La sensación de Roma

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Las bailarinas
de Cádiz
La sensación de
Roma
Viviendo en un mundo de tópicos, muchos lectores reconocerán que
Andalucía es uno de los referentes de España en el extranjero. Algunos
foráneos, de hecho, hasta creen que en este país todo el mundo acude a
los espectáculos taurinos y bailaflamenco.Para los que viven aquí esto
es, claro, una deformación de la realidad. Lo más irónico de todo es que
el origen de muchos de estos elementos no solo no es siempre español
sino que procede de otras regiones y pueblos. No obstante, las tierras
de la antigua Iberia sí dieron unas excelentes y afamadas bailarinas,
aunque también con una génesis extranjera: las puellae gaditanae.
Q
uizá no sean muy conocidas por el gran público,
pero las puellae gaditanae
o "muchachas de Gades"
despertaron el interés por
los romanos, que las llegaron a demandar para actuar en la misma Ciudad de
las Siete Colinas. Y es que la "Tacita de
Plata" esconde más secretos que los que
la Arqueología ha desvelado hasta ahora.
Aparte de los Balbo y de Columela algunas de sus mujeres llegaron a causar sensación en el mundo romano.
puerta que unía Occidente con Oriente. A
Gades llegaban productos del otro extremo del Mediterráneo y con ellos nuevos
valores y costumbres que no habían sido conocidos hasta entonces. Probablemente uno de esos elementos fuera el
de la mal llamada "prostitución sagrada"
o sacerdocios femeninos y masculinos
tan vinculados con la sexualidad que en
nuestra mentalidad resulta sorprendente.
El sexo como metáfora de la fertilidad o
el llamado hieros gamos, una especie de
"unión sagrada" o contacto carnal con
la
divinidad, que tantas veces se han reA pesar de que todavía no se sabe
flejado
en los mitos, llegaron a ser concuándo y dónde se fundó exactamente
fundidos
por los helenos y romanos con
la primitiva Gades, lo que sí tenemos por
formas
de
prostitución. Heródoto (I, 199)
seguro es que fue una iniciativa de los
aseguraba
que en la gran Babilonia las
antiguos fenicios, esos comerciantes inmujeres
que
deseaban casarse debían
cansables que aparecen en casi todos los
acudir
al
templo
de Isthar y sentarse en
libros de texto de Historia. Movidos en
sus
escaleras,
esperando
que un homgran medida por la presión de los asirios,
bre
la
seleccionara
y
depositara
dinero
fundaron colonias por diferentes puntos
en
su
regazo.
De
esta
manera
el
hombre
del Mediterráneo entre los que destacó
el pequeño archipiélago que era la zona y la mujer podían mantener relaciones
de la actual Cádiz. Allí prosperaron y sin sexuales y después ella tenía el derecho
duda fue uno de los enclaves más desa- a casarse, ofreciendo el dinero al templo.
rrollados de toda la Península, siendo una Estrabón (Geografía XVI, 1, 20) recogía
la existencia de algo parecido todavía en
el siglo I a. C Semejantes menciones,
quizá sacadas de contexto y que podrían
explicarse como una costumbre donde el
novio, de forma acordada, depositaba el
dinero, despertó la imaginación de los helenos. Algunos veían en esto otra muestra de la degradación moral de los orientales, coronados con toda clase de vicios.
Hoy en día este tipo de sexualidad tiende
a entenderse de una forma más amplia
y variada, donde también tendría cabida
la prostitución por deudas o como pago
a una infracción, amén de otros significados religiosos y culturales. Así se entiende la referencia de Luciano de Samosata
que en su De Dea Syria (6) nos comenta
que las mujeres de Biblos eran obligadas
a prestar estos servicios si no se rapaban
la cabeza en las fiestas de Adonis.
