven, elegante, grueso, con gafas de aquel suceso, data la conocida eney perilla, y un hombre de edad indefini- mistad de nuestros colaboradores Gable, con aspecto de haber sufrido mu- lindo y J. Simón Fuentes. Desde entonces en la tumba de la hercho, ojos miopes, gesto cansado, harapiento. Un despojo humano, un hom- mosa desconocida aparecen todas las mañanas, sobre la tierra húmeda y fría, bre vencido en la lucha por la vida. Ella es un misterio; el joven grueso una rama de ojiacanto y dos charcos. ¿Qué mano es la que coloca la hucon gafas era J. Simón Fuentes; el despojo, Galindo. a quien el oleaje milde ofrenda? ¿Qué ojos son los que hacen los charcos con sus lágrimas? de la existencia había llevado a Wittechapel desde Tokio, de donde salió acu- ¿Qué narices es todo este lío? sado como espía de los paraguayos. Un día no paseó la pareja por las EL SUCESO orillas del Támesis. El traqueteo de la vida trajo a J. SiAl día siguiente unos bateleros del món Fuentes a Madrid, donde estableció Volga encontraron a orillas del Támesis su fábrica de bolsillos de chaleco, que el cadáver de una mujer elegantísima, tanto le produce. ANTECEDENTSS •—Mi novio es campeón de resistencia bajo el agua. —¿...? —Sí. El primer día que me conoció estuvo bajo la lluvia tres horas esperándome. , Galindo, después de pasear su melancolía por los cabarets de Viena, por los peñascos del Rif, por las minas australianas, llegó también a Madrid, deshecho, vencido, lleno de amargura, con los ojos secos de tanto llorar y el corazón endurecido por el amor. El otro día se encontraba en nuestra Redacción J. Simón Fuentes, cuando apareció Galindo ojeroso, pálido, con paso vacilante, la barba crecida, desgreñado, los calcetines del revés, el cuello desabrochado, enfin,hecho una birria. Era jueves. Galindo se dirigió a Roberto y le dijo: —Necesito diez duros. Roberto, con la energía que le caracteriza, además de su nariz, respondió: —Los días de pago son los lunes, de cinco a siete. Galindo avanzó hacia la mesa con los puños apretados y gritó: —i Necesito diez duros!—y luego, con un hilo de voz, balbuceó: •—No son para mí; son para ella. ¡ Mi Eleuteria! Al decir esto se arrojó al suelo, y revolcándose, gritaba: —Le he prometido el mejor collar de perlas que haya en Ceylán y tengo que conseguirlo. ¡ El vapor se va mañana! ¡ Necesito diez duros ! ¡ Abajo J. Simón Fuentes! El aludido, que no se había dado cuenta de la presencia de su enemigo, se levantó aterrado ,y viendo a Galindo, dijo: —¡ T ú ! ¡ El cofrecillo ! ¡ Tolón, Tolón ! Galindo se dirigió hacia él: —¡ Calla, maldita sombra que me acompañas por doquier! ¡Yo, por huir de ti, he sido pescador en Islandia, vampiro en Dusseldorf, niño en Ecija, pirámide en Egipto, auxiliar de contabilidad en Soria, trapero en Estocolmo, sin poder librarme de tu recuerdo, que me acompaña como un pesadilla! ¡ Muere, muere, muere, muere! Y arrojándose sobre él, le atenazó por el cuello y nos costó Dios y ayuda hacerle soltar. J. Simón Fuentes tuvo que ser asistido en una camisería de socorro próxima, y a Galindo hubo que darle los diez duros, sin recibo ni nada. ¡ Adonde conduce a los hombres la vida nómada y aventurera! ¡ Qué asco! Por el reportaje, F. PERDIGUERO UN T R U C O POR VAYA,YA LLUEVE TEA/DRE QUEABRIR EL PARAGUAS \ Ó E ME OCURRE^ UNA I D E A / ^ DE V E R B E N A ALF^RAZ FUERTE/ Nunca oí en mi vida un la 6ÍWO/ ío» que- jumbroso como aquel la bemol. MI POBRE PIERNA Cuando un médico se empeña en una cosa, no se puede, no se debe contradecirle. Por eso, cuando Adelardo Gallástegui me dijo que yo tenía una pierna hecha una birria, acaté su opinión. Porque Adelardo Gallástegui era mi médico. Y porque mi pierna estaba atacada por el microbito de la gangrena. El mismo Adelardo me recomendó a Canterbury, el hábil cirujano. El hombre que no usaba cloroformo para sus operaciones. CANTERBURY Todo lo que se diga ensalzando a Canterbury será poco, piadosos lectores, comparándolo con la realidad. Cortando brazos era el amo, y rajando piernas no había quien le echara un galgo. • El fue el que, en i904, en la época Üel sombrero hongo, batió el récord del amputamiento cortando setenta y ocho piernas derechas y veinticinco izquierdas, escasamente en hora y media. Metía el bisturí con una gracia, con una delicadeza, con una elegancia tan extraordinarias, que, contemplándole, se le caía a uno la baba, valga la expresión soez. Una vez dibujó en un .muslo un mapa de Nicaragua con ríos y ferrocarriles. Otra vez, con una pantorrilla, hizo un busto de Valdemaras. Y en la Exposición de Artes Decorativas de París, se llevó el primer premio con una greca hecha a base de biceps inservibles. Y todo lo hacía sin cloroformo. Pero hablemos de Canterbury. —i Oh, cuénteme, cuénteme!