`Hablar de la Era de Trujillo es hablar de todas las dictaduras`

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‘Hablar de la Era de Trujillo
es hablar de todas las
dictaduras’
Un estudio sobre la figura del dictador en la novela
La fiesta del chivo de Mario Vargas Llosa
Laila Ras
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Masterscriptie ‘Spaanse Taal en Cultuur’
04-06-2011
Tesis
Laila Ras
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Índice
Introducción .........................................................................................................................3
Fujimori contra Trujillo ........................................................................................................4
Nacionalismo ......................................................................................................................8
La cara de la dictadura .....................................................................................................10
El mercado .......................................................................................................................14
El dictador en la novela .....................................................................................................16
Trujillo en La fiesta del chivo .............................................................................................18
Hechos históricos en la novela: ideología económica y nacionalista ................................. 20
Realismo y carácter humano ............................................................................................22
Perspectiva .......................................................................................................................26
Las debilidades del dictador .............................................................................................31
La voz política de Vargas Llosa.........................................................................................33
Retorna a la literatura ........................................................................................................37
Relación con régimen peruano ..........................................................................................40
De la izquierda a la derecha ..............................................................................................43
Rebelión actual..................................................................................................................45
Conclusión..........................................................................................................................47
Obras citadas......................................................................................................................48
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Introducción
En la novela La fiesta del chivo del escritor peruano Mario Vargas Llosa, uno de los
protagonistas es el antiguo dictador de la República Dominicana Rafael Leónidas
Trujillo Molina. La trama de la novela trata de la época en la que se desarrolla esta
dictadura, especialmente sobre los últimos meses del régimen y sus consecuencias
para la población en la actualidad. Por ello el libro versa sobre un tema, existente ya
desde hace unas décadas, que se ha vuelto imprescindible en la literatura
hispanoamericana, los regímenes dictatoriales, por el hecho de que las dictaduras
están muy presentes en la historia de América Latina. Estos regímenes han
provocado mucho dolor en la sociedad latinoamericana y por medio de este tipo de
novelas la literatura trata de explicar los sucesos y la forma de vida de las personas
bajo el yugo de un tirano.
Durante el proceso y la publicación de La fiesta del chivo, Perú estaba gobernado
por Alberto Fujimori, un enconado adversario del escritor. Que ambos hechos
ocurrieran en el mismo periodo no es casualidad y aunque la conexión entre La
fiesta del chivo y el régimen de Trujillo ha sido ya avanzada por algunos críticos,
nadie ha escrito un análisis profundo sobre esta posible relación. Además los
regímenes presuntamente comparados sucedieron en muy diferentes décadas y
regiones, así que todavía cabe preguntarse por qué escribe Vargas Llosa sobre un
dictador de otra época y país, siendo un manifiesto adversario de Fujimori.
Para solucionar esta cuestión, primero hay que investigar las diferencias entre los
regímenes de Trujillo y Fujimori. La dictadura del dictador dominicano parece mucho
más perversa y quizás esta es una de las razones para utilizar a Trujillo como
protagonista. Además, es necesario analizar la personalidad de los dictadores en sí
misma, porque el marcado carácter del tirano dominicano también podría explicar la
preferencia del autor peruano por el mismo. Es decir, la perversidad parece ser un
tema popular en la literatura y por ello Vargas Llosa prefiere escribir del elemento
diabólico en la dictadura y carácter de Trujillo.
Esto nos lleva al objetivo que Vargas Llosa quiere alcanzar que revela esta elección
de utilizar a Trujillo como uno de los protagonistas, es decir mostrar a la gente del
mal existiendo en la realidad. Aunque se trate de ficción sí se puede describir el
concepto de dictadura, discutir sobre las causas y sus consecuencias, y lo más
importante, visto por medio de la literatura desde una posición alejada y objetiva.
Esto quiere decir que viviendo dentro de una dictadura, la población carece de
cualquier libertad para expresar su crítica sobre los acontecimientos que marcan la
vida de un país, pero por medio de la literatura el lector puede distanciarse y
observarla desde un marco de libertad y por eso tendría una visión crítica, diferente y
más objetiva. Si bien la verdad es mucho más complicada y no es tan fácil acabar
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con una dictadura en la realidad como en la literatura, ésta defiende el mensaje de
que la dictadura representa el mal para una nación. La consciencia de esta idea en
el lector es, probablemente, lo que quiere alcanzar Vargas Llosa. Por consiguiente,
aunque en la novela no se ve un ataque directo a Fujimori y su política, se puede
hablar de un asalto, pero en un contexto más amplio, entonces esta conexión debe
ser analizada antes de suponer que La fiesta del chivo es un crítico a Fujimori.
Sin embargo, ¿por qué ha elegido Vargas Llosa escribir sobre el verdadero dictador
dominicano? Para responder a esto, se debe estudiar también el estilo de la novela
en cuanto al grado de la verdad histórica y de la ficción, porque si el objetivo del
autor era escribir la verdad, el dictador dominicano podría ser un protagonista
interesante para alcanzar el posible objetivo del escritor, esto es, despertar la
conciencia del lector ante los sucesos grotescos. La activa participación en la política
peruana -fue candidato a la presidencia de Perú- de Vargas Llosa podría explicar su
interés en despertar en la conciencia de los lectores la relación existente entre la
dictadura dominicana y la realidad peruana. El hecho de que el régimen de Trujillo
representa el de Fujimori puede ser explicado al llevarlo a un contexto más amplio,
es decir, dar un ejemplo de una dictadura hispanoamericana, ya que todas tienen
mucho en común. Si la novela es una representación de Fujimori y su régimen se
debe comparar el mensaje político durante y después de la presidencia peruana en
que participó Vargas Llosa y el mensaje en La fiesta del chivo. Podría ser que la
pérdida de las elecciones para Vargas Llosa le hiciera albergar mucho rencor hacia
el ganador Fujimori. Rencor que podría confirmarse a través del ataque indirecto a
Fujimori por medio de la novela sobre Trujillo. Además el escritor no recibió el
reconocimiento político suficiente por sus ideas neoliberales, de modo que esto
puede ser la razón del cambio de la política a la literatura y su crítica a la dictadura
mediante la ficción. En suma, por medio de una novela acerca de Trujillo, sus ideas
sobre la política peruana y latinoamericana tendrán más vigor.
Fujimori contra Trujillo
‘La dictadura representa el mal y el mal es mucho más fértil como incitación literaria
que el bien’ explicó Vargas Llosa en una entrevista en el año 2000 durante el
programa mexicano Zona Abierta (Macías Rodríquez).
Como la cita de arriba indica, Mario Vargas Llosa opina que el mal como tema
literario es mucho más interesante que el bien y por ello se puede concluir que la
temática sobre la dictadura es un tema popular, lo que también es válido para su
novela La fiesta del chivo. Por consiguiente, si según el escritor el motivo de la
maldad es más fértil, ¿por qué no escribe una historia sobre la perversidad de
Alberto Fujimori, presidente de su país de origen, Perú, en vez de un antiguo
dictador de la República Dominicana como Trujillo? Además de esto la elección
temática de Vargas Llosa es sorprendente si se mira la proyección esquemática de
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los textos más significativos de la ‘Novela del Dictador’ 1 en Hispanoamérica según
Julio Calviño Iglesias (1985), en los que los escritores hispanoamericanos escriben
todos sobre un dictador de su propio país o de un tirano ficticio pero en muy pocas
ocasiones sobre un dictador de otro país (Calviño Iglesias: 12-22).
Una respuesta posible se podría encontrar en el hecho de que el régimen de Trujillo
ha sido mucho más perverso que el de Fujimori, por lo tanto es una comparación
entre el mal representado por el régimen impuesto por Fujimori en Perú y el mal
dictatorial bajo el que rigió Trujillo la República Dominicana y por eso éste último
resulta más férreo y malvado. El mensaje de Vargas Llosa en la novela, que no es
una crítica específica a la antigua dictadura de la República Dominicana, sino a la
dictadura en general, resulta convincente por medio de esta reflexión sobre una de
las dictaduras más horrendas que conoció Hispanoamérica. Sin embargo, primero
hay que analizar qué tipo de mal encarna Trujillo para entender la fascinación por
este dictador.
En concreto, lo terrorífico de la tiranía dominicana fue el poder que poseyó Trujillo.
Por ejemplo, en cuanto al dominio económico, Manuel Núñez explica: ‘Trujillo
encabezó un régimen totalitario, controló como un monarca absoluto la economía del
país’ (Read Vittini: i). El dictador disponía de muchas empresas y una docena de
ingenios azucareros, los cuales eran imprescindibles en la República Dominicana, y
además uno de ellos formó parte de los tres más grandes del mundo, concretamente
el de Río Haina (Wiese Delgado: 173). Trujillo se hacía pasar por protector
económico de la población, apoyando financieramente a la gente. Sin embargo, eso
fue posible porque primero había exigido las propiedades de la población para luego
repartir una parte a su voluntad y parecer así generoso y protector del pueblo. Mario
Read Vittini escribe en su testimonio:
Recuerdo a uno que me dijo: ‘Todo lo que hay aquí es mío. Lo hice yo
con mi trabajo y ahora Trujillo quiere disponer de lo mío, imponerme lo
que debo de hacer en mi negocio y que yo le pague al trabajador que
bote, una indemnización. Yo no tengo que darle nada a nadie. El que
yo boto es porque no sirve’ (159).
El sistema descrito en los párrafos anteriores tiene elementos en común con la
ideología comunista, ya que elimina la propiedad privada. No obstante lo que a
Trujillo le importaba fue primero su propio poder, en vez del bienestar de su nación,
de modo que no nacionalizó la propiedad privada, sino que una gran parte de estas
propiedades fueron a parar a sus manos. Frente a los comunistas, y a Trujillo,
Vargas Llosa es un adversario de la nacionalización. El escritor opina que el
neoliberalismo económico dará más progreso a un país que cuando la economía
está dominada por el Estado o dictador. Según él la gente tiene derecho a crear su
propio capital (Vargas Llosa, 1993: 427).
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subgénero narrativo caraterístico de la literatura hispanoaméricana cuyo tema principal es las
numerosas dictaduras militares que existieron en hispanoamérica durante los siglos XIX y XX
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Esta idea neoliberal también estaba en contra de la ideología del presidente peruano
Fujimori que había sido un intenso contrincante de Vargas Llosa y del
neoliberalismo. Sin embargo, introdujo durante su mandato presidencial un sistema
neoliberal en cuanto a la economía. Las empresas y plantaciones fueron todas
privatizadas. Si bien esta introducción parece ideal para Vargas Llosa, no ha sido
exactamente como el autor deseaba, como mostraré en el capítulo 3. En resumen,
por la privatización Fujimori no poseyó tanto como Trujillo y por ello el dictador de la
República Dominicana tenía mucho más poder sobre la economía de su propio país,
y por lo tanto pudo utilizar esta capacidad para influir en sus súbditos.
Aunque los dos países tuvieron sistemas económicos opuestos, ambos han
conocido periodos de progreso, de modo que su autoridad recibió más apoyo. En el
caso de Fujimori, sacó el país de una depresión económica, causada por la
presidencia anterior, de Alan García. Esta crisis provocó que Fujimori llegara al
poder, porque siempre en un periodo de empeoramiento económico, hay un grito de
renovación en la sociedad, que es un momento en que especialmente los
neopopulistas tienen mucho éxito, como en el caso del Fujimori en Perú (Weyland:
13). El candidato a la presidencia fue un neopopulista por el hecho de que actuó
según el deseo de la población, así que ‘Fujimori improvised proposals based on
public opinion - when the people said ‘yes’, he said ‘yes’’ (Daeschner: 272). Por ello
luchó contra de la ideología neoliberal de Vargas Llosa que asustaba al pueblo, pero
al cabo de unos días de su presidencia introdujo el mismo ideario que defendía el
escritor, llamado el Fujishock. (275).
Este cambio económico se puede explicar por el deseo de quedarse en el poder,
porque llegó al poder por sus ideas sociales y cuando fue presidente, su economía
neoliberal condujo al apoyo de los países neoliberales como los Estados Unidos, de
modo que recibió mucho apoyo del extranjero. Se puede decir que esto es una
característica de un dictador, es decir, su intento de perpetuarse en el poder de una
nación. Por ejemplo, este caso también se da cuando hay grandes protestas y gran
insatisfacción en la sociedad. En cuanto a la presidencia de Fujimori, al principio
recibió mucho apoyo por el progreso económico en el país. La gente no tenía
muchas razones para quejarse, porque no había tenido un periodo tan próspero en
muchos años. A pesar del apoyo de las masas, la falta de una buena organización
de este apoyo causó una disminución rápida de la popularidad de su gobierno
(Weyland: 15). Cuando Fujimori perdió dominio sobre el congreso, perpetró un
autogolpe en 1992, es decir, un golpe a su propio gobierno que dominó el país
desde 1990. Por medio de la ayuda de los militares, disolvió el congreso, apresó a
miembros de la oposición y reorganizó el poder judicial. Por el autogolpe terminó el
gobierno democrático de doce años y cambió a un mando autoritario (Daeschner:
289, Uekert: 136). En suma, mediante el poder militar, logró el poder del congreso.
Los años posteriores al golpe, según Henry Pease Garcí, el régimen de Fujimori
muestra su ‘carácter mafioso’ (Pease Garcí: 11). El congreso, por ejemplo, fue
dominado por políticos de la coalición mafiosa, que tuvieron tres objetivos:
1. Garantizar la segunda reelección o el tercer gobierno de Fujimori (2000-2005).
2. Asegurar la impunidad de los operadores de la mafia.
3. Subordinar la justicia y todas las instituciones autónomas a la coalición mafiosa de
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modo que pudieran usarse para hacerse obedecer en la sociedad. (Ibid: 260).
Sinesio López categoriza el gobierno de Fujimori en diferentes tipos de régimen.
Según ella, el régimen después del autogolpe era una dictablanda, o bien una
dictadura civil, porque la población no fue oprimida, pero el presidente siguió con el
neopopulismo. Por contra, el congreso sí fue reemplazado, para que pudiera seguir
dominando el país, mediante el chantaje y la corrupción. Después hubo elecciones
en el congreso, que ganó el presidente, por supuesto, por el hecho de que estaba
dominado por la ‘coalición mafiosa’. Por estos motivos ese fue un periodo de
democradura, es decir, una dictadura que parece demócrata por el apoyo del
congreso. (Ibid: 132-133). Fujimori llegó al poder por su neopopulismo, en el que el
punto más importante de su programa fue debilitar el movimiento guerrillero de
Sendero Luminoso. En primer lugar apresó a su líder, Abimael Guzmán, y además
introdujo una estrategia antiterrorista. Por lo tanto podía violar los derechos humanos
y ejecutar a presuntos terroristas bajo el nombre de antiterrorismo. Sin embargo,
cuando lo comparamos con el régimen de Trujillo en la República Dominicana, el
gobierno de Fujimori no es una dictadura dominada con mano dura, sino, como
Sinesio López lo llama, una dictablanda. La población le apoyó por sus ideas
neopopulistas, Trujillo en cambio, dominó a la sociedad por medio de la intimidación.
Como en el régimen de Perú, la República Dominicana también conoció una época
de progreso durante la dictadura de Trujillo. No podemos negar el hecho de que el
dictador sí propició un desarrollo enorme de la economía. Mario Read Vittini, un
antiguo secretario del Partido Dominicano de Trujillo y luego un adversario del
régimen, reconoce los lados positivos de la gestión de esta dictadura.
La gestión de Trujillo en el Poder, representó un extraordinario proceso
de cambio favorable en todos los órdenes económicos y sociales de la
República Dominicana… …estábamos, en términos de desarrollo y en
condiciones económicas, sociales y humanas, al nivel de las naciones
primitivas de África, Oceanía y de los indígenas de Suramérica (Read
Vittini: 156).
Además pretende decir que la República Dominicana fue ‘uno de los más avanzados
del mundo en la plena igualdad jurídica, política, social y económica entre todos los
miembros de la comunidad nacional, sean masculinos o sean femeninos’ (Ibid: 160).
Si bien el dictador de la República Dominicana sí llevó el progreso a todo el país, la
igualdad de que Read Vittini habla no parece muy verosímil ni se puede encontrar en
el régimen de Trujillo. La prosperidad económica y de la educación fue mejor que
antes del régimen, pero el poder de Trujillo tuvo muchos lados oscuros. Mientras en
el caso de Fujimori la población le apoyó de un modo voluntario, bajo de la dictadura
de Trujillo la gente estaba forzada inconscientemente a apoyar el líder. Es decir, la
gente gozó de mucha prosperidad bajo el régimen de Trujillo, pero solo cuando le
apoyaba, de este modo podía ‘comprar’ apoyos para conseguir mantenerse en el
poder, como la idea principal y que tienen en común todos los dictadores. La
igualdad económica dejó mucho que desear porque fue más una cuestión de
prejuicio. Mediante el poder económico Trujillo dominó sobre la sociedad, porque
mientras uno estuviera a favor del régimen, tenía una vida bastante agradable. Por
eso, un montón de gente no se dio cuenta de las cosas horrorosas que ocurrían en
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su país. Por otro lado aquellos que no fueran seguidores del dictador, además de ser
marginados económicamente, fueron amenazados, torurados o asesinados por las
fuerzas armadas, cómplices de la dictadura. Un ejemplo de ello es el caso del
secuestro del escritor Jesús de Galíndez, que estaba escribiendo el libro crítico con
el régimen; Trujillo’s Dominican Republic: A Case Study of Latin American
Dictatorship. Nunca se ha encontrado su cuerpo, pero muchos hechos muestran que
fue asesinado por partidarios de Trujillo (Moya Pons: 516). Este ejemplo nos afirma
que no había ninguna libertad política y que el poder político estuvo en manos de
una persona o partido y por ello no se puede hablar de igualdad ni de libertad
política.
La justicia tampoco era ajena al control férreo que imponía Trujillo, no era ciega, ya
que todos los delitos cometidos por Rafael Trujillo, sus parientes o sus defensores
importantes, no fueron castigados y quedaron impunes por el hecho de que Trujillo
tenía el control absoluto sobre la administración de la justicia. Personas con delitos
menos graves o inocentes podían ser castigadas, porque sus ideas estaban en
contra del régimen. Estos ‘criminales’ según Trujillo, no tuvieron ningún proceso, sino
que fueron torturados o incluso asesinados sin el derecho de defenderse y de un
juicio justo. En la República Dominicana reinó el terror en la sociedad, porque uno
podía ser apresado por el mero hecho de ser pariente de un sospechoso (Wiese
Delgado: 135).
