AUDIENCIANACIONAL Sala de lo Contencioso-Administrativo

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AUDIENCIA NACIONAL
Sala de lo Contencioso-Administrativo
SECCIÓN QUINTA
Núm. de Recurso:
Tipo de Recurso:
Núm. Registro General:
Demandante:
Procurador:
Demandado:
Abogado Del Estado
0000393/2014
PROCEDIMIENTO ORDINARIO
06522/2014
D. RAMIRO HERNÁNDEZ MARTÍN
SRA. MAYORAL REDONDO, NAZARET
MINISTERIO DE INTERIOR
Ponente IImo. Sr.:
D. FERNANDO F. BENITO MORENO
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IImo. Sr. Presidente:
D. JOSÉ LUIS GIL IBÁÑEZ
Ilmos. Sres. Magistrados:
D. JESÚS N. GARCÍA PAREDES
D. FERNANDO F. BENITO MORENO
D. ALICIA SANCHEZ CORDERO
Madrid, a dieciseis de diciembre de dos mil quince.
Visto por la Sala constituida por los Sres. Magistrados relacionados al margen el
Recurso contencioso administrativo nº: 393/2014, interpuesto por DON RAMIRO
DAVID HERNÁNDEZ MARTÍN, representado por la Procuradora de los Tribunales
Dª Nazaret Mayoral Redondo, contra la resolución de la Secretaría General Técnica
del Ministerio del Interior, por delegación del Ministro del Interior, de fecha 9 de
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octubre de 2014, por la que se desestima la reclamación de indemnización a
consecuencia de responsabilidad patrimonial de la Administración; habiendo sido
parte, además, la Administración General del Estado, representada y defendida por
su Abogacía.
Siendo Ponente el Ilmo. Sr. Magistrado DON FERNANDO F. BENITO MORENO.
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- Presentado el recurso, previos trámites oportunos, se confirió
traslado a la representación de la parte actora para que formalizara escrito de
demanda, lo que hizo formulando las alegaciones de hecho y de derecho que estimó
oportunas, concluyendo con la súplica de una sentencia estimatoria del recurso.
SEGUNDO.- Dado traslado de la demanda al Abogado del Estado para su
contestación, lo hizo alegando en derecho lo que estimó conveniente, solicitando la
confirmación en todos los extremos del acuerdo recurrido.
TERCERO.- Habiéndose solicitado por la parte actora el recibimiento a prueba,
acordó dicho recibimiento, por auto de 209 de mayo de 2015, con el resultado que
consta en las actuaciones
CUARTO.- No habiéndose solicitado el trámite de conclusiones, se señaló para
votación y fallo la audiencia del día 15 de diciembre de 2015, en que tuvo lugar,
quedando el recurso visto para sentencia.
VISTOS los preceptos que se citan por las partes y los de general aplicación.
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FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- Se impugna mediante el presente recurso contencioso administrativo
la resolución expresa de la Secretaria General Técnica del Ministerio del Interior, por
delegación del Ministro del Interior, de fecha 9 de octubre de 2014, por la que se
desestima la reclamación de indemnización a consecuencia de responsabilidad
patrimonial de la Administración.
La resolución impugnada, conforme con el dictamen del Consejo de Estado,
establece que no se ha verificado ningún funcionamiento anormal del servicio
penitenciario.
SEGUNDO.- El recurrente, en su escrito de demanda, considera que existe
responsabilidad patrimonial por parte de la Administración, por funcionamiento
anormal de la Administración, reclamando la suma de 253.461,45 euros, con los
intereses legales.
Por lo que respecta a Antonio Ariza López, pone de manifiesto el recurrente que
su imputación el 3 de febrero de 2010, en las Diligencias Previas nº 2842/2008 del
Juzgado de Instrucción Nº 11 de Zaragoza, esto es, cerca de tres meses antes de
los hechos sufridos por su representado, debería haber conllevado la no concesión
del permiso de salida de 6 días (o cuando menos la paralización del mismo, tal y
como es practica habitual por la Administración Penitenciaria), propuesto por la
Junta de Tratamiento del Centro Penitenciario de Daroca, en fecha 10 de junio de
2010 y autorizado por el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria Nº 1 de Aragón, el 22
de junio de 2010, comenzando a disfrutar dicho permiso el día 2 de julio de 2010,
debiendo recordar que los hechos objeto de la presente Reclamación Patrimonial
ocurrieron el día 8 de Julio de 2010, fecha en que Antonio debía haber regresado al
Centro Penitenciario del disfrute del permiso.