—le dije yo, lleno de curiosidad. —Oído al parche—añadió Canterbury. Y comenzó a hablar. LA OPERACIÓN PARÉNTESIS DEL AUTOR Me tuve que echar en la camilla de operaciones, y al mismo tiempo que afilaba en una piedra una sierra, me dijo: —Tiene usted la misma cara que mi pobre primo Venancio, el que murió en Manila. —No sabía que tuviese usted un primo que se llamara Venancio. —¡ Ah! i Pero no conoce usted esa historia? Es muy interesante. (¿Qué tienes, mujer, que a tu influjo siempre se metamorfosea el mundo?) EL RELATO ¡ Qué enorme poder narrativo tenía aquel hombre! ¡ Qué pasmosa facilidad para la oratoria ! ¡ Con qué facilidad brotaban de sus kbios los vocablos! Sonríanse ustedes de García-Sanchiz. —Mi pobre primo—comenzó diciendo Canterbury—hubiera sido feliz si en su camino no se hubiera cruzado una mujer. CONTINUACIÓN ...—Una mujer morena como una petenera y con ojos grises y taciturnos como dos crepúsculos en Oslo, es siempre una mujer interesante. —Hombre, préstame cien pesetas. —Te las prestaré cuando vuelva de París. —¡Ah, caramba! ¿Vas a París? —¡No! Y Venancio sucumbió ante ella. Y se encenagó en el vicio. Y fue al cabaret. Y leyó al Caballero Audaz. Y robó. Y aprendió a cantar tangos para llorar su pena. Y se peinó con fijador. Y... UNA PAUSA Y al llegar aquí, Canterbury hizo una pausa. —Me da vergüenza decírselo—me dijo—. ¡Es tan terrible! —Continúe usted—le dije yo, sin acordarme para nada de la gangrena ni de la pierna. —Pues, bien—continuó Canterbury, conteniendo un sollozo—. Escuche usted. CONTINUACIÓN —Venancio se arruinó por aquella mujer y.por ella perdió hasta la última peseta. Y noche fría y lluviosa—una de esas noches frías y lluviosas de Manila—una sombra fatí4ie»^se d«sUz4;por el desierto jardín de un hotelito que se alzaba en las afueras, en el Chamartín de la Rosa de Manila. Aquella sombra era Venancio. En la mano llevaba una daga con una inscripción: Recuerdo de Laredo. Llegó a la habitación en que dormía la ingrata. A la luz de la luna, que la alumbraba, Venancio pudo contemplarla. ¡ Qué hermosa estaba y cuan seductora! Pero Venancio no se enterneció. Y alzó el brazo homicida. Pero en aquel momento se oyó una voz. Volvióse rápidamente Venancio, y... —¿Qué? ¿Qué?—pregunté anhelante. —Nada—me contestó Canterbury—. Ya no le hace falta saber a usted el desenlace. Le he cortado ya la pierna. En efecto; embebido con el relato de Canterbury, me había olvidado por completo de todo cuanto me rodeaba, y es así como el sabio cirujano me había cortado la pierna, sin cloroformo y sin' que, a pesar de ello, notara ;lá menor molestia. ; . . . • CURIOSIDAD Pero me había picado ya el abejorro de la curiosidad. Y cuando le pica a uno ese abejorro ya se sabe lo que pasa. —¡Por favor!—le dije a Canterbury—¡ Cuénteme usted el final! ¡ Cuénteme usted el final ¡—supliqué una y seis veces. Pero Canterbury se negaba abiertamente. Yo ya cumplí con mi deber, la pierna no le molestará más. Y cuanto más se negaba, más se acrecentaba mi deseo de saber lo que hizo Venancio. —¡ Por su santa madre!—insistí—¡ Sáqueme usted de esta intranquilidad! Y Canterbury continuaba irreductible. Al fin tuve una resolución heroica: ¡ Córteme usted la otra pierna!—le dije. ' ' '. —Como usted qiiiera-^dijo Cahtérbu-< ry cogiendo una sierra. • . . . Y nie terfdl dé íiuéyo en lá católfa.' '' Y Canterbury comenzó a Hablar. ". '" GUTIEWREZ 10 arriba patas arriba; en cierta ocasión, en lugar de los dientes postizos se echó a la boca un collar de perlas de los chinos, y por poco se ahoga. Y un día España degenera. Se ha celebrado un mitin político y la se los dejó inadvertidos en el bolsillo DOMINGO multitud no ha gritado, ni ha corrido, ni ha hecho manifesdel chaquet, y cada vez que se sentaba taciones ruidosas a la salida. Si esto sigue así perderemos se pegaba un mordisco en salva sea la el cartel de escandalosos que tan bien ganado teníamos. parte. Ahora, que lo más dramático de Se habla mucho de Paulino... en Régil. él eran las distracciones, pues nunca sabía dónde dejaba los dientes, y así I I IMFQ í Somos unos tíos valientes y vamos a demostrarlo diciense dio el caso de abandonarlos en un LU1NU ¡ ( j Q c o s a s gordas, aunque nos cueste ir a la cárcel. Allá va cacharrito con agua al irse a acostar, una: En Valladolid se ha celebrado con gran éxito la co- no acordarse de ellos en toda la semarrida a beneficio de la Prensa. na, y, al fin, al irlos a buscar, con la huOtra cosa gorda: ¿ Por qué no persigue el Gobierno a medad se había hinchado la dentadura esos individuos que arrojan cascaras de plátano en las acey no le cabía en la boca. Entonces coras? Otra: España está mal organizada. ¿ A quién se le ha ocu- gió la dentadura entre las dos hojas'de una puerta, como quien casca nueces, y rrido poner junto a la Capital de la Nación un pueblecito ¡ crac, crac!, le arrancó los pedazos que como Aravaca, tan pequeño, y, sin embargo, plantar Barcesobraban. Hasta que se le perdió del lona a más de 600 kilómetros? todo; inútil buscarla; perdida del todo... Aquel día, a media noche, fallecía el ! 