‘Su régimen fue, más que una simple dictadura, una terrible tiranía de la más rígidas
de las que ha conocido en nuestro tortuoso ambiente caribeño’ (Read Vittini: 156).
En resumen, Fujimori intentó gobernar según el deseo de la población por su
carácter neopopulista. Asesinó y apresó a miembros del Sendero Luminoso, que era
lo que quería la mayoría ya antes de su presidencia. Al contrario, Trujillo tuvo tanto
poder que siguió con sus propias ideas e hizo con la población lo que él quería bajo
la amenza y el terror, así que el régimen Fujimori se puede llamar más una
dictablanda: el mal, y el de Trujillo fue una dictadura: el mal dictatorial.
Nacionalismo
Al lado de la desigualdad jurídica, política y económica también existió desigualdad
social en ambos países. Una ideología importante para Trujillo y sus partidarios ha
sido el nacionalismo, que tiene que ver simultáneamente con la igualdad y la
desigualdad. Igualdad porque ‘quiso, sinceramente proteger y mejorar a su pueblo’
(Ibid: 171). Y desigualdad, por el hecho de que para lograr todo esto tuvo que excluir
a otros. Por ello el nacionalismo es un concepto que puede causar sucesos
abominables.
‘Trujillo amaba de todo corazón a su país’ (Ibid: 156). Su amor causó una gran
dedicación a la prosperidad de la república, por lo cual ha conocido un periodo de
gran desarrollo. Por eso se puede decir que el nacionalismo en sí no tiene nada de
peligro, sino la discriminación de la que va acompañado. La República Dominicana
se desarrolló tan fuerte que no se podía comparar con países africanos, sino con
regiones no-africanas. El dictador opinó que el desarrollo solo no era suficiente para
tener prestigio y ser visto como un país occidental y civilizado, así que tenía que
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distinguirse de los países africanos. La entrenadora censal lo afirmó: ‘Después de
todo lo que ha hecho el Jefe 2 por el país, la República Dominicana no puede
presentarse con una población mayoritariamente negra como si fuera una nación
africana’ (Moya Pons: 150). La hispanidad, la catolicidad y la blancura fueron las
esencias nacionales según los partidarios de Trujillo (Ibid: 498).
Para crear un país con una población más blanca hizo tres cosas. Primero, la
manipulación del registro civil según su color de piel. La mayoría de los dominicanos,
que eran indios o africanos, apareció descrita como mestiza, que era considerada
como una raza más avanzada, por lo cual, para personas ajenas al asunto no
parecía un país de indios y africanos, sino más europeo por su blancura. Además los
mulatos también fueron descritos como mestizos, aunque los dos términos
étnicamente son muy distintos (ibid: 147). De aquí se puede concluir que Trujillo y
sus partidarios no querían saber nada de la gente de origen africano.
Tampoco era homogénea la percepción y la autopercepción racial de
los dominicanos pues mientras unos se consideran blancos siendo
mulatos, otros se consideraban mulatos siendo negros o viceversa. Un
caso documentado de un mulato que fue registrado con un color
diferente al que le correspondía por las autoridades sanitarias de
aquellos días fue Rafael Trujillo, quien en su examen médico para
ingresar a la Guardia Nacional Dominicana en 1918 aparece descrito
como ‘blanco’ (ibid: 148).
Como muestra la cita de arriba la percepción sobre el color de la piel era de gran
importancia, debido al hecho de que el propio Trujillo era de origen africano. Lo
mismo vale para la gente negra que tenía puestos importantes, que estaba
considerada como blanca por su prestigio.
Otro intento de crear una población más blanca fue su esfuerzo de atraer población
europea. De modo que el nacionalismo no tenía que ver con la protección de la
nación dominicana verdadera, sino con la idea de ‘mejorar la raza’ (Read Vittini: 49).
Es decir, crear una nación nueva y aceptada como más avanzada. Por medio de
atraer gente europea, ‘harían más blanco el país’ y luego tendrían niños blancos,
mestizos o mulatos, para que la cantidad de negros disminuyera.
El tercer método para mejorar la raza fue ahuyentar y matar a los haitianos que,
como son vecinos, entraban en el país por la gran diferencia de prosperidad entre
ambos países de La Española 3. Haití era un país con una población negra y también
por esta razón los haitianos no eran bienvenidos en la República Dominicana. Por un
conflicto en la frontera entre ambos países, Trujillo asesinó a los haitianos que vivian
en la República Dominicana, los cuales eran vistos como un peligro, por lo que el
dictador recibió aún más apoyo de su población:
A partir de la matanza, y durante esta campaña, los dominicanos
fueron adoctrinados en la noción de que Trujillo había sido el salvador
de la nacionalidad dominicana al haber liquidado a los haitianos y
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Rafael Leónidas Trujillo Molina
La Española: la isla en que están situados la República Dominicana y Haití.
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haber librado al país de una nueva dominación haitiana (Moya Pons:
498).
El nacionalismo, un concepto de gran importancia para muchos dictadores, se puede
entender de distintas maneras. Mientras la idea de Trujillo parece tener más que ver
con la discriminación, Fujimori tenía un sentimiento nacionalista contrario y poco
miedoso. Como el presidente de Perú era de origen japonés4, y por eso un
advenedizo, se identificó con la población marginada, es decir, con los indios, que
son la población nativa de Perú (Daeschner: 260). Los tres métodos arriba
mencionados no eran válidos para el régimen de Fujimori por el hecho de que no
quería crear un país blanco.
Sin embargo, también se puede hablar de discriminación, o bien del ataque a la élite
blanca, porque a diferencia de Trujillo, Fujimori no formó parte de la élite. No
obstante, la discriminación fue limitada a palabras, que se ve abundantemente en la
política para confirmar las ideas propuestas y para llegar al poder. En el caso de
Fujimori, la identificación con la población marginal y el ataque a la élite de la que va
acompañado, se puede ver más como una táctica para ganar las elecciones
presidenciales, como veremos en el capítulo 3. El nacionalismo de Trujillo parece
más horroroso por la afección por su país y la convicción que la República
Dominicana debía mejorar la raza. En resumen, el nacionalismo de Fujimori es más
inocente que el de Trujillo, que está arraigado intensamente en una población
adoctrinada. Aquí se puede ver otra vez la diferencia entre los dos regímenes: la
dictablanda de Fujimori y la dictadura de Trujillo, que resulta más perversa.
La cara de la dictadura
El hecho de que Trujillo creara una dictadura perversa con apoyo profundo de sus
partidarios se puede explicar mediante el carácter del dictador. Un dictadura no
puede sobrevivir sin un líder con mucho poder y respeto. En el caso de Trujillo tenía
tanta influencia como personalidad, así que las crueldades llevadas a cabo no
provocaron muchos problemas para seguir en el poder. No obstante, Fujimori,
después de diez años en el poder, tuvo que huir a Japón, por un escándalo de
corrupción y violación de derechos humanos. Un protagonista escalofriante es
imprescindible en una dictadura perversa y de larga duración y por su carácter es un
personaje más fascinante en novelas que el de presidentes como Fujimori.
La personalidad de Trujillo es atrayente por el temor que provocó en sus
adversarios, pero también en sus partidarios. El apoyo de sus partidarios no fue por
ideas populistas, sino por intimidación, física y psicóloga. Si se defendía a Trujillo, se
podía gozar de una vida próspera, si no, las consecuencias podían ser horribles. Así
dominaba el dictador dominicano a sus partidarios. Por ejemplo, por medio de
distribuir buenas ventajas económicas a los que siguían sus ideales (Ocasio: 116). Al
mismo tiempo les intimidó, ya que él dictador era el que juzgaba qué
comportamiento era adecuado y cual debía ser perseguido. ‘Nadie podía quedar
impune si le hacía algo que considerase malo u ofensivo para él’ (Read Vittini: 41).
De esta manera, no solo debía cuidarse de atacar las ideas del régimen, sino
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Aunque era de origen japonés fue llamado ‘el chino’ por su descendencia asiática.
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también de aquello que pudiera ofender al dictador personalmente. Podía vengarse
de un modo tan cruel que la persona atacada haría todo lo inimaginable para
recuperar el favor del dictador, así que pudo abusar de esta lealtad. Lealtad que fue
el recurso del éxito de su régimen.
Una manera que expresa su carácter vengativo fueron los ‘Foros Públicos’ en el
periódico El Caribe sobre los que escribe Hans Paul Wiese Delgado en 2000. ‘Estas
cartas, contenían, en la mayoría de los casos, cobardes y sucias acusaciones,
fundadas o infundadas, contra cualquier persona de importancia a la que se quería
denostar, ultrajar y vejar’ (130). Y ‘También era verdad que en ocasiones se
cometieron injusticias, puesto que eran totalmente falsas las acusaciones incluidas
en aquella sección periodística, pero el juego descubierto por el ‘Jefe’ ya no se podía
detener’ (135). Trujillo, ‘El Jefe’, les acusó indirectamente mediante los foros que
parecían escritos por el público en vez de por el dictador. Nadie pudo contradecir el
régimen de Trujillo ni a él personalmente. ‘Recuerdo que una de las más graves
acusaciones que le imputaba a los ciudadanos que no hacían un caluroso alarde de
su trujillismo, era el de ‘ser indiferentes a la sabia política del ilustre Jefe’’ (Read
Vittini: 18). Por el miedo a las consecuencias de la deslealtad y el sentimiento que
estaban bajo permanente sospecha, la gente fue adoctrinada y vio a Trujillo, que
también había creado prosperidad en la república, aún como el creador del Estado
dominicano, y como Dios. Además, mediante propaganda bien dirigida por el instinto
del dictador, ‘muchos dominicanos llegaron a creer seriamente que Trujillo era dios’
(Wiese Delagdo: 18). Por ello las personas que rodeaban a Trujillo ‘explotaban su
megalomanía para hacerse simpáticos al mandatario’ (ibid).
En el caso de Fujimori no se hablaba de él como si fuera Dios. Aunque fue visto por
muchos como un dictador y periodistas y políticos contrarios fueron apresados, él
como persona no tuvo el poder de intimidar. Llegó al poder, como ya hemos visto
anteriormente, por sus ideas neopopulistas. Hizo lo que quería la población, que
estaba en contra de regímenes como el de Trujillo donde la gente tenía que hacer lo
que el dictador quería. Además no recibió mucho apoyo de la élite, de modo que no
fue capaz de intimidarla, porque la necesitaba para seguir en el poder. Tenía falta de
experiencia gubernamental y apoyo organizado. Sólo podía mantenerse en el poder
por medio de un golpe de estado y por el apoyo del antiguo dictador Alan García.
(Weyland: 13-14, Vargas Llosa, 1993: 418). En resumen, no había miedo a la figura
de Fujimori.
Además Trujillo tiene unos rasgos característicos llamativos. En los libros históricos y
testimonios se habla regularmente de su marcado comportamiento, mientras que en
Fujimori no se hallan unas características que marquen su personalidad. Por
ejemplo, Trujillo tenía una buena memoria y tenía mucho mundo y esta conciencia
fue de gran importancia en su régimen. ‘Trujillo, sin ser psiquiatra, así como conocía
a todos en la ciudad, también sabía muy bien quiénes eran cada uno de estos locos
citadinos y sus características’ (Wiese Delgado: 218). La gente que vive bajo una
dictadura se siente siempre sospechosa y aún más si no eras anónimo para el
dictador, la intimidación es más profunda.
También la apariencia fue de gran valor para él. Si alguien le visitaba, solo le recibía
si estaba bien vestido. Por esta exigencia creó una atmósfera formal en la que
recibía el respeto del visitante y viciversa. La importancia de la apariencia está
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afirmada por Mario Read Vittini en su libro Trujillo de cerca. Él ha escrito un
testimonio importante ya que ha conocido personalmente a Trujillo durante muchos
años e intenta ser objetivo. Escribe del dictador:
Desde su infancia, fue adicto al baño, puntilloso en su apariencia,
atildado y sumamente exigente en el vestir, tanto de él como de las
personas que le rodeaban, escrupuloso en la higiene personal y
erguido, pareciendo, incluso, tener más estatura de la que en realidad
tenía (33).
Las últimas palabras muestran que al vestirse bien, se tiene más prestigio, lo que es
imprescindible para los dictadores. Además las personas que estaban cerca de él no
sólo tuvieron que fijarse en sus palabras, sino también en su apariencia, de modo
que tuvo aún más poder sobre ellas.
Es sorprendente que, a pesar de su importancia con la pulcritud de su ropa e
higiene, su lenguaje pudiera ser grosero. ‘Cuando lo consideraba necesario, usaba
un lenguaje soez, de soldado, con las más sucias y groseras expresiones del
lenguaje vulgar’ (68). Una característica que también provocó miedo en sus
partidarios. La gente aceptó sus palabras groseras, de modo que podía utilizar este
lenguaje para intimidarla y causar buen compartimiento y lealtad de sus seguidores.
También se podría ver como jactancia, por el hecho de que el uso de los chistes
verdes muchas veces es para mostrar la masculinidad y puede ser parte de un
comportamiento machista, que es importante para hombres poderosos. Y esto nos
lleva a la vida sexual de Trujillo que también estaba muy marcada, al contrario que la
de Fujimori.
‘Probably no modern dictatorship can equal Trujillo’s in the extent to which the
ordinary, daily governing machinery was thoroughly sexualized’ (López-calvo: XII).
Aunque casado, tuvo muchas relaciones extramatrimoniales, pero la gente lo aceptó
por su imagen de Dios. Sin embargo, no fue solo por el apetito sexual, sino también
fue un medio para expresar su poder:
Sex for El Jefe was as much an instrument of power and control as
were his torture chambers and dugeons. The Señor Presidente slept
with a fresh bevy of handpicked young ladies each week; he also
bedded down the wives and daughters of his allies (Ibid).
Mediante el abuso sexual de las mujeres e hijas de sus partidarios, les controló
psicológicamente y mostró que era superior a ellos, de modo que el ‘terrorismo
sexual’ de Rafael Trujillo, pero también de sus parientes, obligaba a los padres a
esconder a sus hijas que podían ser potenciales víctimas, según Ángela Hernández
Núñez (Carrillo Torea: 119). Para Trujillo no importaba la edad de las chicas y por
ello se le puede llamar pedófilo, por el hecho de que algunas no eran adultas. Por
ejemplo, en el caso de la escolar Lina Lovatón que tenía catorce años solamente.
Esta chica fue una de las amantes favoritas del dictador (López-Calvo: 26).
Al contrario, Fujimori no tenía un carácter machista y con ello tampoco era un
terrorista sexual, como se dice de Trujillo. No ha tenido, que se sepa, ninguna
relación o hijos extramatrimoniales: su compartimiento en cuanto a su vida sexual
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fue poco llamativo, y por ello menos fascinante.
Todos los rasgos característicos mencionados y el compartimiento marcado del
dictador de la Republicana Dominicana provocaron una imagen horrorosa de su
persona. Una imagen que utilizó especialmente para intimidar a sus aliados. Como el
título del libro de Hans Paul Wiese Delgado, Amado por muchos, odiado por otros,
temido por todos, nos muestra la contrariedad de los sentimientos que tenían las
personas que le apoyaron, porque le amaban y al mismo tiempo le tenían miedo.
‘Era un hombre, a la vez, diabólico y fascinante’ (Read Vittini: IV). En resumen, no
solo tuvo poder sobre sus partidarios en sentido económico, sino también
psicológico, así que hicieron todo para satisfacerle, hasta las cosas más horrorosas.
Aunque intimidados por el dictador, sus seguidores aceptaban y secundaban este
comportamiento de Trujillo por el hecho del gran prestigio que significaba para ellos,
lo que era más importante que la pérdida de su favor. ‘El filósofo griego Aristarco,
que murió en el año 230 a.c. dijo en una de sus sabias sentencias: ‘si no hubiera
aduladores no habría tiranos’’ (Wiese Delgado: 180).
Para volver a la frase de Mario Vargas Llosa en cuanto a la fertilidad del mal de una
dictadura en la literatura, también se puede hablar de la fertilidad del mal de ‘la cara’
de la dictadura dominicana, es decir el carácter de Trujillo, basada en el carácter
propio del dictador. Como el régimen de Trujillo fue llamado una dictadura y el de
Fujimori una dictablanda, lo mismo vale para la imagen de ambas personas.
Mientras Fujimori no tiene un carácter marcado, Trujillo por el contrario lo tiene
evidentemente marcado, así que sus caracteres son acordes a sus regímenes. En
resumen, el carácter de Trujillo sería más interesante en una novela, por su maldad,
que atrae más a los lectores.
Otro elemento que hace de Trujillo un personaje más interesante en la novela y la
realidad, es el hecho de que fue asesinado. Le mataron después de 30 años de
dictadura, el 30 de mayo 1961. No solo el asesinato fue interesante en sí mismo,
sino también el hecho de que los asesinos fueran seguidores suyos que habían
trabajado para él y que antes hicieron todo para satisfacer al dictador, dato que
resulta llamativo. Como ya se ha explicado anteriormente, Trujillo fue temido por
todos, así que no es tan sorprendente que fuera asesinado por sus (ex) partidarios,
quienes le guardaban mucho rencor debido al juego de la lealtad llevado a cabo por
el dictador a través del abuso de su poder. Se puede decir que su juego de
intimidación provocó su propia muerte. Debido al asesinato de Trujillo la República
entró en una fase de crisis que no hubiera sido tan aguda en el caso de que hubiera
sido detenido y posteriormente juzgado, ya que esto último habría significado el
declive de su poder. Por ello el régimen acabó de un modo bastante inesperado para
mucha gente, lo que provocó mucha tensión entre partidarios y adversarios del
mismo. Trujillo, a pesar del peligro de ser asesinado, quería gobernar hasta su
muerte, mientras que Fujimori huyó a Japón, después de una presidencia de diez
años, por las acusaciones de violación de derechos humanos en año 2000, aunque
posteriormente fue apresado. Probablemente los lectores prefieren leer sobre el
asesinato de un hombre fuerte y malvado, en vez de leer sobre su detención, ya que
un dictador muerto recibe una imagen casi como de leyenda o mito, por la huella,
aunque especialmente negativa, que ha dejado en su país. Todos los testimonios y
verdades horrendas que aparecen sobre él después de muerto, hacen del dictador
una mayor bestia o diablo, casi hasta alcanzar un aura de mito, de modo que resulta
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increíble y ficticio que haya existido este ser humano.
