Ciclo B - Domingo XXI del Tiempo Ordinario

Anuncio
Lecturas: Josué 24,1-2a.15-17.18b; Efesios 5,21-32 y Juan 6,60- 69
¿A quién vamos a acudir?
El evangelio de este domingo es sorprendente por lo que dice y por lo que implica. “Su enseñanza
es muy difícil de aceptar”. Pues si lo dicho os escandaliza, qué pasaría si vierais”… Y “muchos
se alejaron de él”… Ante la reacción de la gente, surge la pregunta de Jesús: “¿También vosotros
queréis iros?”
“Señor, ¿a quién iremos? Tus palabras son de vida eterna. Nosotros hemos creído, y sabemos
que tú eres el Santo de Dios”. Toda una profunda y auténtica profesión de fe.
¿Por qué nos quedamos?
La pregunta del Señor, “¿también vosotros queréis marcharos?”, implica otra pregunta que cada
uno deberíamos hacernos: “¿por qué nosotros nos quedamos?”
A nuestro alrededor son muchos los amigos, familiares, conocidos, que no se han quedado,
algunos ni con Jesús ni con la Iglesia. Algunos dicen, con bastante superficialidad, que las ramas
caídas eran las secas y podridas; la tempestad también arranca ramas llenas de verdor y de buenos
frutos y con más facilidad cuando el peso de los frutos es mayor. Pues, en medio de la tempestad
que azota a la Iglesia y a la sociedad, que ha arrancado, en cantidad y calidad, ramas de su tronco,
¿por qué nos quedamos nosotros? ¿Por pura inercia de la educación recibida, por una larga
costumbre adquirida?
Tú tienes palabra de vida eterna
Yo creo que la primera respuesta es porque el Señor no permitió que la tempestad nos azotara
con furia. Y, porque también para nosotros, “tú tienes palabras de vida eterna”. El peso de la
palabra del Señor es el ancla que nos sujeta a Jesús, la palabra que, sin ruido, sin sonido, sin ser
pronunciada, habla al corazón. Palabra sincera que no nos engaña, no nos oculta la dificultad,
nos habla de seguirle con la cruz, pero fortalece, alienta y consuela; palabra que va derecha al
corazón y allí da peso para que la tormenta no lleve nuestra pequeña barca. Ningún otro apóstol
fue capaz de contestar al Señor como lo hizo Pedro, pero la adhesión de la mayoría fue tan firme
como la de Pedro… Vamos a decirle al Señor con Pedro y con los apóstoles: ¿Señor a quien
vamos a ir? Nos quedamos junto a ti, aunque no sepamos explicar, en nuestra ignorancia, las
razones… no necesitamos palabras para estar a gusto junto a las personas que queremos.
Sin duda, uno de los mayores servicios que podemos realizar en la Iglesia actual es poner
la persona y el mensaje de Jesús al alcance de nuestros hermanos. Muchos cristianos que se han
ido alejando de la Iglesia porque no siempre han encontrado en ella a Jesucristo, sentirán de
nuevo aquello expresado un día por Pedro: “Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras
de vida eterna. Nosotros creemos”.
¿Señor a quien vamos a ir? Nos quedamos junto a Ti, aunque no sepamos explicar, en nuestra
ignorancia, las razones… Aquí nos quedamos porque tienes palabras que salvan. Y nosotros
hemos experimentado la salvación de Dios.
Nosotros creemos que tú eres el Santo de Dios
Propuesta.El final de esta serie de lecturas en torno a la Eucaristía se resume en la inspiración de Pedro:
“¡Señor solo Tú tienes palabras de vida eterna!”, por eso nuestra súplica hoy es: “Nosotros
creemos que tú eres el Santo de Dios”.
1. Por toda la Iglesia, para que mantenga con fidelidad el mensaje recibido de Jesús y lo
transmita con valentía. Oremos.
2. Por todos los cristianos, para que sepamos descubrir a Dios encarnado en la historia, en la
vida, en las diferentes situaciones humanas. Oremos.
3. Por todos los creyentes en Jesús, para que opten por seguirlo sinceramente con su vida, siendo
conscientes de los compromisos que eso implica. Oremos.
4. Por todas las personas con las que convivimos, para que hallen en su caminar la verdadera
palabra de vida y de libertad que solo se puede encontrar en Jesús. Oremos.
5. Por nosotros y por nuestra comunidad parroquial, por los que nos hemos reunido en esta
celebración…, para que nuestra reflexión sobre el evangelio vaya acompañada del deseo de
cambiar nuestra vida y ser fieles a Cristo y a su Iglesia. Oremos.
Oración.Padre, presentamos con humildad estas necesidades de tu pueblo; acógelas y ayúdanos a
descubrir que solo tú tienes palabras de vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén
Descargar