1VTÁRTFS I Hemos estado en la Ciudad Universitaria. Aquello está desventurado de un cólico miserere. Y I ¡precioso. Hay unos desmontes muy propios y lo menos cinco pinos en pie. También hay un niño vendiendo agua de su es que, olvidada la dentadura en un café, al verse sola empezó a dar bocabotijo. Recibimos un telefonema de la familia anunciando su re- dos a diestro y siniestro en carnes, greso del veraneo. ¡ Ya viene el mal tiempo! pescados, frutas, gruyeres y medias tostadas, y ¡ pa qué en el mundo!, ¡ j que R^ ^ e c o n f i r t n a 1° del re greso familiar, se hinchó! 1 o H o y h a c e a f l 0 S d e ¡ f a ii e c ¡ m i e n t o <je R eC aredo, que, por cierto, no sabemos si era Recaredo o recadero. Se va arreglando lo de los taxis. El público, ante el lío de las tarifas, usa el tranvía y el "patinette". Hojas del calendario ¿Pero también esta semana trae jueves? Globos a los niños. JUEVES "VIERNES SÁBADO ; Sigue la subida de las subsistencias. En particular las ' "Doloras", de Campoamor, y "Cómo rezan las solteras" están carísimas. Las viudas están algo más baratas. Los Fabricantes de Sombreros de Paja dedican un cariñoso recuerdo al verano de 1930. , Comunican del Polo Norte que se está levantando un fresquillo molesto. En vista de ello, los portales madrileños se siguen cerrando a las diez. Nos gustaría ver una corrida goyesca por Ramón Novarro, John Gilbert y Manolo San Germán. Toros de Pamplinas. La semana que viene hablaremos de los Presupuestos de Grecia. pequeñas tragedias Tener un defecto físico es algo horrendo; no tanto por el defecto en sí, como porque al necesitar un suplemento quirúrgico o simplemente industrial, nos sujetamos de tal manera-a la voluntad del aditamento, que nuestra voluntad ya no e.s nuestra, es suya. Vean ustedes algunos casos; El desdentado glvidadiso. Aquel pobre hombre no tenía ni un diente. Y se tuvo que hacer una dentadura postiza. Pero como tenía tan mala cabeza, unas veces se ponía en la mandíbula superior el casquilío inferior y viceversa; otras, los dientes para aden—Una habitación para mi solo; tro, frente a las anginas ;* otras, juntas las dos falsas encías, con los dientes de pero con dos camas, ¿en?, porque abajo cabeza abajo, y los dientes de traig* on sueñe... 11 GUTIÉRREZ EN CASA DEL MILLONARIO —Vengo a pedir a usted la mano de su hija, pues &•% «lia jii vida es imposible. —{Pero si yo BO tengo ningún» hija I Perdone; iae habían dicho que sí. ' DIBUJO DE TONO los mártires j cinco hombres y un cadáver SÍ desciende considerabl Tristes y ajetreados días los que co- pero que como yo era pequeño ya no me rremos para el pobre repórter político. acuerdo de su físico. Toda la complicada máquina política cláEl portero se acercó solícito al persosica española, a la que tan buenos ratos naje y éste le dijo: debe la afición, se despereza lentamente —Ah, monsieur le consierje! Primcon rechinar de bielas conservadoras y temps, beaucoup de la mademoiselle. chasquidos de engranajes liberales. Gran reverencia del portero y el perMucho trabajo le ha costado al ilus- sonaje que penetra en la casa, dejando tre novelista señor conde de Romanones un olor a opoponax del Líbano que derribar la Dictadura, pero aquello del atufa. Interrogo al portero: medio millón no podía quedar así por dignidad nacional. —Es el tío más listo que hay. ¿Se lia Por eso don Alvaro juró solemnemen- fijao cómo "chamulla" el extranjero? Es te sobre la tumba de García Prieto reco- el señor Alba, uno que dicen que fue rrer a la pata coja el áspero camino del ministro y ahora creo que le van a hacer sacrificio que le condujera nuevamente algo gordo. Otro auto, y ahora sí que no se desal ingrato y desagradable puesto de gopinta. Es Romanones, el propio Romabernante, tan despreciado por todos. La reunión de Hendaya señaló la ruta nones. Sí, hombre, sí, aquel que era cojo. a seguir por los pobres mártires, que se Lo que tiene es que se ha quitado la han impuesto la penosa tarea de arreglar barba, y por eso. Va a pagar el taxi, que importa 2,10. esto del país; pero en esa reunión no se pudieron ultimar los detalles porque en- Se registra los bolsillos y encuentra dos tre lo de "¿cómo está usted?", "bien y pesetas. Se vuelve al portero: —¿Tienes una peseta? usted", "yo, bien, gracias", "parece que El portero se la da. Romanones entrele ha sentado bien el aire iodado del mar", "¿echamos a los barquillos?" y ga las tres pesetas al chófer. Este le da otras idioteces se les pasó gran parte la vuelta. El conde la cuenta y dice: —Esta "perra" es francesa y el camdel tiempo. Luego aquello de "fíjese en aquella bañista, qué pantorrillas tiene", bio está a treinta y siete veinticinco. etcétera, y total, que no hubo manera de Tómala y otros diez de "propi". Se guarda el resto y sube. El chófer hablar nada definitivo. Había necesidad de una nueva reunión de los elementos murmura frases ininteligibles. El portesanos de la política y se ha celebrado en ro también. Entran del brazo Villanueva y SánMadrid. El