24 DE JULIO DE 1969: MUERE CARLOS HUWILER, HOMBRE DE

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24 DE JULIO DE 1969: MUERE CARLOS HUWILER, HOMBRE DE LA
RESISTENCIA PERONISTA DE LA PLATA.
Carlos Guillermo Huwiler fue uno de los fundadores del peronismo en La Plata. Como
tantos otros, procedía del nacionalismo, pero no del ultramontano.
El compañero Carlos fue secretario de la Cámara de Diputados de la provincia de
Buenos Aires hasta el derrocamiento del presidente constitucional Perón por la
revolución “fusiladora”.
Fue el coordinador secretario de la organización pro repatriación de los restos del
brigadier general Juan Manuel de Rosas, siendo el presidente de dicha entidad el
historiador José María Rosa, e integrándola John William Cooke y otro historiador,
Ernesto Palacio, fueron abriendo sedes en todo el país, con charlas, conferencias,
publicaciones y mesas de trabajo donde se juntaban millares de firmas.
Huwiler escribió en diarios de la época sobre historia y política argentina, como por
ejemplo el diario Democracia.
Fue el encargado de llevar a buen puerto la campaña electoral de 1951 en la ciudad
de La Plata, que buscaba la reelección de Juan Domingo Perón a la primera
magistratura.
Fue su esposa e incansable compañera militante, Elsa Celia Cremaschi de Huwiler,
que en 1955 militaba en varias Unidades Básicas, pero también acompañaba a su
esposo en la coordinación de la campaña electoral que se efectuaría ese año, con
vistas a los comicios provinciales y legislativos de 1956. Cuando la autodenominada
revolución libertadora produce el infausto golpe de Estado, no sólo sufre
persecuciones, sino allanamientos y es salvado de ser secuestrado gracias a la acción
de su esposa Elsa. A partir de allí, Elsa ayuda a los compañeros, lleva a la cárcel
alimentos a los presos políticos.
Parte de la Resistencia peronista de la ciudad capital de la provincia de Buenos Aires,
tuvo amplia participación en la organización del acto de Plaza Once dándole la
bienvenida al general De Gaulle.
Mientras el matrimonio peronista Huwiler actuaba como correo entre los resistentes de
La Plata, Berisso y Ensenada. Así es como participan de los ya indicados actos
emblemáticos de la Resistencia: Plaza Once y la llegada del presidente francés De
Gaulle; también habían ayudado a los protagonistas del Movimiento de Recuperación
Nacional del 9 de junio de 1956.
Carlos fue convocado a la comisión que tenía por objetivo traer a Perón nuevamente a
la Patria en 1964, y que lamentablemente se frustró, en parte por la acción del
gobierno semi legal de Illia y del asesino de su canciller Zavala Ortiz, y también por la
fuerte interna que había planteado el burócrata Vandor que deseaba “un peronismo sin
Perón”. La lealtad de Huwiler, en 1965, lo hace renunciar a cualquier otro intento,
debido a que advirtió la traición vandorista en el seno del movimiento justicialista.
Carlos Huwiler murió el 24 de julio de 1969, a los 52 años, con la esperanza del
retorno del general que él no llegaría a ver, pero dejó en su compañera Elsa y en sus
hijas, Cristina y Elsita, el legado histórico de la causa nacional y popular que abrazó
desde joven.
Desde entonces, su compañera Elsa se unió al peronismo revolucionario. Junto a la
Juventud Peronista y sus hijas, Cristina y Elsa, caminó los kilómetros que la separaban
de Ezeiza, el 17 de noviembre de 1972 ante el retorno de Perón. Los reprimieron, no
llegaron nunca.
En 2010 Carlos Huwiler ha sido incorporado a la galería de héroes y mártires de la
Mesa de los Sueños de los Compañeros de Utopías de la Agrupación Oesterheld.
24 DE JULIO DE 1958: EL PRESIDENTE “DESARROLLISTA” ARTURO FRONDIZI
ANUNCIA EL LANZAMIENTO DE SU POLÍTICA PETROLERA.