Asimismo, hacer referencia a la extraña tramitación del Expediente Disciplinario
90/2010 del Centro Penitenciario de Daroca contra Antonio Ariza López, en cuanto
en fecha 14 de abril de 2010 se acuerda incoar procedimiento sancionador y
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nombramiento de instructor al apreciar que los hechos ocurridos en día 14 de abril
de 2010 podrían dar lugar a responsabilidad disciplinaria.
Resultando inadmisible que ante hechos probados en los cuales se establece
que el Sr. Antonio Ariza López se introdujo en la celda de otro interno y lo golpeó e
insultó, se proceda al sobreseimiento y archivo del expediente sancionador cuando
tanto en el pliego de cargo como en la propuesta de resolución se establecía que
dicha conducta era constitutiva de una falta grave o muy grave.
Que de haber sido objeto de sanción, Antonio Ariza no habría disfrutado de
ningún permiso penitenciario y su representado no se habría visto gravemente
lesionado por éste, evidencia a las claras el carácter violento del interno y la nula
preparación para la vida en libertad escasos tres meses antes del hecho objeto de la
presente Reclamación Patrimonial. Siendo la Administración responsable en
consecuencia de lo ocurrido.
Por lo que respecta a José Luis Ariza López, se incide en la precipitada
concesión del tercer grado de tratamiento penitenciario, teniendo en cuenta la
gravedad de los delitos por las que había sido condenado y la actitud del mismo ya
que como recoge el informe psicológico de fecha 9 de agosto de 2007.
Se destaca también que en el momento en que se dicta la propuesta de
concesión del tercer grado de tratamiento penitenciario dictada por la Junta de
Tratamiento, es decir el 10 de septiembre de 2010, José Luis Ariza López
únicamente había satisfecho en concepto de Responsabilidad Civil la cantidad de 60
euros, una cantidad insuficiente, a su juicio, para ser uno de los requisitos para
concederle el tercer grado penitenciario.
Por último, se hacer constar que la imputación de José Luis Ariza López en las
Diligencias Previas, Procedimiento Abreviado 2842/2008 del Juzgado de Instrucción
nº 11 de Zaragoza, debería haber conllevado obligatoriamente la revocación del
tercer grado penitenciario que había sido concedido al mismo el 10 de septiembre de
2007.
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TERCERO.- La Sentencia nº 35/12 de la Audiencia Provincial, Sección 3ª, de
Zaragoza, Procedimiento de Origen Sumario 3/11/ de fecha 31 de julio de 2012, se
consideran "HECHOS PROBADOS:
"En virtud de lo establecido en el artículo 741 de la Ley de Enjuiciamiento
Criminal ha resultado probado que sobre la una de la madrugada del pasado ocho
de Julio de 2012, con ocasión de encontrarse sentados en un banco sito en la calle
Salvador Minguijón de Zaragoza los testigos protegidos TP-2 y TP-3, por el lugar
pasaron los acusados Juan Ariza López·y Antonio Ariza López quienes tuvieron con
los primeros un incidente sin que conste fehacientemente que es lo que ocurrió. Por
este incidente fue avisada una patrulla de la Policía Nacional que se personó en el
lugar iniciando una vuelta por los alrededores sin que conste ninguna incidencia.