reportero es un tío en esto de en- chez Guerra. Al pasar los oigo decir: —¡ Maldita sea mi sangre! ¡ Ira tie terarse de las cosas, y le bastó leer la noticia en la Prensa para saber que la Dios! ¡ Mal rayo me parta si de aquí no reunión se iba a celebrar y dónde. Así sale algo gordo! ¡ Menudas tripas traigo que a las ocho de la mañana estábamos yo hoy! Después, una sombra pasó flotando en la puerta provistos de cuartillas, pluma, un tintero, salvadera y una alfom- ante mí, dejando un ligero tufillo a áribrilla de limpiar las plumas, adminículos do fénico. Le conozco en seguida. Es el que no abandona nunca el buen perio- cadáver de García Prieto. dista. En efecto; a las once apareció en lonLA CONFERENCIA tananza un automóvil, del que descendió majestuosamente un bello señor con Me introduzco en la casa por un probarbita, pelo rizoso y teñido de un bo- cedimiento que mantengo en el secreto, nito negro marfil, tocado con un elegan- y consigo oír y presenciar la magna conte terno a rayas verdes y rosa» y corbata ferencia de donde ha de salir la soluamarilla con pintas. ción de todo este lío. Al descender del auto exclamó: Alrededor de un brasero están senta—Sapristi! Éoulevard-metci tres bien, dos los cuatro vivos, mientras el espíritu oh, la la! de García Prieto vaga por la habitación Aunque hablaba el francés correcta- entreteniéndose en asustar a un gato y mente, cierto acento guadalajareño me en despeinar al Sr. Alba, que se snfada hizo suponer que se trataba del conde mucho. de Romanones, del cual había ofdó yo Oigamos la conversación. hablar mucho antes de la Dictadura, ROMANONES.—Bueno, señores, yo creo que ha llegado el momento. Pasado este ligero incidente de la Dictadura, nosotros estamos haciendo mucha falta. Ya Las viejas comadres de nuestra políti chean en torno al brasero. No hace fal pleitos de vecindad lo que les reúne, chía grande. García Prieto, aquel mártir del de 1923, acude en espíritu a la reunión ridículo, como siempre. le 1 a p o l í t i c a concentran para salvar el país mente la temperatura sabía yo que todo eso había sido una VILLANUEVA.—(Tomando un chato de broma por hacernos rabiar. vinagre.) ¡ Brrrrr! ¡ Voto a mil millones AI.BA.—Rira bien qui rira le dernier. de bombas! ROMANONES.— (A Sánchez Guerra.) ¿Y tú, qué opinas, Pepe? SÁNCHEZ.—Yo diré con el poeta: "Estos, Fabio, ¡ ay dolor!, -que ves ahora campos de soledad, mustio collado..." ROMANONES.—Bueno, ¿ pero vosotros sois constitucionales? VILLANUEVA.—¡Hígados de un verdugo! ¡Yo constitucional! Antes me peg:> mil tiros en la nuca. SÁNCHEZ.—"Dicen de un sabio que un [día tan pobre y mísero.estaba..." ALBA.—Qu'est que ce cecit ROMANONES.—No seas cursi, Santiago, y contesta. ALBA.—Son siete años de alejamiento en plena metrópoli parisina. Yo opino que si en la mayoría se esfuma el deseo incompleto de la moralización idónea nos. abstraemos en el dogma más armónico que obstaculiza... ROMANONES.—Basta, basta; ya sólo falta la opinión de Cambó. VILLANUEVA. — (Chato de vinagre.) ¡ Brrrrr! Pero si se ha quedado afónico. ROMANONES.—No digas tonterías. ¿ Concibes tú a Cambó sin La Veu? ALBA.—C'est la verité. GARCÍA PRIETO.—(En espíritu.) ¡Que estoy yo aquí! ¡ Uuuu'uu! SÁNCHEZ GUERRA.—"Aparta, fantasma [vano..." GARCÍA PRIETO.—¡ A que te achucho el gato, "ratón pelao"! ROMANONES.—¡Ji, ji, ji! ¡Qué cosas tiene este Manolo! Cuando estaba vivo era igual. VILLANUEVA.—(Bebiendo el vinagre en la botella.) Bueno; pero, ¿nos concentramos o qué? ROMANONES.—Yo opino que debemos encargarnos del Poder. ALBA.—¿Mais le peuple será..., digo el pueblo, estará capacité para unos gobernantes como nosotros? GARCÍA PRIETO.—¡Uuuuuu! ¿Y si nos quiere la nación? ROMANONES.—Si nos fijamos en ton- terías así, no vamos a ninguna parte, A ver, Manolo, ¿tú en Astorga, con cuántas actas cuentas? . juntan sus cuerpos caducos y cuchioírles para saber de qué hablan. Son i es de portería, de casa más o menos eber que falleció el 13 de septiembre, marcarse un farol más y a quedar en GARCÍA PRIETO.—Tantas como mante- cadas. ROMANONES.—Tendrás un ministro. El de Cultos, por ejemplo. ¿Y tú, Pepe? SÁNCHEZ GUERRA.—"Allá va la nave. ¿Quién sabe do va?" ROMANONES.—Que te frían un oficial de Correos. Bueno, el caso es concentrarnos, y luego repartiremos los ministros. A mí me tocan más, que para eso me pusieron medio millón de multa por broma. SÁNCHEZ GUERRA.—"Poderoso caballero es don Dinero..." ALBA. — Oh, l'argent, l'argent! Oh, la, la! ROMANONES.—Es menester pensar ea nuestra vejez. Querernos una vejez tranquila en el Poder, para luego poder dejar nuestras carteras a nuestros yernos y nuestras actitas a nuestros sobrinos. Cuantos más yernos y sobrinos haya más segura estará la cosa. VILLANUEVA.—¿Y el mitin republicano del otro día, tendrá trascendencia, voto a diez mil rayos? ROMANONES.—¿Qué mitin? ALBA.—Uno que dicen que hubo en la Plaza de Toros. ROMANONES.