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CAPÍTULO IV
LA SOCIEDAD FEUDAL
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EL FEUDALISMO
Aunque hay historiadores que presentan el feudalismo como un fenómeno que
también se da en otras culturas ----en otros tiempos y en otras regiones- y hablan del feudalismo en Japón, en Rusia, etc., nuestro estudio se limita al feudalismo como fenómeno estrictamente europeo. Incluso cuando hablamos del
feudalismo europeo, estamos empleando una denominación poco exacta, pues
no es un fenómeno igual para todos los pueblos europeos. El mundo plenamente feudal se da en un espacio que podemos definir como limitado al Norte
y Oeste por la fa chada atlántica del Continente, al Sur por la cuenca del Carona
y al Este por el valle del Rin. De esta zona pasará a Inglaterra al ser conquistada por los normandos. Por eso podemos hablar de un feudalismo colonial o de
exportación, que es el caso también de Tierra Santa y Chi pre, al ser conquistadas por las cruzadas. Curiosamente, esta exportación significó una aplicación
más sistemática de las instituciones. Además, debemos añadir Cataluña y el
Norte de Italia. De modo menos intenso y pleno el feudalismo es vivido por
los otros pueblos más periféricos: por ejemplo, Bohemia, la Alemania transrenana y los reinos cristianos de la Península Ibérica.
Para comprender este mundo, de espacio reducido pero socialmente abigarrado y de tiempo dilatado, es necesario tener en cuenta muchos factores. La
misma etimologia nos descubre la diversidad de raíces del feudalismo. Feudo
viene de Vieh, una palabra alemana que significa originariamente ganado y pasa
luego a designar cualquier bien inmueble. l Cuando hablamos de vasallaje empleamos una palabra de origen celta. Cuando hablamos de homenaje y de beneficio empleamos palabras de origen latino. Es decir, la misma terminologia
nos avisa que el feudalismo se forma con aportaciones de diversas procedencias .
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Todavía en inglés se usa la palabrafee para designar los honorarios de una profesión
liberal.
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LA SOCIEDAD FEUDAL
La complejidad de los elementos que concurren en la formación del feudalismo hace que su comprensión no carezca de dificultad. Vamos a aplicar la regla
que enseña que, para entender un fenómeno histórico, lo mejor es hacer su
historia. Vamos, pues, a presentar a grandes rasgos el nacimiento del feudalismo.
Durante el Imperio romano las unidades de explotación de la tierra fueron
los latifundios trabajados por los esclavos. Estas explotaciones se llamaban
«villas». Pues bien, ocasionada por la falta de esclavos, que se hace sentir a finales del Imperio, y localizada en sus comienzos en las villas del Norte de África,
aparece una nueva institución económico-social que va a tener gran desarrollo: el colonato. El conjunto de la explotación se dividía en dos tipos de tierras:
1) la tierra dominical (indominicatum), que generalmente ocupaba el centro de
la propiedad y en la que se encontraba la casa del señor o dueño (dominus), el
molino, el horno, el lagar; 2) el resto de la tierra se dividía en parcelas (mansi)
que tenían una extensión variable que en plena Edad Media podía oscilar entre las 10 y las 18 Ha. El dueño se ocupaba directamente de la explotación del
indominicatum, pero éste ya no era cultivado por esclavos sino por colonos. Los
colonos tampoco eran jornaleros, porque en esta época el numerario es muy
escaso y el dominus no tenía dinero para pagar a los operarios. Efectivamente,
en el último siglo del Imperio las relaciones entre las diversas partes del Imperio se deterioran y las unidades administrativas tienden a encerrarse en sí mismas a nivel local practicando la autarquía económica, lo que da lugar una gran
reducción del comercio en el mundo mediterráneo. Esta desintegración y la
desaparición del comercio aumenta con las invasiones. Pero el numerario desaparece además por razones culturales, porque los bárbaros tienden a atesorar
los metales preciosos. Por tanto, el dueño (dominus) no tiene dinero para retribuir el trabajo en el indominicatum. La retribución se hizo concediendo el señor
a los colonos la explotación de los mansi. Por la explotación de los mansi los
colonos tenían que entregar una parte del producto (un censo en especie) y
además trabajar la tierra del señor. Los colonos, por tanto, vieron su situación
económica definida por unas obligaciones reales (el censo) y otras personales
(trabajar el indominicatum).
Los colonos proceden de esclavos emancipados y de pequeños agricultores
libres que por razones de seguridad económica y fisica, al desaparecer en la
práctica la autoridad pública, prefieren ingresar en el colonato, incluso aportando sus tierras al señor. Los colonos son, pues, hombres personalmente libres, pero económicamente sujetos. Su status es un avance sobre la esclavitud.