El mercado
Entonces, aparte de ser más atractivo el personaje Trujillo, incluso su dictadura, ¿por
qué Mario Vargas Llosa escribe sobre un dictador que está muerto como
protagonista, en vez del dictador de su país y su tiempo? De hecho, se puede uno
preguntar si la novela La fiesta del chivo tiene algo que ver con el régimen de
Fujimori, porque en cuanto al tiempo y sitio no se ve una conexión entre ambas, el
libro y la presidencia de Fujimori. La dictadura de Trujillo pasó más o menos 30 años
antes de la del presidente de Perú, lo que quiere decir que la mentalidad de la gente
podría ser diferente en aquel tiempo, y lo mismo vale para la situación política,
económica y social en América Latina, y las relaciones con el resto del mundo.
Además Perú es un país totalmente diferente a la República Dominicana. Es decir,
geográficamente, Perú es un país que forma parte de la cordillera de los Andes,
mientras que la República Dominicana es un país del Caribe. Ambos países tienen
una cultura, política, economía y sociedad tan distintas que no se puede comparar.
Sin embargo, a pesar de las diferencias, las dictaduras, en todo el mundo tienen
mucho en común en cuanto a la concentración del poder en una persona, así que se
puede aprender de todas las antiguas dictaduras en cualquier sitio y tiempo, porque
las dictaduras han existido siempre y aún en el mundo contemporáneo muchos
pueblos siguen viviendo bajo el yugo de un régimen dictatorial. La idea de que en La
fiesta del chivo se puede ver una relación con el régimen de Fujimori, es debida a la
frase del propio Vargas Llosa: ‘Hablar de la Era de Trujillo es hablar de todas las
dictaduras’ (Vargas Llosa, 2000: entrevista). Esta frase puede explicar el uso de
Trujillo como personaje en la novela de Vargas Llosa. Por las décadas que han
pasado, se saben todas las consecuencias de la dictadura en la República
Dominicana. En cuanto al régimen de Fujimori en Perú, las consecuencias a corto y
largo plazo no estaban aún definidas, mientras Vargas Llosa escribía su novela, ya
que Fujimori todavía tenía el poder. Tras un largo periodo de tiempo se puede
reflexionar mejor sobre todo lo ocurrido, mientras que durante una dictadura, la
gente no sabe que pasa exactamente, porque muchos delitos ocurren en secreto y
además, a causa de la censura impuesta, mucha gente permanece en la ignorancia
sobre la auténtica naturaleza del régimen bajo el que viven. A Vargas Llosa no le
importaba la gravedad de la dictadura de Perú, sino que lo más importante para él
era acabar con ella lo más pronto posible, ese es el motivo que le llevó a enfrentarse
a Fujimori políticamente:
La más meridiana enseñanza de nuestra historia es: que una dictadura,
cualquiera sea la forme que ella adopte, es siempre el peor de los
males y debe ser combatida por todos los medios, pues, mientras
menos dure, más daños y sufrimientos se ahorrarán al país (Vargas
Llosa, 1993: 535).
Por medio de la historia de la República Dominicana, incluso también por las
consecuencias a largo plazo resultantes de la dictadura, se podría reflexionar como
podría ser o terminar la dictadura en Perú. Trujillo fue asesinado, cuando la herida
de la dictadura ya era enorme. Para prevenir un hecho igual en Perú, Fujimori
tendría que ser castigado antes de que pudiera repetirse el caso de la República
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Dominicana.
La universalidad de la dictadura explica también el hecho de que Vargas Llosa
escriba una novela sobre un dictador de un país que no es suyo, lo cual no es
común entre los escritores de este género. Mediante el reflejo el carácter malvado de
la dictadura en la Republica Dominicana, se puede criticar todas y cada una de las
dictaduras en América Latina. En el año de la publicación de La fiesta del chivo,
Vargas Llosa habló en una entrevista sobre la experiencia de vivir bajo cualquier
dictadura en toda América Latina: ‘Hemos vivido bajo la sombra de las dictaduras,
prácticamente no hay país latinoamericano que no haya pasado por esa experiencia
ominosa y algunos la siguen pasando’ (Macías Rodríguez) Esta sombra de las
dictaduras provocó un sentimiento más fuerte de unión entre las poblaciones de
países diferentes. Además, el éxito de los escritores latinoamericanos en Europa
hizo que los autores escribieran para un público europeo sobre América Latina como
una única identidad. A los europeos les gusta leer sobre lo sublime del continente, lo
que quiere decir que admiran cosas que al mismo tiempo les atemorizan o bien es
un ‘sentimiento de atracción y repulsión’ según Imanuel Kant (Rueda, 492). La
maldad existente intrínsicamente en una dictadura también contiene este
sentimiento doble para mucha gente. La imagen de distintas culturas siempre ha
sido creada por Europa, en vez de ser la población nativa misma la que escriba
sobre su propia cultura, así que una etnografía en particular fue vista como
extraordinaria y los europeos se vieron a sí mismos como la cultura normal y
civilizada. Esto se llama, cuando se refiere al Oriente, Orientalism: ‘a way of coming
to terms with the Orient that is based on the Orient’s special place in European
Western experience’ (Said: 1). Muchos escritores latinoamericanos también
mostraban su cultura a través de los ojos de los europeos, es el genero denominado
autoetnografía, entonces escribieron al gusto de los europeos, como en el caso del
argentino Esteban Echeverría, que escribió El matadero en 1840. Escribió desde
una perspectiva europea, lo que quiere decir que vio la identidad argentina desde
fuera y escribió lo que a los europeos interesaba, esto es, la reflexión sobre el
barbarismo latinoamericano. Marcelo Chiriboga afirma que lo mismo ocurre en los
Estados Unidos:
[They like Latin Americans] provided that our writers do not withdraw
from our characteristic miserableness. They only like us if in our pages
there are revolutions and social injustice and dictators and lots of
poverty and ignorance and sex (López-Calvo: 2).
En cuanto a Vargas Llosa, intentó escribir desde una perspectiva interior, en un
modo que sí es interesante para ambos, los latinoamericanos y los europeos, ya que
escribió sobre un tema universal en un contexto latinoamericano. Los dictadores, la
revolución, la injusticia social y el sexo del que habla Chiriboga, también aparece en
La fiesta del Chivo. Además en los años 40 y 50 había una ‘demanda masiva de
libros de estudio, sobre todo de tipo universitario, por libros políticos, por libros que
recuperaban el pasado nacional’ (Rama: 69). Estos son temas que reaparecen en la
novela de Vargas Llosa.
En la República Dominicana en sí hay probablemente mucha necesidad de leer
sobre un periodo que ha causado mucha tristeza en la sociedad. Justo después de
una dictadura la necesidad no es tan grande, ya que la gente prefiere olvidar lo
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ocurrido y quiere pensar en el futuro, pero en un momento dado, se necesita
digerirlo para empezar una vida próspera. Lo mismo vale para otros
latinoamericanos que pueden identificarse con los dominicanos, pues también han
experimentado una dictadura o sus consecuencias. No es extraño que ‘el demonio
histórico más evocado en la literatura dominicana es sin duda alguna la dictadura de
Trujillo’ (de Maeseneer: 316). Especialmente en las últimas décadas del siglo XX se
ha escrito sobre esta época en abundancia. Los libros sobre la dictadura en la
República Dominica tienen un buen mercado, que podía ser una razón para Vargas
Llosa para escribir La fiesta del chivo. Un escritor quiere ser oído, y por medio de un
tema popular, un autor es oído en abundancia.
Para concluir ¿por qué no escribe una historia sobre la perversidad del presidente
Alberto Fujimori de su país de origen, Perú, en vez del antiguo presidente Rafael
Leónidas Trujillo Molina de la República Dominicana? Esto tiene que ver con el
elemento diabólico y la fascinación por la ideología y proceso en la dictadura de
Trujillo. Es decir, el miedo con que vivía la población, miedo a ser apresados o
incluso asesinados. Es increíble cuanto poder tenía una persona sola. Al lado del
poder físico, la intimidación utilizada por Trujillo causó el dominio sobre sus
partidarios también psicólogamente, capítulo en el cual Fujimori no fue capaz para
nada de influir. Aunque, la dictadura de Trujillo en la República Dominica fuera
terrorífica, el dictador sí fue amado por muchos y visto como un dios, lo cual es
sorprendente ya que a Fujimori, que fue menos peligroso, la gente no le comparaba
con un dios. La contrariedad y las grandes tensiones en la dictadura de Trujillo la
hace más interesante para la gente y con ello para los lectores. El carácter de Trujillo
era como una caricatura, por lo tanto es buena materia para utilizar como un
personaje en una novela. Los hechos eran más increíbles, así que hay una
necesidad mayor para intentar entenderlos. El hecho de que Trujillo fue asesinado,
causó que el dictador y su régimen fueran aún más interesantes para todo el mundo,
por la imagen mítica que recibió. Además la identificación de los latinoamericanos
con los dominicanos, provocó que Vargas Llosa pudiera escribir sobre un país
exterior, con un mensaje universal que al mismo tiempo era un tema interesante
para los europeos. Y así se reúnen las dos frases del escritor: ‘La dictadura
representa el mal y el mal es mucho más fértil como incitación literaria que el bien’
(Macías Rodríguez). Y: ‘Hablar de la Era de Trujillo es hablar de todas las dictaduras’
(Ibid). En resumen, el mal en la época de Trujillo es muy fértil como incitación
literaria, y por ello las ventas están aseguradas.
El dictador en la novela
¿Cómo ha retratado Vargas Llosa la maldad de Trujillo y en qué se distingue de
otras ‘novelas de dictador’ de otros escritores contemporáneos? Y ¿por qué Trujillo
es el dictador justo para que el estilo utilizado tenga éxito? Para responder a estas
preguntas tenemos que meternos en la novela La fiesta del chivo y compararla con
unas novelas populares con temas similares.
La maldad de la dictadura no es un tema nuevo, sino que ya existe desde el siglo
XIX, así que se puede llamar un metagénero en la literatura latinoamericana, por el
hecho de que desde entonces el tema aparece frecuentemente en los libros. No es
sorprendente ya que la dictadura como régimen siga existiendo en muchas partes
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del mundo. El tema del dictador empezó con la novela corta El matadero Echeverría
entre 1838 y 1840, y unos años después Domingo Faustino Sarmiento con Facundo:
civilización y barbarie en 1845. Ambos escribieron sobre la presidencia argentina de
Juan Manuel de Rosas, como un ataque contra las dictaduras en Hispanoamérica,
mediante el carácter político y testimonial (Calviño Iglesias: 23). Hay características
que siempre son recurrentes en el método:
La condición omnipotente y supernatural de su poder (en su país no se
mueve ni una hoja sin que él lo sepa), su mesianismo, su retórica de
sublimación patriótica (ha aceptado el poder como un sacrificio que se
antepone a las necesidades personales y a la familia), su desconfianza
antes quienes lo circundan y como consecuencia su repliegue en la
soledad (Carlos García: 13)
Estos rasgos generales del género también los encontramos más tarde en La fiesta
del chivo. La razón por la que sigue siendo un tema interesante es que ya los
escritores de los periodos diferentes adaptan este metagénero de la ‘novela de
dictador’ a los géneros de la época en la que escriben sus obras, así que siempre se
renueva. Por ello se puede distinguir estas novelas del romanticismo (1825-1875),
costumbrismo regionalista (1850-1900), modernismo (1900-1950) y de la novela
contemporánea (1950-…) (Ibid: 15). La fiesta del chivo forma parte de una ‘novela de
dictador’ contemporánea como los otras ‘novelas de dictador’ en el periodo del
Boom. Según Juan Carlos García:
La novela contemporánea es posiblemente la que ha deseado
configurar al dictador más deshumanizado que la historia y la ficción
hubiesen podido concebir, pero dada la técnica narrativa predominante
que ha permitido penetrar en la intimidad del personaje, ha terminado
plasmando a uno de los personajes más humanizados que la literatura
hispanoamericana hubiese concebido antes (38).
Esto quiere decir que mediante la idea de que el dictador tiene elementos humanos,
como sensibilidades, junto a su carácter cruel, la novela muestra al mismo tiempo
una mejor conciencia de su proceder horroroso e inhumano. Especialmente en la
novela El otoño del patriarca del escritor del Boom Gabriel García Márquez (1975) y
en Yo el supremo (1974) de Augusto Roa Bastos, los escritores penetran en la
intimidad del personaje, por medio de enfatizar la psicología del dictador (57). El
dictador, en ambas novelas, está descrito en primera persona, al contrario que la
descripción de Trujillo en La fiesta del chivo en que la historia está contada en
tercera persona, así que por ello los sentimientos muestran bien la parte humana del
dictador. Esta conciencia provoca que el lector pueda sentir empatía por el
protagonista a causa de una identificación personal con el dictador, es decir, por los
aspectos humanos, como los sentimientos o sensibilidades, el público se puede
identificar mejor con el tirano porque se cuentan directamente sus pensamientos y
miedos a los lectores. En la novela de Vargas Llosa, aunque Trujillo sea uno de los
protagonistas, el carácter del dictador está descrito desde afuera, así que no se
identifica tanto con él por la distancia, en un modo que pone al descubierto el lado
humano de Trujillo sin que el lector sienta empatía con él (López-Calvo: 57). ‘As a
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matter of fact, The Feast 5 could be interpreted as Vargas Llosa’s protest against the
potential dangers of this type of literature’ (Ibid). Es decir, el peligro de que los
lectores tengan sentimientos de empatía hacia los dictadores. Las ‘novelas de
dictador’ son todas un ataque a los dictadores, porque si hay demasiada
identificación personal con ellos, la crítica mordaz hacía las dictaduras podría perder
su valor.
Lo mismo vale para la mitificación del dictador. Aunque los otros escritores del Boom
intentaron humanizar el carácter del dictador, al mismo tiempo, utilizan un estilo
exótico. Como en el caso de El otoño del patriarca, en el que García Márquez
describe por medio de una recreación nostálgica y poética lo exótico del Caribe y del
dictador (ibid). Ambos elementos, la mitificación y empatía pueden causar un
sentimiento de nostalgia por el tiempo dictatorial, que es lo opuesto del objetivo de
los escritores. Mostrar la humanización y al mismo tiempo una imagen exótica
provoca una contrariedad en su carácter y lo hace poco verosímil, lo que fortalece la
imagen de un dios o mito. Mientras el esfuerzo de Vargas Llosa por mostrar el lado
humano de Trujillo está en equilibrio por las circunstancias sociales que le rodeaban,
basadas en la verdad, así que es menos exótico, pero más verosímil y por ello más
humano.
Además García Márquez escribe sobre un dictador ficticio, o bien es el prototipo del
dictador hispanoamericano. Se puede poner en duda la humanización del tirano, por
el hecho de que es un producto de su imaginación. Y al lado de esto, el protagonista
es un dictador que tiene entre 107 y 232 años (Fradinger: 191), que de antemano no
es humanamente posible. La imagen de un dios o mito es reafirmada por este
concepto inhumano. En resumen, es un dictador inventado y mitificado por García
Márquez que se ve desde una perspectiva que revela su humanidad. Por contrario,
lo que Vargas Llosa intentó, como el título Vargas Llosa: otra historia de un deicidio
de Raymond Williams ya indica, es descifrar la imagen de dios que tiene el dictador,
es decir, la imagen de hombre y dios en uno y con ello acabar con la mitificación del
tirano, por lo que se distinguió de los escritores de la novela contemporánea.
Aunque Vargas Llosa, como García Márquez y Roa Bastos, quería humanizar al
dictador en su novela, por medio de entrar en su mente, Vargas Llosa, ‘unlike its
predecessors, his dictator is historically recognizable down to the last detail’ (ibid).
Con ello se diferencia de las ‘novelas de dictador’ más populares de
Hispanoamérica.
Trujillo en La fiesta del chivo
Si Vargas Llosa quisiera escribir una novela del dictador como un personaje tan
detallado, ¿por qué no escribió sobre Fujimori del que poseyó un basto y detallado
conocimiento de su personalidad? Ya había escrito la autobiografía El pez en el
agua, en que el presidente peruano aparece retratado, además sabía mucho de la
historia de Perú, y también de la política y sus políticos, así que era más fácil y lógico
escribir una novela sobre Fujimori. Además ha experimentado la dictadura o bien la
dictablanda de Fujimori desde muy cerca, de modo que podía utilizar estos
sentimientos en su novela. Sin embargo, justo por el deseo de Vargas Llosa de crear
5
Abreviación de The Feast of the Goat, traducción inglesa de La fiesta del chivo.
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una novela que está basada en la verdad y el ser humano, Trujillo es un personaje
más adecuado que el presidente de Perú. Es decir, porque la dictadura y el carácter
de Trujillo es tan horroroso y casi increíble, puede crear una novela con un personaje
casi inverosímil, aunque sí es la verdad, o bien: ‘the far-fetched truths being stranger
than most fiction’, como explica Gene H. Bell-Villada (López-Calvo: XII). Esto,
probablemente fue exactamente el objetivo de Vargas Llosa, porque con ello puede
criticar el fenómeno de una dictadura por su incredibilidad y mostrar que una
persona puede dominar e intimidar a todo el país, y al mismo tiempo provoca que la
historia atraiga al lector por medio de parecer más ficción.
Después de una estancia en la República Dominicana se sorprendió de las
anécdotas sobre Trujillo y su dictadura así que tuvo la idea de investigarlo y escribir
sobre ello. Vargas Llosa, después de leer doscientos libros sobre Trujillo, investigar
durante tres años y medio, y vivir ocho meses en la República Dominicana, escribió
basándose en estos documentos históricos, La fiesta del chivo (Fradinger: 192). Por
ello la novela está basada en hechos reales. Además la novela está vista como una
novela totalizadora, por el hecho de que hay descripciones totales de la dictadura, la
sociedad, el carácter de Trujillo y todo esto lo ha descrito mediante perspectivas y
periodos diferentes. En el caso de esta novela la representación de la realidad es
total: ‘La novelística de Vargas Llosa se caracteriza por ser una comprometida y
como el justo juez que no se casa no nadie y que hace una ‘representación total de
la realidad’ (Oviedo en: Valentín Feliciano: 10). La observación de la realidad que le
rodea es una característica en la obra del autor. Sus trabajos externos consistieron
en observar el pueblo, investigarlo, interrogarlo y fijarse qué palabras utiliza para
describir sus experiencias (Venmans: 44).