Sobre las 1'30 horas, se encontraban TP-2 y TP-3 en compañía de unos
familiares de TP-3, en concreto sus padres, y junto a TP-4 y TP-5, en las
proximidades de la calle Monasterio de la Oliva lugar en donde vive la madre de los
hermanos José Luis, Antonio y Juan Ariza López, alertados todos ellos por TP-2 y
TP-3 con ocasión del incidente previamente expuesto, observaron cómo en las
proximidades se encontraban los acusados Juan Ariza López, Antonio Ariza López y
José Luis Ariza López junto a dos personas más desconocidas, momento éste en el
que los identificados como TP-1, TP-2, TP-4 Y TP-5 se dirigieron a los acusados y a
esas dos personas no identificadas que les acompañaban iniciándose una discusión
en el transcurso de la cual Antonio Ariza se enfrentó con el TP-4 y José Luis Ariza, a
su vez, realizó un disparo al aire con una pistola 9 mm Parabellum que portaba, y a
continuación otro disparo apuntando a la cabeza de la persona TP-l, sobre quien
efectuó un disparo alcanzándole en el lado izquierdo del cuello. Como quiera que
TP-5 se había interpuesto entre TP-4 y Antonio Ariza, a continuación, José Luis
Ariza efectuó otro disparo a TP-5 a quien alcanzó en la pierna derecha, cayendo
éste al suelo para apuntarle a continuación José Luis Ariza a un metro de distancia
en la cabeza pero sin llegar a dispararle. Encontrándose TP-5 en el suelo a
consecuencia del disparo recibido por José Luis Ariza, Antonio Ariza, quien portaba
un objeto cortante, intentó herirle en tres ocasiones llegando a hacerlo a la tercera
vez en la fosa ilíaca derecha.
Tras estos hechos, los tres acusados, José Luis, Antonio y Juan, emprendieron la
huida siendo localizado Juan Ariza López en la pasarela del azud del río Ebro,
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próxima al lugar, habiendo arrojado al cauce del mismo, momentos antes, la pistola
con la que fueron realizados los disparos. Antonio Ariza fue localizado y detenido,
oculto en la orilla del río Ebro. Finalmente, José Luis Ariza intentó ocultarse
sumergiéndose bajo las aguas de río siendo localizado por los agentes de Policía y
detenido.
A consecuencia de los hechos descritos TP-l resultó con herida superficial en la
base del cuello con afectación de trapecio izquierdo, precisando para su curación de
tratamiento médico y farmacológico, tardando en curar de las mismas un total de
diez días de los cuales seis estuvo totalmente impedido para el ejercicio de su
actividad habitual y quedándole como secuelas estrés postraumático (un punto
según valoración forense) y perjuicio estético ligero consistente en cicatriz de 1,5
centímetros en la base izquierda del cuello (un punto). La herida fue superficial sin
afectar a órganos internos ni estructuras vitales.
TP-5 resultó con herida de arma de fuego en el muslo derecho con orificio de
entrada y salida en caras posterointerna y externa, con trayecto transversal y con
parálisis del nervio ciático poplíteo externo, herida incisa superficial por arma blanca
en fosa ilíaca derecha y transtorno por estrés postraumático. Precisó para su
curación de tratamiento médico, farmacológico, rehabilitador y ortopédico, tardando
en curar de las lesiones sufridas un total de 561 días de los que 554 estuvo
impedido para el ejercicio de su actividad habitual y siete de ellos fueron de
hospitalización. Como secuelas funcionales le quedan parálisis del nervio poplíteo
externo en extremidad inferior derecha con afectación motora y sensitiva (18 puntos)
y trastorno por estrés postraumático con sintomatología ansiosa y depresiva (seis
puntos); y como secuelas estéticas cicatrices de un centímetro y 0'5 centímetros en
caras posterointerna y externa del muslo derecho y una cicatriz de cuatro
centímetros en fosa ilíaca derecha y afectación de la deambulación debida a la
parálisis del nervio. ciático poplíteo externo (al no poder realizar la flexión dorsal del
pie y no poder apoyar el talón debidamente en cada paso debiendo para caminar
elevar dicho pie para apoyar la punta del mismo antes que el talón), perjuicio
estético moderado valorado en diez puntos. Las citadas secuelas suponen una
importante limitación para determinadas actividades laborales y en su vida personal.
La herida por arma blanca fue superficial, sin afectación de órganos internos ni
estructuras vitales y sólo en el caso de haber sido más profunda la herida, o en
dependencia de la trayectoria, podría haber llegado a afectar estructuras anatómicas
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con repercusión vital. En cuanto a la herida por arma de fuego la trayectoria no
afectó a órganos vitales si bien en el caso de haber afectado a estructuras
vasculares habría supuesto un riesgo vital.