* * *
En la época merovingia, por razones de seguridad, muchos hombres libres
modestos (ingenui) vieron su salvación en contar con la protección de un señor
poderoso. Para colocarse bajo dicha protección le ofrecían algún tipo de prestación o tierras. Esta nueva institución se llamó «encomienda» (commendatio).
El carácter de hombre libre de los encomendados hace que sus prestaciones no
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EDAD MEDIA
sean laborales como los colonos, sino en especie o en servicios. La relación con
su señor, motivada por la seguridad física personal, da lugar a la formación de
bandas armadas del señor con sus encomendados.
Esta institución se consolidó y se generalizó en tiempos de Carlomagno hasta
el punto de que apenas había hombre libre sin señor. Es entonces cuando se
generaliza el término vassus O vasallus -de origen céltico, que significaba esclavo- para designar a estos hombres libres ligados a un señor, y el término
vasallaje para designar el vínculo.
La commendatio se configura, pues, como un contrato sinalagmático entre
hombres libres. El vassus, encomendado, deberá respetar y servir a su señor. El
contenido del servicio no está precisado de modo general síno que depende
de cada caso: puede ir desde algunas formas de servicio doméstico hasta el
armado pasando por el económico, pero siempre se trata de un servicio compatible con su condición de hombre libre. El dominus está obligado a defender
al vasallo, y mantenerlo cuando el vasallo no tiene bienes propios. La manutención puede ser directa, si el vasallo vive en la casa del señor, o indirecta, si
el señor le entrega algún bien productivo (beneficium) con cuyos frutos pueda
el vasallo vivir. Puesto que en esta época la actividad económica fundamental
era la agricultura, el bien entregado fue generalmente una tierra, no en propiedad sino en usufructo. Esta ínstitución, al consolidarse y hacerse hereditaria,
es la que da lugar siglos más tarde a la distinción entre dominium direclum (la
propiedad del señor, también llamada dominio eminente) y dominium utile (el
derecho al usufructo).
A medida que el sistema se establece, el contenido del beneficium se complica. Aunque lo más frecuente fue la entrega de tierra, también se entregaba el
derecho a percibir alguna renta como peajes o pontazgos o censos o las rentas
de entidades eclesiásticas -parroquias, abadías- que podían ser las ofrendas
de los fieles, algunas de las cuales tenían carácter obligatorio como los diezmos; y finalmente se entregaron poderes públicos, como el derecho a recaudar
los impuestos de un lugar, o el derecho a juzgar y cobrar por la administración
de la justicia.
A partir del siglo XI aparece una nueva palabra para designar el beneficium:
feodum o fevum que se compone de las raíces germánicas vieh (ganado) y 6d
(bien).
La práctica impuso de una manera generalizada la unión de la commendatio
con el beneficium. Cuando esto sucede, el vasallaje deviene vasallaje feudal y
ha nacido el feudalismo. Su plenitud se da cuando, además, a esta institución
que une al señor y al vasallo se le da carácter político, es decir, íngresa en la
esfera de lo que hoy llamamos derecho público. Este último paso se dio con
Carlomagno.
Carla magno se encontró con un extenso dominio político pero casi sin organización. Para suplir esta debilidad de las instituciones públicas acudió a las
ínstituciones feudales. Se produjo entonces la intromisión de formas procedentes de la vida privada en las funciones públicas. Carlos 1) para reforzar los lazos de subordinación política utilizó el juramento de fidelidad propio del
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vasallaje, con lo cual sus inmediatos subordinados eran no solamente súbditos
sino además vasallos que le debían fidelidad; 2) para pagar los servicios públicos utilizó el beneficio dando carácter de tal a los cargos públicos que, en cuanto
que son beneficios, tienden a hacerse hereditarios, como veremos en seguida.
Este planteamiento llevó a que los agentes de la autoridad (duques, marqueses, condes) entraran en el sistema feudal: eran los grandes vasallos reales con
feudos de 300 a 400 mansi.
Desde Ludovico Pío obispos y abades (considerados también como agentes de la autoridad) fueron obligados a encomendarse al rey: sus posiciones
eclesiales, que eran fuente de ingresos bien por ser propiedades fundiarias o
bien por ser derechos a la percepción de diezmos u otras aportaciones, fueron
asimiladas a los beneficios.
El vasallaje era un acto esencialmente personal, vinculación de persona a
persona, hasta el punto de que podía darse sin feudo. En principio, la relación
era concebida como vitalicia y vitalicio era también el disfrute del feudo que
normalmente acompañaba al vasallaje. Por tanto, teóricamente la relación cesaba mortis causa por una de las dos personas. Pero muy pronto la relación se
hizo hereditaria por ambas partes y con ello el sistema feudal quedó definítivamente establecido.