Sin embargo, aunque la novela está basada en la realidad, el autor escribe más por
medio de los resultados de su propia investigación en vez de sólo concentrarse en
los libros históricos, porque la novela no es un informe, sino un texto literario. Como
afirma el escritor en un diálogo con Raymond L. Williams:
Escribí una novela que no es un libro de historia disfrazado, que no es
un reportaje disimulado, sino eso, una novela, una historia donde hay
más invención que memoria y en la que incluso los personajes y los
hechos históricos están tratados con la libertad con que un novelista
escribe sus historias (Guillermo López, 2003: 90).
Con ello se borra la separación entre historia y literatura mediante un proceso de
combinación. Por ello se puede criticar la novela por el engaño de la vaguedad en la
frontera entre la verdad y la ficción del libro: ‘el autor crea textos narrativos que, a
pesar de pertenecer a la categoría de la ficción, engañan al lector al aproximarse,
por ejemplo, al discurso histórico, pero sin poder serlo’ (Figueiredo).
Al mismo tiempo Vargas Llosa se defiende de estas acusaciones con el argumento
de que su ficción es otra perspectiva de la realidad, al lado de la historia oficial:
La historia oficial la escriben los historiadores, pero existe también una
historia privada, la de aquello que no ocurrió, que no se puede verificar
ni comprobar, que no aparece en los documentos, pero que de alguna
manera existió en las fantasías, en los sueños, en las obsesiones, en
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los fantasmas que forman parte también de una época. Los
historiadores no pueden llegar a la intimidad de las familias… … un
mundo al que sólo se puede llegar a través de la imaginación, de la
invención. Eso es la ficción… En ese sentido se puede hablar, tal vez,
de la ficción y de la historia como complementarias (Guillermo López,
2003: 95-6).
En suma, la ficción complementa la historia por su posibilidad de entrar en las
emociones y sentimientos, en vez de los hechos históricos que tienen poco que ver
con los sentimientos de las personas que los experimentan. Según Vargas Llosa
estas historias privadas o testimonios son subjetivos y por medio de la ficción se
puede alcanzar el mismo nivel, mediante ‘mentir con conocimiento de causa’ (Vargas
Llosa, 1990: 77), pero al mismo tiempo no engaña, porque ‘‘no inventé nada que no
hubiera podido ocurrir’, explicó Vargas Llosa’ (Williams, 2001: 270). Al contrario de
otros escritores del Boom como Gabriel García Márquez que con su realismo mágico
crea historias en las que hay elementos muy irreales, Vargas Llosa escribe mentiras
verosímiles de la verdad inverosímil. Sin embargo el contexto de la novela está
basado en hechos históricos, como las ideologías del dictador dominicano.
Hechos históricos en la novela: ideología económica y nacionalista
Un ejemplo es la economía que está descrita en La fiesta del chivo. Primero, Vargas
Llosa describe las ideas económicas mediante un diálogo entre Trujillo y el senador
Chirinos. Aquí muestra qué razones da Trujillo para que la economía no fuera
nacionalizada:
- Tú también piensas, en el fondo de tu puerco cerebro, que acaparo
fincas y negocios por espíritu de lucro –monologó, en tono cansado-.
No me interrumpas. Si tú, tantos años a mi lado, no has llegado a
conocerme, qué puedo esperar del resto. Que crean que el poder e
interesa para enriquecerme…, …¿ Necesitas que te lo explique, por
centésima vez? Si esas empresas no fueran de la familia Trujillo, esos
puestos de trabajo no existirían. Y la República Dominicana sería el
paisito africano que era cuando me lo eché al hombro (154).
- En cambio – prosiguió Trujillo, como si no lo oyera-, robarías cuanto
pudieras si el trabajo que haces para la familia Trujillo, lo hicieras para
los Vicini, los Valdez o los Armenteros. Y todavía mucho más si las
empresas fueran del Estado. Allí sí que te llenarías los bolsillos.
¿Entiende, ahora, tu cerebro por qué todos esos negocios, tierras y
ganados?
- Para servir al país, lo sé de sobra, Excelencia – juró el senador
Chirinos’(155).
En el diálogo aparecen hechos históricos económicos, es decir, que la mayoría de la
economía de la república pertenece a la familia de Trujillo, por eso es un elemento
verdadero en la novela. Al mismo tiempo Vargas Llosa ha creado un diálogo con
estos hechos, para mostrar como Trujillo los defendió. Estos argumentos son
bastante comunes y ha escrito una conversación posible para reflejarlos, entonces el
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diálogo es falso pero bien podría haber sido verosímil, según el mismo Vargas Llosa
relata 6. Que el dinero no le interesaba y que el dominio total es para el bienestar del
país fue un argumento frecuentemente utilizado. Después para refutar los
argumentos utilizados, Vargas Llosa describe la razón verdadera mediante la
representación de los pensamientos de Trujillo. Por supuesto nunca se sabe qué
pensaba el dictador, pero si se ve otra vez en los hechos históricos, por ejemplo el
hecho de dar dinero a sus seguidores, se podría imaginar cuál fue su verdadera
intención: dominar la economía como medio para mantener su poder:
A él nunca le importó mucho el dinero. Lo utilizaba al servicio del poder.
Sin dinero no hubiera podido abrirse camino en los comienzos...
…Luego, el dinero le sirvió para ser más eficaz, disipar obstáculos,
comprar, halagar o sobornar a la gente necesaria y para castigar a los
que obstruían su trabajo… (166).
Los había enterrado en dinero, haciéndoles regales cuantiosos en sus
cumpleaños, matrimonios, nacimientos, misiones bien realizadas, o,
simplemente, para mostrarles que él sabía recompensar la lealtad
(167).
Los pensamientos escritos llegan cerca a los hechos históricos, así que el lector
podría esperar que ocurriera así y en este caso la novela parece verosímil.
También las ideas nacionalistas, o bien la discriminación descrita antes, vuelve a
aparecer en La fiesta del chivo. Como también se puede ver en la primera cita de
arriba, para Trujillo los países africanos son inferiores, ya que aparecen comparados
con Haití por su población negra. Vargas Llosa utiliza una conversación entre Trujillo
y sus seguidores para representar la cuestión haitiana. En un diálogo los seguidores
intentan impresionar a Trujillo, que quiere decir que se comportaban fielmente según
los ideales del dictador. Así la ideología de Trujillo y con ello la dictadura en cuanto a
los haitianos está bien representada por medio de esta conversación. Por ejemplo, el
rencor que se encuentra que probablemente provoque los sucesos, como se puede
ver en las palabras discriminativas utilizadas: ‘los negros’, para referirse a todos los
haitianos, ‘cuestan menos que los burros y los perros’, ‘la gangrena había avanzado
hasta muy arriba’, ‘La peste había ido extendiéndose sin que nadie hiciera nada’, y
‘la barbarie haitiana’ (215-17). Entre sus mismos partidarios, pudieron hablar
abiertamente y se completan. Las ideas del régimen están representadas en esta
conversación ya que estos hombres fueron los que gobernaron la república.
En estas conversaciones también aparecen referencias históricas directas, es decir,
hablan de un suceso y año específico, basado en la verdad histórica:
‘- …Como en 1840, toda la isla sería Haití.’
‘- …nos habían invadido de nuevo, como en 1822.’
Aquí se ve otra vez la conexión entre la historia y la imaginación. La ideología
nacionalista descrita en los libros históricos cabe bien en el cuento y fortalece la
verosimilitud del imaginario de la novela. Al lado, Vargas Llosa también ha añadido
una escena que quizás haya oído de testimonios o haya inventado, en la que Trujillo
6
Este concepto de la verosimilitud ha introducido Aristóteles en La poética. (Martínez Bonati: 10).
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empolva su cara.
‘se talqueó la cara con prolijidad, hasta disimular bajo una delicadísima nube
blanquecina aquella morenez de sus maternos ascendientes, los negros haitianos,
que siempre había despreciado en las pieles ajenas y en la suya propia’ (37-8).
Aunque este acto no se pueda encontrar en los libros históricos y por ello no se sabe
si es verdadero o imaginado, sí cabe bien en la ideología de su régimen, es decir la
creación de una población blanca. Entonces, este acto de ‘talquearse’ y los
pensamientos discriminados que van acompañados, es una verdad posible, ‘lo que
hubiera podido ocurrir’, como Vargas Llosa defiende en su escritura. Además casi
todos los nombres de las personas mencionadas en la novela, en vida, muertas o
desaparecidas han existido en verdad, excepto el nombre y los sucesos que le
pasan a la protagonista Urania, que son inventados
En suma, la novela tiene un lado verdadero por hechos escritos que han ocurrido
según los libros históricos y mediante los hechos que Vargas Llosa había adquirido
por medio de trabajos externos, es decir, la realidad privada, creó una historia
verosímil. El contexto y la realidad social en que se sitúan las historias sí son
verdaderas, pero en los diálogos y los pensamientos el autor debía utilizar su
imaginación, porque no podía saber estas intimidades y además no fue su objeto
escribir solo historia, sino más ficción. Esto nos lleva al carácter de Trujillo en La
fiesta del chivo.
Realismo y el carácter humano
El carácter del dictador también está descrito según hechos de su comportamiento,
así que resulta bastante verosímil si se conocen estos hechos. Sin embargo, aunque
esté descrito por medio de una perspectiva realista, las características reales de
Trujillo eran ya tan particulares, como está explicado en el capítulo uno, que provoca
que parezca más ficción que realidad y por ello parece al mismo tiempo inverosímil.
‘The novels about the Latin American dictator typically offer a grotesque caricature of
his peculiarities, obsessions, and tics’ (López-Calvo: 11). En este caso la novela de
Vargas Llosa no es diferente de las otras, porque también aparece todo esto en el
carácter de Trujillo. Si bien las características del dictador son verdaderas, están
descritas de modo muy exhaustivo y desde su propia perspectiva, de modo que
están enfatizadas y detalladas, porque en los libros históricos no se fijan tanto en
detalles en cuanto a características y sentimientos, porque no se puede
comprobarlos bien. El escritor ha mostrado estas peculiaridades y la perspectiva
realista, al humanizar al dictador, es decir, al entrar en su alma o pensamientos. Un
hombre, que es responsable de tantos delitos horribles, entonces es visto como
inhumano, es representado por Vargas Llosa como una persona con sentimientos y
otros aspectos humanos. A pesar de todo, mientras en las novelas de otros
escritores del Boom el lector sí siente empatía con el dictador humanizado, en La
fiesta del chivo el efecto de la humanización hace ver aún mejor el carácter
inhumano de Trujillo. Es decir, porque el público sí lee los pensamientos del tirano y
no puede identificarse con él por la distancia causada al escribir en tercera persona y
además porque no es el protagonista, el lector tampoco puede entender estas ideas
inhumanas. Por ello el autor desmitifica el mito de Trujillo.
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Escribir sobre el alma de Trujillo exige mucha imaginación, por el hecho de que este
dictador es desprovisto de toda humanidad. Quizás ésta sea la razón por la que
Trujillo como personaje fue tan interesante para Vargas Llosa porque de una
persona no humana se tiene mucha libertad de fantasear cuáles serían sus acicates.
‘Mario Vargas Llosa’s La fiesta del chivo has transported us international readers
back to the nerve center, to the sickened soul and body of Trujillo’s autocracy’ (Ibid:
XII). La imaginación del alma morbosa, pero realista y por ello inverosímil, el autor
puede hacer interesante al dictador dominicano para los lectores. Hace que el
público sienta asco de su alma que es más real que la empatía hacia su carácter
patológico.
En suma, la perspectiva realista hace que parezca inverosímil y el enfoque humano
causa un retrato inhumano, por lo que la realidad y la imaginación están mezcladas y
confunden al lector, pero probablemente sea justo lo que Vargas Llosa intenta lograr,
es decir, que la realidad es a veces increíble y tan horrible como la ficción. Da igual
si es la verdad o no, pero más importante es que es muy probable que sea la
realidad, porque dice que sólo ha utilizado su imaginación para mostrar que hubiera
podido ocurrir en la vida real o en historias privadas. Ahora vemos cómo Vargas
Llosa utiliza las características propias del dictador para humanizar e imaginar a
Trujillo, por lo cual le deshumaniza al mismo tiempo.
Un ejemplo lo ofrece la característica de que su apariencia siempre fue de gran valor
para Trujillo. Esta importancia higiénica y otros conceptos relatados como la
disciplina aparecen en Trujillo en La fiesta del chivo: ‘adding the grotesque repertoire
of the goat’s idiosyncrasies, he seems to suffer from obsessive-compulsive disorders
related to discipline, cleanliness, and punctuality’ (ibid: 52). El autor describe la
puntualidad de Trujillo con todo detalle, por ejemplo en todo el segundo capítulo,
desde página 24 hasta 30. Empieza en el primer párrafo y termina en el último
párrafo:
‘Las cuatro menos diez’… ‘Tenía unos minutos todavía, pues, maniático de la
puntualidad, no saltaba de la cama antes de las cuatro. Ni un minuto antes ni uno
después’ (24).
‘Entró a su despacho, en Palacio Nacional, cuando su reloj marcaba las cinco’ (39).
La escena se desarrolla, entre las cuatro menos diez y las cinco en punto. Por medio
de los pensamientos del dictador, Vargas Llosa muestra que Trujillo en sí lo ve como
algo anormal, o bien ‘maniático’ como utiliza esta palabra para referirse a la
puntualidad. Sin embargo está orgulloso de esta característica maniática, porque
según Trujillo:
‘A la disciplina debo todo lo que soy’, se le ocurrió. Y la disciplina, norte de su vida,
se la debía a los marines (24).
La disciplina, como la puntualidad, es una parte de su identidad. Con los marines se
refiere a los Estados Unidos que le han educado como militar. Lo que se puede
concebir como crítica a los Estados Unidos, porque por su educación severa y
disciplinada han creado a un dictador estricto, entonces debido a los
norteamericanos tiene esta característica maniática de la que está orgulloso. Al
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mismo tiempo el autor representa esta disciplina como un acto de miedo, porque es
supersticioso, porque como está explicado, si no entrase en la oficina a las cinco en
punto, algo malo ocurriría (38). En suma, Vargas Llosa hace esta característica
interesante para el lector por medio de la descripción de la misma en detalle y la
imaginación sobre cuáles podrían ser las razones detrás de tanta disciplina, por
medio de enfatizar cada vez el tiempo exacto, para luego ir al alma de Trujillo para
descubrir las causas e interrumpirlo con la hora del presente otra vez. Al jugar con el
subconsciente y el presente, con la extrema puntualidad del dictador se logra poner
nervioso al lector.
Más tarde Vargas Llosa sigue con esta característica para mostrar el gran valor que
tiene también para sus seguidores. Les atrae a sus obsesiones, porque le imitaban:
Como tantos, desde joven hizo suyas las obsesiones del Jefe: orden,
exactitud, disciplina, perfección. El senador Agustín Cabral lo dijo en un
discurso: ‘Gracias a Su Excelencia, el Benefactor, los dominicanos
descubrimos las maravillas de la puntualidad (256).
Al detallar el rasgo del dictador y luego crear tensiones por medio del juego con el
tiempo y la perspectiva, representa para el lector algo enorme y curioso. Al mismo
tiempo el contraste es muy obvio entre sus cualidades disciplinadas y su lenguaje
bruto. Vargas Llosa cambia estas dos características en el segundo capítulo. Las
referencias a la hora de tratar los pensamientos de Trujillo están llenas de lenguaje
vulgar. Por ejemplo: ‘maricón de Rómulo’, ‘gringos pendejos’, ‘la maldita noche de la
muchachita desabrida’, ‘su mujer – pues esa vieja gorda y pendeja’ (25-7). Por estas
palabras brutas, el dictador no es representado como un mito, sino como un hombre
que no despierta ninguna empatía. Este lenguaje indisciplinado está bien expresado
por Ignacio López-Calvo:
Whereas in The Autumn it shows the humorous simple-mindedness
and unworldliness of the dictator, in the feast it does not induce
laughter; rather, it shows Trujillo’s evil side, especially in the last
chapter, when those words are directed to a helpless fourteen-year-old
who is about to be raped. That is to say, obscene language makes the
Patriarch more endearing and the goat more loathsome’ (54).
Sin embargo, en el segundo capítulo el lenguaje vulgar es parte de los pensamientos
de Trujillo y nunca se puede saber si el lenguaje utilizado en diálogos con otras
personas es igual que en un monólogo, porque las palabras brutas pueden tener una
función, como se explica en el primer capítulo de este trabajo, es decir, para mostrar
su poder y machismo o intimidar a sus partidarios y adversarios. Vargas Llosa ha
elegido representar a Trujillo como un hombre que no solo ha hecho cosas horribles,
pero también que su alma es morbosa.
Además los ejemplos muestran la imagen despectiva que tiene de las mujeres, como
de su propia mujer que describe como una vieja gorda y pendeja. Frecuentemente
Vargas Llosa utiliza la denigración a la mujer por medio de pensamientos insultantes,
pero también en diálogos con Trujillo y sus seguidores. Vargas Llosa especifica el
hecho de que el dictador se acostó con chicas menores de edad y con las esposas o
hijas de servidores leales. Escribe un diálogo posible entre dos seguidores que
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nunca ha ocurrido, pero que según Vargas Llosa había podido suceder. Esta
conversación trata del seguidor más cruel Johnny Abbes García y el senador Agustín
Cabral que según la novela está chantajeado para dar su hija al dictador a cambio
de la recuperación de su favor. Abbes García le dice:
’porque nada me daría más satisfacción, más felicidad, que el Jefe hiciera gozar a
una hija mía y gozara con ella. No exagero, Agustín. Trujillo es una de esas
anomalías en la historia’ (343-4).