A mediados de junio, avanza la política privatizadora del presidente Frondizi al
procederse al remate y devolución del complejo industrial DINIE (Dirección Nacional
de Industrias del Estado), que constaba de 58 fábricas y se había formado con las
empresas de “la propiedad enemiga” después de la guerra mundial. En julio, ya se ha
cerrado trato con empresas extranjeras para la expropiación petrolera. Moisés
Konstantinovsky (Emilio Perina) cuenta que regresó entusiasmado de Estados Unidos,
después de haber logrado muy buenos contratos con empresas estadounidenses y
que se encontró, en Buenos Aires, con que el grupo de Frigerio había afirmado otros
contratos con la Banca Loeb y Pan American en los cuales “cada pozo nos costaría,
en dólares, tres o cuatro veces más que por el sistema de locación de obras” (Perina).
El Presidente de la Nación anuncia –el 24 de julio- La batalla del petróleo, que a través
de las distintas contrataciones permitiría, en breve plazo, el autoabastecimiento.
Diversas voces antiimperialistas impugnan las negociaciones argumentando que el
petróleo extraído en esas condiciones va a resultar más caro que el importado.
Aquel día del anunció de la “nueva” política petrolera de Frondizi se escuchó el
mensaje por radio y televisión. El gobierno nacional da cuenta de que se han firmado
convenios con varias compañías extranjeras: Panamerican Internacional Oil Co., el
Banco Carl Loeb Rhoades y Cía., la Sea Drilling Corporation y un grupo
estadounidense integrado por varias firmas de ese origen. “Está en juego el destino
del país y cualquiera sea el terreno en que se libren sus batallas, esta lucha tiene un
solo objetivo: lograr que la Argentina rompa las ataduras que traban su desarrollo y
permitir que se lance hacia su total realización nacional”, afirma Frondizi.
Esos conceptos suenan seductores y el gobierno asevera que los contratos no
importan concesiones, sino locaciones de servicios que suplen las falencias del país
en la materia. Sin embargo, a poco que se van conociendo detalles de las
negociaciones, se advierten cláusulas que admiten serios reparos. En especial, en el
acuerdo con la Banca Loeb, no hay una clara estipulación de las obligaciones que
asume el consorcio extranjero.
No tardan en dejarse oír las críticas opositoras: se denuncia que el precio que deberá
pagar el país por el petróleo extraído supera el nivel internacional. Por lo demás, la
política petrolera que inicia Frondizi se compadece poco con sus propias posiciones
frente a la negociación que –años atrás- trataba de empezar el gobierno de Perón con
la California. Sugestivamente, en cambio, el liberalismo en la voz de Cueto Rúa:
Frondizi reitera aquí lo ya dicho por el doctor Yadarola, el ingeniero Alsogaray y el que
hablaL Para lograr el desarrollo acude a la colaboración del capital privado. Es
exactamente lo que propiciábamos nosotros tres”.
Aparte del debate ideológico acerca de la política petrolera, existieron duras críticas
contra la metodología empleada para los contratos.
Frondizi se reservó la conducción de YPF y con ello la dirección exclusiva de la política
de hidrocarburos, nombrando un delegado personal, Arturo Sábato, y así como
anunció espectacularmente el lanzamiento de una política opuesta a sus ideas de toda
la vida, se manejó con una informalidad que puso en duda la legalidad de los contratos
e hizo suponer –con fundamentos- que tuvo que haber intermediarios que se quedaran
con suculentos vueltos.
Muchos de los contratos se firmaron sin licitación pública alguna.
Es cierto que se alcanzó el autoabastecimientos y que la región patagónica se vio
favorecida por mejores oportunidades de trabajo, que ayudaron a una relativa
expansión demográfica. Pero también es verdad que hubo explotación irracional de
yacimientos, en los que no se pudo efectuar recuperación secundaria.
La política petrolera de Frondizi fue, además, el punto de partida de un desmesurado
crecimiento de algunos holdings locales como Astra, Bridas y Pérez Companc.