Por lo que respecta a los vasallos, estando por medio el beneficio, era lógico
que a la muerte del vasallo su heredero tomase posesión del feudo y se dirígiese al señor pidiéndole la admisión en el vasallaje y la investidura del feudo. La
sucesión de los vasallos fue establecida con carácter general en el reino de los
francos por Carlos el Calvo en la asamblea de nobles de Quiercy-sur-Oise (877).
Carlos quería partir para Roma para ser coronado emperador. Para ganarse la
adhesión de sus nobles reconoció el carácter hereditario de los feudos que dichos nobles poseían. Por lo que al señor respecta, muy pronto resultó meramente teórica la posibilidad de que, a su muerte, su sucesor pudiera disponer
libremente de los feudos que el señor había entregado en vida, y se admitió
que el sucesor del señor estaba obligado a renovar la entrega del feudo o de los
feudos a cambio de la renovación del vasallaje por el tenedor del feudo. Esta
práctica quedó definítivamente establecida cuando, a la muerte de Carlos el
Calvo (877), Luis el Tartamudo quiso disponer de todos los beneficios de la
corona. Los nobles se sublevaron y Luis tuvo que ceder.
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Para la constitución del vasallaje el vasallo tiene que rendir homenaje: el vasallo, arrodillado delante del señor, con la cabeza desnuda, pone las manos
juntas entre las manos de su señor y pronuncia su declaración de voluntad. Es
el rito de entrega de uno mismo (autotradición) que debe ser rendido libremente
por un hombre libre. Al homenaje del vasallo responde el señor con la investidura del feudo. Las concepciones jurídicas de la Alta Edad Media exigian un
acto material para que existiera la creación de un derecho real, por eso el señor
entrega un objeto que simbolice la concesión; podía ser un anillo, un cuchillo,
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EDAD MEDIA
una lanza o una espada; era el báculo en el caso de que el feudo fuera un obispado. A veces el objeto se rompía para darle un mayor valor simbólico al carácter definitivo de la entrega.
En cuanto a sus efectos, el vasallaje es una relación que crea obligaciones
por ambas partes. Hay, por supuesto, una primacía del señor, pero no absoluta, porque el señor contrae también obligaciones.
Las obligaciones del vasallo son: 1) Ante todo, la fidelidad, una obligación
de carácter general y negativa por la que el vasallo se compromete a no hacer
nada que pueda causar perjuicio a su señor. 2) Pero además existen unas prestaciones que deben estar siempre bien definidas. Se dividen en dos clases: el
auxilium y el consilium. El auxilium es fundamentalmente un servicio militar a
caballo que debe quedar perfectamente delimitado: si es sólo personal o además con los vasallos o gentes del vasallo (yen este caso si con todos o solamente con algunos); si es una obligación general (cada vez que le convoque su señor) o está limitado a una acción concreta, y siempre está fijada la cuantificación
de dias y la aportación de armas o de alimentos. Además de este servicio militar, el auxilium puede contener otras obligaciones económicas o simplemente
de dignidad como es sujetar el estribo cuando el señor monta en el caballo. En
cuanto al consilium, este descansa en esa relación de tú a tú entre vasallo y señor. Se trata de la obligación de asistir a la reunión de los vasallos cuando los
convoca el señor para constituir el tribunal que dirime los litigios entre los
vasallos.
En virtud de la cualidad libre del vasallo, éste podia rescindir el contrato:
podía renunciar al vasallaje, renunciando también al feudo.
Las obligaciones del señor son correlativas a las del vasallo. 1) Ante todo, la
fidelidad. 2) Pero además también unas prestaciones que pueden dividirse en
dos clases: la protección y la manutención. La protección es no sólo militar
(defensa del vasallo cuando éste se ve atacado injustamente) sino también jurídica, d.írimiendo los litigios dentro de la jurisdicción del señor en elconsilium
y representándolo ante instancias superiores (la corte real) cuando fuera necesario. La manutención se concreta en el feudo.
El feudalismo va construyendo lentamente una jerarquía feudal entre los
nobles. En el feudalismo maduro se distinguen tres categorías fundamentales
de señores: l' Los que detentan una baronía, esto es los titulares con feudos
con título: duques, condes, vizcondes, marqueses, así como otros señores llamados simplemente barones; tienen un poder casi absoluto: «cada barón es soberano en su baronía.» 2.' Los señores castellanos o valvasores, que no son soberanos, pero tienen poder judicial. 3' Los señores castellanos o valvasores que
ni son soberanos ni tienen poder judicial.