Esta es la línea principal de La fiesta del chivo, es decir, la violación de la chica
Urania por Trujillo con el permiso de su padre Agustín Cabral, un suceso que nunca
tuvo lugar. Sin embargo, Vargas Llosa hace uso de los rumores sobre Trujillo, acerca
de que se acostaba con las mujeres e hijas de sus seguidores, para luego utilizar la
libertad de su imaginación y fantasear sobre cómo podría pasar y además responder
a la pregunta de por qué el dictador tuvo la libertad de tener sexo con ellas. En la
novela Vargas Llosa da dos explicaciones: abusa de la lealtad de sus partidarios por
medio de su poder y por la admiración que tienen por Trujillo como se puede ver en
la cita anterior. En suma, mediante descripciones nauseabundas del acto y
pensamientos sexuales, más los diálogos en los que sus seguidores aprueban y
admiran este ‘apetito’(Williams, 2001: 271) y por último, por utilizar a una chica de
catorce años, victima de un abuso, que es al mismo tiempo la protagonista de la
novela en la que muestra todo lo dicho anteriormente, el lector no tiene ninguna
admiración por esta característica del dictador, sino siente aversión. En resumen,
aquí tampoco se puede encontrar empatía hacia Trujillo. Según Raymon Williams el
escritor se iba enterando de los mitos populares sobre el dictador, como este
prodigioso apetito sexual y ‘en su caracterización del Trujillo ficticio en La Fiesta del
Chivo, Vargas Llosa desarrolla la mitología popular creada alrededor del Trujillo
histórico de carne y hueso, identificándolo como ‘el hombre-que-nunca-sudaba’’
(Ibid). Sin embargo, el escritor parece más bien ironizarlo y desmitificarlo, ya que el
tema sólo es tratado en los pensamientos del dictador. Muestra el sudor como
criterio de poder. Por ejemplo, en la descripción de un paseo del dictador en la que
veinte seguidores van tras él para esperar hasta que llame a alguien para hablar, lo
que es visto como un gran honor. (368-377). En esta escena, cuando alguien camina
al lado de Trujillo, el dictador primero expresa la cantidad de sudor de sus partidarios
y como la siguiente cita indica, así se siente superior a ellos.
‘El senador Chirinos se acercó acezando como un perro cazador. Sudaba más que
Modesto Díaz. Se sintió alentado’ (375).
En este caso el dictador crea una imagen mítica de sí mismo que el lector puede
concebir como ridícula y aún graciosa, porque mostrar el sudor como indicador del
prestigio de alguien parece irónico. Además en la novela aparece también la
cualidad de Trujillo de ‘encender y apagar’ el sudor, porque dice que puede sudar
cuando quiera, como si fuera algo que también domina. En suma, por medio de
algunos hechos o mitos sobre las características del dictador dominicano, Vargas
Llosa las utiliza, las detalla y expresa los elementos horrorosos o graciosos a los que
pertenecen, y con ello descubre el alma morbosa de Trujillo. Aunque muchas de las
características sean verdaderas, el escritor continúa imaginando estos rasgos
marcados de modo que refleja bien su particularidad o ansiedad.
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Perspectiva
La técnica narrativa de La fiesta del chivo también es muy importante en la
representación de la realidad de la dictadura de Trujillo. Como ya he dicho antes,
Vargas Llosa intentó describir una novela totalizadora. Para narrar la realidad total
de esa época el escritor aplica una gran cantidad de perspectivas distintas y las
modifica constantemente, así que se puede hablar de una dislocación de tiempo, y
caracteres, pero tienen en común que pertenecen al discurso de Trujillo. Vargas
Llosa llama esta dislocación del tiempo los ‘vasos comunicantes’: ‘una técnica que
consiste en narrar creando una unidad con episodios que ocurren en tiempos o
espacios diferentes, pero que tienen algún tipo de denominador común que no hace
irrita o incompatible esa fusión’ (Guillermo López, 2003: 74).
Además hay multitud de personajes diferentes, es decir, Trujillo mismo, sus
seguidores, los adversarios y las víctimas: jóvenes y viejos, hombres y mujeres,
mediante tres narraciones distintas, de modo que Vargas Llosa representa una
imagen de la dictadura desde cada lado. ‘This narrative architecture with different
subplots and perspectives has a semantic value in itself: it helps explore a higher
field by illustrating the recondite intricacies of human psychology and the actual
fragmentation of reality’ (López-Calvo: 35). Aunque esta fragmentación de la realidad
deba ayudar a dar una representación de la realidad total, al mismo tiempo la
contrasta, ya que las perspectivas contrarias muestran la complejidad de la
objetividad de la historia, es decir, ‘Vargas Llosa often resorts to perspectivism in
order to contrast the different levels of historical and fictional truth(s)’ (Ibid). Cada
persona puede concebir la historia a su manera, por el hecho de que cada uno la
experimenta de un modo diferente, o bien son historias privadas. Según Ignacio
López-Calvo la novela, en este sentido, está cerca de la narrativa posmodernista,
por la duración de la validez de su discurso (ibid.).
Como por ejemplo el punto de vista de la protagonista Urania contra su familia, que
son menos conscientes de las cosas ocurridas durante la época, o más importante,
no sabían el dolor de su pariente. Lo que es muy probable es que sí supieran de los
delitos de la dictadura, pero por el hecho de que nada había pasado cerca de ellos,
el terror no les afectaba, así que continuaban soportando a Trujillo porque se
aprovechaban de su apoyo. Vargas Llosa representa esta contrariedad mediante un
diálogo de una prima y una sobrina de Urania con la protagonista después de 30
años en los que ella no había estado en la república, puesto que la abandonó tras la
violación de Trujillo. La familia no informada del hecho, quiere saber la razón de su
actitud negativa contra su padre y el dictador:
‘Eso de monstruosidades no sé por qué lo dices –murmura, asombrada-. Tal vez mi
tío se equivocó siendo trujillista. Ahora dicen que fue un dictador y eso. Tu papá lo
sirvió de buena fe. A pesar de haber tenido cargos tan altos, no se aprovechó’ (206).
La cita refleja el comportamiento positivo que tiene todavía la familia sobre Trujillo.
En todo el diálogo Urania le cuenta lo ocurrido, que ocupa casi todo el libro, en que
el autor deja al lector, y a su familia, esperando hasta el final para conocer el hecho
de la violación, así que el lector siente curiosidad, y probablemente para que se
pueda ver el pensamiento de la familia. Mientras tanto se lee y por medio de
frecuentes interrupciones en la novela, se va dando a conocer la historia que ocurrió.
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Además hay un diálogo dividido en partes entre Urania y su padre Agustín Cabral,
que había dado permiso a Trujillo de violar a su hija para recuperar la confianza del
dictador. Vargas Llosa le representa como un viejo que está dependiente de otros y
ya no puede expresarse:
Parece perdido en el asiento. Se ha apergaminado y encogido, igual
que la casa. La distrae un objeto blanco, a los pies de su padre: una
bacinilla, medio llena de orina. Entonces tenía sus cabellos negros,
salvo unas elegantes canas en las sienes; ahora, los ralos mechones
de su calva son amarillentos, sucios. Sus ojos eran grandes, seguros
de sí, dueños del mundo (cuando no estaba cerca el Jefe); pero, esas
dos ranuras que la miran fijamente son pequeñitas, ratoniles y
asustadizas (64).
Probablemente el escritor lo describe así para que Urania tenga toda la libertad de
decirle lo que quiera sin interrupción de su padre, y el diálogo, es decir, el monólogo
sirve para ella como venganza. Además, al igual que ella, el lector se queda con
preguntas y está esperando explicaciones por los sucesos pasados y no se
identificará con Agustín, sino con Urania, porque se puede ver en su alma. La
descripción de su padre nos muestra la gran contrariedad de Agustín de la ‘Era de
Trujillo’ y del presente. También la familia Cabral vuelve a hablar de su hundimiento
y explica lo que pasó desde la pérdida de la confianza de Trujillo al final de la
dictadura. En suma, sin el apoyo del dictador, él perdió. La decadencia de la casa y
de Agustín indica que la prosperidad del régimen ha acabado, al contrario que en el
caso de Urania, que ahora goza de éxito. Por medio de la vuelta al pasado de vez en
cuando se descubre el carácter de Agustín durante la dictadura.
En catorce libros Vargas Llosa repite un tema importante, esto es, el ‘demonio del
padre’. Aunque en los otros casos aparece como ‘un enfrentamiento violento,
doloroso o patético entre un padre autoritario y un hijo rebelde..’, …’en La fiesta del
chivo, el punto de mira es la batalla edípica librada entre una hija violada y un padre
depravado’ (Boland: 19-20). Roy Boland sigue con el parecido entre los dos
demonios de la novela: ‘Urania ha sido traumatizada por ambos, Trujillo, el ‘Padre de
la Patria’, y el senador Agustín Cabral, su ‘papá’’ (31).
Además en la cita de abajo Urania está especulando si es la hija del dictador, pero
después no continúa con este pensamiento, probablemente porque no lo cree cierto,
pero con eso quiere criticar a su padre:
‘¿Visitó el Jefe a mi mamá? ¿Antes de que yo naciera? ¿Cuándo estaba muy
chiquita para recordarlo? Lo hacía cuando las esposas eran bellas. Mi mamá lo era
¿no? Yo no recuerdo que viniera, pero pudo venir antes. (71)
Pero cuatro páginas antes Urania rememora una conversación entre su madre y la
muchacha del servicio en la que Trujillo había intentado ver a la madre de Urania :
- ‘Ha venido a visitarla el Presidente, señora. ¡El Generalísmo, señora!
- ‘Dile que lo siento, pero no puedo recibirlo. Dile que la señora de Cabral no recibe
visitas cuando Agustín no está en casa. Anda, díselo’ (67).
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El hecho de que su madre no acepte la invitación muestra que, o bien ha oído de
estas visitas, o bien que ya la había aceptado antes. Aunque probablemente Trujillo
no sea su padre, sí afirma el parecido entre ambos hombres. Aparte de eso, el
‘demonio del padre’ presumiblemente viene de experiencias personales de Vargas
Llosa. Cuenta en la autobiografía El pez en el agua el diálogo que él tenía como niño
con su madre, que le dijo que su padre muerto sí vivía, pero que ella había mentido,
porque su padre era un hombre horrible (9-10). Después conoció a su padre, pero
no le cayó bien y sostiene en la autobiografía de su padre: ‘Lo decía con una
vocecita que yo le escuchaba por primera vez, con ese tono agudo, silabeante, que
pronto me infundiría más pavor que esas prédicas sobre el infierno que nos dio, allá
en Cochabamba’ (31). No tiene una buena imagen de la figura paternal, ya que,
estaba casi siempre ausente en la vida de Vargas Llosa, mientras que en La fiesta
del chivo la madre de Urania estaba ausente, para que no tuviera protección suya.
Sin embargo, huyó a los Estados Unidos después de la violación de modo que vivió
como una huérfana.
Este ataque a la figura paterna y con ello a los regímenes machistas, está fortalecido
mediante una protagonista femenina, ‘the gender most vulnerable to the Trujillo
regime’ (Luis: 71). Además trata de sucesos ocurridos cuando era una niña, así que
la víctima aún representó la persona más vulnerable. En ella se revela la historia,
como punto de vista más importante de toda la novela. Mientras que la perspectiva
de Trujillo no genera empatía en el lector, este enfoque de la mujer sí lo causa.
Leemos sobre el horrible suceso, su memoria de ese hecho, su subjetividad y sus
consecuencias. Vargas Llosa la representa como una mujer adulta de 49 años, de
modo que se pueden ver las consecuencias durante todo el tiempo que duró la ’Era
de Trujillo’, como su aversión de todos los hombres y el concentrarse sólo en su
trabajo:
¿Eras un témpano, Urania? Sólo con los hombres. Y no con todos. Con
aquellos cuyas miradas, movimientos, gestos, tonos de voz, anuncian
un peligro. Cuando adivinas, en sus cerebros o instintos, la intención de
cortejarte, de tirarse un lance contigo. A ésos, sí, les haces sentir esa
frialdad polar que sabes irradiar en torno, como la pestilencia con que
los zorrinos espantan al enemigo. Una técnica que dominas con la
maestría que has llegado a tener en todo lo que te propusiste: estudios,
trabajo, vida independiente. ‘Todo, menos en ser feliz’ (211).
Se ve el dolor muy profundo, y como podemos encontralo reflejado también en la
cita de arriba: la perspectiva de ‘tú’ provoca esta profundidad de sus sentimientos.
Vargas Llosa explica su técnica narrativa del tú en una entrevista: ‘Ese tú es el
propio personaje desdoblándose y hablándose a sí mismo…’ y ‘Ese tú es el de la
intimidad. Es ese tú que usamos para hablarnos a nosotros mismos cuando
reflexionamos, cuando divagamos, cuando mantenemos un soliloquio’ (Guillermo
López, 2003: 92). Esta perspectiva se encuentra especialmente en las escenas
sobre Urania. Podría ser una forma de autopercepción, es decir, como verse a sí
mismo desde la distancia. Lo mismo vale para el hecho de que la protagonista vive
en Nueva York durante muchos años, donde lee mucho sobre la historia dominicana.
Por esta distancia geográfica y temporal tiene otra mirada hacia la República
Dominicana de entonces, pero también de ahora. No tiene un mal recuerdo de su
juventud antes de la violación, pero sí del presente, porque ve el país por medio del
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dolor que ha sufrido. Desde su punto de vista la República parece que está peor que
antes. Está ilustrado por comparaciones con Nueva York:
‘¡Y que New York tenga fama de ruidos! Nunca, en sus diez años de Manhattan, han
registrado sus oídos nada que se parezca a esta sinfonía brutal, desafinada, en la
que está inmersa hace tres días’ (15).
No habla bien del presente de la República Dominicana, probablemente por el
rencor que tiene. Sin embargo sí habla bien de la personalidad dominicana, pero
como se ve en la cita anterior, el comportamiento frío de Urania, está causado por
los sucesos horrorosos, entonces todo el país se ha desgastado, es la región del
dolor y la tristeza, y hay nostalgia hacia el tiempo anterior a la dictadura.
Otra perspectiva al lado de la de Trujillo y de Urania es el punto de vista de los
asesinos del dictador. Consiste en el periodo anterior, durante y después del
asesinato. Además, no hay sólo un narrador como en los casos de Trujillo y Urania,
sino que las escenas están divididas entre los diferentes hombres, quienes tienen en
común el rencor que sienten hacia el dictador y tienen el deseo de matarle. Así se
ven los distintos sentimientos que van acompañados de este acontecimiento
importante para el país. Aquí otra vez Vargas Llosa mezcla hechos verdaderos muy
detallados y de su imaginación, es decir, los pensamientos y sentimientos de los
hombres. Por ejemplo, todos los nombres de los asesinos son también los nombres
verdaderos. La fecha es igual, y lo mismo vale para el proceso del asesinato y sus
consecuencias. Al contrario de la historia imaginativa de Urania, estas escenas están
más basadas en la verdad. Sin embargo, sólo los pensamientos están descritos
como hubiera podido ocurrir, el acto sí ha pasado como nos lo cuenta.
Interesante es que la mayoría de estos hombres habían sido muy buenos
seguidores del dictador. Al mostrar sus ideas, el autor revela la gran contrariedad de
sentimientos que han sentido hacia Trujillo. Le han amado y ahora le odian, sin
embargo, aunque parezca una contrariedad, la novela muestra que ese amor no fue
voluntario, sino un amor al poder y al prestigio.
Éste era un bello pais después de todo, coño. Lo sería más después de
muerto ese maldito que lo había violentado y envenenado en estos
treinta y un años… ….Lo que el no podía perdonarle era, sobre todo,
que, así como había emputecido y encanallado a este país, el Chivo
también había emputecido y encanallado a Antonio de la Maza (103-4).
Aunque mostraron mucho aprecio al dictador en el pasado, sentían después lo
contrario, por ejemplo cuando había malas consecuencias para parientes o amigos.
En suma, primero habían sido ciegos para los horrores del régimen, pero se
despertaron por sucesos cercanos a ellos de intimidación, que estropearon su honor.
La última frase de la cita de arriba indica que Antonio especialmente no podía
perdonarle por razones personales. Si no le hubiera pasado, quizás hubiera seguido
apoyando a Trujillo, porque el poder ciega. Esto es una crítica a las personas que
rodeaban a Trujillo u otros dictadores. Vargas Llosa muestra las historias de cada
uno que provocaron el odio. En las escenas de estos hombres, también juega con el
tiempo. El autor crea una tensión inmensa al esperar el coche en el que viajaba
Trujillo para matarle. Parece que están esperando por un periodo de tiempo muy
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largo, los caracteres lo afirman y por ello se ponen nerviosos. El autor imagina cómo
habían sido las conversaciones y los pensamientos en el coche, porque nunca se
puede saber exactamente cómo era el nivel de tensión. Durante la tensa espera,
aparecen conversaciones ridículas que se provocan el uno al otro, descubriendo
además sus motivos. Estas historias personales son interrumpidas por los nervios de
la espera y causan que al lector le atraiga la novela. Al final, después del acto del
asesinato, se muestran las consecuencias durante un periodo corto de tiempo.
Aunque Trujillo estuba muerto, los asesinos fueron torturados y asesinados, excepto
uno al que no encontraron, porque la familia de Trujillo todavía tenía mucho poder y
los seguidores estaban todavía a favor del dictador. La tortura y asesinato de los
conspiradores también están descritas en detalle, lo que muestra el horror de la
dictadura aún después de la era y la influencia que tenía un dictador temido también
tras su muerte.
Los otros personajes de la novela no están descritos desde su punto de vista, sino
por medio de diálogos o descripciones del lector o los protagonistas. Al contrario de
Urania y Trujillo, que son caracteres planos pero importantes, como todos los
seguidores y la familia de Trujillo, que dan una imagen de la dictadura. Como ya
hemos visto, el padre de Urania, aunque la historia de ella es totalmente imaginaria,
él sí ha existido y tenía un cargo importante. Vargas Llosa ha conectado el hecho
sobre los Foros Públicos con el personaje de Agustín y describió el artículo en el que
está acusado. Eso es un dato interesante ya que la realidad de los periódicos
siempre es cuestionable, porque muchas veces las informaciones son incorrectas o
están deformadas y especialmente en una dictadura donde hay censura. Los foros
públicos consistían sobre todo en opiniones personales y perspectivas subjetivas, en
vez de basarse en hechos. Esta mezcla de realidad y subjetividad aparece en la
novela en la que está representado como un hecho que todavía no había pasado:
‘Me refiero a que no se haya dado a conocer hasta ahora en sus respetables y
leídas páginas, el hecho, por todos sabido, que el senador Agustín Cabral, apodado
Cerebrito (¿en razón de qué?) ha sido destituido de la Presidencia del Senado’
(255).
