Dinamarca no debe devolver a nadie a la inestable situación de

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AMNESTY INTERNATIONAL
COMUNICADO DE PRENSA
Índice AI: PRE01/232/2013
15 May 2013
Dinamarca no debe devolver a nadie a la inestable situación de
Somalia
Devolver a personas a la inestable situación de Somalia sería una violación del derecho internacional, ha
declarado Amnistía Internacional mientras los tribunales daneses se disponen a estudiar la devolución de
cinco ciudadanos somalíes que residen actualmente en Dinamarca.
Las vistas judiciales que se celebrarán el jueves y el viernes en Dinamarca se producen después de que
otros dos Estados europeos —Noruega y los Países Bajos— ya hayan puesto fin a la suspensión de las
devoluciones a Mogadiscio, la capital somalí.
Las decisiones neerlandesa y noruega —de diciembre de 2012 y febrero de 2013, respectivamente—
citaban la mejora de la seguridad en la capital como motivo del cambio. No obstante, desde esa fecha, el
Tribunal Europeo de Derechos Humanos y los tribunales neerlandeses han suspendido la expulsión de
cuatro ciudadanos somalíes de los Países Bajos, pues la situación de la seguridad sigue siendo precaria en
Mogadiscio y sumamente grave en otras partes de Somalia.
“Aunque la situación de la seguridad en Mogadiscio ha mejorado en cierta medida, sigue siendo frágil e
inestable”, ha afirmado Sarah Jackson, directora adjunta del Programa Regional para África de Amnistía
Internacional.
“El control y la influencia del gobierno somalí sigue siendo débil, y fuera de la capital, en grandes zonas
del centro y el sur de Somalia, el grupo armado Al Shabab mantiene el control de facto en lo que continúa
siendo una situación de seguridad sumamente inestable. Esta no es una situación segura o sostenible para
devolver a personas, y las devoluciones violarían el derecho internacional.”
Continúa la violencia
En agosto de 2012 se formó un nuevo gobierno en Somalia, lo que señaló el final del periodo “de
transición” de ocho años que siguió a dos décadas de conflicto y hundimiento del Estado tras la caída del
régimen de Siad Barre en 1991. Desde esa fecha, ha habido algunas mejoras en la seguridad, pero según
Amnistía Internacional, estos cambios no son suficientes para ser considerados fundamentales, duraderos
o lo bastante estables como para que los gobiernos de otros países se planteen la devolución de
ciudadanos somalíes.
Aunque Mogadiscio, la capital, está en gran medida bajo el control del gobierno, sigue habiendo un
conflicto armado entre las Fuerzas Armadas Nacionales de Somalia y el grupo armado Al Shabab. La
población civil continúa sufriendo la inseguridad y corre el riesgo de ser víctima de abusos graves contra
los derechos humanos, como la violencia indiscriminada y la selectiva, violaciones, homicidios y
extorsión.
Existe la creencia generalizada de que todas las partes del conflicto son responsables de estos abusos.
La propia Mogadiscio sigue sufriendo ataques, tanto indiscriminados como selectivos, que incluyen
ataques suicidas con bomba y con dispositivos explosivos improvisados (bombas caseras) y ataques con
granadas.
Recientemente, el pasado 5 de mayo, un ataque con bombas caseras se cobró la vida de al menos ocho
civiles e hirió a muchos más en la capital. El 14 de abril, Al Shabab realizó dos ataques en gran escala en
la ciudad, en los que murieron al menos 30 personas. Estos han sido sólo los más recientes de una cadena
de ataques violentos cometidos en los últimos meses.
Periodistas, empresarios, ancianos de los clanes y políticos corren especial riesgo de ser víctimas de
homicidios selectivos. Desde diciembre de 2011 han muerto en Mogadiscio 24 periodistas, cuatro en lo
que va de año. Uno de ellos era Mohamed Ibrahim Rageh, a quien dispararon frente a su casa en la capital
poco después de volver del exilio en Uganda.
En el sur y el centro de Somalia —donde Al Shabab sigue ejerciendo un amplio control— la situación de
la seguridad es muy inestable y el grupo armado y las fuerzas gubernamentales luchan por la influencia.
Las fuerzas gubernamentales carecen muchas veces de la autoridad, la disciplina y el control necesarios
para proteger a la población civil, y su dependencia de las fuerzas etíopes y de la Unión Africana hace
que todas las mejoras en materia de seguridad sean sumamente frágiles.
En un ejemplo reciente, el 17 de marzo de 2013 las tropas etíopes que ayudan a las fuerzas
gubernamentales se retiraron de Xudur, capital de la provincia de Badool, lo que obligó a retirarse
también a las fuerzas gubernamentales. Pocas horas después de su retirada, Al Shabab recuperó el control
de la ciudad, lo que obligó a miles de personas a huir hacia la frontera con Etiopía. Se produjo una oleada
de abusos y, según los informes, Al Shabab decapitó a varias personas, entre las que había niños y un
anciano líder religioso.
Amnistía Internacional declaró en marzo que el levantamiento parcial por la ONU de un largo embargo
de armas para Somalia corría el riesgo de alimentar una escalada de violaciones del derecho internacional
humanitario y de los derechos humanos, pues Al Shabab podría seguir recibiendo armas extranjeras.
Condiciones humanitarias precarias
Según las agencias de la ONU, más de la mitad de los somalíes depende de la ayuda humanitaria para
sobrevivir, y una sexta parte de la población —la mayoría de la cual vive en campos para personas
internamente desplazadas— sigue estando en crisis.
Aunque la sequía de 2011 contribuyó a esta situación, la crisis humanitaria en curso es obra en su mayor
parte del ser humano. De las 19.000 personas inscritas como desplazadas entre el 1 de noviembre de 2012
y el 1 de febrero de 2013, el 89 por ciento citó la inseguridad como una de las tres razones clave de su
desplazamiento.
Las personas que viven en los campos para desplazados son sumamente vulnerables a la violencia y
continúan sufriendo abusos contra los derechos humanos. Según los informes, la violencia de género
contra mujeres y niñas, en concreto, es endémica y a menudo parece obra de los mismos que tienen el
mandato de proteger a la población: las fuerzas gubernamentales.
“Teniendo en cuenta el conflicto armado en curso y la terrible situación humanitaria, que está
contribuyendo a que se cometan abusos graves contra los derechos humanos en el centro y el sur de
Somalia, los demás países, incluida Dinamarca, no deberían, bajo ninguna circunstancia, tratar de
devolver a personas a ese país”, concluyó Jackson.
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