Finalmente, tomemos nota del importante fenómeno de la multiplicidad
del vasallaje. El sistema se complica porque a su vez los vasallos que reciben
un gran feudo se buscan vasallos propios, dividiendo entre ellos el feudo. Esta
subenfeudación no sólo es consentida sino en general querida por el señor, que
así puede contar con una más numerosa clientela de guerreros a caballo. El
principio ordenador de esta multiplicidad es que el vasallo del vasallo no es
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LA SOCIEDAD FEUDAL
vasallo del señor de acuerdo con el carácter personal del vasallaje. Pero pronto
este sistema se complica. La sed de beneficios lleva a los nobles a ser vasallos
de diversos señores, con lo cual el sistema feudal deja de poder representarse
como una pirámide jerárquica.
Para poner orden en esta confusión aparece una curiosa institución, eldominus ligius: es el que tiene una relación primordial y prevalente de vasallaje. Había
una ceremonia especial constitutiva de la relación de este vasallaje que era el
homenaje ligio. Es decir, entre la serie de relaciones de vasallaje había una que
era la fundamental y que tenia primaóa sobre cualquier otro vasallaje: cualquier
vasallaje suponía siempre la reserva de las obligaciones contraídas a través del
homenaje ligio. El vasallaje ligio va a tener importancia decisiva en el desarrollo de las monarquías durante los siglos XI y XII. Los reyes, sobre todo los franceses, van a constituir su preeminencia sobre la base de recibir los homenajes
ligios. Los reyes se constituyen como señores preeminentes de otros señores.
* * *
Este somero recorrido por las instituciones fundamentales del mundo feudal
nos capacita para proponer una definición del feudalismo.'
1." El feudalismo en general como sociedad (feudalismo = sociedad feudal)
es un tipo de sociedad cuyos caracteres determinantes son: un desarrollo extremado de los lazos de dependencia de hombre a hombre, con una clase de
guerreros especializados que ocupan los peldaños superiores de la jerarquía
social; una fragmentación extremada del derecho de propiedad; una jerarquía
de los derechos sobre la tierra (nacidos de dicha fragmentación) que se corresponde con la jerarquía de lazos de dependencia; una fragmentación del poder
público que crea en cada país unas instituciones que ejercen en interés propio
los poderes atribuidos normalmente al Estado.
2." El feudalismo en particular como conjunto de instituciones (feudalismo
= relación feudovasallática) es un sistema de relaciones que crea y rige obligaciones de obediencia y servicio -principalmente militar- por parte de un
hombre libre, llamado «vasallo», hacia un hombre libre llamado «señon>, y
obligaciones de protección y sostenimiento por parte del «señon> respecto del
«vasallo», dándose el caso de que la obligación de sostenimiento tuviera la
mayoría de las veces como efecto la concesión por parte del señor al vasallo de
un bien llamado «feudo».
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LA MONARQUÍA FEUDAL
El poder real nunca fue abolido teóricamente por el feudalismo, porque nunca
desapareció la idea de res publiaz. En la práctica fue, por así decirlo, puesto entre
'Está tomada de Ganshof, Elfeudalismo, 2' ed., Barcelona 1974, pp. 15-17.
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EDAD MEDIA
paréntesis por los grandes señores. Se admitía que el rey pudiera ser considerado corno un señor, e incluso que tuviera el privilegio de evadirse de la condición de vasallo cuando el rey entraba por herencia o por otras circunstancias
en posesión de un feudo: si este feudo debía homenaje a un señor, este señor
renunciaba al homenaje a cambio de alguna compensación. Todo esto equivale a decir que el rey francés no era soberano del territorio de Francia, porque
su poder dependía de la efectiva vinculación de sus vasallos.
A este respecto hay que notar que la política de feudalización seguida por
los carolingios no dio el resultado esperado, porque los vínculos específicamente feudales (vasallo-señor) se hicieron más fuertes que los políticos (súbditorey), lo que quiere decir que a lo largo de los siglos los vasallos casi siempre
apoyaron a sus señores cuando éstos se sublevaron contra el rey, es decir, que
la feudalización se tradujo muy pronto no en el reforzamiento sino en el debilitamiento del poder monárquico: se produjo una fragmentación del poder.
E! rey feudal es una compleja institución que se constituye por la confluencia de tres elementos políticos que a su vez son elementos complejos: la autoridad pública inherente a la res publica; la autoridad del monarca germanorromano ya sacralizado; la supremacía que corresponde al señor más importante
de una estructura feudal. Teniendo en cuenta estos tres elementos, se comprenden mejor los rasgos de la monarquía feudal que vamos a señalar.