Fue una mentira que su destitución fue por todos sabida, porque aun el senador
mismo no lo sabía. Trujillo había dejado enviar esta carta por medio de otra persona
con el propósito de provocarle. El dictador tomó el poder sobre el periódico y
también la televisión y la radio. Sin embargo, en la novela, Trujillo satirizó la literatura
por su incapacidad de gobernarla totalmente como en todas las dictaduras. Hay
muchas referencias a autores latinoamericanos y algunos de ellos forman parte de la
historia, pero no tienen un papel directo, sino indirecto en que el lector con ello
descubre algunos sucesos pasados, como desapariciones o asesinatos. Un ejemplo
conocido es el autor Jesús de Galíndez, que como se ha dicho anteriormente en
este trabajo, probablemente ha sido asesinado por seguidores de Trujillo. En la
novela vuelve este acontecimiento y Vargas Llosa inventa una historia que
presumiblemente ha pasado. Lo mismo ocurrió con José Almoina cuyo libro Una
satrapía en el Caribe fue una representación directa de Trujillo y de lo que opina
sobre el dictador en la novela (73). Según Adriana Aparecida de Figueiredo es:
En una tiranía donde el déspota tiene el control absoluto de todos los
segmentos de la sociedad, el campo intelectual, el único que huye de
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su poder, sólo podría ser ridiculizado, pero en este caso el hechizo se
vuelve contra el hechicero, pues Trujillo al ridiculizar la escritura acaba
siendo satirizado por la ficción (Figueiredo)
La ridiculización desde la perspectiva de Trujillo aparece frecuentemente en La fiesta
del chivo:
Se echó a reír, mientras trepaba a la bicicleta estacionaria y
comenzaba a pedalear. Su mujer había acabado por tomárselo en
serio, y, de cuando en cuando, organizaba en el salón de patinar de la
Estancia Radhamés veladas literarias donde traía declamadoras a
recitar versos pendejos (27).
La sátira expresada en la novela podría ser por rencor e incapacidad de dominar a
los escritores y poetas. En suma, las perspectivas utilizadas por Vargas Llosa
muestran al lector el múltiples realidades o historias, así que la realidad total está
representada por medio de fragmentos que resultan verídicos. Por ello, aunque dan
una impresión de distintas perspectivas, la historia no puede ser objetiva. El autor
hace uso de distintos periodos y especialmente personajes que revelan historias
privadas. Al escribir la novela desde la perspectiva de Urania, como mujer y niña la
persona más vulnerable de una dictadura, la novela tiene una perspectiva muy
subjetiva, por el hecho de que el lector se identifica con ella. Su padre y el dictador
son representados ambos negativamente, de modo que la figura paternal tiene un
símbolo de demonio para ella, y también para el público. Además las historias de los
asesinos, que son muy verosímiles por la cantidad de hechos que tienen,
reproducen el rencor que sienten los exseguidores. Las distintas perspectivas no
provocan que la historia total, mediante la narrativa totalizadora, esté descrita
objetivamente, sino de una forma subjetiva.
Las debilidades del dictador
Otra subjetividad en la novela es la representación de la discapacidad de Trujillo.
Mientras el dictador está descrito como una persona poderosa con características
muy marcadas, Vargas Llosa narra, por medio de la perspectiva del pasado y
presente, al mismo tiempo la discapacidad que le confieren sus características. En
sus años anteriores Trujillo está representado como un tirano o un dios, pero en la
descripción de los últimos meses antes de su muerte, aparecen unas debilidades, de
modo que la imagen de dios ya no cabe en su personaje. Por ello se ve una gran
contrariedad del dictador joven y más viejo. Por ejemplo en el caso de la disciplina,
en la que se puede incluir la cantidad de horas de sueño, se puede hablar de una
discapacidad:
‘Su capacidad de recuperación física, con un mínimo de reposo, contribuyó a su
aureola de ser superior. Aquello se terminó. Despertaba cansado y no conseguía
dormir ni cuatro horas; dos o tres a lo más y sobresaltado por pesadillas’ (26).
Como queda dicho en la cita, Trujillo en la novela opina que la facilidad de dormir
está relacionada a la superioridad, es decir, que un hombre poderoso según él
puede gobernar también su sueño. Pierde un poco de poder por la deficiencia de
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energía. Lo mismo es válido para una de las partes del cuerpo, el órgano genital, de
la que Trujillo ha perdido el dominio. Vargas Llosa narra en detalle los problemas de
la próstata del dictador, ya que diversos incidentes al orinarse en su pantalón
aparecen varias veces en exhaustivas descripciones en la novela. Por la reacción de
Trujillo que aparece a continuación, se revela la idea que sigue tras este incidente:
¡Coño! ¡Coño! Éste no era un enemigo que pudiera derrotar como a
esos cientos, miles, que había enfrentado y vencido, a lo largo de los
años, comprándolos, intimidándolos o matándolos (26).
Lo sacudió un ramalazo de rabia. Podía dominar a los hombres, poner
a tres millones de dominicanos de rodillas, pero no controlar su esfínter’
(165).
El dictador se muestra físicamente débil y esta incapacidad conduce a la pérdida de
poder político, es decir, a su muerte. El hombre poderoso está volviendose viejo e
incapaz de dominar todo lo que quiere. Se puede concluir que Vargas Llosa
ridiculiza con ello la imagen mítica del dictador. Otro ejemplo de esta pérdida es en
cuanto a su ‘apetito sexual’, aunque todavía lo tenía en sus últimos meses, el autor
narra una escena en que el dictador tampoco tiene todo el dominio, como se puede
ver en la cita siguiente de Urania:
‘- Pese a mi falta de experiencia, me di cuenta – su tía, sus primas y su sobrina
acercan mucho las cabezas para oír su susurro -. Algo le sucedía, quiero decir ahí
abajo. No podía se iba a poner bravo, iba a olvidarse de sus buenas maneras’ (508).
En toda la novela el autor hace referencias a esta última escena, la pérdida de su
masculinidad, que para Trujillo era de gran valor.
Once he finally realizes that his prostate problems are forever
preventing him from feeling like a ‘real man’ again, he turns his
previously good manners into vulgar language and obscene threats
against Urania. Given the fact that the Goat equates the loss of control
over his own body with the loss of political power (López-Calvo: 51).
Después del suceso no se puede controlar y después de olvidarse de sus buenas
maneras incluso empieza a llorar:
‘- Y, entonces – dice Urania, sin hacerle caso - , Su Excelencia volvió a tenderse de
espaldas, a cubrirse los ojos. Se quedó quieto, quietecito. No estaba dormido. Se le
escapó un sollozo. Empezó a llorar’ (509).
Es una descripción contradictoria a un mito o Dios y a pesar de esta ridiculización,
revela al mismo tiempo su lado humano, porque estas debilidades son
características humanas y no míticas, así que al final el carácter inhumano de Trujillo
está más humanizado.
Para concluir, ¿cómo ha retratado Vargas Llosa la maldad de Trujillo y qué distingue
La fiesta del chivo de otras ‘novelas de dictador’ de sus escritores contemporáneos?
Una manera de la representación de la maldad, diferente a otros autores, hizo por
medio de profundizar en el alma del dictador, sin que el lector sienta empatía.
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También acaba con la mitificación del dictador y además describe hechos históricos
en detalle. Por todo eso el escritor da una imagen de la dictadura dominicana y
Trujillo que a la vez era verosímil y pareció inverosímil, por los hechos increíbles. Por
su verosimilitud pudo criticar la realidad de la dictadura y la imagen mítica del
género. Además Vargas Llosa siguió con la representación real a través de imaginar
todo lo que hubiera podido ocurrir, así que provoca una confusión entre la realidad y
la ficción. Por ello, la inverosimilitud de la realidad era más fuerte y para mostrarla
Vargas Llosa utilizó una narrativa totalizadora, que quiere decir que describió el
relato desde distintas perspectivas para que pareciera más objetivo y correcto. Sin
embargo, por medio de esta reflexión de las historias privadas se hace que el relato
sea aún más subjetivo. Las características marcadas de Trujillo en la novela, y luego
la pérdida de su poder físico y por ello de su poder político, revela y ridiculiza lo
humano del dictador. Entonces, ¿por qué Trujillo es el dictador justo para que el
estilo utilizado tenga éxito? Porque con un carácter tan poderoso, horroroso y con
tantas características morbosas, se puede criticar la dictadura y su rostro, sin contar
mentiras, o bien cosas que según Vargas Llosa no hubieran podido ocurrir, y al
mismo tiempo narrar una historia atractiva para el público. La perspectiva humana
del dictador inhumano lo desmitifica y muestra que no es un dios, sino un ser
humano con un alma morbosa. La presidencia de Fujimori no pareció ficción, de
modo que la narración real provocaría una novela poco llamativa.
La voz política de Vargas Llosa
‘No volveré a participar nunca en política activa’ dijo Vargas Llosa en una entrevista
en 2001 (Luna Escudero-Alie). Esta cita puede explicar su crítica política mediante la
novela La fiesta del chivo, que es una protesta pasiva contra la política.
Su odio a la política activa viene de su lucha en las elecciones presidenciales en
Perú contra Alberto Fujimori, que empezó 10 años antes, en 1990.
En principio Vargas Llosa entró en la política porque intentó combatir el plan de
García de nacionalizar los bancos privados, que según el autor provocaría muchos
problemas económicos en el país (Daeschner: 13-20). Desde entonces fue un
político activo con determinación y pretendió una ideología neoliberal. Criticó la
nacionalización de los bancos y propugnó libertad de la economía. En las elecciones
presidenciales García no fue su adversario más importante, sino Fujimori, que atacó
su ideología neoliberal. Vargas Llosa opina que la redistribución en el país no
causaría un progreso económico y que el Perú seguiría siendo un país pobre. Según
él la solidaridad nunca ha salvado una región de la pobreza y hay casos de países
que sí han sido salvados, pero por medio de un mercado libre (Vargas Llosa, 1993:
218-19). Según él esta distribución significó la distribución de la pobreza en vez de la
riqueza. En suma, quiere decir que Perú no debería distribuir la poca riqueza
existente en el país, sino crear más riqueza por medio de investigar y establecer un
mercado libre: ‘la reforma que yo proponía tenía como objeto remover todos los
instrumentos de la discriminación y de la explotación de los pobres por un puñado de
privilegiados, con lo cual la justicia vendría acompañada de la prosperidad’ (ibid:
427). Los dos candidatos presidenciales pretendían el mismo objeto, crear
prosperidad en el país y menos desigualdad económica en la sociedad, pero tenían
ideologías diferentes para alcanzarlo. Por ejemplo, en cuanto a la educación que en
ese periodo fue gratis para toda la población, Vargas Llosa quería abolir la
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educación gratuita, porque tenía mal efecto en la calidad, así que él proponía que la
gente de las clases sociales más altas pagara por ella. Lo cual provocó muchas
críticas por parte de su oponente Fujimori, que estaba en contra de esta idea
(Daeschner: 168).
Otro aspecto importante para Vargas Llosa en la ideología del liberalismo fue su idea
de nacionalismo. ‘Vargas Llosa is a fervent advocate of democratic capitalism and a
vehement enemy of collectivism in all its form (that is to say, whenever the individual
is defined by ‘su pertenencia a una clase social, una raza, una cultura o una religión’
(van Delden: 195-6). Según él, el colectivismo o bien nacionalismo es un peligro
porque el nacionalismo es una ideología que limita la libertad de una cultura y que
puede llegar a una intolerancia y discriminación a los que están excluidos. Opina que
el nacionalismo no debe confundirse con el patriotismo, porque el patriotismo es un
sentimiento justificado de amor para la tierra natal y el nacionalismo una doctrina
antigua que ha provocado guerras y recesiones en América Latina (Vargas Llosa,
1993: 433-4). Aún cuando ganó el premio Nobel en 2010 hablaba en el discurso
sobre este tema:
Detesto toda forma de nacionalismo, ideología –o, más bien, religiónprovinciana, de corto vuelo, excluyente, que recorta el horizonte
intelectual y disimula en su seno prejuicios étnicos y racistas. Junto con
la religión, el nacionalismo ha sido la causa de las peores carnicerías
de la historia, como las de las dos guerras mundiales y la sangría
actual del Medio Oriente. Nada ha contribuido tanto como el
nacionalismo a que América Latina se haya balcanizado,
ensangrentado en insensatas contiendas y litigios y derrochado
astronómicos recursos en comprar armas en vez de construir escuelas,
bibliotecas y hospitales (Vargas Llosa, 2010: 8).
Mostrar estas opiniones fuertes y no populares había sido una desventaja en el
periodo hasta las elecciones. En una entrevista Vargas Llosa expresó esta lucha: ‘It
was a very different era, because to speak of private property, private Enterprise, the
market – it was sacrilegious,’ he says. ‘I was fairly vulnerable in that campaign,’ he
continues, ‘because I didn’t lie’ (Parker). Esto fue exactamente lo que ocurrió. Su
adversario Fujimori tenía ideas populistas y deseadas y para ganar las elecciones
atacó las ideas de Vargas Llosa, que fueron vistas como absurdas.
En un momento dado la lucha entre los dos candidatos desembocó en una ‘guerra
sucia’, que quiere decir que se acusaron el uno al otro de cosas no solo políticas,
sino también personales. ‘A ‘DIRTY WAR’ of vicious accusations between both
political camps filled the candidates’ post-election silence’ (van Delden, 233). Trató
sobre todo, desde fraude hasta incluso acusaciones de violación. Y Maarten van
Delden sigue denunciando el gran papel que los medios de comunicación
desempeñaaron en esta guerra sucia. ‘The media openly took sides in this dirty war.
While Vargas Llosa had the support of the Peruvian élite press, a few tabloids and
most television stations, Fujimori was backed by the government television channel,
most tabloids and radio stations’ (Ibid). Sin embargo, Fujimori estaba en gran ventaja
por el hecho de que sus ideas fueron más apreciadas por gran parte de la población,
es decir, la clase social más baja. Recibió mucho apoyo de la clase baja, porque,
primero él mismo viene de una familia pobre y de otro grupo étnico, y segundo se
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centró en atraer el voto de esta parte de la sociedad. ‘Unlike Fujimori, Vargas Llosa
never succeeded in connecting himself with the vast majority of poor, Brown-skinned
Peruvians’ (Daeschner: 260). El hecho de que Vargas Llosa tuviera una ideología
que está asociada con la élite y los extranjeros blancos, y además porque él mismo
forma parte de la élite y de una familia blanca, fue la causa por la que la mayoría de
la población no le apoyó. De modo que ‘Peruvians viewed Vargas Llosa as the rich
man’s candidate, and Fujimori as the underdog defending the poor’ (Ibid: 272).
Además por muchos siglos los indígenas han sido explotados por los blancos que
estaban en el poder, así que Vargas Llosa fue visto como uno de ellos.
En sus memorias El pez en el agua, Vargas Llosa describe esta guerra sucia en
detalle. Aunque admitió que su propaganda no había sido muy funcional y,
especialmente por culpa de otros miembros de su partido, representa una imagen de
su vulnerabilidad en las elecciones. Criticó a Fujimori, y al partido APRA que le
apoyó, por las falsas acusaciones que vertieron sobre él. En el capítulo ‘la guerra
sucia’ en sus memorias, se representa a sí mismo como víctima de esta guerra.
Habla de su representación hecha por Fujimori, como el candidato de los ricos,
estafador de las tasas, ateo, antimilitarista y antinacionalista. Discute estas imágenes
y las rechazó o se defendió en el libro (409-29). Mediante estas memorias el lector
tiene la idea de que la guerra sucia vino sólo del lado de los adversarios de Vargas
Llosa y parece una lucha injusta, pero como está escrito por el candidato mismo,
este análisis es muy subjetivo y por ello no se pueden sacar conclusiones. De vez en
cuando se justifica:
Naturalmente, también había buen número de votantes que atacaban a
mi adversario y algunos de manera tan baja que yo me preguntaba si
eran nuestros o concebidos por el APRA para justificar con esas
falsificaciones las acusaciones de racistas que nos hacían (515).
Primero parece disculparse, pero al mismo tiempo está diciendo que los malos
podían haber sido de los adversarios, por lo tanto, está atacándolos otra vez. Quizás
tenía razón, pero es obvio que había un gran conflicto entre ambos candidatos
presidenciales, en el que especialmente Vargas Llosa representó a la élite y Fujimori
a las clases sociales más bajas.
Sin embargo, en las elecciones de la primera ronda Vargas Llosa tenía más votos y
ganó. Además como ya hemos dicho en el primer capítulo, Fujimori era un
neopopulista de lo que se puede concluir que estaba especialmente interesado en
ser presidente. Al contrario, a Vargas Llosa no le interesaba lo que el público quería,
sino que defendió sus ideas no populares. En suma, el autor estaba más interesado
en la democracia que en tener el poder.
’Peru is like a book’, he said. ‘An old and beautiful unfinished book. In it
there are magnificent pages telling of a great civilization erected by
Peruvians on the very roof of the world, pages written in the stones of
Machu Picchu and Chavin, in the fabrics of Nazca and Paracas, in
gold…’ The speech ended by calling on Peruvians to write a happy
ending (Daeschner 256).
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Este final feliz fue el objetivo por el que Vargas Llosa participó en las elecciones,
porque estaba decepcionado con la situación en que estaba el país. Sin embargo, el
autor sabía que perdería las elecciones finales y como el objetivo para Fujimori fue
llegar al poder, por el hecho de que aún no tenía un programa presidencial, Vargas
Llosa quería cambiar la presidencia a condición de que incorporara unos puntos
clave importantes de su programa en cuanto a la economía y realizarlos. ‘Mi temor
desde ese instante, fue que, a través de interpósita persona, Alan García y el APRA
siguieran gobernando el Perú y el desastre de los últimos cinco años continuara,
hasta la delincuencia de la sociedad peruana’ (Vargas Llosa, 1993: 451). Otra razón
para esta idea de cambio fue que: ‘Convenía que le ahorrásemos al Perú la tensión
y derroche de energías de una segunda vuelta’ (Ibid: 478). Y por último:
but politics as lived and practiced day by day, has little to do with ideas,
values, and imagination, with teleological visions… It consists almost
exclusively of maneuvers, intrigues, plots, paranoias, betrayals, a great
deal of calculation, no little cynicism, and every variety of con game
(van Delden: 206).
Vargas Llosa no le gustaba la manera de hacer política y todo lo que la acompaña.
Sin embargo, al final Fujimori no lo aceptó y los partidarios de Vargas Llosa
tampoco. Además, lo que es más interesante es que el arzobispo de Lima visitó al
escritor para pedirle si podría quedarse en la lucha para el bienestar del país, porque
tenía miedo de un golpe de estado si se retiraba.
Vargas Llosa was touched by the archbishop’s Word. As an agnostic,
Vargas Llosa’s ties to the Church were almost non-existent. But the
Church was entering into political action under its newly-appointed
leader, after years of remaining above and beyond politics (Daeschner:
221).