24 DE JULIO DE 1918: REBELIÓN ESTUDIANTIL EN CÓRDOBA.
Aunque se había anticipado hacía un mes, el conflicto estudiantil surge con toda
virulencia en Córdoba el 24 de julio de 1918. El mismo no sólo alcanzará gran
repercusión sino que prontamente se verá plasmado como la reforma o revolución
universitaria de 1918, saliéndose del marco geográfico nacional y traspasando las
fronteras latinoamericanas por sobre todas las cosas.
El movimiento empezó con loables propósitos que consistían en:
a) la solidaridad universitaria de "todo América" (entendiendo por tal a América Latina).
b) llevar la cultura al pueblo (esto se entiende mediante el concepto de "extensión
universitaria") [antes confundían mucho el concepto antropológico de cultura con el
concepto de erudición o enciclopedismo].
c) permitir los estudios universitarios a las clases populares, quebrando el privilegio
que hasta entonces tenían las clases dominantes.
d) facilitar la pluralidad y la coexistencia de "todas las ideas".
Pero, para cumplir ese programa los estudiantes debían tomar la dirección del
movimiento. De allí que fue totalmente insoslayable e inclaudicable "la injerencia
estudiantil" en el manejo del movimiento.
Triunfante el reformismo en Córdoba, se extendió a La Plata (capital de la provincia de
Buenos Aires) y -con más prudencia- a Buenos Aires, donde aún -y por mucho tiempohegemonizaba la burguesía comercial portuaria y financiera. Como consecuencia de
ello se creó una nueva universidad: la del Litoral con sus respectivas casas de estudio
o sedes en Santa Fe, Rosario, Paraná y Corrientes.
La Reforma llevaba consigo una gran esperanza, pero a la luz de la perspectiva que
nos da el tiempo histórico, podemos afirmar que fracasó en sus esenciales propósitos
americanistas y sociales. A la enseñanza liberal positivista le sucedió una burocracia
que no tuvo, por lo menos, la jerarquía intelectual de aquélla, ni le importó otra cosa
que halagar a los nuevos estudiantes que se iban incorporando de sectores medios e
inmigratorios, que luego pasaría a ser el clientelismo del radicalismo.
La libertad de cátedra fue una utopía, jamás existió: a la tiranía conservadora le
sucedió una tiranía liberal "mediocre" que gustaba y se regodeaba cuando la llamaban
"progresista"; extensión universitaria no hubo; la "injerencia estudiantil" sólo se
preocupó por conseguir exámenes fáciles más que ser consecuente con los principios
reformistas. El "americanismo" que pareció iniciarse con las primeras declaraciones,
quedaría encarpetado al poco tiempo, tal es así que le harían firmar al presidente
Yrigoyen un decreto declarando al 12 de Octubre "Día de la Raza" (¡Qué matete
ideológico!!!). Lo peor es que la gran mayoría de los radicales no lo supieron superar
jamás.
24 DE JULIO DE 1783: NACIMIENTO DE SIMÓN BOLÍVAR.
OTRA VEZ RECURRIMOS AL PUNTO MÁS ALTO DE LAS LETRAS
LATINOAMERICANAS, EDUARDO GALEANO, EN SU YA INMORTALIZADA
OBRA "MEMORIA DEL FUEGO". LAS CARAS Y LAS MÁSCARAS. Buenos
Aires, Editorial Siglo XXI, 1988.
“1796 - San Mateo.
Simón Rodríguez.
Orejas de ratón, nariz de borbón, boca de buzón. Una borla roja cuelga, en hilachas,
del gorro que tapa la temprana calva. Los anteojos, calzados por encima de las cejas,
rara vez ayudan a los ojos azules, ávidos y voladores. Simón Carreño, Rodríguez por
nombre elegido, deambula predicando rarezas.
Sostiene este lector de Rousseau que las escuelas deberían abrirse al pueblo, a las
gentes de sangre mezclada; que niñas y niños tendrían que compartir las aulas y que
más útil al país sería crear albañiles, herreros y carpinteros que caballeros y frailes.
Simón el maestro y Simón el alumno. Veinticinco años tiene Simón Rodríguez y trece
Simón Bolívar, el huérfano más rico de Venezuela, heredero de mansiones y
plantaciones, dueño de mil esclavos negros.