—¡Ah, sí; ya me lo han dicho! ¡ Bah, eso son tonterías! Si son republicanos, que se vayan a las repúblicas. Pero aquí, ¿qué hacen habiendo Monarquía? SÁNCHEZ GUERRA.—"Llevaba la lechera su cántaro al mercado, sin hacer provisiones allá para el invierno; le dijo la Fortuna ¡insensato, despierta!" ¡ Bueno, creo que me estoy haciendo un lío! ROMANONES.—Entonces, ¿ estamos conformes? ALBA.—Eso es. Vosotros unid vuestras modestas inteligencias para conseguir la insignificante labor de obtener un amplio superávit en el Presupuesto, aha considerable de vuestra divisa, pacifica • ción Ensata y duradera de los espíritus, y entonces me dignaré a poner mis altas dotes gubernamentales al servicio de esta nación, a la que tanto estimo como vecino, y que espero que con el tiempo se hará digna de mí . E L GATO.—¡Miau! SÁNCHEZ. — (Incorporándose súbita- mente.) "¡ Oh, no me causan pavor vuestros maullidos esquivos...!" VILLANUEVA.—¡Voto a tal! ¡Me ha- i tirado el vinagre! • ROMANONES.—Bueno, ¿quién tiene ua : pitillo ? j ! MENDA ' GUTIÉRREZ 14 LOS ABSURDOS MARATONES Villa Alba, 16.—Las clases sensatas de esta elegante capital se encuentran algo moscas debido a la estúpida costumbre adoptada por los jóvenes de establecer los más variados y absurdos maratones. La cosa, en efecto, es bastante molesta, pues no pasa un día sin que quince o veinte muchachos, que ya debían ir pensando en los problemas políticos y dar vivas a don García Prieto, se dedique a batir otros tantos "récords" sin provecho ni gloria para nadie. Unos se suben a los árboles en camiseta y allí se están, colgaditos por el .íuello, enseñando la lengua a todo el que pasa, hasta que viene el señor Juez de guardia a amonestarles; otros se ponen en la plaza más concurrida con un repleto carro de lechugas y las venden a quince cada una, hasta que logran batir el "récord" de la venta pública porque se les queda el carro vacío. Entonces se van a una taberna y piden huevos fritos y blanco con seltz; algunos, en fin, se ponen a estudiar para abogados del Estado y no cesan hasta obtener plaza número uno. Este estado de cosas no demuestra, iespuéá de todo, más que una refinada incultura y una incipiente neurastenia, que conviene atajar por cuantos medios se hallen al alcance de la sociedad anónima. Esta noche se reunirán las fuerzas vivas y frescas de aquí para estudiar este problema y comerse unas habas con jamón, que las hace muy buenas la Eladia. Villa Alba, 16.—Se ha celebrado la reunión que anunciaba en mi anterior continental. Las habas, muy duras, deslucieron el espectáculo que bajo tan agradables auspicios había sido preparado. La fama de Eladia ha sufrido un fuerte descalabro. Esperamos de tan gran artista un espléndido y pronto desquite. El que tiene la onza la cambia, señores, y el tiempo da gusto a todos. Pese a los detractores, que nunca faltan al juzgar a un genio, la espina no durará muchas horas en la morena carne de Eladia. Y nosotros que lo veamos. De los maratones se habló poquito. Únicamente el señor alcalde dijo en un discurso que hay que ver qué chicos estos, que son de la piel del diablo, y que en sus tiempos no se enamoraba nadie de la Greta Garbo. Le contestó el secretario que ahora tampoco, y fue amonestado severamente por el orador, que fue muy aplaudido. : —¿Quién? ¿Pérez? ¡Pero, hombre, si lo conozco yo desde que era así! NOK han dado el biberón juntos; hemos crecido juntos; hemos extudiado juntos... —¿En el mismo pueblo? —¡En la cola de las cédulas'! PARTE FACULTATIVO Mientras la Eladia servía las habas ha ingresado en la enfermería don Secretario del Ayuntamiento con un chichón tipo auto-giro Cierva, producido por botellazo de alcalde, que le impide continuar con la Eladia. El desgraciado diestro se lamenta de que con éste van veinticuatro los percances sufridos en este mes. La gente hace comentarios sobre la carencia de facultades, que convierte al secretario en lo vulgarmente llamado carne de alcalde. Villa Alba, 17.—A pesar de los trabajos realizados por la Comisión de Fuerzas Vivitas prosiguen los absurdos maratones. Un individuo con una sortija en un dedo lleva treinta y dos horas con un pie metido en una tina de agua. Miles de personas de varios sexos acuden constantemente a su domicilio a presenciar la prujba y a ver si pueden llevarse algo del perchero. De éste no queda ya ni el biselado del espejo. El descontento reina entre el público, que atribuye esto a falta de organización. El pie del maratonista, que consiste en una bella pata de palo, ha empezado a dar brotes a causa de la humedad, y se cree que antes de ocho días tendrá ciruelas. Se espera con interés el final de tan interesante descubrimiento. Villa Alba, 18.