Es muy curioso ya que durante la primera ronda de las elecciones el autor fue
atacado por su ateísmo, mientras el hecho arriba mencionado muestra que la iglesia
prefería a un presunto ateo que a un creyente.
Por ello, el autor siguió con las elecciones, pero éstas se volvieron más sucias que
las primeras. Fujimori ganó las segundas elecciones y por eso fue el presidente de
Perú en 1990 y lo más notable fue el hecho de que once días después de la toma de
posesión de Fujimori, estableció un programa económico neoliberal. ‘His government
imposed an economic shock program far harsher than the one he repeatedly
opposed as the ‘no-shock-presidential candidate’’ (275). En suma, Fujimori había
sido elegido como presidente por sus ideas populares y la lucha contra la ideología
económica neoliberal y unos días después de su victoria éste fue el programa de su
gobierno. Esto muestra su deseo más grande de ser presidente en vez de satisfacer
los deseos de la población. Dos años después ocurrió el temido golpe por el propio
presidente. Con ello, obtuvo el poder del congreso y la justicia, por lo cual los
adversarios políticos fueron detenidos (289). Vargas Llosa quería ir en contra de
Fujimori, ya que con su ideología neoliberal, también apoyó la libertad política: ‘He
[Vargas Llosa] shows a grudge against this nation that has really squandered so
many important years of our moral life… to go from one gamble to another..’ ‘First
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with Mr. Belaunde, then Mr. García, now Mr. Fujimori, who for Mario are the three
people – not the same, but in any case the leaders- responsible for Peru’s current
problems’ (291). Sin embargo, no atacó a Fujimori por medio de la política, sino
mediante la literatura.
Retorno a la literatura
Desde que salí del Perú, el 13 de junio de 1990, había decidido no
intervenir más en la política profesional, como entre 1987 y 1990, y
abstenerme de criticar al nuevo gobierno… Pero luego del 5 de abril,
me sentí obligado, una vez más, y haciendo de tripas corazón, por el
disgusto visceral que la acción política me había dejado en la memoria,
a condenar, en artículos y entrevistas, lo que me parecía una tragedia
para el Perú: la desaparición de la legalidad y el retorno de la era de los
‘hombres fuertes’, de gobiernos cuya legitimidad reside en la fuerza
militar y las encuestas de opinión (Vargas Llosa, 1993: 535).
Mediante entrevistas y artículos el autor reclamó sanciones y boicots al Perú por
parte de paises extranjeros, pero esto provocó muchas reacciones en contra de
Vargas Llosa. Aún su antiguo partidario, Kurt Schultze-Rhonhof opinó: ‘It’s a shame
that Vargas Llosa advocates cutting international aid as a punishment (of Peruvians)
for having given the victory to an unknown figure’, he said (Daeschner: 301).
Aquí volvemos a la frase del principio de este capítulo: ‘No volveré a participar nunca
en política activa’ y Vargas Llosa siguió:
Voy a seguir participando en política como escritor, como intelectual,
escribiendo sobre temas políticos, ejercitando la crítica cuando crea
que es conveniente, sí creo que ésta es una actividad que además
forma parte de la vida de un escritor, de un intelectual; pero dar el salto
como lo hice transitoriamente a la política activa, no lo volveré a hacer
(Luna Escudero-Alie).
Por la pérdida de las elecciones, la traición de Fujimori y la imposibilidad de pararle
políticamente, intentó entonces alcanzar sus objetivos mediante la literatura,
entrevistas y artículos, es decir, política pasiva. Ya en 1993, escribió sus memorias
políticas El pez en el agua en la que hay muchos comentarios sobre la política de las
décadas anteriores, además de describir con detalle su lucha contra Fujimori. En
estas memorias aparece el rencor que el autor siente hacia sus adversarios políticos,
y sobre todo Fujimori, con quien ha tenido una lucha más directa y fuerte. Por ello
este libro no se puede leer como un informe objetivo, porque las memorias son de
todos modos subjetivas. Su voz política no aparece solo en este libro, sino en casi
todas sus entrevistas, ensayos y novelas. En el año 2006 publicó el libro Diccionario
del amante de América Latina, que consiste en una colección de muchos textos
escritos en las últimas décadas, que forman una imagen de América Latina desde su
perspectiva, especialmente en sentido político y económico.
Su rencor político hacia Perú y sus ideologías son temas centrales en sus
publicaciones posteriores a la derrota electoral. Después de dicha derrota, como
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candidato a la presidencia, opinó que por medio de la literatura se puede transmitir
mejor su ideología a la sociedad y que es una buena manera de despertar a la gente
sobre el peligro que se cierne y convertirla en pensadores críticos. ‘La literatura crea
una fraternidad dentro de la diversidad humana y eclipsa las fronteras que erigen
entre hombres y mujeres la ignorancia, las ideologías, las religiones, los idiomas y la
estupidez’ (Vargas Llosa, 2010: 3). Según el autor no se puede alcanzar estos
objetivos mediante la política.
La ficción es más que un entretenimiento, más que un ejercicio
intelectual que aguza la sensibilidad y despierta el espíritu crítico. Es
una necesidad imprescindible para que la civilización siga existiendo,
renovándose y conservando en nosotros lo mejor de lo humano (Ibid:
12).
Sugiere que esta es la razón por la que las dictaduras ven a la literatura como un
peligro, es decir, porque muchas veces se va en contra de las manipulaciones del
régimen (Delputte). Además en otra entrevista aparece su rencor hacia la política:
Bueno, experiencias ingratas he tenido también muchas en mi vida
como todo el mundo; pero generalmente no han estado asociadas a la
literatura sino más bien a la política, …la política es muy ingrata, suele
sacar lo peor de las gentes a luz, y eso lo comprobé justamente en los
años que yo estuve pues embarcado en una aventura política donde
digamos, supongo que les ocurra a todos los que viven una situación
parecida a la mía… Fui objeto de muchos ataques, de campañas, que
eran realmente, terriblemente injustas… (Luna Escudero-Alie).
En suma, ya no intentó alcanzar sus ideas mediante la política, porque ha tenido
malas experiencias con ello y opina que aquello es un mundo injusto. Sin embargo,
siguió defendiendo sus ideas y además atacando las de sus adversarios a través de
entrevistas y publicaciones literarias, de manera que la lucha política todavía está en
su vida, pero esta vez de una manera indirecta:
El efecto político más visible de la literatura es el de despertar en
nosotros una conciencia respecto de las deficiencias del mundo que
nos rodea… …esa es una manera de formar ciudadanos alertas y
críticos sobre lo que ocurre en rededor. Por otra parte, en las
dictaduras, en las sociedades autoritarias, aquella convicción se
impone por medio de la manipulación de la información y del ejercicio
de la censura y de distintas formas de coerción (Vargas Llosa en:
Guillermo López, 53).
Además los temas políticos aparecen también en sus novelas. Por ejemplo en La
fiesta del chivo, en que la política vuelve a aparecer, obviamente, por medio del tema
principal que es la dictadura. El mensaje de la ideología del neoliberalismo del autor
se encuentra en la novela. Aunque el Estado de Trujillo no poseyó el control sobre la
economía que recaía casi por completo en el dictador, seguía siendo un sistema
económico muy contrario a la ideología de Vargas Llosa, tampoco se podía hablar
de una economía neoliberal. Es decir, en la novela está descrito el hecho del gran
dominio del propio Trujillo sobre la economía y al mismo tiempo está criticándolo de
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una manera sutil, al hacer conocidos por el lector los pensamientos en los que revela
la idea de este poder económico: manipulación. Si Vargas Llosa hubiera escrito una
novela sobre Fujimori no podría acentuar esta ideología de economía liberal y criticar
la de Fujimori por el hecho de que el presidente de Perú puso en marcha ese
sistema económico.
Otro aspecto de la ideología neoliberal que aparece claramente descrito en la novela
es la libertad de la literatura, más concretamente su antítesis, ya que bajo el sistema
dictatorial no existe dicha libertad.
According to Vargas Llosa, the best protection against dictatorship is a
democratic culture in which artists, writers, and filmmakers can
undermine this evil by openly exposing it and by promoting democracy,
which was created in order to put a stop to absolute power and is
probably the only way to do so successfully (López-Calvo: 57).
Con La fiesta del chivo Vargas Llosa hace lo mismo, es decir, expone la desgracia.
Por ejemplo, en el caso de la libertad de la literatura, ya que la desaparición del
escritor Jesús de Galíndez, que había escrito un libro en contra de Trujillo, es un
tema importante en La fiesta del chivo. En la historia se revela que probablemente
fue asesinado por Trujillo y sus seguidores.
Finalmente, Vargas Llosa también es un gran partidario de la liberalidad en el
sentido político, es decir de la democracia liberal:
Defendamos la democracia liberal, que, con todas sus limitaciones,
sigue significando el pluralismo político, la convivencia, la tolerancia,
los derechos humanos, el respeto a la crítica, la legalidad, las
elecciones libres, la alternancia en el poder… (Vargas Llosa, 2010: 3).
En su novela los conceptos arriba mencionados no aparecen en ningún caso. No se
puede hablar del pluralismo político, porque el único partido en el poder es el de
Trujillo. Tampoco había tolerancia en la República Dominicana, ya que antiguos
partidarios que se volvieron contrarios a Trujillo y la gente que no pensaba como el
dictador no fueron respetados. En cuanto a los derechos humanos, son violados en
gran medida. Por ejemplo la violación de la protagonista por el dictador está descrita
en detalle. Lo mismo vale para las torturas de los asesinos de Trujillo, episodio
narrado de modo espeluznante, y de vez en cuando aparecen historias de asesinos
u otras violaciones de los derechos humanos. Los puntos de la democracia liberal de
Vargas Llosa no existen en las dictaduras y por ello tampoco en la dictadura
dominicana. En La fiesta del chivo, el autor escribe de modo horroroso cosas que no
ambiciona, es decir, contrariamente a su objetivo de la democracia liberal, de modo
que es un crítico de la dictadura. El libro es una manifestación de un sistema que no
es neoliberal y en el que las libertades desde todas las perspectivas están limitadas.
En suma, con esta novela podía fortalecer su ideología para que él luchara como
candidato presidencial en Perú, es decir la lucha por la democracia.
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Relación con régimen peruano
Por todo lo dicho anteriormente se puede relacionar la novela con el régimen
peruano:
Pues el demonio de la dictadura tiene que ver no solamente con las
dictadura históricas como las de Odría y Trujillo, sino con los gobiernos
que Vargas Llosa considera las dictadura actuales que no respetan la
cultura de la democracia: la de Cuba bajo Castro, la del Perú bajo
Fujimori (Williams, 2001: 273).
Además Roy Boland sostiene que Vargas Llosa ha confesado que sin sus
experiencias personales sobre los efectos del poder y la violencia durante la lucha
por la presidencia peruana, no habría podido escribir sobre la dictadura dominicana
en su novela. Sigue diciendo que hay lectores peruanos que opinan que la novela
trata tanto del Perú como de la República Dominicana (Boland: 7).
Using the attention gained with the publication of his novel and its
resulting controversy, Vargas Llosa has taken advantage of the public
eye to attack Peruvian President Alberto Fujimori, calling him ‘a
sophisticated version of Dominican Republican strongman Rafael
Leónidas Trujillo’ and accusing him of using ‘tactics that are invisible
and cannot be proven or demonstrated’ in order to maintain a
democratic façade and avoid international isolation. (Andrew B Wolff:
37).
Con esta comparación entre Fujimori y Trujillo por Vargas Llosa se puede concluir
que la novela La fiesta del chivo trata indirectamente de Fujimori, porque como ya he
citado en el capítulo I sobre la dictadura: ‘…una dictadura, cualquiera sea la forma
que ella adopte, es siempre el peor de los males y debe ser combatida por todos los
medios…’ (Vargas Llosa, 1993: 535). Según Vargas Llosa todas las dictaduras son
iguales y tienen que ser abolidas, así que se puede decir que habla tanto de la
dictadura de la República Dominicana como de la de Perú en la novela. En cuanto al
tema del ejército en la novela, Rafael Ocasio ve una comparación entre las
experiencias personales de Vargas Llosa y los hechos de la novela. Tanto en la
realidad como en la novela las fuerzas militares desempeñan un papel importante,
porque cuando la corrupción económica no funcionó, usaron el poder de las fuerzas
armadas. Esta fascinación viene, según Rafael Ocasio, de su pérdida de las
elecciones presidenciales en Perú:
‘his defeat, unexpected by many of his followers, has been attributed to the control of
the military, who feared Vargas Llosa’s damaging information about underground
activities during its dictatorship’ (Ocasio: 116-7).
Una referencia más directa entre la novela y el régimen de Fujimori es analizada por
Helene Weldt-Basson en un artículo en la revista Hispánofila en 2009. En ella
sugiere que el ministro Henry Chirinos en La fiesta del chivo no tiene nada que ver
con la dictadura de Trujillo, sino ‘Chirinos is based on a congressman during the
Fujimori dictatorship in Peru (1990-2000) by the name of Enrique Chirinos Soto’
(Weldt-Basson: 14). Esto es interesante por el hecho de que los otros personajes
están todos referidos a personajes históricos auténticos de la Era de Trujillo, con
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excepción de la protagonista Urania. ‘According to Catherine M. Conaghan, the
Peruvian Chirinos was ‘often lampooned in the press for his weight and his drinking
problem’ (Ibid). Esto aparece en la novela:
- Estás macerado en alcohol, aunque no bebas pareces borracho –
dijo, examinándolo de arriba abajo. [Dice Trujillo a Chirinos].
Tenía piel cenicienta, doble papada, pelos ralos y grasientos y unos
ojillos hundidos detrás de los párpados hinchados (149).
Al lado de esta referencia más directa, el tema principal de la novela también se
puede relacionar con la situación en Perú. Es decir, el fracaso de la transición a la
democracia.
In Vargas Llosa’s mind, when he lost the presidential elections against
Fujimori in the 1990s, Peru lost an opportunity for a transition to a
democratic culture: This is Vargas Llosa’s true political demons as a
former presidential candidate and as author of The Feast of the Goat
(López-Calvo: 54).
En la novela el dictador es asesinado en la mitad de la historia, en vez de al final,
que es más común en el género. Es importante ya que con su muerte a la mitad, la
historia continúa con el intento de sus asesinos por crear una democracia. Sin
embargo, el asesinato no desembocó en una democracia, y por ello fracasó.
También en Perú bajo el poder de Fujimori se produjo una derrota de la democracia,
que provocó mucha irritación en Vargas Llosa. Es decir, Fujimori, después de
épocas de regímenes autoritarios, debería recuperar la democracia, pero después
de dos años acabó con ella mediante un autogolpe. En la novela se escribe también
sobre la ‘difícil salida de la dictadura’ (Williams, 2001: 274). Aquí se pueden sacar
conclusiones de que:
El chivo no debe ser una en la cual Trujillo es una representación
metafórica de Fujimori, es la que reconoce las analogías entre el
fracaso de la transición hacia una cultura democrática en la segunda
parte del chivo y el fracaso de la misma transición en el Perú de los
años noventa. Éste es el verdadero demonio político de Vargas Llosa
como ex candidato presidencial y como autor de el chivo (Ibid).
Si bien se pueden encontrar comparaciones entre ambos regímenes, ahora
volvemos a su comparación con todos los países latinoamericanos, como Vargas
Llosa ha expresado: ‘hablar de la Era de Trujillo es hablar de todas las dictaduras’
(Vargas Llosa, 2000: entrevista). Vargas Llosa es un hombre cosmopolita y
universalista tanto en su vida personal como en su literatura. En cuanto a su vida, el
autor narra en el Discurso del Nobel sus lugares de residencia, que muestran sus
experiencias universales.
Nunca me he sentido un extranjero en Europa, ni, en verdad, en
ninguna parte. En todos los lugares donde he vivido, en París, en
Londres, en Barcelona, en Madrid en Berlín, en Washington, Nueva
York, Brasil o la República Dominicana, me sentí en mi casa (5).
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Y luego: ‘Jamás he sentido la menor incompatibilidad entre ser peruano y tener un
pasaporte español porque siempre he sentido que España y el Perú son el anverso y
el reverso de una misma cosa’. Ha dado las gracias a España, porque allí es un
escritor conocido y le había dado ‘una segunda nacionalidad cuando podía perder la
mía’ (7).
Este discurso se puede relacionar con su idea sobre el nacionalismo, porque como
ya he explicado en este capítulo, para él el nacionalismo es una doctrina que puede
llegar a una intolerancia y discriminación de otras naciones. Su sentido patriótico por
España y Perú no quiere decir que excluya a otros países o culturas, sino está
abierto también a ellos lo que se puede concluir por el hecho de sentirse en casa en
todos los lugares donde residió. No defiende ninguna nación, de modo que no es
nacionalista, algo que el autor detesta y no cabe en su ideología del neoliberalismo.
Por este universalismo, en La fiesta del chivo, no solo trata de la República
Dominicana, sino de todos los dictadores latinoamericanos, incluido Fujimori.
Mr. Vargas Llosa could have plucked this scenario from his personal
recollections of living under dictatorial rule in Peru. But he tells this story
to make a more universal point: Dictatorships poison everything in their
grasp, from political institutions right down to relationships between
fathers and sons (Parker).
Ataca a todas las dictaduras en América Latina que para él tienen todas la misma
importancia. Por medio de criticar al régimen de Trujillo, atacó a todas las dictaduras
ya fueran férreas o dictablandas, como la de Fujimori.
Otro concepto universal en su novela es el feminismo. En la novela Vargas Llosa
denuncia la situación de la mujer que en este caso está representada como un ser
inferior. Especialmente en cuanto al apetito sexual de Trujillo, las mujeres tienen que
aceptarlo y no pueden defenderse ellas mismas ni tampoco por sus maridos.
Además, mediante la voz femenina de la protagonista, descubre una tendencia más
amplia de que ‘The woman is almost always the first victim of a dictatorship’ (Ibid). La
historia de Urania es por ello una voz universal, que podía ocurrir en cualquier parte
del mundo donde hay una dictadura. En resumen, aunque Vargas Llosa lucha
especialmente contra las dictaduras latinoamericanas, y sus novelas están basadas
en la cultura hispanoamericana, se pueden comparar los temas más comunes con
otras dictaduras fuera de América Latina. De hecho, Vargas Llosa también ve una
comparación del régimen de Trujillo y el de Irak: ‘when I heard stories about the sons
of Saddam Hussein, it seemed like I was in the Dominican Republic, hearing stories
about the sons of Trujillo’ (ibid).