Las vainas que fueron encontradas en el lugar de los hechos corresponden a
cartuchos de nueve milímetros parabellum y fueron percutidas por la misma pistola.
La cuarta vaina hallada corresponde a un cartucho de nueve milímetros con carga
detonante percutido por pistola detonadora. El proyectil encontrado, técnicamente,
corresponde a los que portan los cartuchos nueve milímetros parabellum si bien no
se puede asegurar que fuera proyectado por la misma arma que percutió las tres
vainas antes citadas.
José Luis Ariza López, Antonio Ariza López y Juan Ariza López carecen de
permisos o licencias para poseer armas de fuego.
En la fecha en que acaecen los hechos Antonio Ariza López y José Luis Ariza
López se encontraban cumpliendo condena por delitos cometidos precedentemente
y disfrutando de permisos o beneficio penitenciarios.
José Luis Ariza López/ nacido en 1978, ha sido ejecutoriamente condenado en
fecha 8/4/1997 como autor de un delito de lesiones, en fecha 20/3/1998 como autor
de un delito de asesinato y en fecha 31/3/1999 como autor de un delito de lesiones.
Antonio Ariza nació en 1978 y Juan Ariza López nació en 1980.
Fueron intervenidos por la Policía, además de las vainas previamente citadas, los
siguientes efectos: un cuchillo de cocina de mango negro de doce centímetros de
hoja, un teléfono móvil marca Samsung, una defensa extensible, una defensa
eléctrica marca Street Wise con funda, un pantalón y una camiseta".
La citada sentencia contenía el siguiente FALLO:
"ABSOLVEMOS a Ios procesados José Luis Ariza López y Juan Ariza López de
los delitos de Amenazas por los que venían siendo acusados por el Ministerio Fiscal
y con declaración de oficio de dos octavas partes de las costas procesales.
ABSOLVIENDO de los delitos de tentativa de Asesinato, CONDENAMOS al
procesado José Luis Aríza López, en quien concurre la circunstancia modificativa de
responsabilidad criminal agravante de “reincidencia, como autor responsable de un
delito de Homicidio en grado de tentativa, ya definido, a la pena de SIETE AÑOS
SEIS MESES Y UN DÍA de prisión, con la accesoria de inhabilitación especial para
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el derecho de sufragio pasivo, prohibición de aproximación y comunicación por
cualquier medio con TP-l por tiempo de NUEVE AÑOS Y al abono de una octava
parte de las costas procesales, incluyéndose en este caso las de la Acusación
Particular, y CONDENAMOS al procesado Antonio Ariza López, en quien no
concurren circunstancias modificativas de responsabilidad criminal, como autor
responsable de un delito de Homicidio en grado de tentativa, ya definido, a la pena
de CINCO AÑOS de prisión, con la accesoria, de inhabilitación especial para el
derecho de sufragio pasivo, prohibición de aproximación y comunicación por
cualquier medio con TP-5 por tiempo de seis años y al abono de una octava parte de
las costas procesales, incluyéndose en este caso las de la Acusación Particular.
CONDENAMOS al procesado José Luis Ariza López, en quien concurre la
circunstancia modificativa de responsabilidad criminal agravante, de reincidencia,
como autor responsable de un delito de Lesiones con el empleo de arma o
instrumento peligroso, ya definido, a la pena de TRES AÑOS SEIS MESES Y UN
DÍA de prisión, con la accesoria de inhabilitación especial para el derecho de
sufragio pasivo, prohibición de aproximación y comunicación por cualquier medio
con TP-5 por tiempo de CINCO AÑOS Y al abono de una octava parte de las costas
procesales, incluyéndose en este caso las de la Acusación Particular.
CONDENAMOS al procesado José Luis Ariza López como autor responsable de
un delito de Tenencia Ilícita de Armas, ya definido, a la pena de UN AÑO de prisión;
con la accesoria de inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo y al
abono de una séptima parte de las costas procesales, incluyéndose en este caso las
de la Acusación Particular.
ABSOLVEMOS al procesado Juan Ariza López del delito de Tenencia ilícita de
Armas por que venía siendo acusado y al procesado Antonio Ariza López de la falta
de Maltrato de Obra por la que también venía siendo acusado, con declaración de
oficio de dos octavas .partes de las costas procesales.
