Experiencias personales Campo de concentración Unico remedio

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Experiencias personales
„M e doblaron el brazo por la espalda
y me sujetaron la cabeza con fuerza.
Intené resistir pero fue Imposible. Des­
pués me enteré que otros com pañe­
ros los bajaban hacia el agua con una
rondana, en lugar de em pujarles la
cabeza con las m anos“ .
„M e m etieron dos veces la cabeza
en la pileta y tragué cantidad de agua.
Siguieron preguntándom e y yo nega­
ba tener algo que ver con el MLN.
Entonces empezaron los insultos y
los peores agravios. Otra vez me hi­
cieron el .subm arino', pero además
me bajaron los pantalones y me in tro ­
dujeron alam bres en el ano y los re­
volvieron dentro."
„A hí perdí todo control respiratorio
y en la cuarta vez que me introdu­
jeron la cabeza en el agua perdí el
conocim iento. Después estuve varios
días con hemorragias.
„Un rato después desperté en un cu­
arto chico, tirado en el piso. Más
tarde, los mismos que me habían to r­
turado me sacaron de allí y m e con­
dujeron a la cárcel central, en el cuar­
to piso de la jefatura de policía, don­
de permanecí dos días."
„A llí estuve en un pequeño calabozo,
com pletam ente cerrado, sin luz y casi
sin aire. No me dejaron salir para o ri­
nar y tuve que hacerlo en la misma
ce ld a.“
„Aunque yo no lo sabía, lo peor ha­
bía pasado para mi. Porque, después
me enteré, el D 6 es el peor de todos
los lugares después del Noveno de
Caballería, el que tiene el cuartel en
la calle Cuchilla Grande."
„Tam bién en el D 6 le hicieron un
.subm arino con m aterias fecales a
un obrero m unicipal, por el simple
hecho de ser dirigente de la Asocia­
ción de Empleados y Obreros M uni­
cipales (ADEOM.“
Luego de las torturas sufridas en esa
dependencia de la policía y de los
dos días pasados en los calabozos
de la cárcel central, el entrevistado
de „Prensa Latina“ fue llevado a
„El C ilin d ro “ .
Campo de concentración
El ex prisionero polítíco describió
así su llegada al estadio-cárcel y las
condiciones de vida reinantes en es­
te:
„El centenar de com pañeros que es­
taba allí me recibió con un aplauso
— como lo hacen con todos los re­
cién llegados — que me em ocionó.
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Así quedan muchos hogares uruguayos después que las fuerzas conjuntas de
seguridad hacen una visita de „c o rte s ía “ a su moradores.
Había, sobre todo, dirigentes obre­
ros, m ilitantes estudiantiles y docen­
tes.
Después, al cam biar los objetivos re­
presivos del régimen, comenzaron a
llegar más personas vinculadas a la
enseñanza, y luego dirigentes políti­
cos Interm edios o de base de los
grupos políticos ¡legalizados.
„La policía uniform ada, en este caso
la de la com isaría de la zona, es la
que tiene a su cargo la custodia de
„El C ilin dro", auxiliada, en el exterior
del estadio por la guardia m etropoli­
tana, policía m ilitarizada armada de
m etralletas, y por la policía a caballo
(guardia republicana), que recorre
los alrededores.“
„En ,EI C ilindro' no hay camas ni co­
modidades. Se duerme debajo de una
de las gradas, con los bancos del es­
tadio colocados a manera de camas.
El colchón, las frazadas y las sába­
nas tienen que llevarlas los fam iliares
de los detenidos.“
Unico remedio
„A los presos les está prohibido su­
bir a las gradas y se les obliga a lim ­
piar los baños, el rancho que se en­
vía es absolutam ente incom ible. En
más de una ocasión venía podrido,
con gusanos o desperdicios."
„Tan mala era la com ida que uno de
los m édicos de la policía nos acon­
sejó que sacáram os una muestra pa­
ra analizarla y hacer una denuncia
en sanidad policial. Claro que ese mé­
dico era bastante tratable y parecía
preocuparse algo por los presos."
„El otro médico, en cambio, aunque
el detenido tuviera cáncer, pulmonía,
tuberculosis, gripe o cualquier otra
cosa, mandaba dos aspirinas como
único rem edio.“
„P or suerte nos permitían hacer la
comida. Claro que no hay cocina,
pero a un costado de las gradas,
dentro del mismo estadio, teníamos
EXPRÉS ESPAÑOL / Agosto 1974
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