Mediante este universalismo, el autor puede llegar a un público más grande, de
modo que su ideología neoliberal, extrema para mucha gente, adopta elementos
universales con los que intenta romper el círculo vicioso de las ideas negativas que
tiene el público de izquierdas sobre la ideología neoliberal.
Una de las más típicas actitudes latinoamericanas, para explicar
nuestros males, ha sido la de atribuirlos a maquinaciones perversas
urdidas desde el extranjero, por los ignominiosos capitalistas de
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costumbre o por los funcionarios del Fondo Monetario o los del Banco
Mundial. Aunque es sobre todo la izquierda la que insiste en promover
esta actitud, lo cierto es que semejante actitud se halla muy
extendida… Si nuestros países no reconocen que la causa principal de
las crisis en que se debaten reside en ellos mismos, en sus gobiernos y
en sus mitos y costumbres, en su cultura económica, y que, por lo
mismo, la solución del problema vendrá primordialmente de nosotros,
de nuestra lucidez y decisión, y no de afuera, el mal no será nunca
conjurado (Vargas Llosa, 2006: 23).
Como escritor con ideas de derechas recibió muchas críticas por su ideología
neoliberal. Por ello es sorprendente que haya ganado un premio Nobel, ya que los
intelectuales en general apoyan a la izquierda y por ello los ganadores casi nunca
han sido conversadores. Sin embargo, se muestra en el capítulo II que Vargas Llosa
estaba en la búsqueda de la renovación y experimentación por medio de sus
novelas. Así que con ello, presenta la literatura como un medio de comunicación
muy importante, que por medio de la política nunca ha podido alcanzar. Con el
premio Nobel ha recibido el reconocimiento merecido, a pesar de que su ideología
dista mucho de ser aceptada por la mayoría de la gente. Quizás con esto pueda
romper ese círculo vicioso y dar a la gente la conciencia de que no se alcanza nada
por medio de quejarse y desempeñar el papel de víctima.
De la izquierda a la derecha
Sin embargo, Vargas Llosa no ha sido siempre un partidario de la derecha. En los
años 50 y 60 el autor fue un comunista activo. ‘En mi juventud, como muchos
escritores de mi generación, fui marxista y creí que el socialismo sería el remedio
contra la explotación y las injusticias sociales que arreciaban en mi país, América
Latina y el resto del Tercer Mundo’ (Vargas Llosa, 2010: 4). En las décadas
posteriores giró a la derecha y se hizo partidario del neoliberalismo. Según el autor,
su punto de ruptura fue especialmente la decepción que supuso para él la revolución
cubana, y esencialmente el descubrimiento de la existencia de campos de
concentración para homosexuales o el proceso contra el escritor Hediberto Padilla
que expresó críticas contra el régimen, al mismo tiempo que se desencantaba por el
giro a la dictadura de Fidel Castro (Delputte, Roldán: 18). Desde su punto de vista el
socialismo ha fracasado en Cuba, pero también en Perú.
A decir de Vargas llosa las revoluciones, como formas de actuación
política práctica, exigen el uso de la violencia que justifica todo, por esa
vía la mayoría de ella terminan haciendo todo lo contrario de lo que se
propusieron, como consecuencia, en cuenta de liberar al hombre lo
esclavizan (Roldan, 12).
Por ello de comunista ha pasado a se anticomunista y en ambos casos
comprometido.
En sus novelas también se ve una separación entre esas décadas de diferencia
política. Es decir, el contenido político de sus obras siempre ha correspondido a sus
ideas de la época en la que vivía (van Delden: 198). The novelist seemed to embody
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the Peruvian saying that ‘when a man is 20, he’s a firestarter; at 40 he’s a fireman’
(Daeschner, 36). Esta frase hecha representa bien el cambio político de Vargas
Llosa. Aunque el autor ha cambiado de posición, su actitud no ha cambiado.
Mientras ahora es un adversario de la izquierda, ha sido un enemigo fuerte de los
conservadores (van Delden: 196). De esto se puede concluir que su poder se
fundamenta de su rebelión en la política y literatura, porque no importaba que
ideología tuviera, siempre atacó a los que pensaban de forma diferente. Ello puede
provocar que la gente no le tome en serio, por su rebelión infinita.
Un suceso marcado es el cambio en la relación entre los dos escritores
latinoamericanos más conocidos, Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa.
Ambos apoyaron a Fidel Castro durante la revolución cubana, y por ello los autores
fueron muy buenos amigos. En un momento dado Vargas Llosa, durante un acto
público en 1976, golpeó a García Márquez. El público todavía no sabe la razón
verdadera, pero se especula sobre un hecho relacionado con sus vidas privadas.
Desde entonces, García Márquez desarrolló una buena amistad con Fidel Castro y
Vargas Llosa tornó a la derecha, se enemistaron y no han hablado desde hace
muchas décadas (Catán). También a muchos otros escritores y lectores les ha
disgustado el cambio de ideología de Vargas Llosa. Sin embargo, el autor disfrutó
por lo menos de la aprobación de otro escritor latinoamericano conocido que
también es de derechas, Octavio Paz de México. Para Paz la caída del muro en
Berlín fue para él la ruina de la ideología izquierdista que relaciona con el concepto
de totalitarismo. Aprovechó este hecho para fortalecer sus opiniones y atacar a los
progresistas de su país (Venmans: 7). En suma, los escritores están divididos en
cuanto a ideas progresistas y conservadoras, de modo que aún los escritores del
Boom no tienen una ideología semejante.
Sin embargo, aunque Vargas Llosa es muy criticado por su cambio al
conservadurismo, sus novelas muestran al mismo tiempo una continuidad temática,
como por ejemplo problemas políticos como la autoridad y la corrupción en los
gobiernos y los gobernantes, pero desde distintas perspectivas. Su fanatismo
probablemente sea lo que provoca irritaciones. En La fiesta del chivo, la rebelión es
en contra del régimen de Trujillo, de modo que al público no le molesta esta rebelión.
Si la novela tratara del comunista Fidel Castro u otro adversario de Vargas Llosa,
como Fujimori, habría tenido mucha oposición por parte de los escritores y lectores
progresistas, pero por el uso del anticomunista Trujillo, como protagonista, el
mensaje central podía ser tomado también en serio por los pensadores de izquierdas
y parece una crítica más objetiva. En la novela está claro que Trujillo ha robado ‘el
libre albedrío’ de la población dominicana. Este robo del libre albedrío de la gente es
afirmado por uno de los asesinos de Trujillo en el libro:
Pero, aquello del libre albedrío lo afectó. Tal vez por eso decidió que
Trujillo debía morir… De niño tal vez lo supe, pero lo había olvidado.
Debía de ser una cosa linda. La taza de café o el trago de ron debían
saber mejor, el humo del tabaco, el baño de mar un día caluroso, la
película de los sábados o el merengue de la radio, debían dejar en el
cuerpo y el espíritu una sensación más grata, cuando se disponía de
eso que Trujillo les arrebató a los dominicanos hacía ya treinta y un
años: el libre albedrío (190-1).
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Los progresistas no son atacados directamente en la novela, uno de los motivos por
los que la novela es un gran éxito. A pesar de ello, este ataque a la falta del libre
albedrío sí se puede ver como un ataque al público. Es decir, el mensaje de que el
dictador es la creación de la masa y son dependientes el uno del otro, como se
puede extraer de un monólogo de la protagonista Urania:
Has llegado a comprender que tantos millones de personas,
machacadas por la propaganda, por la falta de información,
embrutecidas por el adoctrinamiento, el aislamiento, despojadas de
libre albedrío, de voluntad y hasta de curiosidad por el miedo y la
práctica del servilismo y la obsecuencia, llegaran a divinizar a Trujillo.
No solo a temerlo, sino a quererlo, como llegan a querer los hijos a los
padres autoritarios, a convencerse de que azotes y castigos son por su
bien (75).
En el caso de exigir sanciones durante la dictadura de Fujimori, se puede interpretar
como una venganza también contra la población que también había perdido el libre
albedrío según Vargas Llosa. Los pobres piensan ser dependientes del populista
Fujimori en la política, creyendo que defiende sus intereses, pero esto puede
conducir a que confíen a ciegas en un dictador que no mantiene sus promesas, que
es como aparece la situación a ojos de Vargas Llosa, o bien como se conoce a ‘la
teoría de la dependencia’ (Roldán: 13). Por ello, el autor defiende al individuo y
promete una sociedad sin dependencia en la que todo el mundo pueda ser libre para
criticar con el fin de que desaparezca esta manipulación de las masas.
Además este tema vuelve en La fiesta del chivo, como en el caso de Urania. La
protagonista critica esta confianza ciega en Trujillo mediante la crítica a su familia,
que aquí representa la masa dependiente. Vargas Llosa también lo expresa por
medio de la reflexión de los asesinos, que tenían que ir en contra de la esperanza de
las gentes. Los héroes en la novela son los individuos que van en contra de esta
dependencia y manipulación del dictador. Aunque Trujillo fuera comunista, para
Vargas Llosa los dictadores son todos iguales y según él la sociedad también es
responsable por la creación de la dictadura. La dependencia que sufre la sociedad
forma parte de las teorias progresistas para Vargas Llosa, así que el neoliberalismo
también es la solución de regímenes que luchan en contra de los comunistas. En
una conversación pública Vargas Llosa ha preguntado retóricamente: ‘Are peoples
responsable for the dictatorships they suffer?’ (López-Calvo: 68). Si se analizan sus
ideas y obras literarias se puede contestar esta pregunta desde la perspectiva del
autor. En suma, al lado del rencor político de Vargas Llosa, el rencor hacia la
población latinoamericana también aparece de vez en cuando.
Rebelión actual
La amargura del autor está todavía presente hoy en día y además también vuelve en
la ideología de Álvaro Vargas Llosa, el hijo de Mario Vargas Llosa, que también es
una persona rebelde. Junto con otros tres escritores, Álvaro Vargas Llosa ha escrito
el Manual del perfecto idiota latinoamericano. Álvaro defiende el neoliberalismo, aún
más fervientemente que su padre, y ataca directamente a la población
latinoamericana. Según Rafael Romero el libro ‘expone que el latinoamericano
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(argentino, boliviano, brasilero, colombiano, chileno, mexicano, nicaragüense,
peruano, etc.) ha sido un idiota, es un idiota y seguirá siendo un idiota’ (Romero: 19).
Sin embargo, aunque sea la línea principal del libro, Mario Vargas Llosa ofrece un
resumen más profundo del contenido:
El libro, que golpeaba sin misericordia, pero con sólidos argumentos y
pruebas al canto, la incapacidad casi genética de la derecha cerril y la
izquierda boba para aceptar una evidencia histórica – que el verdadero
progreso es inseparable de una alianza irrompible de dos libertades, la
política y la económica, en otras palabras, de democracia y mercado-,
tuvo un éxito inesperado. Además del llegar a un vasto público,
provocó saludables polémicas y las inevitables diatribas en un
continente ‘idiotizado’ por la prédica ideológica tercermundista, en
todas sus aberrantes variaciones, desde el nacionalismo, el estatismo
y el populismo hasta, cómo no, el odio a Estados Unidos y al
neoliberalismo (Vargas Llosa, 2007).
Sin embargo, los críticos, como Rafael Romero lo ven sólo como una acción de
venganza a personas específicas:
El estilo de MVLl y AVLl 7 es el mismo, utilizan el escándalo candoroso,
dan cierta ingenuidad a sus expresiones, sus declaraciones de prensa,
sus conferencias, guardan los ataques más duros contra los que no
piensan como ellos: Gabriel García Márquez, Alan García, Alberto
Fujimori, y la lista puede continuar (Romero: 263).
En suma, según él los Vargas Llosas se comportan de forma infantil e irritante contra
los que defienden otras ideas, de modo que ellos en sí mismos son pocos tolerantes
con sus adversarios. Además opina que no está mal que los peruanos emigren al
extranjero, pero ‘lo que sí está mal es salir de su patria, triunfar en el extranjero, y
renegar de donde uno procede, criticar su historia y atacar a su gobierno, a su
Estado, sin mayor fundamento que el rencor y el resentimiento acomplejado’ (66).
Con ello se refiere a Mario Vargas Llosa que tuvo éxito como escritor en España.
Aún recientemente, el autor de La fiesta del chivo, sigue criticando la política
peruana y especialmente las elecciones presidenciales actuales. Según el periódico
peruano El Comercio, ha dicho en una entrevista en la televisión en 2011 que “sería
una gran desgracia para el Perú” que se vayan a destruir los 10 años de “muy buena
racha (de éxito)” en el país, en los comicios generales del próximo 10 de abril. “El
Perú ha optado por una modernidad, una democracia, una apertura al mundo, un
aliento a la inversión y todo eso nos está trayendo muy buenos resultados’ (EFE,
31/03/2011). En la misma entrevista se reafirmó en sus opiniones de 2009, en las
que elegir entre los candidatos Humala y Fujimori 8, es como elegir entre el cáncer
terminal y el sida. ‘Rechazó abiertamente la candidatura de Keiko Fujimori, a la que
llamó ‘hija de un dictador, criminal y ladrón’’ (Ibid). Por el hecho de que Vargas Llosa
no forma parte de la vida política, parece más como una guerra sucia, por parte del
escritor. Mientras se prepresenta como víctima de la guerra sucia de las elecciones
en 1990 en Perú, ahora es obvio que el propio autor utiliza los medios de
7
8
MVLl y AVLl: abreviación de Mario Vargas Llosa y Álvaro Vargas Llosa
Keiko Fujimori, hija de Alberto Fujimori.
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comunicación, como la prensa, para menospreciar a los candidatos presidenciales.
En el caso de Keiko Fujimori, aún la critica más aún por el hecho que es la hija de su
adversario más odiado, Alberto Fujimori. Por su fuerte rebelión y crítica se puede
reflexionar acerca de la pregunta si Vargas Llosa hubiera sido mejor como
presidente que los que ha criticado de modo tan penetrante. Sin embargo, al lado de
sus fuertes ataques a sus enemigos, su rebeldía como progresista y luego como
neoliberal, además de su lucha política y literaria, que fuera o no por rencor, lo que sí
es cierto es que el autor siempre ha luchado contra la dictadura y ha idealizado la
libertad de la política, es decir la democracia. Por ello la voz de Mario Vargas Llosa,
política o literaria, es una voz imprescindible en la vida contemporánea de Perú y
también en toda América Latina, lo que ha provocado mucha irritación, pero también
ha favorecido un diálogo político más abierto.
Conclusión
Este estudio sobre la novela La fiesta del chivo ha confirmado la hipótesis propuesta
en la introducción. El problema fue el tema inesperado de Vargas Llosa, es decir, su
elección de reflejar el régimen y carácter de Trujillo, en vez de la representación
directa del presidente de Perú, Fujimori, que hubiera sido más lógica por la
participación política del autor en su propio país. En suma ¿por qué no escribe una
historia sobre la perversidad del presidente Alberto Fujimori de su país de origen,
Perú, en vez de un antiguo dictador, Rafael Leónidas Trujillo Molina?
Un argumento es que Vargas Llosa opinó que el mal es mucho más fértil como
incitación literaria que escribir acerca del bien, de modo que su narración sobre
Trujillo tiene el objetivo literario, añadido al político, para crear una novela más fértil.
Además la dictadura de Trujillo es vista como mucho más diabólica por la ideología
utilizada y por su carácter. Es decir había muchos más asesinatos y desapariciones
durante de la dictadura de Trujillo que en la de Fujimori. La gente estaba más
manipulada y adoctrinada en la Era de Trujillo y el dictador tenía tanto poder y era
tan admirado como un dios, que el poder de Fujimori parece poco en comparación.
Además el carácter de Trujillo y especialmente sus manías son más fascinantes que
el compartimiento poco particular del presidente peruano. La caricatura de Trujillo es
perfecta para la ficción del escritor, es decir, la representación de la realidad de una
dictadura horrorosa, descrita por hechos, de modo que parece una descripción
inverosímil. Esto lo hizo profundizando en el alma del dictador, así que provoca una
confusión para el lector entre la realidad y la ficción, mediante la imaginación de lo
que hubiera podido ocurrir.
Esta inverosimilitud del mal real de la dictadura es exactamente lo que quiere criticar
Vargas Llosa. No está criticando la dictadura dominicana en particular, pero como el
autor afirma con ello da una crítica a todas las dictaduras. Por ello se distingue de
los autores contemporáneos, como García Márquez en la novela El otoño del
patriarca, que representan al dictador como un mito, así que esta novela va en
contra de esta representación mítica.
Al final, la participación política y la rebelión de Vargas Llosa también explican la
elección del tema de La fiesta del chivo. Su ideología ha causado mucha discusión
en América Latina, porque ha girado de progresismo a conservadurismo y está
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actualmente a favor del neoliberalismo. En la política estas ideas habían sido una
desventaja para él y en sus memorias El pez en el agua se describe a sí mismo
como víctima de la guerra sucia de la política peruana. Después de perder ante
Fujimori en las elecciones presidenciales Vargas Llosa se queda con un rencor hacia
la política, los peruanos y sobre todo hacia Fujimori, lo que se puede concluir de sus
entrevistas y artículos escritos después de la derrota electoral. Este rencor y la
decepción política aclaran la lucha literal de Vargas Llosa. Su rebelión contra el
régimen tiene más vigor por medio de la literatura por el hecho de que el autor es
conocido como un escritor famoso y de categoría. Su ideología fue para él más
importante que el poder político de modo que su crítica se vuelve recurente cada vez
más en la literatura. En La fiesta del chivo aparecen temas relacionados con su
ideología por la que había luchado en Perú y sobre los que aún hay una conexión
directa, es decir el personaje de Chirinos que había sido un político peruano durante
el régimen de Fujimori.
En suma, aunque casi no hay referencias directas entre la novela y el régimen de
Fujimori, podemos concluir que La fiesta del chivo sí es una crítica a la política
contemporánea del Perú. Sin embargo, esto sólo es una parte de la crítica, porque
Vargas Llosa va en contra de la política general de toda América Latina, así que la
novela trata de Perú y otros países y con ello es un tema universal y más objetivo,
pues por el rencor obvio del escritor, una novela acerca de Fujimori se hubiera visto
como infantil. En suma, Trujillo es una representación del dictador latinoamericano,
de modo que por medio de una novela sobre Trujillo, la idea política neoliberal de
Vargas Llosa sobre la política peruana y latinoamericana en general tiene más vigor.
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