En cuanto a responsabilidad civil José Luis Ariza López indemnizará a TP-l por
todos los conceptos en la cantidad de 1950 euros y a TP-5 en la cantidad de 97.360
euros por todos los conceptos. Antonio Ariza López indemnizará a su vez a TP-5 por
todos los conceptos en la cantidad de 1450 euros. Las citadas cantidades
devengarán el interés legal oportuno desde la fecha de esta sentencia.
ABSOLVEMOS al Estado de la responsabilidad civil subsidiaria derivada del
delito mantenida por la Acusación particular".
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CUARTO.- El artículo 106.2, de la Constitución Española de 1978, garantiza el
derecho de los particulares, en los términos establecidos por la Ley, a ser
indemnizados por toda lesión que sufran en cualquiera de sus bienes y derechos,
salvo en los casos de fuerza mayor, siempre que la lesión sea consecuencia del
funcionamiento de los servicios públicos. El citado precepto constitucional ha dado
un paso más en el reconocimiento de la responsabilidad patrimonial de la
Administración del Estado, iniciado mediante los artículos 120, 121 y concordantes
de la Ley de Expropiación Forzosas, de 16 de diciembre de 1954, y posteriormente
en los artículos 40 y concordantes, del Texto Refundido de la Ley de Régimen
Jurídico de la Administración del Estado, de 26 de julio de 1957; hoy sustituido por el
art. 139.1 de la Ley 30/92, donde se recogen los requisitos que necesariamente han
de concurrir para que proceda la indemnización reclamada por dicha vía, cuales son:
a) Existencia de una lesión o daño en cualquiera de los bienes o derechos, del
particular afectado. b) Imputación a la Administración de los actos necesariamente
productores de la lesión o daño. c) Relación de causalidad entre el hecho imputable
a la Administración y la lesión, daño o perjuicio producido. d) Que el daño alegado
por los particulares sea efectivo, evaluable económicamente e individualizado con
relación a una persona o grupo de personas. e) Que no tenga obligación jurídica de
soportar el daño.
La moderna doctrina jurisprudencial, en casos similares al hoy enjuiciado, no
considera relevante el punto de vista jurídico relativo al nexo de causalidad, pues,
entre las diversas concepciones con arreglo a las cuales la causalidad puede
concebirse, se imponen, en materia de responsabilidad patrimonial de la
administración, aquéllas que explican el daño por la concurrencia objetiva de
factores cuya inexistencia, en hipótesis, hubiera evitado aquél, (sentencia de 25 de
enero de 1997) por lo que no son admisibles, en consecuencia, restricciones
derivadas de otras perspectivas tendentes a asociar el nexo de causalidad con el
factor eficiente, preponderante, socialmente adecuado o exclusivo para producir el
resultado dañoso, puesto que --válidas como son en otros terrenos-- irían en éste en
contra del carácter objetivo de la responsabilidad patrimonial de las administraciones
públicas (sentencia de 5 de junio de 1997).
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La consideración de hechos que puedan determinar la ruptura del nexo de
causalidad, a su vez, debe reservarse para aquéllos que comportan fuerza mayor única circunstancia admitida por la ley con efecto excluyente- (sentencia de 11 de
julio de 1995), a los cuales importa añadir el comportamiento de la víctima en la
producción o el padecimiento del daño, o la gravísima negligencia de ésta, siempre
que estas circunstancias hayan sido determinantes de la existencia de la lesión y de
la consiguiente obligación de soportarla en todo o en parte (sentencias de 11 de
abril de 1986, 27 de abril de 1996 y 7 de octubre de 1997).
La responsabilidad patrimonial de la administración se funda en postulados
objetivos, los cuales excluyen a priori las nociones subjetivas de culpa o negligencia.