Sin embargo, a pesar de la diferencia
cultural que los helenos pregonaban entre su mundo y el oriental, estas prácticas
parece que también les alcanzaron, con
cultos a Afrodita Urania en Citera y Acrocorinto que podrían sugerir interesantes
paralelos según Pausanias. Estrabón nos
HISTORIA ANTIGUA. LAS BAILARINAS DE CÁDIZ
1 . Conjunto arqueológico de Baelo Claudia. Tarifa, Cádiz, acoge estas ruinas romanas, de cuya conservación se ocupa la Junta de Andalucía. 2 . Estatua en Cádiz. Gades, Cádiz para los romanos, aparece
simbolizada como una joven que otea el horizonte en este monumento en el paseo de Pery Junquera.
3. Heródoto. Historiador griego considerado el padre de la historiografía. 4 . Príapo. Dios itifálico.
Los cultos a la fecundidad perseguían la continuación
del ciclo agrícola y animal de nacimiento, muerte y
resurrección a través de la descendencia
asegura que en la rica ciudad de Corinto existía un templo consagrado
a la diosa cíprica con más de
cien sacerdotes de ambos
sexos que prestaban sus
"servicios" carnales a
los marinos {Geografía VIII, 6, 21 y XII, 3,
35-36). Según Ricardo
Olmos, en una ciudad
portuaria como Corinto, de
tanta importancia económica,
sería normal tener este tipo
de "personal" y que además estuviera dedicado
al sexo, pues evidentemente la prestación
no era gratuita, teniendo el interesado
que ofrendar o pagar
al templo. Esta diosa,
además, poseía un
carácter marino, habiendo nacido de las
aguas fecundadas por
el esperma de Urano. En
Roma está documentado
un recinto sagrado dedicado a la Venus Ericina en la
3 4 HISTORIA DE IBERIA VIEJA
Puerta Collina que pudo albergar prácticas similares. De hecho como diosa del amor físico era
a patrona de las prostitutas.
Incluso existen alusiones,
aunque nada claras, hacia una
serie de rituales conocidos
como "primer desvirgamiento", que en el ámbito semita pasaban por una iniciación
sexual de las mujeres de la
casa por parte de extraños.
Pero lo que los textos latinos nos cuentan poco tiene de
religioso y más bien se centra en
estas muchachas y sus artes en la
danza y la música. Eso sí, con
un carácter de lo más sensual y erótico.
BAILE Y MÚSICA
Unir la sacralidad y
solemnidad del sacerdocio con la sexualidad se examina a día
de hoy como algo histórica y antropológicamente lógico. La unión carnal humana traía hijos,
que significaban la continuación de una
familia, dinastía o grupo. También representaban una fuerza de trabajo adicional
que proporcionaba solaz a los miembros
más ancianos, por lo que llegaba a ser
fundamental. Sin sexo no había futuro y
la misma fertilidad de hombres y mujeres
necesitaba de un respaldo animal y vegetal, de donde se sacaba el sustento. Por
ello muy pronto las sociedades humanas
tuvieron que empezar a vincular su propia
carnalidad con la bonanza de la tierra y
sus moradores. Los cultos a la fecundidad perseguían la continuación del ciclo
agrícola y animal de nacimiento, muerte y
resurrección a través de la descendencia.
El sexo era vida y por tanto algo muy serio, pero tampoco podemos llamarnos a
engaño. Su faceta placentera y lúdica ya
se dejó sentir en los primeros días de la
Humanidad y por ello liturgias tan serias
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5.
Moneda
romana.
El anverso presenta la
figura de la poderosa
Julia Maesa y en el reverso vemos el carro
de Astarté. 6 . Crótalos.
7 . Crusmatae. El instrumento consistía en
un par de planchas que
entrechocaban.
