Opinión eltelegrama, sábado 1 de marzo de 2014 Mi opinión De un virtual e interesado “caos total” Alberto Benzquén. Periodista. Estuve viendo el pasado domingo en La Primera, "La Jungla de Cristal 4.0". La última entrega de John McClane (Bruce Willis), un policía de la vieja escuela, pero con los conocimientos necesarios para frustrar cualquier tipo de amenaza. Para quienes no hayan visto esta película (le recomiendo que la vean tras leer lo que hoy les quiero contar), versa sobre un grupo terrorista que bloquea el sistema de ordenadores que controla las comunicaciones, el transporte y el suministro de energía. El cerebro de la operación había estudiado minuciosamente hasta el más mínimo detalle. Con lo que no contó fue con la aparición de McClane que le desbarató sus propósitos. Salvando lógicamente las distintas. Aquí ni hay terroristas, ni se ha bloqueado nada (más allá de los ordenadores de la CAM durante algunas horas), el argumento de esa película me recordó mucho a lo que algunos están tratando que pase en Melilla. En la película, los terroristas pretendían crear un "caos total". Es más, utilizaban las televisiones y los medios de comunicación para hacer creer a los estadounidenses que habían volado el Capitolio y habían arrasado con Wall Strett. Todo de manera virtual y utilizando para ello el poder que hoy por hoy tiene Internet. Insisto, salvando las distancias entre la ficción de esa "Jungla de Cristal 4.0" y la realidad, lo que están tratando de hacer en Melilla los partidos de la oposición en bloque (tanto los de dentro como los de fuera de la Asamblea de Melilla) es hacer creer que en Melilla en estos momentos, existe un "caos total". Quieren hacernos creer que la Ciudad Autónoma de Melilla sigue tomada por la Guardia Civil, que los inmigrantes siguen entrando sin cesar a través de la valla fronteriza, que el delegado del Gobierno y el coronel de la Guardia Civil siguen en los juzgados, y ya para colmo, ¡que horror!, nos dicen que el presidente de la Ciudad se niega a convocar una Junta de Portavoces para decirles a los grupos de la oposición en la Asamblea que no se les puede decir nada de esa acción policial y judicial del pasado miércoles en Melilla, porque está bajo secreto del sumario. Ya sólo falta que algunos quieran hacernos creer, utilizando internet, las redes sociales y alguna televisión, que los tanques del Ejército están en la calle, que La Legión ha salido para defendernos de la inmigración, que el dinero de los melillenses, como cual corralito, se ha esfumado, o que en la Consejería de Economía es el famoso fantasma de la monja del Hospital de la Cruz Roja la que hace y deshace a su antojo. Ya debió hacer algo hace no muchos meses, cuando como por arte de magia, desaparecieron algunos documentos de un expediente que se le entregó a un diputado de la oposición. Evidentemente nada de esto último que les acabo de contar es cierto. Ni de lo último, ni de lo primero. En Melilla, por mucho que algunos se empeñen en crear una realidad virtual, ni existe "caos total" alguno, ni nada que se le parezca. Aún así, me van a permitir que continúe con esa comparación, entre lo que el ideólogo de la oposición ha diseñado en torno a todo este asunto de la Operación Opera, con la inestimable ayuda de alguien al que no le debe gustar mucho, o nada que Imbroda sea el presidente de todos los melillenses, y lo que esos terroristas de "La Jungla de Cristal 4.0" quisieron crear en Estados Unidos. Si ustedes se fijan en los titulares de ayer, todos iban en una misma dirección. Empezando por el titular de portada del diario Melilla Hoy que a cinco columnas decía: "La Operación Opera halla indicios de cohecho, malversación, fraude y blanqueo de capitales". Algo que no olvidemos, se dice en un auto judicial en base a unas actuaciones policiales del año 2009, que derivaron en las actuaciones del pasado 12 de septiembre y que a tenor de lo visto y vivido el miércoles, no debieron servir para probar y demostrar nada. Por su parte, el segundo ideólogo de ese pretendido "caos total", Mustafa Aberchán, decía que "las estructuras técnicas y políticas de la Ciudad están cuestionadas", omitiendo, a diferencia de lo que ha hecho durante tres años y