Es cierto, sin embargo, que subsiste el requisito de que el daño causado sea
antijurídico y, en consecuencia, que constituya un perjuicio o sacrificio patrimonial
que no deba soportar el perjudicado. En la
determinación de si se da esta
circunstancia es preciso realizar un examen valorativo partiendo de las
circunstancias del caso examinado. El examen de la casuística resuelta en la
jurisprudencia conduce a incluir como perjuicios necesitados de resarcimiento, entre
otros, aquellos a cuya producción confluyen circunstancias similares a las propias de
la culpa o anormalidad en el funcionamiento del servicio -pues el carácter objetivo de
la responsabilidad no excluye que el carácter antijurídico del daño causado pueda
inferirse de factores subjetivos de culpabilidad o del incumplimiento objetivo de
normas o deberes- y aquellos que se generan en determinados supuestos en que la
administración previamente ha creado un riesgo, o en que el sufrido por el particular
o el usuario del servicio es superior al objetivamente admisible en función de los
estándares sociales de funcionamiento del mismo (sentencia de 18 de octubre de
1996).
QUINTO.- En el caso de autos las lesiones sufridas por el recurrente (TP-5),
según la sentencia que conocemos, resultó con herida de arma de fuego en el muslo
derecho con orificio de entrada y salida en caras posterointerna y externa, con
trayecto transversal y con parálisis del nervio ciático poplíteo externo, herida incisa
superficial por arma blanca en fosa ilíaca derecha y transtorno por estrés
postraumático. Precisó para su curación de tratamiento médico, farmacológico,
rehabilitador y ortopédico, tardando en curar de las lesiones sufridas un total de 561
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días de los que 554 estuvo impedido para el ejercicio de su actividad habitual y siete
de ellos fueron de hospitalización. Como secuelas funcionales le quedan parálisis
del nervio poplíteo externo en extremidad inferior derecha con afectación motora y
sensitiva (18 puntos) y trastorno por estrés postraumático con sintomatología
ansiosa y depresiva (seis puntos); y como secuelas estéticas cicatrices de un
centímetro y 0'5 centímetros en caras posterointerna y externa del muslo derecho y
una cicatriz de cuatro centímetros en fosa ilíaca derecha y afectación de la
deambulación debida a la parálisis del nervio. ciático poplíteo externo (al no poder
realizar la flexión dorsal del pie y no poder apoyar el talón debidamente en cada
paso debiendo para caminar elevar dicho pie para apoyar la punta del mismo antes
que el talón), perjuicio estético moderado valorado en diez puntos. Las citadas
secuelas suponen una importante limitación para determinadas actividades laborales
y en su vida personal. La herida por arma blanca fue superficial, sin afectación de
órganos internos ni estructuras vitales y sólo en el caso de haber sido más profunda
la herida, o en dependencia de la trayectoria, podría haber llegado a afectar
estructuras anatómicas con repercusión vital. En cuanto a la herida por arma de
fuego la trayectoria no afectó a órganos vitales si bien en el caso de haber afectado
a estructuras vasculares habría supuesto un riesgo vital.
Las vainas que fueron encontradas en el lugar de los hechos corresponden a
cartuchos de nueve milímetros parabellum y fueron percutidas por la misma pistola.
La cuarta vaina hallada corresponde a un cartucho de nueve milímetros con carga
detonante percutido por pistola detonadora. El proyectil encontrado, técnicamente,
corresponde a los que portan los cartuchos nueve milímetros parabellum si bien no
se puede asegurar que fuera proyectado por la misma arma que percutió las tres
vainas antes citadas.
Daños que no solamente deben ser cubiertas con la ayuda económica concedida
a D. Ramiro David Hernández Martín, al amparo de la Ley 35/1995, de 11 de
diciembre, de ayuda y asistencia a las víctimas de delitos violentos y contra la
libertad sexual, en la cantidad de 13.525,50 euros, tal y como consta en la resolución
administrativa.
Es decir, la víctima, en un caso como el enjuiciado no puede quedar
desamparada, pues los riesgos que la sociedad objetivamente debe asumir en la
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concesión de permisos penitenciarios, porque así lo impone la función de
resocialización propia de la pena que establece la Constitución y los compromisos
internacionales asumidos por España, no es adecuado, con arreglo a la conciencia
social, que sean soportados de manera individual por aquellos en quienes se
concretan los resultados dañosos de los inevitables fracasos penitenciarios, sino que
deben ser compartidos en virtud de un principio de solidaridad por el conjunto de la
sociedad que sufraga el presupuesto público.