—Acabo dé tener conocimiento de un maratón que tuvo lugar hace doce años y que seguramente es el primero verificado en Villa Alba. Parece que el entonces anciano matrimonio, compuesto por Ella y por El y seis chicos, heredaron una inmensa fortuna en pasadores de cuello para dos y cuatro telas. Emocionados con la suerte que por la puerta les entrara, decidieron tener extravagancias de millonario para darse postín. Llamaron a su primo Pepe, que es muy bromista, y le rogaron que los cortara la cabecita y los enterrara en una era próxima, con la condición de sacarlos tan pronto como ellos avisaran por medio de una señal convenida, pues sólo se trataba de sentir la emoción de estar muerto y enterrado, pero de mentirijillas. Qfreció Pepe lo pedido, y en el más • profundo secreto procedió a la decapitación graciosa de las ocho personas, así como al sepelio en un abandonado y tétrico jardín. Pero como todos los oficios tienen sus quiebras, el pobre Pepe, fatigado por «1 esfuerzo que realizara, se quedó dulcemente dormido, GUTIÉRREZ 15 y al despertar se encontró con la desagradable sorpresa de no recordar en absoluto en qué sitio del jardín estaban guardaditos sus familiares. Tomó rabos de pasas, rezó un padrenuestro a San Antonio... ¡nada! La infiel memoria no daba el menor fruto. Entonces Pepe, un poco avergonzado de su distracción, guardó la fortuna de pasadores en un maletín, y se fue a Méjico sin despedirse de nadie. El anciano matrimonio ha presentado una denuncia por incumplimiento de contrato. Villa Alba, 18.—El último maratón de que tenemos noticia también se las trae. Parece que el niño Rafaelito Pérez y Pérez está intentando batir el "record" de duración del llanto. Empezó a sollozar hace quince días, y hasta ahora la perra es imponente. Se le aprovisiona en pleno vuelo por medio de tubos de goma. El niño ha manifestado por señas que no abandonará su empresa hasta que le traigan el Lucero del Alba para un dije y una copia del Censo Electoral sin ningún camelo. El padre de la criatura, señor Pérez y Pérez, ha marchado al desierto del Sahara con la idea de ver caravanas con camellitos. La majná, señora Pérez y Pérez de Pérez y Pérez, ha ingresado en las Arrepentidas. La han admitido; pero la han dicho que Arrepentida, sin llorar, ¿eh?, sin llorar. ULTIMA HORA Villa Alba, 18.—Ha terminado de llorar el niño Rafael Pérez y Pérez. Se asegura .que el Maestro de escuela le ordenó el silencio más impenetrable, aumentándole, en caso contrario, con enseñarle los retratos de todas las reinas de belleza elegidas en todo el Mundo durante un año. El niño enmudeció en el acto y corrió a esconderse bajo la cama, temblando de horror. ¡ Señor Maestro, no vale asustar a los pequeños! Ellos pueden ser mañana la salvación de la Patria. El telegrafista, ÁNGEL UNA VISITA DE LAS QUE NO MOLESTAN La frailuna y simpática figura de Alfaro (1), nuestro anfitrión de Valencia, ha pasado unas horas por Madrid y—¡cómo no!—se ha llegado un momento a abrazar a "Gutiérrez". Con él, y camino de Lisboa, donde va a dejar a los portugueses con la boca abierta, venía Félix Rodríguez (2), ese muchacho que lo mismo arma un alboroto en la plaza toreando como nadie, que comiendo butifarrones. A Félix, que es un chiquillo, acabó por fastidiarle la seriedad de la visita y se puso a jugar al alto y al bajo, momento en que le sor';prendió nuestro fotógrafo. Ocasión que aprovechan! os nosotros, como todo buen español que se estime, para retratarnos y salir en los periódicos. GUÍIERREZ 16 Quiere la U. M. N., por la cuenta que le tiene, seguir su marcha "triunfal"; pero alguno se ha escamado y en Bilbao les ha negado el alquiler del local. Habrá pensado el gerente con el susto consiguiente: "¡Ca! ¡De ninguna manera! Si queréis, chillad afuera, pero en mi teatro, no. ¡ Para que armen alborotos y luego los vidrios rotos los tenga que pagar yo...!" ¡ Claro está! Como en la U. M. va el señor Calvo Sotelo, no habrá quien se exponga ya a "cargar con el mochuelo", porque allá donde aparece, el pueblo en masa se ofrece a darle a Calvo "pa" el pelo. * ** Sin decir "¡ aquí estoy yo !" en Barcelona surgió, como un fantasma, Maciá, otro jefe desterrado; pero a éste no le han dejado ni decir qué tal le va. En seguida unos agentes lo cogieron diligentes sin dejarle respirar, y aunque estaba hecho una fiera, pusiéronle en la frontera sin chistar. Y el buen Maciá protestaba, e indignado se quejaba de que las autoridades le han hecho (y esto le pesa) despedirse a la francesa de todas sus amistades. No es raro que su ira estalle, pues se teme que el prenderle su buen nombre desvirtúe, porque esto ha sido ponerle de patitas en la calle, o, mejor dicho, en la "rué". UN ÉXITO DE SAMUEL ROS el ventrílocuo y la muda Samuel Ros, nuestro querido colaborador, ha obtenido un triunfo loco con su libro "El ventrílocuo y la muda", publicado recientemente en la colección de "Las grandes novelas humorísticas". Es el humorismo de Samuel Ros algo tan sutil y exquisito que podemos claJ sificar al autor de "El ventrílocuo y la muda" entre el maestro sueco Hans Szberrtg y el delicioso narador lituano Th. Peiskry, más comúnmente conocido por el "tío de la pajolera gracia". Coloquemos entre los dos a nuestro Samuel, en la