Su labor era la de amenizar los banquetes, pero
con unas artes tan sensuales que los textos latinos las
encumbraron como el epítome de las artes de Eros
haber sido las puellae gaditanae de las
que se nos habla siglos más tarde o un
precedente de las mismas. En cualquier
caso las fuentes latinas del principio del
Imperio nos cuentan de la existencia de
estas mujeres, muy jóvenes -puellae o
"jovencitas"- y de condición no
clara, ya que no siempre figuran como esclavas. También se piensa que algunas
pudieron tener una condición jurídica propia: kátochoi
o propiedad de la diosa del
mismo modo que existía
el concepto de hieródulo
o "esclavo del templo".
a dioses y diosas de la fertilidad pudieron
empezar a transformarse en celebraciones mucho más mundanas.
En el caso que nos ocupa es muy posible que prácticas a la diosa fenicia Astarté acabaran derivando en una cultura
donde el sexo tenía un espacio mucho
más amplio en la vida de los gaditanos
que en la de otros pueblos. De hecho
en la isla denominada como Erytheia se
han hallado indicios de un lugar de culto
a la Afrodita Marina o Astarté que habría
patrocinado estas prácticas. Estrabón (II,
3, 4), siguiendo a Posidonio, nos relata
cómo un marino griego llamado Eudoxo
de Cicicos, en la segunda mitad del siglo
II a. C, intentó circunnavegar África. Recalando en Gadir, embarcó una cantidad
de jovencitas músicas que bien podrían
En principio su labor era
la de amenizar los banquetes, pero con unas artes
tan sensuales que los textos
latinos las encumbraron como
el epítome de las artes de
Eros. Una de las armas
principales de estas damas eran sus danzas
y sus canciones de
profundas
cargas
eróticas. Vestidas
con escasa ropa,
el contoneo de
sus caderas era
tan
descaradamente voluptuoso
que causaba una suerte de hipnosis en los
espectadores. Hay quien, de hecho, hace
paralelo este estilo de danza con el de la
danza del vientre, que siempre ha tenido
un cierto atractivo sexual para muchas
personas. De esta manera nos lo relata
Marcial, que nos afirma que:
Joven Gaditana
Se contonea tan
lúbricamente, se excita
tan provocadoramente
que habría hecho
masturbarse al propio
Hipólito. (Epigramas
XIV, 203)
La referencia de Hipólito
hace alusión a un personaje
de la mitología griega, hijo de
L
Teseo de Atenas y de la
amazona Hipólita, que
se consagró a Artemisa y por tanto a una virginidad perpetua
que le causó
la muerte, tal y
como se narra
en el Hipólito
de Eurípides.
Pero las bailarinas de la antigua Cádiz también empleaban
su destreza para
8 . Ruinas de Baelo Claudia. 9 . Venus de la manzana. La diosa romana del
amor solía asociarse con la
griega Afrodita. 1 0 . Teatro
romano de Cádiz.
Marcial, Juvenal y Estado nos cuentan que las
danzarinas empleaban címbalos y un instrumento
muy curioso: las "castañuelas béticas"
un acompañamiento musical que no se
limitaba a los instrumentos. Para reforzar
el efecto que causaban las que ejercían la
danza, algunas de sus compañeras cantaban melodías con letras que llegaban al
terreno de lo obsceno, si hacemos caso
de Juvenal:
Quizás esperes un coro que se
ponga a cantar las lascivas canciones
gaditanas, y que las mozas, animadas
por los aplausos, se tiendan en el suelo
meneando el trasero.
{Sátiras X\, 162-164)
Y más adelante asegura:
Que escuche el repique de las
castañuelas y las palabras que se niega
a oír incluso la prostituta que se exhibe
desnuda en un burdel bochornoso...
(XI, 172-173)
Pero, como ha señalado Ana María
Jiménez Flores, en la "prostitución sagrada" también se cantaba y bailaba en
honor de la divinidad y para provocar la
excitación, por lo que estas puellae bien
podrían haber surgido de un culto serio,
alejado de la frivolidad que desprenden
los textos. Marcial, Juvenal y Estacio nos
cuentan que las danzarinas empleaban
címbalos y un instrumento muy curioso
que llevaban en cada mano y que se suele traducir por "castañuelas béticas": las
crusmatae, un par de planchas de madera
o metal que al cerrar la mano chocaban
y provocaban sonidos muy característicos, como las castañuelas actuales. Designadas en ocasiones como crótalos, su
origen puede rastrearse en el mundo del
Egipto antiguo y el Oriente Próximo donde también existían danzas que los romanos tildaban de eróticas.