medio, la presunción de inocencia como sí reclama en el que por mucho que quiera ocultarlo, ha sido el caso más grande de corrupción política en Melilla: el de la compra de votos por correo a cambio de inexistentes puestos de trabajo en planes de empleo. ¿Y qué decir del Partido Socialista? Que animó a su entorno a decir de lo que se dijo del juez titular del Juzgado de Instrucción Número 5 de la ciudad. Pues ahora, situándose del lado de la justicia, su todavía secretario general dice que "ya nadie puede confiar en quienes están gestionando los contratos públicos", en referencia a miembros y técnicos del Gobierno de la Ciudad. Claro, sin preguntarse si en quien sí debemos confiar es en quien tiene al que fuera su asesor o jefe de gabinete imputado por un tema de salvoconductos falsos entregados en la Delegación del Gobierno, que el propio Escobar dirigía. O, quizás ocultando, como lleva tiempo haciendo, su situación procesal en esa trama del voto por correo, en la que se le imputan delitos muy graves. En cuanto a Populares en Libertad, que justo es decirlo así, ha abducido ya del todo a PSOE y CpM y se ha hecho con las riendas de la oposición, Julio Liarte, ha vuelto a reclamar la dimisión del presidente de la Ciudad, "por no haber tomado las medidas necesarias". No sé bien a qué medidas se refiere, pero desde luego, no creo que sean dejar en sus manos la gobernabilidad de Melilla, cuando por ejemplo, es incapaz de oír en el Salón de Plenos una crítica o sin ir más lejos, estuvo años y años cobrando suculentas retribuciones de ese mismo Gobierno, al que ahora criminaliza y responsabiliza de lo que imagino, sólo él debe saber, cuando se atreve incluso a especular hasta con posibles nuevos registros en viviendas particulares. Y todos estos juntos, insisto, perfectamente guiados por "la mano que mece la cuna", van y piden un Gobierno de concentración. Un Gobierno imagino, hecho a imagen y semejanza del que montó Aberchán en 1999 y que acabó con fotocopiadoras lanzadas por la ventana de la Consejería de Medio Ambiente, con robos de sellos de áreas de gestión de la Ciudad Autónoma, con carreras por los pasillos de la primera planta del Palacio de la Asamblea y con entradas y salidas de partidos en ese Gobierno, que duró escasamente un año y un mes, ante la insostenible situación que se vivía en Melilla. ¿Eso es lo que quieren estos señores? Piden eso y para reforzar su petición y tratando de mostrarle a los melillenses una imagen de ese "caos total", debidamente apoyado en redes sociales, van y se niegan a participar de la Sesión Plenaria de la Asamblea que se celebró ayer. Hacen eso, y después juntitos como buenos "hermanos" (no sé si musulmanes, hebreos o cristianos) se sientan ante los medios de comunicación para engañarlos y seguir con esa ceremonia de la confusión debidamente creada de antemano. Ellos, que tanto critican y satanizan a los medios de comunicación "subvencionados", los utilizan y se valen de ellos, para lanzar su mensaje del "caos total" a una ciudadanía que ayer seguía yendo al mercado, a las tiendas, andando y circulando por calles y aceras de la ciudad, tomando café y leyendo gratis los periódicos, o incluso, como sucedió anoche en un abarrotado Teatro Kursaal, disfrutando de ese arranque del Carnaval de Melilla 2014. Y eso es lo que les mata a todos estos del clan de la Cafetería Arenal. Que los melillenses, hasta sus propios votantes, no han visualizado ni padecido ningún "caos total". Que la mayoría silenciosa de ciudadanos melillenses, puede estar extrañada o preocupada, pero para nada alarmada ni asustada, como el segundo ideólogo de todo esto, quiere hacernos creer. Que los melillenses saben que al final, será la justicia y no la oposición, la que diga si de verdad hay o no algo de cierto en todo este asunto. Y lo que para mí entiendo que es más importante, que nuestro Gobierno, el de todos los melillenses, sigue ahí al pie del cañón, con sus aciertos y sus errores, trabajando y con la conciencia muy tranquila, sabedor, como así lo dijo ayer el presidente de todos los ciudadanos melillenses, Juan José Imbroda, que ninguno de ellos ha metido la mano en la caja para llevarse nada que sea de los ciudadanos melillenses.