seguridad de que, si toman algo, pagarán los otros. Tan formidable éxito no nos extraña nada; es más, lo estábamos esperando de un momento a otro. Desde La Araucana y desde aquello de "silenciosa y cubierta de polvo veíase el "arpa", no se había escrito nada gracioso. Ya está ahí "El ventrílocuo y la muda", la obra cumbre de humorismo español, magnífica y espléndida, que se está agotando a la carrera. GRAN CONCURSO DE GUTIÉRREZ ¿Qué caras son éstas? —Amigo. Le ha fallado él tiro. - —No h»y que confundir, señor. Es que me ha dado lástima. Terminado el plazo de admisión de soluciones para este concurso el día i, no nos ha sido posible dar en este número el resultado por la enorme cantidad de soluciones recibidas. En el próximo número—si el tiempo no lo itnpjde—conocerán nuestros lectores la verdad, dulce para unos y amarga, ¡ay!, para lobinas. GUTIÉRREZ ^ H a b r á tenido hermosos ojos esa señora EL.—Sí; las niñas, demasiado verdes. 4 -¿Hay hierro viejo que vender? 17 GUTIÉRREZ- 18 de p r o música g r a m DEL CONCIERTO QUE CELEBRARA LA ORQUESTA CARPETOVETONICA EL PRÓXIMO DÍA I.° DE OCTUBRE EN EL TEATRO DEL MONOLOGO RUSO PRIMERA PARTE TERCERA PARTE NOTA.—En la primera parte no se tocará nada, para esperar a que el público acabe de sentarse. Sonata en erre que erre, Beethoven. Sinfonía a medio hacer, Schubert. Los ruidos de la mudanza, Ravel. Intermedio. En este intermedio, los parientes de las personas del público pueden entrar en el teatro a charlar un rato de política con ellas. SEGUNDA PARTE El vuelo del moscardón, Rimsky Korsakoff. Sinfonía alpina, Strauss. Cero cuarenta, Beausterjonsen. Descanso y venta de bocadillos. CUARTA PARTE Obertura de "Una tienda de comestibles", Murga. El barómetro (sinfonía en cuatro tiempos), Mersk. ; i.° Buen tiempo. (Allegro.) 2.° Tiempo de Artís del Mono (Allegretto.) 3." Tiempo lluyioso. (Andante con moto y gabardina.) 4° ¿Qué tiempo hará mañana? (Chi lo sa.) Solo de violín por el señor Bermúdez. También se quedará solo, como de costumbre, tocando el acordeón el señor Rubiales. EXPLICACIÓN DEL ARGUMENTO DE ALGUNAS DE ESTAS COMPOSICIONES, QUE SE INTERPRETAN EN MADRID POR PRIMERA VEZ Cero cuarenta, Beausterjonsen. En esta admirable página musical se ; describen maravillosamente las angus- \ tias de un hombre que toma un taxi de 0,40 llevando sólo dos pesetas en el bolsillo, y que ve con espanto cómo va corriendo el contador del auto. La apa- • rición en el contador de la cifra dos pesetas está expresada con un emocionante toque de timbal. Al final, el taxi choca contra un árbol, muere el chauf- ¡ feur, y el pasajero, ileso, ve concluir sus sufrimientos, lo que le lleva a entonar una romanza. Todos los efectos musicales de esta composición de Beausterjonsen son estupendos y le colocan en el pináculo (entrando, a mano derecha). • * —Una señorita pregunta por usted. —¿Qué tal es? —Pasable. —Bueno; pues que pase. * Los ruidos de la mudanza, de Ravel. Esta excelsa obra fue escrita por Ravel para molestar a Wagner, c u y o s , Murmullos de la selva han quedado realmente empequeñecidos con la comparación. El asunto es sencillo como una túnica: se trata de la mudanza de una familia de la clase media, de Moscú. Hay dos momentos en ella: la rotura del filtro del comedor y el instante en que el piano de cola pilla un pie a uno de los mozos que lo transportan—el cual emite espumarajosos juramentos, que son de una emoción insuperable. Los violines expresan -los juramentos tan bien, que esta composición sólo ha podido tocarse entera, y sin que interviniera la policía, más que una sola vez, y para eso fue en la cueva de una cervecería de los alrededores de Tomsk. GUTIÉRREZ Í9 —Tiene buen oído tu muchacha. Se le pegan bien las músicas. —¡Ah, pues no has visto las judías! ... El auditorio madrileño tendrá la suerte de oírla entera, por lo cual queda terminantemente prohibida la entrada a los niños menores de dos años. Obertura de "Una tienda de comestibles", de Murga. Se han dado diferentes explicaciones del asunto de esta brillante composición que interpretará la Orquesta Carpetovetónica. Pero sólo nosotros sabemos cuál es el verdadero asunto. En la Obertura de "Una tienda de comestibles" el asunto es armar ruido, mucho ruido. * ** El barómetro (sinfonía tiempos), de Mersk. en cuatro Mersk, formidable músico europeo, conocido por el sobrenombre o seudónimo de "El majo de Andorra", escribió esta portentosa sinfonía en cinco días, durante los cuales ni comió, ni durmió, ni jugó al marro. El barómetro encierra un ideario de almanaque. Se supone que cada uno de sus tiempos corresponde a una estación del año: Primavera, Verano, Otoño y Veguillas. Parece ser que Mersk escribió cinco tiempos de sinfonía; pero se le perdió una, y cuando se dio cuenta de que había perdido el tiempo, el genial compositor se suicidó ahorcándose con la cuerda de una pianola de esas tan bonitas que hacen en casa de Hazen. En El barómetro hay derroches de técnica musical y audacias enormes, tales como mezclar una semimínima entre dos semitonos, y dos arpegios de ja alternados con un bemol, un sostenido y un apuntalado. Y todo ello ejecutado con la mayor. Con la mayor frescura; PRECIOS DE LAS LOCALIDADES Palcos (sin antepalco). 