La presencia de estas muchachas en
una reunión social dejaba bien claro el
carácter que ésta iba a tomar. Plinio el
Joven (Epístolas 1, 15, 3) comenta que
sus bailes y demás actos acompañaban
cenas con una descripción de platos que
hoy se denominarían "eróticos", por lo
que debían ser invitadas a reuniones muy
específicas. Alguna que otra llegó a disfrutar de la inmortalidad de su nombre
HISTORIA ANTIGUA. LAS BAILARINAS DE CÁDIZ
1 1 . Juvenal coronado. El poeta habló en sus Sá-
gracias a Marcial, que afirma de una tal
Teletusa:
tiras de estas bailarinas. 1 2 . Balbo. Nacido en
Cádiz, fue un gran estadista en la República.
Capaz de resucitar a los muertos:
Diestra en adoptar posturas lascivas al
compás de las castañuelas béticas y
en bailar según los ritmos gaditanos, la
que haría empalmarse al trémulo Pelías
y al marido de Hécuba junto a la pira de
Héctor, Teletusa, abrasa y atormenta a
su antiguo señor: la vendió como esclava
y ahora la recompra como señora. (VI, 71)
En una de las composiciones priapeas,
o cantos al dios itifálico Príapo, también se
hace referencia a esta mujer o a alguien
con su mismo nombre, de la que se dice:
Si la trotacalles Teletusa, un día con las
caderas al aire [y agitando el vientre de
aquí para allá] se te meneara moviendo
el espinazo podría con tales artes, oh
Príapo, no sólo conmoverte a ti, sino
también al mismo hijastro de Fedra. (19)
Otros versos priapeos mencionan a una
tal Quincia, de la que se dice:
Parece que por su erótica sensualidad la misma Gadir
fue famosa, como reza Marcial en su epigrama 79 del
libro VI, Las muchachas de la licensiosa Cádiz
Quincia, delicias del pueblo,
conocidísima del Circo Magno, experta
en menear sus vibrantes nalgas,
deposita en ofrenda a Príapo los
címbalos y crótalos, sus instrumentos
de calentamiento, así como los
tambores golpeados con firme mano. En
compensación suplica ser siempre grata
a los espectadores y que su público esté
siempre erecto como el dios.
Parece que por su erótica sensualidad la
misma Gadir fue famosa, como reza Marcial en su epigrama 79 del libro V I " Las muchachas de la licenciosa Cádiz" a pesar de
que la mención gaditana podría designar a
parte de la actual Andalucía y no solamente a la ciudad. De hecho el término "gaditano" comenzó a ir parejo al concepto de
lo erótico cuando no de lo pornográfico,
algo que sin embargo ha pasado casi ignorado por la historiografía española. Aunque
Rodrigo Caro las menciona como "muchachuelas de Cádiz" en su Días geniales y
lúdicos en pleno siglo XVII, hasta el siglo
XIX no se prestó atención científica con la
persona de Joaquín Costa y su trabajo Las
juglaresas gaditanas en el Imperio Romano. Sin embargo fue más bien una gota
en un desierto que tuvo que esperar a los
años 40 del siglo XX con los estudios de
García y Bellido. A la novedad del tema se
sumaba el estigma sexual, en una tenden-
cia que de hecho afectó a casi todos los
estudios de la sexualidad histórica en Europa hasta mediados del siglo XX. Actualmente, aunque no hay tampoco una gran
cantidad de investigadores, sí se ven ciertas posibilidades que nos desvelan estas
doncellas gaditanas: costumbres sociales
y sexuales, existencia de cultos orientales,
relaciones entre Gades y Roma, existencia
de formas de danza y música determinadas, etc.
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