Debe notarse que, con ello, no se reprocha la existencia de fracasos en la
concesión de los permisos, que tienen carácter inevitable en una política
penitenciaria adecuada a los postulados constitucionales, ni mucho menos se afirma
que el fracaso de un permiso es producto por su mera existencia de una actuación
profesionalmente o funcionarialmente inadecuada por parte de los encargados de
administrar la difícil política penitenciaria, sino solamente que el riesgo que la
sociedad conscientemente asume para intentar lograr la resocialización de los
penados -o, cuando menos, para evitar que su aislamiento social repercuta
negativamente en su personalidad- debe ser soportado por el conjunto de los
ciudadanos.
Pero es que aunque la actuación en la concesión del permiso fuere correcta y
diligente, la obligación de soportar individualmente el daño sufrido no puede
imputarse a los perjudicados cuando éstos no tienen el deber jurídico de soportar los
riesgos que objetivamente debe asumir la sociedad en la concesión de los beneficios
penitenciarios de esta naturaleza, que por perseguir la reinserción social del penado
deben ser soportados por toda la sociedad porque así lo impone la función de
resocialización propia de la pena que establece la propia Constitución y los
compromisos internacionales asumidos por España.
Criterio sustentado por el Tribunal Supremo en su sentencia 7 de octubre de
1987, con la siguiente doctrina:
“Por ello, con arreglo a la conciencia social, no es adecuado que tales perjuicios
sean soportados de manera individual por aquéllos en quienes se concretan los
resultados dañosos de los inevitables fracasos penitenciarios, sino que deben ser
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compartidos en virtud del principio de solidaridad por el conjunto de la sociedad que
sufraga el gasto público, ya que la lesión causada al particular se asimilaría a una
obligación pública -«l'égalité devant les charges publiques», según la doctrina
francesa- que, como tal, no puede gravar sobre un solo ciudadano y, por tanto, debe
repartirse entre todos, a través de la correspondiente indemnización de la víctima,
cuya carga definitiva, por la mecánica del impuesto, incumbe a los contribuyentes”.
En simulares términos se expresa también la STS 16 de diciembre de 1997
(Recurso de Casación nº 4853/1993).
En el mismo sentido, reconociendo la responsabilidad objetiva de la
Administración penitenciaria en los supuestos de beneficios penitenciarios, se
pueden citar, entre otras, las Sentencias de esta Sala, Sentencias de la Audiencia
Nacional de 1 de marzo de 2006 (Recurso núm. 500/2004, de 10 de octubre de
2006 (Recurso núm. 640/2005), y 30 de septiembre de 2009, (Recurso núm.
364/08).
Y esta es la jurisprudencia mantenida por el Tribunal Supremo en sus últimos
pronunciamientos, como confirma, entre otras, la reciente Sentencia de 29 de
noviembre de 2011, sección 4ª, Recurso 6339/2009 (que confirma la Sentencia
de la Audiencia Nacional citada de 30 de septiembre de 2009).
A la luz de dicha doctrina jurisprudencial, debe declarase que en el presente caso
concurren los requisitos exigidos para la existencia de responsabilidad patrimonial,
porque como ha quedado razonado en párrafos anteriores, la obligación de la
sociedad de asumir los daños derivados del fracaso de los permisos penitenciarios y
la consiguiente responsabilidad patrimonial de la administración.
Además de lo dicho anteriormente, los hermanos Ariza López, fueron
condenados por delitos muy graves, el primero por delitos de homicidio, robo con
violencia y tenencia ilícita de armas y el segundo por asesinato y tenencia ilícita de
armas.
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Y en cuanto a que José Luis Ariza López estando clasificado en tercer grado
desde el 10 de septiembre de 2007, y teniendo en cuenta su imputación en las
diligencias previas procedimiento Abreviado 2842/2008 del Juzgado de Instrucción
nº 11 de Zaragoza, el 3 de febrero de 2010 (Folio 230), no se comprende como se le
haya modificado dicho tercer grado.
SEXTO.- En cuanto al quantum indemnizatorio, esta Sala viene señalando,
acorde con reiterada Jurisprudencia de nuestro Tribunal Supremo, que en nuestro
sistema rige el principio de reparación del daño integral sufrido por quien no tenía el
deber jurídico de soportarlo, en relación con el principio de solidaridad.