En cuanto al poder del rey, todos admiten que le compete velar por el bienestar del pueblo. El máximo bienestar es la paz y ésta consiste en la vigencia
del Derecho del pueblo. Por eso la principal competencia del reyes administrar el Derecho fielmente. Un Derecho que el rey no crea, sino al que está sometido, aunque no corno los otros hombres, sino que posee un status único dentro del conjunto que es el pueblo: el reyes un órgano del pueblo: singulis maior,
universis minar. Señalemos además que en esta época no existe el concepto
moderno de ley corno norma general e igual para todos; al contrario, lo que
existe es el privilegio, el status diferenciado que tiene una persona o un estamento.
El triple y confuso origen del poder del monarca feudal está también presente en los títulos de legitimidad de su cargo. Hoy, en un mundo secularizado
en el que no cuenta la gracia de Dios, pensarnos que un gobernante accede al
cargo por elección o por herencia, pero no por ambos títulos a la vez. Pero en
la Edad Media no tenían las ideas tan claras y acumulaban los títulos: algunos
reyes eran elegidos, heredaban y además gobernaban por la gracia de Dios: no
eran títulos alternativos.
La gracia de Dios se manifestaba señalando a una persona por ser el primogénito del actual o difunto monarca y se confirmaba porque la asamblea de
los notables así lo quería. El voto de los notables no tenía un carácter democrático porque no debían su status al pueblo llano, no habían sido elegidos,
pero tampoco habían sido designados por el monarca. Cada notable había accedido a su status por algún procedimiento independiente de la voluntad del
monarca: herencia en los laicos feudales o elección restringida en los cargos
eclesiásticos.
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LA SOCIEDAD FE UDAL
A medida que las situaciones se van consolidando, se va distinguiendo entre
elección y herencia. Las dos monarquías medievales más caracteristicas, Imperio y Papado, se configuraron definitivamente como electivas, pese a los
esfuerzos de algunos titulares por mantenerlas dentro de su familia. En los
reinos prevaleció el principio de la herencia, seguramente por influencia feudal, ya que el rey era el primer señor, pero permaneció en segundo plano la
idea de que el rey era elegido por el pueblo y esta idea querrá ser recuperada
por algunos agentes politicos cuando la monarquía entre en crisis. Estudiaremos
el caso de los monarcómacos en Francia.
En cualquier caso, el rey gobernaba por la gracia de Dios. El gobierno era
de origen divino; el rey era vicario de Dios; quienes resistían eran enemigos de
Dios. Pero estas ideas, aplicadas a un monarca de contornos imprecisos, no
tenían la claridad y la eficacia que veremos en el Derecho divino de los reyes
en la Edad Moderna.
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LA IGLESIA FEUDAL
La Iglesia entró plenamente en este mundo feudal. Las propiedades eclesiásticas y los cargos eclesiásticos fueron feudalizados. El dignatario eclesiástico se
convirtió en vasallo feudal porque la dignidad y las tierras a ella anejas eran
feudo, y en cuanto propietario de tierras pudo convertirse a su vez en señor
feudal con vasallos propios que le debían servicios. Aunque teóricamente el
obispo o abad feudal prestara los servicios seculares a los que estaba obligado
por el vasallaje por medio de agentes seglares, su posición de señor feudal le
convertía en un miembro más de la nobleza feudal. Así, los altos cargos del
clero, por virtud de su riqueza y de su posición, estaban directamente implicados en todas las cuestiones de la política secular. Eran poderosos y su poder
no podía ser ignorado por los seglares poderosos, incluido el monarca.
Además, como hemos señalado en el capítulo anterior, la superior educación del clero lo había capacitado para el desempeño de cargos públicos y en
cuanto tales cargos públicos entraron también en el sistema feudal. El hecho
de que el clero estuviera obligado al celibato excluía teóricamente la hereditabilidad de sus feudos, lo cual significaba que el monarca, o en su caso el poderoso señor, podía controlar quienes accedían a dichos feudos eclesiásticos. Por
tanto, los eclesiásticos estaban profundamente mezclados en la política secular. En las personas del alto clero se superponían el cargo eclesiástico y el político.
Todo ello trajo consigo la inevitable corrupción de la Iglesia. El señor entregaba el feudo (una abadia, una sede episcopal) a quien ofrecía más. El pretendiente ofrecía mucho porque pensaba a su vez resarcirse. Todo esto o era
simonía o se acercaba mucho. El favorecido recibía de manos del señor la posesión o investidura de su feudo mediante la recepción simbólica del anillo y
del báculo.
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