2 pesetas. Palcos (con antepalco). 50 — Butacas resistentes 11,50 — Butacas cojas 0,30 — Entrada general 2 entorchados. A las seis y media en punto. NOTA.—En caso de incendio, el público no debe alarmarse. Tirando al sue^ lo las paredes de este teatro, se vacía en dos minutos escasos. j Por la copia del programa, Conde ENRICO DI BORSALINO. 20 GUTIERRBZ olfato de detective Un individuo aficionado a las cosas relacionadas con el detectivismo paseaba con unos amigos suyos entusiastas de esta clase de estudios, y el primero, para darse con ellos un poco de importancia, les empezó a explicar lo fácil que era ser un buen detective, teniendo solamente un poco de atención cuando se está en todos los sitios, con sólo fijarse en las huellas de los que han estado antes que nosotros. —Por aquí ha pasado un carro. Las huellas de las ruedas en el piso lo delatan. —Es verdad—afirmaron los amigos. —Con el carro iban caballerías. —También es cierto; se ven las huellas de las herraduras—contestaron los amigos. —Y también iban dos hombres que eran primos. —¡ Caramba! Lo de los hombres también lo vemos por las huellas de los pies; pero, ¿y el parentesco? —Lo de que eran primos lo aseguro, porque debían haber ido montados en el carro—respondió el aficionado. / \ - - -Y entonces es cuando saqué la moneda de dos pesetas, y resultó qne eran falsa». - ; Qué mala suerte! ¿Las dos? Ángel SÁNCHEZ. pintor en blanco (Este número ha sido visado por el Director.) Estaba cierto día un pobre loco ante un lienzo totalmente blanco montado sobre un caballete. A cuantos por allí pasaban, gritaba: —¡Mirad, mirad el cuadro; esta es mi mejor obra pictórica! Todos, al ver en blanco el lienzo, ponían así también sus ojos de compasión, sin hablarle palabra. Un mirón se atrevió a preguntarle: —¿Qué representa? —¡ Está claro! El paso del mar Rojo por los israelitas. —¿El mar dónde está? —Se ha retirado para dejarles paso. —¿Y los israelitas? —Ya han pasado. —Pero... ¿y los egipcios? —Vendrán en seguida. ZOZAR Aviso a los espontáneos Dinero sobre cuentos, anécdotas y otros objetos. —;.Y cómo consiguió "el Pinturas" que lo absolviesen por falta de pruebas? - Muy fácilmente. Mató al único testigo del asunto. (De Passing Show, Londres.) "LA FARSA" publica esta semana OLIMPIA Comedia d e M O L N A R y traducción de TOMAS BORRAS y ANDRÉS REVESZ GUTIÉRREZ abre un concurso de anécdotas o cuentos cortos, que deben remitirse a esta Redacción escritos en ana postal corriente de quince céntimos. Por cada uno que se publique abonaremos de cinco a veinticinco pesetas, a juicio de la Dirección, y después de insertados cincuenta, un jurado competente designará cuál de ellos es el más ingenioso. GUTIÉRREZ abonará a su autor Ciento cincuenta pesetas. en concepto de premio. ELLA.—Este periódico habla de un hombre que ha estado quince años sin dirigir la palabra a su mujer. EL.—Es que no querría interrumpirla. (De Life, New York.) NIÑOS leed «macaco» VAGABUNDO MODERNO —Gracias, buena mujer... ¿No podría usted darme también un poco da gasolina pasa mi coche? (De Le Rire, París.) GUTIÉRREZ 22 Sabes que te ha prohibido el médico que te dé el sol en la cabeza. —Pero ¿estafe loca? Pues ¿para qué me he puesto debajo del árbol? (De Pages Gaiies, Iverdoi).! macaco Londres.) solo cuesta periódico niños (De Eoerybodg's, macaco es el mejor de —Dé usted una pesetilla para un pobre ciego, señora. —¡ Pero usted no es más que tuerto! —Vaya, pues déme usted dos realitos. —Por cinco francos me quedo cor él; pero júreme que es auténtico ¡Se hace ahora cada falsificación! 30 céntimos (De Rie et Rae, Paris.) EL DOCTOR.—Ya lo sabe usted. Una cucharada después de cada comida. El Ayuntamiento le dará gratis la medicina. EL MENDIGO.—¿Y la comida? EL GORDO (al vecino, a quien le han robado una enorme calabaza).—¿Tengo yo aspecto de alguien que ha robado una calabaza? EL VECINO.—¡Precisamente! (De hondón Ofrinión, Londres.) estampa es la revista nacional que interesa a toda España; es la revista para el hombre; es la revista para la mujer; es la revista para el niño. Ofrece siempre: la imagen del momento, el comentario oportuno, la Información interesante, los escritores preferidos. PERFUMERÍA ULTRA MADRID PRESENTA 48 PAGINAS, 30 CÉNTIMOS Precios de suscripción: Madrid, provincias y posesiones españolas: semestre, 8 pesetas; año, 15.—América, Filipinas y Portugal: semestre, 9 pesetas, año, 17.—Extranjero: semestre, 20 pesetas; año, 36. LÍMODEN usan las gentes que tienen sanos los dientes. LIMODÉN CREMA DENTÍFRICA ANTISÉPTICA. - SABOR DE LIMÓN 1,50 tubo grande. Creación de la Perfumería ULTRA - Madrid. 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