En efecto, tanto el artículo 106.2 de la Constitución como el artículo 139.1 de la
Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones
Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, se refiere a "toda lesión" que los
particulares "sufran en cualquiera de sus bienes y derechos". De ahí que el Tribunal
Supremo haya afirmado que la obligación de indemnización ha de tender a
proporcionar "la indemnidad" ya que "sólo con este criterio se cumple la exigencia
constitucional de que la tutela sea efectiva y, por lo tanto, completa" (sentencias,
entre otras, de 29 de noviembre de 1.990, 21 de enero y 12 de marzo de 1.991 o
25 de junio de 1.992).
En consecuencia la indemnización debe comprender todos los daños alegados y
probados por el perjudicado. En tal sentido puede advertirse que los hechos
determinantes de la responsabilidad patrimonial en que puede incurrir la
Administración pueden causar una pluralidad de daños, si bien normalmente suelen
distinguirse entre los que tienen un carácter patrimonial y los que no lo tienen. En el
primer grupo entrarían los daños propiamente materiales además del daño
emergente y aún el lucro cesante. En el segundo se incluye el llamado por la
Jurisprudencia "pretium doloris" (sentencias del Tribunal Supremo de 16 de julio
de 1.984 o 1 de diciembre de 1.986), concepto éste que reviste una categoría
propia e independiente de las demás, y comprende tanto el daño moral como los
sufrimientos físicos y psíquicos padecidos por los perjudicados (Sentencia del
Tribunal Supremo de 23 de febrero de 1.988).
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Por ello, y sin dejar de tener presente la subjetividad que es inherente y, por ello,
inevitable, cuando de daños de este tipo se trata, valorando todos esos elementos,
las propias circunstancias concurrentes según los hechos probados de la sentencia
“….los identificados como TP-1, TP-2, TP-4 Y TP-5 se dirigieron a los acusados y a
esas dos personas no identificadas que les acompañaban iniciándose una
discusión….”, y teniendo en cuenta además lo que en casos análogos, en modo
alguno idénticos, y, que la Sala no está vinculada por lo resuelto en la sentencia
penal, y que por otra parte, no parece lógico atribuir idéntica obligación reparadora al
responsable del delito que a quien no lo ha sido, porque sería tanto como atribuir la
responsabilidad exclusiva de los daños de la Administración (prescindiendo de la
voluntad delictiva del reo), o como reconocer una responsabilidad civil subsidiaria de
la Administración respecto de la actuación del interno (responsabilidad subsidiaria
que, obviamente, tampoco se da en este caso), declaramos que la indemnización
que deberá abonarse al recurrente es la cantidad de 20.000 euros, cantidad
actualizada a fecha de la presente resolución.
SÉPTIMO.- De conformidad con el artículo 139.1 de la LJCA, en la redacción
dada por la ley 37/20011, de 10 de octubre, de medidas de agilización procesal, al
estimase en parte las pretensiones actoras, no procede la imposición de las costas
causadas en esta instancia a ninguna de las partes.
FALLAMOS
Que estimamos en parte el recurso contencioso-administrativo formulado por
DON RAMIRO DAVID HERNÁNDEZ MARTÍN, representado por la Procuradora de
los Tribunales Dª Nazaret Mayoral Redondo, contra la resolución de la Secretaría
General Técnica del Ministerio del Interior, por delegación del Ministro del Interior, de
fecha 9 de octubre de 2014, por la que se desestima la reclamación de
indemnización a consecuencia de responsabilidad patrimonial de la Administración;
con anulación de la resolución recurrida y con declaración del derecho al percibo de
20.000 euros, por los daños y perjuicios sufridos, desestimando las demás
pretensiones contenidas en el suplico de la demanda; sin costas.
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Así por esta nuestra sentencia, que es firme, definitivamente lo pronunciamos,
mandamos y firmamos
PUBLICACIÓN.- Leída y publicada ha sido la anterior sentencia en la forma
acostumbrada, de todo lo cual yo, la Letrada de la Administración de Justicia, doy fe.
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