Lejos de Caracas, el preceptor inicia al muchacho en los secretos del universo y le
habla de libertad, igualdad y fraternidad; le descubre la dura vida de los esclavos que
trabajan para él y le cuenta que la nomeolvides también se llama myosotis palustris.
Le muestra cómo nace el potrillo del vientre de la yegua y cómo cumplen sus ciclos el
cacao y el café. Bolívar se hace nadador, caminador y jinete; aprende a sembrar a
construir una silla y a nombrar las estrellas del cielo de Aragua. Maestro y alumno
atraviesan Venezuela, acampando donde sea, y conocen juntos la tierra que los hizo.
A la luz de un farol, leen y discuten Robinson Crusoe y las Vidas de Plutarco”.
De VITALE, LUIS: DE BOLÍVAR AL CHE. La Larga Marcha por la Unidad y la
Identidad Latinoamericana.
“Para destacar el papel relevante cumplido por Bolívar, no es necesario convertirlo en
héroe más allá del bien y del mal ni endiosarlo o petrificarlo en estatua, colocándolo
por encima de su tiempo y de su clase, como ha hecho la mayoría de los escritores.
Nacido el 24 de julio de 1783 en el seno de una familia esclavócrata terrateniente,
cuya cabeza era Juan Vicente Bolívar y Ponte, casado con la mantuana María
Palacios y Blanco, las haciendas de los Bolívar fueron uno de los soportes de la
cacaocracia caraqueña.
El mérito de Bolívar fue haberse elevado por encima del estrecho círculo clasista
provinciano hasta convertirse en el demoburgués liberal más progresista de la fase
independentista, en el más lúcido representante de los intereses históricos de la
burguesía criolla, adoptando medidas que se adelantaron a su época, como la
abolición de la esclavitud negra y la supresión de la servidumbre indígena.
Bolívar no pudo ir más allá -hacia la revolución democrático-burguesa, porque la clase
que representaba no fue capaz de plantearse cambios profundos de estructura. No
obstante, dentro de los estrechos límites configurados por su clase, Bolívar sin romper
con su medio los desbordó al combatir de manera consecuente por la unidad
latinoamericana, que constituye sin duda el proyecto más audaz del pensamiento
político del siglo XIX [y agrego yo, XX y XXI].
La genialidad de Bolívar fue haber llevado a la práctica con tenacidad y consecuencia
la idea de la unidad latinoamericana. Otros habían originalmente planteado el proyecto
continental, pero no pudieron articular los primeros pasos. Bolívar logró realizarlo en
parte, a través de la Gran Colombia, que alcanzó a abrazar cinco países liberados.
Llegó a proponer una fórmula concreta para lograr la factibilidad del proyecto unitario:
una Confederación de Estados del continente, proposición sin precedentes en la
historia universal, ya que los anteriores intentos de unificar naciones fueron sobre la
base de la conquista y el sometimiento, como los imperios egipcio, asirio, persa,
griego, romano, carolingio, musulmán, otomano, español, inglés, francés, holandés u
otras variantes de imperios en África y Asia. Tampoco en Europa hubo un intento de
unidad; el de Napoleón estuvo basado, como los anteriores, en la expansión,
conquista y dominación de pueblos.
En contraste con esas experiencias, Bolívar proyectó confederar naciones de pueblos
del mismo origen, lengua, costumbre y tradición histórica comunes, sobre la base de
acuerdos voluntarios y autónomos y sin que desaparecieran los Estados Nacionales.
Mistifican aquellos, como Jorge Abelardo Ramos [¡ojo!, lo dice Luis Vitale], que
presentan un Simón Bolívar partidario de la eliminación de los Estados existentes en el
momento de la independencia y su reemplazo por un solo Estado-Nación
latinoamericano. Eso, además de ser un mito fabricado para reforzar una "ideología",
significa un menosprecio al realismo político de Bolívar, respetuoso de la especificidad
de cada región del continente y del derecho de autodeterminación de las
nacionalidades”.
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